Tema: prácticas gímnicas. Algunas (re)visiones en sus saberes
Guillermo Celentano
—¿Cuántos años tienen y cuantos años hacen que se desempeñan en la docencia?
MH: Tengo 52 años y desde el año 1993 hasta la actualidad me desempeño en el ámbito de las escuelas públicas, en estos últimos años en las escuelas secundarias especialmente, y además desde el año 1996 en el PUEF-UNLP (Profesorado Universitario en Educación Física) en los Ejes Juego y Recreación durante el período 1996-1998, y luego a partir de ese momento en los Ejes Gimnasia 1 y 2 hasta la actualidad.
AT: Tengo 46 años y hace 21 que me desempeño en la docencia trabajando en escuelas privadas de nivel inicial y de primer ciclo, y en el ámbito no formal en gimnasios, dedicándome especialmente a la gimnasia para la salud.
—¿Por qué se han especializado en la gimnasia?
MH: Supongo que inicialmente mi interés por la gimnasia fue despertado en el profesorado como estudiante. Tuve muy buenos profesores que marcaron y aún siguen marcando a fuego los saberes que me enseñaron, y que supieron despertar en mí cierta pasión por esta práctica. Aunque mi carrera profesional estuvo repartida entre la enseñanza de los deportes, los juegos y las gimnasias, estas últimas siempre fueron de mi predilección porque me mostraron que me permitían relacionarme con los practicantes de una manera diferente y al mismo tiempo muy especial.
AT: A mí me paso algo especial con la gimnasia. Lo que me paso es que tenía familiares con muchos problemas de salud y veía en el trabajo con chicos muchos chiquitos con desviación de columna, y me comenzó a interesar muchísimo el tema de la columna y el tema del porqué las personas no realizaban actividad física cuando tenían hipertensión arterial o cuando tenían un problema de salud X. Cuando empecé a averiguar y a hacer cursos y posgrados respecto a la actividad física para la salud, todos se basaban en el desarrollo de la capacidad aeróbica y de la fuerza para mejorar problemas de salud, llámense “obesidad, “hipertensión arterial” o “desviaciones de columna” en los chicos. Entonces, empecé a leer más sobre las capacidades condicionales y comencé a interiorizarme en eso, y ahí dejé lo escolar para dedicarme más al gimnasio, especializándome en aquellas personas con problemas de salud para poder ayudar y trabajar sobre eso.
—En su experiencia, ¿qué rasgos, entre todos los posibles, caracterizan a la gimnasia como práctica?
MH: Desde hace ya mucho tiempo, en el seno del grupo de investigación venimos debatiendo acerca de cuáles son aquellos principios que definen y que permiten caracterizar con mayor precisión a la gimnasia como práctica. Tomando como propias palabras de Ron, diré entonces que son las ejercitaciones corporales –implementadas a partir de una intencionalidad orgánica, funcional, estética, médica, relacional, recreativa o educativa– el rasgo que mejor caracteriza a esta práctica. De manera tal que, si debo encontrar o definir un principio, entendido este como el origen, la razón o la idea fundamental de la gimnasia, lo hallaría en las ejercitaciones corporales sistematizadas en un programa, rutina de ejercitación o plan de clase.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, las ejercitaciones se implementan a partir de un propósito –estético, funcional, orgánico, médico, relacional, recreativo o educativo– y se encuentran fuertemente influenciadas por el ámbito o el contexto cultural. Podemos decir, sobre la base de lo anteriormente desarrollado y citando conceptos vertidos en anteriores investigaciones de este grupo, que es función de la gimnasia satisfacer la necesidad social de sus practicantes de lograr un cabal gobierno de sus cuerpos en una formación que integre aspectos culturales, intelectuales y corporales. Es por ello por lo que el dominio de los aspectos técnicos de esta práctica, sumados a los que facilitan la comprensión de su lógica y sus formas de proceder, adquiere real dimensión en la medida que permite socializar aquellos saberes en relación con los diversos usos del cuerpo según el contexto en que los practicantes interactúan. Esta perspectiva teórica al tiempo que práctica permite relacionar algunas cuestiones básicas y al mismo tiempo esenciales, como lo son el entenderla como una creación de la cultura y vincularla con los saberes que circulan en ella y los vínculos que estos generan.
AT: Lo que caracteriza a la gimnasia como practica corporal es su principio: la intencionalidad. Toda práctica tiene una idea fundamental sobre la que se basa la teoría. Las prácticas de ejercicios o prácticas gímnicas se seleccionan con un propósito u objetivo determinado teniendo en cuenta las necesidades del practicante y el ámbito social en el que se encuentra inserto.
MH: Entiendo además que a este principio lo acompañan tres propiedades que colaboran en definir la lógica de esta práctica. La primera propiedad de la gimnasia la encuentro en la sistematicidad. La que puede ser definida como el conjunto de parámetros que regularizan, periodizan y dan continuidad en el tiempo a una tasa o determinada cantidad de movimiento. Estos parámetros, provenientes históricamente de la intuición y de la experiencia en un principio y luego del saber fisiológico finalmente, se han constituido a modo de reglas de la ejercitación, dosificando, regulando la tasa de movimiento. Sistematizar las ejercitaciones gímnicas implica, entonces, dosificar, regular y prescribir la práctica a través de las variables fisiológicas del esfuerzo y los componentes de la carga externa con aquellos parámetros más subjetivos, constituyentes de la carga interna como lo son la edad, el nivel de desarrollo orgánico-funcional y hasta los intereses del propio practicante.
La segunda propiedad se presenta en relación con la educación del cuerpo a través del movimiento. La enseñanza de las técnicas de ejercitación ocupa un lugar central en la rutina o en la clase. Son las consideraciones de origen biomecánico junto a la enseñanza de la regulación del tono muscular y el dominio de las correctas sinergias musculares las que han de normar el uso de determinadas técnicas corporales y las que deben ser enseñadas en pos de procurar movimientos eficientes y económicos. Entendiendo a estos como la capacidad que tienen las ejercitaciones gímnicas de conseguir el efecto que se desea con el menor esfuerzo posible. Lo que nos lleva a reconocer que la educación de las técnicas corporales se encuentran atravesadas por conceptos tales como la fluidez, la precisión, el ritmo, la armonía y el dinamismo; elementos que cualifican la manera en que se realizan las técnicas corporales, las que al momento de su enseñanza convendría diferenciar entre movimientos ligados y estereotipados.
La tercera propiedad la establezco en relación con las demandas y requerimientos que esta práctica establece sobre los cuerpos de los practicantes, los que, entiendo, no son exclusivos de ella y tienen que ver con la enseñanza de los hábitos y cuidados en relación con la alimentación, el descanso, la vida sana, el orden, la disciplina, la predisposición y la actitud que deben tener los practicantes en el marco de una clase, un programa o rutina de ejercitación sistematizada. Prácticas que deben ser llevadas a cabo observando aspectos más pertenecientes al campo de lo subjetivo y lo psicológico, y que entiendo se encuentran en relación con el placer de la ejercitación corporal y al bienestar que este sentimiento genera. Desde mi perspectiva, la presencia del placer y del bienestar del practicante han de ser elementos que van a favorecer la continuidad en las clases o rutinas de ejercitación; su ausencia, por consiguiente, va a decretar su abandono.
AT: Aquí acuerdo en mucho con Marcelo. A mí también la gimnasia se me presenta como una práctica que se caracteriza esencialmente por la intencionalidad, y a partir de allí reconozco propiedades que terminan por definir el carácter de esta práctica. Desde mi experiencia, estas propiedades –entendidas como cualidades esenciales– son: la sistematicidad y la educación a través del movimiento.
Sistematizar significa dosificar y enseñar ejercicios corporales combinados con variables fisiológicas del esfuerzo mediante el correcto tratamiento de los componentes externos de la carga, como lo son el volumen, la duración, la intensidad, la densidad y la frecuencia.
Considero que educar a través del movimiento tiene como objetivo la búsqueda de la comprensión de la práctica, y la gimnasia debe privilegiar el cuerpo y el movimiento como medio de salud, comunicación y aprendizaje; debe buscar mejorar la calidad de vida. Tal como refiere Giraldes, estos aprendizajes del campo gímnico deben ser enseñados de manera tal que puedan ser transferidos a la vida cotidiana y laboral, a lo lúdico y a lo deportivo, como así también a las prácticas en la naturaleza. Esto implica el pensar enseñar diferentes formas de movimientos, ya sean técnicas deportivas o gímnicas o movimientos ligados como los de la danza, visibilizando siempre sus propiedades cualitativas. La enseñanza y ejercitación de cada una de estas formas de movimientos deben favorecer la exploración y la elaboración, proponiendo de esa manera la participación personal en una nutrida relación con los otros, presentando actividades que puedan basarse en las necesidades de los y las practicantes para que puedan encontrar el placer, la alegría y la diversión en la práctica.
—¿Qué similitudes y diferencias pueden describir y analizar entre una gimnasia entendida en sentido amplio, presente en clubes, gimnasios y la gimnasia escolar?
MH: Estas manifestaciones gímnicas implementan, en el marco de una rutina o el de una clase, un conjunto de ejercitaciones sistematizadas a partir de un propósito, que en el ámbito de los clubes o gimnasios lo determina una necesidad orgánica, funcional, postural, médica, relacional o recreativa. En ellos las prácticas gímnicas se orientan a favorecer el desarrollo funcional, sus formas de movimientos y el de las técnicas posturales.
Entonces, cuando la gimnasia es tomada por la educación física como un contenido de ella, esta se resignifica en una práctica educativa, y en este ámbito debe considerar sus múltiples posibilidades de enseñar costumbres de vida saludable, los procedimientos, las formas y los modos de ejercitar las diferentes capacidades, enseñar las destrezas –que, provenientes de diferentes gimnasias, están presentes en las ejercitaciones de las capacidades–, y la constitución de nuevos hábitos que favorezcan la adecuada construcción postural. En nuestras anteriores investigaciones, hemos observado que existe una forma propia de manifestarse la gimnasia en la escuela, a la que hemos denominado como “lógica gímnica”. Esta surgiría de una combinación de la manera en que los profesores interpretan los contenidos de los diseños curriculares en sus diferentes períodos históricos, de su formación profesional y de sus propias vivencias y experiencias personales[1]. Esta “lógica gímnica” está constituida por una serie de ejercitaciones sistematizadas de las capacidades en las que la sistematicidad es observada solo dentro de la propia clase y se encuentra regulada desde las variables de la carga y los principios del entrenamiento. La gimnasia en la escuela adquiere una sistematicidad dentro de la propia clase, y desde ella los y las practicantes puedan establecer nuevas relaciones con sus cuerpos a partir de la experimentación de las diversas técnicas corporales y (re)interpretar en las clases la lógica de esta práctica. De esta manera, aún ante esta regularidad interrumpida de sus tiempos, hablaríamos de una gimnasia que solo tiene entidad en el tiempo de la propia clase, pero aun así desde ella pueden buscarse regularidades y permanencias, no solo hacia el desarrollo funcional, sino también hacia la búsqueda de la comprensión que los practicantes deben tener sobre esta práctica corporal.
Por ello, en las instituciones escolares decimos que la gimnasia se manifiesta desde lo que denominamos como “lógica gímnica”. Ya que en las clases se observa la recurrencia de ejercitaciones de las diferentes capacidades y de las técnicas deportivas, lo que permite reconocer algunos de sus atributos, lógicas y propiedades, pero la presencia de estas ejercitaciones no resulta suficiente para que se reconozca a partir de ellas un programa integral de enseñanza de la gimnasia.
AT: También entiendo que el punto de encuentro entre ambas gimnasias está en la intencionalidad. Todas ellas tienen un propósito, el cual puede variar de acuerdo a las demandas o requerimientos de los practicantes; no es lo mismo el objetivo con el que una persona llega al gimnasio, que el de aquella que quiere practicar un deporte en un club o que el de los practicantes en una escuela en donde la intencionalidad de la clase se planifica con base en el currículo, pero todas ellas tienen una intención, todas ellas buscan una formación que integre aspectos socioculturales, intelectuales y corporales.
La diferencia está en la sistematicidad, ya que en los trabajos en los gimnasios y clubes puede observarse un orden, regularidad, dosificación y periodización, a diferencia de en el ámbito escolar, dado que en observaciones realizadas puede verse que adquiere una regularidad interrumpida. He observado, y estoy de acuerdo con los dichos de Marcelo, que la gimnasia en la escuela está constituida por una serie de ejercitaciones sistematizadas solo dentro de la misma clase. La gimnasia en este ámbito responde a planificaciones que intercalan la gimnasia con juegos deportivos o con el deporte escolar.
—¿Podemos encontrar puntos de encuentro en los sentidos, usos y enseñanzas en ambas manifestaciones gímnicas?
MH: Sí, creo que es posible encontrar puntos de encuentro, a pesar de que los propósitos de las ejercitaciones en estas gimnasias reconocerían o debieran reconocer cuerpos, propósitos y fines diferentes. La lógica gímnica observada en nuestras investigaciones constituye sus prácticas sobre un cuerpo que me atrevería a describir como mayormente o eminentemente “funcional”, y, por consiguiente, por momentos podrían encontrarse algunos puntos de encuentro con la gimnasia de los gimnasios, clubes y otros lugares de práctica. Considero que la gimnasia escolar debe orientar sus ejercitaciones a construir un cuerpo que, lejos de anclarse a meras consideraciones biológicas, se aproxime más a una cultura de lo corporal en donde se pondere los saberes que de esta se emanan y el placer y la alegría que su práctica demanda.
AT: Seguro que sí, debido a que todas las gimnasias, no importa la manera en que se desarrollen, ni lugar, espacio o institución, todas deben tener como intencionalidad, citando a Ron, que el practicante logre “un cabal gobierno de su cuerpo”. Deben enseñar usos y maneras de empleo del cuerpo. Saberes con respecto al propio cuerpo y las posturas, aprender por qué, para qué, desde dónde realizo tal o cual movimiento. Saberes necesarios para ejercitar de manera saludable las diferentes capacidades. La función de la gimnasia debe ir más allá de la preocupación por la propia imagen y el mantenimiento orgánico. Debe educar al cuerpo para lograr la comprensión del movimiento disfrutando con alegría y placer la práctica.
—¿Encuentran posibles formas de relaciones entre la(s) gimnasia(s) y otras prácticas?
MH: Sí. La práctica nos demuestra una relación, que podríamos llamar de alternancia permanente en la enseñanza de los juegos, los deportes, la danza, la natación, por solo citar algunas de las maneras en que las prácticas se manifiestan. Esta alternancia entre las prácticas se da cada vez que, en el marco de la clase o la rutina de ejercitación, se interrumpe una de ellas y se construyen ejercitaciones sistematizadas con el propósito de favorecer el desarrollo funcional o la enseñanza o perfeccionamiento de las técnicas corporales. De manera tal que la gimnasia se manifiesta casi permanentemente interactuando y favoreciendo el desarrollo de otras prácticas.
AT: Creo que siempre. La gimnasia se diferencia, entre otras cuestiones, del juego y del deporte porque estos últimos poseen reglas y buscan resultados, pero deben interactuar con ella para mejorar sus técnicas y favorecer el desarrollo corporal. La gimnasia desarrolla destrezas, habilidades y capacidades, todas necesarias para las prácticas deportivas y lúdicas.
Comenzamos abordando las razones que despertaron en ellos sus búsquedas. Nos encontramos que, a lo largo de su biografía, hubo un otro, en este caso profesor, que despertó la pasión por la práctica de la gimnasia, ese hecho pudo ser recuperado en sus prácticas profesionales e incidió decididamente en su vinculación con los practicantes. Como parte de la propia autobiografía, otro aspecto fue revelador para ellos: encontraron en la gimnasia una alternativa para mejorar el estado de salud, un medio para ayudar a la conquista de una mejor calidad de vida de familiares directos.
Ante la pregunta sobre qué rasgos, entre todos los posibles, caracterizan a la gimnasia como práctica, sostienen que es función de la gimnasia satisfacer la necesidad social de sus practicantes de lograr un cabal gobierno de sus cuerpos en una formación que integre aspectos culturales, intelectuales y corporales. Bajo nuestra perspectiva teórica, la gimnasia es un hecho o creación de la cultura y se relaciona con los saberes que circulan en ella y, por supuesto, con los vínculos que estos generan. Los entrevistados destacan como rasgo esencial la intencionalidad, señalan que las sesiones de prácticas de ejercicios o prácticas gímnicas se seleccionan con un propósito u objetivo determinado teniendo en cuenta las necesidades del practicante y el ámbito social en el que se encuentra inserto. Sus experiencias les han permitido discriminar tres propiedades de la gimnasia, que resumiremos a continuación.
La sistematicidad, definida como el conjunto de parámetros que regularizan, periodizan y dan continuidad en el tiempo a una tasa o determinada cantidad de movimiento, se ha constituido a modo de reglas de la ejercitación, dosificando, regulando la tasa de movimiento; implica, entonces, prescribir la práctica a través de las variables fisiológicas del esfuerzo y los componentes de la carga externa con aquellos parámetros más subjetivos constituyentes de la carga interna, como lo son la edad, el nivel de desarrollo orgánico-funcional y hasta los intereses del propio practicante.
La educación del cuerpo a través del movimiento refiere a consideraciones de origen biomecánico en pos de procurar movimientos eficientes y económicos, entendiéndolos como la capacidad que tienen las ejercitaciones gímnicas de conseguir el efecto que se desea con el menor esfuerzo posible; estas se encuentran atravesadas por conceptos tales como la fluidez, la precisión, el ritmo, la armonía y el dinamismo; elementos que cualifican la manera en que se realizan las técnicas corporales.
La relación con las demandas y requerimientos que esta práctica establece sobre los cuerpos de los practicantes tiene que ver con la enseñanza de los hábitos y cuidados en relación con la alimentación, el descanso y la vida sana, el orden, la disciplina, la predisposición y la actitud que deben tener los practicantes en el marco de una clase, un programa o rutina de ejercitación sistematizada, todo ello atravesado por el campo de lo subjetivo y lo psicológico
A manera de cierre, los entrevistados consideran que educar a través del movimiento tiene como objetivo la búsqueda de la comprensión de la práctica, y que la gimnasia debe privilegiar el cuerpo y el movimiento como medio de salud, comunicación y aprendizaje; debe buscar mejorar la calidad de vida, debe favorecer la exploración y la elaboración, proponiendo de esa manera la participación personal en una nutrida relación con los otros, presentando actividades que puedan basarse en las necesidades de los practicantes para que puedan encontrar el placer, la alegría y la diversión en la práctica.
Ante la pregunta en torno a las similitudes y diferencias entre una gimnasia entendida en sentido amplio, presente en clubes, gimnasios y la gimnasia escolar, los entrevistados responden:
La gimnasia en la escuela solo tiene entidad en el tiempo de la propia clase, pero aun así desde ella pueden buscarse regularidades y permanencias, no solo hacia el desarrollo funcional, sino también hacia la búsqueda de la comprensión que los practicantes deben tener sobre esta práctica corporal. El punto de encuentro entre ambas gimnasias está en la intencionalidad. Todas ellas tienen un propósito, el cual puede variar de acuerdo a las demandas o requerimientos de les practicantes; no es lo mismo el objetivo con el que una persona llega al gimnasio que el de aquella que quiere practicar un deporte en un club o con los practicantes en una escuela en donde la intencionalidad de la clase se planifica en base al currículo, pero todas ellas tienen una intención, todas ellas buscan una formación que integre aspectos socio-culturales, intelectuales y corporales.
Ante la pregunta acerca de si podemos encontrar puntos de encuentro en los sentidos, usos y enseñanzas en ambas manifestaciones gímnicas, nuestros entrevistados nos responden con un rotundo sí. Afirman que la “lógica gímnica” observada en sus investigaciones constituye sus prácticas sobre un cuerpo eminentemente “funcional”, y que, por consiguiente, por momentos podrían encontrarse algunos puntos de encuentro con la gimnasia de los gimnasios, clubes y otros lugares de práctica. Consideran que la gimnasia escolar debe orientar sus ejercitaciones a construir un cuerpo que, lejos de anclarse a meras consideraciones biológicas, se aproxime más a una cultura de lo corporal en donde se ponderen los saberes que de esta se emanan y el placer y la alegría que su práctica demanda. Deben enseñar usos y maneras de empleo del cuerpo. Saberes necesarios para ejercitar de manera saludable las diferentes capacidades. La función de la gimnasia debe ir más allá de la preocupación por la propia imagen y el mantenimiento orgánico.
Para finalizar, preguntamos a nuestros entrevistados si encuentran posibles formas de relaciones entre la(s) gimnasia(s) y otras prácticas. Y la respuesta fue otro rotundo sí. Los entrevistados afirman que la práctica nos demuestra una relación, que podríamos llamar de alternancia permanente en la enseñanza de los juegos, los deportes, la danza, la natación. Esta alternancia entre las prácticas se da cada vez que en el marco de la clase o la rutina de ejercitación se interrumpe una de ellas y se construyen ejercitaciones sistematizadas con el propósito de favorecer el desarrollo funcional o la enseñanza o perfeccionamiento de las técnicas corporales. De manera tal que la gimnasia se manifiesta casi permanentemente interactuando y favoreciendo el desarrollo de otras prácticas.
¡Muchas gracias!
- Los profesores refieren, en entrevistas realizadas en el marco de nuestras investigaciones, que enseñan la gimnasia mayormente a partir de sus propias experiencias, y que también reproducen la gimnasia aprendida en su formación de grado.↵