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8 Atención primaria de la salud y hábitat en dos espacios de veranada
del norte neuquino

Sofía Lammel[1]

La trashumancia y las familias crianceras

La trashumancia es una práctica típica en la zona cordillerana del norte de Neuquén, realizada por pequeños productores ganaderos. Consiste en el traslado de sus animales hacia dos campos de asentamiento temporal en búsqueda de agua y pastura, en función del ritmo cíclico de las estaciones. Entre los meses de abril y noviembre ocupan los puestos de invernada en las áreas de menor altura y durante los meses restantes de la época estival, permanecen en los puestos de veranada ubicados en las áreas de mayor altura.

Esta zona de cordillera del norte neuquino se caracteriza por tener un clima árido y semiárido, con temperaturas y condiciones meteorológicas extremas que condicionan el desarrollo de las actividades agropecuarias, como nevadas en invierno, vientos en primavera y sequía en verano. En este contexto, la ganadería trashumante se presenta como la producción principal, gracias a su eslabonamiento con el relieve, el clima y la receptividad de los campos (Bendini, Tsakoumagkos y Nogués, 2004). Se trata de una actividad histórica que se remonta al comercio trasandino durante los siglos XVIII y XIX en los actuales territorios de la provincia de Neuquén y la República de Chile (Bandieri, 2010).

A partir de 1930 comienzan a desintegrarse dichos intercambios comerciales trasandinos, cuando Chile y Argentina establecieron costosos impuestos aduaneros en sus límites fronterizos, lo cual llevó a una crisis de la actividad ganadera en la zona (Bandieri, 2010). Sin embargo, a pesar de las dificultades económicas generadas y al avance de la modernidad capitalista, la ganadería trashumante continúa siendo desarrollada por los denominados crianceros/as del norte neuquino (Padín, 2019). Dicha denominación es de carácter local y se refiere a pequeños productores/as ganaderos/as que se dedican fundamentalmente a la cría de caprinos, y en menor medida, de ovinos y bovinos. El principal producto destinado a la venta es la cría de la cabra, denominado localmente como chivito. Además de ganado, algunas familias también poseen aves de corral, huertas y frutales para autoconsumo, elaboran productos caseros y artesanías de lana y cuero para uso doméstico y productivo. La actividad es desarrollada mayormente sobre tierras fiscales y se sostiene mediante una organización del trabajo de base familiar y gracias al fuerte arraigo que poseen los/as crianceros/as en el territorio.

La persistencia de los/as crianceros/as trashumantes se evidencia en el último Censo Nacional Agropecuario, que registró en Neuquén un total de 3.547 explotaciones agropecuarias, de las cuales un 53 % se dedican a la actividad caprina y un 52 % no poseen límites definidos (INDEC, 2018). Este último dato está asociado a la condición fiscal de las tierras y denota la precariedad de la tenencia (Paz, 2013). Asimismo, la continuidad de la actividad se refleja en la presencia de ciertas prácticas culturales, como la gastronomía típica relacionada con el “chivito criollo” y otros productos caseros (como el mote y el ñaco); las expresiones musicales de las cantoras del norte neuquino, y las fiestas populares y religiosas que se realizan en distintas localidades, como la Fiesta Nacional del Chivito en Chos Malal, la del Veranador en Andacollo y del Regreso del Veranador en Barrancas, la del Ñaco en El Cholar y la de San Sebastián en Las Ovejas y en Cochico.

En los espacios de trashumancia del norte neuquino se visualizan ciertos condicionantes que dificultan el acceso a la salud por parte de las familias crianceras, relacionados con la dinámica estacional de la propia práctica y la deficiente infraestructura vial y comunicacional en los campos próximos a las zonas de cordillera. Esto se observa principalmente en los puestos de veranada que están alejados de los parajes y pueblos rurales, donde se ubican los puestos sanitarios o centros de salud pública. Asimismo, en muchas veranadas no cuentan con rutas o caminos que permitan el acceso vehicular hasta los puestos, ni con servicios de red móvil o radiocomunicación.

En este contexto, el equipo de salud pública de la provincia desarrolla visitas domiciliarias a las veranadas con el objetivo de brindar asistencia a los miembros de las familias crianceras que allí habitan durante la época estival. En las áreas de veranadas que cuentan con acceso vehicular, las visitas se realizan durante el día en moto o camioneta. Pero en aquellas áreas que no cuentan con caminos y rutas de acceso, las visitas se realizan a caballo en el mes de enero o febrero, cuando el clima se presenta más favorable. En este caso, se trata de un recorrido que suele tener una duración de entre seis y siete días continuos. Durante las visitas domiciliarias el equipo sanitario implementa campañas de promoción de la salud y prevención de enfermedades relacionadas con el enfoque de la atención primaria de la salud, que contribuyen a la mejora de la calidad de vida de las familias crianceras.

En el marco de una investigación doctoral en curso, con beca cofinanciada INTA/CONICET, y de los objetivos propuestos en el Proyecto Estructural del INTA “Abordaje integral para la mejora de la calidad de vida: el hábitat y las condiciones socioproductivas para el arraigo de las familias productoras” (2019-PE-E8-I170-001), participé de visitas sanitarias a caballo en dos áreas de veranadas en los años 2020 y 2022 [Mapa 1]. Con base en ese trabajo de campo en el presente escrito se realiza una descripción, en primer lugar, de las características de los riales en las veranadas y, en segundo lugar, sobre la experiencia de las cabalgatas sanitarias a las veranadas, buscando aportar en la reflexión y generación de conocimiento respecto al acceso a la salud y las problemáticas sanitarias de familias crianceras en dos áreas de veranada en Neuquén.

Mapa 1: Áreas de veranada recorridas: Cochico, 2020 y El Cholar, 2022. Provincia de Neuquén

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Fuente: elaboración propia con base en georreferenciación en campo.

La infraestructura habitacional y productiva en las veranadas

La trashumancia implica dos lugares de asentamiento temporal de los/as crianceros/as y sus familias junto con sus animales, como mencioné anteriormente. En ese sentido, tanto la veranada como la invernada funcionan, simultáneamente, como espacios domésticos y productivos. Por lo tanto, en ambos puestos se encuentra la infraestructura habitacional necesaria para el desarrollo de la vida de las familias y la infraestructura productiva requerida para la cría y el cuidado del ganado.

La infraestructura habitacional en las veranadas presenta mayores condiciones de precariedad en relación con la infraestructura de las invernadas. En esta última el acceso vehicular les permite transportar con mayor facilidad materiales para la construcción de viviendas y demás enseres. En cambio, en las veranadas, en la mayoría de los casos, no disponen de caminos para acceder a los puestos y el acarreo de materiales y víveres deben hacerlo a lomo de burro o mula. Por ello, en estos puestos las construcciones son realizadas por los mismos/as crianceros/as y, fundamentalmente, con los recursos disponibles que obtienen de la naturaleza y propios del ecosistema de cada lugar. Por ejemplo, como las veranadas de la zona de Cochico poseen baja cobertura vegetal, predominan las viviendas construidas con piedras (Imagen 1).

En cambio, en las veranadas de El Cholar prevalecen las viviendas con ramas de arbustos ya que la cobertura vegetal es mayor. En estos casos utilizan ñire y colimamil en las paredes mientras que cubren el techo con coirón y carrizo ya que tienen propiedades impermeabilizantes (Imagen 2).

Imagen 1: Veranada (área Cochico). Año 2020

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Crédito: Sofía Lammel.

Imagen 2: Veranada (área El Cholar). Año 2022

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Crédito: Sofía Lammel.

Algunas familias transportan chapas durante los arreos hasta que logran acumular las necesarias para poder construir el techo de la vivienda; mientras que otras trasladan lonas impermeables todos los años para protegerse en caso de lluvia y viento. Las lonas son sostenidas con alambre, palos o piedras en los extremos y las cubren de musgo o cuero de oveja o chivo para protegerlas del viento.

El espacio habitacional en las veranadas es denominado rial por los propios crianceros y suele estar compuesto por dos construcciones separadas que corresponden a los distintos ambientes de la vivienda: por un lado, aquel que funciona como cocina y comedor, y por otro, los dormitorios. Las familias compuestas por miembros de distintas generaciones comparten el dormitorio o bien construyen dormitorios separados. En algunos puestos también poseen una letrina ubicada a mayor distancia del resto de los ambientes (Imagen 3).

Imagen 3: Letrina en veranada de Picunleo (área El Cholar). Año 2022

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Crédito: Sofía Lammel.

En las cocinas suelen tener fogones con leña y, en menor medida, salamandras para calentar el ambiente o para la cocción de alimentos. Asimismo, cuentan con paneles solares para cargar los celulares y lámparas de luz. Alrededor del rial poseen canales para el riego de mallines y huertas, y captación de agua de vertiente a través de mangueras para consumo humano.

En relación con la infraestructura productiva, suelen disponer de un corral de encierro nocturno —que realizan con ramas— para la protección de los animales del daño que ocasionan los predadores (zorro y puma). En algunos casos también disponen de un corral más grande con manga para marcar y vacunar al ganado (Imagen 4).

Imagen 4: Corral en veranada de Picunleo (área El Cholar). Año 2022

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Crédito: Sofía Lammel.

Las cabalgatas sanitarias en épocas de veranadas: entre la promoción de la salud y el arraigo rural

Las recorridas sanitarias en épocas de veranadas requieren de un trabajo previo por parte de los agentes sanitarios y médicos que participan que incluye la gestión de los recursos necesarios, la planificación del itinerario de la cabalgata y la comunicación de las visitas mediante mensajes al poblador rural emitidos por radio nacional. La disponibilidad de recursos depende de la gestión y expertise de los agentes y profesionales que trabajan en cada establecimiento del sistema de salud público ya que no existe un programa con financiamiento que enmarque la actividad. Es por ello que las formas de gestión y los recursos varían cada año y en cada lugar. Para las visitas a las veranadas de El Cholar, por ejemplo, el agente sanitario suele conseguir recursos a través de una organización no gubernamental que trabaja en el territorio provincial.

Dentro de los requerimientos necesarios, los caballos, mulas y burros cargueros son difíciles de conseguir ya que los/as crianceros/as los utilizan en su trabajo diario (Imagen 5). Además, debido a la informalidad de la actividad ganadera del lugar, es poco probable que los efectores de salud puedan obtener estos recursos mediante una contratación formal. Los agentes sanitarios son oriundos y de origen criancero, es por ello que suelen utilizar caballos propios y cargueros. En cambio, los médicos son foráneos y residen en otros pueblos y ciudades de la provincia, por lo cual reciben caballos prestados de los agentes o sus familiares que viven en los parajes donde se realiza la actividad. Generalmente, los médicos se hacen cargo, con sus propios recursos, del pago de dicha prestación a través de obsequios (fardos y herraduras).

Imagen 5: Burros cargueros en paraje Vilu Mallín (área El Cholar). Año 2022

C:Usersejarque.mercedesAppDataLocalMicrosoftWindowsINetCacheContent.Word8. Lammel Imagen 5.jpg

Crédito: Sofía Lammel.

En relación con la planificación del recorrido, se trazó un itinerario inicial con paradas previstas en distintos puestos a lo largo del día. Los pernoctes se realizaron en el último puesto visitado o en un lugar estratégico según el itinerario planeado y el alojo. Este último se realiza en carpas y bolsa de dormir o a la intemperie sobre la montura del caballo y el pellón de oveja para el abrigo (Imagen 6). En caso de lluvia, los/as crianceros/as prestaban un espacio de la casa o un lugar con reparo en el exterior.

Imagen 6: Campamento próximo a la laguna Varvarco Campos
(área Cochico). Año 2020

C:Usersejarque.mercedesAppDataLocalMicrosoftWindowsINetCacheContent.Word8. Lammel Imagen 6.jpg

Crédito: Sofía Lammel.

Durante las visitas, el equipo sanitario implementa campañas de promoción de la salud y prevención de enfermedades relacionadas con el enfoque de la atención primaria que contribuyen a la mejora de la calidad de vida de las familias crianceras. Entre las tareas que realizan se encuentran la provisión de medicamentos, control de pacientes con enfermedades crónicas y agudas, atención odontológica y consultas espontáneas. Sin embargo, estas tareas varían cada año en función de las características y composición familiar de los puestos visitados, de la historia clínica de los pacientes así como de la cantidad y el tipo de profesionales que participan de ellas. Esto último depende, a su vez, de la disponibilidad de los efectores de salud ya que existe escasez de médicos en las zonas rurales. Por ello, se promueve la participación de médicos residentes con el propósito de que funcione como un espacio de capacitación.

Las experiencias de que fui partícipe junto al equipo sanitario se realizaron en dos áreas de veranada del norte de Neuquén (Mapa 1). Una de ellas, en el área de Cochico (extremo norte de los Departamentos Chos Malal y Minas), se llevó a cabo en febrero de 2020 (Mapa 2); mientras que la segunda fue en el área de El Cholar (noroeste del Departamento Ñorquín), en febrero del año 2022 (Mapa 3).

Mapa 2: Recorrido sanitario en el área de Cochico. Neuquén, 2020

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Fuente: elaboración propia con base en recorridos en campo utilizando navegador Garmin y composición cartográfica con imágenes Google Earth.

Mapa 3: Recorrido sanitario en el área El Cholar. Neuquén, 2022

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Fuente: elaboración propia con base en recorridos en campo utilizando navegador Garmin y composición cartográfica con imágenes Google Earth.

En el recorrido del área de Cochico participamos nueve personas: dos agentes sanitarios, un médico general, dos médicos residentes, un odontólogo, dos troperos y quien suscribe. Algunos salimos en vehículo desde Neuquén capital y luego se sumaron profesionales en Barrancas y Cochico. En el puesto sanitario de Cochico se realizó una jornada de atención médica y se continuó camino hacia la zona de Los Nevados, donde hicimos el primer acampe a la orilla del río Barrancas. Allí nos esperaban los agentes sanitarios y troperos con los caballos y al día siguiente emprendimos la cabalgata por las huellas de arreo para visitar a los/as crianceros/as y sus familias en los puestos de veranada. La actividad tuvo una duración de seis días, visitamos doce puestos, se asistió a diecinueve personas y el recorrido total a caballo fue de 86 km. Los crianceros que veranan en esta área provienen de distintas zonas, como Los Nevados, Huaraco, Lonco Vaca, Huinganco (pertenecientes a los parajes Coyuco y Cochico), Barrancas, Sierra Negra e incluso una de las familias provenía de Mechenquil, un paraje rural de la provincia de Mendoza.

En los puestos encontramos mayor presencia de adultos varones, generalmente solos o acompañados por algún familiar (tíos y sobrinos), solamente en dos puestos había mujeres y niños/as. Si bien en el pasado se trasladaban y permanecían en las veranadas las familias completas, en la actualidad generalmente son los varones quienes lo hacen. Las mujeres permanecen en los puestos de invernada o en el pueblo a cargo del cuidado de los hijos y las labores domésticas o se ocupan en otro empleo para obtener ingresos extraprediales.

En el recorrido sanitario a las veranadas del área El Cholar conformamos un grupo de cinco personas: un agente sanitario, un médico general, un médico residente, un tropero y quien suscribe. En esta zona, el agente sanitario realiza diferentes recorridos entre los meses de enero y febrero debido a la amplitud del área y las extensas distancias entre los puestos. El recorrido en el que participé tuvo una duración de siete días, cabalgamos 172 km y visitamos veinticinco puestos y una estancia, lo que contabilizó un total de treinta y siete personas asistidas. La estancia es propiedad de extranjeros, quienes se encontraban presentes en el momento del recorrido como así también tres peones que viven de manera permanente.

Al igual que en la zona de Cochico, la mayoría de los puestos de veranada estaban habitados por varones solos de una edad promedio de cincuenta y cinco años. Solamente en seis de los veinticinco puestos residían parejas, de una edad promedio entre cincuenta y sesenta años, que en algunos casos estaban acompañados por hijos/as o nietos/as que los visitan eventualmente. Estos veranadores provienen de El Cholar y los parajes Quintuco, Naunauco, Trailathué, Taquimilán, Cuesta del Salado, Chorriaca y Vilu Mallín.

En ambas visitas las jornadas fueron extensas. Se comenzaba el recorrido por la mañana y se terminaba al atardecer con el fin de visitar la mayor cantidad de puestos posibles y así optimizar los tiempos de la actividad. Las cabalgatas tenían una duración de entre seis y ocho horas diarias con trayectos complejos por las pronunciadas pendientes (transitamos alturas máximas de 2371 metros en Cochico y 1953 metros en El Cholar). Es por ello que se espera que quienes acompañan la actividad tengan cierta destreza en el manejo del caballo, aunque esta también se adquiere a lo largo del recorrido, aprendiendo de la experiencia y el conocimiento compartido por el agente sanitario y los troperos[2] (Imagen 7).

Imagen 7: Cabalgata sanitaria a la orilla del arroyo Curamilio (área Cochico). Año 2020

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Crédito: Sofía Lammel.

El tiempo de las visitas en los puestos varía entre un mínimo de media hora hasta un máximo de cinco horas, excepto en aquellos donde se hace pernocte. Dicha variabilidad depende de diversos factores, siendo uno de ellos la mayor o menor demanda de asistencia sanitaria, la cual depende de las edades y enfermedades de los pacientes y de la cantidad de personas presentes en el puesto.

En cuanto a la asistencia sanitaria, los crianceros se muestran predispuestos a la intervención de los agentes y médicos. Los controles de enfermedades más frecuentes fueron hipertensión, gastritis, prostatismo y traumatismos por accidentes; los dos últimos asociados al uso del caballo. Otras enfermedades que atendieron son asma, EPOC, lumbalgia, odontalgia, caries dentales, ojo rojo, atopía y arritmia cardíaca, además de situaciones emergentes. Al mismo tiempo entregaron medicamentos, recomendaron sobre hábitos alimentarios y métodos para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no deseados, distribuyeron pastillas de desparasitación canina para la prevención de la hidatidosis, promovieron las consultas preventivas fuera de la época de veranada, y trabajaron en la georreferenciación de los puestos.

Muchas de las prácticas desarrolladas por los agentes sanitarios se enmarcan en el enfoque de la atención primaria, que apunta principalmente a la prevención de enfermedades y promoción de la salud. Las acciones sanitarias se desarrollan en el hábitat cotidiano de las familias crianceras y tienen como finalidad la mejora de su calidad de vida. En ese sentido, no solo realizan recomendaciones a las familias sino que también gestionan recursos y trabajan en estrategias que se orientan a la mejora de las condiciones habitacionales. El sellado y entubación de agua de vertientes para consumo humano y su diferenciación con la fuente de agua para consumo animal, la construcción de letrinas y la instalación de paneles solares son algunos ejemplos de las acciones recomendadas y trabajadas por ellos mismos.

Los agentes sanitarios cuentan con registros escritos (planillas) de cada familia que facilitan la búsqueda de las historias clínicas de cada miembro y permite organizar los tipos y cantidad de medicamentos a llevar en cada visita, como también la cantidad de perros que tienen para la entrega de antiparasitarios. Los agentes sanitarios transportan un botiquín con los medicamentos que requieren los pacientes con enfermedades crónicas o agudas.

Más allá de la distribución de los medicamentos “convencionales” por parte de los agentes sanitarios y su aceptación y uso por parte de las familias crianceras, es frecuente que estas últimas utilicen yuyos o plantas medicinales para tratar dolencias o malestares corporales. Se trata de prácticas y saberes tradicionales que se transmiten de generación en generación. Por ejemplo, la cepa de caballo y la nalca se utilizan ante la aparición de hematomas por golpes; el ajenco se usa para la presión alta y, junto a la yerba de mate y pétalos de rosa, se prepara una infusión ante síntomas de gripe, resfrío o fiebre; para esos mismos estados gripales se utiliza la canchanlagua y el culle colorado, mediante el preparado de una pasta o tortilla denominada tortera; el paimil y el llantén se utilizan en infusiones para la gastritis o ardor estomacal; y con este último también se realiza una crema para heridas ya que se valora su propiedad cicatrizante. Particularmente en El Cholar es frecuente que las familias crianceras recurran a una curandera para calmar dolencias físicas y espirituales, la cual, además, recibe cientos de personas de otras localidades y provincias. El tránsito vehicular por las visitas a la curandera llevó a que vecinos de El Cholar y diputados provinciales propongan asfaltar la ruta que lleva a dicha localidad, tal como lo registran periódicos locales (LM Neuquén, 2021).

Asimismo, algunos yuyos son utilizados para tratar enfermedades de los animales, como el ajenquillo (parecido al ajenco), que se utiliza como infusión para “el mal seco” de los caballos. Enfermedad frecuente que se denomina así debido a los síntomas que presenta (el caballo pierde peso, se desnutre y deshidrata). Según los agentes sanitarios, la población desconoce sus causas, es difícil de curar y no cuentan con médicos veterinarios en los parajes y pueblos cercanos a los cuales acudir.

Como se desprende de lo observado en el recorrido a las veranadas, el conocimiento y la asistencia sanitaria “convencional” desarrollada mediante el enfoque de la atención primaria de la salud son aceptados por la población rural y conviven en el territorio con la medicina tradicional que practican las familias. Ambas están orientadas a prevenir o tratar los padecimientos físicos y problemáticas que afectan la salud de quienes habitan los espacios de trashumancia y, por ende, a mejorar su calidad de vida.

Reflexiones finales

Las características de hábitat en los puestos de veranada en las áreas de Cochico y El Cholar se encuentran condicionadas por el aislamiento y la falta de rutas o caminos, lo que dificulta el traslado de materiales desde los pueblos o ciudades para la construcción de las viviendas. Más allá de estas limitantes, se evidencia que las familias crianceras logran construir sus espacios habitacionales e infraestructura productiva haciendo uso de los recursos y bienes naturales disponibles en el ecosistema en el que viven y sus propios conocimientos sobre las características de estos.

En relación con la salud, desarrollan también sus propias estrategias en pos del bienestar físico, haciendo uso de plantas medicinales para contrarrestar malestares y dolencias corporales. Al mismo tiempo, las visitas por parte del equipo de salud garantizan una continuidad de la asistencia sanitaria a lo largo del año, en el marco del enfoque de la atención primaria de la salud y dentro del sistema público. La actividad posiciona al sector de salud pública como un actor clave en la preservación y protección de la trashumancia como práctica socioproductiva y, por lo tanto, contribuye a la calidad de vida y el arraigo rural de dichas familias.

Este trabajo constituye una primera aproximación en la temática y sería valioso profundizar en el conocimiento de otras dimensiones que hacen al bienestar de estas poblaciones rurales, como por ejemplo, el acceso a la educación. Asimismo, como sostienen Lucero et al. (2009), resulta importante considerar los aspectos subjetivos relacionados con las valoraciones, apetencias e idearios que construyen los propios agentes sociales (en este caso, las familias crianceras) sobre su calidad de vida, teniendo en cuenta que se trata de un concepto cultural e históricamente construido.

Referencias

Bandieri, S. (2010). “Del Pacífico al Atlántico: políticas de Estado y reorientación mercantil de la ganadería patagónica”. Cuadernos de Historia, (32), 55-76. https://cuadernosdehistoria.uchile.cl/index.php/CDH/article/view/30803.

Bendini, M., Tsakoumagkos, P. y Nogués, C. (2004). “Los crianceros trashumantes del Neuquén”. En C. Alemany y M. Bendini (eds.), Crianceros y chacareros en la Patagonia (pp. 23-40). La Colmena.

Instituto Nacional de Estadística y Censos [INDEC] (2018). Censo Nacional Agropecuario (CNA) 2018. Resultados definitivos. https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/economia/cna2018_resultados_definitivos.pdf.

LM Neuquén (2021, 21 de octubre). El asfalto de ‘la ruta de la curandera’, al presupuesto”. https://www.lmneuquen.com/el-asfalto-la-ruta-la-curandera-al-presupuesto-n853792.

Lucero, P. I., Mikkelsen, C. A., Sabuda, F. G., Ares, S. E., Aveni, S. M. y Ondartz, A. E. (2009). “Calidad de vida y espacio: una mirada geográfica desde el territorio local”. En P. Lucero (dir.), Territorio y calidad de vida, una mirada desde la geografía local. Mar del Plata y Partido de General Pueyrredon (pp. 79-109). Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (EUDEM).

Padín, N. (2019). “El hombre es tierra que anda. Los crianceros trashumantes del Alto Neuquén en perspectiva histórica, siglos XIX-XX”. Estudios, (41), 129-153. https://doi.org/10.31050/re.v0i41.23436.

Paz, R. (2013). “Explotaciones sin límites definidos y desarrollo rural en Santiago del Estero: hacia un ordenamiento territorial”. Realidad Económica, 227, 109-128.


  1. Instituto de Investigación para la Agricultura Familiar Región Patagonia, Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. lammel.sofia@inta.gob.ar.
  2. Los troperos son contratados o beneficiarios de programas sociales de trabajo del municipio o la comisión de fomento que colaboran en la actividad a través de la conducción de la tropa y de la carga y descarga de las mulas o burros, entre otras tareas.


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