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El abandono escolar y la necesidad de restablecer el vínculo escuela-alumno a partir de la implementación del proyecto de vida como herramienta pedagógica

José Olaguibe[1]

Resumen

El proyecto de vida es un constructo íntimamente ligado con la felicidad y constituye una herramienta clave para el desarrollo personal y social de los jóvenes. Es una estrategia para vivir la vida con rumbo propio y con autonomía, que brinda lineamientos claros y racionales de cómo proyectar el futuro. En el ámbito educativo, si se utiliza como herramienta pedagógica, el proceso de construcción de un proyecto de vida ofrece oportunidades a quien lo realiza como también a quien lo acompaña. Contribuye a que el sujeto reflexione tanto sobre los conocimientos que asimila como sobre su futuro y el rumbo que le dará a su existencia.

En la adolescencia se inicia un proceso vital que lleva a los jóvenes a preguntarse acerca de su propia identidad, el sentido de la vida y la felicidad. No tener respuestas genera desasosiego y puede conducir a la apatía y el abandono personal que se observa muchas veces en los adolescentes que no culminan su escolaridad. El desarrollo humano de los jóvenes en estos casos se ve afectado y los coloca en una situación de vulnerabilidad. Si la escuela secundaria asume un rol protagónico en este proceso, puede redundar positivamente en ayudar a los jóvenes a encontrar motivos que den sentido a su vida y al esfuerzo que implica concluir etapas de formación.

Ante la compleja realidad educativa argentina y el desafío de preparar a los jóvenes para que continúen en la escuela secundaria y se preparen de manera competente para enfrentar los retos en su vida personal y en su camino profesional, el proyecto de vida aparece como una herramienta pedagógica factible. Al momento no hay un programa específico que se pueda identificar como el excluyente en el uso de este constructo, pero hay elementos comunes entre varios de ellos que permiten reconocer el uso de la herramienta en los ambientes más disímiles, con buenos resultados en general.

Tres estudios en la región, en países y con públicos diferentes, sugieren que a través del uso del proyecto de vida como herramienta educativa, docentes y alumnos pueden obtener una serie de beneficios pedagógicos que se buscan resaltar. Se ofrece una guía de referencia al docente para evaluar aspectos claves en el desarrollo personal de los jóvenes. Por último, la aplicación más extendida del proyecto de vida como una herramienta útil en los colegios, se presenta como un recurso válido para fortalecer el vínculo entre la escuela y el alumno.

 Palabras claves: Proyecto de vida. Jóvenes. Educación.

Abstract

Life project is a construct intimately linked to happiness, it is a key tool for personal and social development of young people. It is a strategy for living life with autonomy, provides clear and rational guidelines on how to project the future. In the educational field, as a pedagogical tool, the process of building a life project offers opportunities to those who carry it out as well as to those who accompany it. Reflects the knowledge assimilates by the subjet and the direction of his existence.

In adolescence a vital process begins, young people ask themselves about their own identity, the meaning of life and happiness. Not having answers can lead to the apathy and personal abandonment often seen in adolescents who do not complete their schooling. In these cases, human development of young people is affected and places them in a situation of vulnerability. If secondary school takes a leading role in this process, it can positively help young people to find reasons that give sense to their lives and to the effort to complete stages of training.

Life project appears to be a feasible pedagogical tool for Argentinian educational reality and the need to preparing young people to continue in secondary school and face the challenges of their personal lives and professional careers. At this moment there is no specific program that can be identified as the exclusive one in the use of this construct, but there are common elements among several of them that recognize the use of the tool in the most dissimilar environments, with good results.

Three studies in the region, in different countries and with different audiences, suggest that through the use of the life project as an educational tool, teachers and students can obtain pedagogical benefits. A teacher’s reference guide is provided to evaluate key aspects in the personal development of young. Finally, more application of life project as a useful tool in schools is presented as a valid resource for strengthening the link between school and student. 

Keywords: Life project. Young. Education.

Marco teórico

Desde la tradición teórica del Observatorio de la Deuda Social Argentina (Salvia, A. Bonfiglio, J. & Vera, 2017) la pobreza es considerada como una de las formas más injustas que asume la marginación social, en tanto impone fuertes limitaciones al progreso individual y colectivo, frustra la equidad de resultados, impide la igualdad de oportunidades y evidencia el fracaso del sistema político-económico para reducir las desigualdades sociales. La pobreza significa estar sometido a privaciones injustas, materiales y/o simbólicas, que afectan el pleno desarrollo de las capacidades humanas y de integración social.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo del año 1997 sostiene que la pobreza se refiere a la incapacidad de las personas de vivir una vida tolerable, y distingue entre pobreza de ingresos y pobreza humana. La primera alude a la privación en una sola dimensión –el ingreso–, ya sea porque se considera que ese es el único empobrecimiento que interesa o que toda privación puede reducirse a un denominador común. En cambio, la segunda responde al empobrecimiento en múltiples dimensiones: la privación en cuanto a una vida larga y saludable, al conocimiento, a un nivel digno de vida y a la participación. El concepto de pobreza humana, considera que la falta de ingreso suficiente es un factor importante de privación, pero no el único (CEPAL y Unicef, 2010).

Esta perspectiva nos permite introducirnos en la realidad educativa argentina, y abordar sus problemáticas a la luz de un enfoque multidimensional que permita extender la mirada hacia las distintas caras de la pobreza. Allí la repitencia y el abandono en el nivel secundario son fenómenos que se muestran amenazantes para el desarrollo personal y la búsqueda de identidad propia de los jóvenes, principalmente la de aquellos adolescentes provenientes de los sectores más desfavorecidos de la población.

Una investigación publicada por Unicef Argentina (2017) enumera las principales causas del abandono escolar de adolescentes de entre 15 y 17 años. Entre ellas destacan el ingreso al mercado laboral (14%), las dificultades económicas para sostener el cursado (8,8%), la situación de embarazo o de cuidado de algún hijo o hermano menor (11,3%). Pero el porcentaje más alto incluye un grupo importante de jóvenes (29,6%) que afirmaron haber abandonado la escuela “por no considerarla necesaria o por no gustarle” (p.33). Esto revela que la necesidad de restablecer y fortalecer el vínculo de los jóvenes con la escuela, de subsanar las causas que puedan afectarlo o de buscar alternativas que generen en ellos razones para acabar la etapa educativa obligatoria son desafíos que distintos actores sociales deben atender.

Por otra parte, las características de la sociedad actual demandan transformaciones en el papel que desempeñan las escuelas y las instituciones educativas, lo que hace necesario una formación de la persona y el desarrollo de habilidades y actitudes que le permitan a los jóvenes integrarse de manera exitosa, y a la vez, que puedan brindar todo su potencial con un alto componente de satisfacción personal (Bermejo y Ballesteros, 2014). Es de suponerse que, en la medida en que los jóvenes vean que su formación en la escuela secundaria sirve para estos fines, ellos mismos retomarán su interés por concluirla y no abandonar sus estudios. En el mismo sentido, en el marco de las jornadas Educación-Trabajo que organizó el gobierno de la Nación Argentina en la ciudad de Córdoba (2017) distintos actores sociales concluyeron sobre esta necesidad y propusieron una línea de acción que exige anticiparse a la evolución del mercado laboral a la hora de planificar y discutir la educación (Presidencia de la Nación Argentina, 2017)

Constituye un desafío para el sistema educativo argentino preparar a los jóvenes a que se enfrenten de manera exitosa a los retos de la sociedad actual y del contexto particular en el que viven, y ayudarlos a encontrar motivos que den sentido a su vida y al esfuerzo que implica concluir etapas de formación. El proyecto de vida utilizado como herramienta pedagógica concreta se muestra como un recurso válido, y a la vez consistente que hace necesario un mayor estudio acerca de sus potenciales beneficios y las posibles dificultades que puedan surgir cuando se lo aplica en un ámbito escolar.

Proyecto de vida: desarrollo personal en el ámbito educativo

Un factor determinante para el desarrollo humano que contribuye a la construcción de la personalidad en evolución durante la adolescencia y la juventud resulta ser una experiencia particular llamada “proyecto de vida” (Sovernigo, 1994). El proyecto de vida es un constructo íntimamente ligado con la felicidad en una persona (Daset Carretto, 2013). Es una estrategia para vivir la vida con rumbo propio y con autonomía, que brinda lineamientos claros y racionales de cómo proyectar el futuro (Hernández de Phillips, 2017). Supone apuntar las energías vitales hacia la realización más completa de la persona misma (Rojas, 2000) y de alguna manera forma parte de la inquietud constante que todo ser humano percibe sobre el sentido de su existencia (Frankl, 1991), constituyendo el resorte que empuja a la persona a afrontar las más variadas dificultades y a definir metas que guiarán sus acciones en una dirección definida (Pozo Rico, 2010).

Este afán por descubrir algo que dé sentido a la vida hace inevitables las preguntas de raíz existencial acerca de la identidad, “quién soy”, la proveniencia vital, “de dónde vengo” y el propio destino, “a dónde voy”. Aunque se las puede formular de formas diferentes, no se pueden obviar, salvo que se renuncie a encontrar una respuesta vital y al menos suficiente a los grandes interrogantes del ser humano, aplicados a la realidad de cada uno (Mañú Noain y Lacorte Tierz, 2017). Estas preguntas lo conducen a trazarse metas y querer proyectarse hacia el futuro en la búsqueda de respuestas y de su realización personal por medio de un proyecto de vida, que construye a partir de la conciencia que tiene de sí mismo, de la realidad que le rodea y de su existencia (Savater, 2005).

Tener un proyecto de vida propio es razón necesaria para el esfuerzo, el compromiso y la persecución de metas (Hernández de Phillips, 2017). La fuerza educativa de esta herramienta radica, en última instancia, en la necesidad y utilidad que cualquier persona tiene de autoconocerse, aprender a tomar decisiones, descubrir su entorno, formar su carácter, especialmente si es joven y se encuentra de cara a algunas de las decisiones más importantes de su existencia. “Mientras configuro el destino, configuro la persona que soy, configuro el carácter que tengo y se configura la personalidad que llego a tener” (Frankl, 1994, p.121). Se puede decir que el esfuerzo por trabajarse a uno mismo, siendo cada vez más “protagonista” de la propia vida, es uno de los objetivos fundamentales de la educación del carácter (Arthur, 2010; Bernal, González-Torres, & Naval, 2015; Crider, 2012; Lapsley & Narvaez, 2006). De alguna manera, el proyecto de vida está relacionado con teorías más complejas como la psicología positiva (Pozo Rico, 2010) y, más concretamente, la del Desarrollo Positivo Adolescente (Lerner, Roeser, & Phelps, 2008; Peterson & Seligman, 2004; Yeager, Fisher, & Shearon, 2011) que ven al carácter no solo como una barrera de protección de los adolescentes frente a los peligros del medio, sino como un auténtico espacio de desenvolvimiento por el que él mismo puede llegar a ser feliz y estar realizado (Olaguibe y Beltramo, 2018).

Cada persona es una unidad compuesta por dimensiones, las cuales no siempre están bien armonizadas; y la buena educación es la que ayuda al alumno a integrarlas, logrando la armonía bio-psico-espiritual y social (Beltramo, 2015). La escuela se encuentra en un proceso de transformación de un espacio de mera transmisión del conocimiento a un espacio de formación integral de los estudiantes (Unfpa, 2014). Un estudio desarrollado por el Observatorio Argentino de Drogas (Arizaga, 2010) considera la escuela secundaria como una instancia clave en la conformación del proyecto de vida de los alumnos, y además lo define como un factor de protección en el consumo de drogas. Dentro de la educación formal es importante que los estudiantes apropien contenidos, pero también y no menos importante es la adquisición de herramientas que les permita fortalecer su proyecto de vida; y así poder tener una perspectiva viable, exitosa y sostenible de sus vidas, que los motive a culminar su educación secundaria (Cifuentes Muñoz y Moreno Alemán, 2015).

En este contexto, en donde la escuela se enfrenta al desafío de un desarrollo integral de los jóvenes, el proyecto de vida no solo es tomado como un constructo psicológico personal sino también como una herramienta pedagógica relacionada con la educación del carácter. Que los docentes propongan de alguna manera el proyecto de vida como una tarea en el aula lo convierte en una herramienta simple que brinda un campo de acción para fomentar en el alumnado procesos de reflexión, análisis de capacidades y aptitudes propias, descubrimiento de valores autoestima y motivaciones personales, entre otros (Hernández de Phillips, 2017). El proyecto de vida como herramienta educativa promueve en quien lo elabora la habilidad para planear su futuro, descubrir sus debilidades y fortalezas personales, así como las oportunidades y amenazas del entorno. En síntesis, contribuye a que cada alumno reflexione tanto sobre los conocimientos que asimila como sobre su sentido de vida.

Si bien no existe uniformidad en el modo de aplicar el proyecto de vida como herramienta en el aula, ya hay algunos indicios que sugieren que usar este constructo como recurso en la enseñanza redunda positivamente en la formación integral de la persona (Cornejo Villegas, 2015). Algunas vías de implementación que se proponen son la realización de un análisis DAFO sobre la realidad personal; dedicar un espacio de tiempo periódico en el aula para desarrollar el pensamiento crítico a través del análisis del caso; motivar al alumno a elaborar un proyecto personal a desarrollar a lo largo del año lectivo, donde se fije metas verificables tanto en el ámbito escolar como personal; realizar autoevaluaciones de lo aprendido; promover el trabajo en equipo dentro del aula donde el docente detecte y fomente las habilidades propias de cada alumno (Olaguibe y Beltramo, 2018).

Aplicación de la herramienta proyecto de vida en las escuelas de América Latina

Un estudio sobre estudiantes del Instituto Normal Superior Católico “Sedes Sapientiae” en la ciudad de La Paz en Bolivia mostró una serie de mejoras tanto en docentes como en alumnos, a partir de la aplicación del proyecto de vida como estrategia educativa (Tintaya Condori & Portugal Vargas, 2009). Otra investigación centrada en el análisis de un grupo de jóvenes de alto rendimiento escolar en contexto de pobreza, egresados de una escuela de nivel secundario en Venezuela, encontró que entre los aspectos que caracterizan a estos estudiantes están el tener un proyecto personal, la capacidad de fijarse metas y lograrlas, las aspiraciones, la motivación al logro, el análisis de virtudes y defectos personales, la toma de decisiones, la responsabilidad consigo mismo, la autovaloración de capacidades y talentos, entre los más saltantes, todos factores relacionados con el constructo proyecto de vida (Quiñones, Salazar, & Rivas, 2011). Se destaca otro estudio, realizado en una escuela particular, bilingüe, situada en la zona urbana del municipio de Irapuato, perteneciente a la entidad federativa de Guanajuato en México, cuyo objetivo principal fue evidenciar los factores que permiten a las generaciones de jóvenes consolidar de manera efectiva sus proyectos de vida, de manera que puedan enfrentar los retos diarios relacionados con el fortalecimiento de su desarrollo integral. Las autoras afirman que la educación es un factor determinante en la consolidación de aprendizajes que favorezcan la formación integral de los estudiantes, tanto en el aprender hacer como en el aprender a ser. Siendo el proyecto de vida una competencia que abarca múltiples aspectos necesarios para su desarrollo no es fácil precisar cuál de todos ellos es más importante; sin embargo, todos deberían converger hacia la realización de la persona (Lomelí-Parga, A. M.; López-Padilla, M. G. y Valenzuela-González, 2016).

A partir de estas investigaciones previas, Olaguibe y Beltramo (2018) en el Congreso de Educación del carácter en Latinoamérica: retos y oportunidades, resumen y agrupan los beneficios de la implementación de alguna herramienta del tipo proyecto de vida como recurso educativo (tabla 1). Se presenta como modelo de referencia a la hora de planificar para el docente, y a su vez, como recurso de evaluación sobre los aspectos del desarrollo personal integral de los alumnos. Por un lado, permite observar una incidencia directa en aspectos claves del desarrollo humano de los alumnos, de los cuales se enumeran aquellos más predominantes: reflexión, planificación, proceso de aprendizaje, motivación y mejora en la capacidad de toma de decisiones. Por otra parte, favorece y ofrece al docente oportunidades para trabajar y ejercitar dentro del aula estos aspectos, ya que promueve la organización de procesos de enseñanza y aprendizaje significativo, que interpelan al alumno favoreciendo su pensamiento crítico y la apertura a nuevos conocimientos.

Tabla 1: tabla de aplicación de la herramienta proyecto de vida. Fuente: Olaguibe y Beltramo, 2018

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Conclusiones

El proyecto de vida usado como herramienta educativa ofrece un campo de acción al docente que le permite organizar y planificar la enseñanza de acuerdo a los intereses y conocimientos de los alumnos, generar una actitud de apertura en ellos, cooperar en su proceso de búsqueda e inquietudes de una manera no solo efectiva, sino afectiva, esto es, motivante.

Que los jóvenes puedan reconocer un futuro atractivo, y a la vez vean oportunidades para su desarrollo personal a partir de la construcción y desarrollo de un proyecto de vida propio durante su etapa de formación escolar puede favorecer notablemente a que no caigan en la deserción escolar. Las habilidades para aprender a conocerse, a tomar decisiones, a fijarse metas y a planear su futuro les permite prepararse para enfrentarse a los retos que la sociedad actual pueda presentarle, y a aquellos relacionados a su contexto especifico.

Dado que es indispensable que la escuela secundaria, como agente formador, asuma un rol protagónico en este aspecto, cabe esperar que desde los centros educativos se comience a incorporar de diversas formas el proyecto de vida entre las prácticas formativas de los últimos años de la escolaridad obligatoria. Ayudar a encontrar motivos que den sentido a la vida de los jóvenes y al esfuerzo que implica terminar etapas de formación puede redundar positivamente en el fortalecimiento del vínculo escuela-alumno.

Los datos aportados hasta el momento, así como el creciente aumento de estudios teóricos al respecto, muestran que las políticas educativas deben contarlo entre sus recursos. Es de esperar que más investigaciones difundan buenos resultados para poder describir de manera más detallada estos esfuerzos, así como advertir a la comunidad escolar de las posibles limitaciones que puede tener dicha aplicación.

Bibliografía

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  1. Instituto de Ciencias para la Familia. Universidad Austral, Argentina.


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