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Prólogo

Laura Poverene y Alejandra Barcala

Existen cuerpos y movimientos que se esfuman en su devenir sin dejar huellas que permitan reconstruir su trayectoria. Pero, también, hay otros cuerpos y movimientos que sí dejan rastros tras de sí.

La estela es, precisamente, la huella que deja aquello que por allí pasó. Rastros de espuma o agua removida que una embarcación dibuja en su tránsito, el humo como indicador del fuego vibrante, el polvo que deja un cometa en su viaje.

En ese sentido, una de las potencias de este libro es, precisamente, la conformación de estelas. Estelas que permiten inmortalizar trayectorias, itinerarios, devenires. Estelas que logran que quienes no estuvieron allí en las instancias en las que aquellos cuerpos se movilizaron para transformar vidas y realidades pudieran aproximarse a la reconstrucción de lo acontecido.

Este escrito, elaborado por un colectivo de investigación interdisciplinario de la Universidad Nacional del Comahue, caracteriza experiencias comunitarias que tuvieron lugar en tres provincias de la región patagónica argentina durante el período 2018-2021: Neuquén, Río Negro y La Pampa.

Quienes se asomen a estas páginas podrán encontrar en ellas diversas huellas que conforman invaluables búsquedas y recorridos: marcas de un tiempo, un territorio y un modo de investigar.

Huellas de tiempo

En el contexto de la pandemia por covid-19, se redactaron las palabras que conforman este escrito y que, a su vez, alumbran las transformaciones que aquel momento inédito motorizó en las experiencias comunitarias compartidas.

La complejidad de aquellos tiempos también interpeló al propio equipo de investigación en cuanto a las estrategias metodológicas que se habían propuesto utilizar, movilizando la necesidad de revisarlas y recrearlas en función de las trasformaciones en los modos de expresividad, construcción de lazos sociales y resignificación de las posibilidades de encuentro.

En instancias en las que el aislamiento resultaba tanto una medida de cuidado indispensable, como, a la vez, un amplificador de soledades y malestares que permanecían al interior de los hogares, el equipo encontró modos alternativos de aproximarse a las experiencias. El “navegar errante” (Reguillo, 2012) en las redes sociales devino también en un recurso para traspasar las fronteras entre el adentro y el afuera, dando cuenta de la posibilidad de cruces.

Estas marcas de tiempo, a su vez, aluden a un contexto sociohistórico particular en el cual se problematizan y visibilizan experiencias que atraviesan las infancias y sus agentes de socialización; una época particular en la que se habilitan o inauguran intentos de resoluciones posibles que no solo implican a las políticas públicas, sino también a las iniciativas comunitarias. Incluyen a niñxs y adolescentes trans, grupos de familias, amigxs, profesionales y personas con diagnóstico de TEA, Consejos de Niñxs que se interesan por la participación ciudadana de niñxs como sujetxs políticxs, familias que hacen uso del cannabis medicinal para paliar el padecimiento de distintos sufrimientos, infancias con diversidad funcional, organizaciones de madres en el trabajo con familias gestantes y lactantes, abordajes de situaciones de violencia familiar, deportes para infancias y adolescencias, papás autoconvocados para el abordaje de infancias que sufrieron situaciones de abuso sexual.

En aquellas experiencias, es factible hallar marcas de un tiempo específico, y también de un momento en el cual la academia –aunque no toda ella– es capaz de realizar trabajos de retaguardia, de acompañamiento y facilitación de los movimientos sociales, pudiendo aprender a partir de las experiencias de emancipación (De Sousa Santos, 2010).

Huellas de un lugar, de un terruño

Todas las experiencias elegidas, y el anclaje del propio equipo de investigación, se emplazan en la región patagónica argentina y dan cuenta del carácter situado del conocimiento.

El paisaje sureño se vislumbra tras la caracterización de las iniciativas no solamente funcionando como mera escenografía de fondo, sino también como matriz dadora de identidad.

Porque no es indistinta la geografía en la conformación de subjetividades, así como tampoco lo son los paisajes para la creación, incluso, de la potencia creativa.

Asimismo, se plantea que en aquellos territorios se desarrollan experiencias capaces de ser pensadas desde la lógica de la politicidad en clave femenina (Segato, 2018), la que insta a proyectos históricos que producen comunidad, rescatando la vincularidad y sensibilidad.

Huellas de un modo de investigar

El colectivo de investigación interdisciplinario de la Facultad de Ciencias de la Educación (Universidad Nacional del Comahue) se propuso recuperar saberes sociales que tienen la potencialidad de aportar tanto a la reformulación como al diseño de políticas públicas. La decisión de trabajar desde una perspectiva que contemplara el protagonismo de las personas que integran dichas experiencias y concebirlas como copartícipes del proceso, capaces de generar tanto narrativas como teorías, señala el posicionamiento ético-político del equipo de investigación: pensar con, en vez de pensar en lugar de o sobre. Establecer diálogos que integren conocimientos diversos y provenientes de distintos ámbitos, ubicando al campo científico como uno más y no como el único válido.

A partir del Trueque Constructivo (León Cedeño, 2007), el equipo cuestiona el extractivismo en los procesos de construcción de conocimiento y encuentra nuevos modos de convivencia e intercambio entre la academia y los colectivos sociales. Asimismo, la Investigación Militante (Colectivo Situaciones, 2004) sostiene un compromiso con la transformación social, el que se percibe vibrante en el transcurrir de las páginas de este libro y que permite incluso palpar la afectación mutua en los vínculos establecidos durante los años de trabajo compartido.

Consideramos que este libro no solamente se constituye en un insumo necesario para las políticas públicas, sino también para la reflexión sobre los procesos de investigación y participación de las infancias y sus agentes de socialización tanto en la identificación de problemáticas, como en los intentos de resolución de estas.

Para finalizar, esperamos que estas páginas no sean solo la estela de un movimiento ya acontecido, sino que, a su vez, potencien la formación de nuevas marcas que amplíen la inclusión de la diversidad y singularidad en la niñez y adolescencia, fortaleciendo su capacidad de agencia y transformando sus trayectorias en pos de garantizar sus derechos.

                     

GT Niñez, derechos humanos y salud mental

Doctorado en Salud Mental Comunitaria,
Universidad Nacional de Lanús



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