Gustavo Morello (Boston College)
Los desaparecidos de la iglesia. El clero contestatario frente a la dictadura se incorpora en el creciente conjunto de trabajos sobre la década del Setenta que no son testimoniales ni hagiográficos. Los autores y autoras de esta nueva generación de trabajos usan testimonios y, como cualquier otro científico, tienen posiciones éticas firmes. Sin embargo sus obras se caracterizan por usar metodologías científicas para obtener datos, confrontar la información, y proponer interpretaciones. Me refiero a las publicaciones de Obregón (2005), Bilbao y Lede (2016) y mi propio trabajo (2015), por nombrar solo algunos de las publicaciones nacionales sobre los actores religiosos y el terrorismo de estado en Argentina. Un corpus de trabajos que esperemos seguirá creciendo y enriqueciéndose con otros enfoques disciplinarios, teóricos y metodológicos.
Entre las muchas contribuciones de la obra de Catoggio quiero destacar tres que me llamaron la atención. Una, y este es un orden personal y absolutamente arbitrario, es la visibilización de las mujeres, las monjas ‘contestatarias’ grandes olvidadas de la literatura y la investigación sobre el tema. Poco hay escrito (los trabajos de Touris son tal vez la excepción) fuera de testimonios y biografías referidas a las ‘Monjas Francesas’ desaparecidas en diciembre de 1977 con las Madres reunidas en la iglesia de la Santa Cruz. Este trabajo hecha luz sobre una historia poco conocida por la opinión publica, descuidada por la misma iglesia católica, y olvidada por la literatura periodística, testimonial y académica.
El otro punto que encuentro importante es que al optar por un estudio diacrónico del mundo católico, descubre que algunos actores religiosos que se quejan de la inacción de los obispos, un par de años atrás renegaron de la misma ayuda que entonces reclamaban. En este punto Catoggio recupera la complejidad de la vida social católica de aquellos años. Una complejidad llena de matices, pliegues, ambigüedades y trayectorias no lineales, que a veces son ignoradas en las publicaciones periodísticas y testimoniales sobre los años Setentas.
El tercer acierto del texto que quiero destacar entre los muchos que tiene, es la exploración de la reconstrucción de la identidad de las víctimas en torno a la idea del martirio. Una re-narración de su historia de vida que les permite conectarse con lo sucedido en los años Sesentas, asociarse a las protestas contra el peronismo neoliberal en los Noventa y adherir a la militancia del peronismo de izquierda en la primera década del nuevo milenio.
Este último punto me lleva a una crítica, pero que entiendo tiene que ver con la opción diacrónica, de ‘biografía’ del catolicismo que la autora toma. El énfasis en las ideas de los actores sociales católicos oscurece la relación de esos actores con otros actores y en la sociedad en general. Esto es, ¿Cuál era el ecosistema en el que los católicos se movían? ¿Qué pasaba con los otros actores de la sociedad argentina en esos años? ¿Cuáles y cómo eran las interacciones de los católicos con el sistema político, los medios, los sindicatos? ¿Qué pasaba con el peronismo?
Entiendo que la perspectiva sincrónica es otra que la elegida por la autora, pero al ubicar el asesinato del padre Carlos Mugica como un hito de esta historia, eché de menos en la lectura un análisis sobre las relaciones de los católicos contestatarios con los gobiernos de Cámpora/Perón/Martínez de Perón.
Mi otra crítica tiene que ver con la caracterización que se hace de los actores que ejercieron la represión ilegal del estado. Uno de los aciertos del texto es presentar la diversidad del catolicismo, una variedad teológica, social e institucional. Pero Catoggio asume que el aparato represivo estaba unificado. Es cierto que los actores represivos compartían el discurso católico anti-secular. Pero esa era casi la única coincidencia. Se dividían a la hora de definir políticas económicas (liberales que apoyaban a Martínez de Hoz contra nacionalistas que se negaban a abandonar el rol industrial del Ejército), y sobre todo ambiciones políticas. Los objetivos de Jorge Videla no eran los de Emilio Massera o Jorge Viola o Luciano Benjamín Menéndez. Los objetivos políticos de las intervenciones peronistas a Santa Cruz, Formosa, Córdoba, Salta y Mendoza, que inician la represión ilegal en dichas provincias, ¿fue el mismo que el de las intervenciones militares posteriores? Creo que así como hablamos de catolicismos, empezar a hablar de ‘terrorismos de estado’ nos ayudaría a complejizar a un actor que en muchos casos asumimos como homogéneo.
En el trabajo se mencionan dos ‘nodos’ católicos cuya relevancia se hace más evidente en cada investigación sobre el tema, y aún no han sido estudiados a fondo. Uno, el caso de Arturo Paoli y los Hermanitos del Evangelio. Es un grupo que aparece de un modo destacado en los Sesentas y Setentas. Paoli, amigo personal de Pablo VI y muy bien conectado con el episcopado Argentino es quien recibe a Carlos Mugica y a quienes luego serian el grupo fundador de Montoneros en Reconquista. El noviciado en La Rioja había llevado a la provincia a Carlos de Dios Murias y Gabriel Longevile. El trabajo de Catoggio confirma que este es un caso crucial par entender a los católicos y al catolicismo argentino en esas décadas.
El otro ‘nodo’ interesante de explorar (entiendo que esto no tiene que ver con el libro en si, pero habiéndolo leído y trabajado el tema antes, otra vez confirmo la importancia de dedicarle una tesis) es el de los Salesianos. Rubén Dri, Benito Santechia, los miembros de la comunidad en Bahía Blanca contrastan con las figuras de Rubén Alí en Córdoba o Victorino Bonamin en Rosario y luego en el Vicariato Castrense. ¿Cómo fue la sociabilidad en la congregación Salesiana? ¿Cómo conviven en esos momentos en la misma congregación? ¿Había “solidaridad corporativa” entre los distintos grupos?
Mi pregunta para la autora es sobre la idea que aparece en el libro, pero tal vez pueda profundizarla en esta oportunidad un poco mas, ¿Qué pasa con la categoría del ‘sobreviviente’? ¿Como se genera y como se usa?
Finalmente, creo que al libro le faltan una bibliografía y un comentario metodológico. Seguramente lo metodológico está en la tesis que le dio origen, y que explique las fuentes, las diferencias entre “entrevistas” y “testimonios”, los di versos métodos de recolección de datos y análisis. La variedad y niveles de fuentes y análisis pueden dificultar la lectura de un publico no especializado.
Entiendo que el estilo de la colección condiciona el diseño y la cantidad de páginas del volumen. Pero también creo que un trabajo como este debería incluir una bibliografía al final, fuentes documentales, etc. ¿Tal vez un link a una página web que tenga ese material?