Carlos Manuel Quiñonez, Darío Fernando Román
y Adrián Alejandro Almirón
Introducción
En la primera mitad de la década de los 70 se produjeron dos acontecimientos en el campo de la economía mundial que provocaron cambios significativos en el sistema económico y financiero en la mayor parte del mundo occidental. En 1971 el presidente de EE. UU., Richard Nixon, abandonó el patrón oro declarando la inconvertibilidad del dólar. Posteriormente, en octubre de 1973, se inició la crisis del petróleo debido al embargo de la OPEP a los países occidentales que apoyaron a Israel en la guerra del Yom Kippur. La Argentina, como toda Latinoamérica, sufrió el impacto de la reversión de los términos del intercambio en un primer momento, y en particular debido al Rodrigazo (devaluación del peso argentino) de 1975. La crisis económica y los problemas internos del gobierno peronista, agravados por la muerte de Juan D. Perón en julio del 74, sumieron en una inestabilidad creciente al gobierno nacional, en medio de un escenario de violencia política (Maas, 2021).
Una década antes, el mundo rural del nordeste argentino, hacia mediados de los años 60, empezó a atravesar cambios económicos y cuestiones que limitaron a la producción agraria, como el algodón en el Chaco y la yerba mate en Misiones. La delicada situación política derivó en tensiones sociales crecientes. Por ello, las tareas de educación y concientización del movimiento Rural de Acción Católica con los campesinos, posibilitaron el surgimiento de una organización rural, la cual a inicios de la década del setenta se conformó bajo la denominación de Ligas Agrarias, constituyéndose como una organización gremial de colonos y campesinos.
Para analizar Ligas agrarias, se han conformado varios aportes que reconstruyen la historia de su constitución. El clásico trabajo de Francisco Ferrara (1973) permite tener un análisis documental sobre el accionar de las ligas. Asimismo, el Consejo Federal de Inversiones (CFI) llevó adelante un estudio sobre La organización de los productores rurales del NEA, trabajo de campo que analizó cómo se encontraban constituidas estas organizaciones. La mirada de estas investigaciones permitió conocer de primera mano la construcción y consolidación de estas entidades regionales agrarias (1974). En tanto, en la revista Desarrollo Económico y a través de los libros de Eduardo Archetti y Kristi Anne Stölen (1975) y Leopoldo Bartolomé (1975 y 1982) explicaban y reflexionaban sobre los sujetos agrarios. Esos estudios formularon una forma de comprender la ruralidad nordestina, mediante la identificación de categorías de productores.
Las primeras indagaciones con la vuelta de la democracia, se vertieron desde los estudios económicos, con los aportes de Alejandro Rofman en donde se destacan las consecuencias de las medidas desarrolladas en la región. Por su parte, los estudios de Juan Carlos Marin en la década del ochenta, plantean interrogantes en torno a la violencia y el terrorismo de Estado, en donde la cuestión de Ligas comenzaba a perfilarse como un tema a desarrollar. La tesis de licenciatura de Claudio Lasa Ligas Agrarias Chaqueñas: un intento de poder popular alternativo (1985) planteaba la reconstrucción de la historia de un mundo rural transformado. Esta propuesta acerca de cómo reconstruir el pasado reciente, comenzaba a dar sus primeros pasos, y los estudios estuvieron centrados en análisis estructurales, definiendo el contexto de lucha y represión, considerando a las Ligas, como un caso testigo de la lucha social y la violencia paraestatal y estatal de ese periodo.
Mientras estas discusiones y estudios abordaron la cuestión de la violencia como forma de establecer un nuevo orden; las investigaciones sobre la conformación de la CONADEP en cada provincia, llevaron adelante las indagaciones y la reconstrucción sobre el pasado regional. Las denuncias de la masacre de Margarita Belén expusieron en el espacio público las memorias de hombres y mujeres militantes políticos y también liguistas, que fueron detenidos y luego asesinados durante la dictadura cívico – militar. El informe de la Cámara de Diputados del Chaco realizado en 1985, dejó en claro que el pasado liguista tenía aristas por ser definidas y comprendidas en su totalidad (Fule y Zeitler, 2018). Los estudios sobre ligas, pese a los tiempos de la justicia, continuaron siendo abordados por investigadores académicos. En 1992 salió publicado en dos tomos la obra de Jorge Próspero Roze sobre Ligas. Allí realizó un estudio, destacando su mirada sobre la heterogeneidad de cada una de ellas. A este desarrollo, se relaciona el documental El campo de Pie, realizado durante la década del noventa por Martín Gonzalez, bajo la dirección de Yoni y Marcel Czombos. Fue finalmente estrenado en 1998, presentando una voz disruptiva respecto al silencio establecido durante la hegemonía del menemismo en esa etapa.
El inicio del siglo XXI renovó la urgencia de reflexionar y problematizar el pasado reciente, desde los aportes de Yolanda Urquiza (2010) y Guido Galaffasi (2005, 2007), entre otros. Muchos acordaron con este último en la necesidad de brindarle mayor densidad a los estudios sobre Ligas en el NEA, proponiendo una investigación sobre las condiciones materiales de transformación del espacio, destacando la condición marginal de los campesinos que reclamaron en ese tiempo por sus derechos al gobierno y las patronales. Estos estudios lograron instalar la necesidad de situar y visibilizar a los sujetos en el marco de los escenarios de conflictividad. Continuando con esta perspectiva, en los últimos quince años las producciones académicas en torno a Ligas, se han diversificado, pero todas centran su interés en poder potenciar las voces de sus protagonistas, en general, en cada investigación la oralidad juega un rol fundamental, como reconstrucción de memorias emergentes. En tal sentido, el aporte de Mercedes Moyano Walker (2011) logra combinar el estudio del contexto socioeconómico y político a nivel nacional principalmente, para comprender de manera conjunta el desarrollo de las ligas, como un “movimiento”, pero entendiendo el contexto en el cual las mismas se organizaron, analizando las del NEA y las surgidas en otras provincias.
Por su parte, los juicios desarrollados contra los delitos de lesa humanidad en marco de la iniciativa de las organizaciones que impulsan “Memoria, Verdad y Justicia”, también se tradujeron en investigaciones que indagaron a partir de las memorias de sus protagonistas. Estos aportes reflexionan sobre las representaciones (Calvo, 2010, 2011, 2013 2014, 2017, 2020), las memorias e historia de la militancia (Lovey, 2018), intentando reconstruir las particularidades de cada una de las Ligas en cada provincia[2]. Estas producciones están en coordinación con los informes e investigaciones desarrolladas por las organizaciones de derechos humanos los cuales tienen un impulso significativo desde el 2003 en adelante en las provincias[3].
En ese sentido, el presente capítulo parte de los avances realizados hasta el momento, reconstruyendo a partir de lo significativas que fueron las Ligas Agrarias del Chaco desde una perspectiva histórica; busca reconstruir las trayectorias y la relevancia de las mismas a través de las herramientas de comunicación que produjo el movimiento. De esta forma, el objetivo de este trabajo plantea el análisis del diario El Campesino destacando el contexto en el cual se desarrolló, sus objetivos, los inconvenientes que tuvo, ponderando las condiciones de producción y las voces de la militancia liguista que se vertían en sus páginas.
Origen de las Ligas Agrarias chaqueñas
Un folleto circulaba de mano en mano en los años setenta en la provincia del Chaco, el contenido del mismo presentaba una nueva organización de productores, estos se anunciaban como un movimiento gremial que trabajaba para concientizar la unión de pequeños y medianos productores. En 1970 se constituyeron las Ligas Agrarias Chaqueñas.
Los antecedentes de esta organización se encuentran en el Movimiento Rural Católico, donde se destacaba el obispo Italo Di Stefano, y desde la década del sesenta bajo los postulados de “Ver, Juzgar y Actuar” (Ferrara, 1973, 18) se logra concientizar y asistir a los productores rurales, para que tomen conciencia de su realidad. Estos lograron estrechar vínculos con jóvenes cooperativistas de la Unión de Cooperativas Agrícolas Limitada Ltda. (UCAL), quienes se encontraban preocupados por la realidad productiva, los precios del algodón, las condiciones y cadenas de comercialización. Los unificó la forma de encontrar mecanismos de defensa de sus intereses económicos frente a los sectores concentrados, agroexportadores y financieros.
El movimiento se expandió en todas las provincias del NEA y las colindantes. A fin de lograr una representación colectiva se conformó una Comisión Coordinadora General de las Ligas, que estuvo dirigida por Osvaldo Enrique Lovey, que se convirtió en el principal referente de las Ligas Agrarias chaqueñas[4].
Para fines de 1972 los reclamos y las acciones se fueron multiplicando, es decir, se produjeron cortes de ruta y bloqueos, además de paros y huelgas agrarias. La vuelta del peronismo en 1973 “tranquilizó” las confrontaciones con el gobierno provincial y nacional, sin embargo, a medida que transcurría el tercer peronismo, la falta de respuesta a las demandas de este sector llevó a una lenta ruptura y arreciaron las críticas hacia el gobierno en cada provincia (Galaffasi, 2004).
Imagen N° 1: Ligas Agrarias del NEA
Fuente: Elaborado por Julia Caplan con base en Francisco Ferrara (1973).
La represión y persecución de los militantes políticos y los miembros de las ligas comenzó en 1971. Un hecho emblemático fue la detención de Norma “Coca” Morello, docente de la localidad correntina de Goya, vinculada a las ligas y al movimiento rural católico. De allí en más se dieron diversos momentos de tensión, que se intensificaron y aceleraron entre 1975, y el inicio de la dictadura cívico – militar en 1976, que llevó a cabo el objetivo sistemático de desarticulación total del accionar de las ligas.
Lo importante es comunicar: “campesino bien informado vale por dos”
La organización y movilización de las Ligas en las distintas provincias contaba con el apoyo de diferentes sectores sociales. Por ello, su conformación fue emblemática para los sectores populares y para lograr la divulgación de ideas y propuestas a los productores, para lo cual se afianzaron distintas estrategias de contacto directo con sus afiliados.
Por un lado, la publicación de sus demandas en diarios y revistas, como el caso del Movimiento Agrario Misionero (MAM) que publicó un periódico llamado Amanecer Agrario. Las ligas de Corrientes desarrollaron la publicación de cartillas, folletos o revistas como por ejemplo ¿Viste?, editada en Goya por Elsa Saenz de Sartor con un grupo de estudiantes, el cual, si bien no era parte de Ligas, se enmarca en las características de la época, por la metodología de difusión de ideas que eran evaluadas por el gobierno de facto como una amenaza subversiva. En el caso de Chaco, los y las liguistas, además de publicar el diario El Campesino, editaron folletos donde expresaban sus ideas y principales postulados políticos sobre la realidad.
Imagen N° 2: Parte del folleto de Ligas Agrarias del Chaco
Fuente: Folleto de Ligas Agrarias.
Uno de los objetivos que movilizó a estas publicaciones fue difundir sus propuestas y novedades en los medios de comunicación, aunque en este sentido se contó con importantes colaboraciones que surgieron de los grandes diarios locales como Diario Norte en Chaco y en Corrientes el diario El Litoral. Para este último, fue Edgar Gesualdi quien recibía las notas y luego le daba una nueva forma al comunicado original para publicarlo en el diario. En Chaco, además de El Campesino, se desarrolló un medio gráfico que era financiado principalmente por las cooperativas algodoneras, miembros de la UCAL, algunos de estos productores también formaban parte de Ligas o bien encontraban justa la causa de defensa llevada adelante. El diario se llamó Crisol, fue fundado en 1975, siendo su director Ricardo Brizuela. Junto con otros periodistas propusieron un medio de comunicación distinto, enfocado sobre todo en el interior de la provincia. Luis Alarcón[5] comentó en la entrevista que le realizamos, que el diario presentaba la realidad del interior a partir de distintos corresponsales que recababan información sobre el campo chaqueño.
También las radios fueron espacios en donde se difundieron los comunicados de los liguistas de manera frecuente. En el caso de Misiones, la emisora utilizada fue LT 13 Radio Oberá, donde se produjo un programa semanal el cual permaneció al aire hasta 1976. En el caso de Corrientes, en la ciudad de Goya funcionaba a través de una radio local, y en Chaco, comunicaban sus iniciativas y novedades en radio LT 16 de la localidad de Presidencia Roque Sáenz Peña. Tal como menciona Sartor, la radio fue “una caja de resonancia”, el mensaje llegaba a diversos lugares de la provincia, principalmente con la finalidad de mantener informado al campesino sobre las problemáticas económicas, sociales y políticas que incidían en el trabajo cotidiano. También aportaron a la educación popular y emancipadora desde una perspectiva de la pedagogía de la liberación inspirada en las propuestas de Paulo Freire. De esta forma, a continuación, describiremos y analizaremos el diario El Campesino, principal medio de comunicación de las ligas agrarias chaqueñas.
El diario El Campesino
El diario El Campesino comenzó a publicarse en 1972 y tuvo circulación hasta 1974. Sus características se asemejaban a los periódicos de prensa comunitaria. En sus páginas se reconstruyeron las posturas y demandas políticas que destacaban los dirigentes de Ligas. En cuanto a las características físicas del periódico, este tenía entre 6 y 8 páginas, teniendo en cuenta que las condiciones materiales de producción del diario eran artesanales y precarias.
La redacción contaba con la participación de Alicia López[6], su esposo Luis Juan Rodríguez y Elpidio Eloy “Coco” Egger quienes producían los contenidos del periódico. Raúl Méndez colaboraba con el proceso de la impresión. La participación de Alicia en el diario fue esencial, porque era editora, participaba en el diseño, la conformación del equipo de trabajo y realizaba las notas a los campesinos. En las visitas y encuentros con estos los motivaba a aprender a leer y escribir. Acostumbraba a tomar notas de los diversos acontecimientos que se producían en el campo y los relataba en el diario, tiempo después ya publicado algunos números, por el compromiso y responsabilidad que asume en estas notas, visitaba y leía la publicación realizada a los hombres y mujeres de la ruralidad. Su trabajo dio voz y escritura a quienes no podían hacerlo por carencias en su educación, utilizando los medios de comunicación, donde planteaba y daba a conocer las problemáticas campesinas[7].
Sonia Wyss reconstruye con información de algunos actores involucrados que la publicación del diario se realizaba en Presidencia Roque Sáenz Peña. El trabajo de impresión era arduo y exigía tiempo. Comenzaba con la preparación de unas planchas en donde se diseñaba la publicación, para luego llevar a cabo la impresión a través de un mimeógrafo. Completar este proceso llevaba varias semanas. La salida de cada número se realizaba en los últimos días de cada mes, pudiendo por ello ser una memoria extensa y poniendo a consideración de los lectores las necesidades y próximas luchas a realizarse. Este resultaba ser fundamental para estar al tanto de lo discutido y los avances de las ligas en todo el interior, en cada colonia.
Un aspecto que permanece en todos los números es la información sobre las ligas de las otras provincias, en este caso los productores podían conocer de manera aproximativa las discusiones y los avances que requerían durante estos años.
La redacción en 1973, se encontraba en la calle 16 (Rivadavia) N° 706 y N° 712, un lugar céntrico de la ciudad termal. Las instalaciones estaban conformadas por un salón tipo galpón, en donde se escribía y publicaba el diario[8]. El estilo de comunicación que tenía el mismo era sensacionalista, se buscaba lograr la empatía y el apoyo del lector. Sus notas en general eran cortas con un desarrollo conciso sobre los temas. Una característica llamativa era la de contener varias informaciones en una letra reducida, junto con fotografías icónicas de los hechos. El revelado de estas imágenes se realizó en la ciudad de Resistencia.
Lo que prevalece en el diario son reflexiones vinculadas a las cuestiones políticas, sociales y económicas. Los temas de salud contaron con la participación del médico Miguel Capitanich. En tal sentido, la calidad y los temas que trataba y analizaba, evidencian las urgencias de los problemas que atravesaba la organización, siendo este el canal de comunicación fundamental.
El Campesino, con la redacción de los temas formativos, humanos y cristianos, también hacía que los campesinos escribieran y después se reescribían los textos. Ese periódico tenía como propósitos formar, organizar, promover el debate y concientizar a partir de los temas de desarrollo agrario, producción, comercialización, crédito y todo lo que tuviera que ver con el movimiento cooperativo[9].
Cada tirada registraba un total de 10000 ejemplares, el precio del periódico era de m$n 1, llegando a m$n $1,50 en 1974. En vinculación a esto, los productores de Ligas podían suscribirse al periódico por m$n 1.200 por año, permitiendo continuidad y previsibilidad en la tirada. La cuota social para poder conformar las Ligas Agrarias era de m$n 5000 por socio. A nivel comparativo con otros medios de gran difusión, tenía un precio similar a una revista, más que a un diario; por ejemplo el periódico El Territorio[10] que llegaba a toda la provincia, y que estaba financiado por el gobierno provincial, el costo era de m$n 0,70. Mientras que una revista de interés cultural-social como Revista Región Alelua, tenía un costo fijo entre 1973 a 1974 de m$n 2,50. Por su parte, el diario de Ligas agrarias de Misiones Amanecer Agrario en diciembre de 1973 valíam$n 1 mientras que en diciembre de 1974 valía m$n 2.
En tal sentido, la circulación y las formas de publicación del Campesino conllevaban un esfuerzo económico que se sustentaba a partir de la propia organización de las Ligas. Los inconvenientes propios de producir la publicación en cuanto a lo técnico fueron consecuencia de las dificultades de acceso al papel e insumos necesarios. Sin embargo, en cuanto a las características del periódico, llegaron a conseguirse ediciones a color en las tapas y con algunas palabras que eran significativas, esto era enunciado como un esfuerzo de parte de la prensa al momento de su edición. La comunicación con los lectores sobre cuándo iba a salir cada número o bien sobre las problemáticas que podían atravesar la publicación se realizaban a través del propio diario:
Muchos lectores se habrán preguntado esto. Por eso ante todo le pedimos disculpas y les damos la explicación. En primer lugar, nos demoró la falta de papel. Como muchos de ustedes ya saben, no es fácil conseguir papel en nuestro país.
Solucionado esto, se planteó un nuevo problema y fue la cantidad de entrevistas (Gelbard y su equipo dos veces, Perón y Balbín, entre otras), reuniones regionales, etc, que sobrevinieron. Y todos nuestros lectores deben saber que “El CAMPESINO”, no se hace como los diarios y las revistas que tienen todo un equipo de gente, redactores, diagramadores, fotógrafos, etc, etc, que se dedican exclusivamente a eso, lo hacen apenas dos o tres personas que además de eso deben hacer todo un montón de otras cosas que la organización necesita[11].
Una preocupación editorial fue el establecer un mejor contacto con los lectores, por eso desde las notas publicadas se llama a lograr la vinculación y la circulación de propuestas a través del diario. En Misiones, por ejemplo, el diario Amanecer Agrario, era un espacio en donde la comunicación de liguistas a través de sus páginas era frecuente e intensa, por los debates y planteos resueltos. En el caso de El Campesino, la idea fue movilizarlos a participar como lectores comprometidos y a exponer sus inquietudes
El campesino no quiere ser solamente un órgano oficial de las Ligas Agrarias, no quiere ser leído y olvidado por la inmensa mayoría de las familias campesinas. Es por eso que desde este número dedicará siempre algunas líneas de sus páginas para que sobre ellas puedan discutirse temas de importancia, en el hogar, en la reunión de colonia, en las reuniones de amigos, temas que pueden ayudarnos mucho en la medida que les demos importancia[12]
En el número siguiente del diario, se insiste a los lectores a poder animarse a participar con una nueva nota
¡Hola amigos! Han sido muy pocas las opiniones sobre “El campesino”. ¿Todavía lo están discutiendo? Insistimos en que nos hagan llegar su opinión, así podremos brindarles lo que ustedes están esperando encontrar en estas páginas(…) Recuerda que las Ligas están en cada hombre, cada mujer, cada joven campesino y su opinión cómo su esfuerzo es fundamental para mejorar nuestra organización[13]
Finalmente, los inconvenientes para mantener el proyecto editorial comenzaron desde 1973, a partir de las tensiones y disputas políticas que se presentaron en el escenario político provincial. Un ejemplo claro de las tensiones que ocurrieron, fue el atentado perpetrado contra la redacción en 1973.
En una noche de lluvia, desconocidos tiraron una bomba de tinta sobre la puerta, colocaron 2 bombas de estruendo que no llegaron a explotar, penetraron por la ventana y robaron una máquina de escribir y dos libros jurídicos colocando un cartel que decía “Día por Hora 0”.
Estamos frente a una evidente maniobra atemorizante por parte de delincuentes políticos, que además de pretender asustar aprovecharon la situación para robar.
Pero que quede bien claro para todos.
Las Ligas Agrarias Chaqueñas no se asustan y sabrán contestar a la agresión en su debido tiempo y en la forma que se crea conveniente.
Los interesados en ver desaparecer las Ligas no tendrán suerte, porque, como ya le dijimos a Bittel, las Ligas Agrarias son un globo, pero bien llena de gente de trabajo, compañeros que estamos dispuestos a defender nuestras organizaciones porque sabemos que es la única que nos permite defender nuestros derechos[14]
Este fue el inicio de los hechos de violencia y amenazas a la actuación de las Ligas. El año 1974 fue un periodo complejo en cuanto a las vinculaciones con el gobierno provincial, los reclamos sectoriales, la violencia política a nivel nacional y provincial[15]. Este delicado contexto político llevó al cierre del periódico dado que no se daban las condiciones para sostener la continuidad de su publicación.
La cuestión política y social del Chaco a través de El Campesino
Uno de los episodios que es reconstruido por el periódico como un hito histórico es el acontecimiento conocido como la marcha de las vacas, protesta realizada por los liguistas a un productor ganadero, el cual perjudicaba a los socios con el pastoreo de sus animales. Como protesta organizaron una marcha hacia la ciudad de Tres Isletas, actuando con firmeza para modificar la situación. En El Campesino se destacó la posición de las Ligas frente al conflicto
Pero las Ligas le responden que es un problema de justicia, porque ya dijo Cristo que los que luchan por la Justicia serán perseguidos. Y hoy nosotros, como tantos otros, somos perseguidos e insultados por un gobierno que solo sabe defender la prepotencia de los fuertes, mientras que los débiles sólo guardan las cárceles y la policía[16]
La crítica a la cuestión del campo, el cual es comprendido a través de las relaciones que se tejen y entrecruzan durante estos años por diferentes dirigentes políticos y de entidades agrarias, se traslada a los años de la violencia estatal que se registra tras una grave conmoción política cuando se produjeron los fusilamientos de militantes políticos en la ciudad de Trelew en agosto de 1972:
Ese mismo día 22 de agosto, en la base aeronaval de Trelew, cayeron bajos las balas de los que mandan, 19 jóvenes argentinos que estaban allí presos y entre quienes se encontraba una mujer embarazada de ocho meses. Jóvenes que tenían un promedio de 24 años de vida y que eran una verdadera promesa para el futuro de nuestra patria [17].
Este tratamiento de la información constituye un importante punto de comparación para comprender la realidad del país y de la región en esa etapa, dado que, en otros medios de Ligas, no se registraba un contenido similar. El discurso del medio liguista, debe leerse y comprenderse a partir de las tensiones políticas que fueron conformándose en esos años. Para la opinión pública, el movimiento eleva la escala de sus reclamos, rebasando los mismos, la problemática específica de los problemas de los productores rurales. Un ejemplo de esta radicalización del accionar sectorial fue la dispersión de clavos miguelitos en los trayectos de las rutas 16 y 95[18]. Para mucho esto provocó la configuración de una imagen de subversión, funcional a la construcción del enemigo interno que buscaban las fuerzas de represión a partir de los principios de la Doctrina de Seguridad Nacional. La respuesta de los liguistas frente a esas acusaciones fue dar un mensaje a sus lectores sobre los objetivos del movimiento, en la nota “Somos productores sanos” se justifican: “¿a que temen? No somos delincuentes, asesinos, no destruimos propiedades del Estado. No sabemos fabricar bombas. Somos productores sanos, somos los que le traemos al país el 90% de las divisas y pedimos simplemente lo que nos corresponde por nuestro sacrificio”[19]. Estas referencias realizadas por los liguistas correspondían a marcar una diferencia con episodios de ataques de Montoneros. En otro fragmento se presentaba otra postura sobre la posición de Ligas:
El campesino, el agricultor, el productor no es político como lo acusan, no es comunista ni peronista, ni nada por el estilo, somos productores, entiéndase bien somos productores y nuestro lema es producir y producir más porque si el campesino se mete en política, pobre del campo!!![20]
Durante 1972 la construcción de las Ligas como enemigos del orden comenzó a circular como un imaginario en la sociedad. En los diarios y radios se apelaba a la “dignidad de los hombres de campo”. La intención del periódico fue lograr cambiar esa perspectiva que se consolidaba paulatinamente en la opinión pública. Las amenazas a los liguistas eran registradas en las páginas. La respuesta ante esta primera etapa de concentración y marchas agrarias con el objetivo de lograr reivindicaciones de tipo económicas fue militarizar el territorio provincial. De acuerdo a lo registrado se encontraban distribuidos para atender a posibles incidentes con los liguistas, más de 400 integrantes de las fuerzas del orden, entre policías y gendarmes.
Asimismo, entre las notas del periódico El Campesino se dedica especial atención en forma recurrente a las vinculaciones de la multinacional Bunge y Born, denunciando su poderío a la hora de generar la concentración de la producción. Quienes dedicaron varias líneas para explicar la situación, fueron Luis Rodríguez y Elpidio Egger. También se editaron folletos en donde se explica la importancia económica de esta cuestión con la multinacional.
Otro tema destacado por el periódico fue la cuestión de la tenencia de la tierra, teniendo en cuenta la precariedad legal en la cual muchos productores se encontraban, algunos de ellos eran incluso ocupantes de hecho, es decir, intrusos, propietarios o con concesiones que el Estado no había regulado, o existían demandas por liberar parcelas reservadas por organismos públicos como el caso de las tierras otorgadas a Gendarmería en Colonias Unidas. Un caso que analizan desde el diario fue la situación del productor Vladimir Igich entre los números de diciembre de 1972 y febrero de 1973, enunciando una posición crítica hacia las decisiones asumidas por el gobierno provincial, mientras que el diario El Territorio y la Revista Región lo presentaban por el contrario, como una solución; El Campesino asevera que las tierras entregadas eran improductivas, con riesgo de ser anegadas y que Igich tuvo que regresar a Villa Ángela sin encontrarse resuelto su reclamo.
La mujer campesina y el humor político
El lugar de la mujer en las Ligas fue fundamental, esto parte de autorreferenciarse como un movimiento igualitario, que apelaba a lograr conciencia sobre las relaciones de poder y los abusos del patriarcado. Para ello debía lograrse una participación igualitaria en la organización. Desde el número 3 del periódico, fue un tema abordado en varias oportunidades el papel de la mujer campesina
Por qué lucha la mujer del campo y lo seguirá haciendo al lado de sus hombres, hijos, nietos, hasta lograr justicia? Porque la mujer de campo sufre, y junto con sus hombres sobrelleva las cargas del campo, tantas veces castigando por las inclemencias del tiempo y más, que el tiempo, o peor que el tiempo, cuando lleva a vender sus productos y te ofrecen un precio de hambre o de limosna[21].
Si bien la nota publicada, no tiene firma de autoría, está suscrita por una supuesta mujer de campo, que evidencia su protagonismo en la construcción y militancia del movimiento. Un suceso destacado fue la organización de los cabildos abiertos, donde la familia participaba y las mujeres tenían un espacio para lograr participación en la discusión y construcción de posturas de género, relevantes para la época. Incluso, fueron los propios editores que intentaron llamar la atención a los lectores campesinos:
Los monopolios no quieren que la mujer participe en las luchas campesinas porque saben que así nos quitan la mitad de la fuerza. Vamos a permitir, nosotros como hombres, que nuestros enemigos usen nuestras propias mujeres: esposas, madres, hijas, hermanas en contra nuestro? Hagamos todo lo posible para que ellas también estén presentes[22].
El otro elemento novedoso que caracterizó y distinguió al Campesino fue el uso de la caricatura y el humor como una expresión de crítica y de síntesis de la realidad política. Entre los dibujantes que participaron en el Campesino en las ediciones de Chaco y Formosa se encuentra Mario Alejandro Mauriño, que utilizó el seudónimo de “Chaque”, quien era un conocido periodista gráfico con trayectoria en el diario El Litoral. Otros caricaturistas fueron regularmente apareciendo en cada número siempre con seudónimos: Tertius y Grillo eran quienes colaboraban en los números. A través de estos dibujos se expresaba una síntesis de los acontecimientos políticos nacionales y regionales, el humor intentaba provocar una reflexión en el lector.
Las caricaturas expresan una síntesis de los acontecimientos políticos nacionales y regionales, a través del humor intentaban provocar una reflexión en el lector logrando con ello uno de los objetivos de ligas, de tomar conciencia a cada uno de los lectores.
Consideraciones finales
El diario El Campesino fue una publicación que sirvió a los objetivos y propósitos de las Ligas Agrarias Chaqueñas. La lectura de sus notas y artículos dan cuenta de los diversos acontecimientos en torno a las problemáticas económicas y sociales de los pequeños y medianos productores, relatadas por los protagonistas y principales miembros del sector gremial rural, y constituyen un testimonio de las dificultades, los desafíos y los hitos de identificación y unidad que conformaron efectivamente a la organización. Fue una experiencia de comunicación social en el marco de una disputa discursiva con los gobiernos, patronales y medios de prensa tradicionales. La experiencia demandó un esfuerzo individual y colectivo por el arduo trabajo que implicaba y las pocas personas que se encontraban disponibles para su realización, pero también, nos permite analizar la construcción de redes de solidaridad que fueron emergiendo en los primeros años, con otros medios de comunicación que colaboraron a través de caricaturas, impresión de fotografías, compartiendo información, o bien publicando en sus respectivos medios las noticias que tenía cada una de las Ligas.
La editora y los escritores del diario junto con sus columnistas, reconstruyeron la vida de los hombres de campo, señalaron las problemáticas emergentes de un campo en plena transformación, afrontando una crisis productiva para los pequeños productores y campesinos, las reivindicaciones que se destacaban desde el medio, los cuidados que cada uno debía tener en el campo. Fue un medio y experiencia de comunicación distinto, singular en donde lo político se encontraba presente en diferentes notas con perspectiva antimonopólica y antiimperialista. A su vez, era uno de los pocos medios en donde se puede encontrar memoria sobre las historias de vida de miles de productores liguistas que vivieron esta etapa, fue a través de las palabras escritas de Alicia López, que nos llega las semblanzas de cada uno de ellos/as mediante diferentes notas.
La permanencia de este diario representaba la forma más concreta de lograr la reproducción y el despertar de la conciencia política y social que motivaba mantener y sostener un proyecto comunicativo democrático, en donde existió y permaneció a partir del dinero llegado de los suscriptores y de las colaboraciones que se les acercaba. De tal forma, el diario El Campesino, permite aproximarnos a una publicación que expresa el sentir de miles de productores en situaciones cotidianas, siendo además una experiencia colaborativa y cooperativa que hizo efecto en todas las colonias, logró la difusión del mensaje, mantenía despierto y atento al campesino.
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Fuentes editas
Amanecer Agrario
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Periódicos El Campesino. Órgano oficial de las Ligas Agrarias, Presidencia Roque Sáenz Peña. 1972-1974
Entrevistas realizadas
Entrevistadas Judith Casco y Elsa Sáenz de Sartor. Ligas Agrarias correntinas. Corrientes, 2021.
Entrevista a Luis Alarcón. El Diario Crisol – Resistencia. Corrientes, 2022.
- Agradecemos los comentarios de Marina Campusano, Mariela Leguizamón, Yolanda Urquiza y en especial a las observaciones realizadas por Claudia Calvo en las jornadas de violencia política. Asimismo, también agradecemos la colaboración de Juan Carlos Fernández, Ángeles Méndez y Sonia Wyss, investigadores de la Comisión Provincial por la Memoria de la Provincia del Chaco. Finalmente también quisiéramos agradecer especialmente a Judit Casco, Elsa Sáenz de Sartor y a Luis Alarcón, por la calidez y sus testimonios.↵
- Para el estudio de las Ligas en Formosa destacamos los aportes de Vázquez (2020) para los estudios de Misiones Fernández Long (2019), Rodríguez (2021). Mientras que para los estudios de Corrientes destacamos los aportes de Ferragut (2020).↵
- En la provincia del Chaco, desde el Museo de la Memoria Chaco, se generaron al momento diferentes aportes vinculados a la reconstrucción de la memoria reciente, los informes RUV logran conformar un espacio de conformación de historia de vida. Por su parte desde la provincia de Corrientes, la Comisión publicó los libros Historias pequeñas, el cual reconstruye las trayectorias de vida.↵
- Enrique Lovey fue un dirigente carismático del Movimiento Rural proveniente de Machagay (Chaco), que a fines de 1970 pasa a conformar parte del secretariado de Las Ligas Agrarias Chaqueñas, hasta que lo apresaron junto con su esposa el 17 de abril de 1975. Los liberan luego de 4 meses. Vivió escondido y “clandestino” en el monte hasta fines de 1978 hasta que se exilia en Europa.↵
- Luis Alarcón fue un joven periodista en la redacción de Crisol, con 19 años, había militado dos años antes en el PC y luego militó en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). En 1976, en tiempos del Proceso, fue detenido en mayo de ese año, fue demorado en la redacción, recobró su libertad en 1983. En su libro Los años del Eclipse rememora esta etapa. Recomendamos la siguiente entrevista realizada en el marco de esta investigación a Luis Alarcón: https://www.youtube.com/watch?v=idzRBphcNHU&feature=youtu.be .↵
- Nació en Santa Fe el 7 de noviembre de 1945, la segunda de las tres hijas que tiene el matrimonio de Lucía y Pedro. Hizo su escolaridad en el Colegio Nuestra Señora del Calvario, egresando con el título de maestra. Luego continuó sus estudios en la Universidad Católica de Santa Fe, de donde egresó como profesora de Letras. ↵
- Entrevista a Juan Diego Ruiz, nieto de Alicia López, en 2022 presentaron una historieta titulada “Desde la Raíz”. https://radiocut.fm/audiocut/juan-diego-ruiz-historietista-nieto-alicia-lopez-militante-detenida-desaparecida/.↵
- Ibid.↵
- Colección Ruv. Historia de las Organizaciones políticas en el Chaco y sus militantes. Ligas Agrarias, UES y PRT/ERP, Resistencia, 201 p. 29.↵
- Fue fundado en 1919 y dirigido por Raúl Gabriel Gauna, primeramente, fue un semanario y vocero del radicalismo Yrigoyenista. A los pocos meses pasó a ser bisemanario, para convertirse en 1920 en diario de la tarde, y al mismo tiempo el director Gauna fue sustituido por Severo López Solís. En 1922 pasó a ser un diario matutino. En el año 1925 asume como director del periódico Ernesto Zamudio quien se caracterizó por defender a los colonos contra las malas administraciones del Estado. En 1930 Zamudio incentiva a la ciudadanía a tomar las armas para reponer a Yrigoyen en el gobierno, por lo cual fue clausurado el diario y su director fue procesado y encarcelado. En 1932 fue nuevamente clausurado hasta 1933. En este año Zamudio pasó a ser propietario, ya que el partido Radical liberó el diario de toda dependencia. En 1955 la Confederación General del Trabajo (CGT) compra el periódico, un año después en 1955 ocurrida la Revolución Libertadora, el manejo del mismo quedó bajo la órbita del Estado provincial bajo distintas dependencias estatales o bien bajo direcciones administrativas en donde existía una vinculación estrecha solapada. Su cierre se produjo en el año 1989. ↵
- El Campesino, Año 2, N° 12, septiembre-octubre de 1973, p. 2.↵
- El campesino, N°5, febrero de 1973, p 4.↵
- El campesino, N°6, marzo de 1973, p 2.↵
- Ibid, p. 8.↵
- En 1974 se intentó en enero, tomar la delegación de la Policía Federal en Resistencia, mientras que en abril, intentaron copar el destacamento policial en Colonia Aborigen. La violencia política se intensificó, en septiembre de ese año es asesinado Víctor Sánchez miembro de un sector del peronismo, secretario general del Comando de Organización.↵
- El Campesino, Año 1, N° 1, septiembre de 1972, p. 6.↵
- Ibid.↵
- En las notas, se muestra el tratamiento con humor sobre estas acusaciones: “Por los miguelitos algunos vinieron a quejarse a las Ligas y le dijimos que fueran a quejarse a la Cámara de Comercio pues ellos eran los que garantizaban la libre circulación. En la Cámara dijeron que muy bien los miguelitos porque así se daba trabajo a los gomeros socios de la Cámara”, El Campesino, noviembre de 1972, p. 9.↵
- El Campesino, noviembre de 1972, p. 3.↵
- Ibid.↵
- El Campesino, Noviembre de 1972, p. 3.↵
- El Campesino, agosto-extraordinario, N° 11, 1973, p. 3.↵