Si usted está sujetando o tocando y leyendo este libro en este momento, ponga en duda si no se trata de una alucinación, o si en realidad es usted quien está leyendo este libro en una coordenada x, y & z en esta dimensión, y dado esto, ponga en su cabeza que en otra dimensión el medio impreso podría ser la radio y la radio el medio impreso. Ahora bien, una vez que se encuentre escuchando la radio a partir de ondas que viajan a lo largo del papel en otra dimensión aún más desconocida, prepárese para ser seducido por experiencias que han logrado dar un giro significativo en sus vidas… hablando de vidas que pudieron haber estado calladas en un medio hostil que rebotaría sin sentido, a vidas que se resignifican y logran expresar lo que pocos pueden llegar a ver, escuchar, oler, sentir y saborear.
Por otro lado, 13 es un número cabalístico al que han asociado algunas personas con el arcano de la muerte…, algunos locos preferimos resignificarlo como un número desconocido, tan desconocido como lo que apenas estamos descubriendo: 13 radios locas en América Latina. Pero si aún tiene dudas de lo que estoy comentando, tenga la seguridad de que lo que está a punto de leer es más claro que el agua, fresco como una lechuga… fresca, profundo como el sueño tras haber tomado una benzodiacepina y alentador como el día en que se cayó el muro de Berlín, psiquiátrico del cual no sabemos si los que se escapaban eran de la Alemania capitalista o de la socialista, pero que bien podemos estar seguros de que muchos de ellos sólo deseaban abrazarse entre sí, dentro de este gran psiquiátrico que es el planeta Tierra.
Pero bueno, retomemos la calma que todos necesitamos para podernos escuchar y tener tiempo para comprendernos, tiempo para que quienes habitamos este mundo material logremos participar en la construcción de un espacio en el que cubramos nuestras necesidades y deseos de forma respetuosa.
Una de las palabras que más me llamó la atención al leer este libro fue “mediamorfósis”, sin duda un neologismo crucial para entender que los medios de comunicación, desde la misma tecnología hasta la forma en la que la utilizamos como extensión de nuestras capacidades, también va de la mano con la transformación de las relaciones humanas y la posibilidad de entendimiento entre todos los locos que somos y estamos.
Las 13 experiencias de Radios de salud mental que se exponen aquí, han sido un medio terapéutico que a la fecha no ha logrado ser reconocida de manera relevante por las formas hegemónicas establecidas encaminadas al tratamiento de padecimientos mentales, pero la buena noticia es que este texto hace evidente el efecto positivo que genera la comunicación en las personas, y que inevitablemente también debe denunciar, aunque sea de forma muy somera, que el encierro no es la respuesta al tratamiento del sufrimiento mental.
Si las 13 “radios locas” que se dan a conocer en las páginas de esta aventura fueran personas, podríamos darnos cuenta que siempre existirá una pluralidad o diversidad que es intrínseca a la vida y que, dentro de esa variedad de características, la comunicación, la empatía y el amor son elementos que no faltan en ninguna de esas personas, las cuales tienen mucho que contar y que afortunadamente en su mayoría son buenas noticias y vivencias. Claro que también se habla de las dificultades con las que han cursado estos colectivos y que de igual forma se comparten en muchas ocasiones.
Al ser invitado a escribir este prólogo, los autores me explicaron que parte de este libro utilizaba la ficción para lograr ser más interesante y divertido para el lector, sin embargo el mundo de los locos suele ser tan divertido, que nunca pude detectar la ficción de este libro, tal vez algunas metáforas, pero bien me hizo recordar lo que le dije a Sara Makowski cuando estaba tan molesto con los trámites académicos para dar a conocer la idea que sustentaba en mi maestría: “Ojalá el mundo funcionara como funcionan las cosas en Radio Abierta”, que aseguro que muchos de mis compañeros en Chile, Uruguay, Argentina, Brasil, Costa Rica, México y tantas experiencias de Radios Locas en el mundo, podrían estar de acuerdo conmigo en relación a sus respectivos colectivos. Lo digo porque también estamos pasando por tiempos convulsos. Nuestros amigos en Chile están pasando por una brutal represión que se deriva del sistema capitalista y de la imposibilidad de sostener un estilo de vida digno que no atente contra sus derechos humanos. Mientras tanto en Argentina ha triunfado nuevamente la izquierda, lo cual ha representado una luz para muchos de mis amigos de La Colifata, pero que no sabemos cuánto vaya a durar el gusto debido a los intereses de las grandes transnacionales. En Brasil, ha sido liberado Lula Da Silva. Bolivia sufre un golpe de estado gestado por los enemigos de la buena convivencia y los valores que respetan a los derechos humanos… en fin, ¡Cómo me gustaría que todo funcionara como en mis amadas Radios locas!
Cuando usted termine de leer este libro, es muy probable que pueda entusiasmarle conocer, participar o incluso impulsar a un equipo para formar una radio en salud mental. Seguramente, en un tiempo no muy lejano, el que existan más radios como las que se comentan en estas páginas, sean tan necesarias como los buenos psicólogos y psiquiatras con ética intachable. Me parece que este texto puede funcionar perfectamente como un manual para dar a luz un proyecto interesante de comunicación para la inclusión social, pues recoge las experiencias, las fallas, las limitantes, los desafíos, los momentos de luz y enumera los ingredientes indispensables para poder echar a andar una nueva nave de los locos. No obstante, será interesante que las nuevas experiencias traigan consigo sorpresas y nuevos destellos de esperanza para nuestra sociedad que tanto los necesita.
Iván Maceda Mejías