Otras publicaciones:

Book cover

12-2210t

Otras publicaciones:

9789871867950_frontcover

12-4618t

3 El camino de la investigación

Se plantea la interrogante de cómo acceder a la subjetividad sin confundirla con lo individual ni reducirla a un conjunto de opiniones personales que los actores tienen en relación con el mundo. El desafío estriba en poder penetrar hermenéuticamente en las estructuras cognitivas y afectivas de los actores sociales para encontrar ahí la presencia de lo social en lo subjetivo (Reguillo, 1999: 2)

En este capítulo se aborda la cuestión metodológica. En el apartado introductorio, se hace referencia al proceso seguido en la investigación, que llevó a reflexionar sobre métodos pertinentes y a considerar una estrategia de tipo cualitativo o “no estándar”. En el punto 1, se explicitan las decisiones preliminares, las preguntas que se contemplaron, las dimensiones consideradas y el diseño de investigación. En el segundo punto se explica cómo se desenvolvió el trabajo de campo, incluyendo aclaraciones sobre el acceso al campo, las técnicas empleadas para relevar información, modelos de entrevistas, observación y registro. En el punto 3 se desarrollan las formas de análisis e interpretación empleadas, colocando ejemplos que grafican el proceso y finalmente se presenta un apartado sobre las formas de triangulación.

Introducción

Como se mencionó en la Introducción de la tesis, la decisión de realizar esta investigación tiene su anclaje en el proceso previo de experiencia personal en organizaciones sociales, en la investigación para la tesis de Maestría[1] y en el diálogo con referentes de organizaciones y movimientos sociales acerca de la importancia y la preocupación acerca de la participación juvenil. Al aproximarme al objeto de estudio se hizo necesario plantear la pregunta acerca del método a desarrollar: ¿cómo dar cuenta de la diversidad y los matices que se percibían en los movimientos sociales y en la participación juvenil de forma tal de rescatar lo propio, poder construir conocimiento y sacar conclusiones que sean al mismo tiempo relevantes en términos académicos y prácticos?

Método es una palabra de origen griego que quiere decir “camino”. Efectivamente, se trató de hacer un camino entre pasos previstos y novedades, siempre buscando articular la práctica de los actores sociales con la reflexión académica. El camino de esta investigación se desplegó en un proceso temporal que se describe en tres momentos: 1) la decisión y fundamentación inicial, 2) el trabajo de campo propiamente dicho (incluyendo el ingreso, el trabajo junto a los actores, el registro y el análisis constante) y 3) el análisis, interpretación, elaboración y revisión.

Decía Bourdieu que “La cuestión metodológica propiamente dicha es la elección de la técnica en función de la naturaleza del tratamiento que cada técnica impone a su objeto” (citado por Marradi, 2000: 42). El diseño metodológico, por lo tanto, debe reconocer el carácter de la intervención que el investigador desarrolla y las características del actor social elegido como objeto de la investigación. Por eso, los aspectos generales del método utilizado en la investigación emergen de la interacción con las características propias del campo que se pretendía abordar, y de los fundamentos que precedieron a la investigación: la trayectoria del investigador, los marcos conceptuales vigentes, las prácticas cotidianas en medios populares, la necesidad de realizar un análisis teórico que aporte nuevos elementos para la reflexión académica y de las organizaciones sociales mismas.

Desde el abordaje inicial se tuvieron en cuenta algunas premisas que permitieran conjugar la necesaria obtención de conclusiones útiles y verificables, con la creatividad y la elasticidad que el objeto de estudio requería[2]]. Teniendo en cuenta que la investigación es un proceso de aprendizaje y, en el caso que se presenta, una construcción de conocimiento con un sujeto conocido activo, se pretendió una coordinación entre el cuidado en la construcción de información, la eficacia de las técnicas a emplear y el análisis de la información, con un diseño flexible que permita correcciones sobre la marcha y adaptación a las circunstancias del referente empírico elegido y el contexto social en que se encuentra.

La opción por la investigación cualitativa y técnicas “no estándar”

Los debates acerca de la investigación cuantitativa y cualitativa se enlazan con el origen de las ciencias sociales. El debate cuanti-cualitativo parece superado en la actualidad, reconociendo aspectos de convergencia entre ambos y acortadas las distancias que separaban lo cuantitativo y lo cualitativo. Varios referentes en metodología se orientaron en esta dirección. Como recuerda Marradi, por ejemplo, Bourdieu promovió “la superación de las antinomias epistemológicas y metodológicas en las ciencias sociales” (Marradi, Archenti y Piovani 2007: 43) y buscó integrar prácticas cualitativas con cuantitativas, y en la actualidad muchos autores consideran saldada la oposición al reconocer la validez de ambos métodos (aunque orientándolos según su conveniencia a diferentes tipos de investigación) y reconocer que pueden ser compatibles. Como señala la investigadora y docente Guzik Glantz:

Se enfrenta a la tensión entre “lo legítimo” que ha ocupado la investigación cuantitativa, frente a “lo subjetivo” que se le achaca a lo cualitativo; o a la confrontación estéril entre una y otra cuando sus enfoques aportan información diversa pero también similar, y ambas tienen la mayor utilidad para acercarse a la realidad empírica (Guzik Glantz, 2010)

A su vez, siguiendo lo planteado por Bourdieu y Wacquant (1995) se podría concluir que la investigación social requiere de una profundidad y una comprensión que debe evitar estas discusiones improductivas. Finalmente, otros autores señalan que ambos métodos son igualmente válidos y no son incompatibles entre sí[3]. A su vez, corresponde hacer una reflexión respecto de las perspectivas superadoras y el carácter cualitativo de toda investigación social.

Marradi (2007) considera que el criterio de calidad o cantidad es insuficiente para caracterizar a los métodos, dado que se emplean variables de calidad en métodos predominantemente “cuantitativos”, incluso en cuestionarios estandarizados. Prefiere una concepción más amplia que alude a métodos “no estándar”, al considerar un conjunto de métodos que emplean las ciencias sociales y se diferencian de la experimentación y la asociación. En su recorrido por diversas posturas teóricas, este autor repasa los principales aportes y considera que las técnicas cualitativas y cuantitativas se desarrollaron en todas las tradiciones teóricas de ciencias sociales, para concluir que  “todos los actos de investigación empírica implican una combinación de cualidad y cantidad” (Marradi, Archenti y Piovani, 2007: 44).

Dentro de las ciencias sociales, la perspectiva teórica fenomenológica, que tiene una larga tradición en la filosofía y la sociología, es el marco en el que se inscriben estas discusiones metodológicas. (Taylor y Bogdan, 1987). Si bien se puede decir que la investigación cualitativa surge a partir del paradigma interpretativista y la valorización de la “perspectiva del sujeto” (Forni, Gallart y Vasilachis, 1992) los antecedentes metodológicos más claros se encuentran en el método etnográfico de la antropología clásica. Considera Marradi que:

Si bien la tradición interpretativa no constituye un bloque monolítico, todas sus variantes comparten la preocupación por elucidar los procesos de construcción de sentido, aunque la conceptualización de este proceso y las propuestas para su comprensión no conforman un paradigma único. (Marradi, Archenti y Piovani, 2007).

Un aporte análogo hacia la comprensión del actor social se orientó la “doble hermenéutica” de Giddens (1987) y el concepto de habitus vinculando el momento subjetivo y el momento objetivo de la dinámica social que propuso Bourdieu (1987). Por su parte, Clifford Geertz contribuye a esta línea de trabajo con una “descripción densa” de las culturas para dar cuenta de la formación de sentido y plantear que el investigador debe “ingeniarse de alguna manera” para captar las estructuras conceptuales complejas y luego explicarlas. (Geertz, 1997: 24).

En sintonía con las corrientes consideradas, en un marco de investigación cualitativa o “no estándar”, se planteó un modelo inductivo analítico que considerara el contexto de descubrimiento, tomando para el mismo la definición que indica que es “el conjunto de factores sociales, políticos, económicos, psicológicos, institucionales, teóricos, etc. que caracterizan a un contexto socio histórico donde surge y tiene anclaje una investigación” (Sirvent, 2006).

Las estrategias para la construcción de información fueron en gran medida de tipo etnográfico, centrado muchas veces en las entrevistas abiertas y la observación participante, en coherencia con el objetivo de comprender las lógicas de sentido desde el punto de vista de los actores, en un marco de construcción colaborativa de conocimiento. Sin que el desarrollo signifique adoptar el conjunto denominado teoría fundada en datos[4], algunas de sus herramientas se consideraron útiles para el análisis recíproco de datos y teoría, como la comparación constante y el muestreo teórico. Strauss y Corbin (2002) explican que:

 Una teoría construida desde los datos es derivada inductivamente a partir del estudio de los fenómenos que ella representa. Es decir que es descubierta, desarrollada y provisoriamente verificada a través de la recolección sistemática de datos y del análisis de los datos que pertenecen a ese fenómeno. Por lo tanto, recolección de datos, análisis y teoría están en una relación recíproca uno con cada uno de los otros (Strauss y Corbin 2002).

Al mismo tiempo, en el desarrollo de este trabajo se puso atención al proceso de reflexividad presente en toda la investigación, entendida como un proceso de interacción y diferenciación del investigador respecto de los actores sociales que son objeto de la investigación. Esto implica un reconocimiento de los condicionantes del propio investigador (sus experiencias, las tradiciones a las que adhiere, los preconceptos conscientes o inconscientes que porta, su propio sentido común construido) y sugiere mantener una actitud de atención analítica y reflexión para que estas cuestiones no condicionen el resultado. Esto permite reconocer las parcialidades que incorpora el cientista social y que pueden “oscurecer” su mirada científica (como señalan Bourdieu y Wacquant, 1998). Aunque aporta más a la cuestión del análisis y la interpretación, aquí también fue necesario considerar cómo las reglas del discurso (en términos de Foucault, 1973, 1996) operan en los sujetos entrevistados, en las instituciones que los contienen (y a las que expresan) y en la lectura que hace el propio investigador.

Este trabajo aplica un muestreo teórico, no orientado a verificar teorías en general sino a integrar nuevos conceptos en marcos teóricos previos y a identificar características y mecanismos en función de los objetivos citados. A través del mismo se identifican y comparan casos similares pero diferenciados por algunas características respecto del objeto o problema de estudio para elaborar las categorías de análisis y sus propiedades. La selección de casos no sigue criterios probabilísticos sino intencionales. No está orientado a descubrir categorías, pero supone la posibilidad de generalizar los resultados hallados (ya sean descriptivos y o verificativos en relación con hipótesis previas) a una población dada. Se basa en casos relevantes que permiten generar definiciones teóricas. La diferencia con el muestreo estadístico estriba en que, en este, la recolección de datos no concluye hasta haber agotado la totalidad de los casos indicados.

A su vez, en el método comparativo constante el investigador recoge los datos, los codifica y analiza para desarrollar conceptos que va corrigiendo e integrando en un planteo teórico coherente. En él, se identifican unidades de sentido para el análisis de los datos, se elaboran conceptos en niveles crecientes de abstracción que permiten comprender la situación estudiada de forma holística o integral. De esta forma se enlazan la recolección de los datos, su sistematización y su interpretación. A modo de resumen, y siguiendo las tipologías elaboradas por algunos investigadores (por ejemplo, Creswell, 1998 y Vasilachis, 2007), podríamos considerar que el abordaje metodológico realizado pone el foco en el análisis y la interpretación de un grupo social, prioriza la observación y las entrevistas en el campo, realiza descripciones e interpretaciones y apunta a la comprensión del grupo seleccionado. Otros elementos que enriquecieron el estudio fueron la selección de casos por muestreo teórico, el trabajo de mayor profundización con algunos de los entrevistados a partir de un modelo de relato de vida, y la aplicación de la comparación constante. Finalmente, el trabajo con fuentes escritas (en formato digital y en papel) y la entrevista con informantes externos, completó el estudio.

 1. Decisiones preliminares y diseño de investigación

Asumimos que la investigación es un desafío, en tanto se trata de una práctica social caracterizada por la confrontación teoría-empiria, una estrategia metodológica que actúa como un “andamiaje general flexible y dialéctico” (Sirvent, 1999) y una elaboración de un cuerpo teórico original. En este caso, el proceso incluyó la posibilidad de una construcción de conocimiento que considere la perspectiva de los actores. Tomada la decisión de iniciar la investigación, y dentro de los tiempos planteados por la Facultad de Ciencias Sociales para presentación de un pre-proyecto de tesis, el primer paso fue actualizar materiales teóricos y empíricos para abordar el tema. Un análisis general permitió identificar las perspectivas dominantes en el campo de los movimientos sociales y el debate acerca de la participación juvenil. La consulta de archivos periodísticos y las entrevistas con referentes de organizaciones y movimientos completó el panorama, que siempre es dinámico, pero que en el caso de los movimientos sociales fluye entre lealtades y procesos internos con mucha rapidez. Estos materiales, en el marco de una revisión bibliográfica detenida, permitieron la elaboración del Preproyecto de Tesis, oportunamente presentado y dialogado con los representantes de la Comisión de Doctorado. El mismo contenía un “estado de la cuestión”, objetivos y abordaje metodológico que siguieron trabajándose a partir de las lecturas sistemáticas de los seminarios de doctorado y el devenir de los propios movimientos sociales. Esto se fue registrando en el ámbito político local a través de la prensa en general, del diálogo con referentes y de los materiales publicados en formato electrónico.

El diseño final de la investigación incluyó la revisión de algunas categorías y un recorte del objeto de estudio a fin de tener un referente que resultara realista y abarcativo, es decir: que pudiera ser abordado efectivamente y que resultara representativo, según los términos propuestos, para la construcción de conocimiento. Se analizó cuál debía ser el referente empírico apropiado y los modos de recolección de datos, análisis e interpretación sugeridos para la construcción de conocimiento orientada a la elaboración de la tesis doctoral.

Cabe consignar aquí la importancia del “contexto conceptual”. Esta expresión se utiliza con criterio ampliado respecto del “marco teórico”, incorporando los aportes de las discusiones abiertas en la actualidad y la dinámica de la creación de nuevos conceptos, en los términos formulados por Creswell (1998) y retomados por Nora Mendizábal en Vasilachis (2007). En este caso el contexto conceptual contempló la reflexión y producción de conocimiento que desarrollan las organizaciones elegidas, el análisis de publicaciones recientes referidas al tema y los estudios actuales que se encuentran en proceso de elaboración[5], además de la experiencia del investigador en el campo específico de la participación juvenil en movimientos y organizaciones.

En cuanto a los conceptos involucrados, algunas apreciaciones teóricas debieron ser revisadas. Para ejemplificar esto, la horizontalidad de la sociedad en red mereció una actualización teórica (que se incorporó en el capítulo correspondiente) en tanto otros conceptos debieron ser revisados a la luz de elementos no previstos inicialmente, como la evolución de la situación internacional (crisis económico-financiera, papel de los Estados en las potencias centrales) que destacaba la vuelta del Estado a un primer plano frente a las situaciones de crisis y la reaparición de instituciones como partidos políticos y sindicatos tradicionales, cuyo protagonismo había sido cuestionado.

En la definición del referente, la intención inicial de trabajar con cuatro experiencias distintas se evaluó como ambiciosa, dada la percepción de matices, espacios de acción y niveles diferentes de participación y militancia de los jóvenes. El diseño de la investigación finalmente, incorporó las experiencias previas del investigador en un diálogo entre aquellas acciones de intervención y la actual posición del autor. El mayor conocimiento de algunos movimientos y los contactos previos que se poseían (la “cercanía”) se colocaron en análisis para lograr un distanciamiento ayudado por la reflexión académica y el intercambio con otros investigadores.

Definición del referente empírico de la investigación

En la definición del referente empírico se tuvieron en cuenta varios factores. Por un lado se realizó un análisis del panorama de los movimientos sociales urbanos contemporáneos en Argentina, las comparaciones diacrónicas y sincrónicas permitieron ver aspectos diferenciales y continuidades en el mapa de la acción colectiva. A partir de esto, se establecieron algunas variables de importancia:

En primer lugar, se decidió que la comparación prevista inicialmente era una estrategia adecuada, por lo tanto se debían seleccionar dos experiencias que tuvieran elementos diferentes en su composición, marcos de acción, estrategias políticas y relación con otros actores pero, al mismo tiempo, que pudieran ser comparables, especialmente en cuanto a los procesos de participación juvenil. De esta manera, se optó por seleccionar dos movimientos estructuralmente diferentes, con marcos ideológicos y estrategias políticas distintas pero que a la vez poseen características en común en cuanto a la inserción territorial de su trabajo, las modalidades de acción colectiva y procesos de discusión y toma de decisiones.

 Otra cuestión importante fue el espacio físico en el que se desarrollan las experiencias y al que la investigación accedería. Dada la centralidad del “territorio” para las prácticas de los movimientos y organizaciones sociales (como se menciona en el cap. 1), se consideró la conveniencia de que los movimientos compartieran espacios locales de militancia. Dentro del Gran Buenos Aires, con su riqueza de organizaciones y su conformación particular en términos económicos, políticos y sociales, se optó por el Conurbano sur y el Gran La Plata. Allí coinciden una geografía rica en experiencias sociales con una historia de organización y lucha, lo que influye en la conformación de las organizaciones actuales y en sus prácticas sociales. A su vez, cabe destacar que el recorte territorial no implica un límite (ya que desarrollan un amplio trabajo en redes) sino un punto de anclaje, desde el cual se constituyen, miran el mundo y el movimiento. Así se llegó a la definición del referente empírico de la investigación.

Se identificaron movimientos sociales urbanos que resultaran de alta visibilidad en la esfera pública contemporánea (explícita en los medios periodísticos y en el reconocimiento de diversos actores) y que a la vez combinaran una acción política de nivel nacional con una acción territorial específica. La fundamentación del recorte obedeció a que hubiera dentro de estos movimientos sectores que se organizaran en torno a la condición juvenil, es decir que utilizaran explícitamente la categoría “juventud” como eje de su nucleamiento y como clave hipotética de estrategia de acción. Pero, además, debían tener afinidades y diferencias.

Dado el amplio espectro de organizaciones, se priorizó que tuvieran afinidad en cuanto a:

  • la autonomía expresada respecto de partidos políticos e iglesias,
  • la independencia respecto del estado nacional o provincial
  • las características generales de movimientos sociales contemporáneos, en particular, la articulación con otras organizaciones a través de redes y eventos específicos
  • el trabajo territorial en el conurbano bonaerense y “gran La Plata”
  • el desarrollo o vinculación directa con proyectos productivos locales

Al mismo tiempo, se contempló que mantuvieran diferencias en cuanto a la perspectiva de construcción política y social, organización interna, lógicas de crecimiento y agregación, e integración con el sistema. Esto permitiría realizar, posteriormente, un análisis comparativo de elementos organizativos comunes, matices propios y presencia activa de sectores juveniles Finalmente se tuvieron en cuenta las posibilidades de acceso a los movimientos.

Resultaron seleccionadas la Juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), en el trabajo territorial que desarrolla en la región Berisso-La Plata-Ensenada y el Frente Popular Darío Santillán, del trabajo territorial que realiza en varias localidades de la zona sur del Gran Buenos Aires (Almirante Brown, Lanús, La Plata). Dentro de ellos se optó por una doble vía de acceso a los sujetos: se hizo foco en jóvenes militantes de ambos movimientos, portadores de la experiencia de participación, y en un segundo plano, en las agrupaciones de base y los movimientos que los nuclean, les brindan espacio de participación, estrategias, identidad y sentido a sus prácticas.

Las preguntas que guiaron la investigación

La interrogación acerca del tema, los actores y la vinculación personal con los mismos estuvo presente desde la génesis misma del proyecto. Desde este punto de vista, y siguiendo la dinámica de reflexión metodológica[6], en una primera instancia se formularon preguntas generales y con posterioridad se enunciaron preguntas vinculadas con el tema y el propósito de la investigación. Si bien pueden parecer generales para la aproximación posterior, se consideró una estrategia legítima de aproximación al objeto de estudio en actitud de vigilancia epistemológica, que constituyera una reflexión sistemática respecto de las “condiciones históricas y sociales en las que los investigadores sociales producen conocimiento”, contemplando la construcción de teoría para “asegurar la ruptura epistemológica conjurando la sociología espontánea” que, en términos de Esther Díaz (1997), estaría al servicio de la dominación como ingeniería social[7].

La investigación se orientó metodológicamente a:

  • describir: identificar representaciones e imágenes, elementos de la cultura organizacional, datos significativos, vínculos internos y externos, características y modalidades de participación.
  • comprender: considerar qué elementos construyen representaciones dominantes o alternativas, cuáles se relacionan con un cambio en las modalidades de participación y compromiso; con la ruptura de la participación o con el abandono del espacio
  • reflexionar/analizar: qué factores fortalecen el proceso de participación juvenil, la identidad y el conocimiento y qué potencial de transformación poseen sobre las propias organizaciones y sobre el entorno social.

Preguntas previas

Aunque se pueden considerar incluidas en el proceso que se relató anteriormente, es pertinente aclarar que el diseño del proyecto contempló una serie de preguntas que orientaron la reflexión:

  • ¿Cuál es el tema que se pretende investigar?
  • ¿Qué circunstancias personales vinculan al investigador con el tema investigado?
  • ¿Qué conocimientos se esperan obtener, orientados a la descripción o a la comprensión del tema?
  • ¿Qué influencia o impacto puede tener el conocimiento adquirido en este tema para el campo académico en general, para los actores de referencia en particular y para la sociedad en su conjunto?

Preguntas específicas del tema y el sujeto de estudio

  • ¿cuáles son los mecanismos de participación juvenil en los movimientos sociales urbanos? (a nivel de características, tipos de participación, niveles)
  • ¿qué influencia tienen los sectores juveniles dentro de dichos movimientos?
  • ¿cómo se construye su identidad, qué elementos culturales y representaciones sociales, qué elementos dadores de sentido están presentes? (tanto como sector diferenciado dentro del propio movimiento como en la consolidación de la identidad del mismo)
  • ¿qué características tienen sus prácticas y con qué procesos de reproducción o transformación social están vinculadas?
  • ¿cómo son los procesos de formación, educación y debate de los sectores juveniles y qué peso tienen en la constitución de los movimientos sociales urbanos?
  • ¿qué influencia tiene esta participación en procesos externos a los movimientos? (locales, regionales, nacionales, internacionales)
  • ¿qué perspectivas de crecimiento se advierten en relación a la participación juvenil y a los propios movimientos? (tanto en términos de consolidación y crecimiento como de estancamiento y disolución)
  • ¿en qué medida resuelven los desafíos conceptuales de las ciencias sociales en términos de abstracción real?
  • ¿qué perspectivas se advierten en procesos más amplios de consolidación o cambio social?

Las dimensiones de la investigación

En el diseño de la investigación se tuvieron en cuenta cuatro dimensiones que brindaron marco lógico y orientaron el trabajo. Se puede hablar de una dimensión epistemológica, una dimensión ético-política, una dimensión de estrategia general (que privilegia la lógica inductiva analítica ya mencionada) y una dimensión de las técnicas de recolección y análisis de información de carácter cualitativo, a través de entrevistas, observación participante y trabajo con documentos, que se desarrolla más adelante. Estas dimensiones forman parte de un proceso integral de investigación. En la evolución de la investigación y la confrontación del material con la Directora de Tesis se dio un proceso de vigilancia epistemológica en tanto se supervisó la coherencia entre las dimensiones antes mencionadas durante la realización del trabajo.

La dimensión epistemológica incidió específicamente en la formulación del tema, el marco teórico, el planteo general del problema, el recorte del objeto y los objetivos de la investigación que están guiados por esta opción, enmarcada en un paradigma interpretativista o interpretativo. Esto se plantea en el sentido de reconocer la “perspectiva del sujeto” que es reconocida por muchos autores como el núcleo de las tradiciones interpretativas (Vasilachis, en Forni, Gallart y Vasilachis, 1992 p19) y en la “doble hermenéutica” de Giddens (1987) en el sentido de considerar a sujeto y estructura como términos complementarios de una dualidad. Un paradigma interpretativo tiende a evitar la naturalización del mundo social y la búsqueda de significados sociales en la perspectiva de los actores, la relevancia de los conceptos analizados en el mundo de la vida (en términos habermasianos, mencionados en el capítulo 1), el foco puesto en la comprensión (que hace explícita la significación dada por los participantes) y la doble herménéutica[8].

Este camino incluye una dimensión ético-política de la construcción del conocimiento que se traduce tanto en el diseño y las estrategias de investigación cooperativas como en el lugar activo del sujeto a investigar, en la perspectiva de la “epistemología del sujeto conocido” propuesta por Vasilachis de Gialdino (2007) como en reformular la relación sujeto/objeto y su asimetría en la línea de reflexión propuesta por Antonadia Borges (2009) y otros investigadores. La investigación se vuelve un proceso que permite al actor social recuperar capacidad de agencia, reconocer los procesos que lo llevan a vincularse con el mundo de la vida e iniciar un proceso de des-diferenciación social. En este sentido, la investigación manifiesta un compromiso ético.

La dimensión ética abarca diferentes aspectos del diseño y de la práctica de la investigación. La investigación está enmarcada en un proceso de validación y verificación que no es sólo metodológica sino a los efectos de reflejar la posición del sujeto sin elaborar juicios, y puede ser incorporada por los actores.

Desde la perspectiva planteada por Vasilachis (2007), la interacción cognitiva lleva al reconocimiento del sujeto “conocido” como un “otro” que también construye conocimiento de forma cooperativa y frente al cual se disuelve la asimetría sujeto-objeto, sin descartar las diferencias de situación y de objetivos que cada uno representa. Esta autora propone modificar el sentido del vínculo que es el eje en la epistemología tradicional y que es predominantemente “dualista y unidireccional” por parte del investigador e “intenta que la voz del sujeto conocido no desaparezca detrás de la del sujeto cognoscente”, para que los sujetos conocidos no sean considerados como objeto de estudio sino sujetos portadores de “una realidad ontológica distinta a la presupuesta en la epistemología anterior”, que implica la posibilidad de una “construcción cooperativa del conocimiento” en la que participe activamente el sujeto conocido desde su “capacidad de conocer” (Vasilachis, 2007: 52). Coincidimos con la autora en el foco puesto en el “conocimiento que produce”, superando la comprensión de la acción social, para una construcción cooperativa en la que sujetos esencialmente iguales realizan aportes diferentes.

Desde una perspectiva etnográfica y de las investigaciones que llevó adelante Antonádia Borges saca conclusiones que enriquecen esta perspectiva:

 En los estudios que me ocupan, no entiendo “conocer más” de lo que sabe las personas con quienes hago la investigación. Solamente he dejado de saber tan poco. He aprendido lo gratificante que es evitar las fórmulas canónicas de "sospecha". Aquellas que llenan los vacíos de nuestra ignorancia con cadenas explicativas que están "más allá" o "por atrás " de lo que nos presentan los" nativos", pero conseguimos (omnipotentemente) ver. Me refiero a las explicaciones para las que todo lo que existe en lugares como aquellos en los que hago investigación (periferia, base, masa) sería una degeneración de lo que existe en el centro (el pico, la cumbre). Estar en contra de esta forma narrativa del gusto de las elites, es decir, una forma narrativa que utiliza la pobreza como topos discursivo y explicativo – significa proponer una antropología atenta a la investigación de nuestros anfitriones. Como he dicho: investigadores, somos todos. Y no solamente uno en relación al otro. Nuestros anfitriones investigan más de lo que el mero visitante que llega a su casa o aldea (como se afirma en ciertas posturas reflexivas de los antropólogos). Son esas otras investigaciones las que satisfacen su vida cotidianamente y las que me parecen más provocativas. Y es con ellas que creo que es importante aprender (Borges, 2009. Traducción del autor).

De esta forma, como se expresó antes, no sólo se propone un método que construye conocimiento desde el disenso respecto de modelos interpretativos dominantes, sino que se activa un proceso de acción comunicativa que también conecta a los participantes del proceso investigativo con el mundo de la vida a través del conocimiento. El lugar del investigador, al ordenar y analizar el conocimiento producido desde su rol específico, también lleva a una reflexión que lo conecta con el sujeto de estudio, lo hace consciente de sus propios procesos de conocimiento, pone su tarea al función de un conocimiento situado y lo modifica. En ese sentido, también lo conecta con el mundo de la vida.

El proceso de la investigación

Haciendo una síntesis de los pasos dados en el proceso de investigación, se pueden enunciar:

  • Consultas y acuerdos con referentes de organizaciones cercanas a los movimientos seleccionados y con referentes de los mismos movimientos, a través de llamados telefónicos, correo electrónico y encuentros personales. Identificación de jóvenes a entrevistar y de las situaciones particulares que vivían las organizaciones al momento de ingresar.
  • Organización del trabajo a través de un cronograma de actividades (pasible de ser modificado y ajustado en la marcha). El mismo fue ambicioso en cuanto a los tiempos que llevarían las entrevistas y luego requirió asignar tiempo para “ir y volver” al terreno varias veces.
  • Revisión bibliográfica actualizada.
  • Contactos previos con los jóvenes integrantes de la JCTA y del FPDS, también a través de comunicaciones escritas y telefónicas. Al respecto, cabe aclarar que el procedimiento de acceso estuvo orientado en primer lugar a la consulta de información pública y bibliografía, en segundo lugar, a la palabra de referentes que tienen contacto con los actores sociales ya sea por su militancia, su posición pública o sus actividades académicas. En tercer lugar se realizó el contacto con los propios actores sociales y en cuarto lugar la comunicación directa, el desarrollo de las entrevistas abiertas, el acceso a los espacios y los eventos significativos y la profundización del diálogo en eventos posteriores.
  • Acceso efectivo a campo y empleo de instrumentos de recolección de datos. Desarrollo de entrevistas y observaciones participativas. Corrección de instrumentos (cuestionarios cerrados que fueron descartados rápidamente y se asumieron las entrevistas semi estructuradas y no estructuradas)
  • Recolección de materiales complementarios, como publicaciones impresas y digitales, seguimiento de páginas de Internet, blogs y otros recursos online.
  • Sistematización, análisis y revisión de presupuestos iniciales
  • Una segunda etapa de entrevistas y observaciones, incorporando a informantes clave y referentes cercanos al proceso de los actores sociales. En algunos casos, dada la dinámica que se había seguido y el planteo inicial, se confrontó impresiones y materiales con los propios jóvenes (como “feedback”), generando un proceso de elaboración conjunta de conclusiones que resultó enriquecedor para la propuesta técnica y epistemológica de la investigación. También en esta etapa las entrevistas permitieron entrever dificultades, silencios y “grietas” (como rupturas) en el discurso formal que había dominado los primeros encuentros. El aporte de otros referentes “por fuera” de la experiencia de los jóvenes militantes confirmó algunos datos y permitió encontrar las mencionadas “grietas de discurso”.
  • Ajuste bibliográfico y conceptual, nueva etapa de sistematización.
  • Análisis e interpretación final.
  • Elaboración de conclusiones, corrección y redacción final.

2. El trabajo de campo

Contacto y acceso al campo

A los efectos organizativos, se puede hablar de dos momentos en el acceso al campo. El primero, de carácter inicial y exploratorio, donde se establecieron vínculos de diálogo y confianza con los entrevistados. El segundo, posterior cronológicamente, que implicó una vuelta a lugares y a profundizar el diálogo con algunos entrevistados, que fueron seleccionados en función de abordar dicha profundidad y confirmar datos previos, incorporando cuestiones más personales que aludieran a la trayectoria vital.

El acceso estuvo planteado inicialmente por contactos de tipo indirecto, merced a referentes de los movimientos sociales estudiados, académicos que se hubieran aproximado al fenómeno con anterioridad y militantes con quienes se tenía relación previa por otras tareas desarrolladas. Estas vías permitieron una referencia previa que daba certeza al carácter de participantes activos de las organizaciones y con capacidad y voluntad de dialogar con el investigador. A partir de las primeras entrevistas se advertía si los entrevistados y entrevistadas serían un punto de contacto con otros.

Una vez obtenida la información de contacto se utilizó el teléfono, el mensaje de texto y el correo electrónico. En la mayoría de los casos, el contacto fue fluido y amable, permitiendo un ingreso “no traumático” y un diálogo fecundo. Se fue construyendo una red de relaciones y contactos, algunos serían apropiados para desarrollar las entrevistas, otros para encontrar información que confirmara o modificara los datos recogidos, o brindara miradas diferentes que permitieran constituir una serie de conocimientos de campo y enriquecer el análisis.

Después del contacto inicial (vía telefónica y / o correo electrónico), se establecía el encuentro. En el mismo se presentaba la investigación que se estaba desarrollando, el marco de trabajo en ámbitos populares en el que el investigador había desarrollado las tareas, el criterio de construcción colaborativa de conocimiento y la posibilidad de colaborar indirectamente con las organizaciones, ya sea en alguna tarea que pudieran necesitar o a través de parte del material transcripto, que pudiera ser utilizado en sus actividades. Dado que se había registrado la importancia de los procesos de formación (y de Educación Popular en varios casos concretos), y ante la falta de tiempo para producir materiales teóricos específicos, parte de las desgrabaciones y las síntesis podían resultarles de utilidad para la reflexión institucional.

El cuadro 1 muestra como ejemplo uno de los primeros modelos gráficos utilizados para establecer contactos (en el que se borraron los nombres propios).

A partir de estas redes de contactos se desarrollaron las entrevistas, visitas y prácticas de observación en el campo. El acceso al campo no resultó difícil, ya que las redes de contactos establecidas facilitaron el acercamiento y la comunicación. Asimismo, dado el compromiso y la autopercepción militante que los jóvenes miembros de estos movimientos poseen, la construcción de información encontró a un mismo tiempo una ventaja y una dificultad: por un lado la fluidez del diálogo y la explicitación de ideas y conceptos facilitaron la tarea. Pero por otro se encontró una enunciación de fórmulas que parecían repetidas muchas veces con cierto tono automático y como discurso cerrado. En el avance de los encuentros pudo primar una confianza en el diálogo que los habilitó a enunciar discursos menos compactos, Finalmente por la estrategia metodológica propuesta, se obtuvo una segunda mirada de los protagonistas sobre sí mismos al hacerles presente la devolución de material construido y así se obtenía un proceso de auto-reflexión que aportó riqueza a la investigación.

Las primeras impresiones brindaron dos reflexiones casi contradictorias. Por un lado, dieron cuenta de una diversidad de matices que, si bien se entreveían, constituían un universo con características, actividades, relaciones e ideas de indudable riqueza. Esto planteaba un desafío por la posibilidad de traducirlas y sistematizarlas a los efectos de establecer líneas de síntesis y reflexión generales que las reflejaran. Por otro lado, en los diálogos con los miembros de estos movimientos se advertía que la entrevista fluía, acompañada por el mate o por el café, y resultaba un proceso placentero y, hasta cierto punto, aparentemente sencillo.

Cuadro 1

Cuadro 1

Si bien mi experiencia anterior en la investigación de movimientos sociales me había vuelto prudente en cuanto a adoptar un criterio simplista, una dificultad que se me presentó como investigador fue la necesidad de distinguir las coyunturas puntuales (conflictos personales, circunstancias pasajeras, eventos que cuestionan la  “pujanza” de los agrupamientos) de los procesos más estructurales. Los datos pasajeros de las perspectivas sólidas para el futuro del propio movimiento. Sin embargo, estos elementos pueden volverse una variable que, por contraste, permita advertir las características permanentes y las estrategias de participación que perduran y se consolidan, en particular en lo que hace a las y los jóvenes.

En este sentido, se hizo explícita esta posibilidad y con dos de los representantes de la JCTA se avanzó en este sentido, lo cual significó una manera de tener un feedback de los propios actores respecto de las primeras lecturas fácticas de sus prácticas. En el caso de FPDS no pudo desarrollarse este ida y vuelta, posiblemente porque el material que producen es mayor y porque varios de los entrevistados tienen experiencia y estudios universitarios, con hábitos más arraigados de sistematización.

Entrevistas

Se desarrollaron entrevistas semi-estructuradas y abiertas. En una primera instancia, se elaboraron cuestionarios estructurados, luego entrevistas semi-estructuradas a partir de ejes de diálogo. En estos casos se contemplaba la posibilidad de abrir sub-preguntas a partir de las respuestas de los entrevistados, a efectos de profundizar algunos temas o aspectos que solo aparecían enunciados en el cuestionario. Al desarrollar las primeras entrevistas, los cuestionarios organizados inicialmente debieron modificarse para dar cuenta de la variedad y riqueza de la información obtenida en un conjunto más amplio y no fragmentado, así como para permitir que otros temas tuvieran lugar.

Uno de los primeros instrumentos diseñados fue un cuestionario cerrado, que pretendía dar cuenta de una serie de cuestiones previstas pero no resultó efectivo en la aproximación al joven entrevistado. En el transcurso de la misma entrevista se observó que era insuficiente y se decidió “abrirlo” a partir de preguntas espontáneas sobre las preguntas escritas y a partir de dejar fluir un diálogo que abordara las cuestiones. Se transcribe un ejemplo:

Cuadro 2

Cuadro 2

Sobre esa estructura se construyó la entrevista semi-estructurada que funciona como una guía para el investigador.

Ejes para el trabajo de entrevistas

1) Ideas-guía y principios de acción

Surgen a partir de preguntar sobre las razones para militar, sobre lo que el entrevistado cree central a nivel social o personal, sobre lo que otros creen central o motivacional, sobre el futuro y las expectativas sobre la organización, la política y la sociedad. A veces se pueden asociar, en el diálogo, a referentes personales o grupales (que aparecen dotados de adjetivos o de valoración), momentos clave de la historia del país o la historia mundial, modelos de acción u organización. De manera afín, se pueden consultar por los principios o “ideas-guía” de determinada actividad u organización, en el diálogo puede aparecer “lo idealizado – positivo” y “lo criticado – negativo”.

2) Trayectoria personal

Se puede abordar con facilidad a partir de consultar por qué comenzó a participar o cómo lo hizo, a veces resulta operativo sugerir al entrevistado/a que enuncie “momentos clave” de su vida o de su militancia (generalmente a partir de un nivel de confianza y diálogo posterior a la primera entrevista), allí aparecen eventos que hayan significado un hito en la trayectoria vital de los entrevistados, dificultades y logros, y otros datos significativos, es decir, elementos que aparezcan en el discurso y reflejen una importancia en términos personales o colectivos.

3) Historia (institucional, nacional, internacional)

La referencia a una historia colectiva / grupal suele ser importante para los jóvenes. Se dirige la atención a la organización de referencia de cada entrevistada/o, pero también surge cuando aparece un “nosotros” y a quién se refiere. También se pueden preguntar por la historia y los momentos clave del colectivo (el colectivo más próximo o el colectivo de referencia, la JCTA o FPDS). A veces la pregunta sobre la organización (que está más vinculada a su percepción de la participación) también habilita a relatarla en términos históricos (a partir de eventos que la enmarcaron).

4) Identificaciones (el “nosotros”)

Vinculado a lo anterior, al hablar de la organización surge un sujeto colectivo con el que el entrevistado se vincula: Pero también al hacer referencia a otros colectivos, otros sectores del campo popular y otros actores sociales y políticos, aparecen indicaciones y datos. A partir de un nivel de confianza lograda en el diálogo se puede preguntar directamente por perspectivas y construcción política, lo que brinda la posibilidad al entrevistado de explayarse en sus opiniones y que aparezcan afinidades y distancias con otros actores sociales.

5) Actividades y espacios

Resultan las preguntas más sencillas, ya que aludir a dónde se trabaja y qué se hace es lo más concreto. A su vez, las actividades se presentan asociadas a valores e ideas y resultan un elemento clave para identificar donde se pone la energía y cómo se construyen los procesos. Los espacios mencionados en el discurso, así como recogidos en la observación y en los materiales documentales, fueron otro referente conceptual.

6) Mecanismos de participación

En las entrevistas suelen aparecer de manera indirecta, tanto al hablar de actividades como de la organización. La pregunta específica que guía los niveles de participación puede ser “cómo se toman las decisiones”, y si el entrevistado/a tiene cierta experiencia será conveniente dialogar acerca de las formas de participación, la expectativa a futuro, la representación que percibe en las decisiones de la organización.

En el último período de entrevistas se realizaron entrevistas abiertas o no estructuradas con personas seleccionadas para profundizar el diálogo iniciado en encuentros anteriores. En este tipo de entrevista el investigador busca profundizar ciertos temas a lo largo del diálogo. La entrevista permite que aparezcan temas no previstos y que se profundicen a través del diálogo y, dada la mutua aceptación de encontrarse y conversar, se abordan todos los temas con libertad y un compromiso personal importante. El entrevistador anima al entrevistado a hablar, crea un clima propicio también para retomar temas o repreguntar, desarrolla un intercambio de opiniones en el que expresa más su opinión o sus dudas y esto permite al entrevistado, a su vez, tener un rol más activo y propositivo.

Dentro de las entrevistas funcionaron otras cuestiones como el nivel de confianza, el diálogo y la conexión entre entrevistador y entrevistados. A partir del mismo se pudo distinguir si la entrevista tenía posibilidades prácticas de pasar a un plano de mayor profundidad e, incluso, abordar lo que se suele denominar narrativas de vida, en tanto se pueden recoger fragmentos de una historia de vida (sin el carácter abarcador y complejo de la misma) a través de sucesivas entrevistas. La distinción entre historias de vida y relatos de vida estriba, para algunos investigadores (Bertaux, 1993), en que las primeras se orientan a un estudio sobre una persona concreta, a partir de su relato pero completado con otros documentos por parte del investigador intentando una totalidad en orden cronológico. En tanto el relato de vida se orienta más bien a una entrevista biográfica, como señala una investigadora:

Casi nunca se pretende que sea exhaustivo, sino que se centra en algún momento o aspecto de la vida. También la ilusión de la totalidad está desterrada, porque se considera que todo sujeto posee un mecanismo selectivo que desde el presente lo lleva a recordar u olvidar determinados hechos, y dicho proceso debe ser respetado por el investigador. (Díaz Larrañaga, 1999)

El relato de vida indaga en lo personal que brinda claves de lo social, recoge pensamientos, reflexiones, relaciones y representaciones de los entrevistados frente a su vida, su compromiso y sus ámbitos de acción.

Como una forma de profundización de las técnicas previstas, se previó una instancia de contacto con los entrevistados a partir de elaboración de materiales provisorios que daban cuenta de la organización y la dinámica de las respectivas organizaciones. La selección de los entrevistados que mostraban potencialidad para desarrollar una entrevista orientada a “relato de vida” tuvo que ver con las circunstancias personales, el tiempo que se pudo compartir y la recepción de la idea del “feedback” cuando fue planteada inicialmente. En estos casos se acordó que el investigador estaría disponible para colaborar con iniciativas de la propia organización y pondría a disposición un modelo de informe parcial, de redacción sencilla y carácter no académico, a fin de que se pueda compartir con los miembros de la organización, para que ellos opinaran sobre el mismo y manifestaran su parecer, además de dejar abierta la posibilidad de que funcionara como un espejo de sistematización sobre sus propias prácticas.

Como se mencionó antes, el planteo de realizar una devolución y poner a disposición material sistematizado fue explícito en el inicio de las entrevistas. En algunos casos, las entrevistas “cerraban” en sí mismas y el investigador consideró que no se debía forzar la situación. En otros casos, del diálogo y la fluidez del contacto surgió la posibilidad de hacer una devolución y un diálogo posterior. En todos los casos se había aclarado la idea general de la investigación, el presupuesto de construcción colectiva de conocimiento y la idea de aporte mutuo. La devolución se tradujo en un material de unas quince páginas con la historia de la organización y los principios sostenidos por los militantes en las entrevistas, con sus nombres propios. Cuando se produjo la devolución, la característica que dominó fue la coincidencia, con lo cual no hubo un aporte sustancial de los interlocutores a la construcción pero la riqueza de la experiencia estuvo en la confirmación de los datos y la posibilidad planteada de seguir en contacto para compartir experiencias, actividades o alguna tarea puntual.

Observación participante

El trabajo utilizó observación simple y observación participante. Se hizo observación simple en visitas y registros generales, y en la asistencia a eventos públicos; por otro lado, en la mayoría de los casos se trató de una observación participante, es decir, integrando al investigador en el espacio de las actividades y de la vida de los jóvenes[9]. Si bien algunos manuales indican que la observación participante se denomina “artificial” cuando “la integración del observador al grupo se hace con el objeto de desarrollar un trabajo de investigación” (Sabino, 1986: 136), en este caso se podría hablar de una situación intermedia. La explicitación de los objetivos, del criterio metodológico de construcción de conocimiento (un “aprender” en el campo) y las vías de entrada, a través de personas conocidas y cierta coincidencia con las prácticas de los movimientos, jugaron a favor de integrar al investigador.

Si bien algunos teóricos señalan que “hasta que no entramos al campo, no sabemos qué preguntas hacer ni cómo hacerlas” (Taylor y Bogdan, 1987: 32) y se propone evitar ingresar al campo con hipótesis o preconceptos, en este caso se trató de una realidad con cierto nivel de conocimiento previo, con numerosas indicaciones a través de materiales escritos y de referencias de personas allegadas a ellos. Esto podía significar una limitación en la percepción, pero el reconocimiento de esta situación permitió que el investigador “revisara” las imágenes e impresiones, mantuviera una actitud de apertura y una disposición a “dejarse sorprender” por lo que los encuentros proveían, de forma tal que el resultado fue satisfactorio en función de la investigación.

Algunas instancias de observación fueron con menor intervención, como el registro visual, la asistencia en calidad de visitante a los espacios personales o colectivos, la presencia en marchas y actos públicos. En otras instancias se entabló un diálogo activo con los presentes. Dado que los objetivos estaban orientados a la comprensión, la observación contribuyó a reconstruir los lazos cotidianos, los procesos de construcción de sentido y el carácter de las experiencias. Para organizar la observación se tuvieron en cuenta las modalidades de acción colectiva, los espacios institucionales (galpones, centros comunitarios, sedes) y las prácticas locales de organización y asamblea, así como participación en espacios de vida personal (viviendas).

En la observación se prestó atención a las personas y a los espacios físicos
La observación respecto de las personas incluyó las expresiones, las actitudes en relación a los demás y al observador, los silencios, las formas de relacionarse con el espacio y con los otros, las formas de desplazarse en el espacio, la ubicación espacial. Los espacios físicos pueden dividirse en tres categorías: a los efectos de este trabajo, usaremos la denominación "espacios públicos" para aludir a las calles, plazas y cualquier otro ámbito de uso público en el que los movimientos y organizaciones despliegan sus actividades festivas o de protesta; denominaremos "espacios institucionales" a espacios propios de la organización, ya sea a nivel local o regional, más allá de la propiedad originaria de los mismos, que están naturalizados como "propios" para los participantes. Entre ellos están los centros, las sedes y los galpones. Finalmente, los espacios privados son las viviendas, es decir, los espacios propios de los jóvenes, donde desarrollan su vida y sus vínculos familiares, aunque a veces se vuelvan espacios de reunión abiertos a otros miembros de la organización y a sus familias y amistades. La observación de estos tipos de espacios se orienta a conocer como son habitados, qué disposición tienen los muebles y objetos que los constituyen (si facilitan el diálogo, si dan indicios de relaciones de poder y formas de trabajo), el discurso que se lee en las imágenes, ornamentación y paredes entre otras cosas., lo que permite reconstruir el escenario de las acciones.

Las paredes, en estos ámbitos, proveen un discurso propio: carteles, fotos, recortes periodísticos, adornos, objetos, pancartas, objetos simbólicos, y aún elementos que provienen del trabajo de militancia y permanecen en el espacio institucional y aún en el espacio privado. Por citar un ejemplo, en casa de un militante de la JCTA estaba la máquina para hacer "pines" y algunos de los productos de la misma, que era parte de un microemprendimiento informal que estaban sosteniendo. La técnica seguida en los espacios puede resumirse en una actitud de "atención flotante" y un registro en dos tiempos: simultáneo (cuando la situación lo permitía) y posterior (al salir del lugar o del evento, se grababan impresiones o se escribían en el cuaderno de notas).

En la observación relacionada con visitas o entrevistas (antes, durante o después de las mismas) también funcionaron las dos cuestiones recién apuntadas, pero además se tuvieron en cuenta los aspectos relacionados con el lenguaje corporal de los actores, la forma en que tomaban la palabra (el orden o el desorden que parecía guiarla), las relaciones que establecían los propios cuerpos. Cuando la observación se hacía en ocasión de una entrevista personal o grupal, también se hacía objeto de la misma el diálogo que surgía "por fuera" de los temas previstos: los niños, el tiempo, la ciudad, la universidad, el gobierno, la preparación del mate, las preferencias por levantarse temprano, manteniendo la mencionada "atención flotante" para recoger elementos significativos. Por lo tanto, tomaban carácter simbólico las vestimentas, las pancartas y carteles, la decoración de los lugares, las expresiones no verbales, recogidas en una recorrida o en el simple “estar allí”.

El registro, justamente, fue un recurso clave. Se puede hablar de dos tipos de registros:

  • El registro de visita a un espacio (como los señalados anteriormente), la mirada acerca del lugar donde se desarrolla la entrevista o encuentro.
  • El registro de “segunda instancia”, con características de informe de campo, es decir, la elaboración de notas que recogieran elementos de las entrevistas, de la observación participante y del trabajo con fuentes documentales. En este caso, se identificaban expresiones, palabras, temas recurrentes, imágenes, en un procedimiento que mediaba entre el análisis propiamente dicho y el registro “en bruto”.

En algunos casos, la circunstancia condicionó el registro debido a que había que movilizarse o que la recorrida impedía grabar o tomar notas, en estos casos me dediqué a sentarme, con posterioridad, y hacer un registro memorístico de todo lo que había retenido con atención. Sin llegar a considerarse un “diario de campo” o un “cuaderno de bitácora” en sentido estricto, el registro de campo incluyó: transcripción de impresiones sensoriales vividas en las entrevistas o en las observaciones (visuales, olfativas, sonoras), registro de planes específicos, ideas sueltas surgidas por asociación mental entre lo vivido y otros marcos (vivencias personales, recuerdos de bibliografía o conceptos), preguntas “en abstracto”, que podrían llegar a redefinir futuras entrevistas o que requerían atención. Las notas se guardaron en soporte papel y se revisaron para completar la información provista por las entrevistas y observaciones. En algunos casos sirvieron para pequeñas tareas de investigación bibliográfica o informática, como “claves” a desentrañar de procesos y para completar el panorama que surgía del campo.

Otras fuentes: documentos en soporte papel y soporte digital

El trabajo con material impreso y digital fue otra de las fuentes de construcción de información. Se recogieron publicaciones de las respectivas organizaciones: folletos, volantes, cuadernillos y aún libros (cabe señalar que tanto el Frente como la CTA tienen publicaciones, y en el primero de los casos una editorial propia denominada El Colectivo). Otras fuentes escritas fueron notas periodísticas en diarios, revistas y publicaciones periódicas.

A partir del auge de los recursos electrónicos, la extensión de tecnologías de información y comunicación, se ha vuelto un elemento clave. Más allá de las particularidades que tiene la materialidad de las fuentes electrónicas, las relaciones de comunicación que se establecen y las formas de percibir el mundo que implican, se trata de un caudal grande de información. Entre ellos, merecen especial importancia las páginas web institucionales (se puede consultar un listado en la bibliografía), los enlaces a páginas y agrupaciones cercanas, que están en las mismas páginas, los blogs, las publicaciones (boletines o revistas) electrónicas, los perfiles de redes sociales (como facebook)[10].

Los movimientos sociales establecieron un fuerte vínculo con la tecnología, la emplean para comunicarse y organizarse y han desarrollado todo tipo de materiales de difusión y formación. Tanto la CTA como el FPDS tienen un área destinada específicamente a la comunicación y las publicaciones electrónicas. La información publicada es de acceso público y todos los entrevistados tienen este hecho incorporado. Los sectores juveniles, en particular, lo consideran un elemento indispensable de sus actividades, su comunicación y sus luchas. La utilización de estos materiales ha constituido una fuente de primer orden para conocer la actividad y la actualidad de los movimientos, en particular los dinámicos sectores juveniles. A la vez, ha servido para completar o corroborar el trabajo de construcción de datos de las entrevistas y la observación, recabar posiciones políticas y declaraciones que confronten a los entrevistados o ayuden a profundizar sus pareceres, así como para analizar conceptos y marcos institucionales. En un apartado especial de la Bibliografía se indican las páginas de internet, los blogs y los materiales del espacio virtual que fueron utilizados para esta tesis.

3. Análisis e interpretación

El proceso de análisis e interpretación se nutrió de las informaciones obtenidas, de las impresiones y datos del registro de campo y de la reflexión teórica. El mismo fue desarrollado en dos instancias: el análisis permanente, desarrollado a medida que avanzaba el trabajo de campo, y el análisis final o “de cierre”, tendiente a la construcción de resultados y elaboración de conclusiones. Cabe señalar que el procedimiento se siguió sin la utilización de programas informáticos y, preferentemente, a través de papel impreso, lo que conllevó utilizar una modalidad casi artesanal de resaltado y marcas en el mismo texto.

Para explicar de manera sintética y ordenada lo que se explicita a continuación, podemos resumir el proceso en instancias:

  • Una instancia de análisis que partió de los ejes previstos para las entrevistas y la observación: 1) ideas y principios de acción, 2) trayectoria personal, 3) historia (institucional, nacional, internacional), 4) identificaciones con el colectivo histórico de referencia que se considera un “nosotros”, 5) actividades y espacios, 6) mecanismos de participación.
  • Una instancia de reconocimiento y análisis de elementos emergentes, dentro de la que se identifican
    • Términos y conceptos novedosos, representaciones referidas a las prácticas, conceptos previstos
    • Relaciones entre actores
    • Relaciones entre conceptos
    • Características de actores individuales y sociales emergentes
  • Una instancia para confrontar con la práctica y los propios actores los resultados provisorios, en función de confirmar, modificar o descartar construcciones conceptuales
  • Una instancia de desarrollo de interpretación, construcciones conceptuales, identificación de relaciones y mecanismos de participación
  • Una instancia de diálogo y contrastación con referentes clave (mencionados en los puntos anteriores)
  • Conclusiones y elaboración final

A modo de ejemplo se muestra en el cuadro 3 el trabajo con el Registro de campo.

Cuadro 3. Análisis de las entrevistas a partir de ejes

Cuadro 3

Cada entrevista fue desgrabada (o, en los casos excepcionales en que no se pudo grabar, transcripta de forma más ordenada), trabajada a partir de datos y variables y cotejada con notas y otros elementos de registro. En la lectura inicial se identificaron los ejes planteados a través de marcas en el texto y se descubren conceptos o ejes nuevos. Cada entrevista tiene lógicas, silencios, reiteraciones, que permiten interpretaciones.

Luego se “rompieron” los materiales, separando por ejes los distintos fragmentos de entrevistas y registro de datos de las observaciones Se trató de una suerte de rompecabezas, ya que se desarmaron los materiales de entrevistas, como si fueran piezas sueltas, y se volvieron a asociar, en un nuevo rompecabezas, pero esta vez ordenados por ejes. En este caso, los materiales refieren otras cuestiones y las reiteraciones y las diferencias quedan más claras. En un tercer momento, a partir de las primeras interpretaciones, se realizó un cuadro en el que se encolumnaban los sucesivos aportes del material por ejes y, en otra columna, se anotaban observaciones, principalmente orientadas a identificar las constantes, las rupturas en la linealidad del discurso y los elementos que llamaban la atención (un ejemplo de este trabajo se puede ver en el Cuadro 4).

Como un “segundo momento” del trabajo con los materiales, pero luego como una tarea paralela y complementaria, se desarrolló una instancia de reconocimiento y análisis de elementos emergentes, sean ellos palabras (términos que aludían a conceptos considerados previsibles en el marco de la investigación y también aquellos novedosos, que se repetían o llamaban la atención por su contundencia en medio de la tarea), imágenes (generalmente figuras metafóricas o representaciones sensoriales), definiciones (que implicaran juicios o representaciones sociales), relaciones entre actores (distintas variables de afinidad o de distancia), relaciones entre conceptos (adhesión o rechazo, con sus respectivas gradaciones, incluyendo valoraciones), características asociadas a los actores individuales y sociales. A partir de identificar estos elementos en los materiales, también se procedió a reunirlos temáticamente y analizar, con una columna lateral, las constantes, las divergencias y los matices.

Cuadro 4

Cuadro 4

Análisis comparativo e interpretación preliminar

A partir de todos los elementos sistemáticos y asistemáticos, se establecieron comparaciones entre los dos movimientos, nuevamente a partir de un documento de trabajo que sintetizaba hallazgos en cada una de las organizaciones. Luego de una primera etapa de trabajo de campo, análisis y rudimentaria interpretación, se reconocieron los primeros resultados y se apuntaron algunos elementos teóricos provisorios. Fue el momento de revisar documentos, realizar entrevistas a informantes clave y diseñar la segunda etapa de entrevistas con los jóvenes de los movimientos. En el cuadro 5 se encuentra otra etapa de relaciones entre movimientos a través de ejes determinados.

A partir de estos pasos se desarrolló un momento de identificación de categorías conceptuales, características, mecanismos, estructuras y representaciones, organizadas a partir del eje de la participación política y, asociado al mismo, a la constitución del actor social emergente: los jóvenes militantes portadores de subjetividades con rasgos claros.

Triangulación

Se trata de un concepto arraigado en las ciencias sociales y que alude a “cruzar” datos e información desde distintas perspectivas, lo que puede incluir apelar a otros métodos, a otras fuentes de información o a otras teorías. El diseño de la esta investigación se propuso incorporar formas de triangulación a partir de otras fuentes de información y de otras miradas calificadas, las de investigadores y miembros de organizaciones sociales que hayan desarrollado una mirada significativa sobre el mismo objeto de estudio.

El concepto de “triangulación”, que proviene de la navegación y la agrimensura, refiere al proceso de precisar un punto por medio de la intersección de dos rectas, provenientes de dos posiciones diferentes, y fue utilizado desde los años 60 en las ciencias sociales. Fue Denzin (citado por Forni, 1992: 85) uno de los principales difusores, quien la definió como “la combinación de metodologías en el estudio del mismo fenómeno”. Marradi (2007) da cuenta de las críticas que recibe: sus presupuestos ligados a cierto realismo ingenuo, la asunción de que datos provenientes de distintos métodos puedan ser comparados inequívocamente, así como una clara inconsistencia. Concluye que “Ante estas consideraciones y a pesar de la popularidad que la triangulación ha adquirido, queda claro que esta aún no ha logrado cerrar la brecha entre métodos estándar y no estándar, ni siquiera en términos de su posible articulación/integración” (Marradi, 2007: 45)

Hechas estas observaciones, y a los efectos de la presente investigación, resulta adecuado aclarar el sentido que la confrontación de datos y conclusiones ha sido utilizada en la presente investigación. En este sentido, se puede hablar de confrontar con informantes externos, personas relevantes para el campo de estudio y para el conocimiento de los movimientos, así como fuentes de distinto origen: datos e información, en primer lugar, y conclusiones y análisis, en segundo lugar:

Desde el punto de vista de fuentes de información y análisis, se establecen líneas de diálogo y comparación (afines, disímiles, matices) entre

  • información obtenida a través de entrevistas y observación participante
  • información obtenida a través de “informantes clave”, personas que se encuentran en relación con las organizaciones y las actividades mencionadas pero no participan del espacio o de la institución, en tres planos:
    • otros investigadores e investigadoras
    • otros miembros de organizaciones sociales y movimientos
    • líderes y representantes de organizaciones sociales, algunos afines y otros diferenciados del espacio
  • documentación, crónicas periodísticas y bibliografía afín

Las instancias de validación estuvieron dadas por la citada triangulación, la saturación de conceptos a partir de repeticiones sistemáticas dentro de cada movimiento, las referencias de los propios movimientos (a través de sus publicaciones y de informantes significativos) y la confirmación de otros referentes de organizaciones sociales con perspectiva privilegiada sobre los actores (por haber compartido espacios, proyectos políticos o instancias de encuentro y diálogo con ellos).

La redacción buscó dar cuenta de la aplicación de los conceptos, los hallazgos y las líneas de lectura más claras de los temas previstos, pero al mismo tiempo reconocer que se trata de procesos dinámicos, que se desarrollan en medio de tensiones y donde las intenciones y los objetivos se enfrentan con dificultades, contradicciones y limitaciones, en el marco de un sistema adverso para las prácticas juveniles que, desde estos caminos, buscan reconectarse con el mundo de la vida.

Palabras finales

En este capítulo hemos visto cómo se tomaron las decisiones que llevaron a la investigación y qué análisis permitió optar por el desarrollo de una investigación enmarcada dentro de las estrategias cualitativas o “no estándar”. En segundo lugar, se relatan las decisiones preliminares y las preguntas que llevaron al diseño de investigación, identificando los pasos, las técnicas, los modelos de entrevista y observación, la forma de registro y la apelación de otras fuentes que permitieran validar la información obtenida. Finalmente, se hizo explícito el proceso de análisis e interpretación que se siguió, permitiendo al lector transitar y revistar los caminos elegidos por este investigador.

Cuadro 5

Cuadro 5


  1. La tesis se tituló “Movimientos sociales en Argentina. Estudio de barrios populares en el partido de Vicente López” y fue presentada en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) para la obtención del título de Magister en Ciencias Sociales, 1997.
  2. En relación al concepto de flexibilidad como “la posibilidad de advertir durante el proceso de investigación situaciones nuevas e inesperadas que puedan implicar cambios en las preguntas de investigación” (Mendizábal en Gialdino, 2007).
  3. Se puede consultar un texto ya considerado clásico, Cook y Reichardt, 1987 y también el trabajo de Borrás, López y Lozares, 1999.
  4. Al respecto, se puede consultar la obra clave de la teoría fundada en datos Glaser y Strauss (1967), el capítulo respectivo en Vasilachis, 2007 y la página web respectiva, www.groundedtheory.com (consultada en Mayo 2009).
  5. Al respecto, resultó enriquecedor el intercambio con otros investigadores en el Núcleo de Estudios Socioculturales de la Facultad de Trabajo Social (UNLP).
  6. Al respecto, tanto Sirvent (2000, 2003), como Llosa (1994) y Mendizábal (en Vasilachis, 2007) indican la conveniencia de explicitar las diversas preguntas que enmarcan el proceso de investigación y que guían la elección del método y la recolección de datos.
  7. Esther Díaz (1997) adopta de este modo el planteo que hace Bourdieu. en “El oficio del sociólogo”.
  8. Principio propuesto por Giddens (1987), se puede profundizar en Vasilachis, 2007 p 23 y ss, y también está desarrollado por Reguillo, 1999, en relación con la mediación del habitus desarrollado por Bourdieu (1987) apuntando a la centralidad del sujeto como productor y producto de la vida social.
  9. En algunos trabajos, como los de de Taylor y Bogdan (1987), Jorgensen (1989) y Ruiz Olobuénaga y Ispizua (1989) se distingue y se problematizan las diferencias entre la observación simple (entre otros aspectos, indirecta y con una intervención menor en el campo, como la que se puede producir siendo testigo de un evento), de la observación participante, que interviene intencionadamente, interactúa deliberadamente con los asistentes y entrevistados. Ander Egg (2003), por su parte, distingue entre la observación estructurada y no estructurada, participante y no participante.
  10. El mundo virtual resulta una fuente importante de información y ha sido objeto de investigaciones (por ejemplo, Ardévol, Estalella y Domínguez 2008 y Estalellas 2010), en algunos casos como herramienta de investigación y en otros casos como campo de estudio.


Deja un comentario