Jorgelina Giayetto, María Pilar Manchado,
Rosana Valeria Manetti, María José Muñoz, Luis Armando Caso
y Santiago Giayetto[1]
Quien sueña solo, sólo sueña.
Quien sueña con otros, construye.
¿Quiénes somos?
La Cooperativa de Trabajo Gestionar Limitada es una experiencia de trabajo autogestionado y asociativo de un grupo de jóvenes graduados de diferentes carreras de Ciencias Económicas y de Comunicación. Formalmente se constituyó el 26 de mayo de 2014 y se obtuvo la personería jurídica a mediados de 2015. Está localizada en la Ciudad de Río Cuarto y brinda servicios profesionales a otras cooperativas, organizaciones y emprendedores de la Economía Popular y Solidaria.
Quienes la conformamos la entendemos como un proyecto colectivo fruto de elecciones personales que se comparten y concretan grupalmente y se renuevan cotidianamente: la de trabajar juntos y autogestionar nuestro trabajo, de asumirnos como iguales y democratizar las decisiones, de orientar nuestra profesión, capacidades y formación a fortalecer otras experiencias de la Economía Popular y Solidaria como camino hacia otra economía y otro mundo posible. En esto último reside la motivación que da sentido a nuestra tarea cotidiana al mismo tiempo que nos acerca y vincula a otras organizaciones, prácticas y experiencias que comparten ese horizonte de transformación sociopolítica.
De dónde venimos…
¿Cómo nace la idea y cuándo se forma la cooperativa?
La cooperativa fue surgiendo como idea en el año 2013, y concretándose como proyecto después, a partir de la inquietud del grupo inicial entre quienes había una relación de amistad y, especialmente, búsquedas y motivaciones compartidas. Reconstruir la historia de la cooperativa significa para nosotros remontarnos más atrás en el tiempo para comprender las inquietudes que le dieron origen. En ese sentido, reconocemos como experiencia fundante la de habernos conocido y haber trabajado juntos en la Pastoral Universitaria entre los años 2001 y 2012 en el tiempo en que cada uno, además, estudiaba alguna carrera en la Universidad Nacional de Río Cuarto, junto a la coincidencia de pertenecer a diferentes disciplinas dentro del campo de las Ciencias Económicas.
Para nosotros, la Pastoral Universitaria fue un espacio de formación, participación y acción social, de forjar el compromiso con los otros y con la comunidad de distintas maneras mientras fuimos estudiantes. En la búsqueda de la Pastoral estábamos preocupados por poner al servicio de la sociedad y de la realidad nuestras profesiones y, más integralmente, la vida misma. Cuando estuvimos más próximos a recibirnos, nos enfrentamos al desafío cada vez más impostergable de buscar respuestas a los interrogantes acerca de ¿para qué hemos estudiado?, ¿para quiénes vamos a trabajar?, ¿de quién va a ser nuestro trabajo?, ¿en dónde y de qué forma vamos a poner en juego los aprendizajes que habíamos recibido? Deseábamos, soñábamos con un espacio de trabajo en el que todas esas convicciones que fuimos formando en el espacio de la Pastoral también se pusieran en juego en el ámbito del trabajo. Como metáfora, para quienes participamos de ese espacio aquel momento significó sembrar la semilla que varios años después germinaría tomando la forma de cooperativa.
En el año 2013 el deseo, personal y compartido, de poner nuestro trabajo y nuestras profesiones al servicio de un proyecto transformador – en el sentido de soñar y forjar una sociedad más justa e inclusiva – y también la necesidad concreta del trabajo, nos encontró en un contexto en el que, a nivel nacional, se promovía el fortalecimiento de la Economía Social y Solidaria con políticas y programas específicos y, a nivel local, crecían las experiencias de jóvenes y profesionales que se iban graduando y buscando formas alternativas de organización del trabajo conformándose como cooperativas. Y, con ello, empezaron a surgir demandas de parte de estos grupos en capacitación, acompañamiento, gestión cooperativa, e incluso, vinculadas al propio proceso de constitución legal. Al mismo tiempo, algunos de nosotros ya formábamos parte de una cooperativa en ese momento. Es el caso de Luis que estaba asociado a la Cooperativa de Trabajo Bases y se encargaba de todas las tareas relacionadas con la administración.
La formación de la cooperativa decantó a partir de esas convergencias y, finalmente, de la decisión de concretar en ese momento lo que veníamos deseando y buscando desde hacía tiempo. No queríamos esperar a tener la vida “resuelta” para dedicarnos a aquello que soñábamos.
Los primeros pasos tuvieron que ver con ir definiendo juntos qué, cómo, con quiénes, para quiénes. En este momento, se fueron trazando las bases de un proyecto que, con el tiempo y la llegada de nuevos/as compañeros/as, se fue redefiniendo y enriqueciendo.
Elegimos entonces que aquello que teníamos para ofrecer desde nuestra formación profesional, nuestras capacidades y las herramientas con las que contábamos, lo pondríamos en juego para acompañar y fortalecer proyectos de la Economía Social y Solidaria, acompañar a otros en el camino de la autogestión de sus propios emprendimientos colectivos. Y decidimos hacerlo formando nuestra propia cooperativa. Queríamos ser parte, acompañar a otros/as recorriendo el mismo camino, conociendo desde la propia vivencia las dificultades y desafíos que se presentan porque, definitivamente y mirado desde el hoy, eso le otorga otro valor a lo que ofrecemos.
Encontrar a otras personas que, siendo profesionales de Ciencias Económicas u otras carreras afines, quisieran trabajar en el ámbito de una cooperativa y para organizaciones del sector de la Economía Social y Solidaria no fue tarea fácil. La propuesta aparecía como una elección de riesgo que cuesta asumir, al menos a quienes sólo tienen la genuina preocupación por encontrar un trabajo que reporte ingresos y seguridades. Además, la universidad no nos prepara para aventurarnos en este tipo de búsquedas. La Economía Social y Solidaria es algo que en nuestro tiempo de estudiantes apenas aparecía en los planes de estudio, si es que no estaba totalmente ausente y lo que, en todo caso redundaba, era la visión del egresado trabajando en relación de dependencia o en forma independiente pero en un ejercicio individual(ista) de la profesión.
Actualmente somos doce los asociados, cuatro de los cuales formamos parte del grupo fundador. Con los demás nos fuimos encontrando en la tarea, descubriendo que caminábamos el mismo rumbo y compartíamos un horizonte. Eso fue lo que definió que se fueran haciendo parte y su llegada nos permitió repensarnos, crecer y enriquecernos.
Se hace camino al andar
Nuestra misión, el trabajo y la organización
Definir la misión, poniendo en juego las herramientas propias de nuestras profesiones, nos llevó un largo tiempo y muchas discusiones. Tiene el enorme valor de ser fruto de un diálogo y una construcción colectiva y, aunque siempre abierta y susceptible de redefinirse y resignificarse, de recuperar la razón de ser, el sentido de lo que hacemos y hacia dónde y cómo queremos ir, un “norte”.
Nuestra Misión:
Somos una cooperativa de trabajo, que busca ser referente en la economía social y solidaria en el ámbito local y regional constituyéndose en un medio de vida y en un espacio de desarrollo personal para sus asociados. Nos proponemos acompañar integralmente procesos de organización y gestión de empresas y organizaciones del sector, de manera particular y en su conjunto con la finalidad de fortalecer la economía social y aportar a la transformación de la sociedad. Nos comprometemos con el desarrollo de quienes nos eligen y con quienes trabajamos, desde el profesionalismo, la confianza y la calidez humana.
En ese marco, las tareas que realizamos se organizan en dos áreas de trabajo. Una, relacionada con la asistencia en los aspectos contables, impositivos, legales y societarios que tienen sobre todo que ver con sostener la regularidad de las organizaciones: inscripciones, actualizaciones y declaraciones juradas de impuestos, estados contables anuales, asamblea anual, balances financieros y balance social, entre otros. Y otra, desde la que intentamos abordar y acompañar procesos de planificación y organización de los emprendimientos y entidades con las que trabajamos, sus estrategias de comunicación, brindar asistencia para la generación de fuentes de financiamiento (gestión de proyectos, desarrollo de recursos para ONG), capacitación en temas referidos al cooperativismo, la economía social y la administración de negocios y procesos de formación de cooperativas y asociaciones civiles.
No sólo lo que hacemos, sino y sobre todo cómo lo hacemos y cómo nos vinculamos con quienes trabajamos es lo que entendemos nos define mejor. Una primera consideración, en el sentido señalado, es que a los grupos asociativos, cooperativas, asociaciones civiles y trabajadores autogestivos con quienes trabajamos no los encuadramos bajo el rótulo de clientes. Construimos con ellos una relación que trasciende lo estrictamente comercial, que incluso se genera a partir de una red de vínculos y relaciones más amplias en la que somos, juntos, compañeros. Buscamos contribuir a que alcancen sus objetivos y fortalezcan sus proyectos y nos involucramos de tal manera que somos parte de cada uno de sus logros, los apoyamos directamente en su gestión y los asistimos en sus problemas más diversos. Nuestro trabajo no es “de escritorio”, sino que intentamos “meter los pies en el barro” de las realidades y procesos que transitan, porque nos permite comprender mucho mejor la situación de quienes queremos acompañar.
Por otra parte, en el abordaje de los problemas que (se) nos presentan entendemos a la profesión como una caja de herramientas. Lo que hemos recibido como formación es versátil, es adaptable y es, incluso, cuestionable. El conocimiento también es una construcción y la realidad nos va desafiando a revisar y resignificar aquello que hemos aprendido e incorporado, a readecuar las herramientas con las que contamos, creativamente, poniéndolas a dialogar con contenidos nuevos. Nuestra intervención tiene múltiples factores porque los problemas tienen múltiples dimensiones y causas y por eso se vuelve una exigencia, una necesidad, abordarlos desde la interdisciplinariedad. Trabajamos mezclados y mezclando las herramientas que cada una de las disciplinas nos han dado para crear, a partir de eso, algo nuevo en busca de dar la mejor respuesta ante la situación que se nos presenta.
Hacia dónde vamos…
Nuestros sueños, horizontes y sentidos de nuestra tarea
Nuestra tarea cotidiana cobra sentido en los sueños y anhelos, personales y colectivos. Allí residen las motivaciones que nos animan diariamente a realizar el trabajo y que nos desafían a organizarlo y desarrollarlo de tal forma que nos acerque a aquello que proyectamos.
Las cooperativas, en su definición – y también como expresión de sus valores y principios – tienen la vocación de dar respuestas a las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales de sus asociados y asociadas y de compromiso con la comunidad de la que forman parte[2]. Como bien lo expresan Caracciolo y Fotti (2013) están orientadas fundamentalmente a la satisfacción de las necesidades de sus integrantes con una lógica de reproducción ampliada de la vida, es decir, procurando condiciones intergeneracionales siempre mejores y más equitativas de la calidad de vida de todos y todas.
Pero no sólo eso, las experiencias de Economía Social, y también Solidaria, tienen una dimensión simbólica y sociopolítica que trae consigo una pulsión transformadora de prácticas orientadas por la ética del bien común, de la justicia, la equidad, el cuidado del planeta y la reciprocidad entre actores diversos y en los diferentes ámbitos en donde se desenvuelven (Caracciolo y Fotti, 2013). La Economía Social y Solidaria pasa a ser considerada como un punto de partida de una alternativa sistémica en la propuesta de construir otra economía (Coraggio, 2014).
Y es ahí donde se inscriben nuestros sueños… Mejores condiciones de vida para todos y todas, y para nosotros como parte de ese conjunto, de la sociedad. Pero dar respuestas a nuestras necesidades es condición de posibilidad para alcanzar un anhelo mayor, que nos incluye pero nos desborda. Creemos y queremos ser partícipes en la propuesta de otra economía posible con eje en las personas, sus deseos y necesidades, nuevas formas de producción y reproducción de la vida diversas del capitalismo neoliberal, nuevas relaciones sociales y con la naturaleza, más solidarias y sustentables.
Y en ese camino reivindicar el trabajo, asociativo, colectivo, como espacio de posibilidad para avanzar en dirección a lo que anhelamos y que, además, permite juntarnos con otros y otras con quienes compartimos un horizonte de transformación.
Y lo que soñamos… no es sólo nuestro sueño
La necesidad de poner en perspectiva los aspectos operativos o técnicos de nuestro trabajo, de preguntarnos sin temor el ¿para qué? o ¿para quiénes queremos trabajar?, de pensar y repensar juntos las motivaciones y los sentidos más profundos de lo que hacemos, nos fueron conduciendo a encontrarnos con otros en clave de búsqueda y construcción conjunta de nuevos espacios de acción, de reflexión y de nuevas preguntas. Así, en 2015 nos sumamos con siete cooperativas de trabajo de nuestra ciudad para fundar una federación que nos representara y nos permitiera seguir levantando la mirada de lo estrictamente práctico. Este nuevo ámbito que nombramos Federación de Cooperativas de Trabajo Federadas del Sur de Córdoba (CTF) viene siendo el lugar desde donde decidimos construir con otros y para todos una sociedad más justa, unos trabajos más dignos, un desarrollo humano más integral, una economía al servicio de necesidades que requieren ser redefinidas bajo criterios nuevos: los del tiempo histórico que soñamos, que está por venir.
Es que en la búsqueda de materializar lo que soñamos, la integración no es una opción, es una condición necesaria: necesitamos conformar redes, construir un tejido más amplio y diverso, que dé fuerza y vigor a la propuesta y a los caminos que haya que trazar y recorrer, no sin tensiones que resulten creativas y permitan imaginar nuevas posibilidades y horizontes.
En esta épica de ideales, nos encontramos con las tensiones propias de nuestra mentalidad actual que, como la misma realidad, requiere también de revisión: un más acá de aquel ideal, que nos permita ir concretando mejoras y potenciando nuestras capacidades. Es la ardua tarea del hoy. Y en ese hoy, es donde apelamos a todas las herramientas y saberes para seguir tensionando, puliendo, profundizando la construcción que queremos lograr.
Una relectura de nuestra experiencia
Las fortalezas que valoramos y los desafíos como motor de crecimiento
Queremos concluir este relato recuperando ahora las voces de quienes integramos la cooperativa en primera persona. Un intento de síntesis nunca acabada de lo que nos deja la reconstrucción de nuestra propia experiencia, de lo que reconocemos como fortalezas en lo que somos y hacemos y lo que descubrimos como desafíos sobre los que seguir trabajando, que siempre están presentes aunque vayan cambiando sus contenidos, y que nos animan a seguir creciendo, juntos.
Construir juntos un espacio de trabajo colectivo, que sea de todos y de cada uno a la vez:
Creo que un aporte valioso, es la posibilidad de construir con otros un espacio de trabajo, aunque parezca una obviedad, en la trama interna de esta decisión se ponen en juego no solo las propias capacidades (las de cada uno), sino también las que surgen de la interacción: mi posibilidad se aumenta con la acción conjunta con mi compañero. Esto es a su vez el desafío mayor en lo interno, la disciplina o voluntad para trascender juntos las limitaciones y actuar desde lo posible en un sentido compartido.
Desafío cotidiano de constituir un trabajo con otras modalidades, con otras rutinas, con mayores desafíos pero también un trabajo para el que nadie nos formó, la educación capitalista nos enseñó a trabajar en el mercado de trabajo empleador. Una posibilidad sería deconstruir ese camino pero, creo que, es mejor zanjar, abrir, inaugurar un camino al costado, hasta que transformemos todo lo que debe ser transformado.
Desde el trabajo, crecer en lo personal y en lo colectivo:
Trabajar en la cooperativa es un trabajo diferente, desafiante que me permite no solo un desarrollo laboral sino también personal.
Pude actualizar mis conocimientos, contribuir desde mi experiencia por el tránsito por otras empresas e instituciones y pude capacitarme y mejorar mi formación profesional en sector del cooperativismo.
Cada una de las actividades que hacemos conlleva desafíos de lo más diversos, y también habilidades y potencialidades que hay que saber ‘redescubrir’ y ‘resignificar’ con otros.
Como asociados estamos unidos por un sentir común, que muchas veces hay que renovar y fortalecer juntos, cada uno va dejando algo en el otro (…).
Para nosotros es un desafío sistematizar lo que nosotros venimos haciendo, cómo venimos trabajando, la mirada que vamos construyendo junto a otros. Es un desafío sistematizarla, darle valor y que ese valor sea reconocido como herramienta de transformación, de educación, de cambio.
Correr barreras, ampliar libertades y horizontes:
Tenemos una forma de trabajo, cada uno sus horarios, libertades que usadas con responsabilidad son derechos ganados sobre otras formas de trabajo.
El trabajo autogestionado permite no tener límites en el crecimiento, si uno lo desea podes buscar nuevas formas de hacer una cosa, canalizar inquietudes, búsquedas, proponer, innovar, en definitiva cada uno pone su límite, no la organización.
Buscar la integralidad. Mucho más que trabajo… sueños, anhelos, la vida misma:
Un modo de trabajo respetuoso de las otras esferas de la vida: familia y tiempo libre (…) Hay una conexión entre el proyecto de vida y el proyecto laboral que nos hace sentido a la mayoría, y eso termina siendo una fortaleza.
Compartimos la vida, y el trabajo se mezcla con eso, si algún asociado tiene que vivir alguna circunstancia particular (maternidad, enfermedad, estudio, mudanza) tratamos de acomodar el trabajo y cubrir a ese asociado por el tiempo necesario.
Incorporarme a la Cooperativa fue mucho más que un trabajo nuevo, fue el enorme desafío de trabajar de mi profesión después de mucho de tiempo de colgar el título, fue emprender un sueño con un grupo de amigos (…) creer que otra realidad es posible, ayudar a que otros puedan mejorar su calidad de vida, que desde nuestro lugar, con el aporte de nuestros saberes se pueda ayudar. Trabajar en el convencimiento que no nos salvamos solos, nos salvamos con otros.
Esta experiencia es más que una fuente de trabajo, es parte de mi proyecto de vida, que solo tiene sentido si es compartido con los demás compañeros, me permite crecer en conocimiento, vivencias y reflexiones. El ir caminando con otros me permitió tener otra mirada de la realidad no solo en lo que compete a una nueva forma de trabajo, sino otra mirada social, económica, política.
Cuantos más hilos se trenzan, más hermoso es el diseño:
Muy importante es la vinculación con otros actores y la oportunidad de dar un testimonio desde la vivencia, de la práctica de una experiencia de economía social y solidaria. Algo que destaco de estos años es que la subsistencia de la cooperativa en un contexto económico tan adverso en general fue el establecer relaciones y participar activamente de los espacios de construcción política de resistencia. No aislarnos, aún con contradicciones y tensiones reafirma que la salida no es individual y que la autogestión también supone grados crecientes de integración.
Referencias bibliográficas
Caracciolo, M. y Foti, M. P. (2013). Economía Social y Solidaria. Aportes Para Una Visión Alternativa. Programa de estudios avanzados en Economía Solidaria. IDAES/UNSAM. Disponible en: https://base.socioeco.org/docs/ess-una-vision-alternativa.pdf
Coraggio, J. L. (2014). Los sentidos de la economía social. Voces en el Fénix, 5 (37), pp. 4-11. Disponible en: https://www.vocesenelfenix.com/sites/default/files/numero_pdf/fenix37%20baja.pdf
Cuantos más hilos se trenzan
más hermoso es el diseñoreflejando los colores
que pintan el universo.
La belleza de la trama
le viene de lo complejo.
Requiere mucha paciencia
hacer un tejido nuevo.
Hay que ponerle coraje,
bordar gozo y sufrimiento
con la fuerza de tus manos,
los latidos de tu pecho.
Hay que inaugurar talleres
donde viva lo diverso,
refugios de la esperanza,
lugares de nacimiento,
donde nadie quede afuera
de la fiesta y el encuentro.
Remendemos los desgarros
que nos va dejando el tiempo.
Es hora de ir anudando
y juntarse en el intento
desatando aquellos nudos
que nos fueron sometiendo.
Nos hay tarea más urgente
que tejer junto a mi pueblo
Las redes de la justicia
que nos vayan sosteniendo,
hilvanando la utopía
con los hilos de sus sueños
“La belleza de la trama”, de Humberto Pegoraro.
- Socios/as de la Cooperativa de Trabajo Gestionar Ltda. Río Cuarto-Argentina.↵
- Podrán encontrar la definición de cooperativa, los valores y principios que las rigen en el siguiente enlace: https://www.aciamericas.coop/Principios-y-Valores-Cooperativos-4456↵