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7 Ni Una Menos

Posibilidades para la acción histórica de las mujeres en Argentina

Ana Fiol

Tenemos así un nuevo conjunto de posibilidades para la acción histórica, que son el resultado directo de la dislocación estructural.
(Laclau, 1990: 40)

Introducción

La pregunta que me guía es ¿puede caracterizarse a Ni Una Menos (NUM) como popular o contrahegemónico? ¿Serían sujetos democráticos populares (Di Marco, 2017), es decir, sujetos que pueden ser interpretados por su relación con la soberanía, los derechos y la noción de ciudadanía, de agencia y acción transformadora, o sea de prácticas emancipadoras (Biglieri, 2018) o hegemónicas (Laclau y Mouffe, 1987), o lo que aquí llamaremos subjetividad feminista?

Sugiero que a raíz de los efectos dislocatorios de un renovado discurso patriarcal brutal y letal, se han creado nuevas posibilidades para la acción histórica de las mujeres. Estas posibilidades están sostenidas por la articulación de una masiva subjetividad feminista en un acontecimiento político radical de signo emancipatorio, un momento igualitario (Alemán, 2016) que llamamos NUM.

Los efectos de esta articulación política de un nuevo sujeto colectivo están produciendo rearticulaciones que operan a niveles cada vez más profundos en la estructura del discurso patriarcal, y así aceleran una dislocación, una des-sedimentación cada vez más profunda del patriarcado.

En conjunción con este proceso, NUM se alza como una fuerza social popular y antineoliberal, que construye articulaciones con las demandas de justicia social, las cuales no han parado de crecer de 2016 a 2018, bajo el ataque del gobierno conservador-neoliberal de la alianza Cambiemos. Llamo a estas articulaciones el momento populista.

En el primer momento una multitud ocupa el espacio público contra la violencia, pero, al cambiar el escenario político nacional en 2016, se define un antagonismo preciso que unifica el movimiento y lo articula con demandas populares. En un segundo momento de NUM, el movimiento se tiñe de verde con la lucha feminista por la legalización del aborto, que articula el trabajo de muchos años de la Campaña Nacional por el Aborto (Medici, 2018) con un momento igualitario de lxs jóvenes de colegios secundarios, todo esto en el marco de una amplia organización feminista popular.

Si la hipótesis de que asistimos a un proceso de des-sedimentación cada vez más profundo de las formas discursivas patriarcales se sostiene, estaríamos en presencia de una subjetividad feminista popular que se inscribe en la superficie mítica NUM. Se señalan entonces tres posibles momentos de NUM, que he llamado: violencia “Ni Una Menos”, aborto “la marea verde” y el momento populista.

En este artículo conceptualizo a NUM como un mito que ofrece un nuevo espacio de representación, en cuya superficie se pueden inscribir las demandas y las subjetividades en formación y sus prácticas. Se trataría de un entramado discursivo que opera como una metáfora fantasmática, que tiene la voz difusa de un sujeto colectivo, el cual se ha convertido en un lugar de enunciación socio-político.

Por lo tanto, se exploran la frontera antagónica y las alianzas sociales del movimiento, las cuales son el producto de procesos de dislocación y rearticulación colectiva alrededor de los significantes vacíos violencia y el aborto. Estos conceptos pertenecen a la teoría del discurso desarrollada por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1987), que postula la contingencia radical y la estructuración discursiva de lo social. La contingencia radical señala la imposibilidad constitutiva, el fracaso constitutivo de toda objetividad de lograr una identidad plena. La sociedad no puede totalizarse y no es una entidad positiva, y esta condición es la que hace posible las prácticas articulatorias y la agencia o subjetividad política.

Lo discursivo, por su parte, se define como un horizonte teórico en el cual el ser de los objetos es constituido. Discurso se refiere a los sistemas de prácticas con sentido que forman las identidades de sujetos y objetos. Son intrínsecamente políticos y su formación es un acto de institución radical que supone la construcción de antagonismos y el establecimiento de fronteras políticas entre nosotros y ellos (Howardth, Norval y Stavrakakis, 2000).

Subjetividades feministas populares: frontera antagónica y alianzas sociales

La condición que debe cumplir la fuerza discursiva NUM es la creación de una frontera antagónica que parta en dos el espacio social, y genere de esta manera un nosotros y un Otro-enemigo. Este nosotros se consigue articulando una cadena de equivalencias, la cual transforma individuos aislados en identidades colectivas. La cadena de equivalencias se expande subvirtiendo las posiciones diferenciales, pero, por supuesto, estas identidades diferenciales continúan existiendo, con diversos grados de autonomía. NUM inscribe una cantidad de identidades diferenciales:

las mujeres cis, trans, lesbianas, bisexuales, heterosexuales, pobres, de clase media, activistas, independientes, autoconvocadas, originarias, afrodescendientes, blancas, estudiantes, desocupadas, científicas, trabajadoras, madres, hijas, aborteras, socorristas, piqueteras, sindicalistas, militantes de las ollas populares, de las copas de leche y de los partidos políticos (discurso de apertura de la comisión organizadora del 33 Encuentro Nacional de Mujeres [ENM], 13/10/2018).

 

Somos las herederas de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, somos las luchadoras populares, somos las mujeres, trans, lesbianas, bisexuales, no binarias, travestis, indígenas, afrodescendientes, migrantes, villeras y mujeres con HIV, somos cada una de las activistas que iniciaron en 2005 esa lucha con la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito (documento NUM, Buenos Aires para el 8M 2018).

NUM es un movimiento social extrainstitucional y los individuos y organizaciones que lo componen están constituidos a través de articulaciones complejas de posiciones de sujeto superpuestas, algunas de las cuales se encuentran en tensión unas con otras. Ejemplos son las organizaciones clasistas vs. las corrientes populistas; las militantes abolicionistas vs. las prostitutas organizadas; las mujeres de clase media vs. las mujeres villeras; las jóvenes vs. las viejas.

La teoría del discurso privilegia el momento negativo de la construcción de una frontera ─definida en términos de amigo/enemigo─ que es constitutiva de la política como tal. NUM establece una cadena de equivalencias entre identidades diferenciales que se transforman en el Otro-enemigo: “el régimen social capitalista blanco, misógino, heteronormativo, racista y machista” (NUM, Buenos Aires, 8M 2018). La retórica de NUM se disemina en una variedad de luchas que impugnan diferentes prácticas de exclusión, opresión y apropiación, las cuales se articulan alrededor del significante violencia, del derecho a una vida sin violencia; mientras que, al mismo tiempo, articulan el discurso de NUM con una subjetividad más amplia, con el pueblo, a través de la demanda/significante vacío justicia social (Biglieri, 2018). El significante se desliza: en el 33 ENM se cantó “justicia social, justicia feminista”.

Nos plantamos frente al gobierno de Macri, alianza Cambiemos y los gobernadores, los empresarios y la justicia hegemónica, patronal, blanca, misógina, heteronormativa, racista, machista, neoliberal y capitalista de los ricos y de los poderosos […] el Estado que nos encierra en deudas que no vamos a pagar con nuestras vidas […] ¡No al pacto de Macri con el FMI! ¡Vivas nos queremos! ¡El Estado es responsable! […] Abajo el ajuste, los despidos, suspensiones y represión […] la privatización de la salud […] la reforma jubilatoria […] Nos sumamos a la lucha los trabajadores del Estado, del Subte, de Telam, los docentes, el INTI, el Posadas […] Repudiamos el despojo violento de tierras de las comunidades indígenas y campesinas […] contra los agrotóxicos que nos envenenan […] por la libertad de Milagro Salas […] contra la injerencia de las fuerzas armadas en la seguridad interior […] ¡Santiago Maldonado y Rafael Nahuel presentes! […] Basta de gatillo fácil en los barrios populares. No queremos más represión en las villas […] basta de violencia ginecológica […] basta de genocidio de los pueblos indígenas y de las industrias extractivas (NUM, Buenos Aires, 8M 2018).

El discurso de NUM estaría caracterizado por este doble movimiento, de dislocación profunda del discurso patriarcal, hacia adentro y hacia afuera, por un esfuerzo de articulación con demandas populares, con el objetivo de que el movimiento sea más popular y el pueblo más feminista.

El triunfo electoral en 2015 de la Alianza Cambiemos y sus políticas de ajuste del gasto social del Estado, de ofensiva sobre el mercado interno, ciento por ciento de depreciación del salario real, etc., y una consistente retórica antipopular, provocó la unificación del movimiento frente al enemigo común y lo impulsó a esfuerzos de articulación con otras demandas populares, las cuales empezaron a multiplicarse como consecuencia del programa oficial conservador-neoliberal. Analizaremos a continuación algunos fliers y banners, repartidos y portados por NUM, que condensan largas horas de discusión y muchos significados encadenados.

Ni Una Menos. Vivas, Libres y Desendeudadas nos queremos.

No al disciplinamiento militar y financiero.

La violencia machista mata, la ausencia del Estado también.

Sin aborto legal no hay Ni Una Menos, contra el FMI, el ajuste y la deuda.

Nos paramos contra la violencia machista, el ajuste y por el aborto legal.

En defensa de los medios públicos, contra el displinamiento de nuestras voces y nuestros cuerpos y el ajuste del FMI.

En todos estos enunciados se forja una relación metonímica, de contigüidad y de presencia, entre demandas internas al discurso feminista: nos queremos vivas; la violencia machista mata; nos paramos contra la violencia machista; contra el disciplinamiento de nuestros cuerpos y nuestras voces, con demandas que, aunque forman parte del repertorio del feminismo radical y materialista occidental, en nuestro contexto son específicas “de la larga tradición de las luchas político populares asociadas al elemento ‘justicia social’, que es el significante vacío que ha sido el punto nodal clave en articular todas las luchas populares durante los pasados sesenta años de la vida política argentina” (Biglieri, 2018: 4).

Los significantes: deuda, ajuste, FMI, Estado presente y disciplinamiento financiero, e inclusive la demanda en contra de la presencia militar en las calles con la consiguiente represión, pertenecen a la tradición nacional, popular y democrática, con la cual el NUM realiza esfuerzos concretos por articularse. “El feminismo es pueblo” fue la conclusión alcanzada por NUM Rosario, en las discusiones de las asambleas feministas abiertas en La Toma,[1] en preparación del 8M 2018.

“El subsuelo de la matria sublevado” y “por un 17 de octubre feminista” son otras tantas muestras retóricas del momento populista del NUM, en su asimilación a una tradición de lucha por los derechos sociales en Argentina.

Dislocación y rearticulación colectiva alrededor de la violencia y el aborto

La dislocación no se refiere solo a los sucesos traumáticos que la producen, sino que tiene también una fuerza productiva. Laclau (1990: 39) explica que “toda identidad está dislocada, en la medida en que depende de un afuera que la niega y al mismo tiempo le proporciona sus condiciones de posibilidad”. Por lo tanto, los efectos de la dislocación son contradictorios, ya que por un lado amenazan las identidades y por el otro, proporcionan las bases sobre las cuales se forman nuevas identidades. La generalización de relaciones dislocatorias tiene para Laclau un efecto triple. En primer lugar, el cambio rápido en las secuencias discursivas que organizan y constituyen objetos lleva a una conciencia más clara sobre la contingencia constitutiva de esos discursos. En segundo lugar, cuanto más dislocada está una estructura, más se expandirá el campo de las decisiones no determinadas por esa estructura, y las recomposiciones y rearticulaciones operarán, entonces, a niveles estructurales más profundos.

Esto parece haber sucedido con la estructura discursiva del patriarcado, ya que el movimiento entiende cada vez mejor la sofisticación y la crueldad de los dilemas de la dominación que imponen las condiciones del patriarcado contemporáneo. La evidencia sugiere la amplificación en la comprensión y el uso del constructo patriarcado, con la sucesiva incorporación de las demandas de la economía feminista y de los derechos reproductivos, a través de la rearticulación del significante violencia. La dislocación profunda del discurso patriarcal se expresa en la rearticulación del significante violencia, porque se ha construido una cadena equivalencial entre todas las formas de violencia que van cambiando de nombre, y que señalan hacia diferentes modos de opresión, control y explotación de las mujeres y de su sexualidad, en el capitalismo extractivo y financiero. La relación metonímica establecida entre cuerpo y territorio, y por lo tanto entre la violencia sobre el territorio con la conquista/saqueo y la violencia ejercida sobre las mujeres con la violación/femicidio.

Es violencia el femicidio, el endeudamiento, el ajuste que exige el Fondo Monetario, las obras hídricas para privatizar el agua y otros recursos naturales, son violencia los transgénicos y el saqueo de las industrias extractivas. Se ha establecido una cadena de equivalencias entre las demandas contra las violencias que muestran en su entretejido el vínculo violencia-mujeres-capital.

Es un esfuerzo colectivo infinito, hábil, de hacer sintonía, de articular, para establecer ese continuum de la violencia que nos lleva desde el desconocimiento del trabajo reproductivo a la doble y triple jornada, a las cadenas de cuidado global, a las economías populares y de subsistencia, a la (no) distinción entre legal e ilegal, al asesinato de mujeres (Beatriz Gutierrez Aguilar, 33 Encuentro Nacional de Mujeres, octubre de 2018).

En tercer lugar, Laclau (1990) señala un efecto de desnivel en las relaciones de poder, que ocurre en una estructura dislocada por la presencia de antagonismos sociales, es decir, constitutivamente descentrada. Así, emerge la posibilidad de constitución de nuevos centros alrededor de puntos nodales de articulación de las fuerzas antagónicas. Eso parece haber sucedido alrededor de los significantes esencialistas, binarios, biologicistas y positivos mujer, autonomía, vida (este significante ha sido analizado por Biglieri, 2018), dignidad y cuerpo, los cuales se resignificaron al rearticularse en el discurso feminista alrededor del punto nodal aborto. Un número de significantes disponibles preexistentes adquieren un nuevo significado al ser articulados alrededor del significante aborto. La articulación de un discurso político solo tiene lugar a través de un significante vacío que actúa como punto nodal: el significante aborto ya ocupaba el lugar estructural de punto nodal en el discurso feminista popular y es Di Marco (2011) quien establece su genealogía. Para Di Marco el pueblo feminista surge con el encuentro entre las mujeres piqueteras y el feminismo académico de clase media en la crisis de 2001. La demanda por la legalización del aborto y, más generalmente, la demanda por los derechos sexuales, fue el significante vacío que suturó la cadena de equivalencias donde se articularon demandas de derechos por trabajo digno y contra la violencia de género del pueblo feminista.

Ni Una Menos como mito del pueblo feminista

El mito es un espacio de representación que no guarda una relación de continuidad con la “objetividad estructural” dominante (Laclau, 1990: 61), en nuestro caso, el discurso patriarcal. El mito es, por lo tanto, un principio de lectura de una situación determinada, cuyos términos son externos a lo que es representable dentro del espacio objetivo que ofrece la estructura patriarcal. La condición de emergencia del mito NUM es la dislocación estructural del discurso patriarcal, y su trabajo como mito consiste en suturar el espacio dislocado a través de la constitución de un nuevo espacio de representación. Por lo tanto, la efectividad del mito es esencialmente hegemónica: se trata de formar una nueva objetividad a través de la rearticulación de los elementos dislocados. El espacio mítico se constituye como una crítica a la falta de estructuración que deshace el orden patriarcal dominante, y los efectos críticos del espacio mítico incrementan la desestructuración de la objetividad estructural patriarcal.

NUM, concebido como un espacio mítico (y extrapolando aquí la teoría laclausiana del sujeto como la falta dentro de la estructura a NUM como un sujeto colectivo), se nos aparece como una pura positividad y espacialidad: como una objetividad plenamente existente, frente al no lugar y el no espacio en que la lucha feminista ha convertido el discurso patriarcal, a fuerza de presentar sus dislocaciones como equivalentes. La naturaleza metafórica de NUM, concebido como espacio mítico, proviene de la forma concreta o literal del mito, es decir, representa algo diferente de sí misma. La fascinación o enamoramiento con NUM se debe a la percepción o intuición de una completud (imposible/mítica) que no puede garantizar la realidad del presente patriarcal. La dialéctica entre ausencia (dislocación estructural de la objetividad patriarcal) y presencia (la identificación con una completud imposible que ofrece el discurso feminista) no es otra cosa que el espacio del sujeto. El sujeto (la falta dentro de la estructura) solo toma una forma representable como una metáfora de la estructura ausente.

Las formas de identificación del sujeto funcionan como superficies de inscripción. El sujeto es la metáfora de una completud ausente, lo cual significa que la forma concreta de sus formas de identificación funcionarán como la representación misma de la completud, de toda completud posible. El mito es lo mismo que las formas de identificación que le dan al sujeto su única presencia discursiva posible […] Esto significa que el mito funciona como una superficie donde se pueden inscribir las dislocaciones y las demandas sociales (Laclau, 1990: 63).

En nuestro caso NUM funciona como ─metaforiza─ la presencia de una ausencia (un mundo igualitario) donde se pueden inscribir las dislocaciones y demandas del sujeto político feminista.

Palabras finales

La pregunta por el pueblo feminista es un intento de reflexionar sobre las posibilidades hegémonicas de nuestro movimiento.

Las demandas políticas, derecho a una vida sin violencias y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, estructuran el discurso de NUM y parten en dos el espacio social de enunciación. Los significantes flotantes mujer, autonomía, vida, dignidad, cuerpo, patriarcado y capitalismo (y otros que no se mencionarán aquí) se convirtieron en pequeños campos de batalla por su significado, entre NUM y los portavoces antiderechos del discurso patriarcal. Se resignificaron al rearticularse con los significantes vacíos violencia y aborto, y reordenaron toda la cadena de equivalencias. En mi opinión, la cadena de equivalencias es ahora tan larga y los significantes están tan vacíos (la pura cancelación de todas las diferencias) que tienen el potencial político de representar a todas las identificaciones y las luchas de las mujeres y de otros devenires minoritarios. El mito NUM inscribe equivalencias de enorme potencial político de articulación entre todas las formas de violencia sobre los cuerpos feminizados, porque es un discurso establecido sobre la metonimia cuerpo-territorio, que fija las contigüidades entre violencia patriarcal, mujeres y cuerpos feminizados y capitalismo neoliberal.

Bibliografía citada

Alemán, J. (2016). Horizontes neoliberales de la subjetividad. Buenos Aires: Grama.

Biglieri, P. (2018). “The battle for legal abortion in Argentina: meanings and signifiers of a political struggle”. Ponencia presentada en el Workshop Internacional: Las Mujeres y el Pueblo. Estocolmo, 25-26 septiembre.

Di Marco, G. (2017). “El pueblo feminista y los feminismos populares”. Ponencia presentada en el XXXV Congreso Internacional de Latin American Studies Association. LASA, Lima, abril-mayo.

Di Marco, G. (2011). El pueblo feminista. Movimientos sociales y lucha de las mujeres en torno a la ciudadanía. Buenos Aires: Biblos.

Howardth, D.; Norval, A. y Stravakakis, J. (2000) (ed.). Discourse Theory and Political Analysis. Identities, Hegemonies and Social Change. Manchester y Nueva York: Manchester University Press.

Medici, C. (2018). “Estrategias para el aborto legal: la incidencia internacional. Argentina 2000-2017”. Ponencia presentada en el Workshop Internacional: Las mujeres y el Pueblo. Buenos Aires, 24 y 25 de octubre.

Laclau, E. (1990). New reflections of the revolutions of our time. Londres: Verso.

Laclau, E. y Mouffe, Ch. (1987). Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Madrid: Siglo XXI.


  1. La Toma es un supermercado tomado por sus trabajadores en el que funcionan un mercado cooperativo y un centro cultural. Todas las asambleas feministas de Rosario se efectuan en La Toma.


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