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Introducción

Cuenta la fábula que, a la hora de morir, un campesino confió a sus hijos que tenía enterrado un tesoro en el sembrado. Muerto el padre, los hijos removieron de arriba abajo el campo, excavándolo profundamente, sin dar con el tesoro. Su esfuerzo resultó vano, pero al siguiente año la tierra así trabajada rindió una cosecha tres veces mayor que las anteriores. Tal es el símbolo de la línea metafísica aquí trazada. No encontraremos el tesoro, pero el mundo que habremos removido en su busca rendirá un fruto triple al espíritu. Y ello aunque en realidad no fuésemos en pos del tesoro, aunque en el fondo lo que incitase a esa excavación fuera la necesidad y determinación interna de nuestro espíritu. Georg Simmel, Sobre la aventura

I

La siguiente tesis constituye el colofón de lo que fue el Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires dirigido por Julieta Oddone mediante el financiamiento de las becas CONICET de iniciación (2011-2014) y finalización doctorales (2014-2016). Asimismo, cabe señalar que este trabajo final ha sido realizado en el marco de los equipos de trabajo UBACyT “Las transferencias intergeneracionales de valores, conocimientos y savoir faire en las organizaciones” (2008-2011), del UBACyT “Seguridad Social, Políticas Sociales y Redes de Apoyo en la Vejez. Un análisis integral entre programas Institucionales y actores” (2011-2014) y UBACyT “Envejecimiento activo y calidad de vida en la vejez” (2014-2017), como así también desde el “Programa Envejecimiento y Sociedad” de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. No obstante, mi interés por el proceso de envejecimiento del colectivo lésbico, gay, trans y bisexual (LGBT) de nuestro país comenzó antes de participar de dichos grupos de investigación.

El primer acercamiento que tuve a la temática ocurrió mientras aún era alumno de la carrera de sociología en el seminario “Envejecimiento y Sociedad” de la Universidad de Buenos Aires, espacio del cual actualmente soy ayudante. Allí, bajo el influjo del concepto de envejecimiento diferencial y del Paradigma del Curso de la Vida, propuestos por la cátedra, comencé a interiorizarme en el proceso de envejecimiento y calidad de vida de las personas añosas del colectivo LGBT. Por tal motivo, decidí acercarme –por tratarse de una esfera cristalizada autoproclamada portavoz de las demandas de la comunidad– a las asociaciones civiles con mayor trayectoria en la promoción de derechos para el colectivo, suponiendo que allí encontraría viejos y viejas que relataran sus historias de vida.

Empero, la ausencia de activistas mayores en organizaciones añosas con amplia historia política, como así también respecto a problemáticas que atañen a la población añeja LGBT, se presentó como una regularidad sociológica (Rada Schultze, 2009).

La vejez LGBT mostraba una gran invisibilización para (y por parte de) los propios actores abocados a la defensa de este colectivo (Rada Schultze y Rodríguez, 2010). Asimismo, a excepción de trabajos como los de Rapisardi y Modarelli (2001) o el de Meccia (2011), también era escasa la literatura local que diera cuenta del fenómeno gay-homosexual de antaño. De ese modo, esto condujo a que me interesara no sólo en dar cuenta de las características de la vejez y del envejecer LGBT, sino también en recuperar las memorias y en examinar los cursos de vida de estas personas y sus trayectorias.

Así fue como primero, desde el marco de la Especialización en Planificación y Gestión de las Políticas Sociales y luego desde la Maestría en Políticas Sociales, busqué dar cuenta de las trayectorias de los viejos y las viejas activistas y militantes LGBT. En primer lugar, analizando las estrategias de las organizaciones políticas LGBT y la participación de sus actores en la obtención del Matrimonio Igualitario en 2010 (Rada Schultze, 2011a). De esta manera, busqué comprender los métodos de los y las activistas para lograr depositar su demanda en la agenda pública y lograr así que sus proclamas sean atendidas por el Estado (Rada Schultze, 2011b). No obstante, esto continuaba sin develarme la suerte de los viejos y las viejas LGBT y los motivos por los que permanecían invisibilizados.

Profundizando ese camino, en la tesis de maestría (Rada Schultze, 2014a) perseguí dar cuenta de la historia de las organizaciones LGBT de nuestro país, tomando como puntos de referencia el Grupo Nuestro Mundo de 1967 hasta la obtención de leyes como el Matrimonio Igualitario (en 2010) y la Ley de Identidad de Género (en 2011). Tomar como punto de partida la década de 1960, el cual a su vez es primer registro que se tiene de militancia homosexual en Latinoamérica, al tiempo que me aproximaba al discurso de las personas mayores, permitió conformar un dato “híbrido” entre dos instancias de la vida de las personas atravesadas por sus relatos reminiscentes: su juventud y su vejez. La persona mayor no sólo hablaría de su experiencia como viejo activista-militante, sino que también comparativamente ofrecería sus representaciones sobre su participación política en la juventud. De esa forma fue que planteé reconstruir biografías parciales de las personas atañéndome principalmente a sus trayectorias políticas (Rada Schultze, 2012a).

Asimismo, si bien en esa oportunidad también busqué detallar las estrategias y tácticas escogidas por las asociaciones a lo largo del tiempo para que sus peticiones sean escuchadas por el Estado, como así también conocer en qué consistían esas demandas y cómo se habían desarrollado en ese periodo, uno de los puntos más importantes de dicha tesis fue conocer el rol de las personas mayores en la transmisión intergeneracional de saberes hacer y si eran escuchados o no por las generaciones sucesoras (Rada Schultze, 2011c). El traspaso de conocimientos y de experiencias, como así también el diálogo entre las generaciones, son elementos fundantes de una historia y memoria grupal, las cuales, a su vez, darán lugar a la posibilidad de hablar de una “comunidad”. Sin embargo, los resultados de esa tesis correspondían mayoritariamente al ámbito del activismo LGBT, arrojando mínimos datos sobre los viejos y las viejas que no participan activamente en política, como así tampoco sobre sus modos de envejecer; motivo por el cual la presente tesis doctoral es continuadora, al tiempo que profundiza, los hallazgos obtenidos en las instancias anteriores.

II

De este modo, retomando las sendas de trabajo propuestas en las tesis anteriores (Rada Schultze, 2011a; 2014), en este trabajo procuré –desde el enfoque de la sociología del envejecimiento– analizar las características de los cursos de la vida y vejez de las personas adultas mayores gays, lesbianas y trans de las grandes ciudades de la Argentina.[1]

Privilegiando el Paradigma del Curso de la Vida, en esta tesis se analiza la memoria de las personas viejas[2] pertenecientes a las minorías sexuales. Indagando en la reminiscencia (Parsons, 2011: 37) de sus actores, este escrito se busca develar cuáles han sido desde la propia subjetividad de los entrevistados y las entrevistadas, los hechos significativos que ciñeron su proceso de envejecimiento, dando por consiguiente un tipo de vejez diferencial como resultado.

Cabe destacar que la memoria, uno de los conceptos nodales de esta tesis, no sólo será entendida desde los propios recuerdos individuales de los viejos y de las viejas, sino que además, por tratarse de una tesis sociológica que, en consecuencia, entiende el proceso de envejecimiento como un fenómeno social, la memoria es aquí entendida también como un proceso de construcción grupal.

En este sentido, a lo largo de esta tesis iré retomando las principales propuestas teóricas que desde las ciencias sociales se hicieron al concepto de memoria. Una de ellas, quizá la más famosa, es la de Halbwachs, para quien la memoria colectiva y la memoria prestada, la de quienes nos precedieron, al igual que su transferencia, sirven de sustento a la idea de una “comunidad”. La noción de una “memoria prestada”, tal como el autor lo trabaja, trata de un pensamiento que no es de nuestra autoría, ni de nuestra propiedad, pero que nos es aprendido y transmitido mediante el relato de nuestros antecesores. En consecuencia, si bien esta memoria es exterior, se encuentra en íntima relación con la memoria interior-personal, que es constitutiva del lazo social y es al mismo tiempo la que nos habilita hablar de una comunidad (2011: 100-101) de pertenencia con una historia compartida.

Por otro lado, en esta línea se puede encontrar literatura reciente que refuta prenociones y valoraciones del sentido común sobre las acciones evocativas (André et al, 2011; Candau, 2006; Cruz, 2007; Golpe, 2011, Salomone, 2010). Si bien la memoria suele comprenderse en tanto recuerdos pasados, como un ejercicio que nos regresa a otros tiempos, estos trabajos también acuerdan que la memoria no puede ser entendida como algo obsoleto. Por el contrario, ese ejercicio reminiscente consiste en un contacto con saberes ancestrales; conocimientos de otras épocas útiles en nuestros tiempos que nos permiten pensar una recta histórica con vigencia en la actualidad, al tiempo que nos ofrece herramientas para comprender acciones presentes. Profundizando esa cuestión, es la memoria la que además permite examinar, como señala Déloye, en las huellas del dominio social (2004: 50). Por consiguiente, son las personas mayores quienes, en su carácter de receptáculo de la memoria grupal y poseedores de las tradiciones de un colectivo, conocen la historia vinculante de la comunidad, constituyéndose así en una suerte de “bitácora” del tiempo y los recuerdos.

Asimismo, y más allá de que en trabajos anteriores me preocupé por cuestionar y criticar la noción de “comunidad” (Rada Schultze, 2014b), los viejos y las viejas son los poseedores de saberes de otros tiempos, y es a través de ellos y ellas que podemos recuperar las experiencias de otra época para así entender las implicancias de ser gay-homosexual, lesbiana o trans en el pasado, las diferencias en la actualidad, cómo se fue construyendo un envejecimiento diferencial a partir de hitos significativos y cuáles han sido estos puntos de inflexión (Rada Schultze, 2011c).

Por su parte, la idea de envejecimiento diferencial, como concepto nodal del Paradigma del Curso de la vida, sostiene que la vejez se constituye en el transcurso de nuestras vidas, siendo la diversidad su aspecto primordial. La diversidad será entonces lo que dará lugar a un tipo de envejecer u otro. Empero, la diversidad es un concepto que presenta amplias y variadas aristas. Por tal motivo, pertenecer o no a determinado grupo nos haría estar expuestos a acontecimientos específicos y por consiguiente a diferentes caminos en el curso de nuestras vidas.

Ejemplo de ello son las múltiples dimensiones en las que puede considerarse la diversidad en el curso de la vida. Podríamos tener en cuenta el acceso a determinados recursos, la diversidad social, étnica, económica, política, cultural o genérica-sexual, entre tantos otros aspectos que condicionan nuestro devenir. Esta última dimensión será la que en esta tesis sopesaré.

De esta forma el género y la sexualidad, y las implicancias sociales e individuales que abarque pertenecer a esta minoría, son dimensiones importantes en las formas en las que se construye diferencialmente la vejez en el curso de la vida. El pertenecer a una minoría sexual históricamente estigmatizada –como la compuesta por gays, lesbianas y trans– impacta en las formas de envejecer y por consiguiente en el tipo, calidad y esperanza de vida de las personas.

Tal es el caso de, tomando la noción de Neugarten,[3] gran parte de estos “viejos y viejas jóvenes” entrevistados, quienes señalan que el haberse socializado bajo coyunturas disimiles a la actual, caracterizadas aquellas por regímenes opresivos que estigmatizaron las prácticas sexuales disidentes, los y las llevó a desarrollar sus vidas de maneras clandestinas y subterráneas (Rada Schultze, 2012b), dejando su vida homosocial (Tin, 2012) puertas adentro; eje sobre el que volveré en los capítulos analíticos de esta tesis.

El influjo del tiempo histórico y el significado que los actores le atribuyen son considerados puntos de inflexión (turning point) desde el Paradigma del Curso de la Vida y la sociología del envejecimiento (Golpe, 2011; Oddone y Aguirre, 2005; Oddone y Lynch, 2008) y constituyen hitos en la vida de las personas que operan como bisagra en el desarrollo de la trayectoria vital (Oddone y Gastron, 2008). Será importante conocer entonces cuáles han sido, según la consideración de los actores, estos puntos de inflexión que dieron lugar a un curso de vida particular y que valor le otorgan a los mismos en sus vidas. Esto ayudará a construir una tipología del envejecimiento y de la vejez lésbico, gay y trans.

De esta forma, por medio del análisis de sus trayectorias, a las cuales se accederá por medio de técnicas cualitativas de investigación, como son las entrevistas en profundidad e historias de vida, se podrá conocer cómo impactaron los disimiles contextos sociohistóricos en la socialización[4] de los actores, rastreando cambios y continuidades en sus cursos de la vida y, por consiguiente, en su proceso de envejecimiento.

III

Enfocándonos ya en lo que respecta a la estructuración de la presente tesis, debo señalar que para dar cuenta de las trayectorias de vida de lesbianas, gays y trans, como así también de la relación de dicho cursos con los contextos históricos, se han diseñado una serie de tópicos que guiarán la tesis y buscarán resolver los interrogantes planteados.

Uno de ellos, quizás el más importante, es que al ser la edad y el tiempo aspectos privilegiados de esta investigación, se dio un lugar central a un estudio desde el Paradigma del Curso de la Vida mediante la indagación de las trayectorias personales para así conocer sus sociabilidades y redes sociales, partiendo de la premisa de que comprender el origen e historia de los actores puede permitirnos (re)construir sus cursos de vida y modos de envejecer. Por consiguiente, debe decirse que esta tesis es ante todo un trabajo que versa sobre los modos de envejecer y características de la vejez de las llamadas “minorías sexuales”. Si bien las problemáticas que atañen a la diversidad sexual no serán ignoradas, como así tampoco las diversas corrientes teóricas que abordan estas cuestiones, el foco principal estará puesto en la sociología del envejecimiento, enfoque que como quise destacar requiere necesariamente ser problematizado desde la diversidad. La vejez es una construcción diversa en sí misma.

Como antes anticipé, se envejece según la trayectoria que se tenga. Así, nuestro curso vital y biografía determinarán bajo qué influjo, condiciones y condicionantes vivimos y, por consiguiente, cómo envejecemos; a saber, de qué manera se llega a ser viejo o vieja. De tal modo es que una de las tesis que se sostiene en este trabajo es que habrá tantos procesos de envejecimiento o vejeces como personas, términos que son necesarios comprender en plural debido a la heterogeneidad[5] que la distingue. Empero, desde la sociología del envejecimiento se comprende que existen modos de envejecimiento, lo que invita al agrupamiento de casos y la construcción de modelos de vejeces.

Así, la vejez entendida como la resultante de una historia de vida personal, se encuentra emparentada a la categoría de diversidad: la vejez es una construcción en el curso de la vida, siendo su característica primordial la diversidad (Rada Schultze, 2015a).

De este modo, para resolver la tesis planteada de comprender cómo se constituye un envejecimiento diverso a la luz de la dimensión genérico-sexual, como así también solucionar los interrogantes esbozados, es que este escrito se ha organizado en diferentes secciones y capítulos.

La primera sección de esta tesis ha sido destinada a la elaboración teórica, presentación del objeto de estudio y validación del tema observado.

En esta sección, el primer capítulo reúne la justificación teórica, la relevancia del objeto de investigación y propósitos de este escrito y principales tesis que se van a sostener. Del mismo modo, también en esta parte se incluyen los antecedentes y marco teórico desde el cual se trabajó. Cabe señalar que en este apartado se buscara resolver diferentes interrogantes que hacen a la justificación del problema de investigación tematizándolo bajo tres dimensiones: a) Contextualización y análisis sociohistórico en el cual el fenómeno estudiado se enmarca; b) Estudios y teorías sobre el envejecimiento, la vejez y el Paradigma del curso de la vida; y c) Estudios y teorías sobre el género y la sexualidad.

Por otro lado, el segundo capítulo se encuentra orientado a plantear el problema de investigación como así también las herramientas y técnicas con las cuales se abordó. Las preguntas problema, los objetivos y la metodología empleada son detalladas en este segundo capítulo.

Por último, esta primera sección cierra con un capítulo titulado “Límites y alcances de la re-presentación en el activismo” donde se presentan experiencias emergentes del campo que fueron de gran utilidad para vertebrar los interrogantes nodales de esta tesis. Entre las problemáticas planteadas se encuentran la diferenciación por edad, la diferenciación por género y por recursos socio-económicos.

La segunda sección de esta tesis agrupa los capítulos de índole práctico, analíticos y de estudio de caso. Si bien cada grupo sexual presenta aspectos que los diferencian, también reúnen algunos que los vuelven equiparables, motivo por el cual algunas de las dimensiones a analizar atravesarán los capítulos de análisis, a fin de comparar la muestra y la tipología que se diseña.

Dentro de esta segunda sección, la primera parte se titula “Los viejos” y presenta al cuarto y quinto capítulo de la tesis. El mismo se titula “Los cursos de vida homosexuales/gays” y ha sido divido en dos apartados. En ellos se indaga en las principales características que manifestó el desarrollo de la vida de los varones homosexuales viejos. Aquí se observan los principales hechos históricos y personales que los entrevistados consideran puntos de inflexión. Asimismo, la vejez gay-homosexual es estudiada desde distintas aristas. Primero, haciendo una distinción sobre las denominaciones “gay” y “homosexual” y las consideraciones que tienen para cada actor hacerse llamar así o no, como así también a quienes llaman utilizando estas categorías y por qué. A saber, una evaluación y uso de los conceptos desde la óptica de los actores.

Deteniéndonos en las características de la vejez de los varones, otro aspecto a considerar es la potencial doble discriminación de la que pueden ser objeto por ser homosexuales (homofobia) y por ser viejos (edaísmo/viejismo), del mismo modo que la combinación de ellas. Esto se analiza desde una doble visión: el viejo dentro de la sociedad toda y el viejo dentro de la “comunidad gay”, revisando qué lugar se le da a las personas mayores en este colectivo a fin de indagar la integración e interacción de los actores con otros grupos de edades. También será considerada cuál es la representación que tienen de la vejez y de lo que es “ser viejo” en este grupo y cómo impacta la (des)valoración del mercado sobre la propia imagen. A su vez, profundizando esta doble discriminación, se indaga en el aislamiento, la soledad y la vulnerabilidad de las personas añosas y cómo esto ha desencadenado en situaciones de violencia y los llamados “crímenes de odio”.

En el marco de considerar las interacciones sociales, se tendrán en cuenta las relaciones sexuales y la visión que los viejos tienen sobre la sexualidad, la estética, el erotismo y la representación positiva de figuras alternativas a lo considerado bello, como son los “osos” y los dadys. Asimismo, en esta parte también se tendrá en cuenta el impacto del VIH-SIDA sobre esta población. Además en este capítulo se indaga sobre las relaciones familiares de origen y la salida (o no) del closet, las familias construidas, las parejas viejas y las nuevas parejas en la vejez. Por último, se cierra el capítulo con un balance general revisando cambios y continuidades en el curso de la vida y su situación como adultos mayores.

Dentro de la segunda sección de análisis de caso, tenemos la segunda parte titulada “Las viejas”. Allí se analizan los modos de envejecer femenino. Los casos de las mayores lesbianas y trans aparecerán en los capítulos sexto y séptimo respectivamente.

El sexto capítulo del trabajo titulado “Los cursos de vida lésbicos” aborda la problemática del envejecer de las mujeres lesbianas. Al igual que en el capítulo sobre los varones homosexuales, aquí se tienen en consideración los principales hechos históricos y punto de inflexión personales que las entrevistadas ponen sobre la balanza a la hora de hablar de sus experiencias de vida. Si bien también se tendrá en cuenta la doble discriminación de la que pueden ser potenciales objeto –por su edad y orientación sexual–, en este caso se agrega una tercer dimensión: la de ser mujer, además de vieja y lesbiana. El hecho de ser mujer y vieja implica haberse socializado bajo contextos con un sesgo más patriarcal y machista que los actuales, por lo que agrega otro aspecto diferenciador y es el de los roles sociales asignados a cada género. Por ejemplo, en este caso entre otros, el de la maternidad; otra de las dimensiones a tener en cuenta en esta sección.

Al igual que en el apartado anterior se tendrán presentes las interacciones entre mismas cohortes etarias como así también la relación intergeneracional analizadas desde la noción de rol, concepto que será profundizado en el marco teórico de este escrito. A su vez, en esta sección se rastrea el lugar de la familia de origen y de sus propias familias constituidas. Del mismo modo, la salida del closet y la (in)visibilidad será otro de los temas de este capítulo.

El último capítulo de estudio de caso llamado “Los cursos de vida trans” refiere a los modos de envejecer de la población trans del ámbito local considerando la vejez de este grupo en términos relativos, ya que como se verá presenta diferencias sustanciales en los modos de concebir esta etapa de la vida: su calidad y expectativa de vida presenta rasgos ampliamente diferentes al de los otros grupos humanos estudiados en esta tesis. Sin embargo, la proyección y esperanza de vida no es la única dimensión diferenciadora en estas trayectorias vitales. Otro aspecto que las distingue son las formas que adquieren las relaciones intergeneracionales entre los propios miembros del grupo. También, al igual que en los apartados anteriores se tendrá en cuenta el rol de sus familias y si éste ha sido de contención o rechazo ante su salida del closet y definición de la identidad autopercibida. Por otro lado, la prostitución será una dimensión a tener en cuenta, ya que se presenta casi de manera exclusiva como el único modo de subsistencia para este colectivo. Dentro de este aspecto, debe considerarse el cuerpo como un factor clave, ya que es al mismo tiempo portador de la identidad y herramienta de trabajo; representa un valor identitario pero también un valor de cambio y de uso, que debe ir reconstruyéndose a lo largo del tiempo.

Como podrá verse se presentan diferentes niveles de análisis de un mismo fenómeno que combinan diversas problemáticas como el género, las trayectorias de vida, el rol de los actores y su estratificación ponderando la variable edad.

Posiblemente, como cuenta la fábula relatada por Simmel, el resultado final de esta tesis no encuentre “tesoro” alguno, pero el hecho de remover el mundo en su búsqueda (2002: 16), excavando en los cimientos de memorias olvidadas, permitirá recuperar esas experiencias y traerlas a la actualidad para comprender el fenómeno del envejecer y la vejez lésbica, gay y trans.

De esta forma, en las próximas líneas me dedicaré a la discusión teórica sobre la importancia de echar luz sobre el curso de vida de las llamadas minorías sexuales desde el marco de la sociología del envejecimiento. En resumen, el horizonte y problema de esta investigación consiste en rastrear qué relación guardan los cambios contextuales, los hitos históricos, con el curso de la vida de las personas gays, lesbianas y trans –a saber, en su elaboración como personas mayores–, mediante la reconstrucción de su memoria y reminiscencia.


  1. Si bien las características de la muestra será especificada en la sección “Metodología”, por lo pronto puede decirse que las entrevistas han sido realizadas en los principales núcleos urbanos de nuestro país como por ejemplo Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Rosario. No obstante, si bien me centraré principalmente en las tres grandes urbes de la Argentina, también incluiré testimonios de entrevistas realizadas en otras ciudades tales como Mar del Plata, Salta, Santa Fe y Paraná, entre otras, como así también en el conurbano bonaerense.
  2. Si bien luego se profundizará esta cuestión, la categoría “viejo” o “vieja” hará referencia a aquellas personas mayores de 60 años, a excepción del grupo trans, del cual en el capítulo pertinente se detallarán las particularidades que atañen a la “vejez trans” como un concepto relativo.
  3. La noción de “viejos jóvenes” fue diseñada por Neugarten en los años 1970 y aprobada por la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (AME), desarrollada entre julio y agosto de 1982 en la ciudad de Viena. Esta expresión propone diferenciar etapas dentro de la vejez ante el aumento en la expectativa de vida. Así, los “viejos jóvenes” serán quienes tengan entre 60 y 74 años, mientras que aquellos que superen los 75 años serán considerados “viejos viejos”.
  4. Como ya se ha destacado en otra oportunidad, por códigos de sociabilidad, o simplemente socialización, aquí se comprenderá al conjunto de valores aprendidos que un grupo pone en juego en las relaciones sociales (Rada Schultze, 2012c; 2012d). Utilizando la teoría propuesta de Giddens, por socialización entenderemos los modos que poseen los integrantes de un colectivo para interactuar, maneras específicas de relacionarse y el conjunto de pautas de comportamiento aprendido que permiten saber a qué atenerse en cada contexto a lo largo de su ciclo vital (2000: 51-52).
  5. En trabajos anteriores intenté incorporar el concepto de “heterogeneidad” en simultaneo al de “diversidad sexual”, debido a que, a mi entender, el concepto de “diversidad” propone tácitamente la distinción a “algo”, “otro”. Ese “otro” de algún modo sería la vara que mide lo “diverso” que se estaría diferenciando. Si bien, entiendo que la inclusión y uso de “heterogeneidad” puede resultar un eufemismo que tampoco resuelva la cuestión de fondo, considero que al menos la “heterogeneidad” propone la diferenciación en todos sus aspectos y no en “relación a” un “otro” (Rada Schultze, 2011d).


1 comentario

  1. librolab 07/02/2019 4:13 pm

    Compartimos esta entrevista radial con Fernando Rada Schultze:
     

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