Verónica Moreira
Introducción
Desde hace varios años una zona de interés de mi investigación gira en torno al estudio de la política en los clubes de fútbol. He trabajado particularmente en el Club Atlético Independiente considerando distintos aspectos: los procesos políticos electorales, los capitales que los dirigentes exponen para las elecciones, las relaciones entre el club y la política tradicional. Cuando comencé el trabajo de campo en Racing Club no esperaba encontrar notables diferencias sobre cómo los socios pensaban y hacían política en la institución respecto de los resultados hallados en Independiente. No obstante, noté la recurrencia que tenía el término “democracia” en los discursos de los socios y dirigentes para definir un estado de participación política que se clausuró con el advenimiento de un hecho que afectó el devenir del club de manera singular: su “gerenciamiento” o, como se dice vulgarmente, su “privatización”. Una consecuencia directa de esta resolución fue la suspensión de la designación de dirigentes y asambleístas que históricamente habían sido elegidos entre y por los socios de la entidad. Sin embargo, frente a la ausencia de los mecanismos de la política institucional, algunos socios lograron plantear acciones alternativas y de “resistencia” en resguardo de lo que creían eran los valores centrales de Racing Club.
Este trabajo se desplaza por tres zonas conectadas. Una primera parte que presenta ciertos aspectos sobresalientes del gerenciamiento de Racing, el cual se enmarca en un momento histórico y político de Argentina que le da legitimidad. Una segunda parte que retoma principalmente los testimonios de los socios para presentar los significados que adquieren términos como “democracia” y “resistencia” durante el gerenciamiento. Y una tercera que analiza la articulación entre la política institucional del club y la política tradicional durante el período democrático que se reinaugura en 2008, después de ocho años de gerenciamiento. Los datos que funcionan como evidencia del artículo surgieron de las entrevistas etnográficas realizadas a socios, dirigentes y ex dirigentes entre los años 2013 y 2014, y de las observaciones de campo realizadas entre agosto y diciembre de 2014.
Racing Club
El campo del fútbol en Argentina se estructura como un espacio donde los clubes ocupan posiciones distintas y relacionales. En las posiciones superiores se ubican los clubes que acreditan a lo largo de su historia títulos nacionales e internacionales. Estos triunfos convirtieron a miles de personas en sus seguidores generación tras generación en distintas ciudades del país. Actualmente, la jerarquía establecida en base a los títulos y fanáticos se traduce en el volumen de dinero que los clubes exitosos y populares reciben por publicidad, comercialización de la imagen, venta de licencia y merchandising.
Racing es uno de “los cinco grandes” del fútbol argentino[1]. Durante el amateurismo, se consagró campeón de forma consecutiva entre 1913 y 1919 manteniendo el invicto en cuatro torneos. Recibió así el apodo “la Academia”. La institución marcó otro hito en su historia y en la del fútbol nacional: se convirtió en el primer tricampeón ganando los torneos de 1949, 1950 y 1951. Actualmente la institución tiene en su haber 17 campeonatos locales: 9 del amateurismo y 8 de la era profesional. Entre los títulos internacionales se encuentran la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental de 1967, la Supercopa Sudamericana y Supercopa Interamericana de 1988. Un momento adverso de su trayectoria fue el descenso de categoría del equipo profesional en 1983, año en el que su histórico rival deportivo, el Club Atlético Independiente, ganaba el torneo nacional.
Racing e Independiente se encuentran en el partido bonaerense de Avellaneda. La distancia de 200 metros que separa sus estadios produce una situación única en el mundo. En el centro de Avellaneda, Racing conserva el estadio “Juan Domingo Perón”, la sede social, el edificio donde funcionan dos niveles de enseñanza formal (primaria y secundaria), y el predio Tita Matiussi donde entrenan las divisiones inferiores. El patrimonio también incluye la sede social de Capital Federal en el barrio de Villa del Parque y el recientemente adquirido predio de Ezeiza ubicado en el partido de Esteban Echeverría.
En 1998, sucedió un hecho inédito: el presidente de Racing decretó su quiebra y desencadenó una serie de eventos con desenlaces dispares en diversos planos. Un resultado directo de su judicialización fue la suspensión de la elección de los dirigentes en una entidad que, como el resto de las instituciones futbolísticas en Argentina, se define como una asociación civil deportiva. A diferencia de lo que sucede en otros países como Inglaterra, Italia y España, los clubes de fútbol argentinos están conducidos por los dirigentes que surgen entre –y por la votación– de los socios. La continuidad del modelo jurídico (asociación civil) desde hace más de cien años (durante la etapa de fundaciones) permite que los socios sigan votando a las autoridades cada dos, tres o cuatro años, de acuerdo al estatuto de cada institución. El estatuto regula los derechos y las obligaciones de los integrantes de la asociación civil deportiva y, entre otras cuestiones, direcciona los procedimientos para una elección. En el caso de Racing, las elecciones se realizan cada tres años y son voluntarias para los socios que acreditan una antigüedad ininterrumpida de cuatro años. Los socios votan un “trinomio” compuesto por el Presidente, el Vicepresidente 1ero y el Vicepresidente 2do, que cuando asumen eligen, según un acuerdo previo, a los vocales que completarán la Comisión Directiva; 60 asambleístas (40 para la lista ganadora, 20 para la segunda), cinco miembros de Tribunal de Conducta y cinco miembros de la Comisión Fiscalizadora[2].
Gerenciamiento
El presidente de Racing, Daniel Lalín, pidió la quiebra de la entidad el 10 de julio de 1998. A partir de ese momento comenzaron a sucederse distintos hechos judiciales que llevaron progresivamente a un club como Racing a una situación de máxima incertidumbre. Estos hechos tuvieron una amplia repercusión mediática, seguramente producida por la popularidad de la institución. Aquí menciono sólo algunos eventos que puntearon su devenir y un novedoso desenlace: el 13 de julio de 1998, el juez Gorostegui decretó la quiebra y designó a Liliana Ripoll como síndico para manejar el club; el 18 de septiembre el juez firmó la quiebra con continuidad (esto quería decir que Racing podía seguir con sus actividades); en octubre del mismo año, la justicia reconoció que la institución tenía una deuda de 28 millones de dólares, que con el correr de los meses ascendió a 34 millones; el 4 marzo de 1999, la Cámara de Apelaciones de La Plata ordenó la inmediata liquidación de todos los bienes (jugadores, sedes y estadio), ese fue el momento en el que la síndico Ripoll inmortalizó la frase “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”; el 5 de mayo, la comisión directiva presentó su renuncia, aunque desde la quiebra cumplía funciones residuales; el 6 de octubre, la justicia libró una orden de detención para ex dirigentes por presunta administración fraudulenta, por eso Daniel Lalín y Juan Destéfano (presidente desde 1987 hasta 1994) pasaron 14 días detenidos en una comisaría de Lanús; el 25 de abril de 2000, Héctor García Cuerva se convirtió en el Interventor del club; como Racing se incorporó al Régimen Especial de Administración de las Entidades Deportivas con dificultades económicas (Ley 25.284, promulgada el 25 de julio de 2000), el 15 de septiembre, el juez Gorostegui nombró al órgano fiduciario que estaría a cargo de la administración; finalmente, el 29 de diciembre, el órgano fiduciario bajo la supervisión de la justicia otorgó el gerenciamiento de Racing a la empresa Blanquiceleste S.A.
La Ley de Entidades Deportivas (Ley 25.284), conocida también como la Ley de Fideicomiso, se originó a raíz de la crisis económico-financiera de los clubes pero especialmente por Racing Club, que evitó con ésta la liquidación de sus bienes. Con posterioridad a la incorporación de dicha institución, también se sumaron al régimen otras entidades como el Club Deportivo Español, Club Atlético Belgrano, Club Atlético Talleres, Club Atlético San Martín y Club Deportivo Godoy Cruz.
Por su parte, unos meses antes, en marzo de 2000, el Comité Ejecutivo de la AFA aprobó el ingreso de empresas privadas para hacerse cargo del fútbol profesional de los clubes bajo la modalidad llamada “gerenciamiento”. Ésta serviría para atravesar la crisis económico-financiera y sortear la amenaza de la continuidad de los clubes en las competencias oficiales. Tres clubes votaron en contra, entre ellos Argentinos Juniors, que había tenido una experiencia negativa cuando la empresa Torneos y Competencias administró el fútbol profesional en la temporada 93/94 (la empresa se retiró dejando una deuda que había ascendido de cuatro millones a diez millones de dólares, con el equipo descendido a la B Nacional). Los clubes que querían acogerse al gerenciamiento debían en primera instancia resolverlo internamente a través de su comisión directiva o asamblea de socios, para luego comunicarlo a la AFA. Ese fue el camino que tomó el Club Atlético Quilmes con Exxel Group, que era dueño de negocios como Musimundo, Freddo, Havanna, etc. Quilmes se convirtió en el primer club de la Argentina en aceptar el gerenciamiento por la votación de los socios en una asamblea en la que 563 dieron el sí y 220 dijeron no. Por el contrario, el gerenciamiento de Racing no fue un ingreso programado y planificado de capitales empresariales con votación de los socios o sus representantes, sino más bien la consecuencia de una situación atípica dada por el derrotero de su judicialización[3].
Un ex dirigente repasa los acontecimientos de esta manera:
Hay que recordar que era una época donde no había tanta plata de la televisión o no había posibilidad de vender a los jugadores. La economía era otra, el fútbol era diferente (…) Lalín, con una estrategia empresarial, no deportiva, hizo algo que es muy común en las empresas cuando son deficitarias: la mandó a la quiebra, hace un concurso de acreedores y todo sigue (…) (pero) se encontraron con un club que en el medio, deportivamente, tenía que jugar y que si era deficitario, la quiebra no puede aceptar una continuidad con déficit y esa fue la famosa frase de la síndico Liliana Ripoll: ‘Racing Club ha dejado de existir’ (…) no puede el juzgado permitir la continuidad de una empresa con pérdida. ‘Lo cerramos y vendemos’. Eso es lo que dijo Gorostegui aplicando la ley de concurso de quiebra que estaba en ese momento. Se sanciona una nueva ley impulsada por el gobierno de turno (…) La Ley de fideicomiso para entidades deportivas, que es la que permite a través de la creación de un órgano fiduciario integrado por un abogado, por un contador y por un ‘especialista’ (las comillas las hace ex dirigente con sus manos) en desarrollo deportivo o gestión deportiva (…) No es obligatorio gerenciar, pero en ese momento Racing licita (el órgano fiduciario llama al gerenciamiento[4], y gana la licitación Blanquiceleste, que presenta un plan de pago a los acreedores conforme a la ley de fideicomiso y se hizo cargo del fútbol profesional y amateur de Racing.
Según el contrato establecido con Blanquiceleste, la firma se comprometía a pagar el pasivo del club en ocho años a cambio de quedarse con los ingresos económicos que generaba el fútbol. En ese entonces, el empresario dueño de la empresa afirmó que realizaría una inversión anual de 18 millones para el plantel profesional y las inferiores; el dinero de la televisación, las recaudaciones, los derechos de imagen, el merchandising, el manejo de las divisiones inferiores y del 20 al 50 por ciento de la venta de los jugadores serían para Blanquiceleste.
Los años noventa marcaron una época en Argentina en la que el avance del neoliberalismo posibilitó el traspaso de empresas estatales a manos privadas. Fue un período que favoreció la emergencia de ideas tendientes a modificar el formato jurídico de los clubes. Esto es, a convertir a las asociaciones civiles en sociedades anónimas. Para Frydenberg (2001), el asociacionismo fue una práctica puesta en duda por muchos de los actores que intervenían en el espectáculo futbolístico, tales como dirigentes, periodistas, propietarios de multimedia; así como también por hinchas, simpatizantes y socios que en momentos de crisis económica pero también deportiva apostaban por “la privatización”[5] como una salida. Sin embargo, a diferencia de las ligas europeas, en Argentina no se legisló a favor de la reconversión de los clubes en sociedades comerciales deportivas.
En Europa, más precisamente en Italia, hacia 1981 la legislación dio libertad a los clubes de fútbol para convertirse en empresas comerciales pertenecientes a grupos económicos. A cambio de esto, una comisión de vigilancia del Estado ejercería un fuerte control de la administración y una fiscalización de los balances de las instituciones. Subyacía la idea de que la transferencia del patrimonio de los clubes a empresas privadas sanearía las finanzas y moralizaría la gestión en las entidades deportivas que estaban sospechadas de corrupción. Proni (2000) argumenta que fue en los años noventa cuando comenzaron a diseminarse las iniciativas de una legislación específica para el fútbol, que obligaba a los clubes a transformarse en sociedades deportivas comerciales o a someter periódicamente sus cuentas a órganos de control. Mientras que en España se impuso un sistema optativo que contemplaba la continuidad de las asociaciones deportivas sin fines de lucro (entre las asociaciones civiles están el Real Madrid CF, FC Barcelona y Atlético de Bilbao) y la formación de sociedades anónimas deportivas, en Italia los clubes escogieron el nuevo modelo empresarial de Fútbol S.A.
En Argentina, frente a la imposibilidad de instalar la transformación del formato jurídico de los clubes, surgió el gerenciamiento, que implicaba la entrega del manejo del fútbol (y también otras áreas y actividades rentables) a terceros ajenos a las autoridades y afiliados de la institución. La mayoría de los clubes de la primera división del fútbol argentino no eligió esta modalidad. El desarrollo del fútbol quedó en manos de dirigentes elegidos por los afiliados que, en el marco de la hiper-profesionalización del deporte, optaron por contratar especialistas para la dirección de áreas económicamente convenientes como el marketing. Como señala Hijós (2013), los dirigentes contrataron consultoras para optimizar la comunicación externa y capitalizar la imagen deportiva, y/o encomendaron a técnicos especializados la administración financiera, el marketing y la gestión comercial[6].
Democracia y resistencia en el gerenciamiento
En Argentina se afirma fuertemente la convicción de que “el club es de los socios”, en razón de lo previamente señalado sobre la asociación civil deportiva y, además, en relación con la participación social y política de sus integrantes que también es de larga data. Durante el trabajo de campo noté que los socios politizados, es decir, aquellos que participaban como referentes de las agrupaciones políticas en calidad de candidatos o militantes hablaban de “democracia”. Esta categoría fue una constante en los discursos de aquellos que se manifestaban en los actos políticos de la campaña electoral de 2014, y debía entenderse en sintonía con el proceso asociado al gerenciamiento. “Democracia” significaba la posibilidad de presentarse a elecciones, participar en las campañas políticas, votar a los candidatos. “Democracia es participar desde dentro del club, no así desde fuera”, manifestó un socio. Así, la categoría adquiría un significado particular en contraste con el proceso que puso en stand by la participación –como veremos más adelante, no sólo política– de los socios en la cotidianidad de la institución durante casi diez años.
El único que quedaba afuera de todo el club era el mismo socio porque pagaba para pertenecer y sin embargo no pertenecía. Es como… ‘¿qué querés? ¿Sos socio? Bueno, podes venir el día del partido, podes ir a la popular. Hasta ahí llegas, no hay más nada.’ (…) El socio empieza a darse cuenta que estar completamente fuera del club, pero completamente, era menos que un adorno, lo único que podía hacer era venir los domingos y no se quejaba. Ellos también lo ven, pero en el medio sucede un campeonato, que Racing esperaba hace 35 años, y eso hizo que se olvide de todo. Fue lo peor. Era dolor constante, llegó la morfina y se aseguraron años sin que nadie los moleste. La gente completamente dormida no veía que no teníamos un balance, que no había una asamblea de socios para ver cómo estaba el club. El club estaba en manos privadas completamente y Ripoll tenía razón al final, Racing como club ‘había dejado de existir’ (socio que trabaja desde enero de 2015 en el Departamento del Hincha, creado en 2008 luego de las elecciones).
Los clubes en Argentina no se convirtieron en sociedades anónimas. No obstante, el gerenciamiento en Racing, y en otras instituciones incorporadas a la Ley de Fideicomiso, implicó la suspensión de la elección de autoridades y la constitución de las asambleas de socios para tratar, entre otras cuestiones, el balance económico del último período y el presupuesto para el próximo año. Frydenberg (2002) toma una cita de Putman (1999) para decir que los clubes:
Son el ámbito en el cual se ejercen virtudes cívicas, entrenamientos en la vida social y democrática, en las cuales se ponen en marcha dispositivos de reglas que deben ser respetadas por los participantes –con gran semejanza de una práctica deportiva– a la manera de un sistema político (…) Así, la caída del peso de esa tradición asociativa implica un deterioro de redes sociales democráticas básicas (Frydenberg 2002).
Sin embargo, los socios comprometidos con el conflicto que generaba el gerenciamiento en términos de la modificación de la sociabilidad, el uso limitado de los espacios y la suspensión de la política institucional, encontraron alternativas para nuclearse y continuar “desde afuera” su participación y actuación como integrantes de la asociación civil. Un socio recuerda con estas palabras la posición que asumieron durante el gerenciamiento:
Y… fue complicado porque no había política. Era una especie de dictadura, porque abolió la política, en siete años no hubo elecciones, no había comisión directiva… Nosotros lo que hicimos fue refugiarnos en esta resistencia. Con marchas en contra de la empresa, con marchas en contra del juez y de los interventores. Porque los interventores, que eran los que tenían que controlar a la empresa, no la controlaban. Había intereses cruzados. Los jugadores que eran setenta por ciento del club y treinta de la empresa se vendían más baratos, y los que eran cien por ciento de la empresa se vendían más caros. Y eso tenía que estar controlado por estos interventores y este juez. Nosotros lo que hacíamos era marchas de resistencia al juez a pedirle explicaciones sobre lo que estaba pasando con estos interventores y a su vez a la empresa para preguntarle por qué estaba este vaciamiento o por qué no se cumplía lo que había que cumplimentar. Nos mantuvimos siete años en la empresa marcando estos errores, que eso es lo que nos reconocen cuando nos votan, diciendo ‘bueno, mientras todo se caía a pedazos estos pibes estaban y estaban’. Todo muy difícil porque en el medio salimos campeones después de treinta y cinco años, y con un éxito deportivo a la gente le importaba poco. O sea que este estar era por fuera… Por afuera. Siempre por afuera. Cien por ciento una resistencia… Sin tener lugar propio para reunirse…En casas particulares…Cero espacio físico en el club…Perseguidos en el club, por la gente de seguridad que no te dejaba ir al club los fines de semana, perseguidos completamente, completamente perseguidos.
La resistencia aparece como un conjunto de acciones, algunas de las cuales tienen la intención de confrontar abiertamente con el poder de los funcionarios, empresarios y dirigentes, y otras muestran aspectos diferentes que tienden a la organización colectiva en busca de espacios de encuentro y reunión. El predio Tita Mattiussi es un ejemplo que los socios utilizan para dar cuenta del recorrido que tuvieron que transitar para lidiar especialmente con los resultados del gerenciamiento. Allí, actualmente se desarrollan los entrenamientos de las divisiones inferiores y los partidos oficiales de los juveniles cuando Racing es local. Antiguamente era un lugar abandonado que un grupo de socios comenzó a acondicionar. El predio es sinónimo de orgullo y una carta de presentación pública para aquellos que acreditan haber colaborado en dicho proyecto.
Y… pasa que uno estaba acostumbrado a otra cosa, a vivirlo de otra manera, a la asociación civil… A nosotros los que recuperamos el predio nos perjudicó un montón por ejemplo, porque interrumpió todo el proceso que se venía dando. Los terrenos esos estaban abandonados, eran de Ferro Baires. Entre algunos hinchas y algunos socios, entre los que se destacó Luis Otero, el periodista, que actuó ahí como abogado, conseguimos que sean cedidos al club. Pero no alcanzamos a recibirlos que ya quedaron en el medio de toda la cuestión legal de la quiebra y la intervención y la empresa… Y en lo personal, a mí una vez no me dejaron entrar al club porque me pusieron un derecho de admisión. Durante el gerenciamiento no había política en Racing. Algunos lo comparan con una dictadura militar. Yo de todos modos no creo que sean tan así… Pero fijate que a la larga tuvo cosas positivas, porque nos permitió juntarnos a todos los que estamos hoy. Hizo que nos juntáramos (…) Al no poder tener participación, muchos de los que veníamos de la tribuna nos refugiamos de alguna manera en el predio. En los terrenos en los que después se fue construyendo el predio mejor dicho, porque al principio no había nada, era todo descampado, había una laguna en el medio (…) Empezamos a ir, cada uno según sus posibilidades y sus tiempos, los sábados, los domingos, los días de semana a hacer trabajos en los galpones que hoy son los vestuarios (…) Y para que no quedara en manos de la empresa ni de nadie se creó la figura de la mutual, como para tener una figura que haga de amparo. Entonces pasó que durante el gerenciamiento el único proyecto colectivo que tuvo Racing fue la mutual.
En la voz de otro socio sobre el predio Tita:
Digo que fue una especie de resistencia, eso era el lugar social de Racing, ante la situación de que un club fuera dominado por una empresa, por una sociedad anónima, en este caso Blanquiceleste. El predio simbolizaba todo lo contrario, simbolizaba a los socios poniendo en funcionamiento ese sector del club (…) El espacio de resistencia comienza a ser el predio, de hecho hay asociados a ese predio que era una asociación mutual y entonces vos tenías socios que, no digo que hubieran rotos sus carnets con Blanquiceleste, pero mantenían su número de carnet social de esa mutual como una muestra de la resistencia.
El lugar social que refería el socio es el aspecto que distingue a la mayoría de los clubes de fútbol argentinos, que se define por el uso cotidiano que hacen sus “dueños” de los espacios (De Certeau 1996) comunes donde se plantean actividades tales como practicar deportes amateurs o, simplemente, reunirse a tomar un café; una cotidianidad que transcurre paralela y se entremezcla con el espectáculo de fútbol de los fines de semana.
Más allá de la suspensión del “sistema político”, de la ausencia de la vida política institucional, la organización de los socios dio continuidad a la tradición asociativa debido al lugar que asumió la participación en pos de objetivos comunes, dada además en un plano de mayor horizontalidad. El proceso de defensa de los intereses de los socios se equipara con otros casos de vulneración de derechos de los afiliados. Hacia 2004, los socios de Independiente emprendieron la planificación y realización del festejo del centenario de la institución ante la ausencia de un programa oficial. La autogestión que signó la preparación de la celebración a través del trabajo voluntario de los socios duró varios meses, y se dio en el marco de tensiones y antagonismos frente a la postura de los dirigentes. Los socios sentían que se diferenciaban de los directivos no sólo por su capacidad de trabajo sino también por la incondicionalidad de sus acciones tendientes al beneficio de todos y del club.
En particular, en Racing, las prácticas de participación y autogestión se sedimentaron y dieron lugar a la presentación de agrupaciones políticas durante la reapertura de la democracia en 2008. Los socios que entendían la política como un espacio de creación y producción, que se distinguían de los socios activos autodefinidos como apolíticos o no políticos, se presentaron como candidatos. Capitalizaron la reputación adquirida durante los años de trabajo en el “predio Tita” para intervenir como candidatos en las elecciones. La participación en agrupaciones políticas fue la secuencia que se dio después de varios años de organización colectiva entre sus pares. Algo similar sucedió en Independiente cuando después de la caravana que congregó a 100.000 hinchas, sus organizadores se convirtieron en un modelo para otros afiliados. Si bien ninguno de ellos se postuló en las listas de las elecciones realizadas en 2005, los candidatos buscaron sus adhesiones públicas porque gozaba de buena reputación y crédito.
Particularmente en Racing, algunos rescataron que “de la mutual salieron las que después, cuando se recuperó la democracia, fueron las agrupaciones que se presentaron a elecciones”, incluyendo a la de Molina que ganó: “Racing Vuelve”, “Sarcac”, “Ganar”. El vicepresidente segundo de la fórmula de Rodolfo Molina fue Pablo Podestá, abogado y socio número 5 de la Mutual del predio Tita.
Si bien los socios –incluso los más combativos– ponderaron el pago que hizo la empresa de la deuda que tenía el club con distintos acreedores y la obtención del campeonato de 2001, marcaron que “lo social estaba perdido, después de diez años la gente no se identificaba con el club, era fútbol nada más. Hoy es otra cosa, antes no se podía pasar a ver un entrenamiento, nosotros tratamos de ver por donde entrar”. Sin embargo, también reconocieron que desde los gobiernos anteriores al gerenciamiento las condiciones no habían sido favorables para el desarrollo de actividades no rentables. El gerenciamiento de Blanquiceleste S.A. continuó un proceso previo de desmantelamiento de las condiciones para practicar deportes no profesionales y realizar actividades sociales y culturales. La tercerización de un sector de la sede social de la avenida Mitre destinado al entrenamiento físico, primero a cargo de la empresa Nuevos Aires Argentinos y luego de Megatlon, fue una herencia del gobierno de Daniel Lalín. Este contrato sigue siendo un tema de debate en la actualidad debido a la dificultad de los socios de pasar por y/o reunirse en ese lugar y a la falta de un convenio económicamente favorable para acceder a los servicios de Megatlon, que administra el gimnasio y la pileta de natación.
De acuerdo a la mirada de un socio comprometido con la política institucional, el cierre de actividades fue un factor que gravitó en la relación entre Racing y el territorio, entre el club y los pobladores de Avellaneda. Al establecer una comparación con el rival de todos los tiempos, el socio comentó:
Independiente está mucho más arraigado en la ciudad que nosotros. Y también se da que tenés un montón de años de frustraciones. Racing ganó dos torneos en cuarenta y cinco años, Independiente ganó veinte. Entonces eso te marca también. Aparte vos pensá que ellos tienen la mayor parte de las instalaciones del club en Avellaneda. Tienen la pileta en Avellaneda, tienen las canchas de tenis en Avellaneda… Aparte vos pensá que hubo muchos años de decadencia. O sea, las piletas que están al lado de la cancha ahora funcionan bien, pero durante años estuvieron cerradas. El tiempo de decadencia hizo que la poca infraestructura que vos tenés para darles a los socios y para darle a la gente del barrio, como lugar de esparcimiento, estaban cerradas…
Estos aspectos se sumaban a los efectos de la presencia de Megatlon en la sede social. Históricamente, los clubes en Argentina han sido en su mayoría espacios complementarios del Estado en razón de los beneficios destinados a la comunidad. Los clubes con una base social amplia se han caracterizado por las oportunidades ofrecidas para realizar actividades diversas, no sólo deportivas. Frente a la imposibilidad de practicar deportes y/o participar de actividades culturales y sociales durante el gerenciamiento, buena parte de los socios de Racing migraron a otras instituciones buscando lugares, servicios y precios acomodados a su condición socioeconómica.
Democracia, patrimonio y política tradicional
La situación comienza a modificarse en 2008 con la apertura de las elecciones, que los socios viven como un objetivo que lograron a fuerza de marchas y presentaciones judiciales para revisar el gerenciamiento.
Racing tiene un antes y un después de 2008. De 2008 para atrás había una empresa y no había ningún dirigente y eran todos cargos rentados y nada más, o sea un organigrama de empresa, con gerente, con jefe de área y demás. De 2008 para acá yo colaboré con la gestión anterior, haciendo mi parte de colaboración pero sin función de comisión directiva (…) Obviamente, entramos en diciembre de 2008 y no había nada. Era tierra arrasada y había que reconstruir todo.
Un aspecto ligado al reinicio de la política institucional fue el crecimiento del patrimonio edilicio. El predio Tita Mattiussi pasó a engrosar la lista de bienes patrimoniales así como también una propiedad en el centro de Avellaneda donde comenzó a funcionar el colegio Racing. Además, el club recibió la donación de un terreno emplazado en el partido de Esteban Echeverría.
La obtención del terreno para realizar el Centro Deportivo Racing Club, se plasma el 24 de junio del 2009, cuando la Presidenta de la Nación concreta la transferencia del predio a Racing Club Asociación Civil, como corolario de las actuaciones fervorosamente iniciadas por el ex Presidente Dr. Néstor Kirchner. Este fervor y ahínco puesto de manifiesto por el ex presidente nos muestra hoy una realidad concreta: El Centro Deportivo Racing Club. El mismo está localizado en un lugar privilegiado del área metropolitana en la zona conocida como los Bosques de Ezeiza, en la Autopista Ricchieri Km 23.500 en la localidad 9 de abril del Partido de Esteban Echeverría, a 30 kilómetros de la Sede y Estadio Presidente Perón de Racing Club y a cinco kilómetros del Aeropuerto de Ezeiza, de la mano en dirección a CABA (página oficial del Club Racing Club, http://goo.gl/SzORCa; subrayado en original).
Este caso en particular desencadena algunas reflexiones sobre los procesos políticos durante el período democrático. En primer lugar, sobre la cesión del predio, es reconocido el dato sobre el fanatismo por Racing del ex presidente de Argentina, Néstor Kirchner, ya fallecido, y a cargo del gobierno central entre 2003 y 2007. Al respecto, cabe aclarar que las ayudas de políticos ajenos a la política del club no son exclusivas de esta institución ni de este tiempo. Daskal (2010) da cuenta de los favores que legisladores y funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires realizaban a fines del siglo XIX para favorecer el crecimiento de instituciones deportivas de las que ellos eran socios o simpatizantes. La construcción del estadio de Racing, bautizado “Juan Domingo Perón”, en 1951 es un hecho sumamente conocido: el proyecto estuvo a cargo del que fuera Ministro de Hacienda del peronismo, hincha fanático de la institución. Por su parte, para la misma década, un legislador y ex dirigente de Independiente presentó un proyecto en el Honorable Congreso de la Nación, que luego se convirtió en ley para donar en beneficiario el club el terreno ubicado en la calle Alsina 1058 donde hoy funciona el centro de tenis.
Entre las formas que permiten la captura de recursos en beneficio de una población[7], Hermitte & Herrán mencionan la que involucra a funcionarios del aparato formal del Estado con clubes sociales y deportivos con los que se identifican. En sus ejemplos, los autores comentan que un funcionario que cumple un papel central en la adjudicación de los recursos puede generar un tratamiento preferencial con el club de pertenencia y un freno de las ayudas para el club que es su rival directo (1977:252). Frente a los recursos del Estado, que siempre son escasos en relación con las demandas y las necesidades de la población, el mediador o articulador procura el condicionamiento favorable para el grupo social con el que se identifica desviando recursos económicos de los distintos estamentos (Estado Nacional, Provincial o Municipal).
En torno a este tema y a la relación entre Independiente y Avellaneda, un socio de Racing decía:
Lo que sí tenés son ventajas para el otro lado. O sea, la gestión anterior de Cacho Álvarez (la última gestión del Intendente duró entre 2003 y 2009), que es un enfermo de Independiente, la mano derecha de él era el vicepresidente de Comparada (presidente del CAI entre 2005 y 2011). No te ponen trabas a vos pero vos sabés que a ellos les facilitan las cosas (…) Vos podés hacer, pero sabés que los otros pueden hacer las cosas mucho más fáciles. En la municipalidad, desde los cuadros medios para arriba, vos sabés que hay cuarenta personas de Racing y ciento veinte de Independiente. Por eso te digo: Racing tiene poca identificación con Avellaneda. A nivel Intendencia, a nivel gente. Independiente es mucho más arraigado en la ciudad que nosotros.
Argumenté en otros trabajos que el aprecio por un club de fútbol funcionaba como un motivo de las ayudas de los políticos. Hermitte & Herrán explican que la articulación social puede ser entendida desde distintos enfoques: indagar acerca de los roles y las posiciones que facilitan la comunicación y la canalización de favores y recursos entre ambas esferas (por ejemplo, la doble pertenencia como funcionario y dirigente), las situaciones sociales específicas en las que se manifiestan frenos o, por el contrario, una agilización de la articulación, y la perspectiva histórica que ilustra las sucesivas etapas del proceso articulatorio (1977:238). En el caso de Racing, la cercanía entre los directivos del club y las autoridades nacionales basada en una coincidencia por la simpatía hacia un mismo equipo de fútbol podía ser una de las situaciones específicas que agilizaban la comunicación y la canalización de los recursos y favores.
Otra cara de las ayudas tiene relación con lo que Bezerra (1999) sugiere respecto del prestigio que adquiere la exposición del nombre del político que hace la donación en placas conmemorativas, homenajes y agradecimientos. En este caso, el agradecimiento es para el artífice de las ayudas a Racing, cuyas tierras donadas fueron bautizadas como “Centro deportivo Néstor Kirchner”, fundador de la fuerza política nacional que gobernó el país desde 2003 hasta 2015. Esto está unido también con la apuesta que los políticos profesionales buscan en el campo político acercándose a bienes populares (Bourdieu 1988), en este caso: el fútbol profesional.
Cuando trabajé en Independiente, la articulación entre el espacio de la política y el club se estructuraba en función de la reciprocidad y del tránsito de ayudas mutuas. Las ayudas podían consistir, por ejemplo, en la aceleración de un trámite burocrático durante la construcción del estadio de fútbol. También noté que en las listas de candidatos de las elecciones de 2008 figuraban nombres de funcionarios del poder municipal. El vicepresidente primero de la lista de Julio Comparada era el Secretario de Obras Públicas del gobierno municipal. En Racing Club, estos lazos también existen aunque con funcionarios o militantes del gobierno nacional.
Es común que entre distintos sectores y agrupaciones políticas se realicen alianzas o “frentes” para formar la lista definitiva. Las listas llevan el nombre de una agrupación política previamente reconocida por las autoridades del club. Como parte de estos acuerdos, una lista puede estar integrada por un grupo heterogéneo (dirigentes con una trayectoria tradicional –de varios años–, políticos profesionales de otras esferas, empresarios sin trayectoria en el club, etc.). Cuando Racing volvió a la “democracia”, acompañaban a Rodolfo Molina, Pablo Podestá, un socio reconocido por su participación activa en el predio Tita, y un escribano de familia tradicional de Avellaneda (a través del cual se trataba de volver al “terruño” local). Cuando asumieron estos dirigentes nombraron al resto de los integrantes de la Comisión Directiva, entre ellos a dos personas “enviadas” por el gobierno nacional. Así, la relación entre Racing y el gobierno central se manifestó también a través de ayudas mutuas (donación del predio y hombres en el seno de la política del club).
Siempre tenés, en esta gestión y en la anterior, que hay uno o dos puestos por la política nacional, porque viste que Kirchner era de Racing y demás, que te los ponen para monitorearte, que son vocales que se sientan y no hacen demasiado (…) Y… significa que cuando vos armás la lista, al momento del rosqueo de una nueva lista, ahí levantan el teléfono de algún Ministerio o algo y te dicen ‘che, estaría bueno que se sume Luisito’, y vos, para no decirle que no, le das lugar. Pasó en el primer gobierno de Molina y pasa en éste también (en relación al gobierno de 2011). Pero les das lugar a tipos que se sientan en una mesa cada quince días, escuchan y después no se involucran en el club para nada, no participan del club para nada, no tienen un lugar de gestión, tienen un lugar medio de control, no sé, supongo, no sé si hacen un informe que diga ‘che, estamos en Racing y pasa esto, esto y esto’, dirigido a gente que tiene llegada en puestos de arriba en el gobierno nacional. Pero tanto en la comisión anterior como en esta, en las instancias de gestión no hay pertenencia política a ningún partido. Es raro. Porque vos en los vecinos lo tenés a Cacho Álvarez que fue vicepresidente del club y saltó al gobierno de Scioli…
No obstante, otros socios interpretaron que desde la apertura democrática en Racing se dio un proceso de politización/partidización en términos de la inserción de la política nacional en la institución. “De hecho en Comisión Directiva siempre algún que otro político hay, hubo, por lo menos en estas dos últimas gestiones hubo”. En el mismo sentido, un socio mencionó “nunca la política estuvo tan metida como ahora”.
Conclusión
Pese a la interrupción de los mecanismos democráticos en Racing Club, los socios encontraron dimensiones alternativas para desarrollar prácticas de participación social y política durante el gerenciamiento. El asociacionismo, que estructuró históricamente la cotidianidad de los clubes de fútbol argentinos, permaneció entre los socios que se organizaron de manera autogestiva en torno del predio Tita. Los socios, que emprendieron allí el acondicionamiento del terreno, crearon una mutual para que su trabajo no quedara involucrado en el proceso de quiebra y gerenciamiento. En ese marco se dio la discusión sobre los asuntos relacionados con el terreno, la organización de marchas contra el gerenciamiento, la elección del nombre y representantes de la mutual, etc.; se dio el entrenamiento de prácticas participativas que tuvieron en cuenta normas de funcionamiento democráticas (Frydenberg 2002).
En particular, los socios hablaron de “democracia” para señalar el funcionamiento pleno del “sistema político” en razón de los mecanismos establecidos en el estatuto social (votación, constitución de asambleas, campañas electorales, establecimiento de alianzas, formación de listas de candidatos). Por eso, la suspensión del sistema democrático significaba para algunos socios vivir en una “dictadura”. Frente al limitado margen de maniobra, las acciones de los socios se convirtieron en acciones “resistentes” tendientes a confrontar las decisiones tomadas desde el poder judicial y empresarial. En consecuencia, la defensa del asociacionismo (entendido como un conjunto de prácticas colectivas en pos del bien común) y de la democracia dieron cuenta, a su vez, de otra perspectiva fuertemente arraigada entre los protagonistas: “los socios son los dueños del club”. El sostenimiento de esta ideología diferencia a los clubes argentinos de sus pares europeos, generando una situación singular: el desarrollo de un fútbol hiper profesional y mercantilizado a cargo de una dirigencia amateur.
El 14 de diciembre de 2014, los socios hablaron de “dos fiestas”: la democrática y la futbolística. Los afiliados pudieron votar por tercera vez en la era pos-gerenciamiento y el equipo de futbol profesional obtuvo un nuevo campeonato. Participaron 9.849 socios que eligieron una de las cuatro listas en competencia: Racing Unido, encabezada por el reconocido abogado penalista Mariano Cúneo Libarona; Racing Gana, con Víctor Blanco que iba por la renovación de su mandato; Gente de Racing, del ex dirigente que pidió la quiebra de la entidad, Daniel Lalín; y Este Racing, del ex dirigente Pablo Podestá. La lista ganadora con el 50% de los votos fue la que encabezó Blanco. Los detractores de su figura lo etiquetaron como “el hombre del gobierno”, esto es: el candidato que apoyaba el gobierno nacional. Aún hoy, los periodistas mencionan a Víctor Blanco como el candidato del gobierno central para las elecciones presidenciales de la AFA. Un programa del multimedios Clarín, enfrentado con el gobierno, señalaba con malicia que la hija del presidente de Racing había ingresado como asesora en el área de Relaciones Internacionales dando a entender un acuerdo entre ambos sectores.
Sin embargo, más allá de las especulaciones, el caso da el puntapié para recordar que la presencia de dirigentes vinculados a partidos políticos nacionales y las ayudas dirigidas hacia el club por la simpatía que éste despierta, han existido históricamente en el fútbol argentino. Las ayudas que favorecen a las entidades deportivas gracias a las relaciones que sus dirigentes establecen o fortalecen con personalidades de otros espacios se multiplican y se extienden en el tiempo y entre los casos en el fútbol local.
- Junto a Boca, River, Independiente y San Lorenzo. Dicha denominación surgió para identificar a los clubes que monopolizaron los torneos nacionales durante el profesionalismo; situación que se revirtió en 1967 cuando el equipo de Estudiantes de La Plata ganó el campeonato argentino.↵
- En el Club Atlético Independiente, los afiliados votan una lista con el trinomio, los integrantes de varias secretarías (general, administrativa, deportiva, prensa y relaciones públicas), los cargos de tesorero y protesorero, y seis vocales; la Comisión Revisora de Cuentas; y 90 representantes de socios (que se dividen entre las listas ganadora y perdedoras). ↵
- Otros casos de clubes gerenciados: Club Atlético Talleres y Club Atlético Belgrano, ambos de Córdoba; Club Atlético San Martín de Tucumán y Club Deportivo Godoy Cruz de Mendoza. Un antecedente de esta modalidad fue la experiencia que atravesó el Club Mandiyú de Corrientes en la década del noventa cuando la empresa que lo administraba abandonó su función llevando a la institución a la desafiliación de la AFA. ↵
- La Ley de Fideicomiso permitió que la entidad mantuviera el patrimonio por el lapso de diez años y continuara con sus actividades. Es necesario aclarar que el gerenciamiento era un recurso optativo para los clubes que se incorporaran a dicha ley. ↵
- Si bien el proceso fue interpretado como un proceso de privatización, técnicamente eso no era posible. Las asociaciones civiles deportivas se encuentran en el Código Civil dentro de las llamadas personas jurídicas de carácter privado, en oposición a las personas jurídicas de carácter público entre las cuales se encuentran el Estado Nacional, las provincias, los municipios, las entidades autárquicas y la Iglesia Católica. Los clubes de fútbol pertenecen a la órbita de control de la Inspección General de Justicia y de la Dirección Provincial de Personas Jurídicas (provincia de Buenos Aires), además de estar sujetos al control de la AFA.↵
- Las medidas que impulsó Mauricio Macri a partir de su primera gestión en 1995 en Boca Juniors se enmarcan en el momento histórico de reestructuración del Estado. Allí se gestaron las medidas modernizadoras dentro del campo futbolístico (la creación de una marca registrada, la venta de licencias, la remodelación de los estadios, la comercialización del merchandising, el fondo común de inversión para la compra de jugadores). También fue la época en la que dirigentes-empresarios de “gran capital” comenzaron a gozar de cierta credibilidad y legitimidad (Moreira e Hijós 2013). Para profundizar esta temática, ver el capítulo de Hijós en esta compilación. ↵
- En torno a los casos de articulación social que los autores mencionan están aquellas “instituciones intersticiales y paralelas al aparato formal” que conectan a los habitantes de una ciudad del noroeste argentino con la sociedad nacional y permiten el acceso diferencial a los recursos. 1. Grupo doméstico (que refiere al ingreso de un habitante en el mercado laboral de una ciudad lejana y la continuación de la relación con la familia a través del giro de recursos). 2. Las alianzas asimétricas entre un patrón y los clientes (en las que el patrón procura colocar en un mercado externo los productos elaborados por los clientes). 3. las alianzas simétricas superordinadas (que refieren a la unión de los patronos para procurar la defensa de sus intereses, por ejemplo, frente a una posible organización de sus clientes) (Hermitte & Herrán 1977).↵