Oscar Daniel Duarte[1]
Introducción
El capítulo que presentamos a continuación es apenas un breve resumen del estudio historiográfico elaborado para la presentación de la tesis doctoral El Estado y la educación entre 1870 y 1885. El proyecto educativo frente al impacto de la crisis de 1873. Sus derivaciones políticas y económicas, defendida en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA el 22 de mayo de 2014. Un recorte de esta, y en particular dicho apartado historiográfico, fue publicado posteriormente en el libro El Estado y la educación. Economía y política en los orígenes del sistema educativo argentino, editado en 2018 por UNIPE, editorial universitaria. A su vez, este fue presentado y confrontado en dos reuniones académicas consecutivas: en la i Jornada Internacional de Gobierno y Políticas Públicas en Latinoamérica, organizada por la Universidad Nacional de Lanús, y en el iv Coloquio de Investigación Educativa en Argentina, organizado por la Sociedad Argentina de Investigación en Educación. Ambos encuentros fueron realizados en agosto de 2022, y permitieron subrayar la importancia del tema y de las vacancias existentes en la historiografía de la historia de la educación, así como sirvieron para escuchar e incorporar aportes y recomendaciones al escrito.
Los objetivos de este capítulo
En el análisis historiográfico de la historia de la educación que aquí presentamos, intentamos realizar una doble tarea. Por un lado, demarcar los distintos períodos de la historia de la educación en argentina. Por otro, y más vinculado a la tesis de marras, intentamos rastrear en esas líneas historiográficas si es que existieron estudios que hayan vinculado el análisis de las crisis económicas que golpearon nuestro país con el desarrollo de la educación nacional, el impacto causado y su posterior devenir.
Podemos adelantar dos hipótesis a partir de estos planteos. Respecto a la primera problemática, hemos apelado a una serie de autores que nos permitieron realizar una periodización de los trabajos de historia de la educación. Dicha periodización se corresponde con la que podemos analizar desde la perspectiva de la historiografía general de la historia argentina, donde se puede apreciar que tanto los estudios sobre historia de la educación, como aquellos referidos a la historia social y política de Argentina comparten una tradición, lineamientos políticos y problemáticas que se corresponden con las épocas en las cuales se desarrollan.
Respecto del segundo punto, podemos adelantar que, en general, los trabajos referidos a la historia de la educación dejaron de lado las problemáticas económicas más amplias (las grandes crisis económicas que impactaron en nuestro país) y no lograron vincular dichas problemáticas al desarrollo de las políticas educativas, del financiamiento, e incluso de su orientación programática más general.
Esto mismo pudimos verificarlo para el caso de la crisis económica mundial de 1873, ocurrida en un momento nodal de formación del sistema educativo nacional. Eje central que atravesó nuestra investigación para el trabajo de la tesis doctoral. No obstante, en nuestra búsqueda, tampoco encontramos ejemplos de análisis educativos que vinculen las políticas, el financiamiento y las reformas programáticas en ninguna de las crisis subsecuentes como pudieron ser el crac de 1929, la crisis del petróleo de la década de 1970 o, incluso, la llamada “crisis de las hipotecas subprime” de 2007-2008.
Es, por lo tanto, apenas un atisbo que presentamos para el debate y que, por medio de la contrastación, espera ser útil para el desarrollo de la historia y la historiografía de la educación argentina.
Lineamientos para una periodización de la historia de la educación argentina
Los trabajos referidos a la historia de la educación mantuvieron, en líneas generales, una condición de subordinación respecto de otros temas de la historia argentina. La problemática no fue contemplada más que en algún capítulo, o algún apartado, de trabajos sobre el movimiento obrero, sobre el Estado, sobre la historia de la cultura y las ideas o, incluso, como parte de la biografía de personajes señeros de nuestra historia. En épocas recientes los nuevos estudios y las nuevas problemáticas permitieron profundizar en la historia de la educación, pero esta vez como un tópico determinado. Como producto de esta carencia, no abundan los trabajos historiográficos sobre la historia de la educación.
Dado que en Argentina la historia de la educación no ha sido de especial interés de las escuelas historiográficas, su evolución como disciplina se produjo sobre la base de la acumulación de estudios de aparición esporádica, por lo común monográficos, aunque buscaran disimular este carácter intentando el aspecto más abarcador de obras con apariencia o pretensiones de generalidad (Ascolani, 2001, p. 3).
Aunque ya cuentan con unos 20 años desde su publicación, los mejores trabajos para la periodización de la historiografía de la historia de la educación siguen siendo los elaborados por Adrián Ascolani; entre los que podemos citar La educación en Argentina. Estudios de historia (1999), que dedica todo un primer apartado a la temática historiográfica, así como su tesis de maestría La historiografía educacional argentina en el siglo xx, presentada en Flacso en 2001 –que establece cinco etapas diferentes en la constitución de la historiografía educacional argentina–. La tesis de Ascolani se convierte en un informe muy completo a la hora de adentrarnos en la problemática sobre la historiografía de la historia de la educación.
Podemos tomar también los trabajos de Claudio Suasnábar y Mariano Palamidessi, entre los que resaltamos el artículo “El campo de producción de conocimiento en Educación en la Argentina. Notas para una historia de la investigación educativa”, publicado en la revista Anuario, n.º 7, de la Sociedad Argentina de Historia de la Educación en 2006. Este sirve como una guía en nuestra búsqueda sobre el desarrollo de una historiografía de la historia de la educación.
A su vez, utilizamos el trabajo desarrollado por Fernando Devoto y Nora Pagano en su libro Historia de la historiografía argentina (2009), no solo por lo completo del análisis que allí exponen, sino porque la periodización presentada nos permite comprender mejor el desarrollo de la historiografía en el área de la historia argentina desde una perspectiva más general.
Propuestas para la periodización
Señalaremos aquí, brevemente, qué propuestas de periodización presentaron estos autores y cómo estas pueden o no condecirse con momentos de ruptura en la historiografía argentina.
Por ejemplo, en la tesis citada, Adrián Ascolani nos habla de cinco etapas de desarrollo historiográfico en la historia de la educación: un momento “iniciático” ocurrido desde 1870-1880 hasta 1910; un momento “fundacional” que abarcaría el período 1910-1955; un período “transicional” de 1955 a 1970; posteriormente, iniciada en 1970 y extendida hasta 1990, una cuarta etapa de revisión crítica sobre problemáticas vinculadas al Estado y la sociedad; y, finalmente, lo que el autor llama un “último momento”, en el que conviven preocupaciones del cuarto momento con la ampliación del objeto de estudio (Ascolani, 2001).
En el trabajo de Suasnábar y Palamidessi, los autores proponen tres etapas en el recorrido para la comprensión de este campo del conocimiento: una primera, signada por la constitución del Estado y la institucionalización en la universidad, entre los años 1880 y 1960; una segunda, caracterizada por una incipiente profesionalización académica en el contexto de modernización universitaria y burocratización estatal, de 1960 a 1983; y una tercera, desde 1984, con el retorno de la democracia.
Es posible que en dichas periodizaciones Adrián Ascolani haya priorizado la importancia de cierto desarrollo político nacional (por ejemplo, la década de 1910, o 1955, 1990), mientras que el trabajo de Suasnábar y Palamidessi se haya enfocado más en dos momentos de fuerte ruptura en la orientación general de la política educativa nacional de 1960 (década donde asistimos al fin del “normalismo” y al proceso de “institucionalización universitaria” –con la fuerte irrupción de carreras como Ciencias de la Educación o Sociología–) y 1984 (con el retorno a la democracia, pero también con las iniciativas del Segundo Congreso Pedagógico y la revitalización de la vida universitaria).
La importancia del período 1960-1970 y los inicios de las ciencias de la educación
Siguiendo ambas periodizaciones, vemos un momento de ruptura entre los años 1960 y 1970. En la periodización propuesta por Ascolani durante la década de 1970, con la incorporación de la sociología y la historia en debate con las corrientes tradicionales, se incorporan nuevas problemáticas. En el caso de Suasnábar y Palamidessi, en cambio, el recorrido pareciera acompañar procesos más amplios de cambios profundos del sistema educativo nacional.
El período que inicia en 1960, aproximadamente, abrió las puertas a la historia social, a nuevas problemáticas que también se advierten en la historia de la educación y a nuevos trabajos que intentarían romper con tradiciones anteriores. Es así como la historia de la educación pasaría de las corrientes tributarias a la filosofía de la educación y de las corrientes de ideas, representadas por Gustavo Cirigliano, Manuel Solari o, antes, Antonio Portnoy, a estudios vinculados a la historia social y económica del país, representadas por Gregorio Weinberg, Juan Carlos Tedesco y, en menor medida, Juan Carlos Vedoya. Pero, tal como lo aseguran Suasnábar y Palamidessi, esta es una etapa caracterizada por la burocratización estatal y por las constantes interrupciones a la vida democrática.
El espíritu militante del período, más los posicionamientos políticos de muchos de estos autores, fue un estímulo durante los arduos debates en la primera mitad de la década de 1970, pero los enfrentó a la censura a partir del golpe de Estado de 1976. La contraparte podemos observarla entre aquellos autores acríticos o vinculados al régimen dictatorial. En estos años los trabajos carecieron del rigor científico-crítico necesario y tendieron a suavizar los debates en torno al problema educativo.
El “Proceso de Reorganización Nacional” no se propuso modernizar la sociedad, sino disciplinar los comportamientos políticos y sociales a través de la instauración de un Estado militarizado y la apertura de los mercados. […]. La desaparición, expulsión y exilio de profesores, la prohibición de libros y el control ideológico delinean los rasgos centrales que asumiría el proceso de desestructuración del campo en la universidad. En este contexto institucional, signado por la exclusión de voces y el oscurantismo cultural, se conformaron algunos núcleos académicos emparentados o identificados con el régimen militar (Suasnábar y Palamidessi, 2006: 29).
Las particularidades más notorias del período democrático reciente
Resulta central marcar este aspecto ya que entendemos que la producción de conocimiento es, a su vez, una forma de intervención política. Eso explica el “despertar” posterior a la dictadura. El nuevo período, a partir de 1984, según Suasnábar y Palamidessi, o en 1990, según Ascolani, viene acompañado de una apertura democrática en los debates, en la recuperación de las investigaciones clausuradas antes de la dictadura de 1976, pero, sobre todo, como producto de dos fenómenos fundamentales y novedosos.
En primer lugar, debemos resaltar que, a lo largo de las décadas de 1990 y 2000, la “ciencia de la educación” se constituyó como una disciplina autónoma. Aunque aún ligada a las problemáticas que surgieron en las décadas de 1970 y 1980, se aggiornó a los nuevos requerimientos y participó de la fragmentación y profesionalización de la totalidad de las ciencias sociales y humanísticas. La ciencia de la educación y el análisis de la historia en el área se constituyeron en una temática central frente a la innegable pauperización educativa a nivel laboral y frente a los magros resultados escolares. La reconversión tecnocrática de esta ciencia –en función de responder a los requerimientos burocráticos de los distintos gobiernos– tendió a dejar de lado los problemas históricos y recabar en la pedagogía, biología y antropología buscando una salida a los nuevos problemas. La dinámica de producción no se limitó, entonces, a la producción escrita tradicional, sino también a la acumulación de títulos, obligando a los nuevos graduados a realizar cursos de posgrado para entrar en competencia con aquellos docentes e investigadores ya afianzados, o incluso con sus pares recientemente graduados. Así, la literatura científica comenzó a abundar en tesis de licenciatura, de maestría, doctorales y posdoctorales en diferentes universidades tanto públicas como privadas.
Por otro lado, el nuevo período democrático se dio en el marco de una serie de transformaciones muy aceleradas del mercado de trabajo y de las nuevas necesidades formativas, de las políticas educativas y las constantes reformas del sistema educativo, así como del acelerado incremento de la educación privada, del “onegeísmo” o de fenómenos como las experiencias populares o los planes para la finalización de las trayectorias escolares (Duarte, Fiori y Scolaro, 2020). En resumidas cuentas, las reformas implementadas también dieron lugar a debates, intervenciones académicas y políticas, lineamientos y propuestas. Se puede rastrear este planteo en un artículo escrito por Pablo Pineau en ocasión del 20.º aniversario del primer tomo de la obra dirigida por Adriana Puiggrós Historia de la educación en la Argentina.
En una entrevista realizada a su autora (Arata et al., 2009: 213) se puede indagar cuál fue su interés a la hora de publicar el libro Sujetos, disciplina y currículum en los orígenes del sistema educativo argentino. En esta, Adriana Puiggrós cuenta que, a su retorno a la Argentina durante la recuperación democrática después del exilio, expuso a su grupo de investigación recién creado la necesidad de escribir “otra versión de la historia de la educación argentina” diferente de las vigentes hasta entonces como condición para pensar el presente y construir alternativas (Pineau, 2010).
Es decir, en el balance en perspectiva hecho por Puiggrós, la autora postula la necesidad de escribir otra versión de la historia con el objetivo de construir alternativas. Desde nuestra perspectiva, una forma de intervenir políticamente a través del ariete de la investigación científica.
Rastros de una ausencia
Como afirmamos antes, la producción posterior a la dictadura militar de 1976-1983 fue de lo más variada. Ya entrada la década de 1990 y la de 2000, la multiplicidad de nuevos trabajos amplió el área de estudio con análisis más vinculados a las fuentes en el marco de la consolidación de un método de estudio más propiamente ligado a la ciencia histórica. Se trabajaron así revistas educativas, prerrogativas ministeriales, informes escolares. También se desarrolló el estudio de la cultura material de la educación, así como los trabajos sobre memoria y las biografías que crecieron en rigurosidad e intensidad.
Los estudios que abordaron la problemática económica también crecieron en número y adoptaron métodos de análisis provenientes de otras ciencias tales como la estadística y la economía aplicada. Como producto de una nueva lógica de producción científica, los estudios sobre educación y economía afloraron con mayor asiduidad, aunque en ninguno de los casos se profundizó en la posibilidad de que existiera un vínculo entre propuesta económica y propuesta educativa. Del mismo modo, ninguna de las nuevas investigaciones tomó en cuenta la posibilidad de estudiar las crisis internacionales como condicionantes para dichas políticas.
Gracias a la tesis doctoral (Duarte, 2014) y del libro publicado como resultado de esta (Duarte, 2018), pudimos comprobar la ausencia del análisis de la crisis económica de 1873 y su impacto en Argentina para un período fundamental en la constitución del sistema educativo nacional y, por extensión, para los condicionamientos para dichas políticas. En líneas generales, encontramos allí una ausencia que en un primer momento podemos hacer extensible a la totalidad de las grandes crisis que impactaron en nuestro país.
Es notable cómo las periodizaciones, tanto para la historia argentina, como para la historia de la educación, han dejado de lado momentos tan nodales como los de las grandes crisis que marcaron cambios de paradigmas dentro del desarrollo del sistema capitalista y, por extensión, de sus políticas educativas. Es, desde nuestra perspectiva, una ausencia que merece mención.
A lo largo del siglo xx, la historia de la educación y el desarrollo económico nacional aparecen casi disociados. Recién en la década de 1970, se puso el acento en la orientación productiva del Estado. Pero es en el nuevo siglo cuando comenzaron a aparecer trabajos que abordan la problemática económica. No obstante, ninguno de ellos marca en profundidad el impacto resultante de las más importantes crisis que afrontó el sistema.
Nos parece imprescindible marcar esta perspectiva como un eje necesario de investigación. En caso de que no se compruebe nuestra apreciación, consideramos satisfactoria la posibilidad de abrir un debate en torno a estos temas y a las conclusiones políticas a las cuales se puede llegar. En caso de estar en lo correcto, nos conformamos con saber que aún quedan importantes áreas de trabajo sobre las cuales avanzar.
Bibliografía
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Ascolani, Adrián (comp.) (1999). La educación en Argentina. Estudios de historia, Ediciones del Arca.
Cirigliano, Gustavo (1967). Educación y futuro, Editorial Columba, colección “Nuevos Esquemas”.
Devoto, Fernando y Pagano, Nora (2009). Historia de la historiografía argentina, Sudamericana.
Duarte, Oscar D. (2018). El Estado y la Educación. Economía y política en los orígenes del sistema educativo argentino, UNIPE Editorial universitaria.
Duarte, Oscar D. (2014). El Estado y la educación entre 1870 y 1885. El proyecto educativo frente al impacto de la crisis de 1873. Sus derivaciones políticas y económicas, tesis doctoral, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Se puede consultar en t.ly/T6ED.
Duarte, Oscar D., Fiori, Natalia y Scolaro, Pablo (2020). “Un ensayo sobre las políticas educativas en el contexto de nuestra historia reciente (Argentina, 1984-2018)”, en Hic Rhodus. Crisis Capitalista, Polémica y Controversias, n.º 18, año 10. IIGG, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
Pineau, Pablo (2010). “Un elogio de la locura”, en Anuario de la SAHE, n.º 11, Sociedad Argentina de Historia de la Educación, Prometeo Libros.
Portnoy, Antonio (1937). La instrucción primaria desde 1810 hasta la sanción de la ley 1420, Talleres Gráficos del Consejo Nacional de Educación.
Solari, Manuel (1949). Historia de la educación argentina, Paidós.
Suasnábar, Claudio y Palamidessi, Mariano (2006). “El campo de producción de conocimiento en Educación en la Argentina. Notas para una historia de la investigación educativa”, en Anuario de la SAHE, n.º 7, Sociedad Argentina de Historia de la Educación, Prometeo Libros.
Tedesco, Juan Carlos (2009). Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945), Siglo xxi Editores.
Vedoya, Juan Carlos (1973). Cómo fue la enseñanza popular en la Argentina, Plus Ultra.
Weinberg, Gregorio (1984). Ley 1.420. Debate parlamentario, Centro Editor de América Latina.
- Fac. de Filosofía y Letras (UBA), Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Correo electrónico: danielduarte979@gmail.com.↵