Tema: afectividad
Agustín Chiberry
—¡Hola, Lorena! Buenas tardes. Este encuentro está pensado para hablar sobre la afectividad, cómo esta se desenvuelve en espacios escolares y por qué es importante empezar a tenerla en cuenta para las clases de educación física.
—¡Hola, Agustín! ¡Cómo te va! ¡Buenas tardes! A mi entender el concepto de “afectividad” ha sido tratado no solo en la educación física actualmente, sino desde la sociología y la antropología, como así también desde otras áreas, y ha permitido que sea identificado con lo vincular a través de las emociones. Se lo tiene en cuenta también como percepción, y así podríamos seguir pensando el concepto desde otras disciplinas, pero también lo que es para la educación física. La afectividad nos aporta la posibilidad de un concepto teórico que por momentos pasa a ser contenido, y por momentos pasa a ser parte de lo metodológico.
Una de las cuestiones interesantes que aporta desde la sociología, la antropología y desde algunas otras áreas es el hecho de la conexión, es decir, lo que tiene que ver con el modo de poder percibir el propio cuerpo, pero también no solo sentirlo, sino pensarlo, y a partir de ahí esto va a pasar en diferentes niveles o planos. Pensar que la afectividad no solamente es algo que está por debajo, que subyace a las clases, sino que ya es parte de algo concreto, que se tiene en cuenta en la clase para poder garantizar el conocimiento. Por supuesto, en educación física a través de un cuerpo que ya pasa a tener una identidad propia y al mismo tiempo una identidad compartida desde la corporeidad, como una “subjetividad de la motricidad”.
—Desde tu lugar como profesora, ¿qué entendés por afectividad?
—Podríamos pensar una definición en que la afectividad pudiera definirse como la cualidad sensitiva de la experiencia, y tanto filósofos como sociólogos han estado pensándola como estos afectos, que son las afecciones del cuerpo en cuanto que se puede potenciar a uno mismo o potenciar al entorno. Podemos pensar, según Merleau-Ponty, que “toda conciencia es conciencia perceptiva y toda racionalidad, todo valor y toda existencia presupone un mundo fundamentalmente afectado”. ¿Qué quiere decir Merleau-Ponty con ello? Que hay una relación entre la afectividad y la percepción, algo como la fenomenología de la percepción; entonces, en esto de ir y venir conceptualmente, la afectividad ha tomado diferentes dimensiones. Pensándola desde la educación física, podríamos pensar esto que te decía anteriormente, que no tiene que ser una mirada dicotómica, si pertenece al saber o pertenece al sentir; pertenece a las relaciones sociales, y esto me permitiría decir a lo vincular en cuanto relaciones sociales. Esto va a provocar diferentes manifestaciones que nos llevan a pensar que no solamente la afectividad está relacionada al sentido, sino que el sentido aparece anclado en la afectividad, y esto nos permite llevar a cabo una clase de educación física con ella, con afectividad como método, como contenido, como saberes, como formas de poder planificar nuestras clases cotidianas, y quizá la diferencia entre todo esto es que este procedimiento puede llegar a ser interdisciplinario.
—¿De qué manera aparece o se manifiesta en las prácticas educativas la afectividad?
—También podemos decir que toma sentido a través del lenguaje, que empieza a conformar simbologías. Dichos y lenguajes que empiezan a poner en acto lo inteligible y lo sensible. Son, digamos, como los esquemas discursivos que pueden ser definidos en dimensiones cognitivas, interpretativas, resolutivas y en dimensiones varias. En definitiva, como para ir cerrando la conceptualización de afectividad, tendríamos que pensar que como categoría analítica nos va a llevar a trabajar con conceptos o categorías paralelas como instrumentos que acompañan, y al mismo tiempo nos traen paradigmas y nos vuelven a proponer otros paradigmas donde el conocimiento, la significación y la intelección son nociones complementarias. La afectividad no es lo mismo que la emoción, sino que podemos decir que el lenguaje nos va a dar la significación y la comprensión para poder explicar esto que parece tan complejo que es la afectividad.
Si pensamos cómo se manifiesta en las prácticas de la educación física, en el decir de les profesores, la afectividad tiene mucha relación con el conocimiento, en realidad a lo inteligible, en relación con cómo aprenden les estudiantes en el sentido de “Tengo que llegar a ellos a través de la afectividad para captar su atención y tornar lo que enseño más significativo”. La afectividad forma parte de una “entrada en calor” para poder desarrollar el contenido o el tema. Es decir, el profesor o la profesora comprenden que la afectividad está de manifiesto en algún modo en la clase como metodología, como actividad previa, como contenido; y en el decir de les estudiantes, la clase es divertida, estamos motivades, nos gusta todo lo que está relacionado con las emociones, pero en particular desde lo vincular; esto es lo que les atrae de la clase de educación física.
—¿Forma parte la afectividad de los saberes y los contenidos?
—Si nos preguntamos si la afectividad forma parte de los saberes y contenidos, responderemos seguramente que sí. Si bien los diseños curriculares lo proponen y hablan de la afectividad, aunque no cambien ciertas prácticas, siempre ha estado en las prácticas. Lo enuncian los diseños curriculares, el currículo explícito, y en el currículo real también se manifiesta, quizás no solamente del modo que lo propone el diseño curricular, que sería, digamos, una forma más emocional. Sino que en las prácticas es la previa a lo cognitivo, a ese conocimiento que se va a llevar a cabo, a ese aprendizaje de esos saberes, excediendo el conocimiento, conocimiento por un lado y saberes por otro.
—Las planificaciones parecen invitar a explorar la afectividad. Desde tu mirada, ¿en qué medida lo hacen?
—Si pensamos en las planificaciones, resulta algo paradójico, no existe la afectividad; mejor dicho, no hemos descubierto la afectividad como contenido, como tema, como saber, simplemente no aparece la afectividad en las planificaciones en cuanto conformación de un método o instrumento para desarrollar una clase o el mismo proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es paradójico que no aparezca el concepto de “afectividad” mientras que en las prácticas se manifiesta con claridad y en las entrevistas también. Manifestado no solamente desde les profesores, sino que les practicantes también lo manifiestan. La afectividad no aparece en las planificaciones escritas, pero sí en una planificación diaria al observar una clase. Les profes están recurriendo a la afectividad y les estudiantes se sienten partícipes de esta acción afectiva desde lo vincular.
Podríamos decir en todo caso que la afectividad se manifiesta en cuanto el modo de redactar la consigna de forma verbal, de forma gestual, del acercamiento, del contacto de les profesores hacia les estudiantes al darles ánimo, darles confianza, al estimular la posibilidad de engancharse con un tema; se manifiesta de forma básicamente oral en las arengas, en las consignas, en el lenguaje corporal. Esto que manifiesto en las observaciones se refleja mucho.
—Bueno, Lorena. Muchas gracias por este espacio, ha sido muy fructífero. ¿Desearías agregar algo más?
—Bueno, creo haberte contestado las preguntas. Estoy descubriendo que la afectividad es un concepto que como categoría teórica no lo podemos relacionar como categoría social en este pequeño divorcio que no sabemos dónde ponerlo, pero que está en todos lados, es un concepto transversal. La afectividad excede a la interdisciplinariedad escolar en cuanto que la podemos ver en las materias como artística en cuanto teatro, plástica, escultura, pintura; la podemos ver en cualquier otra clase que no sea desde el arte o la educación física o la danza, y vuelve a tomar esta potencia como contenido o una previa metodológica para poder desarrollar el contenido o el tema de la clase, como saberes dentro del conocimiento de lo cotidiano y como saberes específicos de las diferentes materias, no solamente en educación física.
Lorena presenta la problemática de la afectividad en las clases de las diferentes educaciones físicas, realizando un abordaje desde lo disciplinar, que nos confronta y nos interpela desafiándonos a ver y a considerar la afectividad desde un escenario central en las prácticas. Este posicionamiento nos aporta la posibilidad de (re)considerar la afectividad desde un marco teórico, que por momentos posee, como queda planteado en la entrevista, contenido propio y pasa a ser parte de lo metodológico de las clases.
Su posicionamiento establece fuertes e indisolubles anclajes entre la afectividad, el saber y el sentir, y claramente los ubica en el campo de lo social permitiéndoles relacionar estrictamente lo disciplinar de las educaciones físicas con la afectividad. De esa manera, sitúa la afectividad como contenido, como saber y núcleo estructurante de las clases. Y aunque la afectividad forma parte de los diseños curriculares y aunque en las prácticas podríamos decir es “la previa a lo cognitivo”, resulta paradójico que no aparezca en ellos el concepto de “afectividad”, cuando las practicas se nutren y se enriquecen de ella.
“La afectividad no aparece en las planificaciones escritas, pero sí en una planificación diaria al observar una clase”. Sus dichos nos hacen ver cómo les profesores recurren y respaldan la efectividad de sus propuestas de enseñanza en la afectividad y cómo les practicantes se sienten más partícipes de ello desde lo vincular. En esta entrevista se dilucida algo que hemos naturalizado en nuestras prácticas y por ello seguramente hemos dejado de ver en nuestras clases, y es el hecho de que la afectividad está de manifiesto en la clase como metodología, como actividad previa, como contenido. Inevitablemente, las prácticas de nuestras educaciones físicas no serían lo mismo si nos desvinculáramos de las emociones y los afectos.
¡Muchas gracias!