El pensamiento de hacer de la libertad el uno y todo de la filosofía ha liberado al espíritu humano en general, no sólo en relación consigo mismo, y ha dado a la ciencia en todas sus partes un giro más poderoso que cualquier revolución anterior. El concepto idealista es la verdadera consagración de la filosofía superior de nuestro tiempo y especialmente de su realismo superior. Ojalá los que la juzgan o se apropian de ella consideraran que la libertad es su presupuesto más íntimo; ¡con qué claridad la considerarían y comprenderían! Sólo quien ha probado la libertad puede sentir que puede hacer todo análogo a ella, extenderla por todo el universo. Quien no llega a la filosofía de esta manera se limita a seguir e imitar lo que hacen los demás; sin sentir por qué lo hacen.
F. W. J. Schelling, Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana (1809)[1]
Se relaciona con Dios como la flor se relaciona con el sol. Al igual que la flor sólo sale de la tierra oscura por efecto del sol y se transfigura en luz, sin embargo siempre permanece independiente del sol en su raíz. Si la relación del hombre con Dios no fuera tal, no tendría libertad frente a Dios. Sería como un rayo en el sol, una chispa en el fuego. Ya ves cómo el principio de que debe haber algo en Dios mismo que no sea Él mismo se nos impone aquí en esta etapa de la consideración como algo muy necesario.
F. W. J. Schelling, Lecciones privadas de Stuttgart (1810)[2]