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Cine, performance y culturas populares

Verónica Capasso[1] y Clarisa Fernández[2]

El hecho de pensar en las culturas populares, nos pone frente a la tarea de reflexionar sobre el modo en que concebimos no solo las prácticas artísticas, sino también las relaciones sociales en general. Porque se trata de un campo tensionado por disputas que exceden lo académico, para adentrarse en los riesgos que implica “pensar la diversidad”. En la vasta trayectoria de los estudios culturales –uno de los campos que más ha reflexionado sobre este tema– las culturas populares se han definido muchas veces en oposición a lo “culto”, pero también se han romantizado, otorgándoles la “pureza” de lo tradicional y folclórico. Guinzburg (1981) y Gramsci (1975) complejizaron la cuestión, introduciendo la negociación y el conflicto en un marco de consensos y dominación, donde existen robos, reapropiaciones y préstamos en la construcción social del sentido de las prácticas culturales.

Barbero (2002) reactualizó en varias ocasiones la discusión respecto de cómo lo popular entra en diálogo con lo masivo, impidiéndonos pensar una cosa aislada de la otra. Así redescubrimos a lo popular en diversas zonas de conflicto que hacen carne la pluralidad de voces, discursos y experiencias que se reúnen en los productos de la industria cultural. También pululan en la heterogeneidad de actores que circulan en el mapa de la vida cultural de las comunidades, insertándose en la vida familiar, laboral, religiosa y política de las personas.

En línea con lo anterior, identificamos una serie de autores que han reflexionado sobre el tema de las culturales populares más recientemente, poniendo en jaque las matrices de pensamiento que otrora asociaban a las culturas populares con posiciones esencialistas, a partir de estudiarlas desde una visión relacional. Aliano (2010) repone esta discusión, recuperando trabajos de diversos autores contemporáneos del campo de los estudios culturales, la sociología y la antropología. Allí señala una serie de elementos que nos resultarán productivos para repensar los casos que presentan los artículos de esta sección. Particularmente, retoma estos autores para estudiar la especificidad de las culturas populares pero sin esencializarlas u otorgarles características estáticas a los sujetos, discutiendo tanto una condición de subalternidad que “defina” sus producciones, como la existencia de una capacidad creativa que desconozca los condicionantes que existen en sus producciones simbólicas. Esta tensión, señala Aliano (2010), es la que marcaban Grignon y Passeron como constitutiva del campo, que tiende o bien a remarcar la condición de dominación que sufren las culturas populares desmereciendo su creatividad, o a resaltar esta última desconociendo los condicionantes que estructuran su producción simbólica.

Para salir de este atolladero la propuesta de Semán (2006) nos permitiría analizar a las culturas desde su “positividad”, comprendiendo cuál es la “matriz de gestación cultural” (Semán y Miguez en Aliano, 2010, p. 187) que enmarca sus producciones más allá de sus intenciones contestatarias. En esa línea, los trabajos presentados en esta sección dialogan con este modo de comprender las culturas populares ya que, incluso sin definir las prácticas estudiadas desde ese campo, abogan por metodologías que parten de una mirada históricamente situada y socialmente compleja, donde la potencialidad creadora de los sujetos se constituye inserta en una trama multidimensional que la condiciona y posibilita simultáneamente.

Escenas de la pluralidad cultural

Identificamos en los artículos reunidos en esta sección, algunos puntos en común que nos permiten ubicarlos desde una mirada más general, más allá de la especificidad de sus objetos de estudio. En primer lugar, en los tres artículos opera una concepción socio-antropológica de la cultura. Para Raymond Williams (2003), cultura es tanto un modo de vida en tanto sistema de significaciones –normas y valores compartidos, motivaciones, ideas, comportamientos, etc., una visión más antropológica– como el conjunto de prácticas creativas e innovadoras y producciones artísticas e intelectuales –artes, literaturas, filosofía, comunicación. Las prácticas artísticas, como otras prácticas culturales, se establecen en el marco de relaciones sociales. Así, presentan particularidades en tanto pueden construir lazos y sentidos sobre el mundo, como también presentar perspectivas afirmativas o críticas sobre el orden social (Mouffe, 2009).

En segundo lugar, las propuestas de análisis no se posicionan ni desde una perspectiva interna o humanista ni desde una perspectiva externa o sociologicista. El tipo de investigaciones presentadas, es decir aquellas sobre objetos artísticos provenientes tanto de las Ciencias Sociales como de las Humanidades, demuestran que existen cruces, préstamos y contactos entre las perspectivas externa e interna, a partir de una visión transdisciplinaria. Es decir, en este caso, los artículos que veremos a continuación, proponen un abordaje de los diferentes objetos de estudio desde referentes teóricos provenientes de diferentes áreas del conocimiento (antropología, historia, arte (performance, cine), etnomusicología). Los cruces entre una perspectiva interna y una externa y entre disciplinas no solo están presentes, sino que, además, suelen ser convenientes para una comprensión completa y compleja del fenómeno estudiado (Bugnone, Fernández, Capasso y Urtubey, 2019).

Un tercer eje que identificamos es que, en mayor o menor medida, los tres trabajos plantean escenas diferentes (Straw, 2014). Una escena es definida por personas, prácticas, objetos e instituciones dedicadas a una forma particular de bienes culturales o un campo cultural particular (por ejemplo, un estilo de música, un género literario, las artes visuales de una ciudad). Bennett y Peterson (2004), afirman que una escena local se forma en un lugar delimitado y en un momento concreto y se define por las relaciones que se establecen entre sus participantes (por ejemplo, en el caso de una escena musical, por productores, músicos y fans que comparten ciertos gustos musicales). De esta manera, el artículo de Mora se centra en el análisis de la escena del hip hop a partir del relato fílmico/documental, el de Wasser en la escena musical popular/ LGBT/ /queer brasileña y el de Altman en la crítica de cine a partir de la revisión de documentos críticos y periodísticos, recuperando géneros “marginados” como la chanchada.[3] Estas escenas particulares se caracterizan además porque se centran en “los márgenes”. Es decir, invitan a pensar producciones culturales en los márgenes de lo legitimado al mismo tiempo que reflexionan sobre cómo esos márgenes generan unas formas específicas de producción y circulación cultural como también identidades. Acercarse a los márgenes, conocerlos y estudiarlos permite que crezcamos desde la diversidad cultural como también revalorizar prácticas y sujetos excluidos u olvidados.

El artículo de Ana Sabrina Mora se propone, entonces, analizar diversos componentes de la escena del hip hop desde el estudio de documentales. En este sentido, busca pensar la articulación entre el contexto de surgimiento de las prácticas y las características y materialidad de la práctica cultural en sí (una articulación, como dijimos entre una mirada externa y una interna). Su enfoque también se nutre de explorar la dimensión del apego y del afecto de la práctica artística y del análisis del uso del espacio público urbano y del espacio virtual. Por último, retoma la idea de imaginación y comunidades de sentimiento de Appadurai.

El trabajo de Eliska Altman se propone identificar la construcción de imaginarios sobre Río de Janeiro a través del cine. Es decir, apunta a cómo fue concebida e imaginada la ciudad por el campo de la crítica brasileña en un momento significativo de definiciones sobre su identidad. Además se pregunta por el proceso de descapitalización y por la diferencia entre chanchada y cinema novo. Por último, analiza dos cineastas según la crítica. Para ello, recurre al análisis de documentos críticos y periodísticos.

Nicolas Wasser, por su parte, se centra en la escena musical LGBT/ queer brasileña, específicamente en el papel de la música en la transformación de las normas tradicionales de géneros y sexualidades, contra las representaciones normativas de los cuerpos binarios. De esta forma, indaga en la inserción de la representación LGBT en espacios simbólicos como la televisión, el cine y la música, ámbitos que muestran otras formas de sexualidad y afecto. El artículo también muestra cómo esta escena presenta una combinación de letras, performances de cuerpos (en los bailes y shows) y política y la importancia que adquiere la red social Youtube y diversos canales digitales como medios de circulación. Su análisis se centra en comprender la música como un evento social, como acontecimiento colectivo, donde la audiencia entra en una corporalidad colectiva que dialoga con las nuevas subjetividades.
En suma, los tres artículos reunidos bajo el eje Cine, performance y culturas populares no solo analizan prácticas artístico-culturales en el marco de escenas situadas histórica y temporalmente sino que también dan cuenta de procesos identitarios, corporalidades, diversidad sexual, afectos, entre otros tópicos centrales para la Teoría Social actual. Sin dudas, estos trabajos visibilizan la conexión entre lo artístico y procesos culturales más amplios desde un diálogo disciplinar que nos permite amplificar la mirada hacia objetos que incentivan a repensar marcos teóricos y proponer nuevas articulaciones analíticas.

Bibliografía

Aliano, N. (2010). Culturas populares: Orientaciones y perspectivas a partir del análisis de un campo de estudios. Sociohistórica, 27, 185-209. Disponible en https://bit.ly/3gG6LTM

Barbero, J. M. (2002). Culturas populares. En C. Altamirano (Comp.), Términos críticos de sociología de la cultura. Buenos Aires: Paidós.

Bennett, A. (2000). Popular Music and Youth Culture: Music, Identity and Place. London: Macmillan.

Bugnone, A., Fernández, C., Capasso, V. y Urtubey, F. (2019). Estudios sociales del arte: una propuesta para su abordaje. Revista Cultura y Representaciones Sociales, 13(26), 388-411. Disponible en https://bit.ly/3abFSoi

Ginzburg, C. (1981). El queso y los gusanos. Barcelona: Muchnick.

Gramsci, A. (1975). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. México: Juan Pablos Editor.

Mouffe, C. (2014). Agonística. Pensar el mundo políticamente. Buenos Aires: FCE.

Straw, W. (2014). Scènes: ouvertes et restreintes. Cahiers de recherche sociologique, 57, 17-32. Disponible en https://bit.ly/3iwzRWl

Seman, P. (2006). El pentecostalismo y el ´rock chabón´ en la transformación de la cultura popular. En D. Míguez y P. Semán (Eds.). Entre santos, cumbias y piquetes. Las culturas populares en Argentina reciente. Buenos Aires: Biblos.

Williams, R. (2003). La larga revolución. Buenos Aires: Nueva Visión.


  1. IdIHCS, UNLP, CONICET.
  2. IdIHCS, UNLP, CONICET.
  3. La chanchada es un género que ha sido denominado peyorativamente de esa forma y que reúne la producción de dramas populares y comedias musicales burlescas que aparecieron en Brasil desde mediados de la década de 1930. También incluyó sátiras de películas de Hollywood.


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