El cierre de Hutchinson Argentina es un caso testigo que nos permite observar cómo las decisiones globales de una firma multinacional afectan el desenvolvimiento de una subsidiaria menor e interrumpen la creación de capacidades y aprendizajes.
Hutchinson Argentina es una filial de una autopartista francesa que tiene más de 100 filiales en todo el mundo. Hutchinson es un brazo de la empresa petrolera Total, que posee gran parte del capital accionario. Llegó a tener 550 empleados en 2012 y en 2017 tenía 300 empleados antes del cierre.
La filial argentina se había especializado en tres rubros: juntas o perfiles de estanqueidad de agua (burletes, colizas, medias colizas); mangueras de baja presión; soportes de caja, motor y suspensiones (antivibrantes). Contaba con un departamento de calidad que hacía seguimiento de normas ISO y normas TUV que debían certificar una vez por año.
La empresa contaba con un laboratorio de 10 personas certificando, ensayando y haciendo seguimiento de materiales. Se realizaban ensayos básicos: nieblas salinas, ciclos repetitivos, vida útil, resistencia a la corrosión. Otros ensayos más complejos se enviaban a Francia y a los Estados Unidos, con laboratorios ABS. También se hacían ensayos en la facultad de ingeniería en la UNLP. La matricería (para la manufactura de los antivibrantes) se diseñaba una parte en Argentina y otra se recibía asistencia de Francia y Brasil debido a la complejidad y la simulación de esfuerzos. El principal proveedor de matrices de Hutchinson era TMBA (Talleres de Modelos Buenos Aires).
Hutchinson argentina exportaba pero no para abastecimiento de líneas de vehículos 0 KM sino para repuestos de modelos puntuales para el mercado de reposición. La filial brasilera era muy proteccionista y era muy difícil venderle piezas a Brasil. En Argentina también se buscaba integrar localmente pero por cuestiones técnicas y de costos se importaba la mayoría de las partes. Algunas partes como las de chapa se importaban desde China. Como el caucho natural es muy caro solo se utilizaba en partes puntuales como antivibratorios y para el resto se utilizaba sintético, todo importado. Los químicos también eran importados por reglamentación de la casa matriz, que exigía determinado proveedor para cumplir con especificaciones de calidad y validaciones. La filial argentina dependía mucho de Hutchinson Brasil (Perfiles y Mangueras) y de Francia y Estados Unidos (Antivibrantes).
El declive de Hutchinson Argentina comenzó en 2012 cuando perdieron la licitación en el Proyecto Ford Focus 2 con la empresa brasilera SARGUMI. Luego perdieron el Proyecto del Cruise para General Motors y el proyecto Frontier para Renault. En 2014 compitió con proveedores globales en el proyecto Chevrolet Cruise y perdió porque había que abastecer también a otras partes del mundo y no cumplió con requisitos de calidad. Hutchinson tenía un puntaje bajo debido a la obsolescencia de las máquinas y a problemas organizativos.
Las razones de haber perdido estos proyectos son múltiples pero la competitividad fue un factor clave. La apreciación del tipo de cambio real, la obsolescencia de las máquinas, la calidad de los procesos y la política industrial de Brasil hicieron difícil la competencia. El disparador final fue la pérdida del proyecto de Fiat Cronos (Ferreyra, Córdoba). La maquinaria para este proyecto tenía que cumplir ciertos requisitos y Fiat exigía inversiones en maquinaria para la producción. Fiat dividió el proyecto en dos partes: el Sedan (que se iba a fabricar en Ferreyra Córdoba) y el Hatch (en Fiat Brasil). Hutchinson Argentina iba a abastecer a Argentina y Hutchinson Brasil a Brasil.
Los directivos de Fiat solicitaron realizar inversiones en las líneas productiva de instrucción para las juntas y perfiles para modernizar el parque de máquinas. Fiat quería fabricarlo en argentina pero Hutchinson no quiso hacer las inversiones y en vez de comprar las máquinas nuevas intentó alargar la vida útil de las máquinas que ya tenía, que eran de la década del ’90 (extrusoras: máquina que fabrica los burletes y perfiles; hornos) o de principios de ’00. También había algunas máquinas modernas del 2010 (inyectoras, máquinas de colocación de clips). El proyecto Cronos era un proyecto a 10 años con una cadencia de 30 o 40 mil vehículos por año que le daba a Hutchinson la escala para mantener la filial en argentina. Fiat automatizó todo el sistema de transporte de línea, hizo una fuerte inversión a partir del 2015, mejoró notablemente la línea de montaje y empezó a empujar la modernización de los proveedores, pero Hutchinson no actualizó la tecnología y Fiat decidió que el proyecto lo hiciera Brasil, que tenía capacidad ociosa. Finalmente la inversión la hizo Hutchinson Brasil para abastecer Fiat Argentina y Brasil.
En Junio de 2017 Hutchinson decidió cerrar su planta en Martínez (Buenos Aires). La decisión de cerrar la filial argentina fue de Francia. La empresa venía teniendo pérdidas desde hacía 5 años y en los últimos años ya no incorporaron proyectos ni tampoco dieron el aval para los proyectos asignados. La casa matriz no quiso seguir hundiendo capital en la Argentina y decidió invertir todo en Brasil, a donde enviaron las máquinas más modernas. Las máquinas más viejas las mandaron a destruir porque la visión era abastecer el mercado local desde Brasil y no querían tener competidores. Con el cierre de fábrica se pasó a importar las partes y se perdieron empleo y capacidades.