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Ser changarín: perspectivas y vivencias cooperativas en el Mercado de Abasto de Córdoba

Lucía Ludueña Galván y Sofía Ruderman

Introducción

En el siguiente artículo abordaremos las cooperativas del Mercado de Abasto de la ciudad de Córdoba (MAC)[1], haciendo hincapié en las cooperativas de changarines[2] y a partir de un estudio de caso que permite visibilizar varias expresiones del mundo cooperativo en un contexto de mercado[3].

En primer lugar, introduciremos el contexto de surgimiento del cooperativismo en Argentina postconvertibilidad y expondremos nuestro abordaje teórico desde los estudios sociales de la economía. En segundo lugar, describiremos el MAC para ser ilustrativas del contexto en el que se desarrolla el modo de organización del trabajador changarín. En tercera medida, realizaremos un recorrido histórico que dé cuenta de la formación de las cooperativas de changarines, para luego, profundizar en dos experiencias. A continuación, hablaremos de las perspectivas respecto al cooperativismo en el MAC, desde las voces de los referentes de las dos principales cooperativas de changarines, resaltando la importancia de los sentidos del trabajo. Luego mencionaremos el caso de la mesa de trabajo del MAC como una instancia de encuentro de sus actores interrogándonos acerca si es una herramienta de asociación con potencialidad política o de mercado. Por último, focalizaremos en las vivencias y experiencias laborales de los trabajadores changarines, desde lo cual acercarnos a los testimonios y significados de formar parte de una cooperativa.

A modo de contextualización

La crisis del 30 y la Segunda Guerra Mundial condicionaron cambios en las políticas públicas del proceso de acumulación capitalista en América Latina, signadas por la disminución de los precios de las materias primas y la consecuente migración del campo a las ciudades (Lattuada et al., 2013).

En Argentina a partir de esa época vemos una serie de cambios en el modelo económico que repercuten en el régimen social de acumulación en el que nos encontramos actualmente. El sistema de integración al mercado mundial basado en el modelo agroexportador primario decae frente a transformaciones institucionales como el régimen democrático, y una mayor intervención estatal en la regulación económica, como la promoción de la industrialización sustitutiva por importaciones. La década de los 70 en Argentina se encuentra caracterizada por la fase final de ese régimen, lo cual, da lugar a que en los 90 encontremos la consolidación de un nuevo régimen social de acumulación (Lattuada et al., 2013). La década de los 80, signada por el agotamiento del Estado Nacional de Bienestar Keynesiano, fue testigo de la disminución de los ingresos de la actividad productiva junto con la inequidad de su reparto y del Consenso de Washington; que caracterizaron el achicamiento del Estado, el combate contra la inflación y la desregulación de la economía a partir de la apertura al comercio y las finanzas internacionales, entre otras (Barrera Calderón, 2020).

Las transformaciones en el capitalismo mundial y la nueva división del trabajo que se inicia alrededor de 1973, comenzaron a mostrar una profundización en el deterioro de las condiciones laborales de tipo asalariadas; expresadas en la baja calidad de las relaciones contractuales y remunerativas. Posteriormente, el proceso económico entre 1980 y 1990 en Argentina, se caracterizó por un enorme deterioro del mercado laboral. En comparación con la década anterior, se incrementa un 1,8 el número de cooperativas en nuestro país y, a partir de la década del 90, su expansión se multiplica llegando al año 2000 con cifras que nunca antes se habían registrado (Vuotto, 2017).

A partir de los años 2000, en Argentina, se suceden algunos cambios políticos y económicos que dan lugar a nuevos escenarios. Luego de la crisis que generó el modelo de convertibilidad acontece el fenómeno de las empresas recuperadas, como instancias de respuestas a la crisis y las dificultades estructurales en el mercado de trabajo. Como segundo escenario, el año 2003 irrumpe con transformaciones que generan un crecimiento económico en Argentina; donde el cooperativismo de trabajo es considerado como “herramienta eficaz para la creación de empleo y estimular la participación colectiva” (Vuotto, 2017, p.20).

Desde este marco económico y político en Argentina, nos resulta preciso pensar las cooperativas de changarines del MAC desde la perspectiva teórica de los Estudios Sociales de la Economía. La economía, desde la postura sustantivista, plantea la importancia de las relaciones sociales en la actividad económica, permitiéndonos comprender mejor los modos de vida asociativos. Junto a Polanyi (2003 citado en Huerta, 2016), concebimos lo económico como un proceso institucionalizado de la interacción entre las personas y el medio. Las múltiples formas que adquiere la búsqueda del sustento humano (en relación con el medio natural y social), posibilitadas por las instituciones (dispositivos culturales y sociales), permiten estudiar las acciones específicas del proceso económico en las relaciones sociales. De esta manera, las formas de integración económica en las que se instituye lo económico en la sociedad (reciprocidad, redistribución e intercambio) adquieren dinámicas precisas en los mismos procesos y en sus instituciones facilitadoras (Ludueña Galvan y Ruderman, 2020).

Entre las instituciones que sostienen el proceso de intercambio que define la acción económica, vemos con Polanyi (2011) que el mercado aparece como aquello que dota de regularidad y estabilidad a los intercambios de mercancías, entendidas como bienes pasibles de ser vendidos por un precio, normalmente en dinero. A la vez que Hernández Aracena (2017), menciona que los mercados son productos o instituciones sociales que se producen y reproducen en contextos sociales; con distintas disposiciones socio institucionales que configuran diferentes formaciones económicas. En esta oportunidad, visualizamos el cooperativismo en un espacio de mercado, como es el MAC, para pensar el trabajo del changarín.

Mercado de Abasto: un recorrido por las cooperativas de changarines

El Mercado de Abasto de la ciudad de Córdoba (MAC) “Dr. Ramón B. Mestre” tiene por función el abastecimiento de frutas y verduras inocuas, aptas para el consumo y su comercialización al por mayor, destinada a la población de la ciudad de Córdoba y sus alrededores[4]. El predio de 14 hectáreas, se encuentra a 8 km del centro de la ciudad, sobre ruta nacional nº 19. Se compone de 10 naves independientes relacionadas en los vértices por módulos de servicios: 6 naves destinadas a la comercialización productos frutihortícolas por parte de operadores permanentes (puesteros), 4 naves destinadas a los operadores temporarios (productores quinteros del Cinturón Verde de Córdoba)[5]. En el predio también encontramos 3 galpones para depósito y cámaras frigoríficas, y el área de comercialización caracterizada como playa de carga y descarga.

Es un ente dependiente de la Dirección de Ferias y Mercados de la Municipalidad de Córdoba por Ordenanza nº 8246/86. El poder de control es de la Municipalidad de Córdoba[6], sin embargo, en los primeros años de funcionamiento del MAC, luego del traslado hacia el predio actual (1988-1990), se presentaron una serie de inconvenientes operativos que dieron lugar a la creación de la “Cooperativa Mercoop de Provisión, Transformación, Comercialización y otros servicios para concesionarios del Mercado de Abasto Córdoba Limitada” por parte de los puesteros permanentes; para contar con equipos fijos de personal especializado que brinden los servicios requeridos por el MAC. De esta manera, la municipalidad le concesionó a Mercoop la prestación de servicios y la operación de las gateras de ingreso/egreso desde el año 1990[7]; lo que dio lugar a un trabajo en conjunto entre esta cooperativa, la Cámara de Operadores Permanentes y la Municipalidad para llevar a cabo un buen funcionamiento operativo y logístico del mercado siendo hoy esta cooperativa quien organiza el mismo. Desde el año 2001, se suma la Asociación de Productores Hortícolas de la Provincia de Córdoba (Aproduco) quien administra las naves de los operadores temporarios (o quinteros)[8]. Por su parte, los trabajadores de carga y descarga de bultos también se encuentran asociados a cooperativas de trabajo. Junto a estos se encuentran otras instituciones que coordinan sus labores para desarrollar las actividades propias del MAC[9].

Como parte de las normas de seguridad que tiene el MAC desde que lo administra Mercoop, el ingreso de quienes trabajan allí (cuando es previo o posterior del horario de venta al público) es controlado a través de una credencial que demuestra su pertenencia a alguna asociación, cooperativa, empresa o institución que desarrolle tareas al interior del mercado. Esta es una manera de tener un control sobre la seguridad en el MAC, ya que se comercializan muchas toneladas de frutas y hortalizas por lo que circula mucho dinero en efectivo. Ello a la vez tiene efectos en la manera de conformar el mercado de trabajo a su interior; pudiéndose encontrar no sólo un mercado de circulación de bienes sino también de trabajo organizado en su interior por asociaciones socioeconómicas, como las cooperativas.

A partir del traslado, la municipalidad estipula que quienes se dedicaran exclusivamente a tareas de carga/descarga de bultos[10] en el MAC, se encuentren registrados en cooperativas. 

La actividad de carga y descarga, de trasbordo de mercadería, puede ser realizada por el personal bajo relación de dependencia de los operadores vendedores permanentes (solo para bultos de propiedad de su empleador), por los compradores y el personal a su cargo, o por ´las cooperativas de trabajo legalmente constituidas e inscriptas en el Registro habilitado a tal fin por la Municipalidad´ (Decreto Municipal n.° 378, artículo 37, 18 de mayo 1988). (Ludueña y Ruderman, 2020, p.165)

Así la particularidad de la organización del trabajador changarín en cooperativas fue estipulada en el reglamento interno del MAC a partir del año 1988, no encontrándose este modo de organización en el viejo abasto. Desde esa época, los trabajadores changarines fueron empadronados en la cooperativa Ramón Navarro para acceder al ingreso al mercado. Luego, siguiendo un recorrido en el tiempo, entre 2004 y 2006, se conformaron la Cooperativa Mer-cor Ltda. y la Cooperativa de Trabajo El Abasto (EA) Ltda. Por último, en el año 2019, por licitación municipal, entró al MAC una cuarta cooperativa, Riveras del Suquía (RS), debido a demandas de los puesteros que solicitaron a la Municipalidad formalizar a los changarines para evitar conflictos laborales.

La cooperativa Ramón Navarro[11], surgida a principios de los años 90, en la actualidad no se encuentra formalizada ni registrada en la institución correspondiente. No hay casi datos respecto de esta cooperativa e incluso en base a datos recolectados de entrevistas, la misma no funciona como cooperativa sino que solamente alquila carros tanto a trabajadores de carga y descarga como a verduleros o cualquiera que los requiera. Esto genera una desventaja para los trabajadores de carga y descarga porque habilita sus herramientas de trabajo a personas externas a ellos. Sin embargo, vemos que el lugar físico que ocupa en el MAC es más central que la cooperativa Mer-cor o El Abasto, dado que se encuentra en un puesto de la nave 3. Esta cooperativa responde a la propiedad de un particular, la cual estaría asociada a la anterior gestión política del municipio.

Por su parte, la cooperativa Mer-cor Ltda., surge por el año 2004 impulsada por dos changarines que eligieron llevar a cabo el proceso de constitución y conducción de la cooperativa, al cual se sumaron otros changarines que se encontraban disconformes con la cooperativa Ramon Navarro. Sin embargo, entre ambos líderes sucedieron diferencias en cuanto a la conducción de los cargos, los objetivos y el funcionamiento de la cooperativa; lo cual limitó el desenvolvimiento de la misma. Sumado a ello, la misma no ha llegado a la instancia de formalización legal correspondiente. Todo ello repercute directamente en sus posibilidades como cooperativa de trabajo. Sus debilidades en la organización de la dinámica regular y el funcionamiento operativo esperado de la cooperativa, da lugar a que estos trabajadores tengan una participación informal o flotante en la misma. No cuenta con la posibilidad de ofrecer seguros médicos, aportes jubilatorios o seguros sociales; se limita al alquiler y reparación de carros. Hasta hace unos pocos años contaba con alrededor de 300 trabajadores empadronados o asociados, pero desde el año 2019 la municipalidad comenzó a ser más estricta respecto al cumplimiento de las obligaciones administrativas formales de las cooperativas de changarines y llamó a licitación para que ingrese una nueva cooperativa formalizada. Fue entonces que ingresó la cooperativa Riveras del Suquía al mercado, quien por mutuo acuerdo con la Coop. Mer-cor, absorbió y empadronó a sus socios.[12]

En este sentido, Riveras del Suquía es una cooperativa de trabajo que surge en el año 2009 en la ciudad de La Calera de Córdoba y que a lo largo de todos estos años se ha ampliado creando sedes en diferentes puntos del país y el interior de la provincia. “(…) generamos puestos laborales y fomentamos la cultura del trabajo brindando servicios de mano de obra en construcción, obras viales y civiles, jardinería y paisajismo, limpieza y mantenimiento, carga y descarga a instituciones públicas y empresas privadas” (Conoce sobre Nosotros. Riveras del Suquía, s.f.)

A partir del año 2019 ingresa al MAC y comienza a brindar servicios de carga y descarga con los changarines que se empadronan en ella; de manera que el MAC se vuelve una de sus sedes. Se encuentra en el módulo de servicios ubicado entre las naves 1A y 8, donde cuenta con instalaciones como cámaras, computadoras, impresoras y espacios para desarrollar las diversas áreas necesarias para su desenvolvimiento: recursos humanos, administración, logística, entre otros. Su ingreso al MAC está relacionado con la cooperativa Mercoop, dado que ésta se encontraba inconforme con la situación de las cooperativas de changarines existentes, por problemas laborales que venían teniendo con estos trabajadores, tanto ellos como puesteros como sus clientes, los verduleros. Mercoop, como cooperativa de provisión, no podía brindar servicios laborales por lo que decide reclamar a la gestión municipal para habilitar un convenio con una cooperativa de trabajo. A partir de esta iniciativa, la municipalidad llama a licitación pública para que se concurse el ingreso de una cooperativa de trabajo que quiera asociar a los trabajadores de carga y descarga, en esta circunstancia ingresa RS.

De esta manera, vemos cómo las cooperativas, más allá de una forma jurídica determinada, refieren a un universo diverso y heterogéneo. Los tipos de actividades que estas llevan a cabo pueden ir desde servicios, trabajo, crédito, entre otras. También existen diversas esferas o ámbitos donde estas participan que varían considerablemente, desde lo económico hasta el político o gremial (Lattuada et al., 2013).

Por último, otra cooperativa de trabajo que realiza actividades en el MAC, es la Cooperativa de Trabajo El Abasto Ltda. Tiene su conformación registrada en el año 2005. En la actualidad hay alrededor de 300 socios flotantes y los dos principales referentes de la misma se dedican plenamente a la conducción de la cooperativa. Desde sus comienzos hasta ahora han crecido por la búsqueda de dignificar sus condiciones laborales. Surgen con la necesidad de algunos changarines de tener una cooperativa que responda a sus reclamos porque como trabajadores sentían que las otras experiencias asociativas que había, no cumplían su función como tales. Como explica Cabrera (2012)[13] en el video de YouTube “Soy Changarín”, a lo largo de sus años han buscado mejorar la situación de sus asociados a través de diversas maneras, como el monotributo social, gestionar para que haya un Centro Educativo de Nivel Medio para Adultos (CENMA) en el MAC, seguro de vida, entre otros. Desde su conformación han tenido un recorrido de mucho crecimiento como cooperativa y en la actualidad se encuentran dentro de las dos cooperativas de trabajadores de carga y descarga del MAC con la formalidad correspondiente a la solicitada por la municipalidad. 

Podemos concluir que existen diferentes procesos históricos que afectan a las organizaciones cooperativas. En este sentido, las cooperativas de trabajo resaltan para muchos investigadores y cientistas sociales por el proyecto democrático involucrado en su funcionamiento (posibilidades más directas de participación en la propiedad, en la toma de decisiones y en la distribución de excedentes). Con el objetivo de conceptualizarlas, podemos decir que,

Las cooperativas de trabajo son empresas autónomas en las cuales el poder de decisión corresponde a todos sus asociados; cuentan con un capital social y un número de miembros variable y la condición de asociado se alcanza en la medida que el miembro se desempeña como trabajador” (Vuotto, s.f, p.54).

De esta manera, las cooperativas de trabajo se caracterizan por ser la principal fuente de renta para el asociado y por su capacidad de aglutinar a sus miembros a un proyecto colectivo compartido. Pero, al igual que en otras cooperativas, en las de trabajo las actividades económicas y la membresía son las instancias de encuentro entre las funciones sociales y económicas implicadas (Fairbairn, 2005). Estos procesos y diferencias entre las mismas, nos lleva a pensar en la diversidad y da lugar a visiones diferentes del cooperativismo. En este sentido, uno de los principales desafíos radica en la capacidad de los trabajadores para articular, en cada empresa, las metas sociales que se obtienen por medio de actividades económicas. Es necesario combinar una lógica empresarial con la lógica solidaria prevaleciente, de manera tal que la propia cooperación funcione como vector de eficacia económica; produciendo efectos tangibles y beneficios reales, en comparación con la acción individual y la cooperación técnica no solidaria.

Recorridos, perspectivas y gestiones cooperativas

En este apartado nos centraremos en las cooperativas El Abasto (EA) y Riveras del Suquía (RS), por ser las cooperativas de los trabajadores de carga y descarga que se encuentran registradas en la actualidad. A través de ellas tomaremos las voces de sus referentes, buscando describir las actividades que llevan a cabo, sus objetivos o visiones y los contactos que generan, intentando identificar sus sentidos sobre el cooperativismo. Además, buscamos introducirnos en algunas discusiones en torno a los trabajadores de carga y descarga, dado que consideramos que el desarrollo de estas organizaciones está intrínsecamente relacionado con sus asociados y el medio en el que desarrollan su actividad.  

Para comenzar, podemos observar que dentro de una misma figura como es el cooperativismo, se inscriben diferentes experiencias laborales de los changarines al interior del mercado. Si bien ambas cooperativas surgen después del 2003 impulsadas por un contexto macroeconómico y político significativo para el cooperativismo, las trayectorias laborales de las personas que impulsan las cooperativas influyen en las estructuras internas de las mismas y en las relaciones con sus asociados.

En el predio del MAC hay un total cercano a las 2500 personas realizando labores en diversos horarios; de las cuales, entre 500-700 son trabajadores de carga y descarga. Estas personas son denominadas coloquialmente como “changarines”, dado que llevan a cabo tareas que durante mucho tiempo se han considerado changas, e incluso, en la actualidad, lo siguen considerando así. Esto trae aparejado una discusión sobre las condiciones laborales con las que cuentan y los prejuicios hacia esta actividad, entre quienes son parte del mundo de estos trabajadores, y quienes componen sus asociaciones cooperativas. 

Con Antunes (2007) vemos que en el siglo XXI hay una nueva morfología del trabajo, que profundiza cada vez más el deterioro de las condiciones laborales siendo característico la superficialidad y perennidad del mismo. La erosión del trabajo contratado y reglamentado, propio del siglo anterior, se evidencia en las tercerizaciones, flexibilizaciones, el trabajo part-time y las diversas formas de emprendedorismo, cooperativismo, trabajo voluntario, tercer sector, entre otros (Vasapollo, 2005 citado en Antunes, 2007). El concepto de flexibilización laboral desde Antunes (2007), hace referencia a la derogación de las leyes de protección laboral que encontramos en el proceso de precarización estructural del trabajo, o desmonte de la legislación social protectora del mismo.

En este sentido, existen diferentes situaciones respecto a los integrantes de las dos cooperativas. Por un lado, EA está conformada por trabajadores changarines, que son altamente precarizados, lo que la diferencia de RS, respecto a sus discusiones por conquistas laborales. Así el proceso de organización y gestión difiere en sus estructuras internas debido a los sujetos que las componen. Existen dentro de una de las cooperativas sectores populares organizados como changarines (EA) y, en la otra, un sector organizado no changarín que cuenta con diferentes conocimientos de gestión (RS). En un caso, hay un proceso de acumulación de contextos marcados por fuertes desigualdades laborales donde se busca la reproducción de la vida económica con cierta urgencia y, en el otro, hay una estructura externa de organización cooperativa mayor pero con un incipiente alcance a sus socios.

Por consiguiente, identificamos que el trabajo como actividad realizada por una o varias personas con la utilidad de satisfacer necesidades, tiene la finalidad de prestar un servicio o producir un bien exterior al sujeto que lo produjo. Cuando se realiza con el objetivo de obtener a cambio un ingreso en calidad de empleador, asalariado o cuentapropistas, estamos en presencia de un empleo. De esta manera, ambas cooperativas presentan diferentes vivencias respecto al empleo que realizan, pero comparten esas ideas sobre el trabajo orientadas a la dignificación como changarín. Sin embargo, difieren en cuanto al modo de comprender y ejercer el cooperativismo signado por sus experiencias como trabajadores que las componen.

Como mencionamos anteriormente, tienen un recorrido histórico y una estructura que distan mucho entre sí. Si bien ambas cooperativas bregan por el bienestar de sus asociados, sus recursos y sus relaciones con otras instituciones del MAC, sus visiones sobre el cooperativismo, influyen en sus posibilidades y la manera de llevar a cabo sus funciones. El hecho de que EA surja desde los mismos trabajadores configura una visión distinta a la de RS que es solicitada por Mercoop y que tiene una trayectoria en otros rubros. La primera, cree en las asambleas y en la construcción de una empresa con propiedad social, democráticamente dirigida por sus socios. Como expresa Alderete, uno de sus miembros:

el cooperativismo es la ayuda mutua, el apoyo de todos. Antes no se hacía nada en conjunto, había cooperativas que solo te alquilaban el carro, (…) no se hacían reuniones ni se contaba lo que hacía la cooperativa, pero ahora se hacen reuniones (…) y debatimos si está bien o no lo que hacemos y en base a eso se decide. Y eso es bueno, eso es cooperar, es cooperativismo, es ayudar y no siempre esperar que vengan y te estén dando. (Concurso CAC2012, 2012, 9m 11s).

Esto evidencia que EA tiene una visión del cooperativismo como una herramienta para resolver una situación de desvalorización de sus trabajos, resolver el hecho de no tener derechos mínimos como cualquier trabajador. Así es como, la situación caracterizada por trabajo informal y precario configura y estructura sus prácticas.

En torno a esta discusión, el delegado de la cooperativa RS, nos comentaba también, que el objetivo de la cooperativa es generar trabajo y reducir el número de trabajadores no registrados. Además, consideran que la denominación “changarín” no es apropiada ya que genera ciertas nociones por el resto de los actores del MAC que perjudican la valoración del trabajo; porque en la cotidianidad los trabajadores asisten todos los días, durante todo el año a trabajar; por lo tanto, no son changas lo que realizan sino que llevan a cabo las actividades de carga y descarga. Defienden como cooperativa que se los trate como trabajadores porque es la manera de que ellos comiencen a ser vistos como tales y, por consiguiente, reciban los derechos que merecen. En ese sentido, nos comenta que ahora están buscando la manera de gestionar una jubilación anticipada dado que realizan un trabajo desfavorable. Ello lo llevan a cabo en el marco de reafirmar la noción de trabajadores de carga y descarga y de la importancia y objetivo de la cooperativa de que se encuentren registrados como tales (Riveras del Suquía, comunicación personal, 5 de marzo de 2021).

Riveras del Suquía sostiene que la función de la cooperativa es tener la responsabilidad de los trabajadores, brindarles las mejores condiciones. No obstante, promueven una perspectiva empresarial, ya que tienen en cuenta que deben brindar soluciones también para sus clientes, es decir, para quienes contratan a los trabajadores registrados en ella. De esta manera, asumen una responsabilidad institucional hacia sus clientes y responden por sus trabajadores. Nos comentaba el delegado que sus socios no pueden hacer juicios laborales a un cliente donde la cooperativa tiene un vínculo, es decir, a los puesteros o verduleros.

Una de las razones por las que la municipalidad llama a licitación para que ingrese la cooperativa se vinculó a situaciones conflictivas previas entre los trabajadores changarines y otros actores del MAC, debido a que no estaban especificadas las relaciones contractuales entre los mismos. La diferencia de surgimiento de RS hace que esta cooperativa tenga un poco resueltas las relaciones con otros actores dentro del predio, como con la cooperativa Mercoop. Esto se traduce en los modos de operar y de gestionar recursos. Teniendo en cuenta la diferencia en la composición de sus trabajadores, sucede que RS incorpora a otros trabajadores como son los embaladores. Uno de ellos nos comentaba:

Yo trabajé en un puesto como empleado por dos años y después me fui, renuncié. A los años el puestero me volvió a llamar porque necesitaba alguien de confianza que le embale, y ahí me dijeron anotate en la cooperativa. (Embalador, comunicación personal, 5 de marzo de 2021)

En síntesis, observamos que para RS tanto su visión como su principal actividad es la ubicación de la mano de obra por medio de demandas por parte de puesteros y verduleros, que requieren de la carga y descarga u otros trabajos relacionados. En ese sentido, existe en su interior, una distinción en su gestión ya que cuentan con un área de recursos humanos que les ayuda a seleccionar a los trabajadores para cada puesto, haciendo los contactos en primera instancia, y luego cuando los puesteros y verduleros ya conocen a los trabajadores, corre por cada uno la contratación laboral. Sus acciones se concentran en hacer primeros contactos con los demandantes de trabajo para ubicar y asegurar el trabajo a sus asociados.

A diferencia de la cooperativa RS, para El Abasto lo principal es disputar el precio de la descarga y contar con los medios para desarrollar el trabajo del changarín, por lo cual, esta organización brinda carros y de esa manera trabajar mejor para ganar más dinero, a la vez que logra ubicar a sus asociados para la descarga fija de camiones, asegurando el trabajo en la semana para el changarín.

Podemos observar a través de la composición de las cooperativas cómo se presentan distintas gestiones y actividades que se ponen en juego. La distinción del trabajo en la denominación como changarín o como trabajador de carga/descarga de bultos, tiene distintas significaciones según las vivencias de los actores. Para RS plantean al trabajador como operador calificado y hablan de trabajador de carga/descarga (Riveras del Suquía, comunicación personal, 5 de marzo de 2021). Sin embargo, para la cooperativa EA hablan de ser changarín como un conocimiento situado y otorgan a la palabra un sentido positivo que constituye una identidad atravesada por una vivencia y una experiencia, ya que “ser changarín” se aprende en el mercado, como expresa Alderete en el audiovisual “Soy changarín”: 

Ser changarín, aunque suene mal, es el último recurso cuando te quedas sin trabajo, vas al mercado a ser changarín, que es un trabajo personalizado entre el verdulero y el changarín, uno carga y el verdulero te paga por la carga. Y ser changarín, es un trabajo, por ahí la palabra viene de changa pero en realidad es un trabajo como cualquier otro. (Concurso CAC2012, 2012, 2m 55s).

Las diferencias en las gestiones de las cooperativas reflejan distintas pragmáticas vitalistas (Gago, 2014) que encontramos dentro del mismo mercado. Por un lado, referentes de trabajadores precarizados que luchan principalmente por estar formalizados sin necesariamente cuestionar las actividades propias del “hacer changas”. Por el otro, la prioridad está en el reconocimiento por parte del resto de los actores del MAC en las labores de estos trabajadores en calidad de tales; para luego luchar por un estatuto de derechos de igual envergadura que un trabajador formal. Podemos pensar de esta manera, en una “racionalidad desde abajo que negocia beneficios en ese contexto de desposesión, en una dinámica contractual que mixtura formas de servidumbre y de conflictividad” (Gago, 2014, p.11).

Debemos resaltar que la participación activa de quienes presiden la cooperativa de changarines EA para gestionar y organizar se ha vuelto su modus operandi. De esta manera, se despliegan diversas estrategias para conseguir satisfacer los derechos laborales que la informalidad no les brinda y actúan sobre las distintas necesidades que encuentran más urgentes o factibles de realizar. Lo que sostiene a las cooperativas es la pertenencia voluntaria a las mismas, vistas como la posibilidad de mantener el trabajo en contextos poco favorables. Estas cooperativas serán medios para subsistir, en la búsqueda de un bienestar económico y social de algunos de sus referentes, quienes se resocializan laboralmente en un sistema que los expulsa del mercado formal. El rol de la cooperativa como explica Cabrera, uno de los referentes de EA en el programa transmitido por YouTube, es: 

Asociar gente e incorporar a un seguro de vida, de la salud y nosotros le damos los carros para que ellos puedan trabajar. Nosotros pasamos los precios de los bultos a los puesteros, de aquellos que tenemos incorporados a la descarga, entonces ese changarín puede ganar más, tiene trabajo casi todos los días. (Con sello propio TV, 2020, 9m 31s) 

Las distintas trayectorias de organización, unos internos al MAC y otros externos que hacen que la cooperativa RS presente diferentes recursos respecto a la formalización de la cooperativa tanto en la composición de trabajadores calificados según áreas al interior de la misma como en la composición de sus delegados. Su razón de ingreso hace que para RS la reivindicación principal del trabajo del changarín tenga como objetivo satisfacer diferentes necesidades de los asociados en relación a los derechos laborales a largo plazo. Esto opera de manera diferente en la gestión de las cooperativas respecto a las actividades que desarrollan internamente.

En contraposición EA aún hoy se encuentra en la búsqueda del fortalecimiento como organización en relación a su adecuada formalización legal, lo que la lleva a buscar y establecer relaciones con otras instituciones y entidades por fuera del mercado. Los vínculos por fuera del mercado para la cooperativa EA les permitieron lograr capacitaciones respecto a su gestión y administración, como también, la obtención de recursos económicos. Orlando Collato, el tesorero de la cooperativa El Abasto dice:

Somos trabajadores de clase baja, que no teníamos ni un peso pero formamos la cooperativa, nos costó mucho pero hicimos curso de capacitación. Lo primero fue en el colegio Manuel Belgrano que fue una tecnicatura de nivel terciario, en cooperativas y mutuales, y nos dio la oportunidad porque Peco no había terminado el primario y yo el secundario, pero nos dieron la oportunidad a pesar de ello y eso nos permitió aprender cuáles son las bases de las cooperativas. Después de otras capacitaciones, nos eligieron en Argentina Solidaria, que era un convenio entre Argentina y Canadá, que buscaban el fortalecimiento de la economía social en Argentina en un momento de crisis, y nos capacitamos dos años en ese proyecto en la Facultad de Economía. (Concurso CAC2012, 2012, 4m 05s)

De esta manera, que los propios trabajadores se organicen otorga cierto capital para reivindicar el trabajo cooperativo. Esto les permite, hacer contactos con instituciones académicas que trabajan impulsando experiencias cooperativistas, que devino en el acceso a seguros de vida y monotributo social, además de la formación en cooperativismo para sus referentes. Esto trajo aparejado la posibilidad de recurrir a préstamos a partir de programas nacionales e internacionales que impulsan el cooperativismo. En este sentido, Magnano et al. (2008) afirman que:

Herramientas que son impulsadas desde el Estado son apropiadas, a través de programas que incluyen apoyos de diverso tipo: capacitación, asistencia técnica, asistencia financiera, etc. Surgen como parte de políticas públicas estatales dirigidas a la Economía Social posteriores a la crisis del 2001 que han girado desde el enfoque de la economía clásica, hacia el llamado “enfoque de la economía plural” buscando la integración armónica del mercado, el Estado y la economía solidaria (p.2).  

Fue así que la cooperativa EA logró concretamente adquirir capital para la compra de herramientas de trabajo aplicada en la producción de carros. El servicio de alquiler de éstos se presenta como una mejora y una manera de ubicar a los trabajadores que ya están en condiciones de jubilarse debido al desgaste físico que produce la actividad del changarín, así algunos trabajadores pueden seguir haciendo otras tareas para tener un sustento.

Otras gestiones por parte de la cooperativa EA estuvieron atravesadas gracias al conocimiento de ciertas situaciones que se presentan en el desarrollo de su actividad laboral como changarín, como es el caso del servicio del Fondo Solidario que brinda la cooperativa desde el año 2012.

Y lo que logramos a través de debates, es un fondo solidario, nosotros tenemos un seguro de accidente de trabajo, pero el compañero que estaba tres, cuatro meses sin trabajar, el seguro le pagaba solo si quedaba rengo o algo grave. Pero si quedaba bien le pagaba los medicamentos y la atención médica pero los días que no trabajaba no le pagaba ¿Y qué comía el changarín? Porque el changarín trabaja por día y si no, no comía ni él, ni su familia. Y entonces comenzamos durante ocho meses poniendo un peso por día entre los compañeros y después de los 8 meses abrimos la caja y ahí hicimos una asamblea y ahí salió lo del Fondo Solidario. (Concurso CAC2012, 2012, 6m 20s).

Al respecto, Vuotto (s.f.) sostiene que las cooperativas contienen dos estructuras distintas al mismo tiempo, ya que es una asociación de personas que requiere de una estructura democrática, y también una empresa similar a otras empresas privadas. La tipología de esta autora nos permite mirar estas organizaciones desde la diversidad de maneras en que pueden existir y configurarse. Según el papel de los miembros de la empresa cooperativa, esta autora realiza cuatro caracterizaciones. A la primera, la define como una modalidad organizacional netamente empresarial donde se privilegia el derecho de propiedad sobre los derechos de los socios trabajadores. Priorizan el desempeño económico en detrimento de las variables socio-organizacionales, donde los principios cooperativos y sus estatutos se presentan como mera formalidad. La segunda, o tipo 2, son organizaciones donde se afirman los rasgos de identidad con la economía social, llegando a un equilibrio cooperativo. El tercer tipo, aplica a las instituciones originadas por terceros para precarizar el trabajo, evadir costos sociales e impuestos y recurrir al esfuerzo del trabajador como variable de ajuste económico. Por último, el cuarto tipo, corresponde a las organizaciones que priorizan los derechos del trabajador con una lógica de acción reivindicativa gremial, que apunta al desarrollo de una política igualitaria y conservación de la solidaridad.

Dada esta tipología, si bien estas cooperativas no se encuentran plenamente en ninguna de ellas, sino que apropiadamente tienen rasgos compartidos entre varios, nos resulta de gran utilidad para expresar las diferencias entre sí. Podemos permitirnos, en base a lo expuesto, mencionar que la cooperativa Riveras del Suquía se acerca al tipo 1 porque el aspecto socio-organizacional se aleja de la estructura democrática respecto a sus socios. De esta manera, los principios cooperativos se encuentran relegados en pos de un crecimiento empresarial que abarca muchas áreas de trabajo (construcción, jardinería, carga y descarga, etc.). Puede pensarse, incluso, que tiene una manera de desempeñarse más parecida a una consultora con lógicas empresariales que a una cooperativa que busquen reafirmar la identidad de economía social. Por el contrario, la cooperativa El Abasto creemos que se acerca más al tipo 4 dado que la solidaridad se encuentra como eje a partir del cual ha surgido y ha crecido. Interpretan a la cooperativa como una herramienta para la reivindicación de sus trabajos y para llevar a cabo la defensa de sus derechos laborales.

Desde estas cooperativas podemos pensar que la expresión economía social contiene diversos significados y sentidos que aún hoy están en discusión. Las expresiones de la economía social pueden pensarse por rasgos comunes que tienen las organizaciones según los objetivos de la actividad que llevan a cabo y el modo en que se organizan. Principios como: la prestación de servicios a los miembros por encima del lucro, la autonomía de gestión, un control democrático, y que las personas y el objeto social se sobrepongan al capital, son importantes para pensar a la economía social y sus características. Sin embargo, en la realidad empírica la idea de economía social es más amplia que el sector sin fines de lucro (Non-Profit Sector, en inglés), que “no excluye la búsqueda de ganancia si su asignación y modos de gestión de la empresa son no capitalista” (Defourny, 2013, p. 168).

Siguiendo esta discusión lejos estamos de definirnos al respecto, pero sí encontramos en común desde las voces de los referentes o delegados de las cooperativas, que existe el reconocimiento de un contexto que genera fragmentación del mundo cooperativo, donde la estigmatización opera en los trabajadores como resultado de las interacciones cotidianas en el universo del MAC.

El cálculo es puesto como condición vital en un contexto en el cual el Estado no garantiza las condiciones de competencia neoliberales prescriptas por el modelo ordoliberal. En estas formas de hacer, el cálculo asume cierta monstruosidad en la medida que la empresarialidad popular está obligada a hacerse cargo de condiciones que no le son garantizadas (Gago, 2014, p.13)[14]

A partir de lo cual, y en consonancia con Gago (2014), sostenemos que el contexto de desarrollo de las interacciones cotidianas dota de cierta especificidad al cooperativismo para llevar a cabo sus gestiones presentando ciertos límites al accionar de las cooperativas de changarines.

La mesa de trabajo, ¿una herramienta política o de mercado?

La mesa de trabajo del MAC es una instancia de reunión que viene realizándose desde hace más de cinco años entre sus principales actores económicos. Esta se encuentra conformada por la cooperativa Mercoop (que representa a operadores permanentes), la Asociación de productores de la provincia de Córdoba (representativa de operadores o quinteros temporarios), la Cámara de Operadores del Mercado de Abasto (que son también operadores permanentes), la municipalidad y las cooperativas de changarines Riveras del Suquía (RS) y El Abasto (EA) y tiene el objetivo de generar un espacio de diálogo intersectorial con el fin de articular la convivencia interna del MAC.

En este apartado nos interrogamos acerca de ¿es la mesa de trabajo una herramienta política de los trabajadores changarines o es una herramienta económica del mercado? ¿Qué permite disputar y qué deja por fuera? Nos preguntamos sobre cómo se posicionan las cooperativas entre sí, qué condiciones entran en juego al relacionarse con otros actores al interior del MAC. ¿Existe una institucionalidad diferente operante a la hora de pensar los conflictos entre las cooperativas de changarines, con la cooperativa de puesteros y la municipalidad?

Hasta ahora, pudimos observar procesos de conformación que se van modificando y adquiriendo distintos matices, donde las heterogeneidades en las experiencias y vivencias nos hace difícil poder hablar del cooperativismo como un único movimiento al interior del mercado. Podemos observar cómo muchas veces hay modos de organización con impulsos cooperativos que no resisten la forma jurídica ya que carecen de recursos administrativos y económicos; mientras que otros si cuentan con ellos y se insertan con una posición hegemónica. Otros actores también cuentan con estos recursos pero no tienen procesos de organización interna con los actores a quienes representan.

En este sentido, el espacio de la mesa de trabajo del MAC permite observar una forma de ejercicio de articulación de lo público y privado, constitutivo de luchas y conflictos. En la mesa de trabajo están representados actores que cuentan con diferentes modos de organización desde diversos procesos históricos asentados. Para pensar esta instancia de reunión es necesario mencionar acuerdos y desacuerdos que se producen a la hora de “sentarse a discutir”.

Como mencionamos anteriormente existen acuerdos políticos-administrativos entre la cooperativa Mercoop y la municipalidad, que van desde la conformación de dicha cooperativa en los años 90 hasta la actualidad. Esta cooperativa representa a un grupo nucleado por un objetivo de gestión común que cuentan con capital económico y político de organización, siendo el principal actor al interior del MAC ya que toma decisiones trascendentales. La relación entre estos dos actores presenta momentos de conflictos como también de acuerdos, sin embargo, Mercoop como la Cámara tienen más peso en esta correlación.

Respecto a las dos principales cooperativas de changarines encontramos diferentes relaciones y abordajes del cooperativismo que están atravesados por los vínculos con Mercoop y la municipalidad.  La incorporación de RS hace que se incorpore a la mesa con intereses de crecimiento como institución buscando ordenar el trabajo cooperativo del changarín. Opera, desde su parte, un discurso del ordenamiento que hace emerger vínculos mancomunados con Mercoop; que dota de una mejor posición a esta cooperativa a la hora de participar en la mesa.

En detrimento, la otra cooperativa de changarines, EA, no cuenta con los mismos beneficios frente a la mesa, por iniciarse y estar conformada plenamente por changarines, busca como principal interés ante la mesa de trabajo, la discusión más inmediata de mejorar el precio de la descarga del bulto ya que lo consideran como lo más urgente para el trabajador. Esto hace que no solo existan diferentes prácticas, discursos e imaginarios para con los otros actores de la mesa, sino también entre sí. Si bien RS reconoce respecto a la otra cooperativa la potencialidad del espíritu cooperativista, considera que le faltan figuras de gestión y administración (Delegado de Riveras del Suquía, comunicación personal, 5 de marzo de 2021).

Las lógicas de las prácticas del mercado condicionan y afirman los límites de los actores más vulnerables, para una transformación de su situación por medio de los mecanismos políticos estipulados. Existe una diferenciación de clases que se ejerce a partir del poder político y económico en el mercado. En este esquema desde la cooperativa EA no hay posibilidades factibles, para los “líderes” o referentes de las cooperativas de changarines (o por lo menos los actores no creen que las haya), de ocupar cargos políticos o administrativos por fuera de sus cooperativas.

Sucede que existen diferentes imaginarios sobre los grados de institucionalización respecto a los actores que conforman la mesa, que impactan en sus relaciones. Emergen relatos y vivencias entre sí que ponen en discusión relaciones más o menos establecidas sobre “el cooperativismo”. Lo formal/informal como un discurso desde el sentido común, se pone en juego respecto al posicionamiento al interior de la mesa. Lo cual, evidencia las heterogéneas formas de cooperativismos que existen al interior del MAC. Como dice Gago (2014):

Las lógicas barrocas, de composición heteróclita son dinámicas expresivas de una actualidad social-política-económica que recupera memorias de largo plazo a la vez que se muestra desenfadadamente flexible para hacer ciudad, negocios, política y despliega, así, una disputa por la idea misma de progreso, en su acepción puramente acumulativa y lineal. (p. 304)

Si bien el discurso del “deber ser cooperativo” no es necesariamente ilustrativo de realidades respecto al cooperativismo ya que en la realidad empírica las cooperativas se van desarrollando “en un determinado espacio histórico, político, económico e institucional que se va transformando a lo largo del tiempo” (Lattuada et al., 2013, p.78). Sin embargo, existen diferentes legitimaciones sobre el “ser cooperativo” que se ponen en juego dentro de la mesa de trabajo del MAC. Los discursos de las cooperativas como forma jurídica más o menos legitimadas genera acciones e imaginarios a la hora de pensar la relación entre las cooperativas y otros actores que lo integran. Por consiguiente, se discute la institucionalización de las cooperativas, respecto a qué es lo que tiene más peso, si aquella que la adquiere por licitación municipal desde el Estado o la impulsada por la organización de los propios actores. 

En definitiva, el neoliberalismo como racionalidad en el sentido foucaultiano (Gago, 2014) como una gubernamentalidad que no solo es “desde arriba” sino que es apropiada desde “abajo,” es presentada como parte de procesos polivalentes y situados que pueden pensarse para nuestro estudio de caso. La mesa ejemplifica una de las formas en que el neoliberalismo se ejerce como una síntesis política que expresa una conjunción de formas polivalentes de actuar, y ejercer vivencias que nos permite pensar cómo el neoliberalismo atraviesa y moldea las relaciones entre las cooperativas del mercado de abasto, y sus prácticas cotidianas. 

Las consecuencias de la normativa municipal en la organización de los trabajadores changarines contribuyen a perpetuar las relaciones económicas y de poder asimétricas entre los actores del mercado. Si bien la mesa es una instancia de reconocimiento, una fuerte estigmatización opera a la hora de participar, los trabajadores changarines de acuerdo al ámbito en que se desenvuelven deben buscar el reconocimiento de dicha actividad. Las desigualdades no solo afectan la actividad de los individuos, sino que también influye en la manera en que estructuran su trabajo cotidiano. El trabajo asalariado sirve como un proyector de subjetividades que pesa en las reivindicaciones, afectando de manera diferente a los distintos integrantes que la componen (De la Fuente Goldman, 2019).

 Si bien el contexto es limitante, las cooperativas de changarines como espacios políticos que se encuentran con disputas tanto hacia dentro como entre ellas, pero que presentan distintas potencialidades de organización. La mesa de trabajo es una herramienta de articulación intersectorial que permite la relación entre actores que forman parte del mundo cooperativo; lo cual aporta en la visibilización de sus conflictos. Desde las cooperativas de changarines instan a poner en agenda realidades, vivencias y reconocimientos de estas. Todo ello también supone instancias de diálogos previos entre las mismas que da lugar al reconocimiento mutuo como sector dentro de la mesa. El concepto de gubernamentalidad que utiliza Gago (2014), nos ayuda a pensar a la población no tanto desde la soberanía popular sino desde una potencia popular pragmática que contempla las transacciones cotidianas entre el gobernado y el gobernante.

Los gobernados no son el pueblo, sujeto ideal de una soberanía unitaria sintetizada en el Estado. Son quienes saben lidiar (apropiarse, rechazar, negociar) con los mecanismos de gobernabilidad de los que son objeto. Por lo tanto, la democracia depende de la agencia política de aquellos a quienes van dirigidos esos conocimientos o técnicas de gobierno. La democracia no puede dejar de estar determinada por la práctica de la gubernamentalidad y, en ese punto, la profundización democrática pareciera ser ineludiblemente una disputa al interior de esa gubernamentalidad (Gago, 2014, p. 282).

La mesa de trabajo nos resulta ilustrativa para pensar la potencialidad y límites que traen aparejadas las cooperativas de changarines en el MAC. Se presenta como un ejemplo para pensar cómo conviven Estado, mercados y prácticas de cooperación en un caso local. Lo local y lo global conviven e interactúan situadamente conformando ciertas geometrías del poder (Massey, 2008). Esta experiencia es atravesada por el neoliberalismo “como un conjunto de saberes, tecnologías y prácticas que despliegan una racionalidad de nuevo tipo que no puede pensarse sólo impulsada ‘desde arriba’; los poderes vienen de arriba y operan simultáneamente desde abajo” (Gago, 2014, p.9)

No es solo una cuestión de changas: experiencias del mercado de trabajo

En este apartado nos preguntaremos respecto a ¿Qué tipo de experiencias y representaciones atraviesan a los trabajadores changarines? ¿Cuáles son las bases sobre las que se asientan estas cooperativas que forman parte de un determinado mercado de trabajo? Indagar respecto a los puntos de vista, significados y los testimonios de los propios trabajadores nos resulta fundamental como cierre para pensar las experiencias cooperativas del MAC. Observaremos trayectorias atravesadas desde distintas realidades de vinculación con el trabajo que hacen a su inserción en el mercado laboral del MAC. Comenzaremos describiendo las diferentes vivencias respecto a “ser changarín” y prácticas vinculadas a las cooperativas según las experiencias laborales previas.

Para ello, es importante pensar que lo político y lo económico se constituyen en el espacio del MAC como un conjunto de relaciones asimétricas, que se configuran históricamente, como un proceso que forma parte del capital global. La globalización se puede conceptualizar como una complejidad de geometrías del poder (Massey, 2008). El MAC es, entonces, un espacio local que contiene sus particularidades y es, a su vez, una expresión global del mundo del trabajo. Con lo cual, son las relaciones de producción capitalista las que construyen espacios, en donde los diferentes lugares exhiben distintas maneras de organizarse. 

Dentro de la división social del trabajo al interior del MAC los changarines quedan ubicados en los márgenes del proceso productivo, a pesar de ser un eslabón clave en la cadena de comercialización mayorista. El ser changarín supone encontrarse dentro del mercado de trabajo siendo parte de situaciones de exclusión y desprotección laboral que resultan de mecanismos propios de un modelo económico y sus respectivos resortes sociales. Lidiar constantemente con una suma de factores externos que imponen obstáculos y plantean desafíos, constituye subjetividades en constante disputa, con un contexto social que ha impuesto condiciones desfavorables y relaciones asimétricas (Gago, 2014).

El trabajo de carga/descarga de bultos en el MAC se caracteriza por ser llevado a cabo por trabajadores de sectores vulnerables de la población. Consiste en la carga/descarga de bultos de frutas y verduras que ingresan al mercado desde camiones (descarga) como desde el MAC a los vehículos de los compradores (carga), para lo cual utilizan carros de arrastre. Los objetivos que persiguen las cooperativas no son los mismos que plantean sus asociados. 

El “ser changarín” es una posición estructural de clase tanto al interior del mercado como por fuera de él; caracterizada por la urgencia ante la necesidad de trabajo. Las prácticas desarrolladas para reproducir sus vidas se inscriben en el ámbito de la precariedad laboral. Incluso, al recorrer el MAC a simple vista pueden observarse un gran número de trabajadores con sus carros, sin embargo, al indagar sobre ellos pudimos observar distintas experiencias laborales, algunas relacionadas con instancias de organización colectiva y otras donde se quedan por fuera de esas lógicas. Por otra parte, también encontramos distintos escenarios entre los changarines según su trayectoria en esa actividad; donde los años que llevan desarrollando las labores como la edad que tienen, entre otras, son recurrentes a la hora de hablar sobre sí. El espacio supone una complejidad de vínculos, de prácticas, intercambios, donde los lugares tienen muchas identidades aparejadas. Para Massey (2008) existe vinculación entre el espacio y el poder, en él se integran la posibilidad de múltiples trayectorias, ya que lo considera como un sistema abierto en un continuo proceso de transformación, es decir, es “un proceso en proceso”, siendo una potencialidad y, a la vez, un límite. 

El “ser changarín” supone un conocimiento situado, el conformar esta actividad laboral requiere de adquirir saberes desde el habitar. A muchos de los changarines les resulta difícil pensarse como trabajadores debido a la marginalidad extrema del mundo laboral en la que se encuentran. Sin embargo, algunos reafirman su identidad “changarín” a partir de la inserción que tienen en el MAC con puesteros y verduleros, sabiéndose un eslabón muy importante en la comercialización. Otros, también reconocen su participación y reafirman su posición en el MAC a través de las cooperativas.

Al hablar con ellos, en algunos casos encontramos en la actualidad trabajadores con otras experiencias laborales, principalmente entre los que hace poco tiempo que han ingresado al mercado. Generalmente, llegan por un conocido o amigo como, por ejemplo, el hecho de trabajar en una verdulería les hizo conocer el mercado, viendo la posibilidad de hacer la carga por su cuenta a otros comerciantes. Los jóvenes con pocos años de trabajo en el MAC, menos de 5 años, relatan que aspiran a mejores trabajos. En este sentido, respecto a las cooperativas no ven necesario el formar parte de ellas, y solo alquilan carros diariamente para desarrollar su trabajo y ni siquiera saben sus nombres.

En otros casos, existen trabajadores que hace más de 5 años que están en el mercado, que recuerdan experiencias previas, incluso, llegan a añorar otras experiencias de empleo, pero las búsquedas frustradas, les otorga una actitud menos idealista respecto a los trabajos que pueden llegar a desarrollar a futuro. En algunos casos, han recurrido a las cooperativas para ingresar a trabajar al MAC debido al alquiler de carros que les ofrecen, aunque no participan de la misma, salvo en ocasiones como las reuniones de fin de año.

Otras trayectorias de trabajo más prolongadas en el tiempo, entre 10 a 20 años, demuestran diferentes conocimientos respecto a su actividad laboral como también a la adquisición de su propio medio de trabajo. Algunos changarines se han incorporado desde jóvenes por familiares. También, hacen referencia a que llegaron al mercado por situaciones de desempleo ante la crisis del 2001, o incluso antes; y nos comentan que fueron anteriormente incluidos en el trabajo formal. 

Existen changarines con muchos años de oficio, más de 20 años, que vienen desde el viejo mercado de abasto, esto hace que por lo general cuentan con sus propios carros. Según sus expresiones no requieren de las cooperativas, solo acceden al servicio de guardar sus carros allí. En estos casos cuentan sobre el descreimiento respecto a las gestiones de las mismas, sintiéndose totalmente desprotegidos laboralmente. Algunos han formado parte de todas ellas. Sucede que se dan prácticas de fluctuación de una cooperativa a otra, como muestras de inconformidad con las mismas. Nos hablan de sentidos y significados relacionados a las gestiones de las cooperativas donde emergen sentimientos de inconformidad respecto a sus representantes. 

Encontramos en común entre los trabajadores de carga/descarga el hecho de ser solo asociados a la cooperativa, pero no activos. Las representaciones de las cooperativas están atravesadas por referencias de sus gestores, sumado a que se refiere a ellas respecto al nombre de la persona que es su referente, generalmente no conocen los nombres de las cooperativas. El cooperar presenta límites ante una cultura individualista operante en este contexto, donde las experiencias de socialización vividas por los trabajadores en el marco de la economía de mercado capitalista, hace que las relaciones laborales estén insertas en formas y significaciones de trabajo asalariado lo que vuelve difícil, particularmente en este caso atravesado por una espacialidad de mercado, la incorporación de lógicas de construcción cooperativa (Magnano et al., 2008). 

Sin embargo, se destacan desde los trabajadores el compañerismo entre los changarines “que ya se conocen”. También mencionan a otro trabajador como “hermano”, esto hace alusión a la idea de una igualdad o un sentimiento común. En otros casos, se encuentran relaciones de parentesco legados del oficio de “ser changarín”, ya sea por padres y hermanos que trabajan en esta actividad.

Asimismo, se producen conflictos y situaciones de competencia respecto a nuevos trabajadores que vienen a “ocupar” el puesto a quienes están hace más tiempo. Operan estigmatizaciones respecto a nuevos changarines que solo vienen a robar o “a echar moco al mercado”. Esto no sólo se da por otros actores del MAC sino que al interior de los mismos trabajadores. 

También suceden disputas en relación al precio de su trabajo. A través de ellos podemos observar que aquellos changarines con muchos años en el mercado que ya cuentan con clientela fija, pueden conseguir mejores acuerdos por su trabajo, a diferencia de los que recién ingresan, que deben ganarse la confianza de sus clientes para que les confíen la carga. Estos últimos, generalmente solo trabajan realizando la carga a los compradores. Quienes ya conocen no solo a los compradores, sino a los puesteros y quinteros también pueden variar el precio de su trabajo, siendo menor para éstos últimos si piden contratar su servicio para clientes. También, los changarines se suelen encontrar entre ciertos puestos o naves; esto sucede para que sus clientes los puedan ubicar. Así, varía el precio de la carga para quienes ingresan a comprar al MAC, entre $7 a $15 por bulto, obteniendo mejores precios de trabajo aquellos changarines que están hace más tiempo en el MAC. Por otro lado, dentro de este último grupo, pueden cobrar alrededor de $300 la carga completa del carro (que traslada entre 20-30 bultos). En el caso de los changarines con clientela fija hacen la devolución de vacíos, cobro que varía entre $100 a $200.

En cuanto a la descarga, según los datos obtenidos, es principalmente gestionado por la cooperativa EA, sin embargo, no sabemos con precisión cuál es el precio por la descarga del camión, si es por bulto o por rodado. Sin embargo, sabemos que es un precio mucho menor a la carga, debido a lo que nos contaban los trabajadores. La descarga puede variar de $3 a $5 el bulto, según el caso.

En síntesis, podemos observar a la hora de describir al trabajador changarín, distintas situaciones que van desde ser un oficio de generación familiar, de padres e hijos; diferencias en las ganancias por sus trabajos; sentidos de identidad con el “ser changarín”, principalmente por los referentes de las cooperativas; hasta la percepción de ser una salida laboral momentánea entre quienes recientemente ingresan a la actividad. Por lo que podemos reconocer diferentes capitales, entre aquellos changarines que son líderes o referentes cooperativos que ya no realizan carga/descarga de bultos sino que están a cargo de las gestiones de las cooperativas; entre los que hace más de 10 años que están en el MAC que cuentan con el recurso del carro propio, lo cual les permite mayor independencia ya que directamente pactan con verduleros conocidos la carga diaria, incluso, muchas veces ya los esperan con la mercadería cargada para que el verdulero despache rápido. Por último, aquellos que son socios de alguna de las cooperativas solo desarrollan la actividad de la descarga interna para los puesteros y quinteros del mercado, en horarios previos a la apertura, logrando trabajos seguros durante la semana aunque peor pagos respecto a la carga. Otros, con más de 5 años en el MAC tienen contacto con los operadores de las naves de quinteros buscándoles clientes. En general, en menor medida llegan al MAC por ser recientemente desempleados.

En la generalidad nos encontramos por parte del trabajador changarín con reivindicaciones comunes acerca de la necesidad de adquirir una mejor ganancia por el trabajo realizado al interior del MAC. Emerge una necesidad de reconocimiento por el tipo de actividad laboral altamente sacrificada. La precariedad es una situación presente en todos los trabajadores; permitiéndonos caracterizarlos como parte, desde hace décadas, del núcleo duro de sectores populares expulsados del mercado laboral formal. La clasificación de Neffa (2011) respecto al universo de este tipo de trabajadores expresa:

Dentro de los sectores más vulnerables y que constituyen poblaciones objetivo de las políticas de empleo están los jóvenes desertores del sistema educativo sin diplomas ni formación profesional, las mujeres jefas de hogar con familia a cargo y las que tratan de retomar el trabajo luego de una larga interrupción de la actividad (debido a la maternidad y el cuidado de niños de corta edad), los trabajadores de mayor edad, que fueron despedidos por los procesos de reestructuración productiva y el cierre de empresas, los desocupados de larga duración, los trabajadores migrantes con bajo nivel de calificaciones, y las personas desocupadas que reciben una ayuda social y son víctimas del proceso de “estigmatización” (p.77).

Si bien la estructura sobre la que se asienta el trabajo del changarín es altamente constrictiva, sin embargo, desde el concepto de geometrías de poder (Massey, 2008) pensar el carácter social del espacio como producto de las relaciones sociales que está abierto a la política (así como producimos al espacio podemos transformarlo) y, por ende, está empapado de poder social. Los límites son varios, pero también, una posibilidad de habitar el MAC para el trabajador changarín de acuerdo a sus trayectorias. Por lo que, según la antigüedad en que se ejerce la actividad, los vínculos intrafamiliares, la posibilidad de contar con carro propio o alquilado hace que exista cierta pragmática vitalista (Gago, 2014) que presenta diferentes potencialidades. No es menor la capacidad de agencia que despliegan estos sujetos que todos los días tienen que “luchar”, a través diversas estrategias, por su trabajo y el precio del mismo. Como refiere, Collato, uno de los referentes de la cooperativa EA:

Somos un eslabón dentro de la cadena de servicios alimenticios que es muy fuerte porque recibe la verdura del Mercado de Abasto, la acomoda en los puestos y carga a las chatas y a los camiones, que abastecen a toda la ciudad de frutas y verduras, así que no es cualquier trabajo ni cualquier changa tampoco. (Concurso CAC2012, 2012, 11m 56s).

Como señala Neffa (2011):

El desafío se trata de que como trabajadores vuelvan a formar parte de la población económicamente activa antes de pasar a la condición de desocupados de larga duración inempleables y quedar excluidos. El trabajo y el empleo son los grandes integradores sociales. Su ausencia no es sólo de ingresos, provoca un deterioro físico, psíquico y mental. La vida humana está allí en juego. (p.81)

A modo de conclusión

Si bien muchas veces puede pensarse al cooperativismo como una manera de revertir la lógica capitalista de trabajo. Otras veces, podemos observar que, a partir de regulaciones e intervenciones de los Estados, se apunta más a contener calculadamente a la masa marginal de trabajadores, que a transformaciones emancipatorias procurando “reducir la pobreza y romper su círculo intergeneracional” (Marco de políticas para desarrollar la ESS, p. 41).

Este capítulo dista de plantear una solución o visión integral respecto al cooperativismo ya que creemos en la particularidad de cada expresión. Sin embargo, es importante visualizar la particularidad de nuestro caso. Los problemas estructurales de las cooperativas de trabajo, centrados en su financiamiento, costos y ciertos contextos para su desarrollo generan dificultades sustanciales para avanzar en la conquista, expansión y apropiación de nuevos derechos y beneficios; como la consolidación de su naturaleza asociativa democrática en el marco estructural más amplio de sus metas sociales y laborales. Nuestro caso caracteriza un escenario del cooperativismo de trabajo, signado por relaciones entre el Estado y el mercado atravesados por el trabajo precario, coyuntural, limitado, arbitrario y asimétrico.

Consolidar la autonomía de estas experiencias requiere repensar estos ejes señalados por problemáticas, que afectan su funcionamiento y evolución, desde una mirada integral del mercado laboral. Desde respaldos institucionales orientados en alcanzar objetivos siempre contenidos en los enunciados y prescripciones que le dan origen y definen el marco legal de sus existencias, desde perspectivas que tengan como metas la eliminación del desempleo, la flexibilización y la precarización del trabajo. Es importante pensar soluciones desde políticas situadas desde las particularidades de estos sujetos, donde es necesario identificar, cuáles son las relaciones entre lo que rodea a las cooperativas y su desempeño internamente. Siguiendo a Lattuada et al. (2013) podemos pensar que:

No hay una fórmula, creo que cada caso debe ser estudiado en sus características y buscar qué es aquello que se prioriza en beneficio de lo que originalmente se buscaba con la cooperativa, que es un instrumento solidario de cooperación para que aquellos que tienen pocos recursos puedan mejorar su situación económica. Creo que ese es el horizonte que no hay que perder de vista. Y todo lo demás es más bien coyuntural, desde el punto de vista de los principios, de las acciones. Lo que creo es que no hay que perder de vista que la cooperativa es un instrumento para mejorar las condiciones de vida de aquellos que tienen menos. (p. 79-80)

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Riveras del suquia (s.f) Conoce sobre nosotros. [Pagina web] http://riverasdelsuquia.com.ar/nosotros/


  1. Utilizaremos la abreviatura MAC, para referirnos al Mercado de Abasto de la ciudad de Córdoba.
  2. Changarines es el término con el que coloquialmente se denomina a los trabajadores de carga y descarga de bultos en el Mercado de Abasto de la ciudad de Córdoba. Elegimos denominarlo así porque, si bien luego daremos lugar a la discusión que ello genera, creemos que es distintivo de este estudio de caso en particular.
  3. Para este estudio se realizaron 10 encuestas a changarines, como entrevistas a referentes de las cooperativas también se utilizaron datos secundarios.
  4. Abastece aproximadamente a 1.800.000 personas.
  5. El número de operadores permanentes es de 130 sumado a un número de operadores temporarios de alrededor de 250 que dan un total alrededor de 350-400 operadores. Asimismo, calculamos un total de aproximadamente 2000 trabajadores en los puestos y demás tareas para el funcionamiento del MAC.
  6. Lleva a cabo, entre otras tareas, la prestación de los servicios de limpieza, control de plagas, seguridad, parquización, alumbrado, mantenimiento general de inmuebles e instalaciones, contratando a terceros para su prestación.
  7. Desde enero del 2010 existe un convenio de administración de servicios, firmado en el año 2009 bajo la Ordenanza municipal n.° 11707.
  8. Naves 1 –A y B– y 5 –C y D– del predio del MAC.
  9. El 10 de diciembre de 2001 se firma la primera adenda con APRODUCO, que en 2003 se renueva, y finalmente se termina de formalizar en el 2006, a través de la Ordenanza municipal n.° 11097.
  10. Esto hace mención a la manera en que la mercadería se comercializa en el MAC.
  11. Elegimos seguir llamándola cooperativa, aunque no esté registrada porque en el Mercado se refieren a ella de esta manera.
  12. Tal como menciona Vuotto (s.f.), las cooperativas deben encontrarse registradas en la institución correspondiente de acuerdo al país y ciudad en el que se inscriban sus actividades; la cual regula su funcionamiento y les exige un estatuto, como también dar cuenta periódicamente de sus objetivos, recursos, cuotas, aportes sociales, la constitución de los órganos directivos, entre otras.
  13. Referente de la cooperativa de changarines “El Abasto” del Mercado de Abasto de la ciudad de Córdoba. Video YouTube 2012.
  14. Gago (2014), siguiendo a Foucault, diferencia el liberalismo del siglo XVIII del neoliberalismo post nazismo alemán. Este segundo concepto se encuentra vinculado a la escuela ordoliberal que impone una reelaboración de la doctrina liberal de gobierno. En ella se destaca, entre otras cosas, a la libertad como fundadora y limitadora al mismo tiempo del Estado. Es decir, que en el neoliberalismo de orden ordoliberal, la libertad se encuentra en el centro del problema del gobierno pero de otra manera, dado que legitima un estado “inexistente” (pp. 201-202).


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