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Introducción

Esta tesis se propone analizar la articulación entre los proyectos migratorios de las travestis/trans sudamericanas y las posibilidades de constituir una identidad de género en ambientes de menor hostilidad. Este punto de partida permite asentar que el tema de la investigación es la migración de personas travestis/trans que, desde distintos países del sur de América, han migrado hacia el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires)[1] con el fin de experimentar mayores libertades. Estos lineamientos generales son sintetizados de acuerdo con tres tiempos que atraviesan los proyectos migratorios de las entrevistadas, sin desconocer las variaciones y excepcionalidades que pueden observarse respecto de estos. En las trayectorias de vida de las travestis/trans sudamericanas, la migración representa un viraje biográfico (Meccia, 2016), una ruptura, una inflexión que posibilita transitar nuevas experiencias, aunque también resignifica y produce nuevas discriminaciones y vulnerabilidades.

La manera en que se vinculan los proyectos migratorios con la identidad de género de las entrevistadas responde a una compleja trama de mutuas determinaciones. En otras palabras, en algunos proyectos migratorios de las travestis/trans sudamericanas, la identidad de género produce la migración hacia el AMBA; en otros, la migración antecede e impulsa la construcción de la identidad de género. De este modo, la definición de cada uno de los tiempos migratorios permite aproximarse a los objetivos específicos que se abordarán en los capítulos destinados al análisis. En los proyectos migratorios de las travestis/trans sudamericanas pueden observarse ciertas regularidades empíricas que permiten sostener que el desplazamiento contempla algunas fases que pueden distinguirse de manera analítica. Las migrantes, por lo general, sostienen que, en las sociedades emisoras y en los entornos familiares, experimentan violencia, discriminación y rechazo, por lo que deciden migrar hacia otros contextos en los que puedan vivir con mayores libertades y acceder a derechos. En definitiva, son migrantes disidentes del género y la sexualidad que al transgredir las normas dominantes deben emprender la aventura de los desplazamientos hacia destinos inciertos. 

De esta manera, en el desarrollo del escrito se intenta responder al siguiente interrogante: ¿cómo se articulan los proyectos migratorios de las travestis/trans sudamericanas con las posibilidades de realizar sus identidades de género en el AMBA durante el período 2017-2019? Pese a que los propósitos de la investigación son más profundos-y algo ya se ha mencionado en el prefacio- los principales fueron guiados de acuerdo con las siguientes preguntas: ¿Por qué algunos procesos migratorios han sido invisibilizados? ¿Qué relación existe entre la diversidad sexual y la movilidad?

El primer tiempo migratorio consiste en describir, en el contexto de las sociedades emisoras, las características que asumen las incipientes transiciones, los motivos de la migración en articulación con las representaciones sociales respecto del AMBA y las principales cadenas migratorias constituidas para consumar el desplazamiento, puesto que representan instancias fundamentales para lograr la salida del territorio, la llegada al destino y el proceso de adaptación en la sociedad receptora. Además, aborda experiencias migratorias internas y regionales que constituyen instancias previas y necesarias para luego continuar con los proyectos migratorios de manera afianzada.

El segundo tiempo migratorio se constituye en el contexto de la sociedad receptora y una vez que la migración se ha efectuado. Da cuenta de las estrategias de reproducción social, los vínculos que se constituyen entre las travestis/trans (migrantes y nativas) y los procesos de violencia, criminalización y discriminación que experimentan estas personas. En definitiva, este tiempo abarca la llegada al AMBA y los diferentes procesos que involucran la asimilación social de las entrevistadas en el contexto de la sociedad receptora. Sin embargo, la totalidad de estos resultan inabarcables. Por eso, se destacan aquellos que con mayor recurrencia se han relatado en las entrevistas. De este modo, violencia, criminalización y discriminación son elementos comunes en los proyectos migratorios del universo de estudio e implican caracterizar a los principales agentes que contribuyen a su perpetuación: fuerzas de seguridad, clientes, travestis/trans nativas y otros miembros de la sociedad civil.

El tercer tiempo migratorio se produce una vez que los proyectos migratorios se han consolidado en el AMBA y, debido a su carácter inestable, se centra en describir la migración hacia países europeos, al igual que las experiencias de regreso o retorno temporal a las sociedades emisoras. Además, involucra las transformaciones en los vínculos entre las travestis/trans sudamericanas y las familias de origen luego de que se ha efectuado la migración al AMBA. De este modo, puede observarse que la investigación busca reconstruir la circularidad de los proyectos migratorios que comienzan con la decisión de migrar ante la hostilidad de las sociedades emisoras e incluye tanto la consolidación en la sociedad receptora como las intenciones de continuar la migración hacia Europa o retornar hacia las sociedades emisoras. En resumen, ilustra el carácter inestable de la consolidación de los proyectos migratorios, que pueden derivar en continuar el tránsito hacia Europa, o bien retornar de manera temporal a los entornos de origen.

La hipótesis de trabajo plantea que, en las trayectorias biográficas de las travestis/trans sudamericanas, se observan situaciones de violencia y de discriminación que motivan el abandono de las sociedades emisoras en búsqueda de escenarios de menor hostilidad hacia sus identidades y expresiones de género (Eribon, 2000; Berkins, 2003, 2007). La consideración de la búsqueda de escenarios menos hostiles responde a una construcción que realizan las entrevistadas, que, como se observará en el desarrollo de la tesis, responde a las representaciones sociales que se construyen respecto del AMBA. Las biografías de las migrantes involucran procesos que exceden a los proyectos migratorios y a la identidad de género, aunque estos factores representan puntos de inflexión insoslayables. En resumen, la hipótesis establece que las hostilidades que experimentan las entrevistadas en los contextos en los que viven impulsan los desplazamientos hacia otros escenarios en los que pueden expresarse con mayor libertad.

La articulación entre los proyectos migratorios y la identidad de género representa el eje de la investigación, pero dicha articulación puede adquirir diferentes formas. En algunos casos, la identidad de género estructura la migración y, en otros, la migración es el punto de partida para comenzar a construir la identidad de género travesti/trans. Para complejizar aún más esta fórmula, en la mayoría de los casos, estos factores se encuentran encadenados y se influyen de manera mutua. En suma, la construcción de los proyectos migratorios representa una estrategia de reproducción social medular (Bourdieu, 2012), un atajo que, ante las hostilidades, permite realizar inversiones económicas, eróticas, culturales y simbólicas, y posibilita mejorar la posición en el espacio social y expresar con mayor libertad una identidad de género que no se encuadra bajo la lógica de la hetero-cis-normatividad (Whorten, 2016).

Para abordar el problema de investigación propuesto, se complementan diferentes conceptos y perspectivas teóricas. La investigación se posiciona en los estudios migratorios y asume una perspectiva sobre la interculturalidad crítica (Walsh, 2010). Es decir, parte del supuesto de que la diversidad cultural se constituye mediante relaciones sociales entre nativos y migrantes que se presentan como relaciones de dominación (Cohen, 2009, 2013). En estas priman asimetrías, conflictos y antagonismos que lejos se encuentran de lo estipulado por el “marketing multicultural” (Díaz Polanco, 2007), porque, bajo el velo de la tolerancia (Zizek, 2008), ocultan que la aceptación de las diferencias existe siempre y cuando estas no perturben el orden cultural hegemónico.

La investigación afronta desafíos teóricos porque los enfoques para abordar las migraciones internacionales aplicados en procesos de personas cisgénero resultan limitados al aplicarlos a este universo de estudio. Sin embargo, algunos elementos del enfoque transnacional y la teoría de las redes migratorias son tenidos en cuenta, ya que la migración de las travestis/trans sudamericanas es inestable, polimórfica y desafía a las típicas escisiones entre la sociedad emisora y la receptora mediante una multipresencia que reviste inestabilidad (Sayad, 2010a). De ahí que se afirme que estas migraciones oscilan entre el retorno y el tránsito hacia otros contextos. En suma, la investigación se apoya en la perspectiva de género y sexualidades para entender las características de la identidad de género y la manera en que el género constituye relaciones sociales de dominación (Scott, 1986). De manera complementaria, la teoría queer permite definir a las travestis/trans como un género performativo (Butler, 2002, 2006) que representa un cimbronazo para la hetero-cis-normatividad imperante, puesto que hace estallar las lógicas binarias sobre las concepciones de género (Fernández, 2004). Además, la perspectiva interseccional, cuyos pilares se asientan en los feminismos negros de la década de 1970 y los trabajos como los de Crenshaw (1989, 1991) y Hill Collins (1990/2000), permite comprender la manera en que múltiples aspectos como las condiciones migratoria y nacional, y la identidad de género interactúan en la conformación de las discriminaciones y vulnerabilidades. Este aspecto es fundamental porque, cuando las travestis/trans se asientan en el AMBA, experimentan diferentes discriminaciones y, en algunos casos, son el resultado de la condición de migrante y de la identidad de género.

Para abordar los objetivos de investigación inmiscuidos en los diferentes tiempos que recorren los procesos migratorios, el enfoque de la investigación es cualitativo. El método principal es la teoría fundamentada y, de manera auxiliar, se emplea el método biográfico bajo la modalidad del relato de vida (Bertaux, 2005) y algunos elementos del método etnográfico. Estos métodos permiten sumergirse en los virajes biográficos de las entrevistadas, comprendiendo la manera en que la identidad de género y la migración se influyen de manera recíproca. Las técnicas empleadas fueron la entrevista en profundidad, individual y semiestructurada y la observación participante conforme a los objetivos de investigación propuestos, orientados en el análisis y en la descripción de los proyectos migratorios de las travestis/trans sudamericanas.

Por otra parte, la relevancia de la investigación se asienta en una diversidad de aspectos, pero se sintetizan de manera principal en los mencionados a continuación:

  1. La brecha existente en el conocimiento, producto de la falta de investigaciones elaboradas respecto del tema, lo que permite afirmar que existe un área de vacancia. Si bien se abordaron algunos aspectos como los motivos de la migración y la hostilidad de las sociedades emisoras, otras categorías que refieren a los modos de migrar, a la articulación de las discriminaciones y a las experiencias de regreso a los países de emisión han sido exploradas en menor medida.
  2. El lugar de las migraciones internacionales en el contexto de la sociedad receptora. La República Argentina ha estado atravesada por el fenómeno de las migraciones desde su constitución como Estado nación y la legislación migratoria ofrece una síntesis pertinente sobre las transformaciones que ha experimentado la relación entre la sociedad receptora y la alteridad migrante a lo largo de la historia.
  3. El impacto del contexto sociopolítico producto de las políticas públicas de ampliación de derechos, es decir, la posibilidad de asumir y expresar la identidad de género amparada en la Ley de Identidad de Género (Ley N.o 26743) sancionada y aprobada en el año 2012. De esta manera, se ha observado una proliferación en los derechos del movimiento de la diversidad sexual. En este contexto, se sancionan diferentes leyes y proliferan políticas públicas con perspectiva de género.

Estos tres componentes conforman una unidad que le otorga relevancia política, social y académica al problema de investigación. Aunque desarrollar estos aspectos puede abordarse desde distintas formas, la descripción de los aportes que han realizado las investigaciones sobre las migraciones de personas nucleadas en el colectivo LGTBIQ+[2] y el marco jurídico son fundamentales porque la revisión de los antecedentes permiten delimitar áreas de vacancia y en las legislaciones se sintetiza la manera en que el Estado y buena parte de la sociedad receptora conciben la diversidad cultural y sexual.

La literatura académica ha dejado asentado que los estudios sobre migraciones del colectivo LGTBIQ+ (diversidad sexual) son escasos (García García y Oñate Martínez, 2008; Cantú, 2009; Pelúcio, 2009; Prada et al., 2012; Lewis, 2012; Vartabedian, 2012, 2014; Mutiloa, 2014; Mountain, 2015; Stang, 2013, 2018, entre otras). Las investigaciones citadas realizan valiosos aportes, aunque se debe reconocer la falta de estudios que consideren la migración del movimiento de la diversidad sexual. La mayoría se ha centrado en los cambios que se producen en las identidades de género y sexuales, y la migración es un tema auxiliar caracterizado de manera limitada. Los estudios migratorios, sobre todo, en los últimos treinta años, han avanzado en incorporar una perspectiva de género con vistas a interpretar los fenómenos migratorios en confluencia con esa perspectiva y con el fin de analizar el papel de las mujeres en esos procesos (Magliano, 2009; Malimacci, 2012, entre otras). Además, Rosas (2007, 2008), por ejemplo, ha analizado la migración de varones cisgénero y heterosexuales desde una perspectiva de género en un contexto de cuestionamiento de la masculinidad hegemónica, lo que permite pensar que se ha concebido al género de manera relacional. Sin embargo, en el ámbito académico nacional ha prevalecido una mirada binaria del género, en la que los procesos migratorios que no se ubican dentro de las normas sexuales y de género no se han tenido en cuenta. Entonces, es posible afirmar que la vinculación entre migraciones y diversidad sexual es aún incipiente, aunque algunas investigaciones han realizado avances pertinentes.

En suma, las problemáticas de género y sexualidades han comenzado a visibilizarse en el campo académico y político nacional durante los últimos quince años, pero sus antecedentes internacionales son anteriores. Dentro de un abanico amplio y diverso, los estudios transgénero han afirmado que el sistema sexo-género (Rubin, 1989), concebido de manera binaria y anclada en la hetero-cis-normatividad, ha sido desbordado por la presencia de identidades de género que hacen estallar dichas concepciones ideológicas y políticas (Fernández, 2004). La necesidad de dar cuenta del fenómeno travesti/trans implicó que se elaborara un conjunto de producciones orientadas a comprender una diversidad de aspectos y desde diferentes disciplinas. En resumen, la identidad de género travesti/trans es un hecho social y, por ello, surge la necesidad de entender y explicar este fenómeno.

Si bien los antecedentes directos e indirectos que la investigación involucra serán mencionados con mayor detalle en el primer capítulo, dentro de los denominados transgender studies, algunos de ellos han adquirido notable relevancia, por lo que es pertinente mencionarlos. De manera sintética, en América Latina (sobre todo en México y Brasil), Prieur (1998), Silva (1993, 1996), Oliviera (1994), Kulick (1998) y Pelúcio (2005, 2009) realizaron aportes con diferentes grados de profundidad respecto del significado que le atribuyen las travestis/trans a la identidad de género y otros aspectos asociados a ello, como la sociabilidad entre pares, el nivel socioeconómico, los vínculos sexoafectivos, el ejercicio de la prostitución/trabajo sexual considerando las disputas al interior del grupo y el contagio del VIH. También las producciones de Feinberg (1992) y Valentine (2007), desde una postura activista y académica, aportan el concepto de transgénero, que podría emplearse como término paraguas (Haggerty, 2000) para mencionar a un conjunto de procesos de auto identificación diversos. En síntesis, las tradiciones anglosajona, europea y latinoamericana han realizado numerosos aportes que de ninguna manera se agotan en lo enunciado en estos párrafos, aunque es pertinente establecer que se trata de algunos de los más destacables.

En el ámbito local, las investigaciones pioneras, como las de Barreda (1993) y Fernández (2004), han podido describir un conjunto de categorías sobre personas travestis/trans que impulsaron otras investigaciones. Además, los trabajos de la activista Berkins (2003, 2006, 2007) y de Berkins y Fernández (2005) permiten identificar y caracterizar de manera teórica la unidad de análisis de esta investigación y brindan información cuantitativa sobre las condiciones de vida de la población travesti/trans en la Argentina, destacando las principales violencias y dificultades para acceder a derechos, aunque también aspectos vinculados a los desplazamientos internos, la sociabilidad con pares y el ejercicio de la sexualidad y la afectividad. Según Pecheny y De Dehesa (2011), las personas que pertenecen al colectivo LGTBIQ+ en los últimos años han logrado el reconocimiento de una ciudadanía sexual (Pecheny, 2003), que se concretiza en dispositivos jurídicos que constituyen a estas personas como sujetos de derecho. En este contexto, el activismo LGTBIQ+ ha llevado a cabo acciones reivindicativas que se orientan a la lucha por el reconocimiento y por la conquista de derechos. Sin embargo, en el desarrollo de la tesis se observan las limitaciones en el acceso a derechos por parte de las migrantes travestis/trans sudamericanas en la sociedad receptora que provocan una ciudadanía restringida (Caggiano, 2008).

El campo en el que se inserta esta investigación puede denominarse como “migraciones y diversidad sexual” (Stang, 2018) y sus principales referencias han podido demostrar que la migración es un elemento fundamental de las trayectorias biográficas de las travestis/trans (García García y Oñate Martínez, 2008; Teixeira, 2008; Pelúcio, 2009; Vartabedian, 2012; Cerezo et al., 2014; López Murcia, 2015; Camacho Zambrano, 2016; López Fernández, 2018, Zarco Ortiz y Chacón Reynosa 2020, entre otras). De manera general, estas producciones han avanzado sobre los motivos de la migración, las dificultades para traspasar las fronteras geopolíticas y, en menor medida, han caracterizado el papel de las madrinas[3] en los proyectos migratorios. Sin embargo, estas producciones evidencian un vacío en el conocimiento existente, ya que, al no emplear enfoques propios de los estudios migratorios, los diversos modos de migrar, la migración interna, la articulación entre las diferentes discriminaciones y violencias, la transformación de los vínculos con las familias de origen y las experiencias de regreso y retornos temporales han sido, prácticamente, inexplorados.

En otro orden de ideas, los procesos migratorios han sido constitutivos de la República Argentina desde su constitución como Estado nación (Germani, 1962, 1964; Halperín Donghi, 1998). De este modo, la legislación migratoria a lo largo de la historia ha evidenciado una tensión propia de los diversos climas de época (Novick, 2004). En primer lugar, la ley Avellaneda (Ley de Inmigración y Colonización N.o 817), sancionada en 1876, implicó una política promigratoria de puertas abiertas con el fin de atraer población de la Europa considerada civilizada por parte de la élite política. Este trasplante poblacional civilizatorio (García Fanlo, 2010) permitiría poblar el “desierto argentino” acechado por la barbarie y por la desorganización política que provocaban sus habitantes autóctonos: indígenas y gauchos (Perez Ripossio, 2018, 2019).

A pesar de que el proyecto de atraer migrantes europeos fue exitoso desde el punto de vista cuantitativo, las consecuencias indeseables producto del ascenso de la conflictividad social que provocó no tardaron en presentarse. Las migraciones internacionales han sido sometidas al control por parte del Estado y, lejos de la revalorización actual que se construye respecto de las migraciones europeas, a principios del siglo XX fueron sancionadas la Ley de Residencia (1902) y la Ley de Defensa social (1910), que se trataron de instrumentos jurídicos útiles para perseguir, reprimir, criminalizar y controlar a los colectivos migratorios europeos con el fin de contener la conflictividad social asociada a la lucha de clases, en un contexto de agitación política producto del auge de ideologías de marxistas y anarquistas (Novick, 1997; Halperín Dongui, 1998). El proyecto de la élite nacional política e intelectual dominante del siglo XIX consistió en atraer población proveniente de Europa porque se consideraba que debía civilizarse la barbarie que acechaba al “desierto argentino” (García Fanlo, 2010). Lejos de las concepciones que en la actualidad se constituyen respecto de las migraciones europeas que son revalorizadas y reconocidas como parte de la edificación del Estado nación (Perez Ripossio, 2018, 2019), en esa época eran consideradas una amenaza para el orden social (Domenech, 2011) anclados en principios de conflictividad, ilegalidad y peligrosidad (De Georgie, 2000/2005).

Las migraciones sudamericanas que, desde el punto de vista cuantitativo, se mantuvieron constantes durante el siglo XX y lo que va del XXI en torno al 3 % de la población total (Benencia, 2003, 2004; Ceva 2006; Cerruti y Maguid (2007) y comenzaron a adquirir relevancia debido a que la concentración de esta población en el AMBA hacia mediados del siglo XX se duplicó (Courtis y Pacceca, 2010) como consecuencia de la presencia en determinados mercados de trabajo (Cohen, 2014).[4] Producto de la notable visibilidad que adquirieron estos flujos migratorios es que las ciencias sociales desde diversas disciplinas han proporcionado una abundante producción al respecto. Con esto se pretende señalar que las migraciones produjeron importantes transformaciones en la sociedad receptora; por ende, estos procesos han sido significativos desde principios del siglo XX y han atravesado a la historia nacional hasta la actualidad.

Las legislaciones migratorias marcan el ritmo histórico del tratamiento de la diversidad cultural por parte de la sociedad receptora e indican la relevancia que los procesos migratorios tuvieron en la edificación de la nación. La ley Avellaneda (Ley de Inmigración y Colonización N.o 817), sancionada en 1876, implicó una política de puertas abiertas frente a las migraciones de ultramar (Devoto, 2003). Según Halperín Donghi (1998), en relación con algunos de los conceptos del positivismo propios de la época, bajo la fórmula “Gobernar es poblar” y con una marcada ideología promigratoria, la generación de 1837 entendía que la escasez de población y, por lo tanto, de mano de obra impedían el desarrollo de las potencialidades del agro argentino. Era necesario llevar a cabo un trasplante civilizatorio (García Fanlo, 2010) y poseer mano de obra calificada con el fin de potenciar las ventajas comparativas de la nación mediante la exportación de materias primas.

Otro antecedente jurídico de importancia fue la Ley N.o 22439, Ley General de Migraciones y Fomento de la Inmigración, denominada ley Videla, que, como su denominación lo sugiere, poseía características represivas emparentadas con el contexto de la última dictadura cívicomilitar (1976-1983). Además, fomentaba las migraciones deseables, es decir, aquellas provenientes de Europa, pero recrudecían los controles sobre las migraciones sudamericanas. La ley restringía el acceso a derechos como la salud y la educación para aquellos migrantes que se encontraban en situación de irregularidad y favorecía la deportación y el control por parte del Poder Ejecutivo (Novick, 1997, 2008). Tal legislación, a pesar de que existieron algunas modificaciones[5], persistió durante buena parte del contexto democrático y fue recién derogada en el 2003, en un contexto de políticas orientadas a la revalorización de los DD. HH. (derechos humanos).

La Ley de Migraciones (N.o 25871), aprobada en el 2004 y reglamentada a partir del 2010, reconoce al migrante como sujeto de derecho (García, 2017; Penchaszadeh, 2018) independientemente de su situación de regularidad o irregularidad migratoria. Las modificaciones realizadas en el 2017 a través de los decretos de necesidad y de urgencia (68/2017 y 70/2017) serán abordadas a lo largo de la tesis, pero, más allá de los debates que instaura, puede afirmarse que la han adulterado de manera regresiva (Monclús Maso, 2017; González y Tavernelli, 2018; Perez Ripossio, 2019a). Más allá de estas modificaciones, este aspecto muestra la importancia de la temática, puesto que el Estado ha reconocido la presencia de la alteridad y ha proporcionado un marco jurídico al respecto. Al constituir al migrante como sujeto de derechos, la ley permite que acceda a la educación y a la salud sin que medie la situación de regularidad o irregularidad migratoria. El acceso a derechos representa uno de los ejes que atrae a las migrantes travestis/trans sudamericanas a migrar al AMBA porque tienen la posibilidad de acceder a educación y a salud.

Además en este contexto y en el año 2006, fue aplicado el programa de regularización documentaria migratoria “Patria Grande” para los migrantes provenientes del Mercosur y asociados que en consonancia con lo estipulado por la Ley de migraciones (N° 25. 871, 2004) permitió incrementar el número de radicaciones temporarias y permanentes reconociendo el estatus jurídico de los migrantes (Nejamkis, 2012).

Lo que permite entreverse a partir de la legislación migratoria es que los colectivos migratorios han generado tensiones y conflictos para las sociedades receptoras y han sido caracterizadas en función de una dicotomía entre la deseabilidad y la indeseabilidad de acuerdo a las diversas épocas. En diferentes investigaciones (Cohen 2013; Perez Ripossio, 2018, 2019a), pudo demostrarse que las migraciones de personas provenientes de Sudamérica tanto por la sociedad civil como por diferentes instituciones son desvalorizadas y construidas como desviadas asociándolas al delito, al aprovechamiento y al arraigo respecto de sus sociedades de origen. En contraposición, las migraciones europeas son consideradas condición fundamental para la edificación de la nación y asociadas a valores ligados a la civilidad y la cultura del trabajo.

Por otra parte, en un contexto de visibilidad de las identidades de género y de diversidad sexual y cultural, y de ampliación de derechos en materia de géneros y sexualidades las legislaciones parecen reflejar la marcha que ha adquirido esta época. Es imposible de soslayar que la Ley de Identidad de Género (Ley N.o 26743), aprobada en el 2012, ha representado un avance importante en el reconocimiento de las personas travestis/trans como sujetos de derecho. A pesar de las objeciones y limitaciones que se le han señalado, el significado profundo de esta indica que las identidades por fuera de la hetero-cis-normatividad representan un hecho social que resulta necesario ser reconocido por el Estado y por la sociedad, como consecuencia de la lucha histórica del movimiento de la diversidad sexual y de la población travesti/trans en particular. La ley concibe la identidad de género en el contexto de los derechos humanos y, en consecuencia, despatologiza la condición travesti/trans, lo que permite la adecuación corporal como parte del acceso a la salud y concibe las identidades de género no normativas bajo una concepción de respeto por los DD. HH. (Farji Neer, 2014).

En síntesis, la migración y la identidad de género son procesos imbricados que impactan tanto en el Estado como en las sociedades emisoras y receptoras. Al observar los proyectos migratorios de las travestis/trans sudamericanas, se da cuenta de las condiciones objetivas que afronta esta población tanto de manera previa a consumar la migración como de manera posterior y las condiciones subjetivas, tácticas y estrategias que evidencian la agencia de las migrantes para mejorar sus condiciones de vida. Algunos informes sobre las condiciones de vida de la población travesti/trans permiten, de modo cuantitativo, contextualizar la situación en la que se encuentra esta población.[6] Un relevamiento del INDEC (2012) establece que, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más del 80 % de las travestis/trans encuestadas ejerce la prostitución/trabajo sexual y, a pesar de que representa casi el 90 % de sus ingresos, la mayoría desearía realizar otra actividad (Ministerio Público de la Defensa, 2017). Este último informe determina también que la violencia y la discriminación son factores recurrentes en esas trayectorias biográficas que dificultan, además, la realización de estudios. En suma, permite aseverar las diferentes complejidades que experimenta la población travesti/trans respecto del acceso a derechos.


  1. A partir de aquí, se utiliza la abreviatura AMBA.
  2. Lesbianas, gays, travestis, transgénero y transexuales, bisexuales, intersexuales y queers. Esta denominación se emplea en el resto de la tesis, sin desconocer que pueden existir otras identidades no contenidas en esta denominación.
  3. Es un término que utilizan las travestis/trans para referirse a otras de mayor edad que favorecen el proceso de asimilación social en el contexto de vínculos atravesados por la dominación, la lealtad y las asimetrías. Se le dedica un apartado en el capítulo 4.
  4. Esto no excluye otros factores, como la influencia del discurso mediático y de la sociedad política que, de manera frecuente, asocian las migraciones sudamericanas al delito.
  5. Este recorrido no pretende realizar un análisis histórico, por eso al mencionar las principales legislaciones hay saltos temporales que pueden resultar relevantes. Así, Novick (2012) explica que durante el período del gobierno del presidente Ricardo Alfonsín (1983-1989) y Carlos Menem (1989-1999) la política migratoria fue ambivalente con avances y retrocesos en materia de reconocimiento de derechos.
  6. Refieren a personas travestis/trans que habitan el suelo argentino. Es pertinente no confundirlas con las migrantes travestis/trans, pero, de todas maneras, estos estudios permiten conocer en qué condiciones se encuentra esta población.


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