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Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo analizar distintas experiencias de trabajo comunitario en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Algunas de ellas trabajan en temas específicos de prevención del consumo problemático de drogas, mientras otras realizan actividades que caracterizamos como promoción de la salud, incluyendo actividades artísticas, culturales, deportivas y otras[1].

Nuestro trabajo parte de la evidencia de que la mayoría de las intervenciones destinadas a trabajar el consumo problemático de drogas han sido insuficientes o inadecuadas, tanto en Argentina como en otros países de la región. Los resultados en su gran mayoría han sido magros, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, de organizaciones de la sociedad civil y otros grupos, y de los recursos invertidos en ellas.

La mayoría de dichas intervenciones sostienen la idea de que el consumo de drogas podría ser eliminado en lugar de aceptar que las drogas han estado presentes en todas las culturas y en todos los tiempos; mantienen una falsa dicotomía entre drogas “ilícitas” y “legales”; muchas de ellas basan sus respuestas solamente en la asistencia a los usuarios en lugar de invertir esfuerzos en las causas de la adopción de las prácticas de consumo problemático; aíslan el consumo de drogas de otras problemáticas sociales; dejan de lado la participación de los usuarios y/o los estigmatizan; han trabajado más en la identificación de los factores de riesgo que conducen al consumo problemático que de los factores protectores en relación con éste, por citar los aspectos más relevantes que pueden haber influido en la escasez de resultados positivos [2].

En el presente trabajo exploramos actividades de distintas organizaciones en ciudad de Buenos Aires, municipios del gran Buenos Aires y localidades de la provincia de Córdoba que consideramos innovadoras en el campo de la atención/prevención del consumo problemático de drogas, ya sea por los modos en que han nacido y crecido, por las actividades que proponen y las metodologías que utilizan, por las articulaciones que llevan a cabo con otras instituciones trascendiendo los sectores tradicionales de intervención, por la concepción de usuarios de drogas y de consumo que pregonan, entre otras dimensiones. Nos interesaron tanto aquellas organizaciones que abordan de modo específico los consumos problemáticos de drogas como aquellas que por sus objetivos y metodologías de trabajo colaboran con la promoción de la salud de distintos grupos. Las invitamos a participar de un relevamiento de sus principales actividades primero, y de un taller de intercambio y reflexión después.

Las organizaciones e intervenciones que hemos relevado son heterogéneas y podríamos agruparlas en tres tipos:

  1. Aquellas que abordan específicamente los consumos problemáticos de drogas como un tema de salud pública –orientadas tanto a la prevención como al tratamiento.
  2. Aquellas que abordan los consumos problemáticos de drogas en sus vinculaciones con la marginalidad y la vulnerabilidad –nuevamente orientadas a la prevención y/o al tratamiento– pero desde un enfoque integral de estas condiciones.
  3. Aquellas que trabajan temáticas no vinculadas de un modo directo a los consumos problemáticos de drogas –como las iniciativas deportivas, educativas, comunicacionales y culturales– pero que consideramos son intervenciones de promoción de la salud pues apuntan a generar espacios valorados que promueven personas críticas y reflexivas, y desarrollos de proyectos de vida.

La mayor parte de estas organizaciones trabajan en territorio, con excepción de algunas que se dedican a armar redes entre las organizaciones, constituyéndose en instituciones mediadoras. Algunas emergieron de la comunidad donde intervienen y otras se formaron cuando ciertas personas interesadas en alguna problemática social se acercaron a un barrio o comunidad para trabajar en conjunto. En muchos casos los tres tipos de organizaciones trabajan articuladamente. Sería deseable a nuestro entender que esto se diera de un modo regular, a los fines de incrementar los beneficios para las poblaciones a las que se dirigen. Por ejemplo, los centros de salud o instituciones que trabajan con consumidores problemáticos de drogas articulan en ocasiones con instituciones que realizan actividades artísticas para dar espacio a la expresividad, para ofrecerles formación o para otorgar otros sentidos al tiempo de ocio; mientras que las organizaciones que ofrecen actividades culturales, educativas y deportivas se acercan a los centros de salud o centros especializados para obtener información y capacitación sobre prevención y promoción de la salud, y orientación en casos puntuales de consumos problemáticos de drogas. Estas conexiones ocurren más por “agenda de contactos” que por “acuerdos institucionales”, pero muestran la relevancia de articular organizaciones con objetivos y alcances disímiles.

Asimismo, hay algunos problemas que comparten todas las organizaciones relevadas. Las principales dificultades que surgieron se referían a la financiación, y por lo tanto a la sustentabilidad de las acciones, lo que en ocasiones obstaculiza la adecuada programación y continuidad de las mismas, a pesar de los logros obtenidos. Otra dificultad está vinculada con los obstáculos relativos a la evaluación y sistematización de las actividades. Si bien se trata de tareas que todas consideran que es necesario realizar, la mayor parte revela que las propuestas más difundidas para llevarlas a cabo resultan demasiado abstractas, tanto en su lenguaje como en sus procedimientos, a lo que se suma el hecho de que no se sabe quiénes podrían llevar a cabo esas tareas al interior de las organizaciones.

En este documento nos proponemos, entonces, dos objetivos. En primer lugar, definir y especificar las principales características de lo que hemos dado en llamar el Modelo de Abordaje Socio Comunitario del consumo problemático de drogas, construido en base al trabajo de varios años de nuestro equipo de investigación, para el cual el estudio que aquí se relata ha sido central. En segundo lugar, ofrecemos una herramienta para que organizaciones comunitarias de diverso alcance puedan sistematizar sus actividades y proyectos.

Hemos resumido las experiencias de todas las organizaciones e instituciones que hemos relevado en esta investigación relacionándolas con los distintos aspectos del modelo de abordaje sociocomunitario. Estos ejemplos se presentan en recuadros y pretenden dar cuenta de cómo muchas de las actividades que distintas organizaciones desarrollan están en línea con un abordaje alternativo y comunitario de los consumos problemáticos de drogas.

Los invitamos entonces a recorrer las siguientes páginas con la mirada puesta en el intercambio y la crítica constructiva.


  1. El presente trabajo surge a partir de un estudio colaborativo multicéntrico realizado en Ciudad de Buenos Aires, partidos del Gran Buenos Aires y Provincia de Córdoba financiado por la Comisión Nacional Salud Investiga a través de las becas Ramón Carrillo Arturo Oñativia, año 2013.
  2. Para quienes quieran ampliar estos aspectos consultar en Kornblit, A. L.; A. C. Camarotti y P. F. Di Leo (2012). “Cultura y subjetividades: un enfoque alternativo al de conductas de riesgo. Implicancias para intervenciones comunitarias”. En II Congreso Internacional: Adicciones: un enfoque socio-sanitario. Ciudad de Salta: Secretaría de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones, Ministerio de Salud Pública, Gobierno de la Provincia de Salta.


2 comentarios

  1. Julieta Márquez 11/07/2017 11:53 pm

    quiero leerlo completo

  2. Julieta Márquez 11/07/2017 11:53 pm

    quiero leer el libro

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