Hacia una experiencia transmedia
Valeria Car, María Ayelén Martínez y Natalia Eva Ader
Resumen
Existe hace varias décadas, en el campo transdiciplinar de la comunicación social, el estudio de los diferentes usos y apropiaciones que hacen los públicos o las audiencias a partir de sus consumos en los medios de comunicación (Silverstone, 1994; Casetti y Chio, 1990; Hall, 2004; entre otros). Las profundas transformaciones que operaron durante los últimos treinta años, con la irrupción de los nuevos medios y tecnologías de la comunicación e información, fueron reconfigurando el escenario planetario (Castells, 2001; Castells, 2006) y poniendo en tensión el modo en que conviven los medios tradicionales con los nuevos medios (Schuliaquer, 2014; Boczkowski, 2007). Este proceso, que contiene aún mucha incertidumbre, se proyecta también en la necesidad de conocer las diferentes experiencias que generan los nuevos medios en los usuarios y viceversa.
Expandiendo barrios es una plataforma transmedia que se propone como una experiencia comunicacional novedosa, cuyo objetivo es aportar a la deconstrucción de imaginarios sociales que fortalecen identidades vinculadas a la segregación espacial sobre los habitantes de la ciudad de Ushuaia que no tienen acceso formal a la vivienda. Esta propuesta audiovisual se sustenta en diversas investigaciones previas de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, tales como: “Ciudades Fueguinas: la expansión urbana desde una perspectiva comparada (1996-2016)”; Barrios en foco una docuficción desde la perspectiva de comunicación popular, y el diseño de un mapeo participativo colectivo en urbanismo barrial desde los diferentes grupos afectados. Tierra del Fuego se destaca por ser una de las provincias con mayores dificultades en el acceso a la tierra y a la vivienda de Argentina (Pérez y Martínez, 2014). Así la ciudad de Ushuaia se ha configurado y expandido como una ciudad dual (Castells, 1995), conformando una estructura urbana fragmentada, donde se reconoce el emplazamiento de la ciudad formal a orillas del canal Beagle y la segregación de los sectores populares a la autoproducción de una ciudad informal en la ladera de la montaña. A partir del recorte de una problemática territorial urbana, este trabajo se asienta en una propuesta metodológica cualitativa en base a un estudio de caso. La información, recabada de fuentes de información primarias, proviene de la realización de entrevistas en profundidad semiestructuradas a informantes clave que experimentaron el uso de esta herramienta comunicacional. En síntesis, en las entrevistas se pudo observar de manera exploratoria los diferentes modos en que los actores describen su experiencia de apropiación del espacio urbano a partir de la expansión de narrativas transmedia y los diferentes modos de interacción que estos “usuarios” experimentan en los nuevos espacios tecno-sociales de hibridación, donde las tecnologías son una de las mediaciones más fuertes de la vida cotidiana.
Palabras clave
Transmedia; comunicación; urbanismo.
Introducción
En el marco de las profundas transformaciones tecnológicas y comunicacionales de las últimas décadas en términos de procesos de mundialización y globalización (Ortíz, 2004), los estudios sobre consumo cultural en América Latina se presentan como uno de los campos de estudio más estratégicos para comprender a la sociedad desde su ámbito social, ya que se manifiesta como un espacio para la constitución de identidades y, en términos más amplios, como dimensión central para la conformación de comunidades (Martín Barbero, 1988). De esta manera, los modos de uso y apropiación suponen la relevancia del valor simbólico en tanto que cualquier práctica de consumo es un acto cultural. Así, el estudio del consumo se manifiesta como una práctica social transversal a los procesos de comunicación, ya que en esta dimensión pueden leerse los procesos de significación y resignificación de una cultura (García Canclini, 1990). Como consecuencia, los consumos culturales se constituyen en área fundamental de investigación que nos permite una comprensión de las nuevas formas de agrupación social –en el sentido moderno– y los diferentes modos de “estar juntos” de los sujetos.
En este contexto, las mediaciones tecnológicas de la vida moderna cotidiana cobran cada vez más significación social, en ese “nuevo sensorium” que Benjamín utilizó para “pensar la experiencia como el modo de acceder a lo que irrumpe en la historia con las masas y la técnica. No se puede entender lo que pasa culturalmente en las masas sin atender a su experiencia” (citado en Martín Barbero, 1987: 62). Si bien es evidente que en la actualidad no podemos pensar estos consumos sin tener en cuenta las mediaciones tecnológicas de la vida cotidiana –es decir, las transformaciones que se dinamizan desde los fenómenos tecnológicos de convergencia y las mutaciones de los usos en dispositivos multipantallas–, en América Latina estos procesos se dan en el marco de progresivas condiciones de desigualdad desde la perspectiva cuantitativa del acceso al consumo de medios por parte del ciudadano (Becerra y Mastrini, 2009).
De la misma manera, cuando abordamos el consumo cultural según su ámbito de referencia urbana, tampoco se manifiesta como una práctica idéntica ni de manera homogénea. Por ejemplo, según un análisis del entramado mediático de Tierra del Fuego, el sistema mediático local se caracteriza por un estado de precarización asociado a una lógica de subsistencia (Ader, Car y Hermida, 2014). Contrariamente, existen indicadores que presentan a la provincia con el mayor índice de conectividad de la Argentina, con un 83,9% en relación al 31,2% del total país (INDEC, 2015). Estos aspectos territoriales muestran datos estructurales de conformación de espacios urbanos significativamente diferentes a nivel nacional. En este sentido, destacamos la importancia de lo urbano como espacio ordenador de las prácticas sociales y, a la vez, como un lugar estratégico para el estudio de las representaciones e imaginarios sociales que circulan y producen sentido en las sociedades modernas (García Canclini, 2007).
En términos territoriales, Tierra del Fuego sobresale por ser una de las provincias con mayores dificultades en el acceso a la tierra y a la vivienda de Argentina (Pérez y Martínez, 2014), ya que a partir de los datos del Censo Nacional del año 2010 se observa que mientras en todo el país el 67,7% de los hogares son propietarios de la vivienda y el terreno que habitan, en la provincia de Tierra del Fuego solo el 55,7% de los hogares se encuentran en esta situación. A partir del año 2005, se producen nuevas tomas de tierras fiscales a la ladera de la montaña que dan cuenta de procesos de autoproducción del hábitat de los ciudadanos frente al desfasaje entre el ritmo de crecimiento poblacional de la última década y la generación de suelo urbano.
Así, la ciudad de Ushuaia se ha configurado y expandido como una ciudad dual (Castells, 1995), conformando una estructura urbana fragmentada, donde se reconoce el emplazamiento de la ciudad formal a orillas del canal Beagle y la segregación de los sectores populares a la autoproducción de una ciudad informal en la ladera de la montaña.
Este artículo toma como antecedentes previos, de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, el proyecto de extensión realizado en los años 2014-2015 denominado “Intrusos, vecinos y ciudadanos. Hacia la deconstrucción de los imaginarios sociales”, en el cual se desarrolló Barrios en foco, una docuficción realizada desde la perspectiva de la comunicación popular.
A partir del recorte de una problemática territorial urbana, se analiza de manera exploratoria el uso y apropiación de una plataforma transmedia, Expandiendo barrios. Esta plataforma fue desarrollada con dos objetivos: constituirse en un lugar de registro de las experiencias ciudadanas a partir de la visualización de Barrios en foco y expandir las narrativas con la participación de los vecinos de los barrios populares. De esta manera, se propone como una experiencia comunicacional novedosa, cuyo objetivo es aportar a la deconstrucción de imaginarios sociales que fortalecen identidades vinculadas a la segregación espacial sobre los habitantes de la ciudad de Ushuaia que no tienen acceso formal a la vivienda.
Si, como manifiesta Irigaray (2015), los espacios urbanos pueden ofrecerse como parte de una gran plataforma narrativa, la narrativa transmedia en la ciudad de Ushuaia puede brindar un ámbito de integración social y contribuir a procesos de desestigmatización social a través de diversas plataformas de lenguaje, pero, fundamentalmente, asumiendo lo territorial como una instancia posible para narrar, más allá de los entornos virtuales. Además, estas estrategias de intervención urbana a escala local pueden significar instancias de revalorización de los barrios, principalmente aquellos que son atravesados por procesos de estigmatización territorial (Wacquant, 2007), como en el caso de los barrios informales.
Así, el presente artículo se centrará en conocer los posibles modos de uso y apropiación de la plataforma Expandiendo barrios por parte de los vecinos que habitan los barrios populares de las laderas de Ushuaia. Las implicancias de este trabajo se orientan a explorar de qué manera estos “usuarios” experimenten la plataforma, para la elaboración de una mejor apropiación de la herramienta en términos de visibilización de la problemática territorial y disputa de sentido para la deconstrucción de representaciones estigmatizantes en el imaginario social fueguino.
Marco teórico/marco conceptual
El marco conceptual se constituye a partir de un abordaje transdisciplinar de la comunicación social y de la sociología urbana, ambas insertas en el campo de las ciencias sociales. Las tradiciones en el estudio de la comunicación social latinoamericana, por su parte, han concitado variadas y reconocidas discusiones, cuyos andamiajes teóricos se inscriben y operan más desde la lógica de las intersecciones que en un recorte específicamente disciplinar. Los consumos culturales en América Latina tienen sus antecedentes en los estudios culturales de la escuela de Birmingham (Hall, 1973; Hall, 1980; Hall, 1984; Hall, 1999; Williams; 1992; Williams, 2011; Hoggart, 1963; entre otros) a finales de los setenta, cuando se produce una doble ruptura teórico-metodológica que abarca el paso de la construcción del lector en el texto al sujeto real y el que va del proceso de decodificación al análisis del consumo (Sunkel, 2006). Esos nuevos acercamientos que reorientan la mirada hacia las audiencias en América Latina van del análisis de las estructuras ideológicas del mensaje al estudio de la recepción crítica (Orozco, 1997). En este marco, pensar la ciudad desde la comunicación y la cultura no es una novedad. En términos regionales, data de los años ochenta, como parte de ese corrimiento del objeto de estudio que se sintetizó en el pasaje de los medios a las mediaciones, como construcción teórica conceptual que nos permite reconocer esos lugares desde donde se produce sentido (Martín Barbero, 1987). Allí, la sociología urbana aportará a la comprensión de las lógicas territoriales que operan en la construcción de imaginarios y prácticas sociales. Así se concibe a la ciudad como un territorio relacional e histórico que se erige, en su morfología y manifestaciones, como el resultado de la interacción de múltiples actores (individuales y colectivos) entre sí y con el medio natural y social (Madoery, 2008). En el mismo sentido, Castells (1995) introduce el concepto de ciudad dual, entendiéndose como el producto de procesos articulados de crecimiento y declive de la estructura ocupacional, que afecta tanto a sectores formales e informales de la economía como a sectores industriales, y que se expresa a su vez en la configuración del espacio urbano. Desde la lógica de las intersecciones disciplinares, y siguiendo a García Canclini (2007), hay que tener en cuenta no solo una definición sociodemográfica y espacial de la ciudad, sino una definición sociocomunicacional vinculada al imaginario social urbano:
hay que ver en la ciudad cómo se da la coexistencia de lo histórico territorial, la ciudad industrial y la infocomunicacional o comunicacional como pregunta central de la multiculturalidad urbana. Vivimos en tensión entre tradiciones barriales, formas de organización y estilos de comunicación urbana junto con una modernidad que no acaba de llegar a los países latinoamericanos (García Canclini, 2007: 89).
Para Martín Barbero,
La ciudad ocupa hoy un lugar estratégico en el cruce de los debates teóricos con los proyectos políticos, de las experimentaciones estéticas y las utopías comunitarias. Lo cual nos está exigiendo un pensamiento nómada, capaz de burlar los compartimentos de las disciplinas y convocar los diversos lenguajes de las ciencias y las artes, confrontar la índole de los diferentes instrumentos teóricos, descriptivos, interpretativos, e integrar saberes y prácticas: la comunicación con el drama urbano, la música con el ambiente y el paisaje, la arquitectura con los trayectos y los relatos, el diseño con memoria y la ciudad (Martín Barbero, 2009: 64).
Por último, se aborda el campo de la transmedia, cuyos orígenes anteceden a la llegada de internet, como un lenguaje contemporáneo que atiende a las expectativas de la sociedad líquida (Bauman, 2001). La perspectiva de la ecología de los medios –cuyas tradiciones se sedimentan en la trascendente obra de McLuhan, El medio es el mensaje (1964), o en la más actuales producciones de Scolari (2008, 2013), Jenkins (2008), Levinson (2012) e Irigaray (2015), entre otros–, se utiliza en este caso para la conceptualización de la herramienta comunicacional Expandiendo barrios. Aquí se pone en evidencia una tensión con los estudios culturales acerca del modo de comprender el lugar de la tecnología en los procesos sociales (Williams, 2011). Sin embargo, y sin compartir la mirada optimista o determinista de la tecnología en estos procesos, se toma a la transmedia como un concepto operativo y descriptivo que se ha ido construyendo desde la perspectiva de una nueva ecología mediática caracterizada por la convergencia que posibilita la emergencia de nuevos modelos narrativos, donde los relatos atraviesan ese ecosistema habitado por audiencias participativas, dispuestas a interactuar y formar parte de la trama. La transmedia requiere que los contenidos comiencen a expandirse, se retroalimenten y circulen en múltiples plataformas, caracterizados por su interactividad, alta participación de los usuarios, experiencia inmersiva, circulación expansiva hacia otros lenguajes y utilización de soportes en multiplataformas.
Metodología
A partir del recorte de una problemática territorial urbana, este trabajo se asienta en una propuesta metodológica cualitativa en base a un estudio de caso cuya unidad de análisis son los habitantes de los asentamientos populares que se ubican a la ladera de la montaña en la ciudad de Ushuaia.
La información fue recabada de fuentes de información primaria a través de la realización de quince entrevistas en profundidad semiestructuradas a informantes clave que experimentaron el uso de la plataforma Expandiendo barrios como herramienta comunicacional y a los cuales se les realizó diferentes preguntas sobre la plataforma, así como también sobre la realidad territorial de sus barrios.
La búsqueda de los informantes se realizó a partir del muestreo no probabilístico de bola de nieve, una técnica utilizada para identificar a los diferentes entrevistados a partir de las referencias que ellos mismos podrían darnos. La selección de los entrevistados se realizó, por un lado, por un primer corte a aquellos que eran los referentes barriales, a quienes accedimos a partir del contacto en la experiencia anterior realizada con Barrios en foco. Y un segundo corte fue realizado a jóvenes entrevistados a quienes accedimos a partir de que eran estudiantes de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego.
Análisis y discusión de datos
A partir de las entrevistas realizadas, pudimos indagar diferentes dimensiones que se planteaban en forma de pregunta en el cuestionario, que se pueden clasificar de la siguiente forma:
En relación a la primera dimensión, los procesos de estigmatización, la mayoría de los entrevistados reconoce que existen prejuicios o etiquetas a partir de recurrentes comentarios, tales como: “los que viven arriba son sucios, ladrones, delincuentes, usurpadores:
Yo tengo que acompañar a mi hija a la escuela y vestirla en la esquina con medias can can y zapatos antes de entrar al colegio para que no la burlen sus compañeros por el barro que tienen las botas (Patricia, 38 años).
Otro entrevistado expresó, en este mismo sentido: “La verdad es que en mi trabajo yo no digo dónde vivo… ¿para qué?… lo único que me puede traer son problemas” (Héctor, 43 años).
Sin embargo, algunos entrevistados plantearon que, a partir de la asunción del nuevo intendente, se aproxima un reconocimiento y reordenamiento de los barrios. “Escuchamos los anuncios del nuevo intendente y esperamos ansiosos la regularización de nuestro barrio” (Juan, 37 años).
En relación a la segunda dimensión –dado que la mayoría de los sujetos entrevistados no posee computadoras (ni PC ni notebooks) y su vínculo con la red es a través de dispositivos móviles–, casi en su totalidad propusieron que el acceso a la plataforma sea a través de una aplicación móvil. “Estaría bueno que podamos entrar a la plataforma como a la aplicación de la muni” (Florencia, 25 años).
Otra opción que se manifestó en algunas entrevistas fue la posibilidad de hacer uso de las redes sociales existentes, como Facebook, Twitter o Instagram, para viralizar los contenidos de la plataforma y que en ella se vaya dejando registro de las diferentes experiencias:
Pero vos no entrás a una aplicación que tenés que abrir o ir a una página específica para participar de esa experiencia… no sé… me parece que le daría mucho más uso si estos contenidos aparecen en las redes sociales que uso y ahí produzco, subo, comparto… y eso que quede todo en la plataforma o el sitio… no sé… (Héctor, 20 años).
A su vez, teniendo en cuenta los diferentes modos en que se hace visible la brecha digital en relación al uso, experiencia y apropiación de la plataforma, podemos reconocer en los entrevistados su adscripción a dos grupos según su rango etario (mayores o menores de 30 años). Mientras que en el primer grupo sus usos y experiencias se asocian al consumir o compartir contenidos, en el segundo aparecen apropiaciones de la herramienta asociados a la producción de contenidos.
En relación a la tercera dimensión, la producción de contenido, los entrevistados mayores de 30 años mostraron de manera recurrente su interés en la producción de contenidos asociados a la promoción de derechos sobre la vivienda a partir de la producción de información de estilo más periodístico o asociada a lo que reconocen como campañas de concientización o bien público, pero subido a la plataforma. “Me emociona ver en esta plataforma una campaña sobre los derechos de acceso a la vivienda, sobre todo por cómo nos han tratado cada vez que hacíamos un reclamo” (Roberto, 45 años).
Se observó también que los perfiles de los entrevistados más jóvenes se mostraban entusiastas y proactivos en la producción de contenidos. En términos generales, la mayoría de estos entrevistados propuso ideas y contenidos que pueden asociarse a una noción muy genérica y simple de buenas prácticas: algunos apostaban a la producción de historias o muestras fotográficas que destacaran el hermoso valor paisajístico de la montaña o la promoción de contenidos ecologistas, como el uso doméstico de biodigestores, contraponiéndose al imaginario y las representaciones que ubican a los vecinos de esos barrios como precursores del deterioro ambiental a partir de la tala de bosque, la contaminación del agua o la falta de tratamiento de la basura.
Conclusiones
Uno de los aspectos centrales que emergen de la construcción del marco teórico y la aplicación al análisis de las entrevistas es la necesidad de repensar la noción de consumos culturales en términos más amplios y en diálogos más fuertes y fecundos con la economía y política de la comunicación para disputar sentido a las categorías y conceptos que densifiquen, profundicen y complejicen desde una mirada crítica el análisis de los usos, apropiaciones, domesticaciones, etcétera, de los usuarios –ciudadanos, en el campo de la transmedia–, introduciendo allí la mirada crítica tan presente en la tradición de estos estudios en América Latina. El lugar de las tecnologías como fenómeno convergente y el desarrollo social de su infraestructura para el acceso más democrático de las audiencias también son dimensiones indispensables y uno de los lugares más significativos para comprender las mediaciones tecnológicas de la vida cotidiana. De esta manera, la experimentación con saberes y tecnologías digitales en la transmedia nos ubica en un permanente estado de registro y reevaluación de la estrategia de intervención. Los resultados obtenidos en esta primera aproximación exploratoria acerca de los usos, apropiaciones y experiencias que tienen diferentes actores con Expandiendo barrios posibilita redefinir algunos aspectos estratégicos para la apropiación y uso de estas nuevas mediaciones tecnológicas. Si bien Tierra del Fuego se presenta en las estadísticas como la provincia con el mayor índice de conectividad de la Argentina, con un 83,9% en relación al 31,2% del total país (INDEC, 2015), a partir de las entrevistas se pudo constatar de manera preliminar que existen restricciones al acceso y participación de los ciudadanos –sobre todo, aquellos que se encuentran en mayor grado de vulnerabilidad– como marca característica en la configuración de la ciudad de Ushuaia, ya sea en infraestructura urbana, tecnológica o en la de alfabetización digital, fundamentalmente acentuada cuando se trata de adultos mayores a 30 años.
En términos territoriales, el cambio de paradigma en la política pública municipal a partir de 2016 ha sido relevante para establecer corrimientos de los marcos referenciales sobre las representaciones estigmatizantes del período anterior y las nuevas configuraciones y reconfiguraciones que operan en el imaginario social fueguino acerca de los vecinos de los asentamientos populares.
Del mismo modo, en las entrevistas, se pudo constatar que hay una percepción positiva acerca de la propuesta de un producto transmedia como herramienta comunicacional. Sin embargo, se tomó registro acerca de la necesidad de adaptar el proyecto a dispositivos móviles como condición necesaria para su apropiación. Por otra parte, la producción de contenidos enmarcados en “las buenas prácticas” se presenta como una categoría adecuada para disputar sentido en los procesos de estigmatización y en la deconstrucción del imaginario social que se tiene sobre los vecinos de los barrios altos, entendiendo que la plataforma serviría también para generar una red interbarrial, en contraposición al uso actual de las redes sociales como usinas de conflictos entre referentes barriales.
Sin duda, una de las marcas espaciales invisibilizadas más importante en la producción de sentido en relación a la construcción territorial del espacio urbano en Ushuaia se vincula con los diferentes espacios comunales y la multiplicidad de prácticas comunitarias que realizan cotidianamente los vecinos en los barrios altos. Ahí la plataforma se presenta de manera estratégica como una mediación territorial con el espacio virtual: la apropiación de una herramienta comunicacional que aporte a la construcción de la realidad virtual como un espacio de empoderamiento de los sectores populares estigmatizados, como un lugar de registro de un patrimonio común y, fundamentalmente, un dispositivo en el que las mediaciones tecnológicas aporten a la construcción de ciudades más democráticas en el uso del espacio y la palabra.
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