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5 Diversidad religiosa y gestión local

Breves apuntes sobre el municipio de Fuenlabrada (2002-2018)

Francisco Manuel Paloma González

1. Introducción

Las reflexiones y apuntes que se vierten en este breve ensayo[1] se sitúan en el marco de la elaboración e implementación de políticas públicas y la gestión local de la diversidad religiosa en la ciudad española de Fuenlabrada[2] en los últimos 15 años.

La sociedad española en su conjunto ha experimentado en las últimas décadas cambios sociológicos significativos en lo referente al ámbito de las creencias y la diversidad. Conceptos como secularización, visibilización y crecimiento del pluralismo religioso, o migraciones en el marco de la globalización, aparecen como fenómenos poliédricos que trazan retos a la sociedad civil y a las Administraciones Públicas.

La gestión pública sobre el pluralismo religioso y la libertad de conciencia en España ha respondido o se ha adaptado a estos cambios de modo controvertido. El vigente e imprescindible pluralismo político no garantiza necesariamente la adecuada gestión de la diversidad religiosa o cultural, convirtiéndose en un lugar común de reflexión académica y política defender el impulso de políticas públicas multinivel, más horizontales y plurales, que permitan abordar la diversidad real desde el marco de los derechos civiles, de la plena ciudadanía, rompiendo con las inercias culturales y administrativas existentes cuando se aborda la gestión del hecho religioso desde categorías propias de un país históricamente con hegemonía católica[3].

En este sentido, razones de eficiencia democrática empujan a hablar de la necesaria descentralización de la gestión pública de la diversidad, de una gestión de la diversidad religiosa no subsumida a la gestión migratoria y/o solidarista, de políticas en favor de la integración no distorsionadas por el consabido “giro securitario”, y a que el actual marco normativo descienda y se traduzca operativamente a nivel local.

Su traducción cotidiana en la vida comunitaria local debe abordar no sólo cuestiones de planeamiento urbanístico, claves para conformar espacios de socialización e identidad (ej. apertura y gestión de centros religiosos, uso de espacios públicos, regulación de cementerios, etc.), sino también programas inclusivos de integración y participación plenas, consideración de factores culturales, de género, laborales, juveniles, o de derechos consumeristas.

Qué duda cabe que entidades de ámbito estatal como la Fundación Pluralismo y Convivencia o el Observatorio del Pluralismo Religioso han desplegado un notable esfuerzo mediante la elaboración de guías de actuación y gestión que procuran clarificar y armonizar las actuaciones a nivel local; y que, conscientes de la importancia de trabajar a nivel municipal, en colaboración con la Federación Española de Municipios y Provincias, se estén incentivando buenas prácticas (benchmarking) en la gestión local de la diversidad religiosa. Pero como señalan las propias entidades religiosas minoritarias reconocidas por el Estado Español como interlocutores, siguen existiendo importantes déficits y asimetrías.

Ese nivel municipal no es sino el de la vida cotidiana, donde se generan los lazos de confianza y encuentro real, donde se juega de verdad la integración con mayúsculas, y donde más exigentes se debe ser para que concuerde la gestión pública de la diversidad con la realidad social plural existente.

La vida local es un observatorio privilegiado para conocer procesos y evaluar resultados, y las políticas públicas locales tienen un impacto directo en la ciudadanía. En ella puede observarse la incidencia de las entidades religiosas tanto en la sociedad civil como en la arena institucional, y su rol como potenciales agentes favorecedores de cohesión social. Asimismo, puede observarse las consecuencias de la privatización estricta del hecho religioso, de su “invisibilización”, que obvia sus repercusiones sociales y dificultad el acceso de plena ciudadanía a los servicios públicos de determinados colectivos e individuos minorizados. Y especialmente destacable resulta cómo con la lente local pueden observarse las consecuencias nefastas que acarrean la reducción y simplificación del ciudadano a una sola identidad (religiosa, por ejemplo), que puede conducir a la estigmatización y exclusión[4].

2. Gobierno local proactivo y sociedad participativa

Los Gobiernos Locales confeccionan e implementan un elevado número de políticas públicas para hacer frente a las necesidades y demandas ciudadanas. Estas políticas públicas representan la respuesta del sistema político-administrativo municipal a unas situaciones de la realidad social que son juzgadas políticamente como inaceptables[5].

En los años de vida democrática, los Gobiernos Locales de Fuenlabrada han perfilado un modelo de intervención institucional pro-activa sustentada en el paradigma de Gobernanza[6], entendida como el proceso directivo de la sociedad en el que el actor “Gobierno” -en este caso local- se concibe como un agente con un papel significativo -y hasta decisivo en determinadas materias-, pero no único. Los aportes de otros actores sociales (no gubernamentales, locales o no) adquieren una gran relevancia práctica en la definición, orientación e implementación de las políticas públicas.

El establecimiento de prioridades en la agenda de Gobierno Local para dar respuesta a necesidades/demandas, nace y se concreta en 4 ejes:

  1. Interacción y coordinación interinstitucional en la definición y operatividad de las políticas públicas.
  2. Participación de redes sociales (social networks) en la definición de los “problemas públicos”, y búsqueda de aliados para la elaboración e impacto eficaz de las políticas públicas (tanto en fase de análisis, evaluación y/o implementación)
  3. Definición operativa de grupos-objetivo considerando la diversidad identitaria y la existencia de situaciones asimétricas (ej. minorías, exclusión social)
  4. Gestión del margen de discrecionalidad que permiten las reglas normativo-competenciales vigentes, que condicionan la autonomía local.

En este sentido, la gestión local sobre diversidad religiosa va más allá de una regulación urbanística-administrativa, o de respuestas securitarias cerradas, pivotando antes bien en conceptos y prácticas como participación/diálogo propias del paradigma de la Gobernanza en Red mencionada ut supra.

Para esbozar un relato clarificador sobre este enfoque pro-activo que han desarrollado los Gobiernos Locales de Fuenlabrada, pueden analizarse dos acciones concretas y significativas al respecto. Por un lado, a) el desarrollo de la participación cívica de jóvenes musulmanes y, por otro, b) el modelo de gestión policial de la diversidad y los delitos de odio.

2.1.  Juventud musulmana fuenlabreña. De la integración a la participación

Desde el año 2012, se estableció como objetivo general promover la participación integral de jóvenes musulmanes en la vida civil activa del municipio; y como objetivo operativo la formalización asociativa ante la carencia de “voz” y representación formal de este grupo-objetivo, y por ende la desventaja para ser reconocido como interlocutor y acceder a recursos institucionales.

Este programa de intervención[7] partió de un análisis y constatación de la disparidad entre la importancia demográfica de la comunidad musulmana de la ciudad de Fuenlabrada, y su escasa representatividad en las diferentes plataformas y movimientos sociales existentes en el municipio.

Esta iniciativa inédita ha dado prioridad a la constitución formal de asociaciones juveniles que se reconocen en la identidad musulmana, legalmente establecidas, realizando una labor de acompañamiento en la gestión técnica-administrativa por parte del Ayuntamiento de Fuenlabrada; favoreciendo la integración de estas entidades en las plataformas ciudadanas amplias (ej. Consejo Local de la Juventud, Mesa para la Convivencia, etc.) ya existentes en el municipio. De 14 entidades juveniles musulmanas formalmente constituidas en España, 2 están radicadas en Fuenlabrada.

Un paso significativo ha sido la rúbrica de un convenio de colaboración de periodicidad bianual entre el Ayuntamiento de Fuenlabrada y una asociación juvenil musulmana (Asociación Juvenil Al-Umma de Fuenlabrada) en 2014, donde se recogen las principales líneas de actuación y de trabajo en común, dando prioridad a la visibilización, socialización y participación juveniles en espacios sociales no-confesionales.

En ese sentido, el modelo de la participación juvenil tiene en cuenta las características identitarias no-homogéneas de la juventud fuenlabreña, procurando reconocer e integrar su diversidad en el marco del ejercicio cívico de derechos, y alejarse de los modelos que responden de manera uniforme y automática a cualesquiera demandas sociales.

En ese sentido se ha impulsado la participación de asociaciones juveniles musulmanas en el Consejo Local de la Juventud, participando en las asambleas y junta directiva, compartiendo y socializando en espacios con entidades juveniles LGTB, feministas, ecologistas, sindicales o confesionales (ej. católicas, evangélicas), o en la Mesa para la Convivencia, como plataforma amplia y plural de participación ciudadana; así como la participación en foros institucionales como las Juntas Municipales de Distrito, en calidad de vocales-vecinos; con un efecto positivo en la puesta en marcha de programas municipales como la oferta de menú halal en Campamentos Urbanos Municipales, premiada en la categoría de “Atención a la diversidad religiosa en la gestión de servicios y espacios públicos” por el Observatorio del Pluralismo Religioso en España[8] o de acciones de prevención de delitos de odio e islamofobia en 11 centros públicos de educación secundaria.

2.2.  Gestión Policial de la Diversidad y lucha integral contra delitos de odio

Pareciera que las políticas de integración y de gestión de la diversidad religiosa en sociedades plurales corriesen paralelas, en inquietante paradoja, a las políticas de seguridad y orden público como incremento de la sensación de desconfianza, y cuya consecuencia más inmediata se conviene en denominar en foros académicos y políticos como la “inflexión securitaria”.

Las iniciativas del Ayuntamiento de Fuenlabrada se han venido sustentado en las propuestas de la Carta de Rotterdam,  o en modelos de intercultural city promovidos por instancias europeas como el Consejo y la Comisión a través de la Red de Ciudades Interculturales (RECI).

Desde esta base se ha ido adquiriendo una mirada más amplia y un enfoque transversal, que pivota en torno a la participación ciudadana, la persecución policial de los delitos de odio y la consideración del diálogo activo con las confesiones.

Desde 2002, se ha ido perfilando un modelo abierto de Gestión Policial de la Diversidad[9], estructurado en una unidad especializada de Policía Local para atender y perseguir delitos de odio, así como la elaboración y puesta en marcha de un Plan Local de Acción contra el Odio, para enfrentar el aumento de agresiones que sufren algunos colectivos en la Comunidad Autónoma de Madrid y el incremento de discursos de odio con connotaciones religiosas (i.e. islamofobia).  

Los objetivos del Plan son sensibilizar a la comunidad local para prevenir la discriminación y el discurso de odio; promover su denuncia formal y contribuir a la persecución de éstos y de otras infracciones discriminatorias; garantizando la protección policial necesaria, así como la atención jurídica y psicosocial de las víctimas.

En este sentido, cabe destacar la elaboración de un “Manual de Procedimiento Policial Local” específico contra delitos de odio, el Programa Municipal de Diversidad Cultural para favorecer integración y prevenir la discriminación (ej. Catálogo Anti-Rumores[10]), la cooperación policial activa con la plataforma Mesa para la Convivencia que aglutina a 30 entidades ciudadanas, la puesta en marcha del Observatorio Local contra los Delitos de Odio, como unidad social e institucional de análisis y prospectiva, y receptáculo de aportaciones y trabajos de entidades y organizaciones locales, regionales y nacionales, o el Programa “Borra El Odio”[11].

3. Reflexiones finales

Es en lo local donde hombres y mujeres de diferentes credos, culturas y sensibilidades pueden construir espacios de conocimiento y reconocimiento mutuo, de compromiso recíproco; en definitiva, de espacios sociales de confianza.

Qué duda cabe que el aumento de flujos migratorios externos ha supuesto un crecimiento cuantitativo y un cambio cualitativo de la diversidad religiosa en España, en la Comunidad de Madrid y en un municipio como Fuenlabrada. Y que hay cuestiones de normativa y competencias estatales de la diversidad religiosa que siguen suscitando confusión e incertidumbre en su aplicación local.

Y por esa misma razón adquiere una importancia fundamental la vida local, porque puede transitarse del mero reconocimiento simbólico o jurídico-formal del pluralismo religioso y cultural, a un ejercicio real a través de un enmarcado de Gobernanza en red, de participación plural de actores y entidades ciudadanas –como no, también de matriz religiosa- en el proceso directivo de las ciudades.

Sin duda es en la arena local donde se juega el futuro de las sociedades europeas.


  1. Agradecer la gentil invitación de Beatriz Barreiro Carril, profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), y del comité organizador para participar en el Seminario “Propuestas para la gestión de la diversidad cultural y religiosa en Europa en favor de la integración”, celebrada 21 de febrero de 2018 en el Campus de Fuenlabrada de la URJC. El presente ensayo se sustenta en la presentación oral realizada en la mesa inaugural de la Jornada.
  2. En el municipio de referencia, Fuenlabrada, residen en la actualidad más de 200.000 habitantes. Pertenece a las Grandes Ciudades del área metropolitana sur de la ciudad de Madrid, donde predomina el sector productivo servicios e industrial. La población es eminentemente joven, ya que el 33,07% es menor de 30 años (según datos del Padrón de Habitantes de enero de 2017). Aproximadamente un 15% de la población local tiene origen inmigrante, en su mayoría de origen magrebí y latinoamericano. Según datos del Observatorio de Pluralismo Religioso del Ministerio de Justicia en 2015, el municipio de Fuenlabrada dispone de 44 lugares de culto religioso, lo que convierte en el 2º municipio en la Comunidad de Madrid en cuanto a espacios cultuales.
  3. López Rodríguez, José Manuel “La gestión de la diversidad religiosa desde la perspectiva pública”, en Laicidad y Libertades. Escritos jurídicos, nº9, 1, 2009, pág. 297-337.
  4. Todos y todas tenemos varias identidades que adquieren relevancia dependiendo del contexto. Resulta un error subsumir o confundir demandas de identidad cultural, de migración, laborales, de género, con las que deberían significarse como libertad de conciencia. A modo de ejemplo, ¿lo halal se percibe como un derecho ciudadano religioso o como un derecho ciudadano consumerista?
  5. Subirats, Joan et alii (2008): Análisis y gestión de políticas públicas, Ed. Ariel, Barcelona.
  6. Aguilar Villanueva, Luis F. (2006): Gobernanza y gestión pública, Ed. CFE, México D.F.
  7. http://cort.as/-D-To.
  8. http://cort.as/-D-U-.
  9. http://cort.as/-D2RS.
  10. http://cort.as/-D_Jp.
  11. http://cort.as/-D-WF.


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