Paula Gabriela Rodríguez Zoya, Patricia Karina Natalia Schwarz y Mónica Petracci
Solo podemos ver poco del futuro, pero lo suficiente
para darnos cuenta de que hay mucho por hacerAlan Turing
Arribados a este momento en que concluye el recorrido propuesto por el libro, en lugar de asumir una mirada retrospectiva sobre lo que hemos hecho, nos interesa continuar pensando en dirección hacia el futuro. Darse a la tarea de problematizar los contornos, los pliegues y las formas características que asumen determinados fenómenos en la actualidad conlleva el profundo desafío de hundirse en el presente, explorarlo e interrogarlo como si fuese un territorio que en realidad no nos pertenece. Se suele decir que la distancia permite echar luz sobre los acontecimientos, ordenarlos y comprenderlos. En este mismo sentido, se cree que el hecho de ser contemporáneos de las propias prácticas de las que participamos y somos testigos, transitar los cambios y transformaciones que buscamos comprender y coexistir en las mismas circunstancias en las que pretendemos intervenir, constituye un obstáculo al entendimiento que empaña la visión y dificulta el juicio. Sin embargo, si así fuera buena parte de la ciencia y la política perdería sentido de ser.
Quienes participamos en la concepción y elaboración de este libro consideramos que la misma contemporaneidad constituye un prisma excelso por el cual interrogar los fenómenos y las problemáticas que configuran la sociedad de la que formamos parte. Pensar el campo de Comunicación y Salud en la Modernidad Tardía implica problematizar diversos aspectos de este dominio epistémico y práctico en las coordenadas de las sociedades contemporáneas. Esta tarea, desde ya, exige curiosidad, asombro, extrañeza, esfuerzo y compromiso con las realidades que habitamos. Más aun, si las problemáticas que sometemos a observación y discusión se refieren a la comunicación y a la salud, entrañan un carácter ineludible en tanto ambas constituyen dimensiones preeminentes de la vida de los individuos y las sociedades. La Comunicación y Salud nos interpela de modo inexcusable en virtud de dos razones: por un lado, en tanto atañe a cuestiones emergentes que transforman la coyuntura actual de nuestras propias prácticas y relaciones; y, por el otro, porque remite a urgencias vitales que demandan nuestra decisión y acción.
Los procesos sociales contemporáneos plantean desafíos en el plano comunicacional y en el plano de la salud que comprometen a diferentes actores sociales. Asimismo, esta dinámica involucra cuestiones de diversos órdenes como el de las matrices epistémicas, las relaciones sociales, las implicancias subjetivas, las prácticas académicas, los factores tecnológicos y las decisiones políticas, entre otros. El talante y la relevancia de las problemáticas que atraviesan el campo de Comunicación y Salud en general y reorganizan las relaciones entre médicos y pacientes en particular implican asumir el compromiso de profundizar la indagación y los diagnósticos. A la vez, si el empeño puesto en ello concluyera en una tarea descriptiva o diagnóstica, se vería reducido el potencial que entraña trabajar en torno a aspectos radicales de la vida como lo son la comunicación y la salud.
Precisamente, las lecturas diagnósticas constituyen un insumo y un estímulo para pasar de la problematización y el reconocimiento del modo en que acontecen y se organizan ciertos fenómenos y prácticas hacia la imaginación y la proyección de diversas vías a través de las que tales cuestiones podrían asumir otros modos posibles y deseables. Por todo esto queremos proponer e invitar a pensar algunos lineamientos para el desarrollo futuro del campo. Sin la pretensión de presentar un esquema acabado ni una agenda cerrada ponemos en consideración tres grandes núcleos que pueden resultar fructíferos para el trabajo en Comunicación y Salud.
En primer lugar, la consolidación de proyectos de investigación e intervención efectivamente interdisciplinarios que permitan cumplir con el triple propósito de contemplar la complejidad de los fenómenos abordados, lograr diagnósticos integrales y generar acciones concretas y significativas en las realidades en las que se busca intervenir. Para ello será necesaria la construcción de canales sistemáticos y constructivos de diálogo y el fortalecimiento de equipos multidisciplinarios de trabajo entre profesionales de la comunicación y la salud.
En segundo lugar, la problematización de las implicancias de la revolución tecnológica en las áreas de la comunicación y de la salud y, más particularmente, del rol de las nuevas tecnologías de información y comunicación en las prácticas en salud. En esta senda se inscribe una pléyade de acontecimientos, problemáticas y experiencias que ingresan al dominio de eHealth y comportan profundas transformaciones en el orden de la atención en salud, las relaciones entre médicos y pacientes y las configuraciones subjetivas de ambos actores, así como también plantean nuevos interrogantes en términos éticos y sobre las posibilidades de intervención y gestión de la vida misma.
En tercer lugar, el desarrollo de un necesario lineamiento pedagógico que incluya tanto la educación médica en comunicación como la educación comunicacional en salud. Esta articulación de saberes deviene crucial en la construcción de matrices epistémicas compartidas a partir de las cuales generar diálogos más fecundos y acciones más efectivas ante las diversas situaciones que demandan la participación de miradas especializadas. El desafío radica en que la parcialidad de puntos de vista, saberes y estrategias heterogéneos se reorganice de modo sinérgico en el todo que conforma el campo de Comunicación y Salud.
Bosquejar las sendas por las cuales avanzar implica un ejercicio de diseño, con todo lo que esto conlleva de imaginación y de construcción. El trabajo que procuramos y proponemos proseguir no puede entenderse solo en clave teórico-académica, sino que entraña una índole práctica, ética y política. Allí reside su potencial y su carácter insoslayable. Que la Comunicación y Salud sea un campo en construcción y en estado de ebullición en virtud de las dinámicas que le imprimen los procesos sociales contemporáneos permite concebirlo como un territorio modelable. Actuar en estas coordenadas supone concebir a la comunicación y salud como dimensiones centrales de la existencia y de nuestra realidad y, de modo simultáneo, como estrategias mediante las cuales hacer de estas mismas realidades un futuro posible. Este es, fundamentalmente, el trabajo colectivo que nos compete a todos.