Ariel Vecchio
El diálogo está dividido en tres secciones:
Prólogo (132a-c):
Sócrates da inicio a la narración sobre la conversación ocurrida en casa de Dionisio, el maestro. Se presentan el contexto de experiencia y los interlocutores de Sócrates, el gimnasta y el músico. Sócrates inicia el debate: ¿el filosofar es algo vergonzoso?
Sección central (132d-136e):
Diálogo entre Sócrates y el músico (132d-134a):
El músico contesta: filosofar es algo noble. Se pospone la pregunta por los atributos de la filosofía y se formula la pregunta por su definición: ¿qué es filosofar? El músico ofrece una primera definición: la filosofía es erudición, i.e. aprender muchas cosas. Se plantea un paralelismo entre la filosofía como conjunto de conocimientos (polymathía) y la gimnasia como conjunto de ejercicios físicos (polyponía).
Diálogo entre Sócrates y el gimnasta (134a-e):
Sócrates interroga al gimnasta por su experiencia en tal actividad. Se debate sobre la cantidad y la calidad. Se establece una analogía entre la agricultura y la filosofía: plantación y siembra de los conocimientos en el alma.
Nuevo diálogo entre Sócrates y el músico (135a-138c):
Se debate qué clase de conocimientos son los adecuados. El músico propone una segunda definición: la filosofía consiste en un conocimiento aparente de las técnicas más importantes que permite comprender la opinión de los expertos y parecer sabio. Se establece una analogía entre el filósofo y el pentatleta: el filósofo es “el casi mejor” y ocupa el segundo lugar respecto a los expertos. Sócrates muestra la paradoja que resulta de esta segunda definición: si los inútiles son malos y los filósofos son inútiles frente a los expertos, entonces los filósofos son malos. Se establece una identidad entre el conocerse a sí mismo (tò heautòn gignóskein), la moderación (sophrosýne) y la justicia (dikaiosýne).
Epílogo (138d-139a):
Aunque no se aporta una nueva definición de “filosofía”, se sugiere que el filósofo debe poseer un saber igual, o incluso superior, al del experto. Este consiste en el conocimiento de sí mismo y de los otros que permite castigar y decidir justamente. La definición del músico queda definitivamente refutada y este es puesto en ridículo frente a los presentes.