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Aspectos culturales vinculados con la integración socioeconómica de migrantes

Sergio Bertini

Resumen

La finalidad de este trabajo exploratorio es describir algunas de las situaciones que tienen que ver con la integración de migrantes y refugiados a la sociedad local, en especial sus tránsitos por oficinas y las dificultades para conseguir empleo, así como los logros obtenidos. Las actividades culturales en torno a ferias recuperan una histórica práctica popular, la que se describe en el caso de algunos emprendedores en la Ciudad de Buenos Aires. Para eso se ha procedido a describir el trabajo realizado por un conjunto de emprendedores migrantes y refugiados en ferias, lugares de venta compartidos, así como los talleres de capacitación y asambleas interculturales, es decir, conformadas por trabajadores de diferentes nacionalidades. Se ha intentado sintéticamente analizar las estrategias de vinculación de los migrantes con ámbitos del Estado, por ejemplo las formas de expresar demandas y de formular proyectos con el objetivo de conseguir financiamiento para sus actividades culturales.
Finalmente, se procede a compartir reflexiones sobre las experiencias de integración cultural en las que participaron durante varios años (desde la sanción de las leyes migratorias y de refugio), hasta fines del año 2015.

Palabras clave

Emprendedores; ferias de economía social; migrantes; refugiados.

Refugiados, migrantes y otro tipo de economía

En junio del año 2002, se dio comienzo en Buenos Aires a un programa de microcréditos, con fondos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a partir de experiencias llevadas adelante en otros países, pero que fue implementado con una metodología adaptada, un modelo local que proponía un fuerte contenido de capacitación y participación de quienes accedían a los préstamos. En un contexto de crisis social y económica en el país, y con manifestación y protesta ciudadana en diferentes puntos de la ciudad de Buenos Aires, se inició la entrega de créditos al primer grupo de emprendedores refugiados[1].

Fortalecer los lazos entre los emprendedores fue una tarea prioritaria encarada desde la ONG, ya que favoreció la integración de los refugiados dentro de la comunidad local y reforzó la relación de los mismos entre pares, a través de actividades que excedían una lógica meramente económica, para contribuir a la integración local deseada.

En ese sentido, puede decirse que la experiencia relatada se inscribe en el amplio registro de actividades de la economía popular social y solidaria (E.P.S. y S.) que desde hace algunos años se desarrolla en el país y en casi toda la región latinoamericana. Numerosas son las experiencias y ejemplos en Ecuador, Brasil, Bolivia, Venezuela y Chile.

Después de dos años de iniciadas las reuniones de migrantes y refugiados emprendedores, a partir del año 2005 fue consolidándose el trabajo en redes con diferentes instituciones y ámbitos del Estado.

Desde esa perspectiva, fueron abriéndose diferentes líneas de trabajo convergentes con un objetivo en común: la integración de los refugiados en la comunidad local, a través no solo del apoyo financiero que puede significar el microcrédito, sino fundamentalmente a través de actividades que potencien su capital social, por ejemplo al favorecer la integración cultural y económico-social entre trabajadores: emprendedores migrantes o refugiados y nacionales en actividades de la llamada economía social.

El trabajo de articulación interinstitucional con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2003-2006) permitió la inclusión de veinte emprendedores de diferentes países por primera vez en el programa “Nuevos Roles Laborales”. A través de él, las personas participantes en un taller de capacitación acerca del desarrollo e implementación de emprendimientos en ferias luego concluyeron con una práctica laboral en una feria de emprendedores de la economía popular social y solidaria.

Durante el año 2006 logró intensificarse el trabajo con otras instituciones para promover y expandir el trabajo en ferias y espacios cerrados, como galerías y mercados.

Durante el año 2009 el programa continuó implementándose a partir del inicial fondo de microcrédito, al cual se sumaron los recursos otorgados por el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) en febrero de 2007[2].

Entre los años 2010 y 2012, se observa un cierto desarrollo y consolidación de los sujetos de derecho que han recibido préstamos y se desarrollan sus actividades en el marco de la llamada Economía Popular, Social y Solidaria.

Desde entonces, hasta la fecha, con altas y bajas, con cambios institucionales, rotación de personal técnico y lugares de funcionamiento de trabajo, el programa de microcréditos lleva quince años de funcionamiento continuado, aun con diferentes gobiernos que se registraron en la Argentina durante ese período.

La experiencia organizativa de las ferias dio paso a la gestión de espacios de venta colectiva entre personas de diferentes culturas y experiencias de vida. En primer lugar, dio comienzo a la venta de artesanías, producción textil y artículos de cuero en una galería y después, el emprendimiento intercultural asociativo se trasladó al Mercado del Progreso, en el barrio de Caballito, donde además de un lugar de venta con góndolas de exposición en el pasillo del mercado, se fue avanzando en lo organizativo y económico, de manera de poder alquilar un local a partir de la ejecución de un proyecto integrado por otros actores institucionales, con apoyo económico financiero del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Venta de artículos regionales y realización de bailes y actividades culturales fueron constituyéndose en espacios de intercambio de saberes y asambleas constantes para ir decidiendo pasos y estrategias en conjunto.

A continuación, se recorren las etapas o ciclos que se fueron cumpliendo durante el proceso, con los momentos de inflexión que fueron dejando experiencia y aprendizaje.

Sujeto migrante, refugiado emprendedor y articulación con la sociedad y el Estado

El primer ciclo en la trayectoria organizativa de este conjunto de emprendedores migrantes, refugiados y argentinos que intentaron asociarse para comercializar de manera asociativa y que a continuación se describe constituyó un intento de enfrentar la crisis (2002-2003) partiendo de la realidad laboral del momento: trabajo autónomo generando ingresos en un contexto en el que el autoempleo llegó para quedarse, lo cual no fue percibido fatalmente como un aumento del individualismo, sino que fue visualizándose la posibilidad de buscar un “otro” donde la competencia y la cooperación puedan “coexistir” en una proyecto común que eleve las posibilidades para el conjunto de emprendedores[3].

El aumento de las inquietudes, deseos de participación y cierto entusiasmo al comprobar logros en las ventas fueron produciendo cambios en la subjetividad del grupo, y así se logró el despliegue de su trabajo de comercialización en un territorio concreto o lugar de venta en la vía pública, a través de las ferias urbanas, al tiempo que se reconocían como “emprendedores”, una nueva identidad compartida, además de las ya consolidadas en la subjetividad de estos trabajadores que llegan al país por diferentes motivos: migrante y refugiado, las que son además categorías administrativas otorgadas por la Dirección Nacional de Migraciones. “Así nos llaman… vos sos migrante… vos sos solicitante… vos tenés la precaria como documento…. todavía…”, según palabras recogidas en una reunión de trabajo.

Para conocer mejor la realidad de la población migrante y refugiada, surgió la necesidad de relevar la situación económico-social, indagar sobre su incorporación al mundo del trabajo y recuperar a través de entrevistas la trayectoria que les permitió la adquisición de capacidades laborales emprendedoras para encarar su propia generación de ingresos[4].

Uno de los pedidos más recurrentes de los emprendedores entrevistados fue: “que se nos ayude para hacer una feria exclusiva de los refugiados…”.

La rica diversidad cultural estableció, sin embargo, complejos mecanismos para la toma de decisiones cuando fue necesario resolver temas concretos, en los que no era suficiente “ser refugiado”, sino que desde los aspectos organizativos fue haciéndose necesario redactar cartas, solicitar permisos e, incluso, desde el punto de vista de las oportunidades económicas, era imprescindible mostrar productos de calidad y en escala apropiada, lo cual no era garantizado por la sola condición de ser refugiado.

En el caso que se está describiendo, a partir de los talleres de capacitación en donde se discutieron cuestiones organizativas, el sujeto ya no reivindica únicamente la identidad de refugiado (persona forzada a dejar su país, que necesita especialmente protección), sino de “emprendedor” (desocupado que necesita producir y vender para sobrevivir ) y en torno a esto, se realizaron varias reuniones de capacitación y talleres en los que se logró poner en palabras una situación: la del aislamiento que viven los refugiados, que se consideró necesario superar para lograr una mínima inserción económica a través del trabajo en ferias.

Lentamente, se fue concretando la idea de que “se puede hacer el intento de un trabajo en conjunto”, es decir entre todos los emprendedores refugiados, inmigrantes y argentinos solidarios.

En uno de los talleres de intercambio de experiencias y capacitación en temas de microempresa llevados adelante desde la organización implementadora de microcréditos, se trabajó con metodología participativa y a partir de deducir significados desde palabras generadoras se puedo dar un sentido apropiado a la situación con la palabra “FERIAS”. Jugando con las palabras, se encontró una sigla: Feria de F.E.R.I.A.S., a través de posicionar los valores de la interculturalidad al ver que cada palabra podía representar a los diferentes integrantes: emprendedores, migrantes refugiados, etcétera. Así, se pudo ver y trabajar en conjunto por sobre las “diferencias administrativas” que asigna la Dirección de Migraciones a los diferentes sujetos.

La sigla fue aceptada como parte de una especia de “marketing institucional” por parte los participantes, y así se logró la incorporación de pequeños carteles con dicho nombre en cada puesto del feriante, pequeño pero importante paso en la constitución de un “nosotros”, una asociación o colectivo entre “diferentes” que trabajan juntos[5]. La “F” significaba “fuerza” o “fe”, según quién la interpretara (y cada letra después seguía las categorías de “emprendedor”, “refugiado”, etcétera).

Un segundo ciclo lo constituye la experiencia de integración con otros emprendedores, lo cual terminó siendo valorada también por algunos refugiados (inicialmente reacios a esa idea), ya que se registraron ejemplos de favorables relaciones comerciales a partir de conocerse e interactuar en las ferias, como en la Galería Boedo, el Mercado del Progreso y demás lugares donde transitoriamente compartieron vivencias y trabajo asociativo. Mejorar ingresos y conocer personas de diferentes nacionalidades pareció motivar a la participación en las reuniones.

A partir de consolidarse el grupo de emprendedores constituido con artesanos, productores de diferentes rubros y nacionalidades, pudo llevarse adelante una feria permanente con otras ONG y redes de emprendedores y en diciembre de 2006 se logró gestionar con la Dirección de Economía Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la instalación de la feria durante la temporada de verano en el espacio público de Puerto Argentino, frente al aeroparque, en la Costanera Norte.

En la breve historia del emprendimiento asociativo, se registró un punto de inflexión cuando, en un segundo momento, a partir de una articulación institucional con el CGP 5 se estableció un acuerdo por el cual los emprendedores pudieron acceder a un espacio de venta dentro de una galería comercial, en el año 2006.

La decisión de conformar una organización para mejorar sus posibilidades de comercialización constituyó un proceso de aprendizaje en sí mismo, ya sea por la dinámica de las reuniones como por las discusiones que se dieron entre los emprendedores que están llevando adelante el proyecto.

El vínculo que se fue originando en las redes refleja la relación establecida entre los sujetos en torno a un asunto específico, centro de iniciativas y debates: las posibilidades de inclusión laboral, teniendo ya resuelta la integración legal y administrativa. Esto varía de acuerdo con el tema que los ha convocado o el área de interés específica que los reúne, el número de personas involucradas, por el tipo de información que se maneja, los recursos que se movilizan, la densidad que presentan y su cuadro de debilidades y fortalezas.

Para los emprendedores migrantes y refugiados el vínculo para constituirse en red fue la posibilidad de ingresar y formar parte de la feria. Pudieron expresar: “Vimos ahí… en las ferias una oportunidad de organizarnos y salir a vender en mejores condiciones…”.

Las principales debilidades detectadas fueron la falta de experiencia en el trabajo entre personas de diferentes nacionalidades y cierta desconfianza inicial a partir de las muchas veces opuestas posturas ideológicas enfrentadas, aun dentro de cada grupo nacional. Por ejemplo, peruanos o colombianos, considerados como militantes o con definidas posturas de izquierda y de derecha, exilados en Argentina, trabajando juntos en una red que significa intercambiar direcciones fue un esfuerzo logrado a través de intermediaciones o dejando “en suspenso” sin resolver la contradicción, situaciones en pos de resultados necesarios para el conjunto de refugiados.

En el caso que se describe, un producto concreto que resultó de la red fue la constitución de un espacio de trabajo, inicialmente una feria rotativa en la vía pública y posteriormente un lugar para comercializar en conjunto los productos de más de veinte artesanos y emprendedores dentro de en un local cerrado, en una galería comercial y después en un mercado tradicional.

A partir de mediados del año 2012, proliferaron las ferias vinculadas al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en diferentes escenarios (San Telmo, Palermo, Bariloche), así como las Ferias de la Semilla y la participación en el Mercado Federal, en la megaferia de Tecnópolis, que llevó adelante el Gobierno hasta el año 2015.

La organización desplegada por estos emprendedores migrantes y refugiados, entendidos como “actores sociales”, pudo concretar, ya sea por opción personal como por una estrategia para no ser excluidos, una red que les permitió inicialmente vender en la vía pública, pero que fue derivando en un recorrido de desarrollo personal y de gestión colectiva, en la posibilidad de comercializar en locales cerrados protegidos de la inclemencia ambiental.

Actualmente, transcurrido el primer año del gobierno de Mauricio Macri, se hallan en una nueva etapa de decisión acerca del futuro y continuidad de dicha experiencia asociativa. Mientras tanto, nos dejan algunas lecciones a continuación brevemente resumidas.

Durante el período estudiado, vio mejorar lentamente sus condiciones de vida un sector económico que al generar sus propios ingresos fue consolidándose como sujeto económico social con derechos, por ejemplo el de acceder a políticas públicas de segunda generación, como el programa de microcrédito o las finanzas solidarias que se implementaron desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. El cambio con la paridad del dólar implicó que deje de ser rentable el envío de ahorros al exterior. “Mejor que gane el presidente Menem… eso sí era bueno porque teníamos los dólares para enviar…”. Esas palabras fueron de los comentarios más escuchados en las reuniones del año 2002, en vísperas de las elecciones presidenciales. Jóvenes de varios países de África expresaban su deseo de poder enviar remesas en “moneda fuerte… sí … sí, como hacíamos antes…” . Otros refugiados que llegaron a Argentina huyendo de la violencia institucional de países como Perú sostenían que “como migrantes y como refugiados debemos pensar en apoyar a candidatos a presidente en Argentina que no tengan visión liberal… como Menem y Fujimori…”.

Las diferentes miradas fueron recogidas en asambleas en una organización social dedicada a atender a dichas poblaciones, la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM), en ocasión de las reuniones para organizar ferias y para prever situaciones como las que describió una refugiada peruana: ¿Vamos a tener que hacer como los piqueteros… para que nos den al menos una bolsa de comida o unos pesitos para comprar…?”.

La participación política de la persona migrante siempre se mueve en una delgada línea de posibilidades efectivas de realización. Varios testimonios acerca de cómo lo vivieron los entrevistados fueron recogidos en ocasión de participar de reuniones con los migrantes.

“Yo sé que acá la policía no pega a trabajadores que protestan… como hacen en mi país…. pero sí la policía después igual pega… pegar al negro es más fácil… aunque tiene esa cosa… ese casco… casco para accidentes… pero debajo del casco la policía ve al negro…”.

Este testimonio del joven refugiado del Congo que consiguió trabajar en un proyecto de viviendas sociales de un grupo de expiqueteros nucleados en la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) es ilustrativo y seguramente premonitorio; por esa precaución él no concurría a manifestaciones de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), promediando la década pasada.

Pero además de la reactivación económica y de políticas públicas de inclusión, deben mencionarse las acciones en el campo de los derechos humanos y específicamente el Programa de Regularización Patria Grande, y posteriormente la Ley de Migraciones, y de Protección del Refugiado, que dieron la cobertura legal de la inclusiónsocio económica de la población llegada de afuera.

Entonces, legislación que favorece de manera directa como las leyes mencionadas, y las que también son vías de inclusión, como la Ley Nacional de Promoción del Microcrédito, la Ley del Monotributo Social, etcétera, constituyen el andamiaje legal necesario… pero no suficiente para la inclusión de personas que viene desde otros países.

Un testimonio más reciente parece hablar de otra realidad a partir de algunos cambios producidos por el actual gobierno:

… Por eso… hay que estar… tenemos que estar muy atentos… se puede pensar que se venga un gobierno de derecha… puede perseguir a los migrantes… bueno, no perseguirlos… porque Argentina es abierta con el extranjero… pero puede quitarnos derechos… especialmente a los que participamos en política… porque sabemos que la ley de migración permite participar en la política en el municipio en las provincias…

Reflexiones y aprendizajes de la experiencia asociativa

Así, a partir de la observación y seguimiento del trabajo realizado estos años puede decirse que vieron transformada su subjetividad los migrantes y refugiados emprendedores que se han descrito brevemente, a quienes pareció demandarles esfuerzo la organización formal, y que a pesar de la carga de trabajo diaria, luchan por mejorar su situación económica como posibilidad de integración real a la dinámica de nuestra sociedad.

  • Un conjunto de emprendedores de diferentes países lograron mejorar sus posibilidades de venta pasando desde las ferias en la calle a un local cerrado, pero este salto en sus condiciones laborales simplemente les permite evitar caer en riesgo de vulnerabilidad social. La posibilidad de articular acciones con la ONG y el Estado (hasta fines del año 2015) se constituyó en una estrategia de sectores vulnerables, para “mantenerse” en el sistema y no ser excluidos del mismo.
  • El compromiso de actores institucionales (entre los años 2003 y 2015) con presencia en el proyecto en este caso ha sido una garantía para la realización de una gran cantidad de acciones del mismo. Tal vez por la misma fragilidad socioeconómica en que se encontraban los emprendedores en numerosas ocasiones, se hizo imposible garantizar continuidad de acciones, no se respetaron horarios y turnos de atención al público, situaciones que implican alto costo en tiempos y discusiones por parte de los emprendedores y el personal técnico del proyecto.
  • En el proceso que va desde las ferias en la calle hasta el lugar de ventas en la Galería Boedo y en el Mercado del Progreso se ha observado que las mujeres emprendedoras han sostenido una mayor constancia en cuanto al seguimiento, continuidad de presencia, aun en días no favorables para el trabajo en ferias (por ejemplo, en invierno o bajo la lluvia), así como en la participación de reuniones y asambleas para evaluar el trabajo y garantizar la continuidad de atención al cliente.
  • Las tradicionales diferencias entre “refugiados” y “migrantes” que inicialmente impedían constituir el grupo de trabajo conjunto, a partir de la dinámica laboral, es decir compartiendo el lugar de venta, permite recrear identidades, ya que la principal preocupación y objetivo en común pasa a ser la posibilidad de generar ingresos en conjunto.
  • La presencia del Estado parece confirmar que después de la crisis, a partir de la reconstrucción iniciada en el año 2003, se asumen nuevos desafíos y hasta parecen dinamizarse las estructuras administrativas[6], cuando se reciben demandas de actores sociales, como se dio en el caso de los emprendedores organizados en la red que se ha descripto. Un Estado que parece no reconocer la presencia del migrante como sujeto de derecho es el que actualmente ignora el camino recorrido por los trabajadores que vienen a trabajar y realizar sus sueños vitales en nuestro país.

Ojalá que la experiencia de los años de trabajo continuo, con logros y limitaciones, puedan ser de utilidad para otras iniciativas en donde exista o pueda desarrollarse la articulación entre actores sociales, poniendo en práctica una perspectiva concreta de prácticas interculturales.

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  1. El equipo de trabajo que implementó el programa consideró necesario hacer docencia acerca de la historia de nuestra sociedad, donde la movilidad social ascendente, vigente hasta la etapa neoliberal, estuvo basada en gran medida en la integración de poblaciones migrantes a través del trabajo y de la escuela pública, por lo cual esos temas fueron desarrollados como contenidos de clase junto con aquellos vinculados con la gestión del emprendimiento. Para los actuales migrantes muchas veces las reuniones o talleres de capacitación constituyen espacios de socialización, intercambio de información y producción de saberes o conocimientos específicos.
  2. Ver: Gandulfo y Rofman (2016).
  3. Ver: Veronese (2007).
  4. A través de un estudio realizado en conjunto con el Instituto de Investigaciones Gino Germani, de la Secretaría de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, se indagó acerca de si formaban parte de su pertenencia a redes vecinales, de colectividades, etcétera, y se encontró que varios de los emprendedores trabajaban en ferias en diversos lugares del país.
  5. En las actividades de capacitación, se puso énfasis en que exista un “nombre que nombre y diferencie” para los pequeños negocios de los emprendedores así como para los programas de la institución.
  6. Ver: Vuotto (2007).


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