Otras publicaciones:

9789877230079-frontcover

12-2982t

Otras publicaciones:

9789877230178-frontcover

9789877230970_frontcover1

Esbozo del método de los trabajos

Edmond Duranty

Brindar una definición estética del Realismo sería perder el tiempo, una esclusa abierta a ríos de discusiones sobre las palabras. Una fórmula no haría más que nublar la cabeza de los adversarios y los amigos, no se la podría aplicar a la concepción de ninguna obra y solo sacaríamos de allí mil discursetes. El día de mañana cada uno vendría con sencillez a decirnos que sabe mejor que nosotros lo que nosotros sabemos, y al cabo de ocho días, después de haber hablado mucho, se comenzaría a establecer vocabularios para acordar la significación de cada palabra. El oficio de picapedrero me parece preferible y menos penoso. De hecho, no hay que discutir con los ciegos: hay que hacerlos caer.

El Realismo concluye en la reproducción exacta, completa, sincera del medio social, de la época en la que se vive, porque tal corriente de estudios está justificada por la razón, las necesidades de la inteligencia y el interés del público, y porque está exenta de toda mentira, de todo engaño; esto es lo primero que hay que demostrar.

Esta reproducción debe ser tan simple como posible, para que todo el mundo pueda comprenderla.

Un único hombre difícilmente puede representar el conjunto de la sociedad. Por más grande que sea Balzac, sería necesario un poder todavía superior al suyo. El libro de Lesage[1] ofrecería muy bien el ejemplo del resumen de un trabajo idéntico, pero se trata solamente de un resumen.

Voluntaria o involuntariamente, el observador sólo puede encontrarse en presencia de algunos fragmentos del gran espectáculo, y sus obras secundarias son las únicas abordables por la mayor parte de las inteligencias ya superiores.

En cualquier caso, ya sea que el escritor vaya en busca, por sí mismo, de los temas de observación o que ellos vengan a ofrecerse naturalmente a él, que él comience a pintar la sociedad entera o que se limite a su pequeño rincón personal, es necesario que no deforme nada. Esta cuestión llega a ser todo el realismo práctico. No se trata solo de un asunto de consciencia, sino también de un asunto de razón.

El escritor es un iluminador tanto más útil, sus observaciones contribuyen tanto más a la filosofía general, que ha abarcado lo más cerca posible la vida real, la vida práctica. En tal caso, el lector es puesto en juego personalmente y es agitado por emociones y reflexiones actuales; lo que lee le sirve, se le da un pequeño tubo parecido al de Las mil y una noches, que centuplica el poder de su visión.[2]

La novela, el teatro y la pintura son los tres grandes medios de acción de los observadores. Por lo tanto, es necesario:

  1. investigar en las obras de los novelistas, los pintores y los dramaturgos del presente, aquello que es contrario o conforme a esta ley de sinceridad para sacar a la luz la superioridad de uno sobre el otro.
  2. remontarse a los tipos realistas de tiempos precedentes, interrogar las teorías artísticas de diversos países para encontrar allí ideas análogas a las del Realismo actual.
  3. tomar de esos estudios, a medida que se van desarrollando, explicaciones sobre los sentimientos que deben habitar los espíritus de los artistas, ir tras sus medios de efecto, sus recursos especiales, la novela, el teatro, la pintura.

Relacionar a estas cuestiones centrales los estudios sobre los accesorios, los puntos particulares: el estilo, la imaginación, la fantasía, lo cómico, los museos, la poesía, etc.

Seguir y debatir «las condiciones de enseñanza, de producción, de incitación en las que se ejerce la vida literaria actual», como diría un economista.

Aplicar más someramente el mismo sistema de razonamientos, de investigaciones, a la escultura, la filosofía, la historia, la ciencia, y luego a las falsedades y a las locuras del espíritu.

     

[1856].


  1. Alain-René Lesage (1668-1747), dramaturgo y novelista francés, reconocido especialmente por su novela Histoire de Gil Blas de Santillane, aparecida entre 1715 y 1735. Esta obra es una parodia de la novela picaresca, e involucra las dimensiones religiosa, moral, social y económica para construir la historia de un personaje que recorre el proceso inverso al del pícaro.
  2. El autor hace referencia al cuento “El príncipe Ahmad y la perí Banu” de Las mil y una noches, que cuenta la historia de los tres hijos del sultán, quienes están enamorados de su prima Nur al-Nihar. El sultán, para resolver quién será el prometido de la joven decide que el que le lleve el objeto más maravilloso, será quien se casará con ella. Husayn compra un tapiz volador, Alí un tubo de marfil que permite ver todo lo que se quiere y Ahmad encuentra una manzana artificial que cura todas las enfermedades. Gracias al tubo mágico, desde lejos, los pretendientes pueden observar que la princesa agoniza en el palacio, y corren a salvarla con la manzana. La intertextualidad con el relato oriental plantea una relación directa entre la literatura, el lenguaje y la visión del mundo. La literatura realista, sería en este bosquejo de metodología del trabajo, un instrumento que permite ver todo lo que nos rodea.


Deja un comentario