Dentro de las Políticas Comunitarias de Salud Mental, pueden pensarse al menos dos posibilidades no excluyentes de articulación entre la Atención Primaria de La Salud (APS) y la Salud Mental: la incorporación de acciones de Salud Mental en las prácticas de APS y la aplicación de los principios de APS a los procesos de desinstitucionalización psiquiátrica. Mientras que el primer modo ha constituido el eje de la política de salud mental de la provincia de Neuquén, el segundo ha sido el eje de la política de salud mental de la provincia de Río Negro.
En el marco de esta realidad sanitaria, a través del Proyecto Dispositivos de Atención en Salud Mental orientados a niños y niñas. Estudio descriptivo en los Sistemas Públicos de Salud de Río Negro y Neuquén, período 2014-2015, cuyo desarrollo y resultados presentamos en este libro, nos propusimos caracterizar prácticas en salud mental orientadas a niños desarrolladas en los sistemas públicos de salud mencionados.
El marco teórico de esta investigación estuvo conformado por dos grandes ejes: 1. Conceptualizaciones acerca de la salud mental, la niñez y las prácticas en salud y 2. Articulaciones entre Salud Mental y Atención Primaria de la Salud.
Se trató de un estudio de tipo descriptivo transversal con un enfoque cualitativo que incluyó, además, datos de tipo cuantitativo. Los instrumentos de recolección de datos fueron: la revisión de la documentación sanitaria existente, la realización de encuestas y entrevistas, y la realización de observaciones con apoyatura de registro fotográfico y videos. El análisis de datos se basó en el concepto de triangulación metodológica y está inspirado en la teoría fundamentada y en el método de comparación constante.
En el presente apartado desarrollamos una introducción a la problemática, presentamos los antecedentes de investigación encontrados y contextualizamos los sistemas de salud mental de las provincias de Río Negro y Neuquén, donde se llevó a cabo la investigación.
Escenarios regionales
Durante el trabajo de recopilación de información para realizar el estado del arte del tema, encontramos un conjunto heterogéneo de antecedentes. En primer lugar, se encontraron artículos[1] referidos a investigaciones que se propusieron estudiar dispositivos clínicos de atención a niños desde una metodología cualitativa y/o cuantitativa. En general, se buscaba conocer los efectos en los niños, sus padres y/o adultos responsables de las intervenciones realizadas en el marco de dispositivos clínicos. Observamos que la información se obtuvo, en la mayoría de los casos, del registro de una muestra de sesiones. Si bien los objetivos propuestos eran los mencionados, notamos que los datos analizados y presentados como resultados tienden a plantearse en términos de adecuación o no del manual de códigos de intervenciones de investigaciones relacionadas previamente. Algunos de los estudios relevados dan cuenta de los efectos de la participación de los niños y adultos en los dispositivos estudiados y hacen recomendaciones para su mejora. Todos los estudios de este grupo consideran, además, la necesidad permanente de reflexionar desde la práctica clínica con auxilio de la investigación para evitar los caminos únicos y poder revisar dispositivos y conceptos de la clínica. Finalmente, cabe mencionar que todas las investigaciones agrupadas en este eje estudiaron espacios de atención vinculados al ámbito universitario, sin involucrar dispositivos dependientes del ámbito sanitario, donde la relación clínica-investigación podría ser diferente. Asimismo, las investigaciones encontradas limitan sus resultados a la observación de un único dispositivo.
En un segundo eje, agrupamos seis investigaciones[2] que describen y analizan programas de Salud Mental con niños y adolescentes y la actuación profesional de los efectores a cargo. Algunas de las investigaciones buscaban conocer, además, si los programas estudiados cumplían con los objetivos propuestos, con la finalidad de obtener información que les permitiera formular recomendaciones para redireccionarlos o mejorarlos. Observamos que en el marco teórico de estos estudios se combinan aportes del psicoanálisis, del campo de Salud Mental Comunitaria, de las investigaciones en sistemas y servicios de salud, de las reformas en sistemas de atención en Salud Mental y conceptos del campo sociológico. Allí se presentan desarrollados los conceptos de salud mental y de buenas prácticas. La metodología utilizada triangula información de datos obtenidos de fuentes secundarias y primarias, y predomina un abordaje de tipo cualitativo. Notamos que las investigaciones incluidas en este eje dan cuenta de la complejidad de los procesos y resultados de los programas de atención en Salud Mental. El estudio de Stolkiner (2011) plantea la articulación entre APS y Salud Mental, y en él cobran importancia para el estudio aquí propuesto las dimensiones de análisis seleccionadas: la dimensión teórico-contextual, la de definición de políticas y la dimensión subjetiva de las concepciones y prácticas de los actores. Por su parte, el estudio de Barcala (2013) investiga las políticas y prácticas de las instituciones sanitarias, y plantea la necesidad de revisar los discursos y concepciones de la niñez que subyacen a aquellas, en tanto impactan de forma positiva o negativa en los procesos de constitución subjetiva de los niños, niñas y adolescentes. Consideramos que los estudios de Barcala son similares al que aquí proponemos, aunque abarcan períodos temporales y espacios geográficos diferentes.
Por último, existen en la región dos investigaciones finalizadas[3] y una en curso[4] que abordan el tema que nos interesa. Las dos primeras investigaciones realizadas por Parra, M. A. (2012; 2013) describen dispositivos de atención a niños y sus familias que se desarrollan en Zona Sanitaria Metropolitana de la provincia de Neuquén. Se consideran relevantes para el presente proyecto los aportes conceptuales del marco teórico, especialmente la definición de buenas prácticas y de dispositivos de Salud Mental. Cabe destacar que en dichas investigaciones los dispositivos son definidos desde la perspectiva de una interfase entre trabajo clínico y comunitario. Metodológicamente y en sus objetivos, son antecedentes directos de nuestro proyecto, aunque el área de estudio es más restringida. La tercera investigación, dirigida por Estévez, A. (2011), se plantea como objetivo estudiar las problemáticas de Salud Mental en la infancia y los niveles de vulnerabilidad psicosocial en niños y niñas escolarizados de la ciudad de Cipolletti. Dicho estudio nos interesa porque aborda la temática de salud mental e infancia en el nivel regional y realiza aportes conceptuales en el marco teórico. Sin embargo, no se refiere a dispositivos clínicos de abordaje, lo cual consideramos una diferencia significativa respecto de la propuesta del presente proyecto.
Infancia y buenas prácticas en salud mental
Tanto la vida prenatal como la primera infancia son momentos fundamentales en la vida de los seres humanos, tiempos fundacionales en la constitución subjetiva, la construcción de la intersubjetividad y el desarrollo de los primeros vínculos, por lo cual se tornan períodos prioritarios para pensar intervenciones preventivas desde el ámbito de la salud mental (Fushimi y Giani, 2009; Pedraza y otros, 2006). Así, desde la perspectiva de la salud mental, las prácticas en el trabajo con niños que abordan estas etapas vitales claves en la estructuración psíquica del ser humano, adquieren relevancia por su potencial preventivo y de promoción de la salud.
Asimismo, las buenas prácticas de salud mental en la atención de niños y niñas adquieren sentido ya que implican desafiar los actuales discursos hegemónicos que, según Barcala (2013), naturalizan la psicopatologización/medicalización/desatención de la niñez y cierran las posibilidades de llevar adelante acciones creativas y prácticas comunitarias que inviten a la inclusión y a la socialización y que garanticen el derecho a la salud. Esta psicopatologización/medicalización/desatención de la niñez da cuenta de la falta de políticas públicas en el área de la salud mental infantil[5] y de la consecuente inmersión de la lógica del mercado en dicho campo.
Desde la perspectiva de la salud mental, se entiende que todo ser humano es, desde su concepción, un sujeto entramado en una red vincular y social compleja. Sujeto desde, entre, con y para otros. Sujeto entramado en una red intersubjetiva, en lazo social. Precisamente, en el niño, la constitución de las redes representacionales se encuentra posibilitada por el sostén de un otro, el cual puede construir y brindar un espacio psíquico para él. Para pensar al niño y la psicopatología infantil, es necesario ubicar el contexto en el que nos encontramos inmersos, del que formamos parte y que en cierta medida nos determina. Es decir, que aquello que se espera de los niños, lo que sería sano o patológico, será diferente en las distintas épocas y los distintos grupos sociales. Es por ello que cada época y cada grupo social tiene su propia representación de lo que debe ser un niño y cuáles son los modelos de maternidad y paternidad (Janín, 2013).
Según Burijovich (2011), la expresión “buenas prácticas” destaca aquellas acciones cuyos resultados han sido positivos y que, por este motivo, pueden ser consideradas como modelos, guías e inspiración para futuras actuaciones. En este marco, podemos pensar cuáles son los desafíos en la creación de buenas prácticas de salud mental en la atención de niños y niñas teniendo en cuenta que tanto las intervenciones sobre los niños como su permanencia están determinadas por una voluntad de poder sobre los sujetos infantiles, que engendra el cuadro actual de saberes sobre el niño (Foucault, 1991). En ese sentido, deberíamos poder situar a un niño en las mejores condiciones de subjetivación posibles, sin reducirlo a objeto de un saber de la medicina y la psicología (Janín, 2013).
De este modo, para garantizar el derecho a la salud mental y evitar prácticas desubjetivantes y desestructurantes, toda política de salud mental en la niñez debería impulsar procesos de desinstitucionalización/desmedicalización/despatologización a la vez que debería incluir prácticas comunitarias subjetivantes y estructurantes dentro del proceso de atención a la salud/enfermedad.
Desde la presente investigación, nos proponemos favorecer la pesquisa de prácticas que posibiliten la construcción colectiva y la multiplicación de dispositivos comunitarios y subjetivantes desde un modelo de salud mental comunitaria y desde el entendimiento de que la investigación debe estar ligada a ideas de compromiso, participación y transformación social.
Sistema de Salud Mental/Psicosocial en las provincias de Río Negro y Neuquén
A continuación, contextualizaremos los sistemas de salud mental de las provincias de Río Negro y Neuquén, donde se llevó a cabo la investigación.
El sector salud de las provincias de Río Negro y Neuquén tienen las mismas características de fragmentación que el sector salud en Argentina, que se conforma con tres subsectores: el público, el privado y el de las obras sociales. Cada uno con lógicas y prácticas diferentes.
En ambas provincias, el subsector público alcanza la totalidad de las localidades a través de Hospitales y Centros de Salud, así como a las comunidades rurales, por medio de puestos sanitarios y/o visitas periódicas desde el hospital de referencia. En la mayoría de las localidades del interior de las provincias, dicho subsector público es el único prestador de salud. Los subsectores privado y obras sociales han localizado sus efectores en las ciudades de mayor concentración poblacional, y existen algunos centros médicos ambulatorios y consultorios particulares en algunas localidades del interior provincial.
Asimismo, en ambas provincias el subsector público comprende diversos niveles: uno central normativo y de conducción general (Ministerio de Salud) y una red integrada por los establecimientos prestadores de servicios. Cada provincia tiene definidas regiones o zonas sanitarias, integradas a través de una red de establecimientos escalonados en niveles de complejidad creciente (complejidad de I a VI, según clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en base a las prestaciones que el establecimiento puede brindar).
Cada zona sanitaria se subdivide en áreas programáticas locales, que implican una responsabilidad sobre la población comprendida en ese territorio. En cada región o zona sanitaria, hay un hospital cabecera zonal de mediana o alta complejidad con el cual se vinculan, a través de interconsultas y derivaciones, otros hospitales de mediana o baja complejidad ubicados en localidades vecinas.
En el caso de Neuquén, el Hospital Provincial Dr. Castro Rendón, ubicado en la ciudad de Neuquén capital, es el establecimiento de máxima complejidad del sistema, y centraliza gran parte de la atención sanitaria, a tal punto que tiene el rango de una zona sanitaria más. Por otra parte, existe un hospital de referencia interzonal en la Ciudad de Zapala.
Las zonas sanitarias en Río Negro son seis e incluyen un total de 36 Hospitales Generales de Área Programa y 170 centros de salud.
Programas de Salud Mental Comunitaria de Río Negro y Salud Psicosocial de Neuquén
Los Programas de Salud Mental del subsector público de cada provincia tienen características muy distintas en cuanto a su integración organizativa, disponibilidad y estructura de servicios, y trabajadores del área de salud mental comunitaria/salud psicosocial. Consideramos que estas diferencias se corresponden con diversos modos de incluir la atención en salud mental dentro del sistema sanitario público y con las concepciones, prioridades y políticas de salud mental subyacentes en cada programa provincial. En este sentido, consideramos que el Programa de Salud Mental Comunitaria rionegrino está organizado en función de la tarea de “desmanicomialización”,[6] definida como objetivo prioritario de su política. Por otro lado, la provincia de Neuquén se organiza en relación con el Modelo de Atención Primaria de la Salud, que ha sido su eje históricamente, y en torno de la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones, Ley Nº 26.657/10, desde su promulgación.
Integración organizativa a nivel central
En Neuquén, en el Ministerio de Salud existe el Departamento de Salud Mental y Adicciones. Asimismo, en 2010 se crea el Consejo Provincial de Atención Integral de Salud Mental y Adicciones (COPAI) con el fin de planificar, diseñar y coordinar las políticas públicas de prevención, asistencia, tratamiento, rehabilitación y reinserción en el campo de la salud mental y las adicciones, en relación con las personas con padecimiento mental y adicciones. Tiene carácter interministerial y está integrado por los ministerios de Salud, de Educación, de Seguridad y de Trabajo, entre otros. Su propuesta se sustenta en un abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de APS y de atención en Salud Mental, y entre sus funciones se destaca la de desarrollar estrategias preventivas tendientes a disminuir la exposición a situaciones que promuevan conductas de riesgos y reducir la vulnerabilidad frente a situaciones relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas y con otras prácticas de riesgo, preservando a la población general y en especial a niños, adolescentes y jóvenes.
En Río Negro, la conducción del programa a nivel ministerial está a cargo de: a) Dirección Provincial de Salud Mental Comunitaria, que cumple funciones políticas, técnicas y de organización operativa en el nivel central y hacia las zonas sanitarias; b) Departamento de Salud Mental, que es un órgano asesor de la Dirección de Salud Mental desarrollando funciones técnicas y organizacionales; y c) El colegiado de coordinación provincial de Salud Mental, que funciona desde 2008, conformado por los coordinadores zonales de Salud Mental que representan a un conjunto de equipos locales de salud mental.
Estructura de los servicios a nivel local
En Neuquén la atención de la salud mental se incluye básicamente en la red existente de APS que incorpora dentro de sus prestaciones la atención en salud mental/salud psicosocial en los Centros de Atención Primaria de Salud. Hay equipos de salud mental/psicosocial propiamente dichos o duplas de salud psicosocial (psicólogo – trabajador social) en los hospitales de menor complejidad y en algunos centros de salud del interior de la provincia. En la zona sanitaria metropolitana –que abarca fundamentalmente la Ciudad de Neuquén– hay equipos de salud mental con psicólogos y psiquiatras en los hospitales y hay psicólogos –en tanto recurso especializado en salud mental– y trabajadores sociales en casi todos los centros de salud.
En ese marco, en esta provincia existen seis servicios de salud psicosocial en hospitales generales. Asimismo, hace más de diez años funciona una comunidad terapéutica en el Instituto de Rehabilitación Arroyito, hay un Centro de Desintoxicación de Agudos y un Centro de Día de Adolescentes en Neuquén capital. De igual modo, existen grupos de alcoholismo en distintas localidades de la provincia, grupos de trabajo sobre violencia familiar, trastornos de ansiedad, cesación del hábito tabáquico, adolescencia, cuidados paliativos y apoyo a la crianza, entre otros.
En Río Negro, el Programa de Salud Mental Comunitaria cuenta con servicios locales de salud mental en 31 de los 36 hospitales generales del territorio provincial, aspecto que resulta relevante en términos de accesibilidad a la atención. Los servicios locales de salud mental son heterogéneos entre sí: algunos son servicios con un único referente, mientras que otros cuentan con equipos interdisciplinarios muy numerosos. En general, ello se relaciona con la cantidad de población a cargo, aunque no existen normativas preestablecidas. Algunos de esos servicios de salud mental tienen a su cargo, además, la atención en los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) que dependen de su área programática (un total de 116 en la provincia).
Como parte de las estructuras de los servicios locales de salud mental insertos en hospitales generales, el subsector público posee siete “Estructuras intermedias”, de las cuales cinco son Centros Comunitarios, una Casa de alojamiento, y una Casa para el trabajo de atención y resocialización con personas bajo jurisdicción judicial (Casa Art. 12 Ley Nº 2.440). Por último, se cuenta con ocho “Empresas Sociales” que dependen de diversos servicios de Salud Mental locales y con tres Asociaciones de Usuarios y Familiares.
Trabajadores de Salud Mental Comunitaria/Salud Psicosocial
Con relación al funcionamiento de los servicios en distintos establecimientos del Sistema Público de Salud de Provincia de Neuquén, en 2012 el recurso humano calificado en el área de salud psicosocial era de 172 profesionales: 79 psicólogos, 74 asistentes sociales y 19 psiquiatras.[7] En cuanto a esta última especialidad, existe la residencia en Psiquiatría en el hospital Castro Rendón, que recientemente inició un nuevo ciclo con tres profesionales médicos en formación.
Según datos oficiales del Programa Provincial de Salud Mental Comunitaria de Provincia de Río Negro, la Provincia de Río Negro cuenta con 248 trabajadores en los equipos de salud mental locales, de los cuales 160 son profesionales (116 psicólogos, 12 trabajadores sociales, 26 psiquiatras o médicos especialistas en salud mental, 4 psicopedagogos, 2 licenciados en enfermería) y 88 son operadores de salud mental.
En el Programa de Salud Mental rionegrino resulta fundamental la incorporación del recurso no convencional del operador de salud mental para la realización de los objetivos de promoción sanitaria y social de las personas que padecen sufrimiento mental, dado que profundiza un abordaje alternativo a la respuesta tradicional a la crisis mental incorporando conocimientos comunitarios. Los operadores de salud mental participan en todas las instancias de trabajo, diseño, ejecución y evaluación de las estrategias terapéuticas.
Por otro lado, Río Negro cuenta desde 1994 con la Residencia Interdisciplinaria de Salud Mental Comunitaria (RISAMC), dirigida a la formación de médicos, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeros. Su duración es de tres años y tiene sedes en distintos servicios de salud mental provinciales.
El cuidado de la salud mental infantil y la organización de la atención en ambas provincias
La situación en las provincias de Río Negro y Neuquén respecto del cuidado de salud mental infantil no escapa a las problemáticas de escaso desarrollo y deficitaria planificación, que han sido señaladas como características de la situación nacional en la misma área (2010).
En un estudio reciente sobre estrategias de intervención en Salud Mental en Argentina, Gerlero (2010) sostiene que
Particular atención merece el insuficiente desarrollo de dispositivos dedicados al cuidado de la salud mental infantil. Conforme con otros estudios, los resultados revelan la deficitaria planificación de acciones que privilegien a esos grupos etarios, como así también la ausencia de información sobre sus problemas prevalentes.[8]
En relación con la organización de la atención de la salud mental infantil, nos interesa marcar las diferencias existentes entre ambas provincias, las cuales deberán ser tenidas en cuenta para el estudio de los dispositivos que nos proponemos realizar.
En la provincia de Río Negro no existen áreas diferenciadas de atención dentro de los servicios locales de salud mental, ni existe el área de atención infanto-juvenil en salud mental.[9] En ese sentido, desde el Programa de Salud Mental rionegrino y desde una intención clara y bien definida, se ha promovido como lineamiento la no conformación de áreas diferenciadas de atención por grupo etario. El tipo de abordaje promovido es el familiar y comunitario, y ello implica no considerar a las personas según una única variable (ya sea edad, sexo, nivel educativo, etc.) sino el abordaje de la persona en su integridad y complejidad, teniendo en cuenta las particularidades y especificidades. Los equipos interdisciplinarios asumen una responsabilidad compartida en la atención al conjunto de la demanda.
Sin embargo, en algunos servicios de gran envergadura y en función de una organización interna del equipo, algunos profesionales con especialidad en niños dedican la mayor parte de su carga horaria a la atención de este grupo etario. Por otro lado, casi todos los servicios de salud mental cuentan con algún referente participando en red intersectorial-interinstitucional a nivel local, orientada específicamente al trabajo con niños (como por ejemplo el CONyAR, Consejo Provincial de Niños y Adolescentes, que recientemente surge como estrategia interministerial para el abordaje de este grupo etario, con la progresiva constitución de Consejos Locales en las diferentes localidades).
Para la atención en salud mental infantil, los dispositivos con los que cuentan la gran mayoría de los servicios locales de salud mental rionegrinos son: atención en crisis (mediante sistema de guardias pasivas o activas); internación en hospital general; y admisiones y consultorio externo (para atención individual de niños y/o del grupo familiar). Finalmente, sólo algunos servicios cuentan además con dispositivos específicos de atención en salud mental a niños, como grupos o talleres.
En caso de requerirse la internación de un niño por un problema de salud mental, dicha internación está regulada por la Ley Provincial N° 2440 de “Promoción Sanitaria y Social de las Personas que Padecen Sufrimiento Mental” (sancionada 1991 y reglamentada 1992) y se cumple con los mismos lineamientos que promueven la no segregación de las personas adultas con padecimiento mental, es decir que la internación se realiza en el hospital general más cercano a su domicilio, y sólo en tanto dispositivo temporal y transitorio, implementado en última instancia, luego de haber intentado otros dispositivos terapéuticos ambulatorios.
En la Provincia de Neuquén, está más establecida la división organización /especialización de la atención de los profesionales por grupos etarios. En el hospital de mayor complejidad, Hospital Castro Rendón, hay psicólogos y psiquiatras que sólo trabajan en la atención de niños, psicólogos y psiquiatras que trabajan en la atención de adolescentes-jóvenes, y psicólogos y psiquiatras que trabajan sólo con adultos. En los otros hospitales de la Zona Sanitaria Metropolitana, el Hospital Bouquet Roldán y el Hospital Horacio Heller, aunque los cargos son formalmente de “psicólogos” y no de “psicólogos de niños”, a nivel funcional los profesionales del servicio se organizan unos atendiendo a adultos y otros atendiendo a niños y adolescentes. Esta división dentro de los equipos de salud mental de los hospitales entre profesionales que trabajan con niños/adolescentes y profesionales que trabajan con adultos es una de las principales diferencias que podemos ver existen entre las dos provincias.
A modo de conclusión: sobre políticas de salud pública
Las Políticas Comunitarias en Salud Mental son el resultado de la confluencia de dos corrientes de investigación y prácticas en Salud Pública, independientes entre sí, pertenecientes a ámbitos del saber distintos y cuyos trabajos se realizan en contextos socioculturales diferenciados: por una parte, las corrientes de las llamadas Psiquiatrías Comunitarias, desarrolladas en el marco de las políticas de desinstitucionalización, y por otra, la corriente de Atención Primaria de la Salud (1996).
Tomando en cuenta estas dos grandes corrientes, pueden pensarse al menos dos posibilidades no excluyentes respecto de los modos en que pueden relacionarse la APS y la Salud Mental: la incorporación de acciones de salud mental en las prácticas de Atención Primaria de Salud y la aplicación de los principios de Atención Primaria de Salud a los procesos de desinstitucionalización psiquiátrica (2007). En ese marco, podríamos decir que el primer modo ha constituido la característica principal de la política de salud de la Provincia de Neuquén, la cual se ha orientado hacia la incorporación de prácticas de salud mental en los procesos de atención de niños y niñas pequeños a través de lo que se ha denominado “herramientas subjetivas” que protegen: identidad, intimidad, intermediación por la palabra-humanización, límites y la socialización; mientras que el segundo modo ha constituido el eje central de la política de salud mental de la Provincia de Río Negro, donde se ha enfatizado en los procesos de desinstitucionalización psiquiátrica y donde, desde los postulados de la salud mental comunitaria, si bien se ha planteado la no creación de subespecialidades en los equipos de salud mental, las problemáticas relacionadas con los niños y niñas son respondidas desde un modelo centrado en la perspectiva de derechos.
Bibliografía
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- Estévez, A. y otros (2011-2014), “Salud Mental Infantil y vulnerabilidad Psicosocial. Estudio epidemiológico en niños escolarizados de la ciudad de Cipolletti”.↵
- “Particular atención merece el insuficiente desarrollo de dispositivos dedicados al cuidado de la salud mental infantil. Conforme con otros estudios, los resultados revelan la deficitaria planificación de acciones que privilegien a esos grupos etarios, como así también la ausencia de información sobre sus problemas prevalentes”. En Gerlero y otros (2010).↵
- “Desmanicomialización” es un término que se refiere al proceso provincial de desinstitucionalización. Pueden considerarse sinónimos a los fines de este trabajo.↵
- Información brindada en junio de 2012, por el Departamento de Salud Mental y el área de Adicciones. Disponible en: https://goo.gl/SpsyBm (fecha de consulta: 06-06-14).↵
- “Diagnóstico evaluativo para el fortalecimiento de estrategias de intervención en salud mental en Argentina”, Sandra S. Gerlero, Ana C. Augsburger, María P. Duarte, Miguel A. Escalante, María V. Ianowski, Eduardo C. Mutazzi, Débora I. Yanco, Revista Argentina de Salud Pública, Vol. 1 Nº 2, marzo 2010, p. 28.↵
- Mencionamos que existen en la provincia de Río Negro los ECOS (Espacio Comunitarios de Organización Social), que son instituciones públicas orientadas específicamente a trabajar con niños, adolescentes y sus familias, con dependencia interministerial (Salud, Promoción y Acción Social municipal).↵