Ian Leith
Introducción
La emigración desde Caithness (Escocia) a la Patagonia argentino-chilena requería un grado de iniciativa. No era el destino más obvio, por lo que debe haber sido una elección bien pensada. Las rutas de emigración más comunes fueron hacia Canadá, Australia y Nueva Zelanda. La emigración escocesa a regiones no angloparlantes era comparativamente menor.
De todos modos, un gran número de hombres y mujeres de Caithness partieron hacia la Patagonia a fines del siglo xix y principios del xx, y eventualmente muchos de ellos formaron parte de un sistema de migración en cadena y de familia extendida. Los hermanos siguieron a sus hermanos; los hijos, a sus padres; los primos, a sus primos, y los trabajadores eran empleados por otros hombres de Caithness ya instalados en la Patagonia. Las mujeres los seguían como hermanas y esposas.
Los siguientes apellidos provenientes de Caithness aún persisten en la Patagonia: Hamilton, Bain, McPherson, Cormack, Nicolson, Oman, Earsman, Barnetson, MacLeod, Harper y MacKay.
La emigración desde Escocia ha sido siempre continua. Las personas abandonan Escocia por muchas razones –comerciales, intelectuales, militares, laborales, sanitarias, religiosas–. Mientras que algunas decisiones fueron por cuenta propia, otras fueron bajo presión.
Se ha dicho que la Patagonia era “apropiada solo para escoceses y ovejas”, y muchos de esos primeros pioneros provenientes de Caithness aceptaron el desafío. Algunos se convirtieron en exitosos ovejeros de la Patagonia. Otros encontraron el ambiente y el estilo de vida difícil y regresaron a su país.
Este capítulo busca describir aspectos de la vida en Caithness que podrían haber motivado o forzado a hombres (y mujeres) a arriesgarse a vivir en una tierra literalmente ubicada al otro lado del mundo. En total hemos identificado alrededor de 60 hombres y mujeres de Caithness que llegaron a la Patagonia[2]. “Durante el periodo de 1870 a 1890, los ciudadanos británicos representaron un quinto de todos los inmigrantes residentes en la Patagonia”[3].
También se considerará por qué algunos tuvieron éxito y prosperaron mientras que otros regresaron a la tierra que dejaron atrás.
El paisaje y el clima
El paisaje de Caithness es ante todo plano, y en general, es un paisaje sin árboles. Hay remanentes de plantaciones arboladas, mayormente alrededor de las granjas, pero el Caithness del siglo xix estaba mayormente deforestado.
El clima prevaleciente es ventoso. La Patagonia es plana y más ventosa en comparación. Cuando los hombres y mujeres de Caithness llegaron a la Patagonia lo llano y ventoso no era un problema, pero la mera escala del paisaje infinito de la Patagonia y el persistente viento debe haberles sacado el aliento literal y físicamente.
La lluvia en gran parte de Caithness alcanza un máximo de 40 pulgadas al año, y “cambiante” podría ser una buena manera de describir su clima. La lluvia en la Patagonia podría alcanzar las 17 pulgadas anuales (en un buen año).
Vida silvestre
La Patagonia es hogar de un gran número de especies silvestres. El guanaco y el ñandú deambulan libremente y fueron una fuente importante de comida y vestimenta. El puma era la pesadilla del ganadero patagónico, ya que mataba un gran número de ovejas y corderos. Estos eran animales que los provenientes de Caithness nunca hubieran encontrado en su tierra natal. Conocían a los zorros como potenciales depredadores de los corderos, y los cuervos estaban siempre al acecho de corderos en apuros. El único animal “salvaje” que se habría matado por comida era el conejo, aunque el robo de huevos de aves marinas captaba algo de atención.
Agricultura
En el este, Caithness tiene rica tierra agrícola y fue reconocida como un área productora de granos. Al avanzar hacia el oeste, este paisaje fértil se convierte en un páramo pantanoso, que representa alrededor del 60% del terreno de Caithness. Esta región occidental eventualmente se eleva a la única modesta cadena montañosa, que alcanza 706 metros de altura en el pico de Morven.
A fines del siglo xix, gran parte del condado agrícola estaba conformado por extensas granjas, mientras que las áreas hacia el sur y el oeste se aferraron a la agricultura crofting[4], la cual era más precaria financieramente. Las grandes granjas cultivaban granos y criaban ovejas y ganado para exportación.
La siguiente tabla muestra los precios que se pagaban por las ovejas de Caithness durante un período de 23 años:
James Hunter[5] cita los siguientes precios para la lana: “Los precios máximos para la lana Cheviot y Blackface en el mercado de Inverness en 1864 rondaban los 40s. y 20s. por stone[6] respectivamente, comparada con los 16s. y 9s. a comienzos de 1850”.
El arrendatario que, como mucho, disponía de algunos acres, mantenía algunos animales –no hacía más que pagar su renta–. La agricultura a pequeña escala era una economía de subsistencia. Algún empleo ocasional estaba disponible en las granjas más grandes.
El rendimiento promedio de una pequeña granja se calculaba como seis meses de alimento para una familia, con semillas para el año siguiente, pero nada más allá de eso, para cubrir la renta, comprar ropa o comida para el resto del año[7].
Mientras que Caithness jamás experimento la extensión de la ganadería ovina que efectivamente despobló gran parte de las tierras altas, fue sin embargo un hombre de Caithness, Sir John Sinclair, quien estuvo entre los primeros en introducir la ganadería ovina en gran escala en Caithness. Originalmente adquirió 500 ovejas Cheviot para su propiedad en Langwell (Caithness) –que aumentó a 3000–. Desafortunadamente, tanto él como aquellos que lo siguieron en Langwell adoptaron la ruta del “despeje” para desalojar familias de sus pueblos tradicionales del interior para llevar una vida precaria en las franjas costeras.
Las llamadas “Highland Clearences”[8] comenzaron alrededor de 1790 cuando se combinaron dos factores. En primer lugar, muchos de los propietarios existentes y jefes de clanes en Escocia estaban gastando en renta más de lo que sus tierras podían generar. En segundo lugar, varios innovadores agrícolas comenzaron a complementar sus ingresos con la introducción de grandes rebaños de ovejas en sus tierras. Los ovejeros estaban dispuestos a pagar una renta considerablemente mayor que los arrendatarios existentes, y mientras los rebaños de ovejas llegaban, los ocupantes anteriores eran considerados poco rentables y ocupantes de buenas tierras de pastoreo. Los propietarios comenzaron entonces un proceso de “despeje” de los arrendatarios existentes. Algunos fueron provistos de franjas de tierra sin valor cerca de las áreas costeras, otros emigraron o –aún peor– fueron forzados a emigrar, mientras que muchos otros simplemente se hundieron en la pobreza.
El cuidado de los pobres en Escocia estaba originalmente en manos de la Iglesia, que los asistía con sus fondos. En 1845, la Ley de Pobres (Escocia) creó una Junta de Supervisión central con la potestad de aumentar los impuestos para aliviar la pobreza. Las parroquias locales comenzaron a administrar la distribución de esos fondos.
Los despejes se sucedieron por todas las tierras altas e islas occidentales de Escocia. Algunos adquirieron una notoriedad significativa, como las de Sutherland y Barra, por el duro trato que recibió la gente. Los despejes en Caithness fueron menos duros y no de la misma escala que en otras áreas. De todos modos, la gente fue apartada de las tierras que habían ocupado por generaciones[9].
Alrededor de la época en que los primeros hombres de Caithness se dirigían a la Patagonia, la cría de ovejas de Caithness había estado pasando por un período de escasez, pero para 1880 se informó que las ovejas de Caithness estaban nuevamente en óptimas condiciones[10]. Los hombres de Caithness, por lo visto, tenían experiencia y competencia como pastores y cuidadores de ovejas. Por tanto, se habrían sentido cómodos abordando una potencialmente emocionante aventura en la lejana Patagonia. Un anuncio de 1900 en el que se comunicaba que se buscaba un pastor para una granja de Surrey (Inglaterra) da cuenta de que los pastores de Caithness eran usualmente solicitados.
Sin embargo, la necesidad de pastores de Caithness en la Patagonia comenzó tempranamente en 1891 cuando John Hamilton publicó su anuncio en el periódico John O’Groat:
Se solicitan pastores –unos pocos hombres jóvenes y solteros para la Patagonia, América del Sur. Compromiso de cinco años, salarios de £30 el primer año, aumentando a £60 el último año. Pasaje pago, domicilio y manutención durante todo el tiempo que dure el compromiso laboral. Postularse personalmente por carta dirigida a James Hamilton, Clothier, 52 Dempster Street, Pulteneytown, Wick[11].
El crofting era un modo de agricultura de larga data en el norte de Escocia. Era un tipo de agricultura de subsistencia en el cual muchas familias complementaban sus ingresos mediante el trabajo estacional en establecimientos más grandes, especialmente en época de cosecha. Muchas de las granjas más grandes fueron creadas mediante la integración de tierras previamente ocupadas por pequeñas granjas.
No obstante, la vida de los peones era una de muchos agravios. Interesantemente, George Brown, granjero en Watten Mains (Caithness), una granja de unos 500 acres, escribió un ensayo sobre cómo lidiar con los agravios de los peones. Señala que muchos de estos ultrajes eran “la raíz del despoblamiento rural”. Consideraba que un agravio era trabajar por largas horas, pero esto no era fuera de lo común para muchas ocupaciones y no queda duda de que quienes emigraron a la Patagonia continuaron experimentando largas jornadas laborales, muchas de las cuales eran de horas a caballo.
Los bajos salarios fueron una injusticia identificada por Brown, quien reconocía que en comparación con otros oficios había escaso margen para un aumento monetario en los salarios. Era más probable que los agricultores proveyesen “un plato extra de comida o una hilera de papas” que un incremento monetario.
La Patagonia ciertamente ofrecía la oportunidad de mejores salarios. John Hamilton reclutaba pastores de Caithness y les ofrecía sueldos de £ 30 por año, y los aumentaba a £60 luego de cinco años. Los peones en Caithness no esperaban este rango de aumento.
En 1894 se demostró que un labrador (la élite de los agricultores) en Caithness podría alcanzar las £ 34 por año, mientras que un labrador en el condado de las tierras bajas podría ganar £ 59 por año[12].
Brown prosigue identificando la vivienda precaria como uno de los principales problemas –“la vivienda es lamentablemente pobre… con higiene deficiente”–. El espacio también era un problema. La familia Bain, que partió hacia la Patagonia, es un ejemplo –una familia de 11 individuos fue forzada a compartir una de las casas más pequeñas–. Finalmente, Brown señala el asunto del pago de los salarios. Los peones podían pasar una temporada completa con un solo pago, mientras que otros trabajadores recibían para esa época pagos semanales o mensuales.
Las condiciones de vida eran necesariamente peores para aquellos con pocos recursos y oportunidades para acumular algún tipo de riqueza. Por otro lado, había terratenientes y propietarios que eran tanto solventes económicamente como capaces de acumular riquezas (a menudo a expensas de los pobres). La mayor parte de la tierra de Escocia era propiedad de unas pocas personas, quienes poseían el poder político y financiero.
La promesa de ser propietarios en otro país debe haber atraído a varios. En la Patagonia no todos se volvieron terratenientes, pero aquellos que sí disfrutaron de una vida inconmensurablemente mejor que en Caithness.
Política
En el momento en que inicia la emigración desde Caithness a la Patagonia existía un significativo movimiento político en apoyo a los crofters escoceses. Las elecciones generales de 1885 se libraron en Caithness sobre un solo tema: la cuestión de la tierra.
Magnus Sinclair de Clyth resumió de modo muy simple los que los crofters de Caithness buscaban: “Lo que queremos es que nuestras tierras sean valuadas por jueces locales competentes, compensaciones por mejoras, y que la tierra de nuestro país sea entregada a su gente para vivir, con una renta justa”.
Clarence Sinclair, hijo del miembro del parlamento en ejercicio Sir Tollemache Sinclair, quien fue el segundo mayor terrateniente en Caithness, defendió al Partido Liberal contra el Dr. Gavin Brown Clark, del Partido Crofters. La participación fue alta, y Clark derrotó a Sinclair cómodamente por 2110 votos contra 1218, una diferencia de 892[13].
Clark era considerado amigo de los crofters y constantemente proponía una mejor vida para los pobres y la eliminación de la pobreza. En un discurso en Dunbeath, en el distrito de Latheron de Caithness, habló sobre lo que creía que eran las causas de la pobreza: “Los ministros de la Iglesia Oficial nos dicen que la pobreza es causada por leyes derivadas de Dios, pero la pobreza económica es causada por el monopolio y el privilegio”.
La situación con respecto a los crofters existía en todas las Tierras Altas, pero en Caithness hubo una revuelta específica de los crofters en la propiedad de Clyth (la familia Bain era arrendataria de dicha propiedad).
En 1882, los inquilinos de la propiedad de Clyth iniciaron una huelga de renta. El dueño de la propiedad era Adam Sharpe, un hombre que no era de Caithness. El día en que se vencían las rentas, alrededor de 200 de sus arrendatarios se reunieron afuera de su puerta en Bruan Lodge. Sharpe se rehusó a reconocer los reclamos y amenazó con iniciar acciones legales si los pagos no se efectuaban. De todos modos, las personas de Clyth Estate unánimemente decidieron no pagar la renta ese día. Luego de más discusiones, acordaron no infringir la ley y que cada inquilino simplemente pagara lo que pudiera: “La gente común era mantenida en gran servidumbre, y la mayor parte de su tiempo se destina a sus tierras, un impedimento invencible para la prosperidad del país” (Pennant en Caithness, 1769).
La presión política finalmente entregó la Comisión Crofters, que había sido establecida por la Ley Crofters Holdings (Escocia) de 1886. La ley fue introducida tras un informe de la Comisión Napier al Parlamento en 1884. Lo remitido por la Comisión Napier fue “investigar la condición de los crofters y cottars en las Tierras Altas e islas de Escocia y todos los asuntos que los afecten o se relacionen con ellos”. La Comisión concluyó que la era de los notorios “despejes” de los últimos siglos había causado “cierta restricción, resistencia y angustia”.
Las principales causas de los reclamos fueron identificadas con:
- El tamaño de las propiedades en arriendo.
- La falta de seguridad de la tenencia.
- La falta de compensación por las mejoras hechas por los inquilinos.
- Las altas rentas.
- La pérdida de tierras con propósitos deportivos.
La ley de 1886 introdujo una nueva forma de tenencia de la tierra basada en los principios de:
- Seguridad de tenencia.
- Una renta justa.
- Compensación por mejoras permanentes al término de la ocupación[14].
La papa
Un cultivo que se desarrolló donde fuese posible fue el de las papas. Eran fáciles de cultivar y proveían de sustento nutritivo en la dieta. Sin embargo, también fue la papa la que creó una gran catástrofe para el norte y oeste de Escocia. Durante 1846 prácticamente todo el cultivo sufrió de una enfermedad conocida como blight, un hongo. En ese momento había una dependencia excesiva de la papa, y debido a la enfermedad la pobreza severa se estableció. Nuevamente, Caithness escapó de lo peor; aun así, allí también las familias luchaban para comer y pagar su renta. La temida plaga continuó siendo un problema, aunque reducido. De todas formas, todavía en 1880 existía el miedo en el área de Lybster de que podría regresar.
Caballos
Los caballos eran y continúan siendo una necesidad en la Patagonia. Si bien a Caithness no le faltaban caballos, las habilidades a caballo requeridas en la Patagonia habrías sido diferentes a las de Caithness. En general, los caballos en las granjas de Caithness eran caballos de trabajo que tiraban arados y carros. Estos nuevos pastores de Caithness patagónicos se hallaron a sí mismos aprendiendo nuevas habilidades a caballo. El tamaño y extensión de las granjas ovejeras en Caithness eran significativamente menores que las de las estancias patagónicas, por lo que el requisito de usar caballos para reunir ovejas habría sido limitado. Sin embargo, un hombre da testimonio oral sobre usar un caballo en una granja de Caithness para este propósito[15].
La variedad de caballos en Caithness era bastante amplia. El periódico The Northern Ensign de 1882 enlistó el siguiente rango de una venta anual y exhibición de caballos –potros y potrancas Clydesdale, caballos de trabajo, caballos de arnés, percherones y ponis–. La cantidad de caballos en el evento era de 400[16].
Al parecer, algunos se usaron para tareas más serviles:
Foto cortesía del Johnston Photographic Collection.
Delitos
Se ha sugerido, pero nunca probado, que algunos de los emigrantes estaban “huyendo” de algunos delitos. El delito en Caithness a finales del siglo xix era rara vez grave; la mayoría de los asuntos que eran resueltos por la policía eran perturbación del orden público, embriaguez, abigeato. Sin embargo, en 1900 se informó que 523 delitos habían sido denunciados a la policía de Caithness el año previo[17].
El relativo aislamiento de la novedosa industria ovina en la Patagonia habría creado pocas oportunidades para los delitos de alguna importancia, pero donde hay gente existe la tentación. La policía de la Patagonia estaba mayormente centrada en los crecientes centros urbanos como Río Gallegos y Puerto Deseado. Cualquier delito rural habría requerido un largo viaje para juzgar o arrestar a los culpables.
La “revolución” patagónica de 1919-1920 (Patagonia Rebelde) creó, sin embargo, problemas para muchos criadores de ovejas y muchos de los actos asociados a ella fueron descritos como delictivos, cuya respuesta involucró a la policía y al ejército. Se presume que John Hamilton desempeñó algún papel en términos de discusión y representación de los intereses de los ganaderos, mientras que también se cree que algunos miembros de la familia Bain se vieron afectados, y parece cierto que la familia de John Cormack, hombre de Caithness, fue directamente afectada por los “rebeldes” que saqueaban su propiedad.
Pesca
El siglo xix también vio a Caithness desarrollar plenamente las riquezas del mar. El arenque abundaba en las costas del este y Wick y otros puertos más pequeños, como el de Lybster, sacaron provecho. Con el arenque llegó el empleo. Wick se convirtió en una importante estación pesquera, y desembarcó millones de toneladas de arenque y proveyó empleo a pescadores y mujeres destripadoras de pescados, además de dar lugar a varios oficios auxiliares como el de fabricación de barriles, fabricación de cuerdas, herreros, etc. Los pequeños puertos, principalmente los ubicados a lo largo de la costa este, también proveyeron oportunidades, especialmente para los crofters que ahora podían complementar sus magros ingresos agrícolas como pescadores.
Los arenques, sin embargo, son peces volubles y sus cardúmenes se mueven. Sumado a la sobrepesca, la industria comenzó a declinar y las pequeñas estaciones de pesca como Lybster declinaron también. Sin embargo, el año 1900 fue bueno para Lybster, con 380 crans[18] desembarcados, y eso en comparación con solo 190 el año anterior. Los pescadores también seguían los arenques y muchos de ellos eran empleados regularmente durante la temporada de pesca en las islas occidentales.
Población
Cuando los primeros hombres de Caithness comenzaron a partir hacia la Patagonia, las oportunidades de empleo en Caithness estaban disminuyendo y la emigración se convirtió en una propuesta más atractiva.
En 1861 el censo registró una población de 41.000 habitantes en Caithness; en 1891 la cifra rondaba los 30.000 y para 1921 el número había disminuido a 25.700[19]. La siguiente tabla muestra la fluctuación de la población de Caithness desde 1801[20].
Sociedad
La necesidad fue el motivo para muchos de los que eligieron emigrar. Pero ¿por qué la Patagonia?
La emigración desde Escocia no era un fenómeno nuevo. Mucho se ha escrito sobre las grandes oleadas de personas que se fueron por los desalojos durante lo que se conoce como Highland Clearences. El desalojo de los crofts de Caithness en ningún lado fue tan severo como en las partes occidentales del país, pero, no obstante, el despojo y el desplazamiento fueron una característica y un factor en la larga historia de la gente de Caithness que poblaba varias partes del mundo. La Patagonia no fue un destino hasta la última parte del siglo xix cuando, entre ese momento y los primeros años del siglo xx, hombres y mujeres de Caithness viajaron hacia la otra punta del mundo.
En verdad, los primeros patagónicos de Caithness partieron hacia las Islas Falkland[21]. Dos hombres de Caithness que serían los catalizadores para el nexo entre Caithness y Patagonia hicieron de las Islas Falkland su destino inicial. Interesantemente, estos dos hombres provenían de dos partes muy separadas de la sociedad de Caithness, pero fueron responsables de traer a otros a la Patagonia.
John Hamilton llegó a las Falklands alrededor del año 1878. Reclutado por la Falklands Island Company como pastor, fue contratado por el término de cinco años. John Hamilton, sin embargo, podría no parecer un pastor natural. Su padre era un sastre y tenía una sastrería en el pueblo de Wick. Al momento del nacimiento de Hamilton en 1858, Wick fue reconocida como la capital europea del arenque. No existe evidencia de que la familia Hamilton tuviese alguna conexión directa con la industria de la pesca, pero, como todos los negocios del pueblo en ese momento, se habrían beneficiado de la positiva situación económica del pueblo. El dinero se hacía y por lo tanto se gastaba, y una nueva muda de ropa podría haber sido una compra común.
El conocimiento y la experiencia de John Hamilton respecto a las ovejas podrían haber venido de su familia materna. Algunos de sus hermanos y hermanas eran activos en el mundo de la ganadería. Aunque sabemos poco de los primeros años de Hamilton, por lo que sabemos podríamos señalar que se “inclinaba” más hacia su madre.
John Hamilton fue el segundo hijo, y tercero en una familia de nueve hijos. Como en muchas familias, el hijo mayor esperaría heredar el negocio del padre y los hijos menores deberían buscar nuevos medios de empleo. Al menos dos y posiblemente tres de los hermanos de John también emigraron, pero ellos tomaron la ruta más usual hacia Australia y Norteamérica.
La escolarización para John Hamilton habría sido una certeza. La Ley de Educación de Escocia de 1872 hizo de la escolarización en Escocia obligatoria, pero antes de eso Caithness contaba con muchas escuelas y muchos niños habrían experimentado la educación formal. Wick contaba con muchas escuelas, y dado el estatus de la familia de John Hamilton, muy probablemente habría asistido a la Academia Wick. Desafortunadamente, no sabemos cómo le fue académicamente, pero dado su éxito y espíritu empresarial en su vida posterior, podemos suponer que se desempeñó razonablemente bien. Las escuelas en Escocia en esa época (mediados del siglo xix) operaban bajo un sistema de maestros-alumnos donde los niños más “brillantes” podían asistir al maestro. Quizás John Hamilton fue un alumno pupilo.
John Hamilton dejó su hogar cuando tenía veinte años, aunque sabemos que residía en la casa familiar en East Banks (Wick) durante el censo de 1871; los años siguientes, antes de partir hacia las Falklands en 1878, son algo así como un espacio en blanco respecto a datos confiables.
Dada su eventual carrera con ovejas y su conocida asociación con el lado materno de su familia, es razonable asumir que desarrolló un interés por la agricultura durante estos años. Existe una –no confirmada– asociación que vincula el reclutamiento de las Islas Falkland con un tal Alexander Bremner, un agricultor en Stirkoke Estate en Caithness. Bremner estaba casado con una hermana de la madre de Hamilton.
El segundo hombre que lideraría una afluencia de patagónicos de Caithness fue William Bain. Él también parece haber hecho su primer arribo en tierras del sur en las Islas Falkland. Sin embargo, la Caithness de los Bain difiere de la de John Hamilton. Bain era el mayor de una familia que eventualmente llegaría a once. Nació en 1877 en una familia de pescadores en un pequeño municipio agrícola llamado Mavesy, cerca del pueblo de Lybster. Mantuvo un estilo de vida de subsistencia en su forma más riesgosa –estaban hacinados en una pequeña casa–, y sostuvo a su familia con lo que recaudaba de magras oportunidades agrícolas y la ocasional ayuda de la cercana pesca de arenque.
En 1884 hubo llamados para que aquellos que vivían en pueblos sobrepoblados recibieran dinero del gobierno para construir viviendas adicionales[22]. La mala salud era atribuida a (y causada por) el hacinamiento en las viviendas, especialmente aquellas compartidas comúnmente con ganado. Ya en 1842, un informe sanitario de los comisionados de la Ley de Pobres encontró que
Las varias formas de epidemia, endemia y otras enfermedades causadas, agravadas, o propagadas principalmente entre las clases trabajadoras por impurezas atmosféricas, producidas por substancias animales y vegetales en descomposición, por la humedad y la suciedad y por las viviendas cerradas y hacinadas.
No sorprende entonces que dos de los niños de la familia Bain murieran después de contraer sarampión. Y no sorprende que encontremos, en el censo de 1891, cuando William tenía solo cuatro años, que estaba viviendo con sus abuelos MacGregor en su croft cerca de Achavar, para crear un poco más de espacio en el hogar de los Bain. En 1891 el censo registra a William de regreso en el hogar familiar en Mavesy e inscripto en la escuela.
Religión
Como se mencionó antes, la educación era importante en Caithness y, para ese momento, William Bain probablemente asistía a la Escuela Lybster, aunque Lybster también tenía una Escuela de la Iglesia Libre y hay evidencia que sugiere que los Bain eran miembros de la Iglesia Libre. Al comienzo de la Iglesia Libre en Lybster, el 95% de la congregación de la Iglesia de Escocia se cambió a la Iglesia Libre. Uno de los referentes de la Iglesia Libre era John Bain de Mavesy, con toda probabilidad relacionado con los Bain patagónicos[23].
La Iglesia Libre de Escocia fue creada en 1843 a raíz de una disputa con la ya establecida Iglesia de Escocia. Hasta ese punto, los propietarios locales seleccionaban a los ministros de la iglesia para cada área y varias disputas surgieron cuando la congregación local no estuvo de acuerdo con la elección del propietario para ministro. La Iglesia Libre se creó para permitir que el “pueblo” eligiera sus propios ministros. La “Disrupción”, como se la conoce, vio a partir de entonces muchas áreas con dos iglesias.
La religión siempre ha tenido una presencia significativa en Caithness con las diversas denominaciones que tenían iglesias en todo el condado. La familia Hamilton pertenecía a la Iglesia Libre Unida, mientras que la familia Bain era miembro de la Iglesia Libre. A pesar de esto, hay poca evidencia de que Hamilton o Bain trajeran fuertes creencias o prácticas religiosas a la Patagonia.
Las iglesias en Caithness estaban, como otras a lo largo de Escocia, constantemente en guerra contra el suministro y consumo de alcohol. El whisky, por supuesto, es sinónimo de Escocia y de la inmoderación, y es, lamentablemente, algo así como una “insignia” cultural. Caithness tuvo un fuerte movimiento de abstinencia promovido y apoyado por las iglesias, que culminó en Wick en 1922, cuando se prohibió la venta de alcohol. Este veto duró 25 años. El alcohol y sus efectos negativos no eran únicos para Escocia, y la Patagonia también puede hacer referencia a algunos problemas importantes como resultado –con demasiada frecuencia en este caso, como un factor en los problemas de salud mental–.
Si es como sospechamos, los Bain formaban parte de la Iglesia Libre, entonces el alcohol podría haber sido algo prohibido. Sin embargo, sabemos que una compañía de Glasgow, Thom y Cameron, importaban a la Patagonia una cerveza que nombró “Tappit Hen”. Ubicaron sus instalaciones patagónicas en Puerto Santa Cruz y fueron los propietarios originales de la Estancia Moy Aike Chico.
Sabemos de un caso en el que, debido a la demora en recibir suministros desde Escocia, un ovejero de la Patagonia pedía regularmente el suministro de whisky para un año.
Patagonia
William Bain aparece por primera vez en la Patagonia alrededor de 1896, cuando la falta de oportunidades en las Islas Falkland lo animó a abordar un barco dirigido a Punta Arenas. Allí encontró empleo como cuidador de ovejas en el negocio ovejero de los Braun Menéndez. William fue contratado para arrear una majada de ovejas hacia el norte, al área de Puerto Deseado, donde se asentaría primero como administrador de estancia para los Braun Menéndez, y luego como dueño de estancia por derecho propio.
John Hamilton había tomado una ruta similar desde las islas alrededor de 1885, inicialmente mientras trabajaba en Oazy Harbour, con Halliday. Hamilton, aunque tenía otras ideas, y a través de la asociación con otros, comenzó a establecer el todavía exitoso negocio de cría de ovejas patagónicas Juan Hamilton.
Una vez establecido como ganadero ovino patagónico, Hamilton buscó emplear pastores de la tierra que había dejado detrás. Publicó anuncios en los periódicos de Caithness en búsqueda de hombres para trabajar como pastores bajo un contrato de cinco años.
Así comenzó el flujo de inmigrantes patagónicos de Caithness. Entre los primeros en enlistarse estuvo John MacKinnon. John era hijo de un granjero de Shielton, en Caithness. La granja Shielton se ubica en un paisaje que es, como mucho, pastizales para ovejas en colinas. Visiblemente similar a partes de la Patagonia, aquí John MacKinnon habría estado muy familiarizado con las ovejas. Caithness es una masa de tierra relativamente pequeña y ningún lugar queda muy alejado de otro. Shielton está a solo unas millas de la granja de Flex, en manos del abuelo materno de la familia de Hamilton. También entre estos primeros reclutas estaban dos hermanos bajo el nombre Christian. Esta familia tenía fuertes lazos con el área de Stirkoke, de nuevo, donde cultivaba la familia materna de Hamilton. Hamilton también reclutaría a John Cormack en Caithness. Originalmente empleada como ensambladora en Punta Loyola, la familia de John Cormack sigue viviendo en la Patagonia, a pesar de que posiblemente haya sido uno de los patagónicos de Caithness menos afortunados.
Tres veces John Cormack se vio forzado a mudar a su familia de un establecimiento a otro debido a disputas de propiedad, la rebelión de trabajadores de Santa Cruz de 1921 y la bancarrota. Así y todo, este mismo hombre, durante una visita a Caithness en 1905, activamente “sugería a los jóvenes (de Caithness) que aprendieran español para que no tuvieran dificultades para obtener un buen pasar en América del Sur”[24].
Mientras que John MacKinnon y los hermanos Christian habrían tenido alguna experiencia en el manejo de ovejas, John Cormack era el hijo de un pequeño crofter en el distrito de Achow, cerca de Lybster. Achow se encontraba entre algunas de las áreas de cultivo más pobres de Caithness y la educación de John se habría reflejado en muchas en el área. Sin embargo, Achow sí tenía una escuela, por lo que el aprendizaje siempre estuvo al alcance de la mano de los jóvenes de Caithness, y John Cormack trajo con él a la Patagonia esta creencia en la educación, donde construyó una escuela y contrató a un maestro para sus propios hijos.
Las pequeñas escuelas rurales de Caithness enfrentaron un difícil desafío para brindar una educación completa. Para asistir, algunos niños tendrían que caminar hasta dos millas de ida y vuelta, en todos los climas. A esto se sumaba el estado de algunos de los edificios escolares.
En 1875, la escuela de Achow fue descripta de la siguiente manera: “El techo es de paja… y la habitación es muy fría e incómoda por las grietas en las paredes y el piso de piedra”[25]. La tentación de no asistir debe haber sido fuerte. Un hombre joven como John Cormack habría sido requerido para ayudar con los cultivos en varias temporadas de siembra y cosecha. John vivía en el croft de Achow con su madre y abuelos, por lo que su ayuda habría sido requerida regularmente. Cuando llegó la oportunidad patagónica, requiere poca imaginación ver por qué alguien como John Cormack habría estado dispuesto a dejar atrás la tierra de Caithness.
William Bain, mientras tanto, estaba creando las bases para lo que sería el imperio patagónico de ganadería ovina de la familia Bain. Cuatro de sus hermanos fueron incentivados a seguir a William a la Patagonia. Los hermanos Donald, George, Angus Robert y David, a su vez, dejaron la pequeña granja en Mavesy por los confines abiertos de la Patagonia. Se declaraba que “la mejor exportación de Lybster era su gente”[26].
Donald, en 1901, y a la edad de 17, antes de dirigirse a Patagonia, trabajó como pescador, y proveyó un pequeño ingreso suplementario para la familia. Los otros hermanos y hermanas, todos estudiosos, siguieron viviendo en el croft de Mavesy.
Actualmente, la tercera y la cuarta generación de la familia Bain continúan siendo una fuerza mayor en el mundo de la ganadería ovina patagónica. Estuvieron entre los fundadores de la Sociedad Rural de Puerto Deseado, una cooperativa de productores que continúa teniendo una influencia considerable en el área. Lo que es evidente entre los descendientes de los Bain es la fuerte continuidad de tradiciones escocesas y en particular un agudo sentido de interés y potencialmente un fuerte vínculo con la tierra que sus antepasados dejaron atrás.
Mantenerse en contacto con su tierra natal durante esos primeros años fue algo difícil. Las cartas podían demorar varios meses en llegar desde cualquier dirección, por lo que las “noticias” ya eran “viejas noticias” al llegar. Habiendo hablado con las generaciones actuales, parece que, si la escritura de cartas era común, ninguna de ellas ha sobrevivido. Anecdóticamente, sabemos de un patagónico de Caithness que ordenó que todas las cartas y documentos fueran quemados a su muerte. Si las cartas efectivamente llegaban a Caithness, habrían sido transportadas a su destino final vía mensajeros.
En una ocasión en 1880, las cartas destinadas a Dunbeath fueron misteriosamente robadas mientras el mensajero estaba en Lybster. Varias cartas abiertas fueron descubiertas más tarde debajo de un puente cercano –con suerte, ninguna de las cartas desde Patagonia estaban entre estas–.
Mujeres
Entre las primeras acciones que llevaron a cabo los hermanos Bain fue la de volver a su Caithness natal por esposas. Cada uno de los cinco hermanos viajó de regreso para casarse con una muchacha de Caithness. Más a menudo que los hombres, que originalmente emigraron a la Patagonia, estas mujeres tenían potencialmente mucho más que perder al dejar atrás su tierra natal.
La vida de una mujer en el Caithness rural del siglo xix habría tenido pocas sorpresas. Criadas en un croft, lo más probable era que se casaran con alguien de la misma comunidad, o al menos con alguien del mundo agrícola. Todavía era una época en la que el lugar de la mujer era el hogar. Un buen número de mujeres de Caithness dejó su hogar para trabajar como sirvientas en ciudades como Edimburgo, y como testamento de sus habilidades de cocina, muchas fueron empleadas en grandes casas de Edimburgo como cocineras. Sin embargo, su papel seguía siendo subordinado.
Mientras la educación se incrementaba para todos, la educación de un varón era más amplia, mientras que las mujeres aprenderían lectura y escritura básicas, y el énfasis estaba puesto en las habilidades domésticas. Cocinar, limpiar y criar una familia era el destino esperado de la mujer rural de Caithness.
Súbitamente, apareció en el horizonte para algunas la oportunidad de casarse con un ovejero patagónico. Cuando el primero de los hermanos Bain regresó a Caithness para casarse, habría habido en cierta medida una discusión comunitaria sobre lo que esto significaba, y tal vez “¿quién podría ser la próxima?”. Sin embargo, incluso aquellas “elegidas” podrían haber sospechado poco del estilo de vida que encontrarían en esta tierra lejana.
La vida de las mujeres en las parroquias rurales de Caithness habría sido comunal. Los crofts estaban situados bastante cerca unos de otros, por lo que los vecinos estaban al alcance de la mano. Eran importantes en tiempos de necesidad, e igualmente significativos en términos de compañía. Se celebraban regularmente eventos comunales como bailes, mercados (donde las atracciones principales eran las galerías de tiro y los bazares), muestras agrícolas y conciertos sociales, que brindaban la oportunidad de conocer amigas y sin duda, en muchas ocasiones, hombres jóvenes.
Tasas de ilegitimidad, condados escoceses seleccionados, 1883
Condados escoceses | Nacimientos ilegítimos cada 1000 |
Orkney | 33 |
Ayr | 88 |
Berwick | 103 |
Roxburgh | 108 |
Caithness | 115 |
Aberdeen | 132 |
Kirkcudbright | 146 |
Dumfries | 147 |
Elgin | 152 |
Banff | 168 |
Wigtown | 182 |
La ilegitimidad en Caithness, en comparación con otras áreas escocesas, fue más baja, pero el alcance de los nacimientos ilegítimos en Caithness todavía era significativo.
A comienzos del siglo xix, tales indiscreciones eran tratadas seriamente por la iglesia. Aquellos culpables de lo que se conocía comúnmente como “fornicación” eran primero llamados a comparecer ante la Kirk Session (un grupo de hombres que controlaban la iglesia). Aquí se requería que la mujer nombrara al “fornicador” conjunto y luego se solicitaba que ambas partes comparecieran tres veces en la iglesia ante la congregación, admitiendo así su pecaminosidad. También se cobraba una multa monetaria. Dado el continuo número de casos, este “castigo” tenía poco efecto. De todos modos, la “deshonra” asociada con la ilegitimidad continuó por un tiempo considerable.
En comparación, las mujeres tenían menos oportunidades. El matrimonio con un criador de ovejas de la Patagonia tal vez se sentía como una gran liberación de una tierra que ofrecía poco.
Las mujeres en los pueblos estaban esencialmente limitadas por muchas de las mismas restricciones. En Wick había oportunidades de empleo para un potencialmente mejor pasar. Los negocios requerían trabajadoras de oficina y las familias adineradas requerían niñeras e institutrices. Pero, en un pueblo como Wick, incluso estas opciones eran limitadas. La principal fuente de empleo para las mujeres en Wick era lo relacionado con lo doméstico, de servicio o como destripadoras de arenque. Estos últimos eran numerosos, y muchas inmigraron a Caithness desde las partes occidentales del país.
La vida de una chica empleada en la industria del arenque era dura. Su trabajo era simplemente destripar arenques, listos para empacarlos en barriles con sal para exportación. Wick, como sabemos, estaba sacando del mar millones de toneladas de arenque y la industria, por lo tanto, requería de un número significativo de destripadores, mayormente un trabajo de mujeres. La velocidad era esencial. Para asegurar que el arenque estuviera listo para la exportación lo más pronto posible, y como el pago dependía de la cantidad de barriles que pudieran llenar, mientras más rápido trabajaran, más dinero ganarían. La velocidad también conllevaba dedos cortados, y con esos mismos dedos tendrían que trabajar en agua salada; podemos solo imaginar la molestia.
Aun así, estas mujeres siempre aparentaban ser joviales. La limpieza de arenques también proveía oportunidades para que las mujeres abandonaran Wick, a menudo por cortos periodos, pero a pesar de todo podían ver y experimentar una tierra lejana. Los equipos de chicas “seguían al arenque” a medida que los bancos de peces se desplazaban hacia el sur, al igual que la industria pesquera, y muchas de las chicas de Wick viajaron a lugares exóticos del sur de Inglaterra.
No hay evidencia de que las mujeres que trabajaban en la industria del arenque fuesen a la Patagonia.
Una mujer de Wick se convirtió, sin embargo, en una esposa patagónica. Janet Nicolson nació en Wick en 1855, hija de Peter Nicolson, un carretero, que probablemente se dedicaba en cierta medida al transporte hacia y desde el puerto. Janet se casó con Alexander Nicol, empleado como jefe de correos en Wick, quien dejó este trabajo para emigrar a la Patagonia. Al igual que muchos hombres de Caithness, Alexander regresó en busca de una esposa. Janet no se asentó en la Patagonia, a pesar de haber dado a luz a un hijo en Río Gallegos. Dos años después Janet regresó con su hijo a su pueblo natal, irónicamente para, según creemos, no volver a ver ni oír de su esposo nuevamente.
Otra mujer que regresó desde la Patagonia a su tierra natal fue Williamina Sutherland, o como era conocida entonces, la Sra. John MacKinnon.
Como vimos antes, John fue uno de los primeros pioneros patagónicos, y como los demás, regresó a Caithness por una esposa. Williamina, como John, era de origen ganadero y no fue la vida ganadera patagónica como tal lo que los obligó a regresar. Cuatro niños nacieron en la familia MacKinnon en la Patagonia, pero por desgracia tres de ellos murieron en rápida sucesión. Esto fue evidentemente demasiado para la familia MacKinnon, por lo que John y Williamina regresaron con su hijo a su tierra natal y a su familia extendida. Los tres niños son recordados en el Cementerio de Río Gallegos y aunque desconocemos la causa de su muerte, al haber ocurrido en un tiempo tan corto, solo podemos suponer alguna forma de enfermedad virulenta.
La muerte en una familia puede crear toda clase de desafíos, especialmente para familias con negocios. La marca del éxito de un hombre de Caithness es equiparada regularmente con el tamaño y grandeza de su lápida. En el Cementerio Municipal de Wick se levanta un monumento significativo para los padres de John Hamilton, cuya lápida en Buenos Aires no es menos imponente. En contraste, y tal vez para demostrar el valor relativo, hay una cruz de madera para un John Gunn, de Caithness, en un pequeño cementerio en una estancia patagónica.
Las mujeres con las que los hermanos Bain iban a casarse pertenecían a su propia esfera social, aunque para el momento en que se casaron, los hermanos podían haberse considerado mejor ubicados socialmente. Para una joven mujer del área de Lybster, casarse con un granjero era considerado una mejora en la escalera social, por lo que casarse con un ovejero de la Patagonia debe haber parecido aún mejor.
Tres de los hijos de Bain se casaron con mujeres del área de Lybster. William se casó con Elizabeth Sinclair, la hija de un trabajador agrícola de una granja en las afueras del pueblo de Lybster. Elizabeth habría conocido la vida agrícola, como hija y por su experiencia como criada en un establecimiento en el área de Halkirk en Caithness. La crianza de Elizabeth fue un poco diferente a la de otras chicas, pero llegó a convertirse en la matriarca de la familia Bain patagónica.
Caithness fue y siempre sería una parte de la vida de Elizabeth. Su primer hijo nacido en la Patagonia falleció, por lo que Elizabeth regresó a la casa familiar en Lybster para dar a luz a su segundo hijo. La familia y Caithness se consideraban una opción más segura que dar a luz en la Patagonia.
Donald Bain también encontró a su esposa cerca de Lybster. Helen Ross era la hija de un pescador crofter en Achastle, un pueblo crofter con un pequeño puerto, aunque, en ese momento, exitoso. Como en muchas de estas pequeñas áreas costeras, constantemente se perdían vidas en el mar o en sus cercanías. Al pescar en pequeñas embarcaciones abiertas, los pescadores estaban a merced de lo que podía ser un cambio brusco en el mar. En 1880 una tormenta destruyó cinco barcos pesqueros en Lybster, una importante pérdida para los ingresos de los pescadores y sus familias. Las pérdidas se calcularon en 1200 libras[27].
Las caídas desde los acantilados también eran la causa de varias muertes de jóvenes a lo largo de la costa, y Helen Ross perdió a un hermano por una caída desde el techo de un edificio. La vida era precaria. Sin embargo, Helen Ross se halló en la Patagonia, y podemos asumir que tenía una personalidad extrovertida. Se decía que bailar era su pasión, y aunque habrá tenido muchas oportunidades en Caithness, en las solitarias estancias de la Patagonia muchos menos lugares de reunión habrían estado disponibles.
Salud
Enfermedades como el sarampión, la tos ferina y otras eran muy comunes en Caithness. Dos miembros de la familia Bain fallecieron jóvenes por contraer sarampión, que en ese momento se llevó varias vidas jóvenes. El hermano de John Hamilton, Andrew, también murió joven y todo esto a pesar de una rápida mejora en el servicio de salud de Caithness.
En los primeros años del siglo xix, las enfermedades eran comunes en Caithness. El cólera sumó muchas muertes alrededor de 1832. El esparcimiento de las enfermedades se atribuía frecuentemente a la falta de higiene. Las viviendas en el área rural eran, en el mejor de los casos, muy básicas.
La familia crofter regularmente compartía su vivienda con animales. En una sección del edificio vivía la familia mientras que otra parte era ocupada por animales, con poca o ninguna forma de evitar que un área se conectara con la otra. Las cosas mejoraron enormemente cuando John Alexander, un hombre local, se graduó de médico.
El Dr. John, como se lo conocía afectuosamente, no solo cuidó muy bien de sus pacientes, sino que cuando se convirtió en el primer oficial de salud de Caithness peleó por mejoras sanitarias y les dio inicio.
Sin embargo, Caithness tiene una relativamente fuerte historia de longevidad. La esperanza de vida actual en Escocia es de 76,8 años para los hombres y de 81 años para las mujeres. Esto se compara con cifras de 1891-1900, cuando la esperanza de vida era de 44,7 y 47,4 respectivamente. La siguiente tabla muestra el crecimiento constante de este ítem a lo largo de los años:
Peter Sutherland de Latheron demostró que vivir en Caithness podía sostener la vida. Peter murió cuando tenía 114 años y todavía salía a caminar regularmente cuando tenía 100 años[28].
Entretenimiento
Se dice que las personas jóvenes dejaban las áreas rurales en busca de más entretenimiento.
La música y el baile siempre han sido parte de la vida cultural de Caithness. Cada pueblo y comunidad organizaba bailes regulares. La música, principalmente de violín y acordeón, pondría los bailes en acción. Eran verdaderos eventos comunitarios con gente de todas las edades.
Es por lo tanto tentador imaginar que Helen Ross habría sido una participante entusiasta en muchas eightsome reels[29]. El baile más formal se conoce como highland, baile de las Tierras Altas, en el que el bailarín, normalmente con una vestimenta tradicional de las Tierras Altas –con falda escocesa completa–, realiza una variedad de pasos de baile estructurados. La música para estos bailes era proporcionada por las gaitas. Tal vez Helen Ross conocía y realizaba estos bailes, a menudo complicados.
El alcance de la actividad de Helen relacionada con el baile tanto en Caithness como en la Patagonia aún no se conoce por completo, pero desafortunadamente la vida de Helen se vio truncada al fallecer durante el parto. Extrañamente fue este triste evento el que llevó a dos de sus hijas a continuar los lazos familiares con Caithness. Para que Donald Bain, ahora viudo, pudiera hacer frente a la situación, sus dos hijas viajaron a Lybster, donde asistieron a la escuela y permanecieron allí con sus abuelos durante algunos años.
Las gaitas tienen una larga tradición en Caithness. Eran originalmente instrumentos vinculados a la guerra que guiaban ejércitos a la batalla y con suerte asustaban a las tropas enemigas. Sin embargo, es en su lugar en la cultura de la zona donde se encuentran y aprecian más comúnmente. Tocar la gaita era y sigue siendo un asunto familiar. La familia Plowman en Caithness ha producido gaiteros y la Patagonia se beneficiaría de ello.
Se dice que si un ceilidh[30] tenía lugar en la Patagonia, entonces un gaitero de la familia Plowman estaría allí para proporcionar la música.
James Plowman fue uno de los primeros pioneros patagónicos de Caithness. Su asociación con la familia Bain fue sin duda la razón de su emigración. James tenía una enamorada, Sinclair Bain, prima de William Bain, con quien tenía la intención de volver para casarse. Lamentablemente, Sinclair murió antes de que James pudiera regresar a Caithness.
Hoy, en el pequeño cementerio de Caithness en Clyth, que se ubica cerca de la ventosa costa, hay una lápida que conmemora su pérdida. La inscripción dice: “Erigida por James Plowman, estrecho de Magallanes, en memoria de su amada prometida Sinclair Bain… muchas aguas no pueden apagar el amor, ni pueden ahogarlo las inundaciones”.
James nunca regresó a la Patagonia, pero sí se casó, y dos de sus hijos, George y Alexander, hicieron el viaje a la Patagonia. Ambos hijos eran gaiteros, y era siempre uno u otro quien proveía de música a los patagónicos de Caithness y sus ceilidh.
La salud de George eventualmente lo forzó a regresar a Escocia, donde podía recibir el tratamiento que necesitaba. Nunca retornó a la Patagonia. Alexander pasó el resto de sus días en su hogar adoptivo en el sur.
Otra tradición gaitera continuó en la Patagonia indirectamente a través de la familia Bain. Dos hijas de la familia Bain se unieron a sus hermanos en la Patagonia. Jessie y luego Rebecca dejaron Lybster por una vida en la Patagonia. Rebecca acarreaba la tradición familiar de Caithness de ser nombrada como uno de sus abuelos. En su caso, de su abuela Rebecca Sinclair, que era la madre de William Bain.
En la Patagonia, Rebecca se casó con Lachlan MacDonald de la isla escocesa de Tiree. Los MacDonald de Tiree eran una familia de gaiteros, y una generación actual de descendientes de Rebecca son gaiteros y bailarines de highland.
Tradiciones de nombrado
Las familias llevaban adelante una bastante estricta tradición a la hora de poner nombres; los niños eran nombrados como sus ancestros de manera habitual. El primer hijo llevaría el nombre de su abuelo paterno. El segundo hijo, el del abuelo materno. La primera hija llevaría el nombre de su abuela materna, y la segunda hija sería nombrada como su abuela paterna. El problema surgía a veces cuando una hija nacía fuera de secuencia, por lo que era nombrada como su abuelo, y se agregana “ina” al final; por ejemplo, Williamina.
Al ser Caithness un condado mayoritariamente agropecuario, las tradiciones agrícolas tienen un fuerte peso. La Sociedad Agrícola de Caithness, creada en 1830, ha organizado exhibiciones desde entonces. El condado de Caithness también ha sido anfitrión de varias muestras agrícolas donde los mejores animales son exhibidos y evaluados. El mismo principio básico se llevó a la Patagonia y se manifestó en la Sociedad Rural de Deseado, de la que los Bain fueron prominentes en su creación.
Una tradición que todavía se lleva a cabo en Caithness, pero poco probable en la Patagonia, es la de la competencia de arado. En ellas la fuerza y rectitud del arado son evaluadas. En Caithness, la competencia de arado puede rastrearse hasta 1851 en Clyth, mientras que, en 1901, Angus Sinclair, el padre de Elizabeth Sinclair, esposa de William Bain, fue premiado con la suscripción de un año al periódico John O´Groat Journal.
Viaje
Escocia es un país pequeño en relación con la extensión de la Patagonia. Aun así, viajar dentro de Caithness hasta mediados del siglo xix dependía de caminar o de vehículos tirados por caballos. Las vías de tren llegaron a Wick y a Thurso en 1874, pero no fue hasta 1903 que un tramo unió Wick con Lybster. Viajar a lugares más distantes, antes de la llegada del tren, requería un pasaje en barco.
La llegada del tren ciertamente aumentó las oportunidades, pero no era barato, y un pasaje de Wick a Londres en 1900 implicaba dejar Wick a las 8:40 y llegar a Londres la mañana siguiente a las 6:40. Un pasaje de tercera clase en ese momento costaba 52 chelines y 8 peniques.
Mientras que muchos individuos de Caithness emigraron, la gran mayoría de las personas raramente viajaba grandes distancias, y para algunos viajar fuera del área de su hogar habría sido poco frecuente. Para aquellos que emprendieron viaje a la Patagonia, viajar desde el norte de Escocia hasta los confines del sur de la Patagonia debe haber sido una nueva experiencia. Los primeros migrantes viajaron desde Caithness a puertos como Liverpool (en Inglaterra) para abordar un barco destinado a un viaje por mar de cinco a siete semanas de duración, con destino final en Punta Arenas. Uno puede imaginar que los primeros pastores viajaron relativamente ligeros en términos de equipamiento, pero sin duda cuando las esposas hicieron el viaje requirieron más equipaje: los pertrechos necesarios para instalar un hogar familiar.
Este anuncio de 1900 reconocía esta necesidad[31]:
Conclusión
Los vínculos entre las tierras y personas de Caithness y la Patagonia fueron establecidos por unos pocos pioneros tempranos. La economía de Caithness a fines del siglo xix era mayormente rural, donde las condiciones de vida eran a menudo un desafío, y el empleo era regularmente inseguro. Para aquellos primeros pioneros, la creciente industria ovina de la Patagonia ofrecía una oportunidad tanto de empleo como de aventura.
El cambio de una vida de comunidad cercana a una vida de relativo aislamiento demandó resiliencia. Un número significativo de esos pioneros se establecieron y desarrollaron negocios familiares exitosos. Hoy en día, la Patagonia es hogar de terceras y cuartas generaciones: las familias Hamilton, Bain, McPherson, Cormack, Nicolson, Oman, Earsman, Barnetson, MacLeod, Harper y McKay, todas con origen en Caithness, son testimonio de la resiliencia requerida.
La Patagonia no era un lugar sencillo de conquistar. A diferencia de su nativa Caithness, las tierras eran difíciles, y el clima podía ser igual de duro. El aislamiento de los centros de servicios y otras familias era la norma. Aun así, estas familias crecieron con la Patagonia, y de hecho, ayudaron a crear allí una próspera industria de ganadería ovina.
Algunas de estas familias jamás perdieron contacto con Caithness. Visitas a su tierra natal eran usuales para los Bain, como lo eran para Robert Nicolson. Angus McPherson volvió lo suficiente como para construirle una casa a su madre en Caithness. Hamilton contrató a Georgesons, una firma de abogados de Caithness, para gran parte de su negocio financiero. Los Oman han restablecido vínculos perdidos hace mucho tiempo con sus parientes. Los familiares de Harper han estado visitados recientemente, mientras que la familia MacKay permanece en contacto regular.
Caithness a finales del siglo xix no era el peor lugar en el mundo. Grandes granjas ayudaron a sustentar una fuerte comunidad agrícola. Las vidas y condiciones de los crofters estaban alcanzando interés político. La industria pesquera continuó ayudando a sobrellevar malos tiempos. Un servicio de salud en crecimiento iba mejorando las condiciones de los habitantes. El tren creó nuevas oportunidades de negocios tanto en el norte como en el sur.
Por lo tanto, emigrar a la Patagonia era sin duda un riesgo, dejar atrás un lugar en el mundo que conocían y entendían, por una tierra mayormente desconocida. Esto requirió coraje, riesgo por el que muchos resultaron recompensados.
Hoy en día, la gente de Caithness conoce y comprende mejor la Patagonia, y las familias de aquellos primeros pioneros tienen más interés y conexión con la tierra que sus ancestros dejaron atrás.
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- Traducción de la profesora Silvina Noemí López Rivera. Revisión y correcciones a cargo de la Mg. Carolina Mirallas y la Esp. Laura Lucía Laurenti, LaiC UNPA.↵
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- Sobre el tema, leer la obra de James Hunter Set Adrift Upon the World (2015).↵
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- The Book of Lybster (Donald A Young).↵
- Nota del traductor: baile tradicional escocés para ocho personas.↵
- Nota del traductor: ocasión social con música y baile, especialmente en Escocia e Irlanda.↵
- Nota del traductor: ‘Noticia para los emigrantes. Un emigrante que se va a cualquier parte del mundo requiere de algo más que un pañuelo de bolsillo para llevar su indumentaria. Le recomendaríamos que lleve un maletín de hojalata, y podemos ofrecerle algo completamente adecuado. Llame y vea. PETER REID & COY’.↵