El pensamiento demográfico latinoamericano y las inquietudes de este libro
En 1992 el recordado maestro Raúl Benítez Zenteno me invitó a presentar una ponencia sobre el tema de este libro en la Plenaria ii de la iv Conferencia Latinoamericana de Población, celebrada en la Ciudad de México del 23 al 26 de marzo de 1993. El paper fue bien recibido y fue bastante citado en los años que siguieron. En setiembre de 2009, gracias a una invitación de David Reher, participé en una reunión sobre the long-term implications of the demographic transition realizada en Madrid, en la Fundación Ramón Areces, por el Grupo de Estudios de Población y Sociedad (GEPS). Los datos que se presentan en los capítulos 1, 2 y 3 fueron preparados, en una primera versión, para dicha reunión. La redacción del presente libro fue iniciada en 2012, pero recibió su impulso final en 2019 y 2020, en parte gracias al confinamiento obligado debido a la pandemia del COVID-19.
La perspectiva que se sigue es la de un historiador que camina de la mano con la demografía, y que trata de trabajar con los mejores datos posibles. La transición demográfica es un proceso duradero y complejo, que solo se puede apreciar debidamente mediante una visión de muy largo plazo; eso explica el inicio en 1800 y también el cierre en 2050; obviamente, en los últimos treinta años de este largo período, se utilizan datos de las proyecciones de población; en el último capítulo, referido al tema del envejecimiento, se utilizan también las proyecciones hasta 2100. El público a quien va dirigido este libro es amplio: especialistas e interesados en la historia y las ciencias sociales, la salud pública y las humanidades, estudiantes, profesores, comunicadores, etc. A pesar de la complejidad técnica de algunos aspectos, siempre se ha tratado de mantener un lenguaje sencillo y accesible. Los temas aquí abordados nos interesan a todos, y en muchos casos plantean desafíos que todas las sociedades tendrán, de una o de otra manera, que enfrentar y resolver. Espero que sea una contribución para su estudio y discusión.
El capítulo 1 presenta el concepto de “transición demográfica”, en su forma más simple, a partir de ejemplos europeos bien conocidos, y luego introduce el tema en América Latina; el análisis se limita a considerar las tasas brutas de natalidad, mortalidad y crecimiento natural. En la última sección, se estudia el crecimiento de la población latinoamericana en el período 1800-2050, en perspectiva mundial comparativa; las estimaciones de la población total anual por países se detallan, en cuanto a fuentes y métodos, en el anexo 1, disponible en Internet en mi sitio web: perezbrignoli.com.
El capítulo 2 presenta la transición demográfica recurriendo a los diagramas del “espacio estratégico del crecimiento”, definidos por Ansley Coale, los cuales combinan la tasa global de fecundidad con la esperanza de vida al nacimiento. Las trayectorias latinoamericanas son comparadas con las europeas y se precisa lo que sería la peculiaridad latinoamericana en la transición demográfica. Los datos necesarios para construir los diagramas del espacio estratégico del crecimiento en los casos de Argentina, México, Costa Rica, Cuba, Chile, Guatemala, El Salvador y Uruguay fueron estimados utilizando la inverse projection, un método creado por Ronald D. Lee, y están disponibles en el anexo 2 de este libro en mi sitio web recién indicado.
El capítulo 3 considera la evolución de la estructura de la población por edades y el envejecimiento; de nuevo se comparan los casos latinoamericanos con los europeos.
El capítulo 4 se ocupa del descenso de la mortalidad y la conquista de la salud. Se introduce el concepto de “transición epidemiológica” o “transición sanitaria” y se considera la evolución de la mortalidad por sexo, edad y causas de muerte; se analiza el final de las grandes epidemias y se estudian los cambios en la salud pública y la medicina, entre otros, que permiten explicar el cambio de la esperanza de vida al nacimiento, que va desde unos 30 años a mediados del siglo xix hasta más de 70 años hacia finales del siglo xx.
El capítulo 5 estudia el descenso de la fecundidad y la llamada “segunda transición demográfica”. Se otorga especial énfasis a la invención y difusión masiva de los métodos contraceptivos, y se analizan sus múltiples consecuencias en cuanto a las relaciones de género y la organización familiar. El concepto de “segunda transición demográfica” es polémico y hay demógrafos que lo consideran prematuro, o más bien resultado de un análisis puramente sociológico. Lo he incluido porque me parece que cubre un aspecto que de otro modo quedaría fuera de consideración. El lector debe decidir sobre su pertinencia o no.
El capítulo 6 se dedica a estudiar las migraciones a lo largo de toda la historia de América Latina, desde la conquista europea y la catástrofe demográfica en el siglo xvi hasta los movimientos de emigración que caracterizan las primeras décadas del siglo xxi.
El capítulo 7 se refiere al envejecimiento y sus consecuencias y cierra el libro con un cierto tono de inquietud y preocupación sobre el futuro que nos espera, pero sobre todo el que vivirán nuestros hijos y nietos.
Como colofón –esta es una palabra que me suena algo grandilocuente–, incluyo una nota sobre la pandemia debida al COVID-19. Como a todos en el mundo, este hecho nos agarró de sorpresa, y cambió radicalmente la perspectiva de que la última pandemia había sido la gripe española de 1918-1920. Como las cosas no han concluido, y los datos disponibles no son suficientes, decidí incluir una breve nota al final del texto, en vez de tratar de integrarlo en el capítulo 4, donde estaría su residencia más lógica.
El pensamiento demográfico latinoamericano se va construyendo desde finales del siglo xix y pasa por diferentes etapas que voy a tratar de resumir a continuación. Nace como una preocupación de los Estados nacionales en formación, heredera en un todo de las inquietudes del pensamiento ilustrado del siglo xviii y el liberalismo triunfante del siglo xix. El buen gobierno requiere el conocimiento de la población, sus características principales y su distribución geográfica. El lema de Alberdi “Gobernar es poblar” es recurrente a lo largo y ancho del continente hasta las primeras décadas del siglo xx, y va de la mano con la promoción de la inmigración; la imagen de que América Latina está llena de espacios vacíos que hay que poblar permanece vigente durante largos años. La promoción de la inmigración estuvo también cargada de tintes racistas, ya que se buscaba sobre todo a los europeos, “blancos e industriosos”, con la intención manifiesta de que ayudaran a “mejorar” las razas locales. Todo esto se inscribía en la ideología del progreso; la modernización de los Estados implicó la organización de oficinas de estadística, la realización de los primeros censos y la publicación de estadísticas. En estos trabajos se incluyeron los primeros análisis de los datos recogidos y se trató de seguir los estándares internacionales relativos a las estadísticas, la clasificación de las causas de muerte, etc. Solo unos pocos países lograron llevar adelante, con regularidad, la realización de los censos y la publicación de estadísticas vitales, comerciales, agrícolas, monetarias, etc. Recién hacia 1950 casi todos los países latinoamericanos lograron incorporarse plenamente a la producción de estadísticas modernas, adoptando los estándares internacionales definidos por las Naciones Unidos y otros organismos internacionales. La realización de los censos de población de 1950, con el financiamiento y la asesoría del Bureau of the Census de los Estados Unidos a través del IASI (Instituto Interamericano de Estadística), constituyó un hito particularmente significativo. En 1958, la creación del CELADE (Centro Latinoamericano de Demografía), localizado en Santiago de Chile en el marco de la Cepal, fue otro hito importante: a través de becas y cursos, contribuyó decisivamente a la profesionalización de los funcionarios de las oficinas nacionales de estadística; a ello se sumó el desarrollo de la producción de datos demográficos mediante el uso de censos, encuestas y estadísticas vitales, la evaluación de la calidad de los datos disponibles, y la elaboración de proyecciones de población. La demografía y los datos demográficos eran concebidos como herramientas fundamentales para el buen gobierno y la programación de las políticas sociales. La agenda de investigación del CELADE seguía de cerca las preocupaciones básicas de las Naciones Unidas en el ámbito de la población: en esos años el énfasis iba hacia las consecuencias del fuerte crecimiento demográfico, las migraciones del campo a la ciudad, la mortalidad infantil y el control de la natalidad.
En las universidades los estudios demográficos se desarrollaron con lentitud; era lo esperable en un ámbito dominado por abogados, médicos e ingenieros. Actuarios y matemáticos calcularon las primeras tablas de mortalidad, y los temas de población aparecieron, poco a poco, en la geografía, la economía y la estadística. Hay que esperar a la década de 1960 para que, en el contexto de universidades que se modernizan y profesionalizan, sobre todo en el campo de las ciencias naturales y las ciencias sociales, surjan algunos centros de docencia e investigación: entre los más significativos, hay mencionar el Centro de Estudios Económicos y Demográficos de El Colegio de México en 1964, el Centro de Desenvolvimento e Planejamento Regional (CEDEPLAR) en la Universidade Federal de Minas Gerais en 1967, el Núcleo de Estudos de População “Elza Berquó” (NEPO) de la Universidade Estadual de Campinas en 1982, el Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica en 1993, los programas de Maestría y Doctorado en Demografía (1993 y 2001) de la Universidad Nacional de Córdoba, y la Maestría en Población y Desarrollo de FLACSO-México a partir de 1993. A este núcleo inicial, se han sumado después muchos otros programas de posgrado e investigación, al punto que hoy, en 2022, la lista es particularmente nutrida. Las asociaciones profesionales pronto hicieron también su aparición, primero a nivel nacional y luego a escala regional con la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP) constituida en Caxambu (Brasil) en setiembre de 2004; ALAP cuenta hoy (2022) con más de 500 miembros pertenecientes a 30 países distintos. Estas asociaciones organizan reuniones científicas periódicas, publican libros y revistas, y promueven en forma muy significativa los estudios poblacionales. En el plano internacional, hay que destacar también el papel importante que han jugado y juegan la International Union for the Scientific Study of Population (IUSSP) y la Population Association of America (PAA). En las décadas de 1950 y 1960, los profesionales en el campo de la demografía se formaron básicamente en Europa (sobre todo en Londres y París) y en los Estados Unidos; ya en las décadas de 1970 y 1980, el panorama fue más variado, dada la oferta de maestrías y doctorados locales, y solo un grupo relativamente reducido pasó a culminar su formación fuera de la región latinoamericana.
En la década de 1980, comenzó a producirse un importante cambio de énfasis en las agendas de investigación demográfica. La cuestión del control natal evolucionó hacia la salud reproductiva, y enseguida se incorporaron temas como las relaciones de género, las etnias, las familias, los tipos de unión y los arreglos de convivencia, entre otros. El análisis demográfico convencional comenzaba a enriquecerse, y a la vez complicarse, con la introducción de conceptos y métodos más bien típicos de la sociología y la antropología. Podría decirse, en cierta forma, que la demografía “cualitativa” empezó a competir fuertemente con la demografía “cuantitativa”, ampliamente dominante hasta entonces. Años después, como resultado de los cambios demográficos, el tema del envejecimiento y sus consecuencias empezó también a llenar las agendas de investigación. El cambio climático y el impacto del crecimiento poblacional sobre el medio ambiente, por lo general subordinados al tema del desarrollo sostenible, empezaron también a imponerse desde los primeros años del siglo xxi. Por todo esto, y por la dinámica institucional recién mencionada, es esperable que la demografía latinoamericana continúe por mucho tiempo todavía en la vanguardia del pensamiento creativo.
Antes de cerrar el tema, caben unas breves consideraciones sobre la demografía histórica, una cuestión que he tratado extensamente en el capítulo 5 del volumen ix de la Historia General de América Latina, auspiciado por la Unesco (París, Editorial Trotta, 2006, pp. 103-117). La demografía histórica surgió en Europa y los Estados Unidos como un campo interdisciplinario especializado, a mediados del siglo xx. Primero bajo la influencia de la escuela francesa de Louis Henry, en las décadas de 1960 y 1970, y luego también bajo el influjo de los estudios del Grupo de Cambridge, en América Latina se constituyeron varios grupos de trabajo que, con el curso del tiempo, giraron hacia otras direcciones de investigación, como la historia social, la historia de las mentalidades y la historia cultural. A pesar de este recorrido particular, la historiografía producida bajo estos signos ha sido bastante rica, y se resume, al menos en sus líneas generales, en el presente libro.
De alguna manera, este libro se plantea como una continuación de la obra clásica de Nicolás Sánchez Albornoz, La población de América Latina. Desde los tiempos precolombinos al año 2025 (Madrid, Alianza Editorial, 1994, [1973] edición revisada). A lo largo de los años, me he beneficiado del diálogo y la amistad con Hernán Otero, José Luis Moreno, María Cristina Cacopardo y Dora Celton, en Argentina, con María Luiza Marcilio, María Silvia Bassanezi y Sergio Odilon Nadalin, en Brasil, con Cecilia Rabel, María Eugenia Zavala, y Marta Mier y Terán, en México, con Robert McCaa, George Lovell, Noble David Cook, Ronald D. Lee, Alberto Palloni, y Herbert S. Klein, en los Estados Unidos, con Nicolás Sánchez Albornoz en España y con Massimo Livi Bacci en Italia. A estos nombres hay que agregar los de los recordados Elsa Malvido, Woodrow Borah y Aníbal Arcondo. David Reher y Luis Rosero Bixby, colegas y amigos de tantos años y desafíos, han leído y comentado el texto que se presenta al lector, lo cual agradezco infinitamente; el Dr. Jorge Deliyore me hizo ver algunos errores en los capítulos 4 y 5. Gilbert Brenes y Carlos Revoratti leyeron todo el manuscrito e hicieron importantes sugerencias para mejorarlo. María Eugenia Zavala también lo leyó y me sugirió el contacto con la Editorial Teseo; sé bien que María Eugenia no comparte la utilización del concepto de “segunda transición demográfica”. El Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica contribuyó financieramente para la publicación de la obra; agradezco mucho a su director, M. Sc. Jorge Barquero, por la pronta gestión de este apoyo. A todos, gracias de nuevo; por supuesto que soy el único responsable de los errores que puedan subsistir. Yolanda no solo ha leído y corregido el manuscrito; como siempre, me ha empujado a pulirlo y concluirlo. Silvia nos ha ayudado a renovar esperanzas, dentro de circunstancias personales, a veces difíciles y azarosas.
San José (Costa Rica)
25 de febrero de 2022.
Reseña publicada en la Revista de Historia (Universidad Nacional de Costa Rica):
https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/historia/article/download/17918/27156?inline=1