A mi directora de tesis, Olga Peralta, por brindarme su confianza, por su ejemplo de profesionalismo y capacidad de trabajo inagotable, por su acompañamiento y guía en este proceso de aprendizaje.
A las directoras, maestras, padres y madres de las instituciones educativas donde realicé el trabajo de campo, por su interés, entusiasmo y enorme confianza en mi proyecto. Agradezco especialmente a los niños, niñas y adultos que participaron en esta investigación. Sin sus ganas de jugar y su colaboración desinteresada este trabajo no hubiese sido posible.
A mis compañeras, María Celeste Baiocci, Romina Vivaldi, Jimena Rodríguez, Belén Gariboldi y Florencia Mareovich, por el cariño, complicidad y compañerismo construidos en estos años de trabajo. Agradezco especialmente a Daniela Jauck, por su apoyo y sostén en los momentos en que lo necesité.
A Mariano Castellaro y Nadia Peralta, por sus valiosos aportes teóricos y metodológicos, pero sobre todo por su predisposición cálida, paciente y generosa frente a mis constantes inquietudes.
A mis compañeras y compañeros de la cátedra Metodologías de la Investigación en Psicología de la Facultad de Psicología (UNR), por brindarme el espacio para seguir aprendiendo y desarrollar mi pasión por la docencia. Agradezco especialmente a Laura París, quien me transmitió mucho más de lo que imagina.
A mi familia, en especial a mi madre, por transmitirme los valores del trabajo, educación, honestidad y humildad, por enseñarme a poner el corazón en cada cosa que hago. A mi padre, por transmitirme mis grandes pasiones. A mis tías, Juana y María Antonia, por incentivar desde niña mi curiosidad por la lectura y la escritura. A mi abuela, Adelita, por quien las palabras nunca son suficientes.
A mis amigas y amigos del alma, por su amor y apoyo incondicional durante las vicisitudes de este proceso.
¡GRACIAS!
Sin ustedes mi trabajo no hubiese sido posible.