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5 Familias productoras de alimentos en Colonia Barón, La Pampa

Carolina Adriana Angeleri[1]
y María Belén Albarracín Gutiérrez[2]

Introducción

El territorio es un concepto que nos ayuda a entender y explicar el desenvolvimiento espacial de las relaciones sociales que establecen los seres humanos en los ámbitos cultural, social, político o económico. Sin embargo, estos entramados que constituyen los territorios y regiones son sistemas complejos y están atravesados por un contexto de crecientes tensiones por el acceso, el uso y la preservación de los bienes naturales y comunes, y los servicios ecosistémicos asociados. Las causas de fondo de estas tensiones incluyen una demanda mundial dinámica de productos del agro, cambios en los hábitos de consumo, el crecimiento poblacional y el paulatino agotamiento del paradigma energético petrolero, lo que genera disputas geopolíticas y territoriales sobre cómo responder a dichas demandas (Cittadini, 2021).

En este contexto se encuentran insertas las familias productoras de alimentos que son centro de este trabajo. Desde los aportes teóricos tomamos como definición de los sujetos de esta experiencia el concepto de núcleo de agricultura familiar (NAF), considerado como una persona o grupos de personas, parientes o no, que habitan bajo un mismo techo en un régimen de tipo familiar; es decir, comparten sus gastos en alimentación u otros esenciales para vivir y que aportan o no fuerza de trabajo para el desarrollo de alguna actividad del ámbito rural. Para el caso de poblaciones indígenas el concepto equivale al de comunidad (ReNAF, 2007).

En la actualidad, existe un amplio acuerdo acerca de la importancia que reviste la agricultura familiar en la seguridad y soberanía alimentaria, en la generación de empleo agrícola, en la mitigación de la pobreza, en la conservación de la biodiversidad y de las tradiciones culturales. Sin embargo, el papel de sostén que realizan las economías locales, rurales en ocasiones, no es lo suficientemente visualizado, en particular a la hora de dirigir algunas políticas públicas de ejecución local. Tal como lo expresan Salcedo y Guzmán (2014), la agricultura familiar constituye una actividad clave respecto de la estabilidad laboral, el arraigo social y nuevos horizontes de desarrollo, sobre todo para la juventud rural.

Por otra parte, durante la última década, la relación entre desarrollo tecnológico e inclusión social comenzó a adquirir nueva relevancia en varios países en desarrollo. Impulsadas primero por movimientos sociales y ONG, las discusiones sobre el modo en que el desarrollo de tecnologías puede (o debería) favorecer procesos de inclusión social han vuelto a incorporarse en el debate académico y, en algunos casos, se han plasmado en el diseño e implementación de políticas públicas (Fressoli et al., 2013). Sin embargo, este autor afirma que esos supuestos teóricos chocan con la tradición de las prácticas deterministas y el apego a los modelos de transferencia de tecnología habituales en grupos de I+D que realizan actividades de extensión y de desarrollo. Es decir que si bien existe una serie de proyectos impulsados por políticas públicas, que poseen como finalidad la inclusión social, la mayoría de dichos proyectos continúan siendo dominados por marcos teórico-metodológicos de transferencia de tecnología.

Al realizar un rastreo de bibliografía referida a la producción de alimentos en las zonas bordes o de transición entre el campo y la ciudad, la mayoría se trata de investigaciones sobre producciones periurbanas, en cinturones verdes de grandes regiones metropolitanas como Buenos Aires, Córdoba y La Plata. Por ello, este estudio y reflexión pretende hacer un aporte a la visualización de los procesos que ocurren en los peripueblos de localidades menores o pueblos, teniendo conocimiento situado para el territorio del este de la provincia de La Pampa. Desde el equipo de trabajo surgió la denominación de “peripueblo” para hacer referencia a las dinámicas vinculadas con los sujetos de la agricultura familiar que producen alimentos en zonas bordes o de transición de las zonas urbanizadas de pequeños pueblos rurales y la zona rural, con procesos semejantes a los que se consideran en los estudios relacionados con los “periurbanos productivos”. Barsky entiende dichos espacios como un “‘territorio de borde’ sometido a procesos económicos relacionados con la valorización capitalista del espacio, como consecuencia de la incorporación real o potencial de nuevas tierras a la ciudad. Es decir que el periurbano presenta condiciones de territorio transicional” (2005, párr. 5). Para Feito,

el concepto de periurbano denomina zonas de transición en cuyo espacio se desarrollan actividades propias tanto de territorios rurales como urbanos, con tensiones en modos de uso del suelo. Allí se realiza la agricultura urbana y periurbana, que aporta productos frescos en áreas urbanas, asociada a situaciones complejas por tenencia de tierra, disponibilidad de agua y competencia por recursos humanos. (2018, p. 1)

La problemática que movilizó la experiencia de relevamiento fue la falta de información sistematizada sobre quienes producen alimentos de consumo local, qué y por qué producen, y qué dificultades tienen. Contar con estos datos permite realizar una caracterización situada de estas unidades familiares para, por una parte, mejorar la adecuación de las herramientas programáticas y financieras implementadas por el INTA y, por otra, brindar herramientas a tomadores de decisiones.

Entre los meses de julio y septiembre de 2021 se desarrolló el relevamiento de familias productoras de alimentos en la localidad de Colonia Barón. Tomamos el criterio de Vapñarsky y Gorojovsky retomado por Mikkelsen y Velázquez (2010), que proponen a la localidad (o poblado, pueblo, ciudad) como aglomeración, y que fuera adoptado por el INDEC desde el año 1991. Se consideran localidades las áreas de edificación bastante compactas, interconectadas mediante una red densa de calles. Las localidades menores son aquellas que concentran menos de 10.000 habitantes.

La localidad de Colonia Barón pertenece al Departamento Quemú Quemú y está ubicada en el centro este de la provincia de La Pampa, distante a 81 km de la capital Santa Rosa (Mapa 1). Se fundó el 21 de marzo de 1915 y, según el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2010, posee una población de 2804 habitantes, sostenida por una economía de base agropecuaria, propiciada por las condiciones de suelo y calidad de agua. El pueblo tiene acceso por la ruta provincial Nº 10 y se comunica con las rutas nacionales Nº 5 y Nº 35 y por ferrocarril con el puerto de Bahía Blanca (Dillon, 2016).

Mapa 1: Ubicación de Colonia Barón en la Provincia de La Pampa

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Fuente: elaborado por Lorena V. Carreño (2022).

El principal producto de esta experiencia de relevamiento fue una identificación socioproductiva de los núcleos de agricultura familiar que producen alimentos y otros productores agropecuarios en la zona urbana, periurbana y rural, considerando quienes generan excedentes para la venta y/o intercambio. También se geolocalizaron las producciones y lugares de relevancia, como loteos residenciales, áreas de esparcimiento, cementerio, basurero, entre otros (Figura 1).

Figura 1: Colonia Barón, ubicación de planta urbana, producciones
y sitios relevantes

https://lh5.googleusercontent.com/S_QB9is05kmLuahGPWMjg68tu_Nyq40_RWuUP5CmmCo81OTqlbDUzt52Yn8T4xRdqf0y91zkhrCjwmms_tvP-s74FhA5C3kuo9BYskA6vM4WhCYBI6Vzlga-7KU-H4GhtkflSOAgLV7p

Fuente: elaboración propia con base en imagen satelital.

En Colonia Barón, al igual que en otras localidades menores o rurales cercanas a La Pampa, como Anguil, Uriburu y Catriló, las producciones familiares de alimentos se encuentran localizadas mayoritariamente en la “zona de quintas”. Esta denominación es utilizada por los pobladores locales para hacer referencia a la zona o lugar de la localidad donde las actividades y usos del espacio son muy diversos[3]. Para describirla podemos decir que, en este espacio, la tierra está subdividida en lotes que van desde 1 ha hasta 5 ha o más, interconectados por calles vecinales de tierra, con acceso parcial a la electricidad, sin servicios municipales (alumbrado, recolección de residuos, agua corriente). Esta zona de quintas constituye un borde difuso entre la planta urbanizada del pueblo y el espacio rural. Allí tradicionalmente, quienes lo habitaban realizaban actividades vinculadas a la producción pecuaria de granja y, en menor medida, a la producción hortícola. En la Figura 2 se visualizan en el plano de la localidad las subdivisiones catastrales: las “Manzanas” hacen referencia a los lotes urbanos y las “Quintas” y “Chacras” a los lotes suburbanos y subrurales.

Figura 2: Plano del Ejido N° 036 Colonia Barón

Fuente: adaptado de Departamento de Geodesia (2022).

El paisaje de la “zona de quintas” se ha modificado en los últimos años. Progresivamente su carácter de espacio de transición entre lo urbano y rural va desapareciendo. En la actualidad coexisten diferentes usos del espacio vinculado a desarrollos inmobiliarios (nuevos loteos residenciales), espacios de casa de fin de semana asociados a un uso recreativo, instalación de industrias o fábricas, galpones con diferentes usos, entre otros.

Camino metodológico

En el abordaje de las producciones familiares de alimentos y en particular al entrar en diálogo con las personas y sus problemáticas, la participación de las instituciones locales es estratégica. Por ello, para comenzar se presentó la propuesta del relevamiento al municipio local, el cual además se configuró como un informante calificado durante el proceso.

En cuanto a las decisiones relacionadas con el registro de la información socioproductiva y espacial de los y las productores/as, se elaboró un instrumento basado en el Registro Nacional para la Agricultura Familiar (ReNAF) y otros instrumentos utilizados en relevamientos anteriormente realizados.

Este instrumento cuenta con diferentes dimensiones de indagación que dieron cuenta de aspectos centrales de la agricultura familiar:

  • Datos generales sobre la familia y sitio de producción (dirección, composición, edad, participación en la producción, parentesco, ocupación/inserción).
  • Datos sobre la tierra destinada a la producción (superficie, ubicación, situación de tenencia).
  • Información sobre la producción (vegetal, animal, agregado de valor).
  • Asesoramiento técnico recibido.
  • Situación de la infraestructura destinada a la producción (acceso al agua, acceso a la electricidad, corrales, invernaderos, sistema de riego, etc.).
  • Contratación de mano de obra extrafamiliar (temporaria o permanente).

Estas dimensiones proporcionan información necesaria y requerida para el acceso de estas familias a distintas herramientas de financiamiento (de INTA, MDS y otros), en particular herramientas de financiamiento destinadas a juventudes, mujeres y con enfoque de género, agricultura familiar, producción de cercanía, producciones agroecológicas, entre otras.

Como criterio para seleccionar las familias a visitar se sostuvo que fueran aquellas que producen alimentos o realizan algún agregado de valor (conservas, chacinados, panificados, etc.), comenzando con las primeras identificadas por algunos informantes calificados. El trabajo de campo se extendió durante tres meses y posteriormente se procesó y analizó la información recolectada. Una vez concluido este proceso, se concretó un encuentro con el municipio local de manera de discutir la información obtenida. De este encuentro surgieron la planificación y concreción de algunas actividades realizadas durante 2022. A continuación, se presenta la información obtenida del relevamiento.

Caracterización general de las familias productoras

Se relevaron 19 familias o NAF que producen alimentos, identificadas de acuerdo con los tipos productivos descritos en la Tabla 1.

Tabla 1: Familias productoras identificadas según tipo de producción

Tipo de producción

Cantidad de familias

Hortícola

3

Granja mixta

12

Huerta y granja

2

Chacinados

2

Total

19

Fuente: elaboración propia.

La conformación etaria de las familias es variada. Se pudieron identificar casos conformados por personas mayores y otros cuyos integrantes eran jóvenes.

Los objetivos productivos van desde el autoconsumo familiar hasta la venta o intercambio de excedentes, tales como huevos, pollos, corderos y lechones. Solo en dos NAF se producen hortalizas con finalidad comercial.

La mayoría no reside en el lugar donde produce, sin embargo, en todos los casos existe cercanía de no más de 500 metros entre la residencia familiar y el espacio productivo. Generalmente, la producción no es la actividad principal ni la única fuente de ingresos de la familia.

Caracterización productiva de granja

Las familias que cuentan con granja producen en superficies de tierra que van de 6 ha al traspatio. Las producciones se realizan en quintas en alquiler, tierras propias o predios ocupados con permiso (tenencia precaria). En cuanto a la infraestructura, predominan los corrales armados con materiales reciclados de chapa y madera. Esto mismo ocurre con los comederos y bebederos. La provisión de agua para los animales se realiza llenando recipientes y proviene de perforaciones o es trasladada desde algún domicilio con red de agua corriente. El punto crítico identificado por los encuestados es la alimentación de los cerdos y aves, en particular por el aumento del precio, calidad y disponibilidad de estos insumos. Es importante destacar que en todos los casos se encontraron sistemas familiares de granja mixta, donde se combinan en el espacio y el tiempo diversas producciones animales y a veces vegetales (ver Imagen 1). En la Tabla 2 se muestran las escalas y los alimentos producidos en las granjas familiares relevadas.

Tabla 2: Escalas y alimentos producidos en las granjas familiares

Producción

Escala

Alimentos

Porcina

2 a 12 madres

Carne (lechones, capones p/chacinar)

Ovina

5 a 18 madres

Carne (corderos)

Aviar

Pollos
parrilleros

10 a 50 pollos/tanda

Carne

Gallinas

20 a 50 ponedoras

Huevos

Pavos

10 pavas

Carne

Fuente: elaboración propia.

Imagen 1: Granjas mixtas de Colonia Barón

Créditos: Carolina Angeleri.

Caracterización productiva hortícola

Las familias dedicadas a la horticultura producen en superficies de tierra que van de 0,25 a 5 ha. Los cultivos principales son lechuga, acelga y tomate; mientras que los secundarios son zapallo, zapallito, choclo, espinaca, frutilla. Las producciones se realizan en tierras propias. En cuanto a la infraestructura, se produce principalmente bajo cubierta (Imagen 2, a y b) y en menor medida a campo. Se utiliza riego por goteo. La provisión de agua es subterránea y por recolección y almacenamiento de agua de lluvia. El objetivo productivo es comercial y la actividad se ubica dentro de las principales fuentes de ingreso de las familias. Como punto crítico en estas producciones se mencionó el alto costo de los insumos (plástico, semillas, plantines), la calidad del agua para riego y el costo y capacitación de trabajadoras/es.

Imagen 2: Producción hortícola bajo cubierta de Colonia Barón

Créditos: María Belén Albarracín Gutiérrez.

La comercialización de las producciones

Los canales de venta o intercambio utilizados por estas familias se encuentran principalmente en el ámbito local, pero también en las localidades próximas de mayor población como Santa Rosa y General Pico. Los destinatarios de los alimentos son consumidores directos, elaboradores de alimentos (pastas, chacinadores, parrillas) y comercios que realizan la reventa (verdulerías, carnicerías). El producto principal de la granja es el lechón y la elaboración de chacinados, que se comercializa de manera informal o se intercambia por otros productos (por ejemplo, lechón a cambio de cereal o algún trabajo). Estas características han sido observadas en otras localidades de la región (Angeleri, 2017, 2021a y b; Angeleri, Albarracín y Benéitez, 2017).

Dinámicas observadas

Algunos de los productores visitados comentaron que en la zona se observa un abandono de las producciones de granjas familiares en los últimos años, fenómeno que le atribuyen al aumento en los precios de los granos para la alimentación animal, al envejecimiento de algunos/as productores, al crecimiento de la planta urbana, entre otros factores. Junto con la situación anteriormente descrita, se observa la presencia de jóvenes que podrían continuar con la producción, con interés en aprender, conformar grupos productivos y desarrollar una salida laboral.

Se observó un proceso de expansión de la zona urbanizada por dos grandes loteos para viviendas hacia la parte noreste y sureste del pueblo, desarrollados a principios y fines de 2019 respectivamente. Esto provoca tensión entre los usos productivos y los nuevos usos del suelo, por el desarrollo inmobiliario. Esta presión sobre las producciones familiares en ocasiones implica el desplazamiento de las unidades de producción más lejos del pueblo o el abandono de las producciones. Estos procesos han sido descritos en otras localidades pampeanas (Angeleri, 2017, 2021a y b; Angeleri, Albarracín y Benéitez, 2017; Ermini, Delprino y Giobellina, 2017; Ermini, 2011).

La predominancia de la granja mixta como sistema tradicional de producción de alimentos está ligada a una forma de vida de la familia que genera sus alimentos para el autoconsumo y venta o intercambio de excedentes y, por tanto, es una forma de persistir en esa forma de vida como legado familiar con carácter tradicional. Podría pensarse este tipo de producción como un elemento de persistencia de la agricultura familiar en los pueblos pampeanos. Así lo afirma Urcola (2011) al definir este tipo social agrario, y el papel central del autoconsumo en las estrategias de persistencia, a partir de aspectos morfológicos como el tamaño de la explotación, la forma de acceso a la tierra, el tipo de mano de obra utilizada y el nivel de acumulación y participación en el mercado, además de como una “forma de ser” y estilo de vida específico de sus integrantes que los identifican y tipifican. Bajo la denominación de “chacarero” o colono se designó mayoritariamente a los grupos poblacionales que se instalaron en la región pampeana a partir de la ola migratoria de ultramar de fines del siglo XIX y principios del XX (fundamentalmente italianos y españoles). Habitaban en las explotaciones o chacras donde producían (como propietarios o arrendatarios), utilizando mano de obra familiar para la realización de las tareas productivas y las de autoconsumo (la dirección de la explotación estaba a cargo del padre de familia, quien trabajaba junto a sus hijos varones en las tareas productivas, mientras que las tareas destinadas al autoconsumo eran realizadas por la esposa e hijas mujeres). En este sentido, dichas explotaciones hacían del grupo familiar y la actividad agropecuaria una misma unidad doméstica y productiva que se constituía en el principal factor para su prosperidad económica y reproducción social. El modelo de la explotación familiar les permitió a los productores superar momentos de crisis (con estrategias de repliegue que minimizan los gastos de producción y consumo) y aprovechar situaciones de prosperidad (maximizando los esfuerzos y capacidades laborales del grupo familiar).

Reflexiones finales

Este trabajo busca aportar a la visibilidad de los núcleos de la agricultura familiar con sus características, necesidades y situaciones de conflicto territorial, considerando que estos sujetos son fundamentales en cuanto al abastecimiento de alimentos cercanos, frescos, inocuos, diversos y culturalmente adecuados a la población local, entre otros aportes. Por ello, fortalecer la granja mixta y otras producciones de alimentos desde una mirada sociotécnica aportaría al arraigo rural de estos sujetos y al fortalecimiento de la soberanía alimentaria local.

En torno a lo anterior, reflexionamos sobre la importancia de estudiar este proceso de urbanización y desplazamiento de producciones de alimentos, tanto a nivel local como provincial, para comprender las dinámicas presentes en el territorio, las lógicas de los sujetos involucrados y contribuir con propuestas contextualizadas. En este sentido, es útil preguntarnos: ¿se está produciendo despoblamiento rural-urbano?, ¿el crecimiento urbano en estos pueblos rurales responde a una “revalorización de los pueblos rurales”?, ¿hay “nueva ruralidad” en Colonia Barón, así como en otras localidades pampeanas?

Si bien el relevamiento realizado nos permitió tener información actualizada de las condiciones socioproductivas de estas familias, resulta insuficiente para la construcción de propuestas tecnológicas adecuadas. Es necesario, tal como lo proponen Fressoli et al. (2013), que la construcción de tecnologías sea pensada como un proceso social que involucra varios niveles de negociación de sentido y de materiales, de tecnologías y conocimientos. Sin embargo, este abordaje representa un desafío para quienes realizamos extensión rural, abandonar la lógica puramente técnica y embarcarnos en esas negociaciones.

Una de las dudas persistentes en los equipos de extensión es sobre la relevancia de estos tipos de relevamientos, en cuanto al aporte de cuestiones nuevas sobre las problemáticas de estos sujetos. Es decir, ¿qué se puede aportar cuando, desde la lógica técnica, la configuración problema-solución es ampliamente “sabida”? Sin embargo, esta experiencia nos demostró que, si bien la información generada es solo una parte del proceso, significó la oportunidad de identificar y comenzar la vinculación con las familias y, a través de las visitas, conocer en sus palabras cuáles son sus problemáticas.

Por tanto, este proceso sigue en desarrollo, planteando otras instancias que generen espacios para la co-construcción de alternativas tecnológicas, que incluyan elementos vinculados a prácticas productivas y culturales de los sujetos y sin olvidar el apoyo y articulación con políticas públicas destinadas a ellos.

Referencias

Angeleri, C. A. (2017). “Productores de alimentos de Anguil, La Pampa y sus aportes a la soberanía alimentaria local”. Periurbanos hacia el consenso. Ciudad, ambiente y producción de alimentos: propuestas para reordenar el territorio. https://tinyurl.com/5n6my8sk.

Angeleri, C. A. (2021a). Familias productoras de alimentos en Anguil (La Pampa) y sus aportes a la soberanía alimentaria local (Tesis de Maestría). Universidad Nacional del Comahue. http://hdl.handle.net/20.500.12123/8573.

Angeleri, C. A. (2021b). “Familias productoras de alimentos en Anguil (La Pampa) y sus aportes a la soberanía alimentaria local”. Huellas, 25 (2), 247-253. https://bit.ly/3n5bUgd.

Angeleri, C. A., Albarracín, M. B. y Benítez, A. (2017). “Productores periurbanos pecuarios de Uriburu (La Pampa) caracterización y logros”. Periurbanos hacia el consenso. Ciudad, ambiente y producción de alimentos: propuestas para reordenar el territorio. https://bit.ly/3n91hci.

Barsky, A. (2005). “El periurbano productivo, un espacio en constante transformación. Introducción al estado del debate, con referencias al caso de Buenos Aires”. Scripta Nova: Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 9, 194 (36).

Cittadini, E. et al. (ed.) (2021). Programa por área temática “Desarrollo Regional y Territorial”. Plan 2021-2025. INTA.

Departamento de Geodesia (2022). Plano de localidad 036-Colonia Barón. https://bit.ly/403y1lL .

Dillon, B. S. (2016). La población rural en la provincia de La Pampa: vestigios del pasado, singularidades presentes y alertas para el futuro de los pueblos rurales. EdUNLPam.

Ermini, P. (2011). Caracterización de la agricultura urbana de Santa Rosa, a través de una tipología ambiental (Tesis de Maestría). Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata.

Ermini, P., Delprino, M. R., y Giobellina, B. L. (2017). “Mapeo de la agricultura urbana y periurbana en el área metropolitana Santa Rosa-Toay: Aproximaciones metodológicas para la lectura territorial”. RIA, 43 (3). http://www.scielo.org.ar/pdf/ria/v43n3/v43n3a13.pdf.

Feito, M. C. (2018). “Problemas y desafíos del periurbano de Buenos Aires”. Estudios Socioterritoriales, 24, e002.

Fressoli, M., Garrido, S., Picabea, F., Lalouf, A. y Fenoglio, V. (2013). “Cuando las transferencias tecnológicas fracasan. Aprendizajes y limitaciones en la construcción de tecnologías para la inclusión social”. Universitas humanística, (76), 73-95.

La Pampa (1979). Ley N° 935, de Catastro. https://bit.ly/42xOKQ3.

Mikkelsen, C. y Velázquez, G. (2010). “Comparación entre índices de calidad de vida: La población rural del partido de General Pueyrredon, 2001-2007”. Revista de Geografía Norte Grande, (45), 97-118.

ReNAF (2007). Resolución 255/07, Registro Nacional de la Agricultura Familiar. https://bit.ly/3yVDHCt.

Salcedo, S. y Guzmán, L. (2014). Agricultura familiar en América Latina y el Caribe: recomendaciones de política. FAO.

Urcola, M. (2011). “Reflexiones sobre el modelo familiar de agricultura pampeana”. Pampa (Santa Fe) (7, Supl. 1), 87-111. https://bit.ly/3TwGR9g.


  1. Agencia de Extensión Rural Anguil. Estación Experimental Agropecuaria Anguil, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. angeleri.carolina@inta.gob.ar.
  2. Agencia de Extensión Rural Anguil. Estación Experimental Agropecuaria Anguil, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
  3. Además de la denominación empírica de “zona de quintas”, existe la definición catastral de la Ley provincial 935, en sus capítulos IV y V.


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