Como ¿aprende? el cerebro de un niño que vive en contexto de pobreza
Elena Ortiz de Maschwitz[1]
Quiero empezar agradeciendo al Centro para el Estudio de las Relaciones Interpersonales de la Universidad Austral por organizar este Congreso sobre “Las Caras Invisibles de la Pobreza”.
Estoy aquí para hablarles desde mi experiencia “a pie de aula” de más de 50 años, en todos los niveles del sistema escolar, y de mis estudios e investigaciones en neurociencias aplicadas a la educación.
Quisiera provocarlos para que, aquellos que no han trabajado en neurociencias, se arriesguen y, a los que sí lo han hecho, quisiera pedirles que juntos desafiemos nuestros modelos mentales y vivamos la experiencia de armar nuevas redes neuronales. Quisiera contagiarles la pasión por hacer visible la mente de nuestros niños en el aula: ¿cómo están ellos hoy? ¿qué sienten? Y, tomando las palabras del gran investigador Eric Jensen sobre “La mente en la Pobreza”, preguntarnos: ¿Estamos a la altura de los desafíos?
¿Quiénes son estos niños?
¿Quién es y que siente Pedro, que se pelea todo el tiempo, tira trompadas, arranca las cosas y se muestra violento? ¿Qué siente y que piensa Marga que no trae los útiles, que está “en la luna”, que se burla de los compañeros y miente cuando hace algo que causa dolor a sus compañeros? ¿Cómo vemos a estos niños? ¿Vemos cerebros como “recipientes vacíos a llenar con conocimientos” (Dahlberg L., Moss P., Pence A.)¿Qué tienen los pobres en la cabeza? pregunta Mayra Arenas desde las redes sociales.
¿Quiénes pueden llegar a ser?
¿Vemos a niños y jóvenes como nativos digitales que nacen con la tecnología incorporada? ¿Vemos sus múltiples capacidades, sus múltiples inteligencias, vemos sus múltiples maneras de aprender? ¿Escuchamos sus voces, damos oportunidades para que desarrollen sus cien lenguajes? (L. Malaguzzi) ¿Vemos lo que falta o vemos la maravillosa potencialidad de lo que hay? ¿Vemos cómo pueden aportar al mundo desafiante y Des Conocido (D. Perkins), paz y amor?
¿Cómo es el contexto adonde aprenden?
Observemos a esto chicos en clase; ¿Cómo es el aula adonde aprenden? ¿Aprenden todos sentados en fila mirando a la maestra que imparte conocimientos desde el frente? ¿Es el pizarrón negro la herramienta para aprender de este siglo? ¿Vemos el modelo “codo a codo” y de “celdas y timbres” tan necesario en la revolución industrial? ¿Son estos espacios compatibles con el desarrollo de la mente?
Las investigaciones de la neurociencia y de las ciencias cognitivas nos han brindado respuestas y el desafío de autoridades, maestros y pedagogos, es salir de nuestra zona de parálisis y abrazar con pasión nuestra responsabilidad.
Cambio en el lenguaje y foco en las disposiciones de la mente (A. Costa, B. Kallick)
El lenguaje cambia sentidos, y en la medida que guiemos a los chicos en el conocimiento de si mismo buscando dar lo mejor de si, en conocer sus talentos, en conocer sus emociones y en pensar cómo trabaja su mente, les daremos las herramientas que necesitan para los desafíos de este siglo.
Cambios en el currículum: de uno que “baja” del Ministerio de Educación a uno que emerge de la vida y preguntas esenciales de los chicos. Para esto debemos embeber las habilidades blandas en las habilidades cognitivas.
El trabajo en proyectos será la herramienta para dar autonomía. Estos contemplan escuchar las voces de los chicos para responder a los problemas de hoy en forma significativa; planear competencias en trabajos que desarrollen las múltiples inteligencias, planificar trabajos colaborativos para cumplir con las metas, dar oportunidades de elecciones respetando tiempos y espacios diferentes.
Cambios en evaluación
Los niños no son números y las habilidades de la mente mientras se construyen no se miden. Se observan los procesos de aprendizaje, se documentan, se analizan, se celebran. Aprender a aprender toda la vida no es algo a lo que deba obligarse a través de penas. Los errores no se penan, ¡de los errores se aprende! Debemos pasar de la evaluación externa a una metacognición de saberes significativos y a una evaluación de habilidades de la mente racional, emocional, social y espiritual. El maestro guía con modelos de excelencia, con preguntas desafiantes y con rubricas que le permitirán al chico conocer las expectativas para el logro de los objetivos.
El portafolio de sí mismo será una narración de sus experiencias de aprendizaje en su camino a ser persona.
Cambio en los ambientes
- Ambientes que desafían las múltiples inteligencias.
- Ambientes ricos en creatividad.
- Ambientes que asombran.
- Ambientes con movimiento.
- Ambientes de energía (de preguntas, de entusiasmo, de alerta, de luz, de resonancia.
- Ambientes que se expanden: se tiran paredes, se utilizan los pasillos; las mesas son altas, grandes, redondas; hay variedad de sillones y sillas.
- Ambientes de paz, para leer, meditar, orar.
- Ambientes al aire libre.
- Ambientes de ecosistema emocional.
- Ambientes de relaciones interpersonales.
Cambio en los modelos mentales de educadores
Los chicos nativos digitales se convierten en agentes de cambio y los maestros y familias vamos hacia una pedagogía de encuentro y nuevos mundos coconstruidos. Salimos de nuestra zona de comodidad y creamos nuevas redes neuronales, nuevos modelos mentales.
Celebremos la oportunidad de vivir con los niños y jóvenes, garantizándoles que la pobreza no es destino.
Bilbiografía
Jensen Eric, Teaching with Poverty in Mind.
Malaguzzi Loris, Voces de los Niños: Pedagogia Reggio Emilia, 1993.
Perkins David, Educar para lo Dçes-Conocido, Harvard 2011.
Costa A., Kallick B.,Dispositions 2014.
- Pedagoga y escritora.↵