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Contenidos producidos y consumidos por mujeres en internet

Estudio de caso con habitantes
de la Ciudad de México

Walys Becerril Martínez

Resumen

Este trabajo tiene como objetivo presentar algunos de los resultados que se tienen sobre los tipos de contenidos que son consumidos y producidos por un grupo de mujeres que habitan en la Ciudad de México. La intención es abonar al campo de estudio de las apropiaciones tecnológicas, en específico al que se refiere a las mujeres, pues existen pocas investigaciones que den cuenta de la manera en que las mujeres están utilizando internet y cómo esta práctica está modificando sus vidas.

Muchas investigaciones solo dicen qué sitios o aplicaciones de internet visitan las personas, pero pocas se concentran en tratar de comprender los porqués y para qué de esos usos. Los hallazgos que aquí se presentan intentan comprender la importancia que para estas mujeres tiene el uso de estas tecnologías. Para ello, se intenta rastrear, a partir de los contenidos que las mujeres consumen y publican en internet y de entrevistas en profundidad, qué importancia tiene para ellas la incorporación de internet a sus vidas.

Como bien apunta Rosalía Winocur (2009), cuando se habla de apropiaciones tecnológicas es importante entender que estas se encuentran mediadas por los usos, las socializaciones y los sentidos que la tecnología cobra en la vida de las personas. En el caso concreto de este trabajo, se presentan los hallazgos correspondientes a los consumos y producciones que las mujeres elaboran en internet, con lo cual se da cuenta de cómo los contenidos que están presentes en sus vidas permite observar la manera en que estas mujeres se conciben y los temas que cobran relevancia en su día a día.

Esta primera aproximación forma parte de un proyecto de investigación doctoral más amplio que intenta comprender las formas de apropiación tecnológica que llevan a cabo mujeres de distintos referentes culturales en México.

Palabras clave

Mujeres; apropiación tecnológica; TIC.

Introducción

Si revisamos las cifras con respecto al número de hombres y mujeres que en México acceden a internet o que utilizan un teléfono móvil, parecería que no hay diferencias sustanciales entre estos. Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (2017), del total de usuarios de internet, el 51,5% (33 769 875) son mujeres y el 48,5% (31 750 942), hombres; algo similar ocurre en el caso de los teléfonos celulares, en el que se reportan 60,6 millones de usuarios durante 2016, de los cuales 51,6% (41 834 056) son mujeres y 48,4% (39 193 513) son hombres. Sin embargo, las diferencias sustanciales se observan cuando profundizamos en el cómo, para qué y por qué estas poblaciones utilizan las tecnologías; es decir, cuando colocamos la atención en las formas de apropiación tecnológica y consideramos el género como una mediación fundamental. Por ejemplo, es de destacarse que solo el 26% de la población de estudiantes de carreras vinculadas a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) sean mujeres (Anuario Estadístico de Educación Superior, 2015-2016); lo cual nos muestra que pocas de ellas tienen conocimientos especializados en este ámbito.

En este mismo sentido, en México hay información incipiente sobre las apropiaciones tecnológicas que las mujeres llevan a cabo. Las encuestas e investigaciones que se han realizado acerca de los usos y apropiaciones de las TIC han elegido a otros sujetos de estudio, por ejemplo, a los jóvenes, y poco han discutido sobre la manera en que el género incide en estos procesos. Por otro lado, las investigaciones desarrolladas en este campo han colocado su principal interés en el ámbito de los usos y aprendizajes que los sujetos obtienen, pero apenas se ha indagado sobre los marcos culturales desde los cuales estos se apropian de las tecnologías. Es por dichas razones que para esta investigación resulta relevante indagar en los procesos de apropiación tecnológica desde estos dos ejes de análisis: el género y la concepción cultural de los procesos de apropiación.

Para ello, en esta investigación se presentan los primeros hallazgos de entrevistas realizadas a un grupo de mujeres capacitadas por Laboratoria México (programa en el que se enseña a mujeres desarrollo web), con la intención de mostrar cómo se articulan los usos, significados y sentidos que estas mujeres construyen, a partir de su experiencia en este programa[1]. Para analizar esta información, se retoman elementos de la teoría de género feminista y de la concepción culturalista del estudio de las apropiaciones tecnológicas.

De este modo, en este trabajo se comienza con una breve explicación del programa Laboratoria y la estrategia metodológica con la cual se obtuvo la información. En el siguiente apartado, se realiza una caracterización de las mujeres que fueron entrevistas. El resto del trabajo lleva a cabo el análisis de las respuestas de las chicas, las cuales se presentan en cuatro ámbitos: conocimientos y habilidades digitales; usos tecnológicos; sentidos y significados que le otorgan a la vida cotidiana de las mujeres las tecnologías; y trayectorias de vida.

La apropiación tecnológica y el género

Tal como lo han planteado los feminismos a lo largo de la historia, el género es un condicionante cuya impronta en la vida de los sujetos es muy fuerte. Este puede definirse como “el conjunto de cualidades económicas, sociales, psicológicas, políticas y culturales atribuidas a los sexos, las cuales, mediante procesos sociales y culturales, constituyen a los particulares y a los grupos sociales” (Lagarde y de los Ríos, 2011: 60). En este sentido, el género define muchas de las prácticas de los sujetos (si no es que todas) y el caso de los acceso, usos y apropiaciones de internet no es la excepción. De hecho, hay una larga tradición de investigaciones feministas que exploran la relación entre tecnologías y género, a través de las cuales se da cuenta de cómo cuando se concibe, diseña, produce y usa una tecnología, el género de quien lo hace y en quien se piensa como usuario siempre es un determinante importante (Cockburn y Omrod, 1993; Wajcman, 1991; Haraway, 1995).

Por otro lado, como se ha relatado, esta investigación se enmarca en el campo de las apropiaciones tecnológicas; en concreto, se ubica en una noción sociocultural de las apropiaciones. De este modo, se recurre a una concepción de apropiación tecnológica en la que se entiende que: “hombres y mujeres incorporamos algo a nuestras vidas, a lo propio, a lo que define nuestra identidad. Es aquello que las personas hacen con los objetos, con las cosas. Y no algo que las cosas le hacen a las personas” (Sandoval y Bianchi, 2017: 61).

En este sentido, cualquier apropiación de algún objeto, escenario o práctica tiene incidencia en el sujeto. Por ello, es que a través de los consumos y producciones que las mujeres realizan en internet, es posible rastrear algunos indicios de la manera en que ellas se apropian de esta herramienta, y de cómo esta va incidiendo en sus concepciones como sujetas. No obstante, es necesario que no solo se hagan enumeraciones de las actividades que las mujeres realizan con internet, sino que estas sean comprendidas a la luz de sus propias trayectorias y de los contextos en los que ellas se mueven.

Por ello, esta investigación tomó como sustento la propuesta de Rosalía Winocur, quien entiende que la apropiación tecnológica se lleva a cabo a través del uso, la socialización y la significación (Winocur, 2009). La primera dimensión se refiere a la relación que el sujeto establece con el objeto, y que implica “una dimensión cognitiva y una empírica” (Joüet, 2000). La segunda se refiere a todos aquellos discursos que se constituyen en lo social, ya sea por lo que se dice o se comparte con otros en la experiencia. Y la tercera implica los procesos de otorgamientos de significados y sentidos, a partir de los códigos socioculturales con los que el sujeto interpreta su realidad. No obstante, la autora entiende que el hecho de que algunos sectores de la población no utilicen las tecnologías (por ejemplo, la computadora) no implica que estos no incorporen significaciones e imaginarios sobre lo que estas representan y que, por lo tanto, no consideren importante la presencia de dichas tecnologías en sus hogares (Rosalía Winocur (2007; 2009).

Laboratoria, código que transforma: el caso de estudio

El programa de capacitación que ofrece Laboratoria se originó en Lima, Perú, y de ahí se extendió a Santiago de Chile y la Ciudad de México. Según cuenta Mariana Costa Checa, cofundadora de este proyecto, la idea surgió a partir de identificar que los desarrolladores web no eran formados en grandes instituciones universitarias, sino que solo se requería de aprendizajes técnicos y autodidactas. Al mismo tiempo, identificaron que existía un nicho de trabajo en el desarrollo web. Ante esta realidad, junto con otros colegas, Mariana decidió fundar una institución que capacitara a jóvenes que no habían tenido la oportunidad de acceder a estudios universitarios. Dentro de la población marginada, encontraron que existían pocas mujeres trabajando en el sector de las tecnologías, por lo que decidieron dirigir sus esfuerzos a esta población.

Es así que el programa comienza a desarrollarse en México a partir del segundo semestre de 2015. Hasta la fecha, se han capacitado a tres generaciones de mujeres y una cuarta se encuentra en curso.

Para esta investigación, se entrevistaron a siete mujeres de distintas generaciones que accedieron a contar sus experiencias con las TIC. Para ello, se contactó a la coordinadora del proyecto Laboratoria en México, Gabriela Rocha, quien a través de su equipo lanzó la invitación a todas sus estudiantes egresadas. De este modo, se obtuvo respuesta de ellas y mediante correo electrónico se concertaron las citas, las cuales se realizaron entre los meses de enero y febrero de 2017 en distintos lugares de la Ciudad de México. Estas entrevistas se realizaron siguiendo una guía de tópicos que giraron en torno a cuatro ámbitos: conocimientos y habilidades digitales; usos tecnológicos; sentidos y significados que le otorgan a la vida cotidiana de las mujeres las tecnologías; y sus trayectorias de vida. A continuación, se presentan algunos hallazgos rastreados en estos cuatro rubros.

Las mujeres que codean

Dentro de las características generales de las mujeres estudiadas, se cuenta con los siguientes datos:

  • Se encuentran entre los 22 y 28 años.
  • Todas tuvieron sus primeras experiencias con computadoras e internet en la infancia (alrededor de los 10 años).
  • Todas tuvieron experiencias previas con consolas de videojuegos, algunas de manera incidental y otras más cercanas.
  • Su educación básica se desarrolló en escuelas públicas, excepto una de ellas, cuya trayectoria se desarrolló en una universidad privada.
  • Tres de ellas tienen una carrera universitaria (una con especialidad); una con carrera universitaria incompleta; y cuatro con bachillerato trunco.
  • Todas viven en la Ciudad de México.
  • Todas cuentan con computadoras portátiles y teléfonos móviles inteligentes, excepto una de ellas. Algunas otras cuentan con tabletas (4) y Ipods (2).
  • Sus actividades laborales se concentran en desarrollo web (front page y diseño de experiencia de usuario); y en startups. Su experiencia máxima es de un año (entre dos meses y un año).

Conocimientos y habilidades digitales

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (2007) clasifica a los usuarios y usuarias de TIC en especialistas, avanzados y básicos. Los primeros “tienen la capacidad de desarrollar, operar y mantener sistemas de TIC; éstas constituyen la parte principal de su trabajo”. Los segundos son usuarios/as “competentes de herramientas de software avanzadas y a menudo de un sector en específico”; sin embargo, las TIC no son su objeto de trabajo, sino una herramienta. Los terceros son usuarios “competentes de herramientas genéricas (por ejemplo, Word, Excel, Outlook, PowerPoint) necesarios para la Sociedad de la información, gobierno electrónico y vida laboral. Aquí también, las TIC son una herramienta, no el trabajo principal” (OCDE, 2007: 10). Siguiendo esta clasificación, “las mujeres constituyen cerca de 60% de los usuarios básicos, 25% de los usuarios avanzados y de 10% a 20% de los especialistas” (Vega Montiel, 2016), por lo menos hasta el reporte de la OCDE de 2007.

Las mujeres que se entrevistaron están ubicadas en el 20% de las que la OCDE identifica como especialistas, puesto que las TIC son su objeto de trabajo, es decir, el desarrollo web. Sin embargo, ellas mismas reconocen que les hace falta capacitarse mucho más para continuar especializándose y reconocen que no tienen las mismas habilidades con las que cuentan las personas especializadas en ingenierías y sistemas informáticos. No obstante, tienen otras habilidades que les permiten aprender por su propia cuenta y proponer otras formas de desarrollar su trabajo.

Bueno sí, tal vez tú no sepas como un ingeniero, porque es ilógico, ellos estudian cuatro años, tú cinco meses. Sí, tal vez no tengas eso, pero no te estamos formando como técnica, sino como para que propongas. Si tienes una idea propón, por eso te damos como tallercitos para que no solo te englobes en código, sino que conozcas que hay una experiencia de usuario, que hay diseño, que hay bla, bla, bla. Entonces que tú puedas proponer y decir: oye, yo creo que podría ser funcional esta onda porque yo estudié o yo vi que había más (entrevista personal a Amalia, enero de 2017).

Otro factor importante que ha podido rastrearse en otras investigaciones (Pavez, 2015; World Wide Web Foundation, 2015) es que el acceso a la educación es un factor fundamental para que las mujeres aprendan a hacer uso de las TIC. En el caso de estas mujeres, todas han tenido acceso a la educación, por lo menos hasta nivel medio superior, lo cual les dota de herramientas para poder acceder a los conocimientos especializados que requiere el lenguaje de las tecnologías. Todas, además de contar con conocimientos básicos o intermedios en paquetería Office, manejo de interfaces, internet y aplicaciones en tareas específicas –como administración del tiempo, salud, conocimientos especializados, etcétera–, tienen un manejo constante con softwares vinculados al desarrollo web. No obstante, sí es posible observar una profundización de conocimientos cuando las mujeres tienen estudios universitarios, pues ello les permite, además de sacarle provecho a los programas con los que trabajan, generar otras vetas de oportunidad en sus vidas y en los campos laborales en que se desempeñan.

Por ejemplo, Flor tienen una licenciatura en Psicología, que hace que ella tenga un perfil “atractivo” para las empresas que trabajan con una gran cantidad de datos de internautas, ya que, como ella misma lo refiere, su perfil es difícil de ubicar debido a que “los psicólogos son apreciados donde no hay psicólogos, pero sí tienes que tener un perfil muy interdisciplinario”. Desde su experiencia, su formación en Psicología le permite comprender a las personas, y desde las teorías del aprendizaje, fortalecer el trabajo que ella realiza, el diseño de usuario.

Por supuesto, en el mundo tecnológico, si bien la trayectoria escolar ayuda, no es definitoria para aprender el uso de ciertos programas. Cada vez más, existe una diversidad de softwares, aplicaciones y sitios en internet que ayudan a las personas a acceder a información útil, a través de la cual pueden aprender. Tal es el caso de Montse, quien, aunque o tiene un dominio del idioma inglés y este sea necesario en el uso de programas de desarrollo web, logra realizar su trabajo revisando tutoriales que le ayudan a resolver sus dudas. Sin embargo, reconoce que le será necesario aprender mucho más de este idioma.

A pesar de la flexibilidad que puede haber para aprender nuevos conocimientos en el ámbito tecnológico, cuando se trata de conocimientos especializados o profesionalizados, sí es necesaria una instrucción mucho más profunda y duradera; y es ahí donde se observan las mayores desventajas hacia las mujeres, ya que pocas llegan a estos niveles de profesionalización; y muchas de las razones por las que esto sucede tienen que ver con la construcción de género que de ellas se hace. En este caso, las mujeres que han sido capacitadas por Laboratoria, han pasado por un proceso de reflexión que intenta desmontar las ideas construidas en torno a las capacidades y habilidades de las mujeres, pues el programa va a acompañado de sesiones en las que se abordan estos temas. Al mismo tiempo, también cuentan con la posibilidad de tener terapias individuales que les ayuden a enfrentar sus problemas personales.

Por otro lado, el apoyo social que las mujeres reciben para poder insertarse al mundo tecnológico resulta fundamental. En algunas otras investigaciones se ha reportado que cuando las mujeres tienen apoyo por parte de sus familiares, parejas, amistades o conocidos, les es más fácil “autoincluirse” en el mundo TIC (Verges Bosch, 2012: 137). En el caso de las mujeres a las que se entrevistó, es visible que el apoyo de sus familias les ha permitido involucrarse mucho más en sus procesos de capacitación. Quienes han tenido mayores oportunidades de acceder a la educación formal e instruirse en ámbitos tecnológicos más especializados son aquellas mujeres que han contado con el apoyo económico y emocional de sus padres y madres. Para algunas otras mujeres, los apoyos han sido recibidos principalmente de otras mujeres, tías o madres. Sin embargo, también es posible ubicar a mujeres que han recibido poco o nulo apoyo, y que en condiciones desfavorables tuvieron la oportunidad de capacitarse en este programa; aunque para ellas este trayecto fue mucho más complicado que para el resto.

Usos tecnológicos

Otra dimensión importante que se rastreó a lo largo de las entrevistas son los usos que estas mujeres hacen de las TIC. Interesaba indagar, además de las aplicaciones en el ámbito laboral, si estas mujeres encontraban otras utilidades en su vida cotidiana. Todas plantearon el uso de internet como una herramienta fundamental tanto para su trabajo, como para acceder a información con respecto a sus intereses personales y de entretenimiento. Para todas, resulta fundamental la computadora portátil y el teléfono móvil. La primera es su herramienta de trabajo indispensable, pues en esta es donde llevan a cabo el desarrollo web y la búsqueda de foros o tutoriales que les ayudan a realizar sus actividades laborales. Por otro lado, el teléfono móvil les brinda la posibilidad de comunicarse vía mensajes de WhatsApp, llamadas u otros; también utilizan, a través de este, las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras. Además de esto, casi la mayoría de ellas utiliza otro tipo de aplicaciones de “administración del tiempo” y/o “productividad” o de “creación de hábitos”.

Por otro lado, su uso de las redes sociales está enfocado principalmente en comunicarse, informarse y compartir información sobre sus intereses. Algunas mujeres tienen otros usos tecnológicos, como: blogs personales en donde hablan de sus experiencias laborales (Marisol); colaboraciones con otros grupos (Jackie); grupos en Facebook (Maciel). Lo que sí es de notarse es que internet se ha convertido en un instrumento permanente en sus vidas.

Todo todo lo busco en internet. Lo que tenga duda; por ejemplo, si necesito comer algo, es ¿dónde busco un buen lugar para comer? O si no sé una palabra, voy y lo busco, ¿qué es esto? Lo busco en Google, o sea, todo así… todo lo que te puedas imaginar lo busco en Google (entrevista personal a Jackie, enero de 2017).

 

Mi pasatiempo siempre será estar en internet, haciendo cualquier cosa, desde perdiendo el tiempo, desde buscando algo que me guste, desde viendo un tutorial, eso siempre será mi pasatiempo número uno; jugando, no sé, siempre hay algo que hacer ahí (entrevista personal a Amalia, enero de 2017).

 

En la mañana me despierto y me meto a Facebook a revisar notificaciones y a revisar los correos electrónicos que tengo pendientes, ya sea de mi trabajo o de manera personal, estoy así hasta las doce, una de la tarde. Como custumer happines, tengo que estar pendiente de los clientes y de que estén felices en todo momento, entonces tengo que estar muy pendiente de si mandan un correo electrónico, de cómo está la logística del trabajo, de cómo van las cosas a lo largo del día. Después salgo de mi casa, vengo para acá y sigue siendo como lo mismo. Llego a casa como entre siete y ocho de la noche más o menos y me pongo a trabajar en traducciones, o si tengo un proyecto de hacer un sitio web o algo por el estilo. Termino como a las once o doce de la noche, y veo una hora de Netflix… A veces también en el transcurso de la calle, estar en WhatsApp. Sí es todo el día estar en internet, es algo de lo que dependo (entrevista personal a Maciel, enero de 2017).

De este modo, podría decirse que estas mujeres utilizan varias herramientas de las TIC, y en especial algunos softwares especializados en desarrollo web; pero también son mujeres que saben que tendrán que estar en constante actualización, debido a que el ámbito laboral en el que se desarrollan se los requiere.

Sentidos y significados que le otorgan a la vida cotidiana de las mujeres las tecnologías

Otra de las dimensiones que se intentó indagar en las entrevistas es la importancia y la manera en que estas tecnologías, y el hecho de haberse capacitado en este ámbito, cobraban sentido en la vida de estas mujeres. En un principio, cabe mencionar que solo tres de las entrevistadas concibieron la capacitación como parte de sus proyectos profesionales; es decir, estaba previamente concebida la idea de encontrar un lugar donde pudieran aprender a programar; justo estas tres mujeres son las que tienen una formación universitaria concluida. El resto de las jóvenes se topó con Laboratoria de manera incidental, y fueron otros los motivantes que las llevaron a inscribirse: mejorar sus condiciones económicas, enfrentar problemas personales, salir de situaciones familiares complicadas, entre otras.

Derivado de los intereses de cada una, su paso por Laboratoria representó cambios significativos en sus vidas. Estos son de distinta índole (económicos, profesionales, personales, emocionales) y, en algunos casos, tuvieron más o menos incidencias en sus dinámicas laborales y personales.

Entré precisamente porque decía que ellas mismas te colocaban. O sea, te daban la preparación, te colocaban y aparte te daban apoyo psicológico, y dije: ¡ah, esto está bien padre!, no está tan caro, yo entro (…) Ya luego me hablaron para decirme que sí, que me había quedado y eso fue muy feliz para mí, porque… bueno, ahora ya todo el panorama cambió (entrevista personal a Tania, enero de 2017).

 

Descubrir que sí podía encontrar cosas que me gustaran y que podía ganar con eso, como decir: ¡pues, sí se puede!, sí puedo hacer eso y puedo ganar dinero con algo que me gusta o realmente puedo encontrar algo que me gusta; ese fue un gran cambio en mi vida. Pude, a partir de eso, hacer otros proyectos y eso también me ayudó a tener más confianza en la parte profesional en mi vida, que no había tenido antes porque no estaba trabajando, no había logrado hacer cosas importantes en esa parte. Y después de Laboratoria sí me ayudó mucho a desarrollar más mi vida profesional (entrevista personal a Marisol, enero de 2017).

El saber que ahora pueden tener conocimientos y herramientas tecnológicas que les permitan explorar lo que desean hacer es una apreciación que toma relevancia en la vida de estas mujeres. Para algunas, el incremento de ingresos económicos les resolvió problemáticas en esos momentos de sus vidas, pero también les permite tener ciertas certezas sobre los ingresos económicos que tendrán a partir de ahora. Estas jóvenes reconocen que se encuentran capacitadas para poder desarrollarse tanto en empresas cuyo quehacer esté enfocado en el desarrollo web como en realizar trabajos por cuenta propia. De hecho, algunas de ellas piensan en organizar sus propios negocios, otras en aportar a la sociedad a través de lo que saben, compartir sus conocimientos o hasta hackear. En síntesis, el dominio de estas tecnologías y saberse con habilidades de autoaprendizajes les permite sentirse mucho más fortalecidas para confrontar los retos laborales que devienen.

Por otro lado, encontramos otro tipo de aprendizajes que se desprendieron de su paso por Laboratoria; por ejemplo, la sororidad[2].

Eso nos lo enseñaron en Laboratoria. A lo mejor siempre hemos sido así, pero nos enseñaron el término para eso, y fomentarlo, y hacer que crezca. Porque yo nunca había escuchado la palabra “sororidad” hasta que llegué a Laboratoria, lo aplicaba y demás, pero, o sea, hasta que me dieron, me enseñaron el término, y lo que es, y lo que significa, y entonces lo adopto como mío y ahora hacia afuera (entrevista personal a Montse, febrero de 2017).

De hecho, esa es una práctica que las mujeres egresadas de Laboratoria intentan continuar ejerciendo en sus vidas. Por ejemplo, tienen un grupo en Facebook, a través del cual comparten sus experiencias con respecto a sus actividades en desarrollo tecnológico. Cuando una de ellas requiere apoyo o no sabe cómo realizar una actividad, sus compañeras la apoyan; y si estas desconocen la manera en que se hace, comienzan a indagar hasta que logran resolver la problemática. Como bien lo refiere Montse en la cita antes expuesta, estas jóvenes intentan conducir sus vidas orientadas por algunos principios feministas como lo es la sororidad, ya que en Laboratoria se cuida como parte de su formación que las mujeres desarrollen habilidades y potencialidades que puedan empoderarlas.

Como seres humanos, no solamente como un programa para mí, Laboratoria significó muchísimas cosas porque me apoyaron así, me dieron más apoyos de los que creo merecer. Siempre me motivaron a que continuara, me preguntaban constantemente ¿tú quieres seguir? (…) Para mí lo) Mi experiencia con Laboratoria fue tormentosa, pero porque yo estaba viviendo algo muy difícil en ese entonces, pero maravillosa por todo lo que me dieron, por todo lo que aprendí, por todo lo que ha surgido a partir de entonces (entrevista personal a Maciel, enero de 2017).

Trayectorias de vida

En este último apartado, solo se hará referencia de manera generalizada a algunos aspectos importantes que tienen incidencia para que las mujeres puedan apropiarse de las TIC, y más específicamente, para que puedan hacerlo a niveles avanzados y especializados.

Las historias de vida de estas mujeres muestran la diversidad de retos a los que tienen que seguirse enfrentando por el hecho ser mujeres. Como se ha mencionado más arriba, uno de los elementos fundamentales para que las mujeres puedan apropiarse de las tecnologías es el apoyo social, el cual se relacionan tanto a nivel institucional como a nivel familiar. Muchas mujeres han crecido en circunstancias y contextos en los que no ha sido fomentado el uso de tecnologías de la información porque se conciben culturalmente mucho más vinculadas a los quehaceres de los varones. Así, pocas mujeres han incorporado a sus vidas, desde pequeñas, destrezas para manipular herramientas tecnológicas. Aunado a esto, cuando las mujeres crecen e intentan insertarse en espacios concebidos tradicionalmente como masculinos, es difícil para ellas puesto que encuentran barreras con las que tienen que lidiar si desean continuar en esos espacios.

¿Y eso [su ingreso a la Laboratoria] no causó algún conflicto en tu familia?

Al principio, sí. De hecho, fue muy difícil, sobre todo para mi papá; mi mamá como que agarró la onda de: sí, te tienes que salir de aquí. Mi papá lo veía como muy renuente: vas a perder el tiempo, ni te va a dejar nada, no sé qué. Y básicamente no tuve ningún apoyo durante mi estancia en Laboratoria hasta casi el final; mi mamá fue la que más me apoyó, la que me dio el préstamo para la compu y esas cosas (entrevista personal a Tania, enero de 2017).

Situar a las mujeres resulta fundamental para poder comprender cómo se acercan a las TIC, cuáles son las representaciones que tienen deestas, para qué las usan y qué utilidades tienen en su vida cotidiana. Si bien las chicas entrevistadas pudieron llegar al programa Laboratoria, todas tienen historias distintas. Algunas recibieron apoyo de sus familias durante su estancia en el programa, pero otras tuvieron que sortear solas su capacitación, lo cual les implicaba doblar sus esfuerzos. Del mismo modo, algunas tenían condiciones emocionales estables, pero otras se encontraban en situaciones complicadas: la pérdida de la madre, un intento de suicidio, entre otras. Las historias personales de las mujeres las impulsan o limitan en todos los ámbitos de sus vidas; en este caso, algunas decidieron ingresar por razones económicas, otras por encontrar un sentido en sus vidas, o para nutrir su formación profesional. Los motivos son distintos para cada una, pero lo que es común es que después de tomar la capacitación, que viene acompañada de un sostenimiento emocional y un modelo de enseñanza que intenta fomentar el trabajo en equipo y la retroalimentación constante, logra que las mujeres se incorporen al mundo tecnológico. Por su puesto, la incorporación se da en distintos niveles, dependiendo de los intereses y habilidades que cada una desarrolla.

Conclusiones

A lo largo de este trabajo, ha podido reflexionarse sobre algunos factores que incidieron en los procesos de apropiación de TIC de un grupo de mujeres mexicanas que han sido capacitadas por el programa Laboratoria.

Como ha podido apuntarse, hay una gran diversidad de elementos que están mediando la manera en que las mujeres pueden acercarse, utilizar y luego generar otras formas de aplicar la tecnología. Entre estas se encuentra claramente presente la condición genérica y la manera en que cada una de estas mujeres la ha vivido. A pesar de ello, su ingreso a Laboratoria les ha permitido reflexionar sobre ello e intentar desmontar algunos de los discursos que sostienen la idea de lo que es “una mujer” y con ello, acercarse al mundo de las tecnologías con otra perspectiva.

Dentro de los conocimientos y habilidades que estas mujeres tienen con respecto a las TIC, podría decirse que son concebidas como usuarias avanzadas y especializadas. No obstante, cabe acotar que entre mayor formación académica, mayores posibilidades tienen de especializarse en el campo. Sin embargo, también cabe destacar las capacidades de autoaprendizaje que estas mujeres han desarrollado para poder llevar a cabo sus labores profesionales.

En términos de usos tecnológicos, es posible observar que estas mujeres utilizan las TIC para informarse, comunicarse y desarrollar su trabajo profesional; pero también tienen presentes algunas otras maneras en las que es posible utilizar estas herramientas. Para todas es fundamental internet, y esta es sin duda una herramienta poderosa para que estas mujeres puedan continuar aprendiendo.

Con respecto a los sentidos y significados que se desprenden de estos procesos de apropiación, es de destacarse la manera en que estas herramientas se conciben como fundamentales para el desarrollo de las mujeres. A través de estas, las mujeres han podido, además de colocarse en puestos de trabajo previamente no imaginados, transformar sus vidas y tener presente que ellas son capaces de realizar todas las actividades que se propongan. Al saberse preparadas en este sector, se fortalece una noción sobre ellas mismas y sus capacidades.

Finalmente, cabe decir que las trayectorias de vida de cada una de estas mujeres muestran las condiciones estructurales a las que se tienen que enfrentar: desigualdades de género y económicas, así como problemas familiares, emocionales y acontecimientos fortuitos que inciden en sus vidas.

Bibliografía

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Pavez, I. (2015). Niñas y mujeres de América Latina en el mapa tecnológico: una mirada de género en el marco de políticas públicas de inclusión digital. Buenos Aires: Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina, Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación Sede Regional Buenos Aires.

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World Wide Web Foundation. (2015). “Women’s Right On line. Translaiting Acces into Empowrement”. Disponible en: <https://bit.ly/2vEGn6f>.


  1. La información aquí presentada forma parte de una investigación doctoral más amplia, en la que también se trabaja con otros perfiles de mujeres, que por ahora no son presentados.
  2. “La sororidad es una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer” (Lagarde y De los Ríos, 2006).


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