El IV Congreso Internacional de Filosofía de la Historia, convocado con el tema “El pasado propio: Historia y memoria en la formación de identidades colectivas”, tuvo lugar en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, en la ciudad de Buenos Aires, entre los días 8, 9 y 10 de octubre de 2017. Agradecemos a la UCES por la hospitalidad y recursos facilitados para la concreción del encuentro científico. También hemos recibido el apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el Departamento de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y el Centro de Investigaciones Filosóficas.
Los ejes problemáticos (no exclusivos) del Congreso fueron los siguientes: experiencia histórica/Epistemología de la historiografía/Memoria e historia/Filosofía de la historia y subjetividad/Museos, monumentos e imágenes/Globalización e historia global/Narrativismo y postnarrativismo/Historiografía y ciencias sociales/El taller de la historiografía/Políticas de la historia.
Presidido por el Dr. Daniel Brauer, con la secretaría académica del Dr. Facundo N. Martín, el Congreso contó con los siguientes integrantes del comité académico: Rosa Belvedresi, Francisco Naishtat, María Inés Mudrovcic, Elías Palti, Cecilia Macón Elizabeth Jelin, Omar Acha, Hugo Vezzetti, Edgardo Castro, Leonor Arfuch, Chris Lorenz, Concha Roldán, Manuel Cruz, Roberto Aramayo, Kalle Pihlainen y Johannes Rohbeck. El comité organizador estuvo integrado por: Omar Acha, Eugenia Gay, Esteban Lythgoe, Facundo N. Martín, Adrián Ratto y Eduardo Weisz.
La convocatoria inicial fue realizada con esta justificación:
La discusión actual en torno al status científico de la historia como disciplina académica y a sus pretensiones de objetividad y verdad gira principalmente en torno a la historia reciente, es decir, a una secuencia de acontecimientos que permiten ubicar y hacer inteligible la situación política y social contemporánea. Es que en el espacio de las controversias historiográficas convergen paradigmas en conflicto no sólo de índole (1) epistemológica sino también (2) normativa e (3) identitaria.
La paradoja es que mientras que la noción de distancia histórica forma parte del arsenal conceptual de la historia académica, las historias exceden el espacio académico en que son configuradas y son “apropiadas” por la sociedad, definiendo parte de su identidad.
En efecto, a diferencia de otras disciplinas humanas, la historia desempeña un papel fundamental en la formación del ciudadano y de las identidades colectivas en general, como puede constatarse ya por su presencia en la escuela, su re-presentación de la conformación del Estado-Nación y de otras instituciones de las que los individuos forman parte, lo que significa a la vez una interpretación de las ideas acerca de la legitimidad del poder establecido y del modo en que el pasado es invocado en ceremonias, conmemoraciones, museos y monumentos.
Si por un lado las polémicas acerca del pasado reciente no pueden desvincularse de las luchas políticas contemporáneas, por otro lado los individuos y las instituciones entienden y en algunos casos redefinen -más allá de un comprensible escepticismo en tiempos de posmodernismo- lo que consideran sus identidades propias en función de narraciones que juzgan, al menos a grandes rasgos, verdaderas, y que están dispuestos a asumir como parte de su identidad propia. Ser francés, canadiense, judío, protestante o afroamericano no es algo que pueda definirse sin tener en cuenta al menos un relato historiográfico.
Este congreso internacional propone revisar, desde múltiples perspectivas, la relación entre historia, crisis e identidad tanto colectiva como individual con el objetivo de lograr una mejor comprensión del impacto del discurso historiográfico en los relatos identitarios tanto en su aspecto crítico como constitutivo.
Estas Actas incorporan los trabajos que las y los ponentes han deseado publicar. Agradecemos a las y los autores por su colaboración, así como al auspicio editor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, al Centro de Investigaciones Filosóficas. También a la editorial Teseo por la generosidad en materia editorial.
Los compiladores