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8 Movilización política indígena en Jujuy[1]

Gustavo Gabriel Ontiveros[2]

Nota introductoria

Cada año, en la ciudad de Córdoba, el Instituto de Culturas Aborígenes (ICA) organiza actividades en torno a la Semana del Aborigen. En 2017 el encuentro se realizó en el Sindicato de Luz y Fuerza. Su tema fue “Fortaleciendo en Córdoba la resistencia indígena, negra y popular”. Entre los invitados a disertar estuvo Gustavo Ontiveros, antropólogo indígena, miembro de la “Asamblea de Comunidades e Indígenas Libres de Jujuy” y co-fundador de la organización MINK’A. Ontiveros expuso una extensa y rica reflexión sobre la lucha indígena actual en Jujuy. Agustina Fornero y Ana Valeria Avalo, miembros de nuestro equipo de investigación, grabaron y transcribieron la exposición de Ontiveros. Con su debida autorización, la publicamos aquí, pues la consideramos de gran relevancia para continuar la discusión sobre el plural sujeto político indígena contemporáneo en Argentina.

Presentación

Realmente, cada vez que escucho a los hermanos –en este caso escuché a los hermanos del pueblo comechingón–, a nosotros nos emociona muchísimo. Ustedes sabrán que la lucha indígena es un sentimiento. No hay otros intereses, ni otros objetivos que vivir y conservar una cultura milenaria de por lo menos 15 mil años de existencia. Y en esto, es muy difícil para nosotros conservar la tranquilidad, más cuando sentimos tanto. Nos ponemos un poco tristes, a veces alegres.

Bueno, me llamo Gustavo Gabriel Ontiveros, nacido en la comunidad de Valiazo, en la Nación de Humahuaca, ubicado en el departamento de Humahuaca (Jujuy-Argentina). Pertenezco a la comunidad, y durante seis años fui presidente de ésta. También soy antropólogo indígena y político. En principio hemos fundado el gobierno autónomo del pueblo Humahuaca, hace unos años. Después, hemos fundado un partido político indígena, que es el Movimiento Comunitario Pluricultural (MCP). Y hace dos años [2015], hemos formado otro partido indígena, que se llama MINK’A – Acción Comunitaria. También participo de muchas asambleas de la provincia de Jujuy y de comunidades, y asesoro a las comunidades en temas culturales. Los ayudo, lucho con ellos, con mis hermanos. Como decía la hermana del pueblo comechingón, tenemos que hacer muchas tareas nosotros. Especialmente a los profesionales nos toca un compromiso muy grande, porque nuestros pueblos esperan más de nosotros que de otros. Esperan mucho más. Así que cualquier equivocación es muy difícil. La vida de uno es muy difícil. La vida de todo líder es difícil y cuando uno es profesional, mucho más.

Hace un año [2016] hemos iniciado la Prensa Indígena Libre de Jujuy con la Revista Mink’a. Es una revista destinada a conocer y a reflejar la realidad de los pueblos indígenas de Jujuy, la injusticia y todas las cosas que pasan en Jujuy. La realidad que no se cuenta por los medios de comunicación masivos. Y, aunque a ustedes les parezca raro, tampoco la cuentan los indígenas que trabajan para el gobierno. Hay muchos comunicadores indígenas que son solventados por el Estado, y que tampoco hablan de la realidad indígena. Tampoco hablan de las injusticias, sino que son un aparato de propaganda del Estado. Bueno, esta revista cumplió un año, por eso estoy contento. Y la compran, principalmente, nuestros hermanos de las comunidades. La revista está dirigida a ellos, en un lenguaje que ellos entienden, o que van a entender, o que creemos que van a entender.

La convocatoria a esta charla, en el Instituto de Culturas Aborígenes [en Córdoba], fue realizada por Teresa Saravia. Recién, cuando venía en el pasillo le decía: –¿Qué tiene que ver usted con Laureano Saravia? Me decía: –Me parece que es mi familia, ¿no? Es mi familia.

Laureano Saravia fue un gran héroe de la batalla de Cochinoca y de Quera, la última batalla que hubo entre el pueblo Kolla y el Ejército argentino, allá a fines del siglo XIX. Esa batalla no tuvo solamente como comandante a Laureano Saravia, sino que allí estuvieron José María Maidana, cuyo descendiente también conozco y estamos en la lucha. También a Saturnino Sulca, cuyo descendiente también está en la lucha ahora, su tataranieto Marcelino Sulca es un líder de la Puna. Y bueno, así ya han pasado muchos años, y los descendientes seguimos luchando por lo mismo. Seguimos reivindicando el orgullo de nuestras naciones que fueron invadidas, colonizadas, destruidas o semi-destruidas hace 500 años. Todavía hay resistencia, todavía hay muchas ganas de vivir. Y eso nos hace muy bien a nosotros, a todos los que estamos en esta lucha.

El renovado Estado colonial y la libre determinación de los pueblos

Hace casi un año y medio empezó una nueva gestión de gobierno, no sólo en la República Argentina, sino también en la provincia de Jujuy. Y que es un gobierno más, de todos los gobiernos que hubo hace mucho tiempo. Para nosotros, por lo menos para algunos que luchamos por allá, son gobiernos o Estados coloniales. El Estado argentino es un Estado colonial, el Estado Jujeño es un Estado colonial. Por lo tanto hay que cambiar ese Estado. Hay que hacerlo más pluricultural, más igualitario, mejor. Hay que promover la libre determinación de los pueblos. No solamente los pueblos indígenas de Argentina y de Latinoamérica viven colonizados y bajo el yugo de un Estado colonial, sino también un sector del pueblo argentino que es aplastado y dominado por los imperios del primer mundo. Entonces, luchar por la libre determinación de los pueblos no solamente es luchar por la libre determinación de los pueblos indígenas de Argentina, sino también por la libre determinación del pueblo argentino. Cuando lleguemos a esa fase, o a ese momento, nuestro Estado será mejor. Vamos a decidir cuáles son las políticas que vamos a llevar adelante en el Estado argentino. Mientras tanto, seguirán existiendo pueblos dominados. Pueblos colonizados y pueblos colonizadores.

Hace un año y medio la lucha se incrementó en la provincia de Jujuy por las nuevas políticas, que no son más que la profundización de las políticas que se llevan a cabo en Latinoamérica y en territorio indígena desde hace muchos años. Lo que vemos ahora no es distinto de lo que había hace un tiempo en los gobiernos de Argentina y de Jujuy. Lo que pasa ahora es que se está profundizando ese modelo colonial sobre los pueblos indígenas. Y por supuesto, cuando se profundiza el modelo, hay más resistencia. Nosotros hemos emprendido una resistencia pacífica, inteligente, tenaz. Usando mucha tecnología, usando muchas estrategias que se utilizan en todo el mundo contra el colonialismo. Y del otro lado tenemos un gobierno de Gerardo Morales, con su secretaria de pueblos indígenas, una hermana indígena que se llama Natalia Sarapura, que nos combate todo el tiempo. Y ustedes van a escuchar siempre de quien les habla la palabra “combate”, porque esto es una guerra. Una guerra ideológica que tiene quinientos años. Y como en toda guerra, la primera que pierde es la verdad. La verdad: en nuestras escuelas a nuestros niños no les enseñan la historia de quince mil años. La verdad: al pueblo no le dicen que a los indígenas les están produciendo una masacre, que el Estado argentino está produciendo un genocidio. Un genocidio silencioso, tranquilo, bien elaborado. Y esto sucede a principios del siglo XXI.

La lucha que hemos iniciado es la lucha de muchos hermanos indígenas de distintas comunidades de la provincia de Jujuy. Hemos iniciado lo que se ha llamado o autodenominado como “Asamblea de Comunidades e Indígenas Libres de Jujuy”. Nació en una comunidad que se llama Angosto del Perchel, que está a unos diez u once kilómetros al norte de la milenaria ciudad de Tilcara. Se comenzaron a reunir muchas comunidades por una razón: una ley, que hizo el actual Gobernador Gerardo Morales, con Sarapura –su secretaria de pueblos indígenas–, que es la Ley 5915 de Servidumbres de la Propiedad Comunitaria. En otras palabras, una ley para confiscar las tierras indígenas. Un avance más del colonialismo sobre nuestros territorios. Un avance más del progreso, del progreso al estilo capitalista, sobre los verdaderos dueños de la tierra, que la han habitado por miles de años. Quienes han sobrevivido a partir de –llamémosla así– una forma productiva exitosa. Aquellos que no están dispuestos a ceder sus tierras a las transnacionales, que han hecho tanto por el Gobernador y el Presidente de la República. Aquellas transnacionales que son canadienses, japonesas, chinas, norteamericanas, europeas, australianas; los mismos de siempre. Aquellos que vienen saqueando los recursos naturales de esta querida patria hace mucho tiempo. Aquellos que se benefician con la pobreza nuestra. Aquellos que muchas veces dicen ser los campeones de los Derechos Humanos y de las libertades democráticas y, sin embargo, someten a nuestros gobernantes. Y nuestros gobernantes, como marionetas, someten a su pueblo a mil y una leyes que lo llevan a la pobreza, a la miseria, a la desigualdad social y a muchas cosas que no nos gustan. Y lo rechazamos todo. Pero, ¿quiénes son los que ponen a esos señores? Nosotros. Nosotros los ponemos a esos señores ahí en el pedestal; por miedo, por conveniencia, por interés. Por eso, en el pueblo Humahuaca, en nuestro pueblo, hemos creado partidos políticos indígenas, porque hemos sembrado la semilla del poder indígena. Hemos dicho: –¿Cómo puede ser que en la provincia de Jujuy, una provincia noventa y cinco por ciento indígena, gobiernen los de afuera? No nos imaginamos un norteamericano gobernando China. No nos imaginamos un musulmán gobernando Alemania. No nos imaginamos. Pero sí nos podemos imaginar a la provincia de Jujuy gobernada por una minoría étnica de origen alóctono, por los descendientes de aquellos que masacraron a nuestros pueblos. Hace un par de años había un vicegobernador en Jujuy que era pariente, descendiente, del fundador de Jujuy, Francisco de Argañaraz y Murguía, aquel que masacró a los Omaguacas, a nuestros hermanos, a nuestros abuelos, y a cuanto indígena que se le interpuso en el camino. Es la misma historia de 500 años.

Por esto, queridos jóvenes, la canción “Cinco siglos igual” es toda cierta. Cinco siglos igual. Y no va a cambiar hasta que reflexionemos sobre que todos tenemos que ser iguales; que todos tenemos derecho a gobernar. Todos tenemos derecho, especialmente nuestros hermanos indígenas, mis hermanos, nosotros. También tenemos derecho a gobernar. Y también a hacer, recibir, sacar fruto de los recursos naturales. Miles y miles de kilos de oro, de plata, de plomo, de zinc salen de Jujuy todos los días. Esas empresas, que son de los imperios, no pagan impuestos. Esas empresas derrochan entre cinco y diez millones de litros de agua por día, y nadie les cobra nada. Porque así han hecho las leyes los gobernantes, los partidos occidentales de Argentina. Millones, millones y millones de euros, de dólares, salen de nuestro país, de nuestra provincia.

Jujuy es una de las provincias más ricas en recursos naturales, pero como decía Galeano: “la riqueza del subsuelo de una patria, es la pobreza de la población que vive arriba de esas riquezas”. Eso es Jujuy. Una provincia 60 por ciento pobre. Y un mundo científico mirando para otro lado. Y los partidos occidentales peleándose entre ellos sobre quién es mejor: la Barrick Gold o los chinos. O sea, “guatemala” o “guatepeor”. Entonces, eso es Jujuy, una provincia hermosa. Pero como decimos nosotros: “algún día vamos a vencer al colonialismo y vamos a ser una provincia mil veces más hermosa de la que es hoy”. Pero éste es un largo camino, queridos hermanos, y los necesitamos a todos. A todos, de todos los colores, de todos los credos, de todos los pensamientos. Pero hay una minoría que ha decidido apropiarse del mundo, que se quiere apropiar de nuestros territorios indígenas, y por eso les ordena al Gobernador Morales y a Natalia Sarapura que hagan la Ley 5915.

Asambleas de Comunidades e Indígenas Libres

Hemos empezado nuestras asambleas humildemente, hablando de nuestras realidades y oponiéndonos a esa ley. Hemos hecho siete u ocho asambleas en el territorio, en todas las comunidades. Hemos recibido muchos hermanos y hermanas, y también –como siempre– a los espías. La historia indígena de América está sembrada de indígenas trabajando para el colonialismo. Y eso lo tenemos que saber: no todos los indígenas son buenos. También los indígenas son malos, como todo ser humano. Y a veces, pueden ser los mismos verdugos de su pueblo. Esa realidad la tenemos que ver todos. Pasa lo mismo con los occidentales: no todos son buenos, hay de todo. Y entre todos los buenos tenemos que juntarnos en algún momento y plantear un Estado libre, democrático, comunitario; un Estado mejor, donde las riquezas sean para nosotros. Saquemos fruto de todo esto para todos. Si nosotros recogiéramos las riquezas que salen todos los días desde Jujuy, viviríamos un poco mejor. Siempre hacemos ese cálculo, decimos: si esos cinco millones a diez millones de litros de agua que gasta la megaminería en la provincia de Jujuy, especialmente en la Puna, los tuvieran que pagar estas empresas transnacionales, tal vez los jujeños no tendrían que pagar el agua corriente. Porque es enorme lo que gastan. Y por otro lado, los ciudadanos comunes, especialmente los pobres, todos pagamos. Hace poco hubo una audiencia del agua, donde la empresa, la nueva empresa de agua de este gobernador [G. Morales], dice que tiene que subir la tarifa del agua porque la empresa da pérdidas. Ese es el cuento de siempre, de aquel que tiene la ganancia desmedida. De aquel capitalismo salvaje que actúa en nuestras tierras con toda la impunidad y la complicidad de quienes gobiernan.

Nosotros hemos iniciado nuestra asamblea con concientización. Saber nuestros derechos. Defender nuestro territorio es parte del derecho, pero no creemos que la justicia vaya a arreglar el problema de 500 años. En Jujuy hemos ganado muchos juicios al Estado, a las empresas; pero todos esos juicios, de una u otra manera, terminan en saco roto. O sea, hasta lo que ganamos lo perdemos. Entonces, la justicia puede ser una herramienta hasta por ahí nomás. Y hemos emprendido por eso una lucha étnica, una lucha social con muchos actores de la provincia de Jujuy –gremios, organizaciones y hasta algunos credos se han incorporado a esta lucha–. Y hemos llevado adelante la oposición contra esta Ley 5915; pero no es la única ley en contra de las comunidades especialmente. Hay otra ley, que creo es la Ley 5961, en donde el gobernador de la provincia, como buen gobernante colonial, intenta regular nuestros cultos ancestrales, como la Pachamama y el Inti Raymi. Dice que tenemos que pagar impuestos para llevar adelante nuestras ceremonias y que él nos va a dar un horario para poder hacer los festejos. Para el gobernador es un festejo. Y han hecho muchas leyes más.

Pero nosotros no tenemos mucho tiempo, presupuesto y fuerza para oponernos a las ciento y pico de leyes que hizo el parlamento con la complicidad de la oposición. Porque ustedes, todo lo que ven o escuchan por los medios de comunicación de que hay oposición, no lo crean: no hay oposición en Jujuy. En Jujuy gobiernan los que gobernaban y los que ahora están gobernando. Siempre fue así. En Jujuy, hace 500 años domina una elite, una aristocracia, la aristocracia colonial de origen feudal. Que es la que se renueva constantemente y es la que indica quién va a ser gobernador y quién no. Es la que somete a miles y miles de indígenas. Es la que constantemente hostiga a las comunidades. Es la que compra dirigentes. Es aquella que plantea un orden hace 500 años y no lo quiere cambiar. No lo va a cambiar. Y para cambiar eso, vamos a tener que luchar muchos años… y como toda guerra, va a significar violencia. Es lamentable que tengamos que hablar en estos términos, pero es así queridos hermanos. Esa es la realidad, por lo menos la que vemos nosotros.

A nuestra asamblea llegaron muchas comunidades. Fuimos al pueblo Atacama, pueblo Kolla, pueblo Omaguaca, pueblo Tilcara, pueblo Chicha; fuimos a todos los pueblos a decirles a los hermanos que hay que levantar la palabra de rebelión, de desobediencia a las leyes del Gobernador. Y eso es lo que vamos a hacer. Muchos están dispuestos a hacer mucho, a defender su territorio. Le mandamos muchas notas al Gobernador –cincuenta y pico– pidiendo diálogo y sentarnos a una mesa para discutir todas las leyes que están haciendo. Diciéndole cuál es nuestra idea y qué vamos a hacer. No nos contestó ninguna. Por supuesto si nos contestó: su silencio significa que él no va a hablar con nosotros.

Entonces, hemos difundido por algunos medios de comunicación y por el “boca a boca” la palabra de la rebelión que vamos a llevar adelante en Jujuy. Y se han unido muchos hermanos. Estamos agradecidos con muchos hermanos y con muchas instituciones de la sociedad, de las cuales muchas veces hemos dudado. Particularmente, me ha sorprendido que el Colegio de Antropólogos, del cual yo no formo parte, haya dado su apoyo. Y también me siento sorprendido de haber entrado a trabajar en la Universidad Nacional de Jujuy como docente. Estoy sorprendido, no lo puedo creer; después de haber sido vapuleado, hostigado por mis propios colegas por defender a las comunidades. Yo lo que menos me esperaba es que mis colegas antropólogos no hagan lo que hacen casi todas las instituciones del Estado. Pero ésa es la realidad de Jujuy.

Bueno, vamos llevando la concientización de las distintas comunidades, hermanas y hermanos; explicamos, casi uno por uno, el derecho indígena, que lamentablemente los pueblos indígenas, aquellos que viven alejados de las grandes urbes, no lo conocen en la provincia de Jujuy –como debe ser, me parece, en toda la República Argentina. No lo conocen. Por ahí lo conocen así de lejos, de nombre ¿no? El artículo 75 inciso 17 casi no se conoce. El Convenio 169 [de la OIT] apenas de nombre. Y claro, por eso nuestros pueblos indígenas a veces se ven vulnerables al no conocer sus derechos. Al ver que un Estado colonial agraciadamente hizo la reforma constitucional, que nos beneficia en parte; pero al Convenio 169 lo tiene silencioso, ahí guardado. Y, pese a haber hecho una ley por la cual se tiene que difundir el derecho indígena entre las comunidades, no la cumple. Y la mayoría de las veces que el Estado argentino, el Estado jujeño, o los Estados municipales en la provincia de Jujuy –me refiero especialmente a la Quebrada y a la Puna, los que más conozco–, hacen capacitaciones, congresos, vienen expertos a hablar, sólo son meras reuniones. Reuniones donde nuestros hermanos, más que aprender, van a hacer catarsis. No sé, a plantear otras cosas, superfluas, superficiales, y no realmente lo más importante que para mí es la libre determinación de los pueblos. Hay palabras importantes del derecho de los pueblos indígenas, al menos en la República Argentina, que importan muchísimo: la libre determinación de los pueblos. Está en el Artículo 75 inciso 22 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; en el Artículo 75 inciso 17 [de la Constitución Nacional]; en el Convenio 169 [de la OIT]. Esto no es explicado de manera fehaciente por abogados, expertos. En Jujuy se han hecho muchas capacitaciones. El Estado ha fomentado, ha subsidiado, ha pagado, organizaciones internacionales, incluso hay carreras. Pero créanme que no han dado los resultados, o no está dando los resultados que esperamos todos. Algo que se omite en todas las capacitaciones, y es la primera palabra que les dije, es la libre determinación de los pueblos. Eso es muy importante para todos. Si no partimos desde ahí, no sé dónde podemos llegar.

Nuestras asambleas han seguido, han continuado. A veces había 150, a veces 180, a veces 100 personas. Así hemos difundido la idea de que había que ponerse a leer la ley 5915. La Asamblea de Comunidades Indígenas Libres no está aferrada a ninguna institución financiada por el Estado, o apoyada por el Estado –provincial, nacional o internacional. Tampoco recibimos dinero de ningún tipo de organización. Y bueno, no es una actitud eso, sino simplemente es una realidad que tenemos ahora en nuestras luchas. Hemos trabajado tanto que el gobierno ha sentido el golpe.

Desde el gobierno nos han combatido a las comunidades. Les voy a contar cómo. Nosotros llegamos a una comunidad, repartimos nuestros folletos, vendíamos nuestras revistas, les poníamos Power Point, íbamos con nuestro aparatito electrógeno, y les decíamos que tenían que oponerse por tal razón, por tal otra y por tal otra. Íbamos haciendo una especie de taller de concientización, una mañana y una tarde. Por supuesto, el gobierno colonial sabe dónde están los luchadores, nos siguen a todas partes. Así que deben saber dónde estoy, dónde estamos todos. Lo cual me pone contento porque por lo menos los distraemos un poco, y no están masacrando alguna comunidad. Por lo menos nos están mirando a nosotros, están perdiendo el tiempo aquí.

El partido indígena que formamos, el Movimiento Comunitario Pluricultural, también está al lado del Gobernador Morales, tratando de boicotear nuestra lucha. Pero no pudieron. Con todo el dinero que tienen ellos, con todos los regalos que les dieron a las comunidades, nuestros hermanos nos creyeron a nosotros. Y también nos creyeron porque vieron que no teníamos ninguna razón, ningún interés más allá de la defensa de los pueblos indígenas, de los territorios. Entonces, nos creyeron.

Rechazo a la Ley 5915

Apabullados por todo eso, y viendo que ya se venía una marcha, o se venía una lucha mucho más grande, la Secretaría de pueblos indígenas y el gobernador, juntamente con otros indígenas, como la diputada Marcela Arjona, quién luchó a nuestro lado mucho tiempo y ahora está en la vereda de enfrente, decidieron convocar a una Audiencia para que las comunidades digan si están o no de acuerdo con la Ley 5915 de Servidumbre para propiedad comunitaria. Decidieron convocar a esa asamblea el 7 de diciembre de 2016. Nosotros nos preparamos, hablamos con los dirigentes, salimos a todos lados, con vehículos a la Puna, a las comunidades. Hablamos por los medios que nos daban un poco de atención. Repartíamos folletos, repartíamos revistas. Fuimos a lugares donde había reuniones de comunidades por cualquier razón. Y esa audiencia se llevó a cabo el miércoles 7 de diciembre de 2016, en donde –queridos hermanos– todos los dirigentes de la provincia de Jujuy que asistieron a esa audiencia le dijeron “NO” a la Ley 5915. Un rechazo total de la Ley. [Aplausos del público].

Todo esto está contado en la Revista Min’ka, porque es la única forma de que llegue a ustedes la noticia. Imagínense que el diario Clarín o el diario Pregón de Jujuy cuenten estas historias, ¿no? No las van a contar nunca.

Bueno, tuvimos una victoria sobre el Gobernador Morales y todos sus acólitos, la diputada Arjona, la secretaria de pueblos indígenas Sarapura. Les dimos una paliza. Debieron pasar navidad y año nuevo con los ojos hinchados, preguntándose cómo es posible que un grupo minúsculo de rebeldes pudieran haber convencido a todos los pueblos indígenas de que esa ley estaba mal. Y que el Colegio de Abogados de Jujuy durante todas las denuncias, no dijo nada. El fiscal Miranda, no dijo nada. Hay un detalle curioso en todo esto, porque nuestra lucha está dando resultado sin necesidad de que nos respondan alguna de las 50 notas a nosotros.

El que era Defensor del Pueblo de la provincia de Jujuy, Ricardo Pierazzoli, recibió en agosto del año 2016 la denuncia de la comunidad de Molulo, Azul Pampa y Negra Muerta. Inmediatamente se abocó, habló con nosotros y nos dijo: –Esto es una injusticia, lo vamos a llevar hasta las últimas consecuencias. En pocos días voy a llevar la denuncia al gobernador. Muy bien, lo hizo. La denuncia nuestra, que también la tenemos ahí en nuestra revista, la notificó al gobernador Morales, al vicegobernador Haquim –que es justicialista, que era menemista, y ahora parece que es macrista–, a la Secretaria de Pueblos Indígenas (Natalia Sarapura) y a la presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas del Parlamento (M. Arjona). Le llegó la denuncia a esas cuatro autoridades de la provincia de Jujuy y ¿cuál fue la respuesta del gobierno? Acorralar al Defensor del Pueblo, acorralarlo con denuncias. Con denuncias de una persona que trabaja allí en la misma Defensoría del Pueblo, y que es sobrina del gobernador Morales. Acorralarlo tanto y hostigarlo por los medios de comunicación, que el Defensor tuvo que renunciar. Y con ello, terminó nuestra esperanza para que esa denuncia pudiera llegar a buen puerto. Porque sabíamos que el próximo que venía no iba a ser alguien así. Sin embargo, este Defensor del Pueblo que renunció y se fue, hizo las debidas notificaciones a esas cuatro autoridades. Bueno, es lo último que hizo, dos días después tuvo que renunciar. ¿Saben quién asumió como nuevo Defensor del Pueblo? Mejor dicho, defensor de los intereses de las transnacionales, un señor llamado Javier De Bedia, quien era el Secretario Parlamentario de la Honorable Cámara de Diputados. Aquel que certificó la Ley 5915. O sea, uno de los protagonistas que hizo esa ley. Entonces, imagínense ustedes donde está nuestra denuncia en estos momentos. Seguramente debe haberla desechado. Y desde septiembre de 2016 hasta ahora no hay ninguna novedad, ni la va a haber, ¿no? Ni la va a haber.

Bueno, la Audiencia la ganamos. Pero antes de la Audiencia, el gobernador, los funcionarios, los diputados, se llenaban la boca en todos los medios de comunicación gráficos, radiales y televisivos, diciendo: –Le estamos dando una oportunidad a los pueblos para que opinen, para que digan lo que piensan. Vamos a respetar el derecho de libre determinación, la opinión, los sentimientos, bla, bla, bla…

Debo decirles que nosotros estamos aplicando nuevas estrategias para el mundo indígena. No vamos a hacer lo que hacían nuestros hermanos hasta hace poco. Ustedes saben que el secreto y los planes tienen que ser una cuestión muy rápida en las luchas sociales. Nosotros, mientras el gobierno convocaba a la Audiencia, en nuestras asambleas decíamos: –No vamos a ir a la audiencia, ninguno de nosotros. No vamos a legitimar esa audiencia.

Entonces, el gobierno se confió en que a esa audiencia iban a ir solamente todos aquellos que estaban a favor de la ley, los cuales vienen de hace rato comprando voluntades. Tres días antes de la audiencia, nuestra asamblea decide ir a esta audiencia que convoca el gobierno. Fue un golpe de gracia al gobernador y a todos sus acólitos que no lo podían creer. En tres días, créanme, en tres días no se puede hacer nada. Fueron nuestros presidentes, fueron nuestras autoridades, hicimos una carpa afuera, a todos los que entraban le decíamos: –Hay que defender el territorio. Y así logramos lo que logramos, un gran revés para el gobernador. Al otro día los medios de comunicación enmudecieron. Hubo un solo comunicado del gobernador, perdón, de la Secretaria de Pueblos Indígenas, a la cual le hacen poner la cara para todo esto, diciendo que “hubo buena participación”, pero no dijeron el resultado. No dijeron que habían perdido.

Pero, queridos hermanos, el gobernador no va a derogar así nomás la Ley 5915. ¿Por qué? Porque le susurraron a los oídos los chinos. Los chinos tienen intereses mineros, de infraestructura, y tienen intereses petroleros, en una comunidad que es de Molulo. Ustedes seguramente deben haber visto por todos los medios de comunicación cómo el gobernador, que tanto ama a los docentes, se iba con los docentes, caminando amorosamente hacia la escuela de Molulo a reinaugurar las nuevas instalaciones. Que es verdad que son nuevas las instalaciones, las remodelaron. Pero el interés de Morales en Molulo, en Abra Mayo, es la mega minería y los hidrocarburos de esa vieja comunidad. O sea el saqueo de los recursos naturales.

Ese es el modelo del gobernador Morales. El saqueo de los recursos naturales a costa del ecocidio y genocidio de los pueblos indígenas. Y les digo por qué ecocidio, porque la mega minería, perdón, la minería a cielo abierto de extracción del litio, está destruyendo los salares. El Salar de Cauchari. Toda la vida existente ahí la está modificando o destruyendo. Hay sequías. Las técnicas que implementan las empresas de extracción del litio producen enfermedades, no solamente entre los que trabajan ahí, sino también en los pueblos cercanos como el pueblo de Susques, quienes escracharon al gobernador hace un mes, más o menos, y cuya noticia no salió en ninguna prensa.

Hay realmente un Estado autoritario. Hay una persecución a los dirigentes y ¿ustedes vieron lo que pasó hace poco con la policía en la universidad?[3] Bueno, eso es normal en Jujuy. Los intelectuales saben denunciar. Pero en nuestras comunidades, queridos hermanos, es muy difícil eso. Y aparte de tener miedo ¿no? El miedo no solamente al gobernador Morales, sino el miedo a un Estado colonial de 500 años donde, cada vez que el indígena se rebela, terminan siendo masacrados niños, mujeres, ancianos. Por supuesto, no lo van a hacer en este tiempo, porque hay otra realidad. Pero van a hacer muchas cosas para que esa gente se vaya del lugar.

Allá en Aguachica (en la Puna), hace cinco años, pusieron unas turbinas para generar electricidad, gas, al lado de un gasoducto. Al lado de esas turbinas que hacían mucho ruido –es un predio de 100 por 150 metros, alambrado, con tremendas turbinas– vivía una abuela. Una abuela que reclamó por qué iban a poner eso y por qué ese ruido. Y la luz que daba durante toda la noche, que era impresionante. Estando a quince kilómetros al sur de Abra Pampa se veía y se ve la luz. Nosotros fuimos a denunciar al gobernador –que era [Walter] Barrionuevo. La abuela lloraba, se sentía muy mal porque decía que sus ovejas se habían muerto. No le permitían acercarse a ciertas pasturas a pastar con las ovejas. Esa señora vivía en Abra Pampa cuando nosotros fuimos a su casa, se puso a llorar ante una cámara, la grabación yo la tengo. Y dijo: –Me voy a morir de pena porque mis ovejas las tuve que vender o las tuve que sacrificar para venderlas, y dejar mi casa. No la vi más a la abuela, seguramente ya se debe haber muerto de pena. Me refiero a este genocidio. Me refiero a que son las formas de genocidio y las formas de exterminar a los indígenas desde principios del siglo XXI. Son formas más elegantes, son más silenciosas, son distintas, tal vez más inteligentes, no lo sé. Pero esa es la forma como Jujuy se está perdiendo.

La marcha por la vida

Bueno, volvamos a las asambleas. La convocamos allá en la Laguna de Pozuelos que está seca, ahora recién hace poco llovió y se llenó un poquito de agua. Una laguna inmensa, la más grande de todo Jujuy. Resulta que este verano pasó seca, seca, seca. Charquitos por acá, charquitos por allá. Mientras el gobierno se esforzaba por decir en todos los medios de comunicación que hay 30000 flamencos en la laguna. Una mentira. Y en algunos de los noticieros salía la foto, detrás de la persona que daba las noticias, salía la foto de la Laguna Los Pozuelos, pero de hace veinte años aproximadamente, no de ahora. Ellos mostraban que la Laguna de Pozuelos estaba llena, pero si uno iba al lugar se daba cuenta que estaba vacía. Pensando en todo esto nos fuimos a hacer una asamblea a orillas de la Laguna –bueno, de la ex Laguna. La hicimos en la comunidad que se llama Pueblo de Puya Puya, el 4 de febrero de 2017. Y decidimos allí, éramos veinticinco asambleístas, llevar adelante una marcha por la vida en nuestros territorios[4]. En donde dijimos no a la mega minería, al proyecto que se quiere llevar adelante en la orilla occidental de la Laguna de Pozuelos, que es el Proyecto Chinchillas. O sea, otro saqueo de los recursos naturales, minería a cielo abierto. Directamente hay que olvidarse de la Laguna de Pozuelos si funciona ese proyecto.

El objetivo de esta marcha, que hemos realizado del 16 al 24 de marzo, era primero oponerse a la Ley 5915, oponerse a la mega minería en toda la Puna, denunciar los despojos que hace el mismo Estado, incluida la justicia, para con los pueblos indígenas, denunciar la criminalización de la protesta. Hay una comunidad cerca de Tilcara que se llama Cueva del Inca, cuyos miembros en su mayoría están imputados por el delito de usurpación de sus propias tierras, una paradoja digamos. Solamente a la justicia jujeña y a los jueces racistas, discriminadores, se les puede ocurrir esto. Porque la justicia jujeña es terrible. Yo trabajé ahí veinte años, la verdad me di cuenta que eso no es la justicia. Ese es el Poder Judicial. La justicia es otra cosa.

Otra de las cosas que reclamamos es la educación intercultural bilingüe, su implementación en la provincia de Jujuy. Recogimos todos los problemas que tenían las comunidades, por ejemplo para poder sacar sus productos y venderlos en las grandes ciudades. Cosa que ustedes saben: que el Estado jujeño está impidiendo que los hermanos saquen sus productos y puedan comercializarlos en las grandes ciudades. Por más de que se puede sacar un bloquecito de sal, o dos, o tres, nada más para ir a comerciarlo, por ahí un costal de maíz, de verdura, pero poco. El Estado impide que las comunidades tengan mucha producción para poder comercializarla en sus mercados. Eso es muy importante para las comunidades. Por lo menos pavimentar las rutas por donde vienen, tener más vehículos, llevar tecnología a las comunidades.

Porque no creo que ser indígena en el siglo XXI es vivir en el siglo XV o en el XVI. Vivir el indígena en el siglo XXI, tranquilamente tiene que pastar las ovejas con computadoras, si es posible. Hay que vivir en el siglo XXI. Conservando nuestras tradiciones, sí. Pero también hay que vivir en el siglo XXI, hay que ser indígena en el siglo XXI. Bueno, entonces el Estado no permite comercializar.

Ayer estuve en la Comunidad de Pozo El Colorado, donde se va a hacer la asamblea, que es el 22 de abril. En Pozo Colorado extraen sal, bloques de sal. Bueno, el gobierno no les permite que ellos puedan cargar un camión de bloques de sal para poder comercializarlo a Jujuy, o llevarlo a otras ciudades. No les permite. O sea, es un Estado genocida. No les permite vender, no te permite esto. Quiere que hagas lo que el Estado dice. El Estado en manos de las transnacionales. En manos de aquellos que saben que no tienen competencia. Las comunidades pueden ser una excelente competencia. Pero el Estado colonial no quiere. No sea cosa que los indígenas produzcan, tengan un poco de dinero y un día de éstos decidan gobernar la provincia. Por lo tanto, si algún día gobernamos, escuchen bien, vamos a cambiar la provincia, vamos a cambiar mucho. Hay un dicho que decimos siempre: cuando gobernemos los indígenas y los pobres de nuestra provincia, va a haber igualdad.


Preguntas del auditorio y respuestas del disertante[5]

Gustavo, dos preguntas. Una es sobre el muchacho asesinado en Humahuaca, [Luis Darío, “el Pato”] Condori. ¿Está en este contexto de lucha o de guerra, que dijiste? Y ¿cuál es tu opinión, o mejor dicho, la de tu espacio político, frente a Milagro Sala?

 

Bueno, una cosa se relaciona con la otra. Para hablar de Milagro Sala, primero tengo que decir que es una injusticia que esté presa. Lo cual no quiere decir que sea inocente o culpable. Por ahora es inocente, porque no hay ninguna sentencia que diga lo contrario.

Pero tenemos sentimientos muy encontrados cada vez que hablamos de Milagro Sala. Milagro Sala es una indígena. Es una indígena que creó una organización, la llevó adelante e hizo cosas buenas. Pero en un momento decidió que el autoritarismo y la violencia eran métodos para hacer cosas. Y así, en ese camino, se cruzaron, o nos cruzamos nosotros los indígenas. Para nosotros la violencia no es nuestro método, nuestro método es la paz. Siempre ha sido lo mismo.

En algún momento nos cruzamos. Lamentablemente nos cruzamos el 5 de septiembre del 2012, allá en la comunidad de Finca El Colorado, que es un asentamiento nuevo de Humahuaca en la parte oeste de la ciudad de los omaguacas. La organización social de Milagro Sala había llegado esa mañana con dos colectivos, cinco autos último-modelo, 150 efectivos de la Túpac. Digo efectivos porque era un ejército, ellos siempre se mostraron como ejército. Llegaron 150 a tomar tierras que no les pertenecen. Y como golpe comando, llegaron e hicieron todo lo que no harían los indígenas y todo lo que detestan los hermanos indígenas. Llegaron al lugar, golpearon a la dueña, a su hija, golpearon a los perros, mataron una oveja o una cabra, no me acuerdo. Lamentablemente con la complicidad de la policía, la gendarmería, del Estado de Jujuy. Fue uno de los peores hechos que ocurrió en la ciudad de Humahuaca. Y del cual siempre vamos a tener memoria. Hay un monumento para todos los que lucharon en ese lugar.

Y nosotros nos convocamos allí en ese lugar para sacarlos. Porque la policía, la justicia y el intendente habían huido. La policía se hacía la desentendida y los jueces no aparecían. No ocurre lo mismo cuando son los indígenas los que hacen los problemas ¿no? Cuando va el indígena, la justicia, la policía, la gendarmería, el gobernador y todos los fiscales están ahí para condenar al indígena. Pero en el caso contrario nunca nos apoyan. Entonces ese día nosotros estábamos ahí en el lugar. Y se produce la violencia, la lucha, dos batallas, una del norte otra del sur. Se los encierra a los de la organización de Milagro Sala. Aunque después dice ella que no tiene nada que ver, eran ellos. En Jujuy nos conocemos todos. Y esta gente tenía armas, o un arma. Por lo menos un arma, o dos armas. Esta gente tenía palos. Y eran defendidos por la policía. La pelea fue en un lugar descampado o con algunas casas, no había luz, estaba oscuro. En esa noche había ruidos, ruidos, bombas, sonaba de todo. No saben lo que fue esa batalla. Y eran 700 omaguacas contra esta organización y los policías.

Yo jamás había vivido eso. Fue muy traumático. No podía dormir y a veces no puedo dormir pensando en ese día, en esa noche. Lo lamentable de todo eso es que en un momento la policía le pega cinco tiros con balas de goma en la pierna a un hermano que es de la comunidad de Hornaditas, se llama Corimayo: “el negrito Corimayo”. Nosotros estábamos cerca de él, se lo llevan en una camioneta, nosotros vamos por atrás de la camioneta, nos vamos al hospital. Porque había versiones de que esta organización social iba a tomar también el hospital. Entonces bajamos muchos allí al hospital, a defender el hospital. Porque yo les digo, mientras Milagro Sala tenía poder en Jujuy, hacia lo que quería, nadie le decía nada. Tenía un poder impresionante.

Entonces vamos al hospital y en el hospital atienden a Corimayo. Y nosotros nos quedamos ahí, porque el policía nos había dicho que si entraban seguramente irían a donde están los enfermos, a tomar el hospital, no sé. Había versiones, por eso estábamos en ese lugar. Y en un momento llegué a ver a quien murió, que es el Pato Condori: lo traen ensangrentado, entró a la guardia y media hora después murió. Y cómo es la vida, cómo son las cosas. El Pato Condori era también de la comunidad de Hornaditas ¿sí? O sea, ese día dos hermanos de la comunidad de Hornaditas fueron víctimas: uno fue herido, el otro fue muerto. Pero es lamentable la justicia jujeña, porque hay solamente un solo culpable, o dos, que están pagando esto, digamos. Debería haber muchos más.

Bueno, ése sólo es un caso. Un caso personal que también tuvimos. La organización de Milagro Sala nos amenazaba mucho, a mí en mi propia casa, con carteles que decían que me iban a matar. Muchas cosas. En una ocasión, en Maimará, en un momento nos encerramos en una pieza, en un asentamiento, y nos atacaron como 100 tupaqueros. Querían desarmar la pieza y entrar para golpear. Todo por defender a la comunidad, no fue para defender el gobernador [E. Fellner], todo para defender a la comunidad. Y ese día nos salvó el comisionado de Maimará, que había juntado un grupo de ciudadanos de Maimará para poder reprimir a este ejército que era la Túpac Amaru.

Bueno, eran tiempos difíciles queridos hermanos, muy difíciles. Como los de ahora. Lamentablemente tengo que decir que no me simpatiza Milagro Sala. Pero sí tiene que haber justicia. Y ahora eso no hay. La justicia de Morales hace lo que quiere, es una arbitrariedad de la justicia de Morales. Porque aun con quienes no nos caen bien, tiene que haber justicia, tiene que haber igualdad. Yo sé que está mal, es mi parecer.

Pero hay un pueblo jujeño que no se olvida de lo que fue Milagro Sala para todos. Se llevó por delante los derechos de muchos. Y toda la gente que cuenta relatos de las cosas que les hizo, créanle, que es verdad. Y por eso hay tal vez como un enfrentamiento entre los jujeños y el resto del país, que cree que debería estar en la cárcel Milagro Sala. Porque créanme que vivir en ese estado de situación: una organización social, librada al azar, con la autoridad de una presidenta y de un gobernador, para hacer lo que quiera, y que se lleve los derechos de todos por delante, es difícil queridos hermanos. Yo no quiero olvidar, ni voy a olvidar. Especialmente la muerte de un hermano omaguaca como es el Pato Condori.

Por ahí pienso ¿por qué los indígenas una vez que pudimos hacer algo bueno no lo hicimos? Porque si Milagro Sala hubiera utilizado otros métodos tal vez ahora sería gobernadora, pero se equivocó. Tuvo una influencia de occidentalismo. Y ahí aprovechó este señor Morales, que estaba agazapado, esperando su turno desde hace treinta años, para poder entrar al gobierno. Por supuesto, después la apresa injustamente, porque quien metió presa a Milagro Sala no fue la justicia, sino Morales, sin esperar un juicio justo.

Bueno eso es lo que pienso yo de Milagro Sala. Salís de Jujuy y te preguntan sobre ella. Yo sabía que me iban a hacer esa pregunta, porque la hacen en todos lados. Los medios de comunicación prácticamente siempre me hacen esa pregunta afuera de Jujuy. Y también les digo que Milagro Sala no es la única que sufre la injusticia del gobernador Morales. Hay miles y miles de hermanos indígenas que sufren todos los días y lloran todas las injusticias del gobernador. No sólo de éste gobernador sino del anterior también [Eduardo Fellner]. Ya sea por la pobreza, ya sea porque quieren quitar sus tierras, ya sea porque no les dejan construir.

 En la comunidad Cueva del Inca no le dejan construir un baño, la justicia no le deja construir un baño a quien vive ahí, por una cautelar. Ahora estoy trabajando con esa comunidad y estoy averiguando del tema de tierras. Tengo una hipótesis firme que la tierra en la que ellos están es de ellos. No es de un terrateniente que se arroga la posesión, la propiedad, de esa tierra. Y cuando saquemos a la luz ese estudio, vamos a denunciar a todos los jueces y fiscales, incluidos esta organización social Túpac Amaru que se creen dueños de esas tierras. Fíjense que en todos lados la Túpac Amaru está haciendo estas cosas. Ahora por supuesto han desaparecido. Desapareció la Túpac Amaru, porque estaban unidos por la fuerza. Y ahora, de los miles que eran debe haber, no sé, 100. No quedan más.

Una cosa que deben saber es que Milagro Sala nunca fue representante de los pueblos indígenas y que no logró cooptar ni siquiera el 5% de las comunidades indígenas de la provincia de Jujuy. No logró cooptar a los pueblos indígenas. A algunas comunidades sí, pero no a todos los pueblos indígenas. Mientras la propaganda hacia todo el país decía que era la representante, se ponía una vincha. Era simple propaganda. Como ustedes saben, y les dije al principio, en toda guerra lo primero que pierde es la verdad. Y eso fue una gran mentira. Lo mismo que ahora es una gran mentira la noción de Pachamama que dice llevar el gobernador Morales.

 

Yo quería preguntarle: ¿cuál es la idea de proyecto de bilingüismo en las escuelas? ¿Cómo es lo que pretenden hacer? ¿A qué le llaman bilingüismo? ¿Inglés y castellano? ¿O castellano y una lengua ancestral?

 

Primero, una de las estrategias que debemos tener desde los pueblos indígenas, digo desde las naciones indígenas, es atenernos en gran parte a la ley. La ley de educación intercultural bilingüe habla sobre el castellano y una lengua ancestral indígena, esto es guaraní, quechua, aymara, mapuche. Y a eso hacemos referencia.  Ahora bien, ¿qué es lo que construimos a futuro?, ¿qué es lo que queremos? Eso hay que debatirlo y charlarlo. La educación intercultural bilingüe, no sólo es una Ley de la República Argentina, no sólo que es una obligación del Estado, sino que es algo que va a ayudar a la descolonización de los pueblos indígenas de la República Argentina.

 

Una preguntita que me quedó en el aire: ¿su espacio tiene una postura respecto del Consejo Consultivo del Pueblo Indígena que ha sacado el presidente Mauricio Macri por decreto y que actualmente está presidiendo Félix Díaz? Y otra consulta ¿Cuál es la situación de la Ley 26.160?[6] ¿Cuál es la postura que ha tomado su espacio respecto a la Ley y a su pronta terminación ahora en noviembre de este año [2017]?

 

Bueno, primero hago una pequeña aclaración. Nosotros tenemos la Asamblea de Comunidades y Pueblos Indígenas Libres, no tenemos líderes, jefes, no hay organización, no tiene pie, ni cabeza. Y por eso hasta ahora no ha podido ser atacada por el gobernador, ni por ningún otro. Es bueno que los pueblos estén organizados sin representantes, eso nos hace muy bien. Porque fíjese, en la marcha que hicimos desde Casira hasta San Salvador de Jujuy, la policía y la gendarmería nos preguntaban en todo momento: –¿Quiénes son los líderes? ¿Quién manda aquí?. Y la gente les decía: –La Asamblea, la Asamblea. –¿Quién los mandó?. –La Pachamama. Entonces ésa era la estrategia que teníamos. Luego, en relación a la Ley 26.160, hay que luchar por una renovación. Pero va a ser difícil, porque este gobierno tiene otra idea, así que hay que lucharla.

Sobre el Consejo Consultivo con Félix Díaz. Bueno, primero decir que respeto mucho al hermano Félix Díaz, tengo contacto con él. Si analizamos quién hizo el Decreto 762, si analizamos por lo menos el fundamento del Decreto, podemos ver que tiene cierta lógica. Puede ayudar. Ahora, ¿cómo se llevó adelante el Consejo Consultivo? El Consejo Consultivo se llevó adelante, lamentablemente, violando el derecho indígena. Pero eso no solamente lo hizo el Decreto 762, el Consejo de Participación Indígena (CPI) también lo hace. Y toda norma del Estado y toda institución del Estado colonial que se haga para pueblos indígenas nunca respetarán el derecho de los pueblos ¿Por qué? Por una cuestión simple: un Estado colonial, con pensamiento colonial, nunca va a querer la liberación o la libre determinación de los pueblos.

Por eso desde las asambleas decimos: muy bien, que exista el CPI, que exista el Consejo Consultivo. Formemos o no formemos parte nosotros, no hay que confiarse. Afortunadamente –y desgraciadamente también porque es las dos cosas a la vez–, el Estado argentino, con la Constitución, le confiere personería a la comunidad. Esto es afortunadamente. Pero no le confiere personería al pueblo, ni tampoco a organizaciones. Por lo tanto tienen, digamos, una representatividad legal escasa. Pero obviamente los Estados se agarran de esto para tomar decisiones. Son los pueblos, las comunidades, los que deben plantear su libre determinación y deben oponerse a las decisiones de estos señores hermanos, que a veces son elegidos. Que muchas veces son buenos luchadores y que terminan siendo cooptados por el Estado. Pocos son los que no terminan cooptados.

En el caso del hermano Félix Díaz, nosotros tuvimos una mala experiencia con el Consejo Consultivo. Fuimos a Buenos Aires, queríamos hablar, y no nos dejaron hablar. Porque se fue a una reunión. Aprobaron la reglamentación, que no era derecho indígena, que es dañina. Y, por si fuera poco, vimos que el Consejo Consultivo estaba cooptado por organizaciones de izquierda y algunas organizaciones de derecha. Y tienen cierta violencia. El hermano Félix Díaz no es una persona mal intencionada, el hermano es bien intencionado.

¿Qué decimos? Que podemos formar parte o estar algunos ahí, en ese tipo de representatividad. Pero que no es todo. No es todo. Y en el fondo nos da flaca ayuda a veces a los pueblos indígenas, especialmente a las comunidades. ¿Por qué digo que desafortunada o desgraciadamente la Constitución no hace justicia a los pueblos indígenas? Porque hubiera sido bueno que la Constitución hubiese dado entidad jurídica a los pueblos indígenas, no sólo a las comunidades, así nos hubiéramos unido más. Porque el tema de darle entidad solamente a las comunidades hace mucho a la división. Hace que algunas comunidades estén con el gobierno de turno y que otras comunidades estén en contra. Comunidades divididas. Y la división que hay en el mundo indígena es más división de método que de teoría, ¿no? Nosotros todos queremos lo mismo, pero de distintas maneras. Algunos creen que con Gerardo Morales y Mauricio Macri vamos a lograr la libre determinación y otros creemos que no. Así que eso puedo decir hermanos.


  1. La edición del texto estuvo a cargo de Agustina Fornero y Ana Valeria Avalo.
  2. Antropólogo indígena. Cofundador del grupo MINKA y del partido indígena Acción Comunitaria. Docente de la Universidad Nacional de Jujuy, del Instituto Superior del Arte y del IES N° 6023 (Iruya, Salta).
  3. El 13 de abril de 2017 la policía de la provincia ingresó en un predio de la Facultad de Ciencias Agraria de la UNJU y apresó a dos estudiantes, entre ellos el Presidente del Centro de Estudiantes. Ver “Jujuy: Policía ingresa a la Universidad y detiene al presidente del Centro de Estudiantes”, La Izquierda Diario https://bit.ly/2QAPCxC.
  4. Entre el 16 y el 24 de marzo de 2017, indígenas marcharon hacia la capital jujeña en protesta por “las políticas anti-Pachamama y anti-indígenas” del gobierno de Gerardo Morales. Especialmente en contra de la Ley de Servidumbres Administrativas 5.915, de la no consulta de los proyectos megamineros, de la criminalización de la protesta social e indígena y de las medidas económicas aplicadas que desfavorecen a los sectores de la sociedad más vulnerables, beneficiando a las grandes empresas.
  5. Luego de concluida la exposición de G. Ontiveros se abrió la mesa para preguntas. Recogimos aquí parte de los intercambios atendiendo a su relevancia desde el punto de vista de la ampliación o clarificación de los puntos de vista del expositor.
  6. La Ley 26160 contempla “la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país”. En septiembre de 2017 fue prorrogada por cuatro años más por el poder legislativo nacional.


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