Transiciones democráticas norpatagónicas desde un enfoque interdisciplinario
Nicolás Emanuel Olivares[1]
El presente trabajo constituye un ejercicio reflexivo intersubjetivo e interdisciplinar.[2] Por un lado, su cariz intersubjetivo emerge del valioso proceso dialógico producido durante el reciente IX Encuentro Patagónico de Teoría Política. Allí reconocidos y valiosos colegas han sabido expresar con claridad y profundidad diversas temáticas de relevancia y actualidad, construyendo una trama común desde la cual pensar a la Patagonia como un espacio político complejo, trágico y sacrificial. Por otro lado, su carácter interdisciplinar emerge de una particular combinación de ciertos postulados y herramientas propias de historia política regional reciente y la filosofía política normativa. Más precisamente nuestro objeto de indagación está conformado por los procesos transicionales norpatagónicos de La Pampa, Rio Negro y Neuquén, durante el período 1979-1989, desde una perspectiva republicana deliberativa.
El perfil intersubjetivo del presente trabajo implica asumir el desafío de pensar lo patagónico y la Patagonia desde propuestas teóricas no solo nacionales e internacionales, sino también patagónicas. Desde el punto de vista teórico implica asumir la postura de que las teorizaciones patagónicas ofrecen una capacidad explicativa y potencialidad transformadora, cuanto menos igual, que las efectuadas desde otros enclaves geopolíticos. La adopción de un enfoque intersubjetivo nos permitiría evitar ciertas operaciones teóricas controversiales, conforme las cuales, determinadas categorías del pensamiento aptas para el espacio y tiempo nacional y/o internacional pueden verse aplicadas sin más al ámbito regional. En otras palabras, dicho enfoque intersubjetivo, en tanto conexión de saberes patagónicos, nos persuadiría de que resulta altamente controversial, cuando no, directamente incorrecto, categorizar como populistas a los gobiernos democráticos pampeano, rionegrino y/o neuquino, del período estudiado, así como aportaría argumentos en defensa de la hipótesis conforme la cual el discurso republicano deliberativo, si bien escasamente exitoso, habría permeado en mayor o menor medida en la Norpatagonia.
El perfil interdisciplinar, parte de un posicionamiento metodológico desafiante, conforme el cual, los procesos políticos transicionales norpatagónicos en particular, así como los procesos transitivos de autocracias a democracias en general, no pueden ser exclusivamente analizados con el instrumental analítico proveído por las ciencias políticas empíricas, sino que también deben ser estudiados e investigados con las herramientas metodológicas proporcionadas por la historia y filosofía política. La implementación de un enfoque interdisciplinario nos posibilitaría abandonar aquella huella teórica harto restrictiva, conforme la cual el modelo pluralista democrático predominante durante el período 1979-1989 nos provee de una apropiada fuente de criterios de corrección y evaluación de los procesos transicionales norpatagónicos. De este modo, la implementación de un enfoque interdisciplinar nos permitiría detectar discursos políticos y concepciones normativas democráticas diversas a la pluralista, siendo de especial relevancia señalar que existirían en dicho período y espacio ciertas expresiones discursivas y perspectivas democráticas que admitirían ser calificadas como republicanas deliberativas.
Es desde dicha mirada intersubjetiva e interdisciplinar que desarrollaremos ciertos pasos argumentativos interrelacionados. En primer lugar, pensaremos a los procesos políticos discursivos transicionales norpatagónicos como inscriptos en un registro psicológico social monomaníaco (apartado 2). Aquí la idea de monomanía democrática es convocada desde al menos dos sentidos, como obsesión política de ciertos actores reales de imponer un único destino posible de las transiciones democráticas, y como fijación metodológica de ciertos investigadores por teorizar sobre dichos procesos desde una única perspectiva normativa. En segundo lugar, explicitaremos ciertas tragedias discursivas y sacrificios normativos emergentes de la imposición de un registro discursivo pluralista como predominante. Entre dichas consecuencias desafortunadas podrían mencionarse la adopción de una matriz discursiva reduccionista de lo político, así como la consolidación de un sendero de la dependencia antirrepublicano (apartado 3). Finalmente, en el segmento conclusivo (apartado 4) proyectaremos ciertas hipótesis teóricas a modo de primeros avances de investigación sobre los procesos transicionales norpatagónicos del período referido.
Monomanía democrática en las transiciones norpatagónicas
La monomanía en psiquiatría puede ser definida como la obsesión recurrente por alcanzar una idea determinada. En cuanto a su etimología proviene de la unión de dos fonemas griegos monos que significa uno o único, y manía, que refiere a desequilibrio mental o locura. La monomanía refiere a un tipo de paranoia en la que el sujeto solo puede pensar en una única idea, tipo de ideas o conjunto de ideas, en otros términos, constituye un delirio limitado a un objeto o un pequeño número de objetos. La monomanía implica que un determinado sujeto, sea individual o colectivo, interprete toda la realidad a partir de una única idea, apetencia, u objetivo, lo cual de no ser controlado tiende a menudo a la destrucción simbólica o material del objeto de deseo o del sujeto que desea (García García y Miguel Alonso, 2001: 336).
La monomanía ha sido la principal característica de diversos personajes literarios como el Don Quijote de Miguel de Cervantes, el protagonista del cuento El gato negro de Edgar Allan Poe, así como el personaje principal Raskolnikov en la novela Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski. Incluso algunos novelistas han sido catalogados como monomaníacos. Al respecto, S. Zweig señala que H. de Balzac se caracterizaba por “…El afán de no querer sino siempre el todo, nunca una parte, la avidez de aspirar a la plenitud universal…” (Zweig, 2004: 18), así como por concebir “…al mundo en un único símbolo, fijándose un sentido en el enmarañado corro…” (Zweig, 2004: 30). Así también determinados científicos han sido catalogados como monomaníacos. En particular se ha señalado que el premio Nobel en Economía H. Simon ha cultivado cierta monomanía “…que lo ocupó siempre en una sola gran tarea, perfilando una personalidad obsesiva y obcecada, que desdeñó todo lo que lo alejara de su propósito…” (Ibarra Colado, 2001: 158-159). La preocupación vital de dicho intelectual “…giró siempre en torno a la toma de decisiones…” transitando para ello “…territorios tan diversos como la ciencia política, las ciencias administrativas y la teoría de la organización…” (Ibarra Colado, 2001: 159).
La monomanía democrática, sintagma que aquí acuñamos, podría ser definida como aquella obsesión excluyente o monomanía regulativa ostentada por ciertos actores políticos existentes en un período histórico preciso de alcanzar una determinada meta excluyente calificada como democrática. En este sentido, la monomanía democrática referiría aquí a la obsesión o paranoia de una sociedad política por alcanzar la idea del gobierno del pueblo. La adopción de este estado anímico y mental colectivo llevaría no solo a la obstinada consecución de la meta, sino a descuidar, abandonar, o simplemente sacrificar otros objetivos sociales deseables y factibles. En este sentido, cabe señalar que, a partir del primer llamamiento al diálogo político, efectuado por la cúpula militar en 1979, la monomanía democrática se hizo presente en toda la Argentina, asumiendo sus propios rasgos en los espacios norpatagónicos.
Los fallidos procesos de diálogo político impuestos por la junta militar habrían paradójicamente potenciado dos discursos políticos antagónicos tanto en el plano nacional como norpatagónico. Por un lado, las y los partidarios del Movimiento de Opinión Nacional (MON) cercanos al ala política del gobierno de facto promovían una democracia constitucional restringida, limitada, condicionada, donde no todos los sujetos políticos partidarios eran bien recibidos e incluidos. Por otro lado, las y los integrantes de la denominada Multipartidaria Nacional (MP) promovían una democracia pluralista donde diversos sujetos, movimientos y actores políticos eran protagonistas (Olivares, 2019a).
Sin embargo, cabe advertir que tras la emergencia de la democracia en 1983, el radicalismo alfonsinista intentó imponer una tercera manera de pensar la discursividad política y la normatividad democrática la cual podría ser calificada como republicana deliberativa. Desde esta perspectiva de lo político, la legitimidad democrática se ve íntimamente conectada con la genuina posibilidad de justificación de las normas, instituciones y medidas políticas mediante procesos deliberativos ciudadanos (Nino, 1997; Martí, 2006). El ámbito paradigmático de justificación, construcción y proyección de dicho discurso y enfoque republicano deliberativo fue el del Consejo para la Consolidación de la Democracia (CCD) coordinado por el filósofo argentino C. S. Nino. De este modo, corresponde señalar que existió en aquel entonces un tercer modelo discursivo que se distanciaba notoriamente del adoptado por las y los partidarios del MON, así como se diferenciaba del MP (Olivares, 2019b).
Dicho tercer modelo republicano deliberativo influyó notoriamente en el contexto político discursivo argentino en general, así como en el ámbito norpatagónico en particular. La receptividad de dicha perspectiva discursiva podría calificarse en términos de grados como de mayor a menor comenzando por Rio Negro, continuando por La Pampa y finalizado con Neuquén. A continuación, daremos cuenta de la situación política discursiva de dichas provincias, efectuando precisiones al respecto.
En primer lugar, con relación a las manifestaciones de la monomanía democrática en la provincia de Rio Negro, cabe señalar que hacia fines de 1982 se produjo la conformación de distintas agrupaciones multisectoriales en diversas localidades, generando diversas intervenciones políticas en reclamo del pronto restablecimiento de la democracia y con el ella de las libertades de pensamiento, reunión, expresión, asociación y sindicalización. Incluso diversos integrantes locales de la Iglesia Católica comenzaron a expresarse en Neuquén a favor de la lucha por los derechos humanos y en repudio del terrorismo estatal nacional y provincial (Camino Vela, 2019: 84).
El gobernador provincial del retorno a la democracia en la provincia de Rio Negro fue el entonces dirigente radical O. Álvarez Guerrero a quien “…se lo ha incluido en la estela del alfonsinazo…” (Camino Vela, 2019: 85). De este modo, en Rio Negro “…las elecciones internas permitieron el triunfo del Movimiento de Renovación y Cambio que derrotó ampliamente al balbinismo histórico…” (Camino Vela, 2019: 85).
Dicho dirigente radical había sido apresado durante la dictadura y “…una vez liberado desarrolló una fuerte actividad de denuncia de las violaciones a los derechos humanos…”, pudiendo afirmarse así que dicho dirigente rionegrino “…exponía un perfil claramente antiautoritario, antimilitar y a favor de la democracia…” (Camino Vela, 2019: 85-86).
En un recordado discurso, O. Álvarez Guerrero se toma el trabajo intelectual de definir en detalle que entiende por democracia y señala que la misma “…incluye tres elementos constitutivos determinantes: primero, la libre participación de todos los miembros de la sociedad en la gestión de los asuntos públicos; segundo, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley; tercero, el pluralismo de opciones políticas…” (Discurso, 1983: 7). El carácter participativo de dicho modelo democrático republicano gana en precisiones y claridad al señalar que debía democratizarse el Estado “…para que cada sector de la sociedad partícipe y tenga poder de decisión, después de tantos años de autoritarismo…” (Discurso, 1983: 9)
El republicanismo democrático defendido por O. Álvarez Guerrero es deliberativo, en tanto carácter o rasgo definitorio que lo distancia de aquellas formas autocráticas, sean oligárquicas o populistas. Al respecto, dicho autor señala que mientras los sistemas autoritarios son rígidos, indóciles, inflexibles y concentran el poder comunicativo, los sistemas democráticos republicanos son flexibles, dinámicos, heterogéneos y descentralizan los procesos comunicativos (Álvarez Guerrero, 1992: 20). De este modo, como puede apreciarse, la referida gobernación rionegrina de O. Álvarez Guerrero se habría sustentado plenamente en una discursividad republicana deliberativa, la cual podría rastrearse tanto en sus discursos políticos, como en sus obras teóricas.
En segundo lugar, desde 1979 las y los ciudadanos de la provincia de La Pampa vislumbraban cierto resquebrajamiento del poder político dictatorial. Algunos miembros locales de la Iglesia Católica convocaban entonces a sus fieles a rechazar los medios violentos como expresión política apropiada, a la vez que promovían la plena vigencia de la dignidad humana, entendida como sustento de los derechos humanos. Los partidos políticos pampeanos rechazaron las condiciones impuestas por las Fuerzas Armadas y se comprometieron con la construcción del andamiaje discursivo desde el cual justificar la implementación de una nueva democracia (Olivares, 2019a).
Hacia diciembre de 1980 R. Viola ya había sucedido a R. Videla en el gobierno autocrático nacional y ello abrió el camino para la posible instalación de un gobernador civil en la provincia de La Pampa. Por un lado, en este específico contexto, y alineados con la lógica desplegada por el MON a nivel federal, el denominado Movimiento Federal Pampeano (MOFEPA) consagró su alianza estratégica con el gobierno militar, aportando dirigentes propios al gabinete provincial del gobernador R. Telleriarte. Por otro lado, diversos partidos políticos tales como la UCR, PJ, PS, entre otros, integraron una coalición multisectorial, siguiendo la lógica propugnada por la MP a nivel nacional (Zink, M., Et. Al., 2011: 108).
Fue entonces cuando las y los pampeanos rompieron las mordazas discursivas impuestas por la dictadura y comenzaron a reclamar abiertamente la protección de los derechos humanos y el restablecimiento de la democracia. Dicha movilización ciudadana posibilitó en el futuro mediato, es decir tras la asunción presidencial de R. R. Alfonsín en diciembre de 1983, una mejor receptividad del discurso republicano deliberativo (Zink, M., Et. Al., 2011: 109).
Sin embargo, en las elecciones pampeanas para gobernador provincial de octubre de 1983 se declaró ganador a R. Marín del PJ con el 40,78% de los sufragios afirmativos válidamente emitidos, siguiéndole la UCR con el 31,99%. Al finalizar su primer año como gobernador provincial R. Marín manifestaba que hasta entonces había desarrollado una gestión de transición que priorizaba la consolidación del sistema democrático, a la par que hacía frente a una acuciante situación económica heredada de la dictadura, así como confesaba la existencia de una tensa relación con el gobierno nacional dirigido por la UCR (Zink, M., Et. Al., 2011: 111).
Como correlato de dicha tensión entre ambos niveles de gobierno, la prensa local pampeana se manifestó de forma crítica respecto a la composición del CCD, en tanto ámbito privilegiado de la justificación y proyección del discurso republicano deliberativo, así como objetaba las reales posibilidades de cumplimiento de sus metas. Por un lado, señalaba que las y los pampeanos estaban absortos por la inclusión en dicho organismo deliberativo del presidente del MOFEPA el cual habría tenido un rol fundamental en el proceso dictatorial (La Arena, 27/12/85: 2). Por otro lado, se expresaban numerosas críticas al CCD tales como las siguientes: a) se advertía la falta de efectividad de las medidas a desarrollar por el CCD; b) se objetaba la mismísima conformación del referido órgano deliberativo, atento no incluía a representantes de los partidos políticos democráticos; y c) denunciaba como una actitud elitista antidemocrática la conformación de un consejo de notables, a quienes se delegaba por entero la tarea de justificar y construir una nueva institucionalidad política (La Arena, 31/12/85: 3).
De este modo, como puede apreciarse, la referida gobernación pampeana de R. Marín no se habría mostrado crítica de una discursividad republicana deliberativa, lo cual podría apreciarse en sus discursos políticos, aunque sí mantuvo una tensa relación con el gobierno nacional. Sin embargo, como se ha señalado, si bien la prensa pampeana criticaba la viabilidad y formas de establecimiento de dicha discursividad republicana deliberativa, no condenaba a la concepción normativa o filosófica política que la sustentaba.
En tercer lugar, cobra especial relevancia lo acontecido durante el período transicional 1979-1989 en la provincia del Neuquén. Ello dado que existen diversas razones por las cuales podría afirmarse que el espacio político neuquino podría considerarse como el de menor receptividad del discurso republicano deliberativo.
Para comenzar, cabe señalar que de forma previa a la emergencia del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, más precisamente en 1961, había hecho su aparición en Neuquén un pujante partido neoperonista, a saber, el Movimiento Popular Neuquino (MPN) calificable como de ideología centro-centro. La calificación del MPN como partido neoperonista se debe a que el mismo constituye “…una fuerza que tenía como objetivo mantener las banderas del peronismo hasta que finalizara su proscripción y sin una denominación que provocara problemas políticos en la escena nacional…” (Favaro, 2017: 121). Las condiciones de posibilidad y justificación del surgimiento de tal agrupación política fueron las de la proscripción del peronismo, así como la de la escasa capacidad de la UCR de generar ciertos consensos sociales y políticos fundamentales para el progreso de dicho espacio norpatagónico (Favaro, 2017: 120).
Las y los investigadores son contestes en afirmar que el MPN debe ser pensado como una fuerza política hegemónica encuadrable bajo la figura del partido-estado, atento que “…a partir de la recurrente utilización de ciertas estrategias (…) ha logrado controlar el sistema político provincial durante más de cincuenta años…” (Favaro, 2017: 117). Así también, las y los investigadores afirman que los actores sociales del período transicional rionegrino “…tuvieron un compromiso de mayor intensidad hacia la “democracia” en su formato poliárquico…” (Rafart, 2019: 101).
Al igual que en otros espacios subnacionales, hacia 1981 cierto sector minoritario neuquino de la Iglesia Católica criticó duramente la violencia desplegada por las Fuerzas Armadas (Rafart, 2019: 107). Hacia octubre de 1981 se conformó la Multipartidaria en Neuquén, a cuyo “…acto inicial asistió el máximo dirigente del MPN, Felipe Sapag, quien se constituyó en uno de los firmantes de la nueva entidad que reunió a referentes de los principales partidos provinciales…” (Rafart, 2019: 112).
La Multipartidaria neuquina demandó la “…remoción de todas las restricciones que afectan los derechos humanos y el libre ejercicio de las garantías constitucionales…” (Rafart, 2019: 112) y “…mantuvo su protagonismo en la política neuquina hasta la llegada de las elecciones nacionales de 1983. Aun así, con el relanzamiento de la vida política partidaria se debilitó esa voz pionera…” (Rafart, 2019: 111).
El 30 de octubre de 1983 Felipe Sapag líder del MPN ganó las elecciones provinciales con más del 55% % de los sufragios. Así Neuquén “…resultó una de las tres provincias que había dado el triunfo a un partido local. Después de algo más de dos décadas el MPN era el único de los partidos neoperonistas que se mantenía en activo ganando elecciones…” (Rafart, 2019: 121).
Tragedia y sacrificio norpatagónico frente al tótem pluralista
Por un lado, la tragedia en dramatúrgica refiere a un relato dramático donde se expone un asunto serio en el que intervienen diversos personajes, entre los cuales destacan aquellos protagonistas que se ven conducidos, por una pasión irrefrenable la cual los llevará inexorablemente a un desenlace funesto. En teatro, ciertos personajes se ven enfrentados a un destino de fatalidad por causas expugnables, tales como una interpretación inapropiada de la realidad circundante o vicios de carácter configurados por un defecto o exceso. Así, las tragedias concluyen generalmente con la destrucción moral o física de un personaje principal el cual por su impericia, negligencia o culpa se ha colocado en una situación conflictiva insoluble y extrema, en la cual hacer lo correcto resulta imposible o bien conlleva su aniquilación simbólica o material.
La tragedia discursiva, sintagma que en este trabajo propugnamos, referiría a cierta fatalidad inexpugnable o vivencia dramática en materia de comunicación social y cooperación ciudadana a la que tiende cierta sociedad política por causas evitables tales como una interpretación desacertada de la realidad política circundante, o vicios cívicos ostensibles en la consecución inapropiada de una meta normativa loable. Más específicamente aquí nos referiremos a los resultados triplemente trágicos producidos en la cultura cívica, discursividad política y entendimiento de lo político emergentes de los referidos procesos discursivos transicionales norpatagónicos.
Por otro lado, podría señalarse que “…todos los sacrificios pueden entenderse como grandes pérdidas de bienestar […]” (Carbonell, 2015: 54, Trad. Prop.). No obstante, más allá del renunciamiento que todo sacrificio implicaría, es apropiado afirmar que “[…] todas las culturas le atribuyen al sacrificio una potencia creadora y le otorgan un lugar fundacional en el seno de sus diferentes cosmogonías…” (Cerruti, 2010: 280). En este sentido, los orígenes mismos de cada comunidad política han sido pensados como ejercicios sacrificiales donde una actitud notoriamente abnegada es requerida para trasmutar el desorden en orden. En definitiva, el sacrificio suele ser la marca genética u originaria de la emergencia de una nueva comunidad política o de un nuevo sistema político, propiciando el abandono de una situación anárquica o estado de naturaleza, en búsqueda de cierta estabilidad social (Cerruti, 2010: 281).
La noción de sacrificio normativo, sintagma que en este trabajo empleamos, remite aquí a la específica adopción de una perspectiva pluralista de la democracia en tanto enfoque decimonónico inexpugnable de lo político por sobre una concepción normativa republicana deliberativa. Así, con sacrificio normativo nos referimos a aquella situación política no ideal en la cual las sociedades norpatagónicas, deciden dejar de lado, incumplir o cumplir parcialmente un ideal regulativo como el republicano deliberativo para mejorar una situación real insatisfactoria, adoptando un modelo pluralista.
En otros términos, podría afirmarse que la noción de sacrificio normativo se relaciona aquí con una particular manera de pensar el consecuencialismo, conforme la cual, un estándar normativo más exigente, como el republicano deliberativo, se incumple o cumple parcialmente so pretexto de satisfacer un estándar menos exigente, el democrático pluralista, con miras de generar un mejor estado de cosas (Pettit, 1993: 230-235). De este modo, existirían ciertas vinculaciones entre la noción de sacrificio normativo y algunos postulados de la teoría del segundo mejor.
La teoría del segundo mejor señala que en ocasiones debemos aceptar que ciertas deficiencias existentes, las cuales nos impiden alcanzar condiciones normativas ideales, cumplen sin embargo la función de prevenir otros problemas potencialmente peores. Así también, dicha teoría afirma que en ciertos casos remover una distorsión, generaría el desarrollo más completo de otras distorsiones o la aparición de nuevas deficiencias antes inexistentes. De este modo, cabría afirmar que en un mundo normativo no ideal no es factible eliminar todas las desviaciones existentes del ideal regulativo perseguido, dado que requeriría un conocimiento perfecto de la totalidad del sistema normativo y de los efectos que cada uno de los elementos que integran el mismo tendría sobre todos los otros sistemas (Wiens, 2020: 1-10).
En el contexto político norpatagónico del período 1979-1989, podrían identificarse tres obstáculos específicos impuestos al efectivo avance del discurso republicano deliberativo, a saber: a) fue propuesto desde arriba, es decir, se recurrió a la opinión de expertos, de manera que no fue acompañado por una construcción discursiva popular; b) se empleó en muchas ocasiones como fuente de argumentos críticos de ciertas organizaciones sindicales que pertenecían a una tradición política populista, con lo cual el discurso deliberativo fue considerado como antipopular; y c) la cultura política institucional argentina sustentada sobre premisas populistas agonales ofrecía imágenes sobradas de que la falta de hegemonía del radicalismo debía ser considerada como un signo incontrastable de debilidad e inestabilidad institucional (Gargarella, 2010: 23-32).
Sin embargo, la predominancia a fines de los 80’ y principios de los 90’ de la perspectiva democrática pluralista en Argentina en general y en la Norpatagonia en particular, no ha sido fruto de la casualidad, el azar, caso fortuito o fuerza mayor. Por el contrario, dicha perspectiva restrictiva de lo político y la política fue justificada y sustentada desde el concierto internacional de ciertas naciones desarrolladas, las cuales firmaron acuerdos, convenios, pactos o bien establecieron consensos acerca de cuáles debieran de ser el contenido y alcance del término democracia. El nuevo orden político internacional se sustentó sobre una concepción restringida, minimalista, pluralista o libertarista del concepto de gobierno del pueblo.
Así, en Sudamérica, incluida la Argentina, y con ella la Norpatagonia, a fines de los 80’ la noción libertaria de gobernanza democrática reemplaza “[…] un léxico político con uno administrativo […]” (Brown, 2016: 234) y “[…] a la vez que esta racionalidad elimina los últimos rastros republicanos de la ciudadanía formulada como un compromiso con el interés público, conserva y transforma la idea misma de sacrificio ciudadano […]” (Brown, 2016: 237). De este modo, puede apreciarse una fuerte interconexión entre las nociones de democracia pluralista o gobernanza democrática y sacrificio normativo (Brown, 2016: 237-240). Dicha imbricación puede apreciarse cuando se constata que “[…] la reducción de la ciudadanía activa y la expansión del sacrificio ciudadano se facilitan a través de la suplantación neoliberal de los valores y el discurso de la política con la gobernanza, el modelo de consenso de la conducta que integra a todos y a todo en un proyecto dado con fines dados […]” (Brown, 2016: 237-238).
Teniendo en cuenta dicho contexto político internacional, y analizando detenidamente los discursos políticos predominantes desde 1989 en Argentina en general y la Norpatagonia en particular, podríamos entonces afirmar que las instituciones políticas, tanto en el plano nacional como regional, se han desarrollado generalmente bajo dos concepciones democráticas antirrepublicanas. Por un lado, se han implementado gobiernos democráticos populistas que avasallaron el valor legitimidad política. Por el otro, se adoptaron regímenes democráticos libertaristas que vilipendiaron el valor justicia social. En este sentido, por más de tres décadas la sociedad argentina se ha dividido entre quienes apoyan una y otra postura, colocándose en una aparente, aunque acuciante paradoja democrática, la cual sentencia: a mayor justicia social menor legitimidad, y a mayor legitimidad menor justicia social. La fuerte predominancia, por no decir, vigencia estructural de ambas perspectivas antirrepublicanas, describe un círculo vicioso o paradoja nefasta que establece un perjudicial sendero de la dependencia (Olivares, 2019a).
El concepto de sendero de la dependencia, señala que en ciertas ocasiones pueden encontrarse fenómenos políticos, derivados de un pasado remoto, lejano, o mediato, que resultan difícilmente reversibles. En este marco político viciado, la introducción de nuevas normas, instituciones, medidas o prácticas, se verían severamente afectadas en su contenido y alcance por la tendencia política ya trazada (Hall y Taylor, 1996: 938). La única manera entonces de romper con dicha inercia política consiste en introducir modificaciones culturales e institucionales dirigidas a cambiar el rumbo, que sean lo suficientemente efectivas para cumplir con su cometido, sin ser absorbidos por el surco político ya marcado (Hall y Taylor, 1996: 938). Dichas modificaciones estructurales eran promovidas desde el discurso republicano deliberativo (Nino, 1997).
Conclusión
En el presente trabajo de investigación nos propusimos reflexionar acerca de tres tópicos filosóficos políticos transversales a las historias políticas transicionales norpatagónicas de La Pampa, Rio Negro y Neuquén, a saber: monomanía democrática, tragedia discursiva y sacrificio normativo.
En primer lugar, luego de que en el apartado introductorio se planteara el problema y explicitara el enfoque intersubjetivo e interdisciplinario a adoptar (1.), hemos dedicado el segundo apartado (2.) a dilucidar las implicancias de aplicar el concepto de monomanía democrática a las transiciones norpatagónicas.
En segundo lugar, nos hemos avocado en el tercer apartado (3.) a conectar las nociones de tragedia discursiva y sacrificio normativo con las realidades discursivas políticas de las provincias de Rio Negro, La Pampa y Neuquén durante el período 1979-1989. De este modo, así como H. de Balzac se preguntaba “[…] ¿por qué no escribir la tragedia de la estupidez […]” (Zweig, 2004: 32), es que en este trabajo nos hemos preguntado ¿por qué no escribir la tragedia del discurso político transicional argentino en general y norpatagónico en particular?
En tercer lugar, consideramos apropiado proyectar en este último apartado conclusivo ciertas hipótesis provisorias sobre la metodología de análisis de los procesos políticos transicionales norpatagónicos acaecidos entre 1979 y 1989.
Al respecto, consideramos que una apropiada imbricación de las teorizaciones efectuadas desde la historia política del pasado regional reciente, con las propias de la filosofía política normativa, nos permitiría proyectar las siguientes hipótesis provisorias: a) la historia política del pasado transicional norpatagónico reciente debería reconocer las conflictivas consecuencias políticas generadas por la predominancia de una perspectiva discursiva obsesionada por una concepción democrática pluralista; b) el análisis teórico subnacional de los fenómenos políticos discursivos acaecidos durante la transitología norpatagónica no debería descuidar el influjo del discurso republicano deliberativo, el cual si bien no ha sido predominante en la región, igualmente debiera ser considerado como un genuino discurso alternativo al pluralista; y c) la sobreestimación teórica de la concepción pluralista, constituiría un notable obstáculo para la adecuada comprensión de los complejos procesos de democratización acaecidos en la Norpatagonia desde 1983.
Finalmente, esperamos que las específicas teorizaciones aquí efectuadas presten utilidad al proceso intersubjetivo más general de desarrollar una lectura del pasado político norpatagónico reciente que no se vea limitada por las categorías conceptuales y metodológicas propias de los análisis de los años 80’ y 90’, siendo imperioso resignificar y superar aquellas perspectivas investigativas deudoras de un enfoque democrático nacional pluralista y de categorías analíticas empíricas agregativas.
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- Investigador Asistente (CONICET-IEHSOLP). Profesor en Historia de las Instituciones y Derecho Constitucional (FCEyJ-UNLPam). ↵
- Desarrollado en el marco del Proyecto de Investigación: “Transición y consolidación democrática en la Patagonia Norte” aprobado mediante RD-EX-2019-39496872-APN-DDRH#CONICET en el que me desempeño como Investigador Asistente. Agradezco especialmente a: E. Llamosas, M. Moroni, M. Serra y F. Lizárraga por los valiosos comentarios vertidos a una versión preliminar de este artículo.↵