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El Quinto Centenario de la Conquista de América: movimientos indígenas y memorias en disputa

Sabrina Rosas (UNLP)

1. Introducción

En la historia de América Latina, atravesada por profundas transformaciones económicas, políticas, sociales, la emergencia de los pueblos indígenas como sujetxs[1] políticxs constituye un proceso novedoso y complejo, cuya multidimensionalidad y dinamismo despierta profundos interrogantes analíticos. Frente a las políticas genocidas, integracionistas y/o asimilacionistas impulsadas por diversos Estados nacionales, el siglo XX concluyó con la presencia de movimientos sociales nucleados por su ascendencia étnica en la esfera pública (Trinchero y otros, 2014). El reconocimiento de los Estados nacionales de lxs indígenas como sujetxs de derecho convergió, conjuntamente, con un arduo cuestionamiento sobre los sentidos y discursos hegemónicos construidos sobre la otredad.

El auge inusitado de activismo étnico (Postero Zamosc, 2005) constituye un giro en la mirada sobre el pasado que permitirá la confluencia de nuevas memorias colectivas. En ese proceso, el aniversario del Quinto Centenario de la Conquista de América, conmemorado el 12 de octubre de 1992, constituye un punto nodal en la configuración de memorias construidas sobre la historia del continente y de sus Estados nacionales. En las vísperas de dicho aniversario se generó un marco de posibilidad política, cultural e histórica para tensionar las rememoraciones tradicionales del pasado que entendieron la llegada europea a América en 1492 como un momento de “encuentro” fraterno entre culturas. Surgió así un contexto en el que distintos grupos indígenas-campesinos pudieran alzar la voz y narraran su propia historia, atravesada por el etnocidio y la discriminación racial.

Las fuentes que se presentan a continuación ponen de manifiesto el entrecruzamiento de discursos antagónicos sobre este pasado en distintos países de América Latina y de Europa, en el que confluyen disputas políticas, económicas, sociales y culturales en torno al presente y al pasado colonial y neocolonial. En ellas, es posible identificar dos relatos fuertemente instaurados en los discursos gubernamentales, institucionales y de las diversas organizaciones políticas-sociales de la época: por un lado, la propagación de una mirada eurocéntrica sobre la “historia del descubrimiento” americano que, pese a su intento de propiciar una perspectiva renovada y de respeto por la diferencia cultural, pone de manifiesto la herencia de un pensamiento colonial. Por otro, la construcción de un relato indígena de resistencia, que denuncia la violencia colonial y neocolonial ejercida sobre sus cuerpos y sus territorios desde el momento de la Conquista hasta el presente, y que lxs condujo a condiciones marginales de vida y de pobreza extrema. En este contexto, frente a las propuestas de “festejar” y “celebrar” los quinientos años de este “encuentro” impulsadas desde España y replicadas en países americanos, los movimientos indígenas organizados establecieron su propia agenda política para denunciar que no se trataba de un festejo sino del aniversario del mayor genocidio de la historia de la humanidad.

Para comprender más acabadamente la génesis de este contexto de disputas políticas, será preciso tener en cuenta, por un lado, los intereses que impulsaron el intento de “celebración” del Quinto Centenario, y por otro, las respuestas de los movimientos indígena-campesinos enmarcadas en la confluencia del activismo étnico emergente en la región desde los años 70, que encontrarán en este acontecimiento un ámbito de fortalecimiento de sus propias luchas y reivindicaciones como pueblos.

2. La otredad y la colonialidad del poder

El año 1492 es un emblema que reúne múltiples imaginarios y memorias dispares sobre el pasado. Desde la perspectiva decolonial (Mignolo, 2007) el inicio de la modernidad encuentra su punto de referencia en esta efeméride sobre el colonialismo europeo y su sucesiva dominación económica y política de las tierras anexadas. Junto a la experiencia colonialista americana, se da inicio al proceso de constitución de un nuevo patrón de poder mundial capitalista (Quijano, 2006); una modernidad que produce “heridas coloniales, patriarcales y racistas” (Mignolo, 2014, 7) resquebrajando la lógica espacial, etno-cultural, política y social que había caracterizado al continente y propiciando el surgimiento de nuevas identidades geo culturales y sociales. En ese sentido, la construcción y reproducción de un conocimiento moderno eurocéntrico acompañó las necesidades de un capitalismo mundial en ciernes y la naturalización de identidades sexo-genéricas y raciales (Lugones, 2014). El proceso de conquista de América da comienzo a la elaboración mitológica de una primera “historia universal” de la humanidad desde entonces “unida” y globalizada. Como explica Dussel (2003) entender a la modernidad en un sentido mundial consiste en definir, como determinación fundamental del mundo moderno, el hecho de ser “centro” de la historia mundial, una percepción que caracteriza el pensamiento eurocéntrico occidental como la única forma de concebir, narrar y escribir la historia. De esta forma, con el inicio del colonialismo en América comienza la organización colonial del mundo y la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario, que lleva a la organización de la totalidad del espacio y del tiempo del planeta en una gran narrativa universal (Lander, 2003).

La elaboración de un imaginario del mundo moderno (Mignolo, 2000) fue acompañado por un discurso mitológico en el que Europa se constituyó como dominante en tanto sociedad superior, civilizada y racional. Con la llegada de los conquistadores a América, se da inicio a una “masiva formación discursiva” de construcción de Europa/Occidente y la otredad, del europex e indix como dominadx e inferior. Esta posición “superior” ha implicado entender a las sociedades humanas a partir de procesos de constitución evolutivos, en los cuales los grupos buscan alcanzar estadios de mayor “desarrollo” mediados por el supuesto mejoramiento de sus condiciones de vida. Estas características de las sociedades “avanzadas” involucran la identificación de grupos sociales “superiores” amparados en principios biologicistas racializados que, por su misma condición dominante, deben encargarse de instruir, educar y/o dominar a lxs otrxs – inferiores. De esta forma, se parte del concepto de “progreso” para la construcción clasificatoria de los pueblos, los territorios y las experiencias históricas en tanto la modernidad encuentra su correlato en la colonialidad. En la elaboración identitaria desde la diferencia, le otrx ha sido caricaturizadx y ridiculizadx, como forma de transformar el objeto de nuestro temor en objeto de burla, acompañando los procesos de discriminación y exclusión que han marcado la experiencia de vida de los grupos indígenas, atravesada por la invisibilización.

La relevancia simbólica de 1492 como momento fundante de la modernidad americana y latinoamericana impulsa a problematizar las narrativas elaboradas sobre el pasado que ponen de manifiesto la continuidad de la colonialidad del poder. Los aniversarios de este evento y la búsqueda de su “celebración” han sido impulsadas por grupos de poder dominantes con intereses políticos e ideológicos disímiles, que denotan prácticas de articulación y coordinación entre naciones unidas con objetivos en común. Como explica Rodríguez (2011) las celebraciones del cuarto centenario en 1892 y el quinto centenario de la Conquista cien años más tarde, han constituido momentos de condensación y recapitulación en la génesis de la identidad continental, haciendo emerger nuevas tradiciones conmemorativas, así como nuevos relatos de memorias en disputa. En consecuencia, 1992 presentó un nuevo escenario político en que el relato oficial fue disputado por nuevas voces que supieron exigir su reconocimiento identitario ligado, antes que, a la tradición centenaria, al legado ancestral de los pueblos originarios de América.

3. Narrativas que “festejan” el Quinto Centenario del “descubrimiento” de América

A principios de los años 80 comienza a avizorarse el interés político de diversos países por “festejar” el nuevo centenario de la Conquista americana, especialmente en España, promotora de acciones para su celebración. La gestión de actividades tanto a nivel nacional como internacional de dicha efeméride se presentó como una oportunidad para el gobierno español en la búsqueda de beneficios políticos propios, influyendo y dinamizando las relaciones con otros países, especialmente los latinoamericanos (Sanz López, 2017). Como consecuencia, comenzaron a contemplarse la realización de preparativos para el nuevo aniversario en distintos países y, tras la creación de la Comisión Nacional Española para el Quinto Centenario en 1981, comenzaron a replicarse comisiones nacionales con los mismos objetivos en Estados de Latinoamérica, generando un terreno propicio para el establecimiento de una agenda internacional de largo aliento. Particularmente, los acuerdos de cooperación entre España y México abrieron paso a un escenario de diálogo transatlántico, instalando discursos sobre los motivos de la conmemoración asociados al “festejo” y la “celebración” de la efeméride. En el caso de México, en 1985 se creó la Comisión Nacional Conmemorativa del “Encuentro de dos mundos”, con el objetivo de: coordinar, realizar e integrar las actividades programadas para celebrar la efeméride, propiciando el análisis multidisciplinario y la valoración de las principales consecuencias de este hecho histórico”[2].

Los acuerdos entre ambos países permitieron consolidar un proyecto español que había comenzado en la década del 70 con la intención de convocar a una Cumbre de jefes de Estado y gobiernos soberanos de América y Europa, y que alcanzó sus resultados en 1991 con la Primera Cumbre Iberoamericana desarrollada en México. Más allá de los variados intereses y objetivos propios de la política exterior española (Sahuesa Carvajal, 2003) lo cierto es que el Quinto Centenario generó un marco histórico y político propicio para su concertación, mediadas por conferencias iberoamericanas de las que participaron más de 20 países de lengua hispana y portuguesa.

La segunda Cumbre tuvo lugar en Madrid en 1992, la cual supo aprovechar la efeméride del Quinto Centenario para consagrar un gran festejo titulado “Expo 92, la Gran Fiesta”, una muestra universal llevada a cabo en Sevilla. A lo largo de las variadas etapas de preparación, la iniciativa estuvo atravesada por el lema del “Descubrimiento de América” (del Pópulo, 2002) fortaleciendo el ideario de 1492 como un momento de “encuentro” entre culturas. Como recupera Otero, la exposición Universal de Sevilla de 1992 establecía, entre sus objetivos principales:

Analizar el camino recorrido por la humanidad en los últimos cinco siglos, rendir un homenaje a la capacidad descubridora del hombre y escudriñar los enigmas del futuro. Se prevee reconocer de la importancia universal del Descubrimiento del Nuevo Mundo (…) y destacar los grandes avances del mundo en lo cultural y los conocimientos en esos quinientos años, así́ como los previstos para el futuro. El intercambio cultural, científico y tecnológico que tendrá́ lugar durante la Exposición ha de permitir una estrecha vinculación entre todos los países del mundo, resaltando la relación creada por el viaje de Colón entre el Viejo y el Nuevo Mundo. (Otero, 2007, 184).

Distintos organismos internacionales acompañaron estas iniciativas, fortaleciendo el relato sobre el pasado desde la mirada de lxs vencedorxs. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, más conocida como Unesco, autoproclamada como un espacio en donde convergen y dialogan todas las culturas del mundo, se asoció al ciclo de conmemoraciones del Quinto Centenario y publicó en 1989 una serie de discursos que ilustran los fundamentos del programa pronunciados en la época por diversxs referentes políticxs de ambos lados del Atlántico. En la compilación “Conmemoración del Quinto Centenario del Encuentro de Dos mundos” se destacaba que:

el año 1492 es un acontecimiento extraordinario que marcó el inicio de un largo proceso de conocimientos recíprocos de todos los pueblos de la tierra. Por primera vez en la historia, los seres humanos de todo el planeta comenzaron paulatinamente a entrar en contacto (…) un punto de partida de la universalización de la humanidad y la naturaleza (…) un encuentro de dos mundos que tomó conciencia de un mundo nuevo, del mundo de todos. (1989, 5)

El documento número 1 seleccionado en este texto corresponde al “Llamamiento del V Centenario del Encuentro de dos mundosde 1989, un discurso propiciado por Federico Mayor, Director General de la Unesco, en el que se ponen de manifiesto los objetivos del programa de dicha institución, a la vez que sintetiza sentidos históricos del pasado y especialmente de la otredad desde una mirada eurocéntrica y colonial.

Frente al imaginario del indio salvaje y primitivo, los discursos de la década del 90 permiten entrever un relato armónico sobre la Conquista, como un momento de encuentro y conocimiento entre todas las culturas del mundo. En ese sentido, en los discursos se encuentra ausente el uso de palabras descalificadoras o estigmatizadoras sobre le Otrx, que es presentadx como unx sujetx más en la pluralidad cultural que caracteriza a la humanidad. La instalación del 12 de octubre como un punto de quiebre en la “universalización de la humanidad” pretende establecer el falso imaginario de un mundo de todxs y para todxs, “un mundo nuevo” en el cual prime la hermandad y la fraternidad entre los pueblos. Sin embargo, este mensaje de unión cultural universal, de reciprocidad y tolerancia hacia le otrx, deja entrever el reforzamiento de las representaciones sobre la otredad tradicionales, en tanto elaboración producida por y desde la mirada del conquistador. Deteniéndonos en conceptos como encuentro o descubrimiento, puede notarse cómo estos usos proponen una actualización del pensamiento colonial, que descubre al otrx, observa e interpela esa realidad a través de las creencias y formas de percibir el mundo del conquistador.

El aniversario del Quinto Centenario y sus usos del pasado precisa ser entendido como una oportunidad política para los grupos de poder en post de alcanzar objetivos geoeconómicos regionales, un evento que permitió establecer acuerdos estratégicos entre los países involucrados a partir de la renovación de un discurso eurocéntrico moderno por de la globalización neoliberal, el “globocentrismo”:

A medida que los años pasan, pareciera que el mundo quisiera olvidar las divisiones y las categorías que nos clasifican en inferiores y superiores, y que buscara conceptos que nos unifiquen y nos pongan a todos en el mismo nivel; por lo que aparece la famosa globalización. Entonces, vemos desdibujarse o transformarse el eurocentrismo para que evolucione una versión más moderna con el nombre de globocentrismo. (Gómez Velez et al, 2017, 40).

Durante los inicios de la colonización, le sujetx indígena fue considerado diferente, homogénex y sin cultura, una mirada proveniente de la convicción de superioridad europea, en la que no hacía falta conocer a lxs indígenas: era suficiente con inventarlxs y asimilarlxs (Todorov, 2007). Este proceso fue acompañado, especialmente a lo largo del siglo XIX, de prácticas discursivas estigmatizantes, asociándo al indígena al atraso, la barbarie y la incivilización, continuando su borramiento y silenciando su voz. Cinco siglos más tarde, en la pretensión de reconocer al Otrx su existencia y oir “los testimonios de las culturas indígenas, realzar y preservar el patrimonio cultural del nuevo continente”, se elabora un discurso de reconocimiento y estandarización de las culturas y sus costumbres basado en un supuesto “respeto” y libertad, con el cual desdibujar la herencia de un pasado conflictivo. Descubrir al otrx en 1992 vuelve a poner el foco en los ojos del conquistador que mira e interpreta el mundo desde un “yo” universal que es, ante todo, el mundo visto y concebido desde occidente y para occidente, pero con un relato que debe, necesariamente, alejarse del imaginario de la dominación y conquista sobre la otredad.

4. Narrativas que resisten a los 500 años de Conquista sobre los pueblos de América

Los desacuerdos frente a las propuestas de “festejar” el Quinto Centenario no tardaron en llegar, al calor de debates entre políticxs, intelectuales y académicxs que cuestionaban el uso de categorías de “encuentro”, “descubrimiento” o “celebración” para recordar la experiencia de la Conquista, siendo objeto de polémicas[3]. En este marco, y como contracara de los sentidos históricos, políticos y culturales promulgados desde los discursos nacionales e internacionales, confluye la emergencia de movimientos indígenas-campesinos, organizaciones sociales que habían comenzado a avizorarse desde mediados de los años 70 en toda la región. Llegado el momento, en 1992 diversos colectivos indígenas latinoamericanos se hicieron visibles, desarrollando múltiples acciones en repudio y rechazo a los festejos del Quinto Centenario tanto por su nomenclatura como por su posicionamiento político.

Los esfuerzos de coordinación de estas organizaciones y la historia de debate y discusión política desarrolladas a lo largo de toda la década del 80 se expresan en diversas declaraciones que ponen al descubierto la violencia histórica ejercida sobre sus pueblos, sus territorios y sus cuerpos, y que exigen una reparación histórica. En 1988, tuvo lugar la “Campaña Continental 500 años de Resistencia Indígena”, con miras a retomar y fortalecer la resistencia de los pueblos indígenas latinoamericanos. En el proceso de gestación de estas iniciativas se fueron organizando espacios para unificar criterios y objetivos, expuestos en el I Encuentro Campesino Indígena “500 años de resistencia” en Bogotá, en 1989[4]. Inscripto en las actividades de la “Campaña Continental 500 años de resistencia indígena”, en 1990 tuvo lugar el Primer Encuentro Continental de los Pueblos Indios, con el propósito de conocer y discutir la problemática indígena y fortalecer el proceso de unidad y lucha continental de cara al Quinto Centenario. Como expresión de esta reunión surge la “Declaración de Quito por el primer encuentro continental de pueblos indios” de 1990 (documento número 2) en la que representantes de 120 naciones indias, organizaciones internacionales y fraternas ponen de manifiesto su mirada sobre el proceso histórico y la situación de los pueblos indígenas del continente.

Finalmente, como expresión de todos estos años de intercambio y encuentro, los pueblos indígenas nucleados en la “Campaña Continental 500 años de resistencia” publican una declaración conjunta para el 12 de octubre de 1992 el Folleto impreso de la Campaña Continental 500 años de Resistencia Indígena y Popular 1992, Guatemala (documento número 3) que expresa y sintetiza una mirada crítica sobre el pasado colonial y de dominación.

En la narrativa de estos documentos es posible desentrañar la construcción de la otredad indígena por parte de los grupos dominantes, como aquella forma de vida opuesta a los valores de la civilización occidental cristiana. Frente a la miseria, la persecución, la discriminación, el extermino y la explotación al que fueron sometidos, los pueblos indígenas se levantan con “orgullo y dignidad” reivindicándose desde las categorías impuestas por el colonizador. Reconocerse indix implica mostrarse en pie de lucha como pueblos que ahora escriben su propia historia, que recuperan una memoria colectiva sobre la experiencia del contienente que, como expresa la “Declaración de Quito por el primer encuentro continental de pueblos indios, ésta se centra en tres partes: la primera antes de la venida de los invasores, la segunda que son estos 500 años y, la tercera que es la que tenemos que construir de hoy en adelante”.

De esta forma, 1992 constituye un punto de llegada y de partida desde el cual los pueblos indígenas miran el pasado y narran la historia que intentará desprenderse del pensamiento colonial. El Folleto de la Campaña Continental 500 años de resistencia indígena y popular propone, junto con la declaración escrita, una representación visual (Imagen 1) que sintetiza múltiples sentidos en el acto de hacer memoria desde la resistencia: se delinea un contorno continental americano que, iluminado y guiado por el sol – deidad sagrada -, acompaña la lucha de un pueblo que se levanta para recuperar su territorio, construir una vida sin pobreza y en abundancia de los alimentos que brinda la madre naturaleza. En contraposición de los estereotipos tradicionales y decimonónicas del indix salvaje, ladrón u ocioso, se ponen de manifiesto imágenes de una sociedad indígena unida y trabajadora, que labra la tierra y construye viviendas con sus propias manos, tanto por figuras masculinas como femeninas (Imagen 2), un pueblo hermanado que se abraza entre sí al tiempo que recupera antiguas costumbres ancestrales heredadas de sus antepasadxs. Así, la lucha por la autodeterminación, la defensa de la cultura, la educación y la religión indígena, la conservación de los recursos naturales, el cuidado y protección de los territorios ancestrales, la recuperación de antiguos valores entre el varón y la mujer, acompañan estas declaraciones propagadas en una historia común de “500 años de resistencia”, en una compleja tarea de “pensar y estar siendo decolonial para la sanación de la herida (…) aprendiendo a desaprender para aprender de otra manera” (Mignolo, 2014, 7).

El aniversario del Quinto Centenario puso de manifiesto la organización política de colectivos étnicos-raciales emergentes en Latinoamérica en las últimas décadas del siglo XX, un acontecimiento que fortalecerá los sistemas de creencias, valores y comportamientos específicos de los pueblos originarios. Si bien sus experiencias han sido heterogéneas y dispares, los pueblos originarios han conseguido construir memorias colectivas comunes, construyendo relatos sobre un pasado que los nuclea, fortaleciendo sus valores y creencias ancestrales. Las respuestas de estos movimientos[5] se vieron expresados tanto en declaraciones como en acciones de repudio a los “festejos” y exigencia de su reconocimiento, tomando las calles en multitudinarias manifestaciones[6].

La experiencia de los pueblos originarios en el presente golpea la puerta de la historia y cuestiona la insistencia de un relato sobre el pasado caracterizado por la discriminación y el silenciamiento de las violencias perpetradas. Frente al intento de reactualizar esos discursos, los movimientos indígenas comenzaron a escribir nuevos relatos sobre el pasado, desde la resistencia de más de 500 años de opresión y dominación colonial y patriarcal para transformar su presente y su futuro, donde otros mundos puedan ser posibles.

Bibliografía

Del Pópulo, M; Romero Delgado, P; Gil Romero, P. (2002) La Exposición Universal de Sevilla 1992: efectos sobre el crecimiento económico Andaluz. Universidad de Sevilla, Fundación Focus-Abengoa.

Dussel, E. (2003) “Europa, modernidad y eurocentrismo,” en Lander, E. (Comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO, pp. 41-53.

Gómez Vélez, M. I.; Saldarriaga Grisales, D. C.; López Gil, M. C.; Zapata Botero, L. M. (2017) “Estudios decoloniales y poscoloniales. posturas acerca de la modernidad/ colonialidad y el eurocentrismo,” en Revista Ratio Juris, Vol. 12, n° 24, pp. 27-60

Lander, E. (2000) “Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos,” en Lander, E. (Comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO, pp. 4-23.

Lugones, M. (2014) “Colonialidad y género: hacia un feminismo decolonial,” en Mignolo, W. (Comp.) Género y decolonialidad. Buenos Aires, El desprendimiento.

Mignolo, W (2000) “La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad,” en Lander, E. (comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO, pp. 4-23.

__ (2007) “El pensamiento decolonial: desprendimiento y apertura. Un manifiesto,” en S. Castro y R. Grosfoguel (eds.) El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Bogotá, Siglo del Hombre, pp. 25-46.

__ (2014). “Prefacio,” en Mignolo, W. (comp.) Género y decolonialidad. Buenos Aires, El desprendimiento.

Ordoñez Cifuentes, R. (1996) “A propósito del v centenario y la reacción de los pueblos indios,” en Cuadernos Constitucionales, México-Centroamérica, n° 24. Rostros de las prácticas etnocidas en Guatemala. UNAM. Recuperado de: https://bit.ly/3g83UDP

Postero, N; Zamosc, L. (Ed) (2005). La lucha por los Derechos Indígenas en América Latina. Quito, ed. Abya Yala. 

Quijano, A. (2006) “El ´movimiento indígena` y las cuestiones pendientes en América Latina, en Argumentos, vol. 19, n° 50, pp. 51-77.

Rodríguez, S. (2011) “Conmemoraciones del cuarto y quinto centenario del 12 de octubre de 1492” en Revista de Estudios Sociales, n° 38. Recuperado de: https://bit.ly/36HmGhW

Sahueza Carbajal, R. (2003) Las Cumbres Iberoamericanas: ¿comunidad de naciones o diplomacia clientelar? Santiago de Chile, Editorial universitaria, Flacso.

Sanz López, J. (2017) “Las conmemoraciones del V Centenario y su valor internacional para España en 1992,” en Cuadernos de Historia Contemporánea, Ediciones Complutense. Recuperado de: https://bit.ly/2VCev0f

Todorov, T. (2007) La Conquista de América. El problema del otro. México, Siglo XXI.

Trinchero, H; Campos Muñoz, L; Valverde S. (Comp.) (2014) Pueblos indígenas, estados nacionales y fronteras: tensiones y paradojas de los procesos de transición contemporáneos en América Latina. Buenos Aires, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires. Tomo 1.

Selección documental

Documento n° 1: Llamamiento del Sr. Federico Mayor, director general de la Unesco, ante el Quinto centenario del encuentro de dos mundos. París, 13 de Marzo de 1989.
Fuente: https://bit.ly/2VEtln4.

“El 12 de octubre de 1492, la Pinta, la Niña y la Santa María, tres carabelas españolas al mando de Cristóbal Colón, atracan en una pequeña isla del Mar Caribe. Sin saberlo, los navegantes, que habían zarpado a la búsqueda de la ruta marítima hacia la India y la China por occidente, acababan de descubrir la ruta de América.

Con este acontecimiento, se inició una nueva aventura en la historia de la humanidad. Al tocar tierra, los navíos de Cristóbal Colón tendieron el primer puente entre los dos hemisferios del globo terráqueo. Nacía así una nueva imagen del mundo, que desde entonces ha ido precisándose sin cesar, un mundo a la vez singular y diverso. Se iniciaba además un proceso que ha permitido paulatinamente que todos los pueblos se descubran y todas las culturas se conozcan, se intercambien conocimientos y se fecunden mutuamente.

La Unesco, lugar de encuentro de culturas y foro por excelencia de la cooperación entre los pueblos, desea que este aniversario sirva para comprender mejor las profundas transformaciones que representó, para toda la humanidad, esta formidable aventura. Este aniversario ha de servir también, y muy principalmente, para tejer una nueva trama de solidaridad entre los pueblos y las culturas del mundo.

De conformidad con los principios que figuran en la Constitución de la Unesco, en armonía con los objetivos del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural, y sobre la base de la decisión 130 EX/9.2 de su Consejo Ejecutivo, la participación de nuestra Organización en la Conmemoración del Encuentro de Dos Mundos tendrá por objetivo fundamental estimular los intercambios y los contactos interculturales fundados en la afirmación de la identidad cultural de los pueblos.

Esta iniciativa ha despertado ya un gran interés: a medida que se aproxima el año 1992, va en aumento el número de proyectos sometidos a la Unesco.

Por esta razón, deseo dirigir un solemne llamamiento a la comunidad internacional e invitar a los Estados Miembros, las organizaciones intergubernamentales, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones públicas y privadas, y todos los que deseen promover las relaciones y los intercambios entre los pueblos, a que se asocien a la Unesco para ayudarle a alcanzar los tres objetivos que se ha fijado para esta conmemoración: poner de manifiesto las profundas transformaciones que se han registrado en todo el mundo desde la era de los descubrimientos; recoger testimonios de las culturas indígenas de América, y realzar y preservar el patrimonio cultural del nuevo continente.

Yo espero que, gracias a su generosa contribución, la Unesco logre hacer realidad nuestra aspiración común, que el mundo entero participe en la conmemoración de un acontecimiento cuyo alcance y significación fueron universales, puesto que selló indeleblemente nuestro destino común. Hago votos pues porque el año 1992 abra a los pueblos del mundo nuevos derroteros y nuevas ensenadas de aguas tranquilas.”

Federico Mayor.

Documento n° 2: Folleto impreso de la Campaña Continental 500 años de Resistencia Indígena y Popular (1992), Guatemala.
Fuente: Recuperado de: Archivo digital de Efímera de América Latina y el Caribe. https://bit.ly/3mGNN2r.

“Esta Campaña Continental, tiene sus orígenes en una serie de esfuerzos de coordinación y unidad de distintas organizaciones indígenas, campesinas y populares que en los últimos años nos hemos ido encontrando en la búsqueda de una vida más digna para nuestros pueblos.

En Colombia, octubre de 1989, se llevó a cabo el I Encuentro Latino Americano de Organizaciones Campesinas e Indígenas. Después de discutir distintos temas, los participantes decidieron lanzar la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena y Popular, como una respuesta alternativa latinoamericana a la “Celebración del V Centenario” que el gobierno de España, y otros, desde hace varios años vienen preparando.

Nosotros los grupos, entidades, organizaciones que participamos en esta Campaña, no podemos celebrar, no pedir venganza, ni pedir que nos paguen 500 años de dominación, sacrificio, destrucción y abandono, porque el daño que han sufrido nuestros pueblos no tiene precio.

Esta Campaña debe servir para conocernos y unir nuestras ideas y experiencias de cada uno de nuestros Pueblos de América, para que tengan voz frente a este hecho histórico.

¿QUÉ SIGNIFICA 1492?

El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón buscando otras tierras, llegó a este continente, confundiéndolo con las Indias. Este hecho se conoce como “descubrimiento” de América. Durante siglos, la historia que nos enseñan dice que, con este hecho nos trajeron a los primeros pueblos de América, la civilización, el cristianismo, el desarrollo.

Últimamente ya dicen otros que fue el encuentro de dos mundos. Para los pueblos indios de América, marca el inicio del genocidio y el etnocidio que dura ya casi 500 años. Nuestras civilizaciones, religiones y culturas fueron en gran parte destruidas. Por eso es que hoy día indios, afroamericanos, mestizos y los sectores populares de América vivimos en la miseria, analfabetismo, enfermedad, persecución y discriminación.

Pero no todo ha sido dolor, en estos 500 años, con orgullo y dignidad, nuestros pueblos existen porque también han sido 500 años de resistencia indígena y popular de gran valor y heroísmo.

A pesar de cinco siglos de exterminio y explotación inhumana, que hoy sigue con diferentes métodos, los pueblos indígenas estamos presentes en cada país de América, en pie de lucha, testigos de nuestra larga historia de resistencia.

Por eso decimos que la historia de nuestro continente tiene tres partes: la primera antes de la venida de los invasores, la segunda que son estos 500 años y, la tercera que es la que tenemos que construir de hoy en adelante.

OBJETIVOS DE LA CAMPAÑA

Hacer una reflexión colectiva de lo que ha significado para nuestro continente estos 500 años, desde la llegada de los invasores.

Buscamos recuperar nuestra memoria histórica para afirmar nuestra identidad.

Impulsar, junto el movimiento popular nuestra América, todas las actividades y esfuerzos que nos proyecten hacia el futuro para conquistar una verdadera independencia.

Ante la situación de opresión y explotación que padecemos, buscar construir un camino donde podamos participar en base a nuestras formas de organización que nos dejaron nuestros antepasados.

A quiénes sólo hemos sido las principales víctimas de los atropellos, convertirnos en actores de nuestro propio destino, junto con los demás oprimidos, explotados y discriminados de América y del mundo.

Hacer de esta Campaña un espacio de comunicación, encuentro, coordinación y de la más amplia unidad con todos los sectores populares de América, y crear la hermandad más grande con la solidaridad internacional y los grupos que buscan la paz y el bienestar de los pueblos.

ORGANIZACIÓN DE LA CAMPAÑA

Estamos divididos en cinco regiones para impulsar la Campaña a nivel continental.

Se formó la Comisión Continental para darle seguimiento al desarrollo de la Campaña Continental y también se designó la Secretaría Operativa para mantener la comunicación, información y coordinación a nivel continental. // La Secretaría Operativa se radicará en Guatemala por ser este el país sede para el II Encuentro Continental.

Las cinco regiones son:

Norte: México (coordinador), Estados Unidos y Canadá.

Centro América: Guatemala (coordinador), Panamá, Nicaragua, Belice, Honduras, El Salvador, Costa Rica.

Andina: Ecuador (coordinador), Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia.

Cono Sur: Brasil (coordinador), Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay.
Caribe: Cuba (coordinador), Puerto Rico, Rep. Dominicana, Haití.

Del 7 al 12 de octubre de 1991, se va a celebrar en Guatemala el II Encuentro Continental de Organizaciones Indígenas Populares, impulsoras de la Campaña Continental 500 años de resistencia indígena y popular.

CÓMO PARTICIPAR DE LA CAMPAÑA

Dando a conocer este folleto: pedir más copias o reproducirlas[7].

A quienes estén Organizados sugerir a sus organizaciones que apoyen la Campaña.

Reflexionar ¿cuáles son las consecuencias de estos 500 años?

Trabajar para conseguir la unidad del movimiento indígena y popular.

Mandar a la Secretaría Operativa cualquier apoyo (moral, político o material que usted o su grupo puedan mandar).

¡¡ESTAMOS EN PIE DE LUCHA, TESTIGOS DE NUESTRA LARGA HISTORIA DE RESISTENCIA Y HEROISMO!!

Secretaría Operativa. //Ap. Postal 7B, //Sucursal El Trébol 01903 Guatemala. Guatemala C.A”

Documento n° 3: Declaración de Quito por el Primer encuentro continental de pueblos indios Quito, Ecuador Julio 17 -21, de 1990 (Selección).
Fuente: Recuperado de: https://bit.ly/36GaXQN.

“Con la participación de más de doscientos delegados oficiales, fraternos y observadores, del 17 al 21 de julio se realizó en Quito el Primer Encuentro Continental de Pueblos Indios, convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y SAIIC de Estados Unidos, con el propósito de conocer y discutir la problemática indígena y fortalecer el proceso de unidad y lucha continental de cara al V Centenario del inicio de la conquista. 

EI evento, que se inscribe dentro de las actividades de la Campaña 500 Años de Resistencia Indígena y Popular -lanzada por organizaciones campesino-indígenas de 17 países de la región, en octubre del año pasado, en Bogotá (Colombia), se desarrollá en ocho comisiones de trabajo, cuyos informes finales recogemos a continuación en forma abreviada. Previamente, reproducimos la Declaración de Quito aprobada al término del encuentro.

******* DECLARACION DE QUITO
EI Encuentro Continental “500 años de Resistencia India” con representantes de 120 Naciones Indias, Organizaciones Internacionales y Organizaciones Fraternas, reunidas en Quito del 17 al 21 de julio de 1990, declaramos ante el mundo lo siguiente: 

Los indios de América no hemos abandonado jamás nuestra constante lucha contra las condiciones de opresión, discriminación y explotación que se nos impuso a raíz de la invasión europea a nuestros territorios ancestrales. Que nuestra lucha no es un mero reflejo coyuntural por la recordación de los 500 años de opresión, que los invasores, en contubernio con los gobiernos “democráticos” de nuestros países quieren convertir en hechos de celebración y júbilo. No obstante, los pueblos, nacionalidades y naciones indias estamos dando una respuesta combativa y comprometida para rechazar esta “celebración”, basada en nuestra identidad, la que debe conducirnos a una liberación definitiva. 

La lucha de nuestros pueblos ha adquirido una nueva cualidad en los últimos tiempos. Esta lucha es cada vez menos aislada y más organizada. Ahora estamos plenamente concientes de que nuestra liberación definitiva se puede expresar como pleno ejercicio de nuestra autodeterminación. Nuestra unidad se basa en este derecho fundamental. Nuestra autodeterminación no es una simple declaración. Debemos garantizar las condiciones necesarias que permitan su ejercicio pleno; y este debe expresarse, a su vez como plena autonomía para nuestros pueblos. Sin autogobierno indio y sin control de nuestros territorios no puede existir autonomía. Lograr este objetivo es tarea principal de los pueblos indios, sin embargo, a través de nuestras luchas, hemos aprendido que nuestros problemas no son distintos en muchos aspectos de los de otros sectores populares; por lo tanto, estamos convencidos de que tenemos que marchar junto a los campesinos, los obreros, a los sectores marginados, junto a los intelectuales comprometidos con nuestra causa, para destruir el sistema dominante y opresor y construir una nueva sociedad, pluralista democrática y humana, en donde se garantice la paz. Que, en los actuales Estados nacionales de nuestro continente, las constituciones y las leyes fundamentales son expresiones jurídico-políticas que se niegan nuestros derechos socioeconómicos, culturales y políticos. De ahí que, en nuestra estrategia general de lucha, consideramos prioritario exigir las modificaciones de fondo, que permitan el ejercicio pleno de la autodeterminación a través de gobiernos propios de los pueblos indios y del control de nuestros territorios. No son suficientes las políticas parciales de tipo integracionista, etnodesarrollista y otras prácticas aplicadas por los entes gubermentales. Por esa vía no se resolverán nuestros problemas. Es necesaria una transformación integral y a fondo del Estado y la sociedad nacional; es decir, la creación de una nueva nación. 

En este encuentro ha quedado claro que el derecho al territorio es una demanda fundamental de los pueblos indígenas del continente. Sin embargo, este derecho no podrá darse si no se garantiza el derecho a la territorialidad. Basados en las reflexiones anteriores, las organizaciones reunidas en el Primer Encuentro Continental de Pueblos Indígenas reafirmamos: 

1. Nuestro rotundo rechazo a la celebración del Quinto Centenario. Y el firme compromiso de convertir esta fecha en ocasión para fortalecer nuestro proceso de unidad y lucha continental hacia nuestra liberación. 

2. Ratificar nuestro indeclinable proyecto político de autodeterminación y conquista de nuestra autonomía, en el marco de los Estados Nacionales, bajo un nuevo orden popular, respetando la denominación con que cada pueblo determine a su lucha y proyecto. 

3. Afirmar nuestra decisión de defender nuestra cultura, educación y religión como bases fundamentales de nuestra identidad como pueblos, recuperando y manteniendo nuestras propias formas de vida espiritual y convivencia comunitaria, en íntima relación con nuestra madre naturaleza. 

4. Rechazamos la manipulación de organizaciones sin representatividad indígena que usurpan nuestro nombre en favor de intereses imperialistas y vinculados a los sectores dominantes de nuestras sociedades, al tiempo que afirmamos nuestra voluntad de fortalecer nuestras propias organizaciones, sin exclusiones ni aislamientos del resto de las luchas populares. 

5. Reconocemos el importante papel jugado por la mujer indígena en las luchas de nuestro pueblo. Comprendemos la necesidad de ampliar la participación de la mujer en nuestras organizaciones y reafirmamos la lucha conjunta de hombre y mujer en nuestros procesos de liberación, cuestión clave en nuestra práctica política. 

6. Los pueblos indios consideramos vital la defensa y conservación de los recursos naturales, actualmente agredidos por las transnacionales. Estamos convencidos que esta defensa será real si los pueblos indios son los que administren y controlen en los territorios donde habitan, bajo principios propios, organizativos y formas de vida comunitaria. 

7. Impugnamos los marcos jurídicos de las naciones que son foto del proceso de colonización y neocolonialismo. Pues buscamos un nuevo orden social que acoja nuestro ejercicio tradicional del derecho consuetudinario, expresión de nuestra cultura y formas de organización.  Demandamos nuestro reconocimiento como pueblos en el marco del derecho internacional, cuestión que exigimos sea incorporada en los respectivos Estados nacionales. 

8. Denunciamos que los pueblos indios somos victimas de la violencia y persecución, todo lo cual constituye una flagrante violación de los derechos humanos. Por tanto, exigimos respeto a nuestro derecho a la vida, a la tierra, a la libre organización y expresión de nuestra cultura. Al mismo tiempo demandamos la excarcelación de todos nuestros dirigentes políticos, el cese de la represión y la indemnización por los danos causados. Las organizaciones indias participantes en este Primer Encuentro Continental de Pueblos Indios, manifestamos nuestro reconocimiento y agradecimiento a las hermanas organizaciones ecuatorianas por sus esfuerzos encarnizados al buen termino de este importante evento. 

Queremos expresar nuestra solidaridad con la lucha del pueblo indígena ecuatoriano por la libertad y la democracia. Nuestras acciones por tanto deben estar orientadas a fortalecer nuestras organizaciones de base y lograr mejores niveles de coordinación y comunicación con todos los sectores populares. 

La campaña continental 500 años de Resistencia Indígena y Popular debe ser potenciada con la participación de todas nuestras organizaciones para que logremos constituirnos en una fuerza alternativa. La respuesta a 1992 debe ser la unidad y la movilización. Nuestra campaña debe articularse rigiéndose por el principio de solidaridad con todas las luchas de liberación de los pueblos y por impulsar relaciones multilaterales a nivel internacional.

LOS PUEBLOS INDÍGENAS ANTE EL V CENTENARIO 

Desde nuestra perspectiva, la invasión iniciada en 1492 y el régimen de explotación y opresión que instauró, no han concluido: siguen vigentes no solo en relación con los pueblos indígenas sino también con el conjunto de las sociedades nacionales, pero también esta vigente la resistencia y la lucha de nuestros pueblos por conquistar la libertad. 

RESOLUCIONES 

– El trabajo de la Campaña Continental 500 años de Resistencia Indígena debe ir orientado a las bases de las organizaciones, para fortalecer nuestra Campaña Continental 500 años de Resistencia Indígena y Popular, constituyendo los comités nacionales con la participación amplia de los sectores populares, impulsando la comunicación, la coordinación y jornadas conjuntas con las regionales y continentales. 

– Crear una red de comunicación con las distintas propuestas que se adelantan en tomo al rechazo de la celebración del V Centenario. 

– Que nuestras alianzas con otros sectores se enmarquen en el principio de respeto mutuo y que avancemos en nuestra lucha para transformar la realidad de nuestros países. Establecer relaciones de intercambio cultural entre jóvenes y ancianos del continente. 

– Respaldar y participar en el II Encuentro de la Campaña 500 Anos de Resistencia Indígena y Popular a realizarse en 1991, en Guatemala. 

– Proponer que en el Encuentro de Guatemala se discuta la posibilidad de realizar en Cuba una conferencia mundial sobre los 500 años y la problemática indígena, para el primer trimestre de 1992. Su propósito es el de darle una cobertura mas amplia e iniciar un debate serio de nuestra situación indígena, a nivel continental. 

– Luchar contra las políticas actuales de los gobiernos de nuestros países de modernización, privatización, de subordinación total al imperialismo estadounidense, europeo, israelí y japonés; pues para los pueblos indios ha significado despojo de tierras y recursos naturales, convirtiéndonos en trabajadores explotados. 

– Que la lucha de la reforma agraria en nuestros países sea también para la recuperación de territorios comunales. 

– Que la lucha por nuestros derechos (tierra, educación, salud, etcétera) este enmarcada en un proyecto político propio que nos posibilite una lucha organizada y contribuya a la transformación de la sociedad dominante y la construcción de un poder alternativo. 

– Que en el propósito de la descolonización de nuestros pueblos luchemos por una educación bilingüe intercultural para la sociedad en su conjunto; pero la educación indígena debe estar en manos de los indígenas. 

– Apoyar y coordinar tanto la iniciativa de realizar un tribunal de los pueblos, para procesar un juicio a los 500 anos de invasión, como la realización del encuentro de iglesias denominado “Santo Domingo Popular”, aspectos que permiten establecer una coordinación con otros sectores interesados y lograr una convocatoria mas amplia. 

– Para 1992, exigimos que las Naciones Unidas declaren el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, para esto es necesario realizar un trabajo de base que presione a los gobiernos y buscar alianza internacional con los demás sectores populares y gobiernos progresistas. 

– Los delegados de Estados Unidos se proponen, para las elecciones presidenciales de 1992, presionar porque se tenga en cuenta la problemática indígena de los pueblos de Norteamérica e influir en las decisiones del gobierno norteamericano con respecto a la política internacional que afecta a los pueblos indios. 

– Como política de los pueblos indios es necesario establecer relaciones con juntas con los Estados y los organismos internacionales oficiales para lograr un bloque internacional de presión que nos permita conquistar espacios políticos y de negociación. 

– Si España esta dispuesta a indemnizar por el daño causado por la invasión, exigimos que esos recursos sean orientados a planes y proyectos que nosotros elaboramos y administremos para satisfacer las necesidades de nuestros pueblos, para esto es necesario realizar un taller que delinee una política sobre la indemnización. 

– Nos solidarizamos con la situación de los pueblos afro-americanos, los que también son víctimas del proceso de destrucción iniciado por la invasión europea, y les llamamos a sumarse a nuestra lucha, en el marco de respeto y unidad de todos los oprimidos y explotados de este continente. 

– Nuestra campaña debe contemplar propuestas y acciones comunes tanto inmediatas como a largo plazo. Nuestra estrategia es anticolonial, anticolonialista y antiimperialista. Nuestro propósito es impulsar a nivel de cada país y del continente acciones de repudio: Repudio a la visita del Rey de España a Chile y a la realización de reuniones intergubermentales que apoyan la celebración del V Centenario. Dirigir la campaña en contra de las transnacionales y sus actividades depredadoras de los territorios indígenas. Denunciar el armamentismo como forma de estrangulamiento de nuestras sociedades.  Rechazar a organismos e instituciones que usufructúan el nombre de los indios para impulsar proyectos de beneficio ajeno a nuestros intereses. Apoyar las acciones reivindicativas que indican el camino combativo de nuestra campaña, tales como el levantamiento indígena en el Ecuador. Desarrollar una intensa campaña en los medios de comunicación nacional e internacional para dar a conocer nuestra existencia y nuestra verdad.”

Selección de imágenes

Imagen 1: portada del folleto Organización de la campaña.

Imagen 2: contenido del folleto, objetivos de la campaña.


  1. En este texto se propone mantener la variedad discursiva evitando el uso genérico del masculino para hacer referencia a un grupo de personas. En los últimos años se ha profundizado el debate respecto a los modos y las disputas de sentido que enmarcan el uso del lenguaje. Junto a la contundente crítica sobre el uso del masculino como mención de lo femenino que confirma las jerarquías entre varones y mujeres, la discusión se extiende ante el carácter binario y cis-sexista de la opción o/a para enunciar a lxs sujetxs. Entendiendo que todo gesto enunciativo es un acto político, en este escrito utilizaré la “x” para dar cuenta de la diversidad de modos de nombrar a los géneros, así como se elegirá el uso del masculino para dar cuenta de prácticas sociales desarrolladas en ciertos períodos históricos por varones y/o masculinidades hegemónicas específicamente.
  2. Entre los artículos del acuerdo se destaca que “el Coordinador General ten­drá a su cargo la tarea de formular el marco general de actividades, de acuerdo con los objetivos primordiales de la Comisión Nacional, en el cual quedarán definidos los programas anuales a desarrollar durante los años de 1985 a 1992; dicho marco con sus programas deberán ser sometidos, para su aprobación, a la Comisión Na­cional. El Coordinador General impul­sará la realización de las actividades proyectadas, pro­moverá otras con el mismo fin y mantendrá las relacio­nes necesarias de cooperación entre la Comisión Nacio­nal y las Comisiones de otros países”. Puede verse el documento completo en: https://bit.ly/37t2T52.
  3. Para una aproximación más acabada de las discusiones teóricas y académicas en torno a la nomenclatura, ver O. Cifuentes (1996).
  4. En el año 1991, Martha Rodríguez recuperaba la génesis de este proceso y destacaba que, como resultado de éste, se decidió establecer algunas estrategias a nivel continental, a saber: iniciar un camino de articulación, diálogo, acercamiento en torno a la coyuntura de 500 años; crear comités nacionales de los 500 años en cada uno de los países latinoamericanos, así como coordinadoras regionales para recoger inquietudes; la comisión continental de la campaña 500 años, formada por dos delegados de cada región, se propuso encuentros trimestrales para poner en diálogo los avances. Puede verse la nota completa en: https://bit.ly/37ANUWT.
  5. Para una mayor aproximación a estas y otras acciones de repudio de los pueblos indígenas, ver: O. Cifuentes (1996).
  6. En estos años, numerosas marchas tuvieron lugar en distintos países latinoamericanos. Mientras que en La Paz aproximadamente 45.000 campesinos se concentraron en la Plaza de los Héroes en la Primera Asamblea de Naciones Originarias y Marcha a la Paz, en México se marchó hacia el Zócalo de la Ciudad de México, en Perú hacia la Plaza de Armas de Cuzco. Rodríguez (2011). Estas acciones fueron acompañadas por el Levantamiento Indígena Ecuatoriano de 1990 y los comunicados Zapatistas de 1993 y 1994 sobre la efeméride. Pueden verse en: https://bit.ly/2Vz3qNz.
  7. Véase en la selección de imágenes.


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