Una experiencia cooperativa de pequeños productores del centro oeste de Chubut
Natalia Luque[1], Hugo Bottaro[2] y Graciela Preda[3]
Introducción
Pensar la permanencia de la pequeña producción agropecuaria en el actual contexto de capitalismo avanzado involucra necesariamente el análisis de las distintas estrategias que estos productores desarrollan y su relación con las acciones de los agentes con los que interactúan en el marco de las políticas públicas implementadas.
La historia de la región patagónica y la organización de su territorio estuvo signada por la campaña militar que se dio entre los años 1878 y 1885 con el propósito de incorporar ese espacio geográfico al esquema productivo del país, y afianzar así la soberanía nacional (Barsky y Gelman, 2006). Una vez en manos del Estado, grandes extensiones de tierra fueron repartidas a militares y colonos estancieros —como forma de pago— a costa del aniquilamiento y desplazamiento de los pueblos originarios (Maggiori, 2010). Ese modelo concentrador —mucha tierra en pocas manos— generó una estructura agraria fragmentada que desplazó a las comunidades ancestrales a las “estepas desérticas o valles salitrosos” (Maggiori, 2010, p. 60), lo que impidió de este modo un desarrollo territorial equilibrado.
Sin embargo, los sujetos sociales tienen capacidad para implementar estrategias que les posibiliten mejorar sus condiciones de vida, ya que según Bourdieu (1991) se valen de la experiencia acumulada en su historia productiva para idear formas de afrontar los problemas aun en situaciones de extrema coerción. Las formas organizativas, como estrategia colectiva, pueden brindar las herramientas que permitan enfrentar tanto los problemas de escasez de recursos como también crear procesos de aprendizaje y generar “estrategias de negociación y confrontación con otros actores e instituciones” (Giarraca, 2017, p. 218).
En el año 2002, en el centro oeste de la provincia de Chubut un grupo de pequeños productores ganaderos —muchos de ellos pertenecientes a la etnia mapuche/tehuelche— comenzaron a organizarse en pos de la conformación de una cooperativa, la Chacay Mamil, en un contexto de emergencia de políticas públicas que alentaban iniciativas de ese tipo.
El presente capítulo[4] se propone analizar la génesis y trayectoria de esta cooperativa, y conocer —a partir del relato de los propios protagonistas— el “conjunto de prácticas” (Bourdieu, 1988, p. 122) realizadas en el marco de esta estrategia colectiva, en pos de preservar sus posiciones en el espacio productivo de la región.
Metodología
La estrategia metodológica se basó en el enfoque cualitativo, se utilizó como instrumento para recolectar información la entrevista semiestructurada, la cual combina características propias de la entrevista estructurada —como la preparación anticipada de una guía de pautas— con preguntas abiertas que permiten generar información en profundidad, y así enriquecer el material de análisis.
Las entrevistas fueron realizadas al primer presidente de la Cooperativa y al actual, a seis asociados y a un técnico de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF), que brindó asesoramiento al momento de la conformación. También se analizaron fuentes documentales y material bibliográfico que posibilitaron caracterizar el área de estudio.
Marco referencial
Resulta apropiado hacer mención a la situación contextual de la Cooperativa Chacay Mamil para comprender los orígenes de su conformación, los objetivos iniciales, el desarrollo de sus actividades y quiénes —y por qué— integran este espacio.
En primer lugar, se realiza una breve reseña histórica de la ocupación de la región patagónica, especialmente del Departamento Tehuelches. Luego, se hace una descripción general del área de estudio, y finalmente se desarrolla la experiencia de conformación de la Cooperativa —destacando a los actores involucrados y el rol que cumplieron—. En relación con esto se enumeran las políticas públicas vinculadas al desarrollo de la agricultura familiar.
Incorporación del territorio al Estado argentino
El Departamento Tehuelches debe su nombre a los habitantes nativos del lugar, “quienes definieron en sus largas marchas esas antiguas veredas que bordean los ríos y que siguieron los primeros exploradores que se internaron en el territorio” (Maggiori, 2003, p. 10). Como todo territorio, está condicionado por una impronta social y cultural que se remonta en el tiempo, y por una geografía y una historia de contrastes.
En el periodo que sobrevino a la campaña militar desarrollada entre 1878 y 1885 “se logró la rendición total de los últimos caciques patagónicos como Sayhueque” (Bandieri, 2005, p. 145) y se reconfiguró el territorio de la denominada Patagonia. El éxito de la conquista militar sobre los espacios indígenas derivó en la afirmación definitiva de la soberanía del Estado nacional sobre estas regiones (Bandieri, 2005). Asimismo, Maggiori relata que las tierras de los pueblos originarios apropiadas por el Estado se dividieron y se transfirieron en propiedad a nuevos dueños
[…] a medida que se avanzaba en la expansión de la frontera y se tomaba posesión de las tierras, comenzaban la demarcación de mensuras en lotes de cuatro leguas cuadradas (10.000 ha). Se reservarían terrenos para el asentamiento de nuevos pueblos, y se producirían los primeros antecedentes de reservas para el establecimiento de los indios. (Maggiori, 2003, p. 30)
Mientras que, por una parte, y mediante la Ley de Premios Militares, se adjudicaban tierras a jefes, oficiales y tropas que habían participado en la expedición; por otro lado, a través de la Ley de Hogar tuvieron origen las Reservas Indígenas (Maggiori, 2003).
Habiendo transcurrido más de una década se procedió a la localización definitiva del cacique Sayhueque y su tribu, a través de la entrega de pequeñas superficies de tierra en zonas marginales. “[…] en una zona de Chubut denominada Las Salinas, en el Departamento Tehuelches. Allí ocupó Sayhueque, con 222 miembros de su tribu, terrenos en la Colonia Pastoril General San Martín” (Bandieri, 2005, p. 148).
Tal como afirma la historiadora, en un informe de tierras de 1930 se daba a conocer el lamentable estado de miseria en que vivía la comunidad, “[…] seguían haciendo gestiones para conseguir los títulos definitivos de sus propiedades aludiendo a su condición de descendientes de un cacique aliado de los blancos” (Bandieri, 2005, p. 149). Para ese entonces Sayhueque había fallecido (1903), y sin su presencia la comunidad había adquirido deudas y perdido tierras que se encontraban en arrendamiento, las cuales pasaron a una firma comercial dedicada al acopio de frutos del país y ramos generales. Como bien lo sintetiza Maggiori, “la conquista del desierto no había terminado para ellos, al sable y al Remington, lo sustituyen papeles y abogados” (2003, p. 149).
En este sentido, la región no quedó exenta de las prácticas habituales de algunos comercios de ramos generales en su vínculo con los pequeños productores agropecuarios: el endeudamiento a partir de la adquisición de bienes de consumo e insumos sobrevaluados contra el compromiso de entrega futura de productos ganaderos subvaluados. Esta práctica derivó muchas veces en la ejecución de las propiedades de pequeños productores, generalmente pertenecientes a los pueblos originarios. Cabe mencionar que ese despojo resultó doblemente traumático porque la tierra no era solo un medio de producción, sino el ámbito donde ellos vivían y con el que guardaban un vínculo particular donde se arraigaron sus pautas culturales.
A diferencia de lo ocurrido en otros lugares de la provincia, estos pobladores no llegaron a conformarse en comunidad ni a constituir una “reserva”. Las pequeñas fracciones de campo que ocuparon quedaron diseminadas entre estancias pertenecientes a inmigrantes europeos o sociedades comerciales (Maggiori, 2003).
Muchos de los integrantes de la Cooperativa Chacay Mamil son descendientes de esos pobladores originarios, y en sus relatos actuales hay una reivindicación de su historia, tradición y cultura.
Descripción del área de estudio y de los actores involucrados en la experiencia
El Departamento Tehuelches tiene una superficie de 14.750 km² y se localiza en el área centro-oeste de la provincia de Chubut (Mapa 1). Sus distintos paisajes siguen un gradiente latitudinal caracterizado al oeste por un relieve montañoso, un régimen de precipitaciones húmedo y una mayor presencia de masas boscosas; y hacia el este por una fisonomía de sierras y mesetas, condiciones de semiaridez que generan el predominio de estepas subarbustivas graminosas, exceptuando los valles de escurrimiento con praderas herbáceas.
Mapa 1: Localización del área de estudio, Departamento Tehuelches
Fuente: elaboración propia sobre la base de datos geográficos del Instituto Geográfico Nacional, 2017.
Las características mencionadas condicionan las actividades rurales, predominando la ganadería bovina de cría, la extracción de leña, las plantaciones forestales y el agroturismo al oeste, y la producción ovina hacia el este. De acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario 2018, en el Departamento hay 166 explotaciones agropecuarias (EAP). Por otra parte, y en una forma de registro diferente, el Anuario 2018 del Centro Regional Patagonia Norte de SENASA da cuenta de que el 72% de los Registros Nacionales Sanitarios de Productores Agropecuarios (RENSPA) pertenece a productores familiares.
El Departamento tiene una población de 5390 habitantes (según datos del Censo Nacional de Población, Hogar y Vivienda, 2010; INDEC, 2022b), y sus principales centros urbanos son José de San Martín, Gobernador Costa, Río Pico y Aldea Atilio Viglione, que en ninguno de los casos superan los 3000 habitantes.
Los 35 integrantes de la Cooperativa son pequeños productores ganaderos, dedicados preferentemente a la cría ovina y en algunos casos particulares también a la de vacunos y caprinos. Es habitual que las familias tengan ingresos extraprediales, provenientes de la actividad laboral de alguno de sus integrantes, o en tanto beneficiarios de políticas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH), jubilaciones y pensiones. El lugar de residencia es en el predio o en alguna de las poblaciones cercanas. Doce de los asociados a la Cooperativa son mujeres, algunas de ellas integran la Comisión Directiva.
Políticas públicas implementadas en las últimas dos décadas
Como consecuencia del conflicto agrario ocurrido en el año 2008[5], el Estado nacional comenzó a desarrollar políticas que “posibilitaran un mayor grado de inserción institucional y de visibilidad de la agricultura familiar, junto a cambios en los objetivos e instrumentos de los programas destinados a la misma” (Fernández, 2018, p. 219). Se recreó así la relación entre el Estado y la agricultura familiar, que fue ganando protagonismo en la agenda pública vinculada al desarrollo rural, a la vez que se incrementó su visibilización y valoración en cuanto al rol que cumple como proveedora de alimentos para el mercado interno, y no como mera destinataria de políticas sociales de asistencia.
Entre las políticas más sobresalientes se puede mencionar la creación de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar de la Nación (SsDRyAF) en el año 2008, que se elevó al rango de Secretaría en setiembre de 2009 (Nogueira, Urcola y Lattuada, 2017). Asimismo, y a partir del convenio entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en 2009 los pequeños productores accedieron al beneficio del Monotributo Social Agropecuario (Nogueira, Urcola y Lattuada, 2017), lo que permitió que buena parte del sector informal accediera a obra social, jubilación y a la posibilidad de formalizar sus operaciones a través de la facturación. También se creó el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF) y se vio fortalecido el Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FONAF), creado en el año 2006.
En este marco, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) fortaleció el Programa Federal de Desarrollo (PROFEDER) y reformuló otros que venía implementando para el sector, como el ProHuerta, que dejó de tener foco en el autoabastecimiento alimentario familiar y pasó a ser promotor de pequeños emprendimientos productivos y comerciales para abastecimiento local (huertas comunitarias, ferias, mercados, entre otros). Posteriormente, en el año 2014 se implementó el Programa Cambio Rural II, el cual reconoció dentro de su población beneficiaria al sector de la agricultura familiar en transición; en el mismo año se sancionó la Ley 27.118 de la agricultura familiar.
Las políticas mencionadas tuvieron impacto en Chubut, donde se constituyó el Foro para la Agricultura Familiar y se fortalecieron las organizaciones de pequeños productores.
Por otra parte, en la región se agudizaron una serie de cambios de índole ambiental que sumados a la sobrecarga de los pastizales derivaron en procesos de desertificación y pérdida de receptividad de los campos, lo que perjudicó especialmente a la producción ovina. Como respuesta
el Estado comenzó a abordar formalmente la complejidad del sistema productivo, y fue con la Ley N° 25.422/2003 que se propiciaron programas para la recuperación de la ganadería ovina a través de proyectos y líneas de crédito directo o aportes no reintegrables a productores organizados. (Murgida y Gentile, 2014, p. 4)
En el mismo sentido Ejarque argumenta que la Ley 25422/01-Régimen para la Recuperación de la Ganadería Ovina —coloquialmente conocida como “ley ovina”—, su reglamentación en el Decreto y su prórroga constituyen un hito “[…] ya que es la primera que engloba a todo el sector en un solo marco legal” (2014, p. 269), y que se mantiene vigente hasta la actualidad.
Posteriormente, el Estado provincial (con el objetivo de fortalecer la medida implementada a nivel nacional) declaró la emergencia agropecuaria en el año 2007, y así se inició un proceso de construcción de espacios en torno a las iniciativas de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. Esto permitió
dar a conocer las necesidades de las cooperativas, comunidades y familias, para recibir aportes reintegrables y no reintegrables, que les permitieran realizar (en cada comunidad o cooperativa), obras para captación, extracción, almacenaje y distribución de agua, mejoramiento de forraje, y sistemas de comercialización directa. (Murgida y Gentile, 2014, p. 16)
En el mismo año, el Ministerio de Industria, Agricultura y Ganadería de la Provincia (MIAG) con el propósito de apoyar al sector ganadero estableció el Plan Ovino, por medio del cual se definieron ejes estratégicos de trabajo que fortalecieron el “PROLANA como sistema de mejora de la calidad de presentación y las oportunidades de venta de la lana” (Ejarque, 2014, p. 270).
A nivel local, en el año 2012 se conformó la Mesa de Desarrollo del Departamento Tehuelches. Esta se inscribe en un proceso que se extiende a buena parte del área rural de la provincia de Chubut, y se trata de un espacio integrado por
representantes de municipios, organismos públicos nacionales y provinciales, organizaciones de productores y en algunos casos de comunidades de pueblos nativos. La conformación de este tipo de instancias se ha intensificado a pesar de no existir aparentemente una política clara desde el Estado para su promoción. (Li y Bottaro, 2010)
Su legitimidad está dada por el propio reconocimiento de sus integrantes.
“Agrupados es la única forma”
Según Lattuada y Renold, el asociativismo en el sector agropecuario cobró importancia a partir de la década del 90, debido a que, en ese contexto de desregulación, apertura económica y concentración productiva, los sectores más vulnerables de la estructura agraria —pequeños y medianos productores— encontraron en las propuestas asociativas “alternativas para lograr escala, valor agregado y seguridad en el mercado” (2004, p. 9).
Los estudios sobre el cooperativismo en las ciencias sociales generalmente se han abordado desde las perspectivas económica, jurídica y sociológica, y es precisamente desde esta última donde se inscribe el presente trabajo. Giarracca afirma que el interés radica en que son algo más que una empresa:
son formas que encuentra la gente para resolver necesidades de manera conjunta; en tal sentido, las acciones colectivas y la organización son complementarias, son dos facetas indisociables del mismo problema que remiten a la construcción de los actores o agentes sociales. (Giarracca, 2017, p. 201)
De acuerdo con la información disponible, la trayectoria del cooperativismo agrario en la provincia de Chubut se remonta a mediados del siglo XX y no ha tenido un gran desarrollo: en 1951 se registraron cuatro cooperativas, siete en el año 1966 y dos en 1994 (Lattuada y Renold, 2004); y para el año 2006, de acuerdo con datos tomados del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), el total de cooperativas agropecuarias en la provincia era de dieciséis (Ressel y Silva, 2008). Asimismo, los antecedentes de estudios sobre cooperativismo agrario en la provincia son escasos.
El proceso de concentración de la tierra ocurrido en los últimos años a escala nacional también se visualizó en el Departamento Tehuelches, donde se registró una disminución de las EAP del 7% entre los Censos Nacionales Agropecuarios (CNA) 2002 y 2008, coincidente con la variación registrada a nivel provincial (INDEC, 2022a). En este contexto, un grupo de pequeños productores de los Departamentos Languiñeo y Tehuelches comenzaron a reunirse con el propósito de conformar un espacio colectivo donde canalizar problemáticas en común:
Empezamos a movilizarnos algunos pequeños productores para ver qué alternativas podríamos encontrar de forma conjunta, agrupándonos, para que la realidad cambie. (Primer presidente de la Cooperativa, 2018)
Durante los años 2002 y 2003 la pequeña producción ovina de la zona se encontraba atravesando una situación crítica, debido a condiciones desfavorables para la comercialización de lana y carne y a una agudización del proceso de desertificación; situación que se vio agravada por las irregularidades en la tenencia de la tierra. Este contexto actuó como disparador del encuentro entre pares.
No habíamos encontrado nada que nos sostuviera y mucho menos que nos sacara a flote y nos perfilara en algo mejor, entonces bueno, vamos a buscarla juntos, con otros que son iguales que nosotros. (Primer presidente de la Cooperativa, 2018)
La integración y el compromiso solidario entre productores fue progresivo, y el andar colectivo se sostenía por el objetivo común de hacer frente a la situación de vulnerabilidad en que se encontraban.
Quienes conformaron este espacio en sus inicios eran un número reducido de pequeños productores que mantenían “relaciones interpersonales generadas en la misma zona de residencia o trabajo” (Lattuada y Renold, 2004, p. 84), que exponían sus intereses y problemáticas en común. Como se trataba de un espacio con escaso grado de formalización institucional y estructuras internas poco desarrolladas, recurrieron a instituciones —tanto municipales, provinciales como nacionales— para solicitar la posibilidad de acceder a instancias de capacitación vinculadas a la práctica del asociativismo (Imagen 1).
Imagen 1: Jornada de capacitación ovina en establecimiento de productora de la Cooperativa Chacay Mamil
Créditos: Hugo Bottaro, 2020.
Desde el Programa Social Agropecuario (PSA) se propuso contactar un equipo de profesionales para brindar las capacitaciones correspondientes.
Hubo gente que se capacitó a través del área de Cooperativismo de la Provincia, por el año 2006. Trabajó con nosotros el PSA que ahora es la Secretaría de Agricultura, antes se llamaba PSA. (Actual presidente de la Cooperativa, 2017)
Vinieron tres personas a darnos una capacitación, un cursito, y ellos nos ayudaron, tres mujeres eran, nos ayudaron a la conformación del grupo. […] lo más conveniente para nosotros era nuclearnos en una cooperativa, una cooperativa agropecuaria […] ya que era ganadera, a baja escala, muy baja escala porque los productores que nucleaba la cooperativa tenían 200 animales, 150, 300, no sé, quién más tendría tenía 600, y esos eran los rangos de bienes ganaderos. (Primer presidente de la Cooperativa, 2018)
La conformación de la Cooperativa Chacay Mamil se dio en ese accionar de manera conjunta en pos de logros comunes y guiados por “una racionalidad basada en valores, en este caso los aportados por los principios cooperativos de autoayuda, equidad, solidaridad, honestidad, transparencia, responsabilidad y vocación social” (Lattuada y Renold, 2004, p. 83).
Su nombre hace alusión en lengua mapuche a rasgos característicos del territorio donde habitan los productores que la integran. El actual presidente refiere en su relato que en el momento de la conformación la mayoría de los productores se encontraban en zona de Chacay, nombre que se adjudica a un arbusto típico de la región. Mientras que la palabra “Mamil” resulta de un error al momento de registrar el nombre, en realidad debía ser “Mamuil”, que significa leña, “Leña de Chacay”.
Los trámites para la conformación de la Cooperativa comenzaron en el año 2007 y se logró la personería jurídica y habilitación en 2009, cuando se constituyó la primera Comisión Directiva.
El primer presidente se eligió a través de una asamblea […] era como un líder que llevaba el grupo adelante. (Productor asociado, 2018)
En el acta constitutiva de la Cooperativa se detallan cuáles eran sus objetivos:
a) vender la producción de sus asociados, b) adquirir por cuenta de la cooperativa y proveer a los asociados, sus familias y el personal en general, o adquirir por cuenta de los mismos artículos de consumo, productos, instrumentos, maquinarias, entre otros, c) alquilar y arrendar infraestructura, d) adquirir y/o arrendar campos, chacras, granjas, u otros con destino a actividades agropecuarias, e) desarrollar actividades vinculadas a la agricultura, ganadería y toda producción animal en condiciones de desarrollar, f) siembras en general, cultivos bajo cubierta o huertas al aire libre, plantines forestales y forestación, g) cría de ganado y su comercialización, h) desarrollar actividades frutihortícolas, i) construcción, refacción y mantenimiento de instalaciones rurales en general y de las viviendas particulares de los asociados, j) conceder adelantos en dinero en efectivo a los asociados a cuenta de productos entregados o sobre la producción a entregar, k) dedicarse al estudio y defensa de los intereses económicos agropecuarios en general y de los asociados en particular, l) desarrollar actividades artesanales y comerciales de los productos que se obtengan, ll) gestionar ante los Organismos Nacionales, Provinciales y Comunales las acciones que se crean necesarias, m) promover la capacitación permanente de los asociados en temas relacionados a lo productivo y asociativo, n) promover el trabajo asociativo y solidario entre los asociados; fomentar el espíritu de solidaridad y ayuda mutua entre los asociados y cumplir con el fin de crear una conciencia cooperativa. (Cooperativa Agropecuaria Chacay Mamil, 2007, art. 5º)
Del análisis de los objetivos, se puede interpretar que la manera que imaginaron para permanecer en su condición de productores y aumentar sus ingresos era mejorando la comercialización y eficientizando la producción, siendo la figura de cooperativa la que les permitía desarrollarlas. Se visualiza además gran “coherencia entre las prácticas y las normas originales [del cooperativismo]” (Lattuada y Renold, 2004, p. 81), que, como bien dicen los autores, son propias de una forma de organización relativamente pequeña, local, con escasa burocratización interna y alta participación y compromiso de sus socios.
Por otra parte, es interesante destacar que, si bien el primer presidente no tenía vinculación directa con la producción agropecuaria al momento de gestarse la Cooperativa, su historia da cuenta de un fuerte sentido de pertenencia e identidad con el territorio. Su historia familiar no era ajena a la realidad de muchos pequeños productores, que “viven en condiciones de marginalidad o con muy pocas oportunidades de desarrollo social y productivo” (Sili y Li, 2013, p. 59). Esta situación movilizó el interés por desarrollar un modelo de cooperación fundado en el espíritu colectivo y que promueva la permanencia del sector:
Prácticamente me crie en el campo, en esos campos, en los de mi papá, en los de mi mamá… Bueno, hoy lo de mi mamá es una sucesión que administra un hermano. Viste que las familias antiguas eran familias grandes, lo de mi papá también era una sucesión, mi papá después sacó sus partes, las vendió todas, pero siempre el sentimiento por el campo siempre quedó. (Primer presidente de la Cooperativa, 2018)
Las palabras de un técnico agropecuario que estuvo vinculado desde el inicio son muy ilustrativas acerca de las convicciones del primer presidente en cuanto a la conformación de ese espacio colectivo:
Él era así, iba para adelante, el “no” no lo tenía en su cabeza. Y también iba para adelante porque sabía que los otros lo iban a apoyar, digamos, si era para beneficio más bien de todos, […] si bien su familia tenía campo, él no era productor directo. (Técnico agropecuario, 2019)
Cuando se conformó la Cooperativa eran doce integrantes, que establecieron como requisito para asociarse acreditar la condición de pequeño productor, la cual estaba dada por una cantidad máxima de animales.
Lo que decidieron los que son socios fundadores era de que se consideraba como pequeño productor tener menos de 1000 ovinos o menos de 100 vacas, todo productor que esté en todo ese rango entraba a la cooperativa, podía acercarse a la cooperativa. No quedó explícito en el estatuto, pero sí fue una decisión de ellos. (Actual presidente de la Cooperativa, 2018)
En la actualidad son treinta y cinco los asociados, pertenecientes a localidades y parajes del Departamento de Languiñeo y principalmente de Tehuelches: comprenden los parajes rurales Sierra de Tecka, El Molle, Arroyo Seco y Las Mulas, también la comunidad mapuche Pocitos de Quichaura y las localidades de Río Pico y José de San Martín.
Cuando se indagó acerca de los motivos que impulsaron la conformación de la Cooperativa, surgió la fuerte convicción de agruparse por la necesidad: “era momento de juntarnos”, “empezamos a juntarnos para tener charlas”:
La situación que habíamos venido trayendo toda la vida hasta ese momento, con los campos muy chicos, en algunos lugares la tierra estaba en situación irregular, la lana prácticamente se vendía muy mal… digo la lana porque es el producto que más o menos sostiene al pequeño productor, la mayoría lamentablemente tenía empeñado el lote de lana, así que no dejaban ningún beneficio, no era algo que soportara los costos después del año; la venta de animales viejos… y bueno, entre todas esas cosas la situación empezaba a ser apremiante […] hubieron zonas acá en la provincia de Chubut donde el pequeño productor prácticamente desapareció, terminó vendiendo, alquilando. (Primer presidente de la Cooperativa, 2018)
Los involucrados en el proceso destacan que se trató de un periodo en el cual
se dieron a conocer alternativas un tanto prometedoras […]. Ayuda para los pequeños productores, políticas de acompañamiento, seguimiento técnico. (Primer presidente de la Cooperativa, 2018)
Consideraban que era necesario gestionar las políticas públicas en forma organizada, dado que de otra manera era difícil acceder a créditos y/o programas de financiamiento. Es así que se acordaron espacios de encuentro, en una escuela o domicilio particular, para organizarse y establecer intereses en común. El testimonio de un técnico que acompañó ese proceso ilustra esa etapa:
Era un momento en el cual había muchos proyectos dando vueltas, entonces más de uno cerraba. Tenías una organización bien, funcionando, caía, podías escribir algo y lo mandabas, a veces salía, a veces no, pero había plata. (Técnico agropecuario, 2019)
Como ya se comentó, la ganadería ovina es la producción por excelencia de estos pequeños productores, que comercializaron históricamente la lana y los corderos de forma individual; situación que comenzó a revertirse cuando observaron que a través de la organización y el asociativismo podían mejorar sus condiciones de producción y comercialización.
Estamos convencidos que agrupados es la única forma que tenemos los productores de salir adelante, lograr cosas, incluso lograr financiamiento porque individualmente es muy difícil, y lo saben los productores, y por eso nosotros seguimos luchando como cooperativa. (Actual presidente de la cooperativa, 2017)
De todos modos, hay una diversidad de actividades que actualmente desarrollan los miembros de la Cooperativa. Como bien lo explicitan Lattuada y Renold (2004), las organizaciones están marcadas por las transformaciones del contexto macroeconómico, las cuales exigen cambios para su mejor desarrollo económico-empresarial.
Actualmente somos 35 socios de la cooperativa, la mayoría son productores ovinos, después hay productores que tienen bovinos, caprinos que son los menos, pero tenemos. También dentro de la cooperativa tenemos artesanos, productores de cerdos, que es una producción que está surgiendo ahora […] después productores de aves, tenemos agricultores. (Presidente de la Cooperativa, 2017)
Nos iniciamos en aquel momento para poder vender los productos que hacíamos en conjunto, para sacarle más beneficios, para eso se armó la cooperativa. (Productor asociado, 2018)
El objetivo principal era vender y trabajar en conjunto. (Productor asociado, 2018)
El técnico que los asesoró en el inicio relata que otros productores que no pertenecían a la Cooperativa empezaron a ver que sus condiciones eran similares y que el trabajo organizado era positivo, y así paulatinamente se fueron sumando.
Construyendo la acción colectiva
En las primeras experiencias compartidas, durante los años 2002/2003, se hicieron compras conjuntas de pasto, leña, fardos y se aspiraba a vender la lana de la misma forma, pero hubo algunas complicaciones en el proceso que finalmente repercutieron en la estabilidad del grupo. Estos problemas vinculados a la comercialización de la lana se superaron una vez constituidos como cooperativa, de acuerdo con lo mencionado en una jornada de pequeños productores (Imagen 2) que tuvo lugar en el año 2017[6]:
Hoy sí se puede decir que se vende la lana mediante licitación, ya llevamos cuatro licitaciones logradas; acá a las oficinas nuestras vinieron los compradores de lana a presentar sus ofertas, esta vez de seis que hay en la zona estuvieron cuatro, y uno pidió la oportunidad de aportar por teléfono. Se vendió muy bien el lote de lana, este año se lograron juntar 30.000 kilos, en la zafra anterior 25.000, en la zafra anterior 16.500, y la primera vez que se había juntado la lana para empezar a vender eran 8.000 y pico de kilos, es decir que hubo un progreso. (Actual presidente de la Cooperativa, 2017)
Las ventas de lana han llevado mucho tiempo porque eran varias reuniones de coordinar un montón de cosas, arrancaba con el curso de lana, que daban con Prolana, y después de eso armar todos los lotes hasta llegar a la venta, y eso eran acuerdos y acuerdos, el que decía que iba a entrar a la venta no podía vender por afuera. (Técnico agropecuario, 2019)
Poder consolidarse en la venta conjunta de lana fue un proceso paulatino, pero una vez establecido modificó la relación entre los actores del territorio, dándole mayor peso al sector de los pequeños ganaderos.
Con la venta conjunta le jorobamos el negocio a varios, porque ya no le compraron al precio que querían, sino que ellos le ponían el precio y si no, no te la vendían […] con el laburo que venían haciendo del campo más otras cosas que ellos ponían de afuera, les permitía, los pocos fardos que tuvieran, guardarlos, aguantarlos y venderlos cuando ellos querían, un año por lo menos. (Técnico agropecuario, 2019)
El canal de comercialización tradicional de la lana para los pequeños productores de la zona eran los llamados mercachifles o bolicheros. Actores que
no solo fueron importantes como intermediarios entre los pequeños y medianos productores y los consignatarios de lanas en los mercados centrales, sino que también eran despensa, almacén de ramos generales, ferretería, bar y albergue y, con el tiempo, hasta acreedores. (Ejarque, 2014, p. 94)
Una vez formalizada la Cooperativa, se comenzaron a establecer criterios en común en lo que respecta a determinadas prácticas productivas y comerciales, lo que brindó una imagen consolidada, no solamente hacia el interior del sector de los pequeños productores sino también hacia afuera.
Si uno no intenta hacer las cosas no va a saber si es así o no, por eso hemos tenido problemas, pero los hemos resuelto para seguir adelante porque estamos convencidos que agrupados es la única forma. (Actual presidente de la Cooperativa, 2017)
Imagen 2: Terceras Jornadas Regionales Ovinas
para Pequeños Productores
Créditos: Área de Comunicación EEAf Esquel, 2020.
Otra de las actividades en las cuales incursionaron fue en la práctica del engorde de ovinos realizado en el establecimiento de uno de los miembros de la Cooperativa.
Se ha hecho engorde en conjunto, comenzamos a hacer en el 2011 […] éramos cinco, pero quedamos cuatro, 131 animales, una duración promedio de 60 días. Ese año nos fue muy bien porque recién se empezaron a hacer los engordes, cuando los fuimos a vender se vendían a muy buen precio, compraron todo de una. Al año siguiente ya éramos más productores, éramos siete, ese año tuvimos 193 animales, llegamos en 75 días. (Actual presidente de la Cooperativa, 2017)
Esta experiencia involucró al dueño del establecimiento, a técnicos de organismos públicos que brindaron asesoramiento, a productores y a estudiantes de la escuela secundaria —con orientación agropecuaria— de Gobernador Costa (con quien la Cooperativa suscribió un convenio); también se contrató a una persona para repartir alimento y realizar el control.
Asimismo, vinculado a la producción de carne, se realizó la búsqueda de nuevos nichos comerciales para la ubicación de los productos, para lo cual se generó una feria anual y venta a carnicerías locales. Desde el año 2014 se realiza la feria anual agrícola ganadera:
Ahí cada productor lleva lo que tiene, digamos hay venta de corderos en pie y después van a faena ahí al matadero municipal, después hay venta de asado. Y ahí está en venta cordero, asado de potro, chivo […] Después bueno, hay otros productores que tienen gallinas, por ejemplo, la mami ella suele traer huevos, pan dulce, torta fritas, esa es su venta. (Productor asociado, 2018)
Este evento tiene lugar en el mes de diciembre, generalmente se realiza durante el fin de semana y es un espacio de encuentro entre diversos productores donde acude gran cantidad de público en general. Sus orígenes están vinculados con el estatuto, ya que en el Artículo 5° del Capítulo 1 se menciona como objetivo la posibilidad de “vender la producción de sus asociados, pudiendo efectuar remates o ferias” (Cooperativa Agropecuaria Chacay Mamil, 2009).
Lo único que estábamos haciendo era vender lana mediante licitación y era todo, o por ahí un engorde y vendíamos finalizado. Así que empezamos a hacer la feria… para la cual tuvimos mucha colaboración del INTA. […] Lo logramos hacer, quedamos contentos. (Actual presidente de la Cooperativa, 2018)
Diversos fueron los espacios y los vínculos que se gestaron durante el transcurso de los años:
La cooperativa compró al Municipio local dos hectáreas, […] tiene un galpón de acopio que fue financiado por PRODERPA. (Actual presidente de la Cooperativa, 2017)
También se accedió a financiamiento para realizar inversiones prediales que permitieron mejorar la calidad de la producción y de la vida de algunos de sus miembros.
Se consiguió a través de Ley Ovina cinco perforaciones completas […] un tanque de 10.000 litros para acumulación de agua. Se deriva el agua a las casas y después tienen bebederos cada productor para los animales. (Actual presidente de la Cooperativa, 2017)
En las actividades mencionadas, como en tantas otras, intervinieron organismos del Estado municipal, provincial y nacional:
La cooperativa se empezó a hacer muy visible, y ya no era la cooperativa que laburaba con los técnicos, sino que ya venían de Provincia a buscarlos para ofrecerles cosas, para invitarlos. […] siempre les planteamos que la idea no fuera una cooperativa fuerte y los productores ahí recibiendo, sino que si crecen los productores que crezca la cooperativa, no al revés que crezca la cooperativa como si fuera una empresa, entonces con esa visión creo que tuvieron un cambio tremendo. (Técnico agropecuario, 2019)
En el relato acerca de la trayectoria de la Cooperativa, es posible observar que en el andar conjunto han adquirido un nivel de organización sólido y consolidado, en el que fueron tomando decisiones y realizando acciones en respuesta a los contextos cambiantes. Este caso de estudio muestra que las estrategias colectivas se comprenden en relación con el espacio social donde se realizan, y reconocer las capacidades de los agentes en la resolución de los problemas que se les presentan habilita a pensar “la organización social como una forma de continua creación” (Coulon citado en Giarraca, 2017, p. 202).
Conclusiones
El estudio de la conformación y trayectoria de la Cooperativa Chacay Mamil permite observar cómo un grupo de pequeños ganaderos del centro oeste de la provincia de Chubut buscó permanecer en el espacio productivo a través de una estrategia colectiva y solidaria. Tiene como particularidad distintiva que se sitúa en una provincia con pocos antecedentes de cooperativas agrarias con trayectoria prolongada, y en una región tradicionalmente identificada con los medianos y grandes productores, donde los pequeños han tenido escaso o nulo reconocimiento. Tal es así que las formas organizativas en torno a la pequeña producción han sido prácticamente inexistentes.
La puesta en práctica de los valores cooperativos les permitió dar respuesta a necesidades históricas de sus asociados. En el análisis de la trayectoria se observa un proceso que se fue consolidando y complejizando, atendiendo en una primera etapa aspectos vinculados a la comercialización, para avanzar luego en experiencias de producción conjunta, gestión y ejecución de proyectos, manejo de fondos de microcrédito y la representación gremial ante organismos provinciales.
Este fortalecimiento hizo posible la vinculación con distintos actores del territorio desde una posición autónoma. Por un lado, las que se establecieron entre los propios asociados —grupo que se fue ampliando paulatinamente—; por el otro, con las demás organizaciones de productores existentes en la zona y con los espacios de encuentro, como las Mesas de Desarrollo Locales y Regionales.
El proceso de constitución y desarrollo de la Cooperativa se vio favorecido por la implementación de políticas públicas en apoyo a la agricultura familiar y por los vínculos que se establecieron con la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, la Subsecretaría de Agricultura Familiar y el INTA.
No puede desconocerse que gran parte de ese período se caracterizó por buenos precios internacionales de la lana y un tipo de cambio que favoreció la producción de bienes exportables, lo que estimuló el desarrollo de canales de comercialización asociativos.
Consideramos que los resultados de este estudio demuestran la forma en que una estrategia asociativa autogestionada ha sido el camino para la permanencia del sector de los pequeños ganaderos en un territorio caracterizado por restricciones ambientales, productivas y socioeconómicas. La conformación de la Chacay Mamil se dio en el marco de un proceso en el que se combinaron espacios de capacitación y diálogo de saberes, se resignificaron los caracteres identitarios, se valorizaron las experiencias previas y, muy especialmente, se incorporaron competencias tanto en los aspectos productivos como de gestión.
Referencias
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- Estación Experimental Agropecuaria y Forestal Esquel, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. luque.natalia@inta.gob.ar.↵
- Estación Experimental Agropecuaria y Forestal Esquel, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.↵
- Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar Región Patagonia, Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.↵
- Adaptación del artículo “Agrupados es la única forma. La experiencia solidaria y autónoma de la Cooperativa Chacay Mamil”, publicado en Revista Pensamiento y Acción Interdisciplinaria, 6 (2), 50-69, el 28 de enero de 2021. http://doi.org/10.29035/pai.6.2.50. ↵
- Se hace referencia a la confrontación entre los productores agropecuarios de la región pampeana y el gobierno nacional por el intento de parte de este último de aplicar un nuevo esquema de retenciones móviles a las exportaciones de soja, trigo, maíz, girasol y sus subproductos.↵
- 3° Jornadas Regionales Ovinas para pequeños productores – jueves 7 de septiembre de 2017 en la calle Estrada 850, de la localidad de Gobernador Costa.↵