En primer lugar, agradezco a María Luján Mora y a Guada Aballe por su predisposición al proyecto, y el aporte que cada una hizo desde su especialidad. En el caso de Guada, además, un reconocimiento especial por el material gráfico invaluable que supo alcanzarme.
Agradezco a las autoridades de la UAI, y en especial al Dr. Mario Lattuada, por la coordinación y apoyo al proyecto, y por sus sugerencias que ayudaron a darle al libro una mejor terminación.
Un reconocimiento para la profesora María Cristina Moreno, que escuchó mis ideas y me sugirió algunas cuestiones puntuales sobre el tango y las escuelas.
Agradezco la buena predisposición de los estudiantes de cuarto año del Instituto William Case Morris del barrio de Almagro (CABA), así como a las autoridades de la institución por permitirme presentar la experiencia en este libro.
Quiero destacar la buena predisposición del director y del personal encargado del Museo Casa Carlos Gardel, especialmente en la figura de la Sra. Gabriela.
Va aquí mi reconocimiento al personal de la Biblioteca de la Legislatura Porteña, especialmente a la Lic. María Eugenia Villa, por facilitarme información sobre el Censo de la Capital de 1904.
En esa misma dirección, agradezco la amabilidad y buena voluntad del personal del Archivo General de la Nación, donde conseguí material valioso sobre las escuelas y colegios de principios del siglo XX.
Las redes sociales son algo serio. A través de ellas he conocido a mucha gente interesante. Es por ello que quiero agradecer la colaboración de diversos compañeros y usuarios que, en nuestra relación virtual, supieron proporcionarme valiosos datos sobre la vida del padre José Larger y la existencia del colegio San Estanislao, así como también fotos de época que sirvieron para contextualizar.
Un reconocimiento también para la gente de Tango Reporter por ceder gentilmente para ser publicado en el presente libro, el artículo “Gardel alumno” publicado por Guada Aballe en forma inicial en su revista de enero-febrero de 2015.