Daniela Mathey[1] y Laura Lafalla[2]
Introducción
La producción hortícola en áreas de borde o cercanía a las ciudades es objeto de creciente interés tanto de estudios e investigaciones académicas como de políticas orientadas a su fortalecimiento y protección atendiendo a su importancia social, económica y ambiental.
Estos espacios agrícolas de periurbanos, también llamados “cinturones verdes” por su orientación a la producción de hortalizas de consumo en fresco, se caracterizan por su heterogeneidad en cuanto a usos del suelo, actividades y actores, así como por problemáticas ambientales y sociales relacionadas —uso de agroquímicos, disponibilidad de agua y disposición de efluentes industriales y residuos sólidos, complejas situaciones de tenencia de la tierra, mercados de trabajo e interculturalidad, y alta vulnerabilidad económica y social— (Barsky, 2005; Feito y Barsky, 2020; entre otros).
La desaparición de estos espacios agrícolas, así como sus transformaciones y desplazamiento por la expansión de la ciudad han sido ampliamente abordados desde los estudios sociales agrarios. En este trabajo el interés se dirige a la identificación de factores que explican “la permanencia —con modificaciones— de las actividades agrícolas” (Pintos, 1993, p. 387). En la revisión de antecedentes realizada con este enfoque, se observan alusiones a factores de índole económica —-dada por la proximidad a la ciudad[3] así como el gradiente de rentas de la tierra para explicar cambios en localización de actividades o su extinción (Pintos, 1993; Bozzano, 1995) —, decisiones político-administrativas o de gestión —como zonificaciones, parques agrícolas, etc. —, y factores socioculturales que históricamente producen un patrón de ocupación en el territorio (Bozzano, 1995; Benencia, 2005; Ringuelet, 2012; Archenti y Ringuelet, 2000). Especialmente a esta última línea aporta el caso aquí estudiado.
El objetivo de este artículo[4] es analizar las características de horticultores/as de Guaymallén, Departamento contiguo a la ciudad de Mendoza, y sus percepciones sobre las problemáticas de la actividad y los cambios recientes de su entorno, con la finalidad de aportar elementos interpretativos sobre los procesos a los que estos intersticios agrícolas y sus actores están sometidos, en especial, aquellos que den cuenta de su relativa continuidad.
El trabajo utiliza información de casi 90 encuestas realizadas en establecimientos hortícolas del Departamento y centra el análisis en los casos donde respondieron productores/as. Esta muestra se conforma a partir de dos trabajos de mayor alcance, los cuales utilizaron el mismo cuestionario que incluía variables demográficas (edad, nacionalidad del productor/a y sus antecesores, género), estructura agraria y organización de la producción (tenencia de la tierra, mano de obra, superficie actual y cambios en los últimos 10 años) así como perceptuales sobre su continuidad en la actividad agrícola y transformaciones del territorio (pasadas y futuras)[5]. Se trata de una muestra no probabilística, de un tamaño relevante teniendo en cuenta que el último censo agropecuario registraba un total de 570 EAP en Guaymallén, donde 359 presentaban superficie implantada con hortalizas (CNA 2018).
Asimismo, la información recabada se complementa con entrevistas a informantes calificados (inspectores de asociaciones de riego, técnicos/as que trabajan en instituciones de desarrollo rural conocedores de la zona entre otros) y estudios previos realizados por el equipo de investigación de Socioeconomía del INTA EEA Mendoza, así como de otros investigadores que abordan la temática.
El área agrícola de Guaymallén
Guaymallén se ubica en el Oasis Norte de la provincia de Mendoza, y es uno de los departamentos más pequeños, con una superficie de 164 km2 y, al mismo tiempo, el más poblado, con 283.803 habitantes cuya residencia es principalmente urbana (93 %) según el CNPHyV 2010 (Mapa 1).
Mapa 1: Ubicación de Guaymallén y principal zona productiva
(Los Corralitos, Kilómetro 8 y La Primavera)
Fuente: adaptado de mapa publicado en Mathey y Pereyra (2021) con base en datos cartográficos del Sistema de Información Ambiental Territorial de Mendoza (2021) y elaborado por L. del Barrio.
Al mismo tiempo, es uno de los más característicos del denominado cinturón verde por el cultivo de hortalizas de hoja, crucíferas y flores de corte[6]. La superficie agrícola, 2.323 ha implantadas, se orienta principalmente al cultivo de hortalizas (59 %), seguida de frutales (34 %), la cual incluye viñedos (CNA, 2018). Del total de superficie implantada de Guaymallén, 1374,3 ha son destinadas a hortalizas, 790,5 ha a frutales y 155,6 ha a otros cultivos (CNA, 2018). Según Van den Bosch y Bocco (2016), aporta el 19 % de la superficie provincial de cultivos de cinturón verde, los cuales se destinan al mercado local y regional y, en algunos casos, a otras provincias de Argentina.
En el Departamento se localizan los dos principales mercados que proveen de hortalizas a la ciudad de Mendoza (Mercado Cooperativo de Guaymallén y Mercado Cooperativo Acceso Este), así como algunas de las principales empresas agroindustriales de la provincia, industrias y servicios ligados a la producción agropecuaria de deshidratado/secadero, empacadoras y lavaderos de hortalizas para la comercialización en fresco con valor agregado, denominados productos de IV Gama. El área cuenta con buena accesibilidad dada su cercanía a la ciudad de Mendoza y la conexión a dos rutas nacionales (RN7 y RN40).
Respecto de las condiciones ambientales y climáticas, presenta características ideales para la agricultura: clima benigno (baja incidencia relativa de contingencias como heladas y granizo), suelos de alta aptitud y disponibilidad de agua superficial y subterránea de surgente, lo que garantiza una provisión hídrica adecuada (Van den Bosch y Ruggeri, 2014; PMOT, 2020). Esto último resulta aún más importante al contextualizar que Mendoza es un territorio principalmente desértico y su clima de tipo continental, árido y semiárido, con precipitaciones que promedian los 200 mm anuales.
La estructura agraria se caracteriza por el predominio de explotaciones agropecuarias (EAP) de pequeña escala. El CNA 2018 muestra que el 73 % de las unidades tiene hasta 5 ha y, por estimaciones de un trabajo anterior, se concentran en el estrato hasta 2 ha (Mathey y Pereyra, 2019)[7]. La mayor parte de las EAP tienen orientación hortícola, bajo nivel tecnológico y uso intensivo de la mano de obra, especialmente familiar.
En otros términos, desde una perspectiva estructural predominan unidades basadas en una relación social tierra-trabajo familiar. Ahora bien, como se observará en el siguiente apartado, al interior de esta categoría se observan distintas situaciones. En este sentido, Aparicio y Gras (1999) reflexionan acerca del valor de una primera distinción teórica basada en la relación social que caracteriza a las unidades, para luego considerar las múltiples inserciones de los sujetos (cadenas, espacios productivos y ocupacionales) así como sus propias acciones, dado que explican los procesos de heterogeneización de la estructura agraria. De este modo, se advierte de caer en visiones duales (unidades basadas en trabajo asalariado y de tipo familiar) y homogénea hacia el interior de estas categorías.
Al igual que otras áreas de cinturón verde, Guaymallén registra una progresiva disminución de unidades y superficie agrícola. En el periodo 2002-2018, se produjo una disminución del 65 % de las EAP —que afectó significativamente casi todos los estratos— y un retraimiento de más de la mitad de la superficie, mientras que se registra un aumento de la superficie media, que pasó de 2,9 ha a 4,08 ha (Tabla 1). No obstante, espacialmente hay diferencias, y se mantiene relativamente estable la producción hortícola en la principal zona productiva ubicada al sur este del Departamento.
Tabla 1: Evolución de EAP y superficie según escala de extensión (superficie total). Guaymallén
Escala de extensión | EAP | Superficie total (ha) | ||||||
2002 | 2018 | Variación | % | 2002 | 2018 | Variación | % | |
Hasta 5 | 1.213 | 414 | -799 | -66 | 2.700,9 | 1.024,9 | -1676 | -62 |
5,1 A 10 | 255 | 82 | -173 | -68 | 1.846,6 | 574,6 | -1272 | -69 |
10,1 A 25 | 101 | 53 | -48 | -48 | 1.621,9 | 817,5 | -804,4 | -50 |
25,1 A 50 | 31 | 12 | -19 | -61 | 1073 | 418,6 | -654,4 | -61 |
50,1 | 10 | 6 | -4 | -40 | 791,5 | 411,8 | -379,7 | -48 |
100,1 | 2 | 3 | 1 | 50 | 218 | 352,4 | 134,4 | 62 |
Total | 1.612 | 570 | -1.042 | -65 | 8.251,9 | 3.599,8 | -4.652,1 | -56 |
Fuente: elaboración propia con base en CNA 2002 y CNA 2018.
Las imágenes que muestran el avance de la huella urbana sobre áreas rurales del Departamento (Figura 1) grafican la magnitud de esta tendencia, la cual busca moderar el Plan de Ordenamiento Municipal al plantear una zonificación para preservar el área de la expansión urbana difusa que “amenaza a su sostenibilidad” (PMOT, 2020, p. 162). El PMOT define un área de interfase rural con una zona de suelo no urbanizable (“Zona Reserva Agroalimentaria”), es decir que “no prevé ocupación residencial ni infraestructuras o equipamientos asociados a la misma” (p. 187). Destacamos aquí esta normativa, dado que es uno de los factores (político-administrativo) que influye en la continuidad o permanencia (y sus características) de las actividades primarias intensivas en periurbanos (Bozzano, 1995), aunque su análisis en este caso en particular no es objeto de este trabajo.
Figura 1: Evolución de huella urbana del Departamento Guaymallén 1914-2018
Fuente: Plan Municipal de Ordenamiento Municipal (PMOT, 2020, p. 154).
Características de los establecimientos hortícolas
Acorde con los datos arriba presentados, los establecimientos hortícolas relevados (87 casos) son en su mayoría unidades de pequeña escala (menos de 5 ha) y de origen familiar, esto es, con presencia del trabajo del productor y/o su familia de forma directa o en la gestión de la unidad. La mayor parte de quienes respondieron son hombres (83 %) y, respecto de la edad, hay mayor presencia de dos rangos etarios: 40-49 años (24 %) y 50-59 años (20 %).
Si bien predominan unidades basadas en la relación tierra-trabajo familiar, se observa una diversidad de situaciones teniendo en cuenta la presencia de trabajadores permanentes ajenos a la familia, entre los que se distinguen asalariados, medieros y los denominados localmente “chacareros”[8]. Siguiendo la clasificación de Benencia y Quaranta (2005), se identifican cuatro tipos de establecimientos: explotaciones familiares (48 %), empresa familiar con mediero y/o “chacarero” (41 %), empresa familiar con asalariados (7 %), empresa familiar con medieros y/o “chacareros” y asalariados (6 %).
A partir de estos resultados, sobresale la presencia de medieros y/o “chacareros”, figuras sociales que se agrupan a los fines del presente artículo dado que identifican a quienes aportan el trabajo en una relación de aparcería. No obstante, cabe señalar que los caracterizan distintas condiciones según describen estudios locales. El mediero provee la mano de obra y la mitad de los insumos y recibe como retribución el 50 % de lo producido, pudiendo decidir sobre su destino comercial y las estrategias productivas de común acuerdo con el propietario. El denominado “chacarero” aporta la totalidad del trabajo (propio y de la familia) a cambio de un porcentaje del valor de la producción que ronda el 30 % en promedio, dependiendo del cultivo. Por lo general no comercializa su parte de forma independiente ni interviene en decisiones productivas siendo el productor o “patrón” quien se hace cargo de los medios de producción, insumos y semillas además de la tierra (Van den Bosch, 2020; Carballo Hiramatsu, 2019)[9].
A modo de cotejar los resultados, se encontró como antecedente el estudio de Van den Bosch (2020) donde se realiza la evaluación económica de modelos de producción del cinturón verde de Mendoza con base en datos censales (CNA, 2008), validados en talleres con referentes institucionales y productores. En este estudio se destacan las modalidades de “chacarero”, “mediero” además de arrendatario en los sistemas de organización del trabajo hortícola, donde particularmente Guaymallén aparece entre las zonas más representativas de los modelos “1. Chacras de productores hortícolas del Cinturón Verde bajo régimen de chacarero” (puntualmente distritos de Kilómetro 8 y La Primavera) y “2. Chacras de productores de hortalizas frescas con organización del trabajo bajo modalidad mediero” (distrito Los Corralitos).
Retomando la caracterización de sujetos hortícolas encuestados, se observa entre los respondentes el predominio de una trayectoria familiar ligada a la actividad agrícola —segunda (41 %) o tercera generación (45 %)—, siendo en su mayoría de nacionalidad argentina (74 %) y boliviana (26 %). Sin embargo, al considerar quienes poseen nacionalidad boliviana y argentinos cuyos antecesores/as son oriundos de ese país, resulta que 46 % tienen origen boliviano. Cabe señalar que este porcentaje varía espacialmente, alcanzando al menos 50 % en el área donde se concentra la producción hortícola (La Primavera, Los Corralitos y Kilómetro 8).
Los resultados obtenidos en este relevamiento complementan conclusiones de un trabajo anterior donde se daba cuenta del creciente peso de familias y trabajadores/as de origen boliviano (denominados también “paisanos”) en detrimento de la participación de productores descendientes de inmigrantes europeos (llamados “criollos”) en la configuración del territorio hortícola de Guaymallén (Mathey y Pereyra, 2020). Al igual que en otros sitios del país, este caso muestra la centralidad de familias de migrantes de origen boliviano en la continuidad y restructuración de espacios hortícolas. Se destaca su presencia y/o predominio como trabajadores/as, medieros/as, aparceros/as y/o productores/as, su importancia creciente en los circuitos de comercialización y la forma de organización del trabajo basada en la maximización de la fuerza de trabajo del productor, su grupo familiar y el trabajo colectivo de base campesina, entre otros aspectos (Benencia, 2017; Benencia y Quaranta, 2005; Ciarallo, 2014; García, 2011; Propersi, 2007; Ringuelet, 2000, por citar solo algunos estudios de distintas áreas geográficas).
En este trabajo se utiliza la distinción entre los productores respecto de su origen —y en términos expresados por los entrevistados— para dar cuenta de distintas situaciones y percepciones entre los sujetos entrevistados a partir de características diferenciales como la organización del trabajo.
A continuación, se analizan los establecimientos en donde los productores fueron quienes contestaron el cuestionario (66 casos), dado el interés en analizar sus características y problemáticas con relación a los procesos y factores que intervienen al pensar en su permanencia en la producción.
¿Cuáles son las trayectorias de los productores entrevistados?
Respecto de variaciones en la escala de la unidad productiva en los últimos diez años —y recordando que la mayor parte de establecimientos tiene hasta 5 ha y se sitúan en la principal zona productiva del Departamento— predominan situaciones de mantenimiento de la superficie (51 %), seguido de expansión (41 %) y, en menor medida, casos de retracción (8 %) por alquiler y/o venta.
Según tipo de explotación, se observó que las explotaciones familiares (la mayoría en términos absolutos) se mantuvieron o expandieron su superficie, y las empresas familiares con medieros mantuvieron su escala. Por otra parte, se comprueba el mayor dinamismo de productores de origen boliviano —60 % se expande, 36 % mantiene la misma superficie, 4 % se retrae— mientras que, entre los productores criollos, predominan situaciones sin cambio en el manejo de superficie —61 % mantiene, 29 % expande, 10 % se retrae— (Tabla 2).
Tabla 2: Cambios en la superficie operada (últimos 10 años)
según origen del productor (%). Guaymallén
Cambios en la superficie | Productores criollos | Productores | Total | |||
N° | % | N° | % | N° | % | |
Mantenimiento | 25 | 61 | 9 | 36 | 34 | 52 |
Expansión: Arriendo | 10 | 24 | 14 | 56 | 24 | 36 |
Expansión: Compra | 2 | 5 | 1 | 4 | 3 | 5 |
Retracción: Alquiler | 2 | 5 | 1 | 4 | 3 | 5 |
Retracción: Venta | 2 | 5 | 0 | 0 | 2 | 2 |
Total general | 41 | 100 | 25 | 100 | 66 | 100 |
Fuente: elaboración propia con base en encuestas en establecimientos hortícolas (2019).
En el caso de los productores de origen boliviano, la expansión de la superficie trabajada se realiza mediante arriendo principalmente (56% de los casos). Esto es consistente con los resultados de tenencia de la tierra relevados, donde se observa que en este grupo predomina alquiler (60%), seguido de propiedad (28%) mientras que entre los productores criollos se destaca la propiedad (59%), seguido de alquiler (17%) y la combinación de propiedad y alquiler (12%) (Tabla 3). Asimismo, la posibilidad de expansión está asociada a la organización y disponibilidad de mano de obra —aspecto ampliamente referenciado en estudios hortícolas— y que, en la encuesta, resulta acorde con los datos que muestran la baja presencia relativa de trabajadores asalariados permanentes comparativamente con productores criollos (1 caso y 8 casos respectivamente).
Tabla 3: Tenencia de la tierra según origen del productor (%). Guaymallén
Productores | Origen boliviano | Total general | |
Alquiler | 17 | 60 | 33 |
Ocupante | 5 | 0 | 3 |
Propiedad + alquiler | 12 | 8 | 11 |
Propiedad | 59 | 28 | 47 |
Sucesión indivisa | 7 | 4 | 6 |
Total | 100 | 100 | 100 |
Fuente: elaboración propia con base en encuestas en establecimientos hortícolas (2019).
¿Cuál es la proyección de los productores en la actividad hortícola?
La mitad de los productores (51%) señalan que su establecimiento tendrá continuidad en manos de un familiar —principalmente hijo/a—, el resto se divide entre quienes declararon no visualizar continuidad intergeneracional (41%) y quienes no lo saben (8%). Entre los productores familiares, las respuestas se dividen entre quienes poseen relevo generacional y quienes no, mientras que en las unidades con trabajo permanente no familiar es mayor el porcentaje de continuidad. Por otra parte, no se observó una relación con variables como visión sobre posición a futuro (mejor, igual, peor), escala de la unidad ni estrategia respecto del manejo de tierras en los últimos años (expansión, retracción, mantenimiento). Respecto al origen del productor, se encontró mayor propensión a la continuidad entre los criollos, lo cual deja abierta a futuras indagaciones de corte cualitativo sobre las razones esbozadas por este grupo, así como por productores de origen boliviano (incluso entre quienes han ampliado la superficie manejada en los últimos años).
Por otra parte, en el plano de las percepciones sobre su situación futura en la producción tienen mayor frecuencia las respuestas negativas: 39% visualiza una peor posición, 29% una igual situación, 29% una mejor situación y 3% ns/nc. Según tipo de unidad, es clara la visión negativa que poseen los productores de explotaciones familiares, 44% de este grupo se ven en peor situación.
Las razones de las visiones optimistas obedecen a expectativas de una mayor producción (por aumento de productividad y/o aumento de superficie) y de precios diferenciales en dos casos que realizan producción agroecológica. Pero, en su mayoría, las respuestas aludieron a valoraciones o aspectos subjetivos como “confianza” o “esperanza en el futuro”.
Como contracara, las dificultades mencionadas fueron concretas y apuntaron al mismo problema: baja rentabilidad, lo cual fue expresado como bajos precios pagados por los productos y/o altos costos de producción. Respecto de esto último, se destacan las referencias sobre costos de semillas, plantines y agroquímicos y, en menor medida, alquiler de tierra, mano de obra y servicios como tractor, electricidad para pozo y pago del derecho de agua. También aparecen menciones, en menor cuantía, sobre inseguridad, contingencias climáticas, falta de acceso al crédito y poca disponibilidad de mano de obra.
Al relacionar la visión sobre su posición a futuro con otras variables encontramos lo siguiente:
- Según los cambios en la escala de la unidad en los últimos años las respuestas se encuentran relacionadas (Figura 2). Entre quienes se han expandido predomina una visión positiva (38% se ve en mejor posición a futuro), entre los que se han retraído la visión es negativa y de igualdad de situación mientras que, en el grupo que mantiene la escala —mayoritario en términos absolutos—, se visualizan en peor situación (45%).
Figura 2: Percepciones sobre su situación futura en la producción,
según cambios en la superficie de la unidad productiva (%). Guaymallén
Fuente: elaboración propia con base en encuestas en establecimientos hortícolas (2019).
- Según origen del productor, la visión pesimista predomina en ambos grupos, aunque entre aquellos de origen boliviano les siguen aquellos que se ven en mejor situación. Según mayor frecuencia, las menciones de posición a futuro son, entre criollos: peor (41%), igual (33%), mejor (26%), mientras que entre productores de origen boliviano: peor (40%), mejor (36%), igual (24%).
- Finalmente, al relacionar las tres variables —posición a futuro, cambios en la escala de la unidad y origen del productor—, encontramos diferencias en el grupo de productores que han mantenido su escala en los últimos años (Tabla 4) y que recordemos es el de mayor tamaño. En este grupo, quienes se ven en peor situación son productores criollos principalmente, mientras que los productores de origen boliviano tienen una visión más optimista.
Tabla 4. Productores que han mantenido escala de la unidad en los últimos 10 años, según posición a futuro y origen del productor (%). Guaymallén
Origen del productor | Mejor | Igual | Peor | Total |
Criollo | 17 | 33 | 50 | 100 |
Origen boliviano | 45 | 22 | 33 | 100 |
Fuente: elaboración propia con base en encuestas a productores hortícolas (2019).
¿Cuál es la mirada de los productores sobre los cambios en su entorno?
La disminución de la superficie agrícola y de productores atribuida a la expansión urbana es señalada como la principal transformación de la zona en los últimos diez años, seguido por el abandono de fincas —es decir, la suspensión de labores culturales y riego— y “loteos”.
Según los productores, la urbanización creciente ha traído mejoras en la infraestructura y calidad de vida: calles asfaltadas, luminarias, agua potable de red, mayor frecuencia y conexión del transporte público. No obstante, destacan entre las afectaciones a la actividad productiva: inseguridad (vandalismo y robo), así como problemas sobre disponibilidad y calidad de agua para riego (contaminación, falta de mantenimiento y limpieza de canales por “nuevos” habitantes) lo que —junto a la menor cantidad de productores— conduce a un aumento del costo que asumen los productores para el mantenimiento de red de riego[10].
Por otra parte, respecto del abandono —al igual que la venta—, es atribuido principalmente al envejecimiento y la falta de recambio generacional, así como el aumento de la inseguridad. Visualizan el riesgo de quemas y la proliferación de plagas que pueden afectar sus predios.
La descripción realizada por los horticultores es coincidente con la de productores vitícolas de la zona (del Barrio et al., 2017) y encuentra correlato en las imágenes de la huella urbana presentadas (Figura 2) así como los procesos de segmentación espacial y segmentación social descriptos para territorios periurbanos. A su vez esta tendencia continuará en el futuro según la percepción de los productores: “los productores más grandes van a sobrevivir”; “poco y nada de chacra va a quedar, puras casas”.
Finalmente, se busca destacar cómo las respuestas de productores e informantes reflejan el proceso de valorización económica del espacio y lo que Pintos (1993) describe como el doble juego en pos de la obtención de ganancias extraordinarias. Esto es, por un lado, “convertir la tierra de uso agrícola —u otra actividad de tipo primaria intensiva— en tierra urbana, [lo cual] refleja la búsqueda y apropiación de mayores beneficios, toda vez que, a este cambio físico-legal, se opera otro de carácter rentístico” (Pintos, 1993, p. 388). Por otro lado, se produce la “retención de la tierra a la espera del momento ‘adecuado’ para su colocación en el mercado”, lo cual es protagonizado por operadores inmobiliarios, pero también es realizado por “propietarios rurales con actividades productivas en decadencia o apremiantes dificultades financieras” (Pintos, 1993, p. 389).
Consideraciones finales
Tomando como caso el área agrícola de Guaymallén —zona del cinturón verde más próxima a la ciudad de Mendoza—, el presente trabajo se focalizó en una descripción de los productores hortícolas, así como de las problemáticas por ellos percibidas con relación a los procesos y factores que intervienen al pensar en su permanencia en la producción.
Como principal proceso de transformación territorial, los productores perciben el avance urbano a partir del uso residencial principalmente. Al respecto, resaltan mejoras en su calidad de vida —calles asfaltadas, luminarias, agua potable de red, mayor frecuencia y conexión del transporte público—, lo cual es fundamental para promover la permanencia de la población en un determinado territorio y, por otro lado, problemáticas asociadas —como inseguridad (vandalismo y robo), impacto en infraestructura hídrica, entre otros— como amenaza a la continuidad del espacio agrícola. En segundo lugar, identifican el abandono de fincas de forma temporal y/o definitiva y “loteos”, lo cual es descripto en la bibliografía como parte del mismo proceso de valorización inmobiliaria progresiva, donde la tierra de uso primario intensivo se convierte en urbana.
Por otra parte, se constata la significación de población de origen boliviano en el territorio y la continuidad de la actividad agrícola, lo cual es consistente con estudios en otros sitios del país que demuestran el nexo entre territorios hortícolas y migración. Además, los datos aportados en este trabajo muestran que son quienes principalmente han tenido una estrategia de expansión de la superficie implantada en los últimos años, a partir de arriendo principalmente, y quienes se proyectan en una mejor posición a futuro en la actividad. Esta visión optimista también se observa en el grupo de productores de origen boliviano que ha mantenido la misma superficie, a diferencia de productores criollos en la misma situación que se perciben en una peor situación futura.
Entre las problemáticas y amenazas para la continuidad en la producción resaltan la falta de rentabilidad —expresada por altos costos de insumos y bajos precios de los productos—, mientras que, particularmente entre los productores criollos, se agrega la edad avanzada y falta de recambio generacional. Al adicionar como dato que son estos últimos quienes en su mayoría poseen la tierra en propiedad, esto anticipa el probable destino de sus fincas o chacras hacia la venta para loteos/barrios.
Una tercera situación que aparece en las encuestas es la de aquellos que mantienen su escala sosteniéndose en la actividad. Y aquí se identifican dos subgrupos: aquellos que en un futuro próximo se visualizan en igual o mejor situación —en el cual predominan productores de origen boliviano— y aquellos con una visión más pesimista —donde la mayoría son productores criollos—.
Finalmente, a modo de cierre, entendemos que una de las principales contribuciones de este trabajo ha sido profundizar en los atributos y situaciones diferenciales de quienes están a cargo de la horticultura en Guaymallén. Si bien en la estructura agraria de la zona predominan unidades de pequeña escala basadas en el trabajo del productor y/o su familia, el relevamiento muestra diferencias en función, por ejemplo, de las formas sociales de trabajo y organización laboral (unidades donde solo se cuenta con mano de obra permanente familiar, unidades con relaciones de aparcería, unidades con asalariados y unidades que combinan ambas), de formas de tenencia (propiedad, alquiler, combinaciones) y que están ligadas a trayectorias, estrategias y proyecciones de los sujetos hortícolas.
La extensión de las relaciones de aparcería —figuras de mediero y/o chacarero— es otro de los hallazgos del trabajo, lo cual ha sido descripto en estudios de corte cuanti-cualitativos realizados en la zona.
Referencias
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Mathey, D. y Pereyra, M. (2020). “Configuración socioproductiva de un territorio hortícola. El caso de Guaymallén, provincia de Mendoza”. En D. Mathey y G. Preda (Ed.), Sujetos sociales en la horticultura argentina: reflexiones en torno a su estudio (pp. 99-113). Ediciones INTA. http://hdl.handle.net/20.500.12123/7204.
Mathey, D. y Pereyra, M. (2021). “Transformaciones y continuidades agrarias en cinturones verdes. El caso de Guaymallén como la ‘zona del verdeo’ de Mendoza, Argentina”. Temas y Debates, (42), 61-84. https://tinyurl.com/ms4wat4r.
Muzlera, J. (2020). “Chacarero pampeano”. En J. Muzlera y A. Salomón (ed.), Diccionario del agro iberoamericano (pp. 281-292). TESEO PRESS. https://www.teseopress.com/diccionarioagro/.
Pintos, P. (1993). “Aproximaciones teóricas acerca de los procesos de periurbanización y suburbanización”. I Jornadas de Geografía de la UNLP. La Plata. https://tinyurl.com/2s3pwb96.
Propersi, P. (2006). “Persistencia y cambio de las unidades de producción hortícola en el Cinturón Verde del Gran Rosario”. Mundo Agrario, 7 (13). https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=84501302.
Ringuelet, R. (2000) (comp.). Espacio tecnológico, población y reproducción social en el sector hortícola de La Plata. Universidad Nacional de La Plata. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.182/pm.182.pdf.
Ringuelet, R. (2012). “Presentación Dossier: Modalidades y perspectivas del desarrollo territorial rural”. Mundo Agrario, 12 (24). https://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/article/view/v12n24a08/html.
Van den Bosch, M. (2020). Sistemas de producción agropecuarios del Cinturón Verde de Mendoza: evaluación económica. Ediciones INTA. http://hdl.handle.net/20.500.12123/7777.
Van den Bosch, M. E. y Bocco A. (2016). Dinámica intercensal de los sistemas de producción agropecuarios de la provincia de Mendoza. Ediciones INTA.
Van den Bosch, M. E. y Ruggeri, A. (2014). “Cinturón Verde de Mendoza. Análisis de la dinámica intercensal de las explotaciones agropecuarias”. XLV Reunión anual de la Asociación Argentina de Economía Agraria y IV Congreso Regional de Economía Agraria. Buenos Aires.
Fuentes estadísticas
Censo Nacional Agropecuario 2002. Resultados definitivos. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Argentina.
Censo Nacional Agropecuario 2008. Resultados definitivos. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Argentina.
Censo Nacional Agropecuario 2018. Resultados definitivos. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Argentina. https://consultascna2018.indec.gob.ar/.
Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2010. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Argentina.
Fuentes documentales
Ley Nº 8999 (2017). Plan Provincial de Ordenamiento Territorial (PPOT). Legislatura Provincia de Mendoza. https://bit.ly/3JBWkQY.
Plan Municipal de Ordenamiento Territorial. Guaymallén (2020). Tomo I, Capítulo II: Modelo territorial actual. Municipio de Guaymallén. https://bit.ly/3Tya8jW.
Plan Municipal de Ordenamiento Territorial. Guaymallén (2020b). Tomo II, Capítulo V: Instrumentos. Municipio de Guaymallén. https://tinyurl.com/mr24z95b.
IDR (2019). Estimación de la superficie cultivada con hortalizas de Mendoza 2018-2019. https://tinyurl.com/mrxaucpw.
- Estación Experimental Agropecuaria Mendoza, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. mathey.daniela@inta.gob.ar. ↵
- Centro Regional Mendoza – San Juan, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. ↵
- La ciudad se presenta con un doble rol: mercado demandante de productos, así como mercado de insumos, de trabajo y de comercialización (Pintos, 1993; Archenti y Ringuelet, 2000).↵
- Este capítulo retoma el análisis y resultados de dos trabajos previamente publicados en las XX Jornadas Nacionales de Extensión Rural (Mathey y Lafalla, 2022) y en el N° 42 de la revista Temas y Debates (Mathey y Pereyra, 2021).↵
- En el caso del proyecto “Aportes para el ordenamiento territorial de las áreas rurales (cinturón verde) del Municipio de Guaymallén” (Convenio entre INTA, INTI, INA y Municipalidad de Guaymallén) se relevaron unidades frutihortícolas del área rural del Departamento entre abril y mayo de 2019. En el caso del proyecto de extensión “Encadenamiento Hortícola”, se realizaron encuestas en establecimientos hortícolas de Guaymallén, Maipú, Lavalle y San Carlos entre mayo y junio de 2019.↵
- Según el CNA 2018, la superficie hortícola del Oasis Norte de Mendoza se concentra principalmente en los Departamentos de Maipú (49 %) y Lavalle (29 %), seguidos de Guaymallén (10 %), Luján de Cuyo (9 %) y Las Heras (4 %). No obstante, respecto del área definida como cinturón verde, no hay una única definición. El IDR define como “cinturón verde o zona centro” a Maipú, Guaymallén y Luján de Cuyo y como “zona norte” Lavalle y las Heras (IDR, 2019). Por otra parte, si bien el cinturón verde del Área Metropolitana de Mendoza —y su manejo orientado a la preservación de funciones ambiental y productivas— está incluido específicamente en el Plan de Ordenamiento Territorial Provincial (Proyecto 5, Subprograma 1B), no está explicitado su alcance espacial (PPOT, 2017, pp. 51, 76).↵
- A partir de las bases de datos parcelarias del Departamento General de Irrigación (2018) y Asociación Tercera Zona de Riego del río Mendoza (2019) se observó que el estrato “hasta 5 ha” estaba conformado en su mayoría por unidades hasta 2 ha (70 %).↵
- El término “chacarero” alude a dos figuras distintas en la zona. En algunos casos, se la utiliza para identificar de forma general a quienes están a cargo de la producción hortícola (denominada chacra) mientras que, en otros casos, remite específicamente a quienes aportan su fuerza de trabajo en una relación de aparcería y a la cual refiere este trabajo. Por otra parte, se diferencia de las figuras que aluden al productor familiar capitalizado de otras zonas del país, como el caso del “chacarero” de la región pampeana argentina como sujeto típico del siglo XX (Muzlera, 2020) o el “chacarero frutícola” del Alto Valle de Río Negro (Álvaro, 2012).↵
- Carballo (2019) se refiere a otro arreglo entre chacareros y propietarios en la zona, que ronda el 70-80 % de la producción cuando los primeros aportan la mano de obra y capital (insumos, herramientas, semillas). No obstante, además de ser menos difundido “el aparcero ya no se considera a sí mismo un chacarero sino un arrendatario, ya que, si bien el poseedor de la tierra recibe un porcentaje de la producción, este suele ser pagado en dinero una vez que el aparcero ya vendió la producción” (Carballo, 2019, p. 146).↵
- Cabe recordar la centralidad del agua en la región, ubicada en la Diagonal Árida Sudamericana, “cuya distribución y uso está normado desde 1884 por la Ley de Aguas —aún vigente— y regulada por el Departamento General de Irrigación. Se basa en una infraestructura de reservorios de agua y una red de riego organizada a partir de canales, acequias e hijuelas, los cuales se han visto afectados por la expansión de la ciudad. Entre los principales problemas referenciados por entrevistados e informantes calificados se encuentran: pérdida de infraestructura de riego, mantenimiento deficitario de la red, menor cantidad de usuarios, lo que incrementa el costo per cápita del servicio, loteos que no respetan red de drenaje (riesgo de aumento de salinidad) así como contaminación por actividades urbanas y residenciales, etc.” (Mathey y Pereyra, 2021).↵