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1 Los estudios coreanos en la República Argentina

Trayectoria y perspectivas

Bárbara Bavoleo y Luciano Bolinaga

La génesis de los estudios coreanos: primeros referentes en los años noventa

El acercamiento inicial a Corea como campo de estudios desde el ámbito académico se sitúa en los albores de la década del noventa. Inspirado, por un lado, en la consolidación de la economía de Corea del Sur que asomaba como actor destacado en el plano internacional y por el crecimiento de los encuentros diplomáticos entre Argentina y Corea. Y, por otro, por la presencia ya muy notoria de una comunidad coreana en el país, la cual, si bien había comenzado a forjarse en los años sesenta, para los noventa ya había tomado mayor visibilidad por sus actividades comerciales en los principales centros de venta minorista de nuestro país. Así, unos pocos estudiosos comenzaron a interesarse por la inserción de Corea en un mundo cada vez más global, en el cual la lógica de la Guerra Fría había perdido sentido y donde emergía como nuevo epicentro económico mundial el Pacífico.

Liliana García Daris, de la Universidad del Salvador, publicaba en 1988 el libro Corea: antigüedad y actualidad y, en 1990, Estudios sobre Corea. Ambas compilaciones incluyeron capítulos sobre economía, migración, religión y política. Por su parte, Jaime Silbert de la Universidad Nacional de Córdoba, desde su formación y docencia en la carrera de Historia, abordó temáticas relacionadas con las transformaciones económicas y políticas en el nordeste de Asia y, específicamente, en Corea, y tuvo un papel muy importante en la formación de nuevas generaciones de especialistas en el área. A su cargo, en 1997, estuvo la compilación de obra La República de Corea hoy, que incluyó la importante colaboración de expertos coreanos como Yoon Dae-Kyu o Han Sang-Jin, y así las distancias comenzaron a acortarse. Al año siguiente, se publicó Desarrollo económico y democratización en Corea del Sur y el noreste asiático junto con Jorge Santarrosa. Ambas obras abordaron temas de historia, política y economía con la participación de importantes autores internacionales. Poco tiempo antes, en 1994, el profesor Jorge Di Masi, con formación en Derecho por la Universidad Nacional de La Plata, fundó el Departamento de Asia y el Pacífico y, un año después, el Centro de Estudios Coreanos en el Instituto de Relaciones Internacionales. Se iniciaba así la construcción del primer espacio institucional específico destinado a los estudios de Corea, a la gestión de proyectos de investigación y a actuar de enlace entre el sector académico y el diplomático. Por su parte, en la Universidad de Buenos Aires, el acercamiento a Corea se dio a partir de los estudios migratorios y de proyectos de investigación enmarcados en las tesis doctorales de Mirta Bialogorski, Carolina Mera y Corina Courtis, quienes desde distintas unidades académicas analizaron a la comunidad coreana en Buenos Aires. De aquí surgieron los primeros libros que abordaron la temática de la migración coreana. El de Mera, La inmigración coreana en Buenos Aires: multiculturalismo en el espacio urbano, publicado en 1998 y, terminando la década, el de Courtis, Construcciones de alteridad. Discursos cotidianos sobre la inmigración coreana en Buenos Aires, ambos publicados por Eudeba.

Las perspectivas de abordaje disciplinario de los primeros exponentes del campo de estudios reflejan las coyunturas mundial y local. Con el auge de los foros multilaterales de cooperación, la participación en APEC y luego la colaboración con ASEAN, Corea del Sur fue logrando relevancia global. Su comercio con Argentina creció considerablemente, pasando de 90 millones de dólares americanos en 1980 a 450 millones en 1994 y sus inversiones siguieron el mismo camino, especialmente aquellas del sector pesquero (Paz Iriberri, 2001: 51). A fines del periodo, Corea se había convertido en el segundo productor mundial en el rubro de construcción naval, el tercero en manufactura de semiconductores, el quinto en petroquímica y manufactura de automóviles, y el sexto en la producción de hierro y cemento (Gutiérrez, 2001: 66), tomando cada vez mayor relevancia económica. Además, en la década del ochenta se produjo el mayor ingreso de coreanos al país; se calcula que residían 40 mil coreanos, mayormente asentados en los barrios de Flores y Once de la Ciudad de Buenos Aires (García Daris, 2008: 9). Consiguientemente, en los noventa –pocos años después del crecimiento señalado– la actividad económica hizo más visible a esta comunidad con la instalación de comercios, talleres, fábricas del área textil, con la formación de asociaciones, la aparición de periódicos y la proliferación de comercios variados en el barrio denominado Baek-ku (Flores) que destacaba por sus carteleras en coreano (Mera, 2008: 3).

La participación que alcanzaba la República de Corea en el plano mundial hacia fines de los años noventa –con su “nueva diplomacia”[1] cuyo objetivo era la internacionalización, y con su participación en organismos internacionales, así como con la visibilidad de su colectividad en el país– dio forma y contenido a los primeros intereses académicos y a la labor de sus exponentes en los primeros tiempos. En la década posterior se abrirían mayores espacios y el impulso permitiría motivar a jóvenes que, como veremos en el siguiente apartado, profundizarían y ampliarían los temas de estudio sobre Corea.

Un párrafo aparte merece la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador que, a través de su mentor y conductor, R. P. Ismael Quiles S. J., inició sus actividades en el año 1967 dedicada a la historia, filosofía y religiones de Asia. Corea fue retratada por Quiles en su libro El alma de Corea (1987) y en variadas publicaciones del mismo autor (Quiles, 1985), donde detallaba sus impresiones de visitas al país que comenzaron en el año 1976. Si bien no lo ubicamos como parte del grupo de estudiosos que citamos más arriba, porque se ha dedicado a un estudio comprehensivo del pensamiento de Oriente, debemos mencionarlo como precursor indiscutido de los estudios sobre Asia en la Argentina.

Formación del campo y crecimiento: iniciando el siglo XXI

La labor realizada por los pioneros de los estudios coreanos no se limitó a sus trabajos individuales sino que, paralelamente, comenzaron a cimentar espacios y a contribuir en la formación de jóvenes estudiantes. Un factor se destaca en este periodo al momento de dar cuenta del crecimiento del área: el apoyo económico de Korea Foundation. Esta fundación, creada en diciembre de 1991 por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio, empezó sus actividades con el objetivo de promocionar la imagen de Corea del Sur en sus aspectos económico, científico y tecnológico, y promover el intercambio cultural y académico con diferentes países (Velarde, 2015: 41). Los programas incluyeron originariamente el establecimiento de cursos, la financiación de profesores y de conferencias, congresos o jornadas académicas y la donación de material literario. Luego incorporaron becas de estudios, foros bilaterales, financiación de traducciones y publicaciones, y creación de salas sobre Corea en museos artísticos del exterior (Korea Foundation, 1992, 1996, 1998). Si bien en los primeros años los destinatarios de los programas fueron mayormente universidades norteamericanas con reconocida trayectoria en los estudios coreanos, a principios del nuevo siglo, las universidades argentinas también comenzaron a obtener patrocinio. Las primeras que resultaron beneficiadas fueron la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad del Salvador y la Universidad Nacional de La Plata, en algún caso a través de becas de formación en Corea, en otros casos con donación de libros y apoyo financiero para diversas actividades académicas (Korea Foundation, 1999, 2000 y 2002).

El año 2003 marcó un hito en el desarrollo de los estudios coreanos no solo en el país sino en América Latina. Carolina Mera –por la Universidad de Buenos Aires y con el apoyo de la Korea Foundation– realizó, en el mes de octubre, el Primer Encuentro de Estudios Coreanos de América Latina. En él participaron 34 estudiosos de Argentina, México, Chile, Perú, Cuba, Brasil, Colombia y Corea (Korea Foundation, 2003: 9). No solo fue el primero de estos encuentros, que continúan ininterrumpidamente con una frecuencia bianual hasta el presente, sino que además proveyó del espacio para el intercambio de conocimiento sobre los estudios coreanos en cada país y para potenciar los vínculos entre académicos de diferentes latitudes y, al mismo tiempo, fue el puntapié para numerosos proyectos que contribuyeron a abrir y visibilizar –desde la mirada de los más jóvenes– un campo de estudios inexplorado y con muchas posibilidades de crecimiento.

En la sesión final de aquel evento se decidió crear una red de especialistas en el tema. Así, en 2004, se fundó la Asociación Argentina de Estudios sobre Corea (AAEC). La actividad central de la AAEC fue la organización de congresos nacionales. En 2005, se celebró el Primer Congreso Nacional de Estudios Coreanos y su organización estuvo a cargo del profesor Eduardo Oviedo de la Universidad Nacional de Rosario. En dicha actividad participaron más de 40 ponentes que presentaron sus trabajos ante más de 100 personas, entre estudiantes y asistentes (Di Masi, 2006: 98).

Durante toda la década, la AAEC llevó a cabo congresos anuales y fue incorporando miembros de universidades de todo el país. Es importante destacar que estos congresos contaban con una sesión específica para que estudiantes de grado pudieran exponer sus trabajos y avances, apoyados por sus profesores con ya mayor experiencia sobre la temática. Justamente, no es un dato menor porque muchos de ellos han desarrollado ya estudios de posgrado (algunos con becas del gobierno surcoreano, otros con becas doctorales y posdoctorales del CONICET) y hoy son los especialistas que ya están formando nuevas generaciones de investigadores en estudios coreanos en la República Argentina y también en América Latina.

En esta etapa también se abrieron nuevos centros de estudios como el Centro Corea Argentina de la Universidad de Buenos Aires, en el año 2005. En el mismo año se inauguró la carrera de Especialización en Estudios de Asia Oriental en la Universidad Nacional de Córdoba, orientada al entendimiento de los procesos histórico, social, político y económico de China, Corea y Japón. En 2007, se dictó por primera vez como parte de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata el ciclo de orientación en Asia Pacífico, asimismo enfocado en China, Corea y Japón. En 2009, la Universidad Nacional de Tres de Febrero estableció su Especialización en Economía y Negocios con Asia del Pacífico e India, hoy ya elevada al rango de maestría. Sin lugar a dudas, todos estos espacios –que incorporaban y promovían el interés de jóvenes estudiantes– se complementaron con materias optativas enfocadas a Corea y al nordeste de Asia en general. Y, en varias universidades, especialmente en carreras del área de las Ciencias Sociales y Humanidades, se logró desarrollar cursos sobre idioma coreano.

Igualmente, en 2006, el gobierno surcoreano inauguró el Centro Cultural Coreano (CCC) en América Latina, con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta entidad colaboró fuertemente con el fortalecimiento de lazos entre ambos países a través de la organización y difusión de actividades culturales como conciertos, ciclos de cine, muestras de arte, a través del dictado de cursos de idioma coreano y de la apertura de su biblioteca. Y cabe destacar que fue el primero de su tipo en América Latina.

El impulso local, motorizado por los programas de apoyo de Korea Foundation, se materializó en una variedad de conferencias y seminarios dictados por especialistas coreanos, europeos, norteamericanos y latinoamericanos. Expertos como Bruce Cumings, John Duncan, Han San-jin, Antonio Domenech, Alfredo Romero, Kim Wonho, entre muchos otros, disertaron en las diferentes casas de altos estudios que integraban la recientemente creada AAEC. Al mismo tiempo, se publicaron traducciones al castellano de libros clásicos como El lugar de Corea en el Sol, de Cumings (2004), y Fiebre educativa, de Michael Seth (2008). El material literario se fue completando con las compilaciones de ponencias de los Congresos Argentinos de Estudios Coreanos (anuales) y de los Encuentros de Estudios Coreanos de América Latina (bianuales).

La década del 2000 fue testigo de otro suceso importante para la construcción del campo de estudios. Como se comentaba, muchos jóvenes recién graduados continuaron sus estudios de posgrado sobre Corea en el exterior y muchos otros realizaron estancias de estudio de idioma coreano y de investigación en la República de Corea. A su regreso, fueron un motor importante para seguir avanzando en la profundización del campo, generando proyectos de investigación, actividades, abriendo cursos y seminarios obligatorios y optativos en distintas universidades e ingresando al sistema de becas doctorales argentino con investigaciones sobre Corea. Su aporte se vería reflejado en la década siguiente, en un contexto donde el lugar más alejado del planisferio ya no era tan desconocido.

Cine, K-pop y tecnologías de comunicación como aportes para el fortalecimiento de los estudios coreanos

En el último septenio la cultura popular de Corea del Sur se propagó considerablemente en distintos circuitos juveniles. El cine coreano, considerado el producto cultural más destacado de exportación en la década anterior, tuvo su auge en esta etapa, si por ello entendemos la llegada a un público mayor. En el año 2010, desde el Centro Cultural Coreano manifestaban que “cuando empezamos a realizar los ciclos de cine (2007), el público no superaba las siete personas, hoy debemos pedir que confirmen por anticipado la participación para evitar que se desborde la capacidad de la sala” (citado en Iadevito y Bavoleo, 2010: 83). Participaciones de filmes coreanos en BAFICI, Festival de Cine de Mar del Plata, la realización del Han Festival desde el año 2014 hasta la actualidad y numerosos Ciclos de Cine Coreano organizados por el CCC contribuyeron a expandir el interés por la cultura y por los estudios sobre Corea, en general. Diversos aspectos del cine fueron abordados en tesis doctorales, artículos y capítulos de libros por autores del país, y se publicó la traducción al castellano del libro Cine coreano contemporáneo de Lee Hyangjin en 2012.

Sin embargo, el mayor impulso provino del K-pop, música que se popularizó al extremo de que los principales diarios y programas televisivos de entretenimiento dedicaran minutos y letras haciéndose eco del fenómeno (Safiullina, 2014 y Scanarotti, 2014). El CCC también tuvo mucho que ver en ello en tanto la difusión del K-pop forma parte de la política de promoción de la cultura de Corea. Esta entidad, desde el año 2010, organizó concursos anuales donde jóvenes argentinos y latinoamericanos pudieron exponer sus destrezas y externalizar su pasión por este género musical. En alguna medida, esto provocó un crecimiento en el interés de jóvenes no solo por la industria del entretenimiento, sino por otros aspectos como la lengua, las costumbres y la historia de Corea. Como ejemplo podemos señalar que, en el año 2015 más de 100 estudiantes se inscribieron en los cursos de coreano del Centro de Estudios Coreanos de la Universidad Nacional de La Plata y más de una decena se acercó luego a tomar seminarios de política, economía y sociedad coreana. Además, Argentina se incorpora como socio regional a la Asociación Mundial de Estudios sobre Hallyu, con el objetivo de apoyar académicamente el crecimiento de la investigación sobre esta temática, siendo elegida sede del Segundo Congreso Mundial de Hallyu, en 2014.

Este foco de motivación se vio reflejado en el devenir de los estudios coreanos en Argentina. Distintas universidades dedicaron nuevos espacios a Corea. La Universidad de Mar del Plata, que había sido activa en el periodo anterior, abrió un Centro de Estudios Coreanos y Chinos, la Universidad Torcuato Di Tella un Programa de Estudios de Asia Pacífico, la Universidad Abierta Interamericana creó el Grupo de Estudios del Asia y el Pacífico y la Universidad Austral el Centro de Estudios Legales y Políticos de Asia. La demanda de conocimiento motivó la oferta de seminarios diversos. Así, varias universidades incorporaron la temática de Asia y de Corea, en particular, a sus currícula. Las redes internacionales, construidas en años anteriores, colaboraron notoriamente para que especialistas y clases estuvieran al alcance local, y en ello, sin ninguna duda, la tecnología tuvo un rol fundamental.

Más allá de admitir unir distancias remotas y hacer posible que un término desconocido como Gangnam[2] inundara las redes sociales y los buscadores en el 2013 en Argentina, la Internet posibilitó la cooperación entre especialistas en estudios coreanos y aumentó las asignaturas disponibles para estudiantes interesados, y al mismo tiempo permitió la interacción de estudiantes argentinos con sus pares latinoamericanos. En 2011, por primera vez –bajo la iniciativa de la Universidad de California, Los Ángeles y la Korea Foundation–, se inauguró el ciclo e-school con el seminario Política Internacional en el Noreste de Asia: Corea y su Contexto Regional coordinado por el director del programa, John Duncan y al que asistieron (vía Skype) 27 estudiantes de las universidades Autónoma de México, El Colegio de México y Nacional de La Plata en Argentina. Ininterrumpidamente, aunque con cambios que contribuyeron a expandirlo, el programa continuó hasta hoy con la presencia de más de una decena de universidades latinoamericanas.

En el año 2014, con la anuencia del Comité Ejecutivo del Programa y de la Korea Foundation, la Universidad Autónoma de Nuevo León asumió la dirección del e-school. Bajo la nueva conducción, de Renato Balderrama, se regularizó el dictado de cuatro seminarios semestrales, se estableció el empleo de una plataforma de aula virtual, se comenzaron a impartir los cursos en idioma castellano por especialistas en estudios coreanos de más de cinco países de América Latina y de Corea, y la presencia argentina creció adecuándose a la demanda local.

En el año 2015, a la tradicional participación de la Universidad Nacional de La Plata que continuó ofertando los cursos, se sumó la Universidad Abierta Interamericana y, al año siguiente, la Universidad Nacional de Córdoba. El incremento en la participación de universidades de nuestro país en el e-school se reflejó también en la incorporación de seminarios a cargo de especialistas vernáculos. En el periodo enero-mayo de 2015, María del Pilar Álvarez de la Universidad del Salvador participó, junto con Wonjung Min de la Pontificia Universidad Católica de Chile, del dictado del seminario Cultura Pop Coreana; en el semestre junio-diciembre, Bárbara Bavoleo de la Universidad Nacional de La Plata impartió, junto con Luis Lojero del Tecnológico de Monterrey, el curso Sistema político, sociedad y demografía de Corea y, en enero-mayo de 2017, Luciano Bolinaga de la Universidad Abierta Interamericana dictó América Latina en la era del Pacífico, relaciones internacionales y comerciales con Corea, Japón y China, seminario que ha sido confirmado también para el primer semestre de 2018.

Esta red, bajo los auspicios del programa e-school, implicó mayores contribuciones al desarrollo de los estudios coreanos en Argentina y en América Latina. Así, la Internet facilitó el acceso a mayor cantidad de alumnos y, además, al dictarse los cursos en español, mayormente, esto último también quitó complejidad para iniciar alumnos en los estudios coreanos. En su marco, la Universidad Abierta Interamericana recibió en 2016 al profesor Steve Lee de la British Columbia University que dictó un curso intensivo en idioma inglés, titulado Korea and the World since 1876. Asimismo, en 2017, la Universidad Nacional de Córdoba contó con la visita de Namhee Lee de la Universidad de California, quien dio el seminario La Península Coreana. Antecedentes históricos y situación actual, en el que fueron admitidos alumnos de todas las universidades argentinas gracias al apoyo económico de la Korea Foundation para sus traslados y alojamientos.

Como producto, también del mencionado programa, se realizó en junio de 2017 en la ciudad de Rosario el Primer Seminario de Estudiantes Argentinos del e-School: homenaje al profesor Jaime Silvert, con la iniciativa y coordinación de Luciano Bolinaga del Grupo de Estudios del Asia y el Pacífico de la Universidad Abierta Interamericana y con colaboración y apoyo de la Embajada de la República de Corea en Argentina. En él se reunieron estudiantes de las tres universidades argentinas participantes del e-school para exponer sus trabajos finales de los cursos tomados, de cuya revisión y profundización de las temáticas surgen los siguientes capítulos de este libro. El encuentro fue fructífero, entre otras cosas, porque se trató de un ámbito específicamente destinado a jóvenes que les permitió interactuar, discutir y entablar diálogo con sus pares en torno a un interés compartido: los estudios coreanos.

Sin duda, y con muchos aportes producto de la labor de años anteriores, de la cooperación y apertura del campo a múltiples universidades del país, de los organismos coreanos que promovieron de diversas formas los estudios sobre su país y de las diferentes coyunturas globales y locales, los estudios coreanos han logrado ocupar un lugar en el entorno académico argentino que, aunque debe profundizarse, es valorable en función de su crecimiento y visibilidad.

A modo de conclusión: evaluación y perspectivas

En poco menos de tres décadas, el avance en el estudio y conocimiento sobre Corea en Argentina ha sido considerable al punto tal que es posible sostener que es el país latinoamericano con mayor cantidad de especialistas con estudios de doctorado y maestría; mayor cantidad de universidades con oferta de cursos, seminarios y talleres sobre aspectos de la cultura, la lengua, la historia, la política, la economía y las relaciones internacionales de Corea y con un número constante y vasto de actividades anuales destinadas a la difusión y promoción de las relaciones bilaterales entre Argentina y Corea. Como hemos detallado en los acápites anteriores, varios factores contribuyeron a este desarrollo que podemos resumir en: una iniciativa constante por parte de los primeros referentes del área; un apoyo financiero imprescindible a cargo de instituciones coreanas y oportunidades de contexto que facilitaron la expansión de demanda por información y conocimiento en el área específica.

Ciertamente, los desafíos siguen siendo muchos. Construir una agenda pública y privada compartida entre ambos países; avanzar en la superación de las dificultades de comunicación entre nuestras lenguas; reparar la escasez de fondos destinados a eventos, proyectos y comunicaciones científicas sobre la temática y contribuir a fomentar un interés mayor en las generaciones de estudiantes, son tan solo algunos de esos desafíos.

Sin embargo, y afortunadamente, existen probabilidades de progreso para superar algunos de esos nuevos desafíos. En primer lugar, la aparición en la agenda pública de variados proyectos de cooperación con la República de Corea, por ejemplo: los planes de cooperación en el área de e-gobierno y smart cities; las visitas oficiales de los años 2016 y 2017 y los diálogos exploratorios que culminaron recientemente para la firma de un acuerdo comercial entre Corea y el Mercosur. Todos esos ejemplos contribuyen a poner en una plana perceptible a Corea y su realidad. En segundo lugar, la multiplicación en la oferta y la demanda de cursos de idioma coreano en el país genera expectativas para profundizar la relación bilateral. Y por último, los esfuerzos compartidos entre las distintas instituciones educativas, de sus profesores, para optimizar recursos en pos de convertir los estudios coreanos en un campo próspero de construcción de conocimiento. Precisamente, la prueba más reciente de esto último es el libro que ustedes se encuentran leyendo.

Bibliografía

Courtis, C. (2000). Construcciones de alteridad. Discursos cotidianos sobre la inmigración coreana en Buenos Aires. Buenos Aires: Eudeba.

Cumings, B. (2004). El lugar de Corea en el sol, Córdoba: Comunicarte.

Di Masi, J. (2006). “The challenge of developing korean studies in Latin America”, Revista HMiC, número IV, 97-100.

García Daris, L. (comp.) (1998). Corea: antigüedad y actualidad. Buenos Aires: Eudeba.

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Korea Foundation, Annual Reports, 1992, 1996, 1998, 1999, 2000 y 2002, consultados el 29 de noviembre de 2017. Disponibles en: https://goo.gl/Qsd7yp

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Paz Iriberri, G. (2001). “Las relaciones entre Argentina y Corea del Sur: evolución y perspectivas”, Estudios Internacionales, Vol. 34, núm. 134, 29-56.

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Safiullina, A. (2014). “Los fanáticos argentinos se suben a la ola del pop coreano”, La Nación, publicado el 12 de julio de 2014, consultado el 20 de noviembre de 2017. Disponible en: https://goo.gl/krosto

Scanarotti, M. (2014). “K-Pop: el fenómeno mundial ya tiene 20.000 fanáticos en la Argentina”, Clarín, publicado el 28 de noviembre de 2014, consultado el 20 de noviembre de 2017. Disponible en: https://goo.gl/NecEgz

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Velarde, S. (2015). “Los estudios coreanos en América Latina”, Asiadémica, núm. 5, 39-48.


  1. La “nueva diplomacia” fue anunciada en 1993 por Han Sung-joo, Ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Kim Young Sam, con el objetivo señalado en el texto y en el marco del interés de la República de Corea por posicionarse como una potencia media a nivel regional y global. Para un tratamiento del tema, ver: Mo, J., “South Korea’s middle power diplomacy: A case of growing compatibility between regional and global roles”, International Journal, 2016, Vol. 71(4), 587-607.
  2. Gangnam es un distrito al sureste de Seúl que cobró notoriedad con la canción del género K-pop Gangnam Style del cantante Psy. El tema consiguió 2 mil millones de reproducciones en YouTube y se ubicó en el primer lugar de los rankings radiales en Argentina durante 2012-2013.


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