Marcelo Medeiros[1]
La desigualdad es una enfermedad endémica en América Latina. Las políticas sociales son una manera de luchar contra ella. Ciertamente, no es la única, pero su importancia es indiscutible, proveen bienes y servicios que de otra forma no podrían ser accesibles a la población más pobre. Es a través de estas que el Estado interviene para propender a una sociedad menos desigual.
Considerando la importancia del problema que las políticas sociales deben enfrentar, y el papel que estas tienen en el funcionamiento del Estado, es evidente que deben ser objeto de evaluación y control público. La evaluación es una manera de identificar buenas prácticas, solucionar problemas y favorecer a una mejora en la ejecución de dichas políticas. La existencia de una evaluación sistemática es también una manera de controlar los servicios públicos y proteger contra la apropiación indebida de los recursos.
Pero más allá de los bienes y servicios que reciben los beneficiarios de los programas, muchas de las políticas sociales benefician a toda la comunidad. ¿Alguien duda de que es mejor para todos vivir en una sociedad con la educación estándar de calidad? Esto llama la atención sobre dos resultados importantes de las políticas sociales: sus efectos directos sobre los beneficiarios, y los indirectos, que afectan a grupos mucho más grandes. Efectos que pueden ser tanto positivos como negativos; después de todo, las políticas sociales también pueden tener su lado negativo. Está claro que es imposible abarcar todos los resultados directos, indirectos, positivos y negativos de una política. Sin embargo, es de gran miopía evaluar una política e ignorar esta gama de efectos.
Controlar programas, por tanto, puede ser una tarea compleja. Nada mejor para hacer frente a la complejidad que una buena planificación. Aquí es donde entra el libro de Alexis Poet. Su atención se centra en primer lugar en el diseño de los procesos de evaluación y control público de las políticas sociales y, en segundo lugar, en la ejecución de estos procesos. Este libro avanza sobre herramientas y conceptos que van desde la definición de los principios generales que pueden orientar las evaluaciones, hasta discutir elementos de la auditoría de gestión y rendimiento. El texto está escrito con el fin de combinar recomendaciones conceptuales y debates sobre la forma de aplicar los procedimientos de evaluación. El libro ofrece ejemplos concretos de planificación de la auditoría de programas de transferencias condicionadas, que pueden generalizarse y adaptarse fácilmente a otros tipos de programas.
Conduce este libro, la idea de que el programa de auditoría social requiere poner la atención en dos lugares. Por un lado, se centra en las causas, tanto de los problemas como de los éxitos, que identificarán lo que se debe cambiar en los programas, para luego proporcionar buenos modelos de trabajo en pos de orientar este cambio. Por otra parte, se centra en los efectos, indirectos y negativos, a fin de permitir una evaluación global de los resultados de acciones de gobierno, con el objetivo de responder si los programas están cambiando la realidad tal y como se quería, y en qué magnitud.
De lectura buena y ágil, demuestra un esfuerzo claro y exitoso para sintetizar las recomendaciones que se pueden implementar de manera efectiva en el ámbito de la auditoría en la Argentina, considerando el tiempo y tipo de personal disponible para estas actividades. En este sentido es un libro cuyo público principal son los auditores y evaluadores de políticas públicas, así como los responsables políticos que necesitan comprender cómo y por qué se evalúa.
- Ipea y UnB, Brasil↵