1.1. El Diseño en los Estudios socio-culturales
En las últimas décadas, el Diseño ha alcanzado una mayor visibilidad a partir de su creciente participación en la producción de bienes y servicios, momento a partir del cual su propio alcance como actividad inserta en la cultura contemporánea ha devenido una cuestión a analizar no sólo desde el propio campo de las disciplinas proyectuales, sino también desde los estudios sociales y culturales. Su propio devenir histórico como práctica inserta en lo social dio lugar a una reciente incorporación de la misma como objeto de estudio de estas disciplinas.
En este punto es preciso reflexionar sobre la relevancia de estudiar ‘el Diseño’ como fenómeno social. Es decir, si esta práctica, en este caso el diseño industrial, implica una actividad que remite en sí al campo de proyectación y producción de objetos de uso cotidiano, ¿por qué deberíamos estudiarlo desde ‘lo social’? ¿Qué aportaría a este campo pensarlo en términos sociales? Y paralelamente, ¿cuál sería su relevancia, su incidencia como problema dentro del área de los estudios sociales?
En relación a esta cuestión, cabe destacar la creciente intervención del Diseño en la cultura contemporánea. Si bien esta actividad, tal como veremos en los próximos capítulos, cuenta en su haber con una historia cuyos orígenes se remiten al período de inicio del proceso de industrialización, al mismo tiempo ha alcanzado desde mediados del siglo XX un mayor desarrollo y participación en los procesos productivos. Esto se evidencia en el caso de Argentina, en cuyo contexto el Diseño Industrial se ha desarrollado en torno a un proceso de profesionalización que ha tenido lugar desde los años cincuenta hasta la actualidad. Ese proceso remite tanto a la constitución de la disciplina en el país como a la participación de numerosos profesionales en el campo de la producción, ambas instancias altamente influyentes en la conformación de un campo profesional en torno a esta actividad.
Pero si bien esta participación del diseño como actividad inherente a la creación y producción de bienes se ha incrementado en las últimas décadas, a partir de una mayor inserción en el sistema productivo, podemos plantear que la integración en el mundo social no es percibida o tenida en cuenta de la manera en que esa práctica opera sobre él. Esto es, si bien el diseño ha alcanzado un lugar relevante en la escena productiva, trascendiendo y dejando su marca en los procesos socio-culturales, su intervención en lo social –llevada a cabo por sus “hacedores”, los diseñadores– aún no cuenta con el reconocimiento que debería haber alcanzado dada su labor e integración en la sociedad contemporánea[1].
La trama cultural en la que el diseño interviene encuentra en este una resolución eficaz a los problemas en su interior generados, al mismo tiempo que imprime en la cotidianidad las huellas que plasma el diseño con cada acción que realiza, con cada proyecto que genera. Es así que, en función de su propia intervención y su capacidad de resolver ciertas necesidades sociales, tanto simbólicas como materiales, se ha delineado un imaginario social que lo define y lo interpreta como actividad social, vinculada a la posibilidad de captar circunstancias propias de cada momento y contexto a fin de traducirlas en proyectos innovadores, resolutivos y eficaces.
Pero al mismo tiempo, “otra” visión se ha construido en torno al diseño en los últimos años, la cual se ubica en una perspectiva más vinculada al desarrollo del marketing, al business design, que lo comprende como una actividad comercial, capaz de producir bienes con una impronta estética y visual atractiva para el mercado, cuyo valor económico muchas veces excede a su verdadero valor de uso o de cambio. Esta mirada justamente deja de lado la visión del diseño como actividad cuya capacidad innata –y cuyo objetivo final– es la de crear bienes funcionales a las necesidades planteadas al interior de la sociedad, sean estas vinculadas al desarrollo cotidiano, a un uso doméstico de los bienes y servicios, a necesidades propias del mercado, de las empresas, de la industria, o mismo del Estado.
Esta versión, cuyo anclaje tiene lugar en los estudios culturales que analizan precisamente la producción y consumos culturales de la sociedad posindustrial, no es ajena –ni errónea– con respecto a la convergencia del diseño en sus aspectos constitutivos, como los estético-formales, integrados a los aspectos técnicos, tecnológicos y metodológicos de la actividad. Esto es, el factor estético-formal –entendido como función agregada al igual que la función simbólica, indicativa o propiamente técnica del producto–, si bien integra la propia constitución del objeto creado, no es, como suele pensarse desde los estudios culturales de la sociedad posfordista de fines de los años setenta y principios de los ochenta, el único elemento a considerar como inherente al diseño de objetos. Tal como se podrá observar en los siguientes capítulos, la preeminencia de los factores técnicos en la propia configuración de esta práctica sugiere pensarla como una actividad que trasciende, como afirma Bonsiepe (2008), el mero hecho de estilo.
En relación a estos estudios, Featherstone (1991) plantea la cuestión de la “estetización de la vida cotidiana”, al analizar la dimensión estética que atraviesa los consumos generados en el entorno global de la sociedad posmoderna, en la cual tiene lugar una vasta proliferación de imágenes, representaciones simbólicas y visuales que incidirían en la construcción de un consumo ‘estetizado’. En esta convergencia de procesos de estetización y estilización de la vida interviene el diseño, o mejor dicho, los diseños –al igual que la moda y los bienes de consumo– en tanto factores que contribuyen a la construcción de los estilos de vida en la sociedad contemporánea.
De la misma manera, los autores Lash y Urry (1998), desde los estudios culturales británicos, plantean la intervención del diseño en la sociedad posmoderna y su participación activa en la construcción de estilos de vida individualizados, atravesados por la reflexividad estética. En esta misma línea encontramos las reflexiones del autor Renato Ortiz (1997), quien analiza las producciones y consumos culturales al interior de un proceso de economía global posfordista, dando lugar a procesos de ‘cualificación’ de la producción en detrimento de la producción cuantificada masiva de la sociedad industrial. El diseño aportaría así un valor agregado en términos cualitativos a la producción, en función de la cual los productos estarían pensados a partir de una mayor individualización de los consumos (o customización), incidiendo de esta manera en la construcción de estilos de vida mayormente individualizados.
A su vez, desde los estudios culturales americanos e iberoamericanos, diversos autores analizan las producciones culturales en la era de la globalización, principalmente en el marco de las industrias culturales y creativas (Florida, 2002; Yúdice, 2002; García Canclini, 2000; Getino, 1995; Wortman, 2003; Puente, 2007; Rey, 2009). En este sentido, el lugar que ocupa el diseño como industria cultural representa un avance en su estudio y en el reconocimiento de su implicancia para la economía y la sociedad. En esa misma línea, los trabajos desarrollados por el Observatorio de Industrias Culturales así como posteriormente por el Observatorio de Industrias Creativas de la Ciudad de Buenos Aires constituyen un aporte al conocimiento de la participación de esta actividad en la economía creativa de la Ciudad.
Estos estudios analizan, desde una perspectiva cultural, la incidencia del diseño en la sociedad a la luz de las transformaciones generadas por el proceso de globalización. Los trabajos producidos por el Observatorio de Industria Creativas (OIC) ponen el acento en un aspecto económico, al ‘medir’ en términos cuantitativos –e incluso cualitativos– la participación de la actividad del diseño en la estructura económica. También, en esta línea, encontramos ciertos trabajos desarrollados por el CEDEM (Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano), entre los cuales se encuentra el artículo “Estructura económico territorial del barrio de Palermo y dinámica del complejo de diseño”, de Braticevic (2007), que permite conocer la nueva configuración urbana del barrio mencionado, en consonancia con el desarrollo del diseño alcanzado en él.
La intervención del diseño en el campo de lo social es abordada desde diferentes miradas desde los estudios culturales mencionados. En este sentido, algunos autores lo trabajarán desde la perspectiva productiva como componente de las industrias culturales y creativas, también en relación al componente estético que interviene en la construcción de la vida cotidiana al interior de un escenario globalizado, o mismo como factor constitutivo de un nuevo escenario laboral y cultural, que, en el marco de una producción posfordista, adquiere valor en relación a las formas que recrea, incidiendo, así, en la producción cultural visual de la sociedad contemporánea.
Pero cabe mencionar que si bien la dimensión estética constituye un elemento integrado a la cultura material y visual de la sociedad contemporánea, como asimismo a la práctica del diseño, en tanto agente propulsor de esta, como he mencionado y veremos más adelante, esta actividad reconoce además otros factores constitutivos para su desarrollo, como ser las dimensiones técnicas, semánticas, metodológicas, morfológicas, indicativas, que integran el trabajo de la proyección de los objetos. Con lo cual, si bien estos estudios constituyen un aporte significativo al conocimiento de las producciones y consumos culturales en torno a un proceso de estetización de la vida cotidiana, en el cual interviene significativamente el diseño, considero que para comprender esta actividad, su delimitación como práctica y disciplina, estos estudios dan cuenta de una visión limitada; por ello, debemos recurrir ineludiblemente a la literatura proveniente de los estudios del campo del Diseño para abordar este fenómeno desde una perspectiva más integral.
El recorrido que realicé desde mi investigación inicial sobre la inserción laboral de los diseñadores independientes[2] y su contribución a la cultura local, hasta la investigación que dio lugar a este trabajo sobre la configuración de una identidad profesional de los diseñadores industriales en relación a sus inserciones laborales diversas, comprendidas a la luz de una disciplina específica, me permitió comprender que el estudio del diseño desde una perspectiva socio-cultural no era suficiente para construir un abordaje en su dimensión disciplinaria y constitutiva como práctica proyectual al servicio de lo social.
1.2. Estudios del campo del Diseño
Es preciso dar cuenta de los aportes realizados por estudios provenientes del área específica del Diseño, que plantean la mayor intervención de esta actividad en el entramado social y cultural a partir de la segunda mitad del siglo XX. Numerosos trabajos se han orientado a analizar la contribución del Diseño a la cultura y la sociedad, desde una mayor integración de este servicio en los sectores productivos (Maldonado, 1993; Aicher, 1994; Bonsiepe, 2008; Ricard, 1982; Bürdek, 2007; Campi, 2007; Heskett, 2002) así como diversos autores (Fiell & Fiell, 2001; Cooper & Press, 2009; Julier, 2010).
De la misma manera, desde el área de la Arquitectura, así también como del Arte, se ha producido una vasta literatura en relación al Diseño Industrial (Behrens, [1910] 2002; Gropius [1914] 2002; Alexander, 1977; Aalto, 1977; Moholy-Nagy, 1997; van de Velde, [1910] 2002, entre otros), que ha contribuido con su labor, sus reflexiones y escritos a producir importantes lineamientos teóricos que integrarían la construcción disciplinaria del Diseño.
En la escena local, es preciso mencionar la contribución de diversos diseñadores, arquitectos y teóricos del Diseño que han plasmado un vasto corpus de conocimiento, orientado a delimitar la práctica en la vida cotidiana, en el plano productivo, tecnológico, metodológico y pedagógico, delineando nuevos enfoques y perspectivas en torno a la enseñanza de la disciplina. En este sentido, son numerosas las contribuciones de diseñadores, y también de autores provenientes de otras disciplinas, que han abordado la problemática del diseño en sus estudios (Méndez Mosquera, 1997; Blanco, 2005a, 2005b; Breyer, 2005; Joselevich, 2005; Galan, 2000, 2008; Fernández y el grupo NODAL, 2008; Ledesma, 2005; Arfuch, 2009, 2005; Chaves, 2005; Devalle, 2009a, 2006; Crispiani, 1995). Ellos han significado un aporte a la delimitación histórica y teórica de la disciplina, construyendo un camino de circunscripción y de reconocimiento de esta actividad tanto en nuestro país como en toda América Latina. En este sentido, la contribución inicial de Tomás Maldonado fue sin dudas fundamental en Argentina, comprendiendo su pionerismo en la perspectiva proyectual del diseño como base de su especificidad, así como en la configuración tecnológica, cientificista y metodológica desde la cual promulgó su abordaje.
También es preciso destacar la figura del ingeniero Basilio Uribe, cuyos escritos hicieron un temprano aporte en torno a la delimitación y especificidad de la disciplina en el país, desvinculándola, al igual que Maldonado, de la actividad artística, y orientándola hacia una disciplina técnica, en línea con la producción industrial y las necesidades emanadas de problemas de producción, económicos y de uso. En este sentido, su trabajo “La contribución del diseño industrial a la estética del siglo XX”, escrito en el año 1966 a pedido de la UNESCO, dio cuenta de estas instancias por él planteadas en relación al diseño, en pleno período de afianzamiento de la actividad del diseño en la industria argentina, así como a nivel institucional, a raíz del desarrollo de su profesionalización.
En la última década, también tuvo lugar en la escena local una proliferación de trabajos enfocados en la actividad del diseño, provenientes desde las áreas sociales y humanísicas, tanto desde la Sociología como la Antropología. En este sentido, se destacan los estudios llevados a cabo por las autoras Vargas (2010) y Guerschman (2009, 2010), ambas desde los estudios antropológicos-culturales, así como los de Devalle (2009a), Miguel (2008, 2010), Joly (2009), y Correa (2010a, 2010b, 2010c, 2009), quienes analizan desde su disciplina inicial, la Sociología, la intersección cultural, artística, social y diseñística en torno al problema del Diseño. En el caso de Devalle (2009a), su obra se centra en la emergencia y consolidación del campo del Diseño Gráfico en Argentina, analizando el período de constitución de este campo disciplinar, las prácticas, los discursos y las instituciones que formaron parte de esta conformación; a su vez, los estudios de Miguel y Joly refieren al estudio del campo del Diseño de indumentaria en la sociedad contemporánea, en las últimas décadas de Argentina, mientras que los trabajos de Correa se basan en la actividad del Diseño industrial y la configuración laboral e identitaria de los diseñadores industriales, así como en el análisis del fenómeno del diseño independiente en la Ciudad de Buenos Aires. También la socióloga Silvia Fábregas (2006) ha abordado esta práctica como campo de producción de bienes y servicios como valor agregado para la economía, centrándose tanto en las modalidades de producción generadas en su entorno como en las del consumo. En este caso, su trabajo “A través de las experiencias. Valores y diseño en los sistemas de comercialización y consumo”, realizado junto a las diseñadoras industriales Paulina Becerra y Georgina Pizabiocche, y editado por el Instituto Metropolitano de Diseño e Innovación del Centro Metropolitano de Diseño (IMDI-CMD), constituye un aporte significativo para comprender la lógica de producción, circulación y consumo de los objetos de diseño en una economía global.
En este sentido, los trabajos publicados por el Centro Metropolitano de Diseño, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, implican una valiosa contribución al área –en sus diferentes disciplinas– que da cuenta de su labor orientada a la difusión del diseño en el mercado, en las empresas y en la industria. Si bien su visión se centra en una perspectiva más vinculada al emprendedorismo, es importante mencionar que esta acción muestra una de las características que más refleja la inserción de los diseñadores en el mercado actual. Sin dudas, la labor del “emprendedor” forma parte del escenario actual de participación de los diseñadores en la estructura productiva. Las publicaciones del CMD evidencian así de la participación del Estado, en este caso, específicamente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), en la acción de promoción de la actividad del diseño en la producción local, en el mercado y su vinculación con las empresas.
En cuanto a la labor a nivel nacional llevada a cabo por el Estado nacional, cabe destacar la producción del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), a través de su Centro de Investigación y Desarrollo en Diseño Industrial. Los trabajos realizados por este centro permiten dar cuenta de la efectiva incorporación del diseño en las empresas, a través de sus publicaciones “El diseño en cifras. Estadísticas del comportamiento del mercado laboral” y “El mercado laboral del diseño durante el 2009”, ambas publicadas en el año 2009, editadas por el Programa de Diseño del INTI (ProDiseño). A su vez, un estudio relevante en materia de conocimiento sobre la inserción de la actividad del diseño en las empresas nacionales en los últimos años es el informe “Diseño en Argentina. Estudio del impacto económico (2008)”, desarrollado por el INTI y basado en el análisis de los resultados obtenidos por la Primera Encuesta Nacional de Diseño realizada a pequeñas y medianas empresas, llevada a cabo conjuntamente por el Plan Nacional de Diseño y el Centro de Estudios para la Producción, con la colaboración del INTI, en función de su proyecto “Estudio del impacto económico del diseño en las empresas para la formulación e implementación de nuevas políticas públicas en Argentina”. También en esta línea encontramos el artículo del diseñador industrial Ezequiel Kobrinsky (2010), “Diseñadores industriales: ¿Cómo se insertan en el mercado?”, publicado en el Boletín del INTI, también en el marco de su Programa de Diseño.
Estos estudios permiten acercarnos a una cuestión altamente relevante, pero sobre la cual aún en cierta medida no se cuenta con registros estadísticos altamente difundidos; me refiero a la participación de diseñadores en las empresas argentinas, a la incorporación de diseño –específicamente diseño industrial– en la industria nacional.
A su vez, en relación a la producción de conocimiento sobre la labor del INTI en materia de Diseño Industrial, merece ser destacado el trabajo realizado por José Rey (2009) sobre la historia del CIDI (Centro de Investigación del Diseño Industrial), en la cual se puede observar, a partir de una compilación cronológica de las actas de la institución, el crecimiento de esta actividad y sus aportes significativos en términos de investigación, enseñanza y producción de artefactos industriales, así como su amplio recorrido en el marco del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) que abarca desde el año 1962 hasta el período de su cierre, en 1988. Este trabajo da cuenta de una valiosa información en términos de Diseño industrial a nivel nacional, al analizar la propia labor del CIDI, centro pionero en integrar la disciplina y la práctica de Diseño Industrial a la producción industrial argentina.
También es preciso destacar los trabajos que se encuentran en línea con el presente estudio, desde el propio campo del Diseño, los cuales analizan la inserción y desempeño laboral de los graduados de la Carrera de Diseño industrial, como la investigación desarrollada por el equipo de Estela Zalba, “Análisis comparativo de la inserción y desempeño laboral de los graduados de la carrera de Diseño industrial, con las características psicológicas y de rendimiento académico relevadas en su trayectoria como estudiantes”. El trabajo “Análisis de la trayectoria académica y datos laborales” de la diseñadora industrial Laura Braconi (2009), de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo, que se inscribe en el equipo de investigación citado, se encuentra ampliamente articulado con el objeto de mi investigación. También su artículo “Una mirada al pasado nos proyecta al futuro: innovación y diseño en la industria argentina” plantea la participación a lo largo de la historia, desde los inicios de la industrialización en Argentina, de la actividad del diseño en la industria nacional.
1.3. La identidad, el reconocimiento y los perfiles profesionales en los estudios sociales y laborales
Además de los estudios provenientes del campo del Diseño, como marco de referencia para esta investigación es necesario contemplar aquellos trabajos vinculados a la problemática de la inserción laboral y su vinculación con la construcción identitaria, para acercarnos a la cuestión aquí planteada, a fin de dar cuenta de esta manera de la constitución de las identidades profesionales en relación a la inserción de los diseñadores industriales.
En este sentido, podemos señalar que la noción de identidad fue abordada inicialmente por los estudios psicoanalíticos, siendo Freud uno de los primeros teóricos en desarrollar la noción de identificación en el sujeto, en relación a un otro o a un grupo social determinado. Asimismo, los estudios psicosociales de George Mead o Eric Erikson, si bien desde perspectivas diferentes, contribuyeron a definir el concepto de identidad en términos sociales. En el primer caso, Mead planteaba la identidad como resultado de un proceso de interacción social, mientras que en el segundo, Erikson (1978) sostenía que la identidad era definida en términos de un proceso dialéctico dado a partir de la síntesis interna del individuo y de su integración en roles sociales dentro de un grupo.
En referencia a los principales estudios interaccionistas sociales de las décadas de 1950 y 1960, es importante destacar los trabajos de Erving Goffman (2001a, 2001b), en los cuales se aborda la noción de identidad como resultado de un proceso de interacción social, cuyos marcos condicionan y norman la personalidad del individuo. En este sentido, trabajos como La presentación de la persona en la vida cotidiana y Estigma. La identidad deteriorada reflejan los lineamientos teóricos del autor en relación a la construcción identitaria al interior de procesos micro-sociales de interacción.
Otro aporte significativo, en este sentido, proviene de los estudios franceses de mediados y fines del siglo XX que analizan los procesos de individuación, así como la cuestión de la identidad y el reconocimiento de los individuos tanto en relación a su inserción laboral y participación en la estructura productiva, como principalmente a partir de las relaciones sociales y experiencias vinculadas a la integración social.
Estos estudios han contribuido a la conformación de un vasto corpus teórico orientado a la construcción de estas categorías a la luz de las transformaciones de la sociedad contemporánea. En este sentido, diversos autores (Elias, 1991; Ricoeur, 1990; Castel, 2001; Bourdieu, 1992, 1995, 2000; Pollack, 1993; Kaufmann, 2001, 2004; Sainsaulieu, 1988; Ruano-Borbalan, 1998; Cuche, 1999) han trabajado en gran medida estas problemáticas aportando conocimiento sobre la cuestión de identidad.
Si bien esta categoría ha sido abordada ampliamente y desde diferentes miradas, interesa pensarla en términos de una construcción que, tal como plantea Norber Elias (1991), continúa siendo problemática e irresoluble, dada la complejidad de múltiples formas y combinaciones que asume, en torno a la cual tanto el “yo” como el “nosotros” colectivo interactúan delineando la construcción de la identidad humana. Poner en cuestionamiento esta categoría implica pensarla a la luz de las transformaciones llevadas a cabo en la sociedad contemporánea, cuyos cambios en la estructura productiva y en la sociedad salarial traen consigo modificaciones en la construcción de lazos de pertenencia y afiliación, constitutivos de los procesos identitarios de los individuos.
En el caso de Robert Castel (2001), este autor aborda la cuestión de la construcción de los soportes en torno a los que se configura la individualidad, los cuales se ven atravesados por instancias de fragilidad y vulnerabilidad generadas por procesos de desafiliación social, a modo de pérdida de los lazos constitutivos de pertenencia y afirmación del individuo con su entorno. Una mirada durkheimiana resignificada en los procesos de constitución del individuo, de la relación que establece con las instituciones a partir de ciertos soportes que permiten delinear la individualidad del sujeto moderno. La transformación de la sociedad salarial ha generado, en términos de Castel, una desconfiguración de estos mismos soportes, inclinando a algunos individuos a zonas de vulnerabilidad. La subjetividad es construida en torno a los soportes constitutivos que actúan afianzando o debilitando el proceso de construcción de identidad social.
A su vez, los trabajos de Pierre Bourdieu sobre la cuestión de subjetividad e identidad se enmarcan en procesos constitutivos de habitus performadores de prácticas subjetivas que devienen del resultado de la integración individuo-sociedad. La subjetividad es planteada en esta misma integración, en función de la cual las propias estructuras sociales –en tanto estructuras estructurantes– contribuyen a delimitar la identidad del sujeto. Estas, ancladas en la formación, tradición, educación, instituciones, saberes o valores, moldean al individuo y lo definen en un propio habitus que lo orienta a la acción. Las prácticas se reproducen en esta misma lógica de articulación social-individual. El individuo es en relación a estas estructuras: lo que promueve, lo que este recrea será significado, y resultado, de esta imbricación.
También desde los estudios franceses, y en relación al campo de la Sociología de las profesiones, encontramos los estudios de Claude Dubar (2002, 2001, 2000) y Pierre Tripier (1998), articulando dimensiones identitarias y de profesionalización, específicamente analizando las identidades y los perfiles profesionales, en relación a las trayectorias laborales de los individuos. La contribución de estos autores ha sido ciertamente significativa para el área de conocimiento de la Sociología de las Profesiones, particularmente al analizar en profundidad, retomando el análisis de Abbott, la complejidad del proceso de construcción de la identidad. La visión de Dubar (2002, 2001) –quien parte de teorías del Interaccionismo simbólico, así como de un enfoque lacaniano, en su visión sobre la identificación del Yo con el Otro– aporta una dimensión interesante al plantear la identidad desde la interacción de los elementos subjetivos y objetivos que se entrelazan, dando lugar, por un lado, a una identidad personal, y por otro, a una relacional.
La noción de identidad para sí e identidad para otro desarrollada por Dubar remite a esta instancia de integración del sujeto con aquellos otros (escuela, familia, mercado de trabajo, entre otros), con los cuales se relaciona. En función de esta relación, del reconocimiento de los otros sobre sí, de aquello que el otro espera de este, y proyecta para este, es que se irá construyendo su identidad, basada, justamente, en esas dos dimensiones: una biográfica y otra relacional, una identidad para sí y una identidad para otro.
Estos análisis permitieron –del mismo modo que los estudios realizados por los mencionados Sainsaulieu (1988), Cuche (1999), Taylor (1999), entre otros– poner en escena la dimensión integral de la noción de identidad, a partir de centrar su estudio en la interacción de los sujetos, y de los elementos subjetivos y objetivos que atraviesan su construcción, en tanto resultado de la conjunción biográfica con el entorno social.
En esta línea teórica, también es preciso destacar la obra de Charles Taylor (1998, 1999), referida a la construcción de la identidad moderna y su articulación con la instancia de reconocimiento. Taylor (1999) destaca la noción de reconocimiento como constitutiva a la construcción de identidad en el individuo. Es decir que esta es conformada en función del reconocimiento del otro, dando lugar a una articulación necesaria entre reconocimiento e identidad, cuestión que comienza a ser planteada en torno al cuestionamiento y definición de la identidad moderna. Del mismo modo, Honneth (2008) –quien aborda esta noción desde la perspectiva de la Teoría crítica frankfurtiana– plantea que el reconocimiento remite a la necesidad, por parte del sujeto, de un otro para poder construirse una identidad estable y plena, dando lugar nuevamente a esta necesaria interacción del individuo con la ‘otredad’ en función de la cual tiene lugar su reconocimiento, así como su propia reafirmación identitaria.
También diversos autores (Castells, 2005; Giddens, 1991; Berger y Luckmann, 2001, entre otros) han trabajado desde diferentes abordajes teóricos la noción de identidad en el sujeto, posicionándola desde perspectivas construccionistas o mismo desde la noción de incorporación de los roles sociales constitutivos de la trama cotidiana de interacción. Por su parte, Stuart Hall (2003) desarrolla la noción de identidad en relación al entramado discursivo en el cual tiene lugar, a partir de determinadas configuraciones históricas e institucionales, y en torno a prácticas discursivas específicas que la alojan y la definen como tal.
A su vez, en nuestro país, los trabajos que atraviesan los estudios sociales y laborales en relación a la cuestión de la identidad, la subjetividad y el reconocimiento, también ocupan un lugar destacado en la literatura de las Ciencias Sociales. Numerosos trabajos han abordado estas problemáticas vinculadas a la inserción laboral, a la construcción de identidad en relación a la conformación de espacios de trabajo y a la participación en la estructura productiva. Así, diferentes autores (Svampa, 2003; Vasilachis de Gialdino, 2001; Battistini, 2004, 2007, 2009; Busso, 2009; Longo, 2003; Bialakowsky, 2004; Bogani, 2001, entre muchos otros) han analizado y han producido conocimiento valioso e inacabado en relación a estas categorías.
También surgieron en nuestro país diversos estudios vinculados al campo de la Sociología de las profesiones, como los trabajos de la socióloga Marta Panaia (2003, 2006), cuyo estudio sobre las trayectorias de ingenieros tecnológicos permite comprender la situación del mercado laboral en relación a profesiones relevantes socialmente como la Ingeniería, altamente vinculada, en su rama tecnológica, a la demanda de la industria. La particular articulación entre la inserción laboral, las trayectorias y la formación profesional a la luz de las políticas universitarias permite dar cuenta de un análisis escasamente abordado en el campo de los estudios sociales de las profesiones.
El estudio de la inserción laboral de los diseñadores industriales egresados de la Universidad de Buenos Aires se emparenta con ese tipo de análisis, a partir de esta imbricación entre formación e inserción profesional. También en esta línea encontramos los trabajos de Julio Testa (2000a, 2000b), sobre perfiles profesionales e inserción profesional, para el caso de graduados en Ciencias Económicas o técnicos de la industria química. Los estudios de María Antonia Gallart (1997, 2003), a su vez, analizan la vinculación entre formación educativa y desempeño laboral, si bien en relación a la institución escolar, pero permiten comprender los cambios manifestados en el mundo del trabajo en las dos últimas décadas, y su articulación con la formación, la cual debe adaptarse a un nuevo contexto productivo de mayor especialización y desarrollo de conocimientos.
A su vez, los trabajos de Arfuch (2002a, 2002b) lindan la cuestión social con la cultural, ubicándose entre los estudios fronterizos que atraviesan los análisis culturales, sociales y propiamente diseñísticos, desde los cuales se aborda la construcción de subjetividades e identidades sociales.
De este modo, han tenido lugar en el campo de las Ciencias Sociales diferentes construcciones teóricas en torno a la noción de identidad y reconocimiento, así como de trayectorias y perfiles profesionales, en relación a las dimensiones propiamente identitarias, convergiendo análisis desde diferentes miradas, perspectivas y disciplinas, señalando no sólo cuestiones epistemológicas propias de cada enfoque, sino también reflejando interpretaciones diversas en el modo de construcción de la noción de identidad, o mejor dicho, de las identidades, en su dimensión plural y múltiple, cuya expresión arraiga en el campo de lo social.
1.4. Hacia un abordaje multidisciplinar del objeto
A partir del conocimiento producido por los estudios previos, sea en el área del diseño o de los propios estudios laborales y sociales, es importante destacar que esta investigación se propuso construir nuevos aportes en relación a un problema que buscó en sí mismo integrar ambas dimensiones. Esto es, se trató de atravesar la propia frontera del campo del Diseño, y de las disciplinas proyectuales, para poder comprender la participación de los diseñadores industriales, sus instancias de inserción como trabajadores, con el fin de poder analizar, en función de estas modalidades de intervención en la esfera productiva, la manera en que son configurados sus perfiles e identidades profesionales. Así, se buscó comprender el modo en que se construyen a la luz de una disciplina: el Diseño Industrial. De esta manera, la instancia laboral y productiva se entrecruza con la propiamente diseñística, en la conformación del diseñador como trabajador cultural, con el fin de poder captar y dar cuenta, en un sentido integral, esto es, desde una mirada múltiple e integradora, de su identidad profesional.
Es por esto que me propuse trabajar con un corpus teórico basado en literatura proveniente de ambos campos, del diseño y del socio-laboral, para poder analizar este fenómeno complejo sobre la constitución del diseñador industrial como trabajador atravesado por una disciplina que sugiere y plantea instancias de reconocimiento, así como procesos identitarios en el escenario social, económico y productivo en el cual se inserta.
Así, el entramado que supone un abordaje multidisciplinar dio lugar a una construcción teórica del objeto que permitió una interpretación desde diferentes perspectivas, imbricando instancias propias de la formación disciplinar con su propio desempeño profesional, para dar cuenta, así, de los objetivos propuestos en la investigación.
En relación a esta mirada múltiple que se plantea en torno a la construcción del objeto, atravesado por varias disciplinas –Diseño, Sociología del Trabajo, Sociología de las Profesiones, Estudios culturales–, es preciso mencionar que para esta investigación me basé en un corpus teórico lo suficientemente amplio que me permitiera dar cuenta, de manera integradora, de este objeto complejo. Es así que trabajé a partir de numerosos libros, revistas, artículos, papers, todos ellos tanto nacionales como internacionales, referidos a estas problemáticas específicas; por un lado, a la instancia de la actividad del diseño industrial, su definición, configuración disciplinaria y campo de producción, vinculado o no a la industria, e integrado a los procesos culturales que permean a la sociedad; por otro, relacionados a las temáticas de construcción de identidad y reconocimiento de los individuos, así como de los perfiles profesionales que estos conforman para sí en relación a su inserción laboral.
Cabe destacar, entonces, que en función de este análisis multidisciplinar fue posible construir conocimiento en relación a este objeto, que no fue acotado a una sola perspectiva, sino que se propuso, justamente, analizarlo, interpretarlo, e interpelarlo, desde disciplinas diversas, a fin de realizar una construcción que pudiera reconocerlo en su misma integridad.
1.5. La construcción del objeto: abordaje metodológico
En relación al análisis de la inserción laboral de los diseñadores industriales, así como de sus perfiles e identidades profesionales, es preciso mencionar el corpus obtenido a partir de las entrevistas realizadas, en el marco de un abordaje metodológico cualitativo, a diseñadores industriales egresados de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. A partir de esta técnica se propuso comprender los discursos y prácticas de estos profesionales, en relación a cuestiones relevantes a los fines de la investigación, como ser, su modalidad de participación en el espacio productivo, su visión de integración en el mercado laboral, en la industria argentina, sus experiencias en torno a la formación profesional y sus percepciones y visiones acerca de sí mismos como profesionales.
También es importante mencionar que se han realizado entrevistas a referentes clave en materia de Diseño Industrial, como Ricardo Blanco y Hugo Kogan, entendidos como informantes especiales que han permitido enriquecer el análisis de este estudio con sus valiosos aportes en relación a este campo profesional. A su vez, se han realizado entrevistas a profesionales vinculados a instituciones promotoras de diseño, como el Centro Metropolitano de Diseño y el Centro de Investigación y Desarrollo en Diseño Industrial, dependiente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Se ha entrevistado también a la socióloga Silvia Fábregas, docente de la carrera de Diseño Industrial de la UBA, y con experiencia de trabajo en diversos estudios realizados por el Centro Metropolitano de Diseño, a fin de incorporar mayor información en relación al tema de investigación.
A su vez, se han realizado observaciones en diversos espacios vinculados al diseño, como ser el Centro Metropolitano de Diseño, el MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas), INNOVAR –Concurso Nacional de Innovaciones organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación–, así como diversas ferias de diseño, como la Feria Puro Diseño de los años 2009, 2010, 2011 y 2012. Todos espacios de difusión y promoción de la actividad del diseño en el país. A partir de estas observaciones se ha podido obtener mayor información de esta actividad y de la participación de los diseñadores industriales en el mercado y en la sociedad.
En relación a las entrevistas a los diseñadores industriales egresados de la UBA, tal como he mencionado, el corpus refiere a 25 entrevistas en profundidad[3] que fueron desarrolladas en función de una guía de pautas construida en una primera instancia de salida a campo. Ella fue modificada a partir de la aparición de temas emergentes al realizar las primeras entrevistas. La guía se constituyó en base a diversos ejes de análisis, los cuales buscaron recuperar la visión de los entrevistados en torno a temas como: sus motivaciones con respecto a la elección por la carrera, sus percepciones con respecto a la formación educativa en la Universidad, sus diversas experiencias laborales –a fin de reconstruir sus propias trayectorias–, sus percepciones sobre el mayor o menor grado de conocimiento y de reconocimiento de la profesión y de sí mismos como profesionales en relación al mercado, la industria y la sociedad en general, así como sus expectativas o perspectivas con respecto a sus desarrollos profesionales y al servicio de diseño en el país.
Cabe destacar que los contactos fueron obtenidos a partir de un proceso de selección desarrollado de acuerdo con varias instancias. En un primer momento, se obtuvo del padrón de graduados de la página web de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, una selección de los diseñadores industriales que podían ser contactados para las entrevistas. En un segundo momento, se buscó información de ellos –sus actividades, perfiles, tareas realizadas– a través de páginas web (sitios vinculados al diseño, Facebook, Linkedin), a partir de lo cual se realizó una primera selección. Luego, se buscaron formas de establecer contacto vía web con estos diseñadores, buscando direcciones de correo electrónico a través de páginas web propias, de estudios de diseño, de páginas de universidades nacionales (como la Universidad de Palermo), del Programa Prodiseño del INTI –que cuenta con una base amplia de difusión de diseñadores industriales y estudios de diseño–, de numerosos artículos de revistas con entrevistas a diseñadores, o sitios vinculados al diseño, como la página de los concursos realizados por INNOVAR, anteriormente mencionada.
Posteriormente, se realizaron los contactos vía e-mail y se obtuvo respuesta en la mayoría de los casos. En los casos que no se contaba con página web o direcciones de correo electrónico de los diseñadores que se quería contactar, se buscó generar el contacto a través de terceros. A su vez, se trabajó en función de la técnica denominada bola de nieve, esto es, a partir de las entrevistas realizadas, se generaron contactos que dieron lugar a nuevos casos.
Finalmente, la selección de casos fue conformada en función de un muestreo teórico, que tuvo su inicio en un muestreo de tipo intencional, pero que se continuó a partir de los datos obtenidos, orientados a una búsqueda de casos que diera cuenta de un abordaje exhaustivo tanto en términos teóricos como analíticos, esto es, que permitiera encontrar casos coincidentes, así como casos divergentes, en cuanto a perfiles y trayectorias. Esto dio lugar a una muestra diversa, cuyos perfiles reflejan, de alguna manera, el escenario de la inserción profesional. Si bien no podemos pensar que el universo de diseñadores se comporta de esta forma, sí, en cierta medida, este estudio permite brindar conocimiento en torno a las modalidades de inserción de este grupo de profesionales.
La muestra final, entonces, se encuentra conformada por diseñadores orientados a la participación en la industria, diseñadores con estudio de diseño independiente, diseñadores free-lance, diseñadores autoproductores y diseñadores docentes-investigadores. Esto es, se buscó reflejar la diversidad de acción que caracteriza a la profesión. En relación al diseño de autor, no se han obtenido contactos de ese perfil, ya que si bien se han buscado, no se ha obtenido respuesta, de modo que su caracterización es analizada en función de referencias que provienen del relato de otros entrevistados, así como del análisis de publicaciones y de observaciones realizadas in situ en ferias de diseño[4].
De este modo, la muestra finalmente se conformó en torno a 25 entrevistados que abarcaron el ‘abanico’ de perfiles profesionales en relación al Diseño Industrial, tal como se puede visualizar en la distribución final:
Perfiles profesionales |
Diseñadores industriales entrevistados |
Orientado a la industria | 4 |
Independiente: a través de estudio de diseño | 13 |
Independiente: free-lance | 1 |
Independiente: autoproductor[5] | 2 |
Académico-institucional (docente-investigador / trabaja en institución pública o privada vinculada al diseño) | 5 |
TOTAL | 25 |
Se puede observar que predominan en las entrevistas los diseñadores insertos en estudios de diseño –sean propios o compartidos–, esto, justamente, por la dificultad de encontrar perfiles orientados a trabajar en la industria. Esta situación ha sido estudiada en profundidad en este trabajo.
Es preciso mencionar que se analizó el campo del Diseño Industrial teniendo en cuenta los diferentes actores intervinientes, en relación a dos períodos: años noventa y 2000, siendo ambas décadas ciertamente diferentes en relación a la inserción laboral de estos profesionales.
Cabe destacar que el análisis de las entrevistas dio lugar, entonces, a una caracterización de estos distintos tipos de perfiles, así como de instancias centrales en la conformación profesional como lo son las dimensiones de la identidad y el reconocimiento, y el rol que juegan en la definición profesional.
De este modo, la necesidad de dar cuenta de este escenario productivo, de sus dificultades, de sus desafíos en juego, de sus aspiraciones y proyecciones, permitió construir un objeto complejo, dada la mirada multidisciplinar que lo atraviesa, pero que reviste de un alto grado de interés tanto para el campo del Diseño, de los Estudios laborales, de las Ciencias Sociales, como para la sociedad, en relación a la cual estos sujetos intervienen proyectando y diseñando no solamente productos.
Cabe destacar que, si bien el problema de la inserción de los diseñadores en el sistema productivo ha sido abordado por ciertos trabajos producidos desde el campo del Diseño –como ser, desde instituciones como el INTI o los programas mencionados de Diseño como el Centro Metropolitano de Diseño o el Plan Nacional de Diseño–, al mismo tiempo esta cuestión no presenta numerosos antecedentes dentro del área de las Ciencias sociales, dando cuenta así de una cuestión escasamente analizada desde este campo, y específicamente desde la disciplina de la Sociología.
Con esto quiero decir que, si bien se puede plantear que el estudio del Diseño como problema de investigación –esto es, a partir de comprender al Diseño como un problema socialmente relevante– ha alcanzado cierta inclusión en el campo de lo social, la escasez de trabajos que ahondan en esta problemática muestra la aún débil visibilidad de esta práctica para las Ciencias sociales, evidenciada en alguna medida en la ausencia de investigaciones centradas en su abordaje y conocimiento, así como en el análisis mismo de su acción e intervención en el mundo social.
- Esta cuestión será profundizada en los últimos capítulos, dedicados al análisis de los casos trabajados, cuyos relatos evidencian este débil reconocimiento social de la profesión, y mismo, de quienes la ejercen.↵
- Me refiero a mi tesis de Maestría en Sociología de la Cultura (2010), intitulada El fenómeno del diseño independiente en la ciudad de Buenos Aires: análisis de la conformación de un nuevo trabajador cultural en la escena local. El objeto de esa investigación fue el estudio de las producciones de diseño independiente configuradas en esta ciudad en el momento posterior al contexto de ‘crisis de 2001’ en Argentina. Allí analicé la configuración de las prácticas autogestionadas de los diseñadores independientes, comprendiéndolas como prácticas insertas en la trama de la cultura, y a los propios diseñadores –en este caso de objetos– como productores de bienes culturales que participan activamente en el proceso de construcción de la cultura simbólico-visual y material de la sociedad contemporánea. ↵
- También se contó con la información enviada por e-mail por un diseñador industrial que no pudo acceder a la entrevista, pero que expresó por esa vía sus percepciones en relación a las debilidades y obstáculos atravesados en la inserción laboral de estos profesionales.↵
- En relación a esto, cabe destacar que si bien un entrevistado se autopercibe como realizador de ‘diseño de autor’, al mismo tiempo desarrolla su labor en un estudio de diseño propio, al cual le dedica la mayor cantidad de tiempo durante la semana, con lo cual se lo ha clasificado en el perfil de diseñador independiente inserto en estudio de diseño. Igualmente se ha trabajado el perfil de ‘diseño de autor’ según su propio relato, como así también a partir de las diferentes percepciones sobre este perfil emanadas de las entrevistas realizadas. Si bien se ha buscado establecer contacto con egresados que desarrollen íntegramente este perfil, no se ha obtenido respuesta; por ello, fue reconstruido a partir de información obtenida de otros entrevistados, como de diversas observaciones realizadas en ferias y eventos de diseño. ↵
- Es importante destacar, con respecto a este perfil, que varios diseñadores que trabajan en forma independiente desde estudios de diseño propios, además de otros servicios que realizan, llevan a cabo la práctica de la autoproducción, con lo cual si bien no fueron contemplados bajo este perfil y sí bajo el de independiente en estudio de diseño, ambos perfiles son configurados simultáneamente. ↵