El surgimiento de grupos feministas en Internet
Desiree Chaure (UNLP-IRI)
Introducción
A lo largo de la historia coreana la mujer ha ejercido un papel secundario, subordinada a la autoridad masculina. Esta característica se ha mantenido hasta la actualidad, reflejada en los altos índices de desigualdad de género, salarios más bajos, violencia sexual y la presión social para el matrimonio y la maternidad.
Como consecuencia de la situación estructural de desigualdad en los últimos años Corea del Sur ha experimentado el surgimiento y proliferación de grupos feministas, los cuales a su vez han encontrado en Internet un espacio que les permite proclamar sus derechos y demandas, de forma más rápida, anónima y con mayor alcance social.
El presente trabajo pretende examinar los antecedentes y circunstancias que motivaron la llegada del feminismo al ciberespacio, conceptualizado por distintos autores como “ciberfeminismo”. Asimismo podremos conocer las particularidades del desarrollo, teniendo en cuenta sus repercusiones en el ámbito cultural y político con el objetivo de vislumbrar su devenir y accionar futuro, del nuevo movimiento ciberfeminista enmarcado en la era actual de globalización. El análisis se estructurará en cuatro secciones, a saber: 1) el status de la mujer, 2) la historia del feminismo coreano, 3) el uso de Internet y 4) el ciberfeminismo.
La primera variable describe los cambios acontecidos en la construcción social de la mujer coreana; la segunda intenta mostrar la evolución del feminismo y su importancia en el imaginario colectivo. La tercera, mientras tanto, refiere al fenómeno de la gran utilización de Internet y redes sociales, que abarca a casi la totalidad de la población y posibilita la transmisión instantánea de información.
Finalmente, la última alude al impacto del nuevo ciberfeminismo a nivel social y político, desde su capacidad de influencia para promover manifestaciones públicas y cambios en las políticas estatales, hasta las dinámicas de género que se han establecido en la red a partir de su aparición.
Situación de la mujer
El desarrollo económico coreano (en Corea del Sur) se ha definido como el “milagro del río Han”, dado el rápido crecimiento industrial; a pesar de ello los beneficios en términos materiales no han logrado generar cambios en las problemáticas relacionadas con la situación de la mujer. El sistema social continúa presentando inequidades de género, el encontrarse inserto en una estructura patriarcal y al estar moldeado bajo un elaborado constructo de roles sociales, legitimados por la tradición confuciana[1]. En ella se tiende a separar las funciones de hombres y mujeres, posicionando a estas últimas bajo un rol de sometimiento y sumisión. Con el fin de revertir la situación se han impulsado políticas para mejorar el acceso femenino a la educación y al mercado laboral, pero los avances no han logrado alcanzar la igualdad en las oportunidades y responsabilidades, ni movilidad profesional, tanto en el sector privado como en el educativo. La entrada de la mujer en el mercado laboral a partir de los años 70 se consideró como una amenaza al matrimonio, la maternidad y a la clase trabajadora masculina, dado que se argumentaba que provocaría el incremento de la competencia entre los sexos.
En la actualidad solo el 13,3% de los profesores en las universidades públicas son mujeres y a nivel corporativo ocupan el 1% de los cargos directivos. Lo mismo sucede con la participación femenina en política y justicia, menos de un 15% de los miembros de las cortes son mujeres y un 14% fiscales (Mikyoung, 2013: 88-89). De acuerdo con un informe del diario The Economist, Corea del Sur se posiciona entre los mayores promotores del techo de cristal en relación a la desigualdad de salarios: las mujeres coreanas ganan un 37% menos que los hombres[2].
Por otro lado, se considera que la función elemental de la mujer es el sostenimiento de la familia; ellas pueden trabajar pero no se espera que sus maridos realicen las tareas del hogar o el cuidado de los niños; en consecuencia se promueve que las mujeres abandonen su empleo luego de casarse, en correlación con su rol socialmente asignado. A esta condición se le suma el hecho de que no existen programas de asistencia a madres solteras y son muy pocas las guarderías.
Otra problemática surgida de la imagen construida de la mujer como débil, callada y sumisa ha sido la multiplicación de actos de violencia de género. Según un estudio reciente del Instituto de Criminología de Corea, el 80% de los hombres coreanos han abusado física o psicológicamente de sus parejas. El 37,9% de los encuestados admitió haber cometido abuso sexual, el 36,6% abuso psicológico y 22,4% violencia física[3].
Estos indicadores se corroboran con los datos de las Naciones Unidas que ubican al país en el tercer puesto en el ranking de los países con mayor violencia de género.
Movimiento feminista coreano
Con el objetivo de combatir aquellas normas y conductas sociales que generaban desventajas para la mujer, a lo largo de la historia coreana han surgido diversos grupos que se han comprometido desde amplios aspectos con la lucha feminista.
Los primeros de los movimientos conformados por mujeres tomaron la proclama de la liberación nacional y la democratización, como respuesta a la Guerra de Corea.
Posteriormente, con la implementación de la reforma constitucional, se introdujo la prohibición a la discriminación femenina y se le brindó a la mujer autonomía en el acceso al empleo, la educación y el matrimonio. Se dio un giro en la lucha hacia la búsqueda de la mejora de los derechos de las mujeres de clase media y la modificación de la legislación de familia, que postulaba a los padres como los únicos encargados del registro civil y principal autoridad frente a todos los miembros de la familia.
En la década del 70 las mujeres fueron movilizadas hacia el mercado laboral como mano de obra barata, a fin de incrementar el ingreso per cápita. Al mismo tiempo el proyecto de planeamiento familiar impulsado desde el Estado se focalizó en las mujeres como responsables de ejercer el control de natalidad.
Como consecuencia de estas medidas, junto a la reforma familiar, se sumaron los derechos laborales que se manifestaron por medio de las huelgas de obreras. Se comenzó a adoptar la ideología Minjung[4] como paradigma dominante de las organizaciones feministas, compuestas principalmente por estudiantes, trabajadoras, sindicalistas, intelectuales y miembros de grupos religiosos.
Por otro lado, muchas organizaciones se afiliaban al “Consejo Coreano de Organizaciones de Mujeres”, dependiente del gobierno, donde sus actividades se limitaban a los intereses políticos autoritarios y patriarcales.
Finalmente, con la llegada de la democracia, el movimiento se distanció de la lucha nacional para dedicarse exclusivamente a la búsqueda de igualdad de derechos sociales, políticos y económicos. Los grupos adquirieron legitimación al internacionalizar los problemas domésticos e involucrarse en la política electoral.
A partir de este período el movimiento feminista se dividió en base a dos grandes orientaciones: radicales y reformistas[5].
Las radicales se han identificado con temáticas vinculadas a los derechos humanos, como la tortura de prisioneros, la democracia, las mujeres de confort y la reunificación con Corea del Norte. Sus demandas no son necesariamente radicales en cuanto al rol de la mujer en la sociedad, pero sí apoyan el cambio político y la eliminación de las restricciones a la libertad individual.
Este grupo se compone mayoritariamente de mujeres jóvenes, que utilizan tácticas no convencionales, como demostraciones y marchas. Gran parte de ellas se encuentran afiliadas a la “Asociación de Mujeres Coreanas Unidas”, que controla la interacción entre los grupos y gestiona su integración.
Por otro lado, las reformistas son consideradas tradicionalistas o mainstream, por su tendencia moderada y conservadora. Buscan mejorar el rol femenino, pero intentando mantener las características de la sociedad actual.
Tienden a alinearse con el partido en el poder y utilizan técnicas de lobby. Ello les ha permitido lograr eficiencia a la hora de visibilizar sus demandas a nivel político, por lo que son identificadas como pro-gobierno. Muchas de estas organizaciones forman parte del “Consejo Coreano de Organizaciones de Mujeres” antes mencionado, que limita su comportamiento y guía el accionar de los miembros de la coalición.
En la década del 90 varias facciones de grupos feministas trabajaron en conjunto para combatir la violencia de género, concientizando al público y trasladando el problema a la agenda política.
El debate sobre la violencia sexual generó fuertes repercusiones, debido a la creencia compartida de que la pérdida de castidad era un castigo moral, por lo que muchas mujeres no denunciaban los abusos que sufrían o se suicidaban para evitar el deshonor. El Código Penal categorizaba a las violaciones como “crímenes contra la castidad”, esta definición no solo estigmatizaba a la víctima, sino que no indicaba sanciones punibles.
Es por ello que las feministas impulsaron en 1991 la creación del “Comité para la promulgación de la ley de violencia sexual” y el “Centro de ayuda para las víctimas de violencia sexual, verbal, marital, exposición y acoso”. Con el objetivo de confrontar los preceptos preestablecidos los agrupamientos feministas propusieron charlas públicas, programas de educación sexual y realizaron traducciones de material sobre violación, acoso y abuso infantil.
Esta actividad propició la participación del Estado y de las organizaciones feministas en ámbitos internacionales, como la conferencia de Naciones Unidas para la Mujer, donde se comprobó el bajo estatus que poseían las coreanas en comparación con otras naciones. La exposición a nivel mundial de los negativos y preocupantes indicadores de Corea del Sur, impulsaron la consecución de políticas de género en su agenda gubernamental.
Entre los logros del movimiento podemos mencionar la promulgación del “Acta de prohibición de discriminación de género”, el “Acta de igualdad en el empleo” y el “Acta sobre la protección de niños y jóvenes contra el abuso sexual”.
La llegada a Corea del Sur de ideas occidentales sobre feminismo influenció el surgimiento de nuevos grupos y programas de estudio. A pesar de ello muchas de las mujeres que participan en el movimiento buscan reformas alejadas de las nociones identificadas con Occidente, como el individualismo y los valores modernos, y se sienten más cercanas a las normas de familia y relaciones tradicionales coreanas.
Sin embargo, los problemas de género como la inequidad, la explotación laboral y la protección contra la violencia sexual son preocupaciones universales que afectan a todas las mujeres por igual. Un ejemplo de esta situación es el hecho de que los factores de ansiedad más comunes en las ciudadanas coreanas son la violencia, la inseguridad y el desempleo.
El uso de Internet en Corea del Sur
En la actualidad la globalización y los avances tecnológicos han permitido construir una nueva sociedad en base a la información, representada por una red que une millones de computadoras y dispositivos electrónicos por medio de estándares compartidos y protocolos informáticos. Esta estructura inserta en el paradigma de la era digital vincula a la tecnología del conocimiento, el procesamiento de datos y las telecomunicaciones.
La red se compone de páginas y sitios web, videos, videoconferencias, listas de correo electrónico, posteos, centros de datos y comunidades o foros de debate online con una amplia variedad de temas, donde los miembros intercambian ideas, obteniendo apoyo o rechazo de los demás integrantes.
Dentro de este esquema los medios de participación social se han simplificado, dada la inmediatez de la conexión, desde cualquier parte del mundo, ya que contando únicamente con una computadora e Internet es posible acceder al ciberespacio.
El intercambio de libre información provee igualdad entre sus usuarios, todos son potenciales locutores y participantes, se abren ámbitos de involucramiento de los ciudadanos en distintos procesos, dejando de lado las actividades participativas tradicionales.
El anonimato y la falta de información sobre los emisores y receptores incrementan la equidad y fomentan la creatividad y el diálogo, al permitir la expresión de opiniones impopulares. En cuanto a los usuarios, los jóvenes son quienes tienen mayor acceso a la red, dado que requiere conocimiento de habilidades informáticas.
Asimismo los costos y recursos necesarios para impulsar una acción colectiva se han reducido ampliamente, transformando al ciberespacio en un mediador de procesos políticos, económicos y culturales, que crea nuevas formas de interacción social y obliga a los actores a reconfigurar sus modalidades de acción.
En Corea del Sur la instalación de la conexión a Internet se inició en el año 1982, gracias al esfuerzo conjunto del Instituto de Tecnología Electrónica, la Universidad Nacional de Seúl y el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología.
El primer sitio web se creó en 1992 y dos años más tarde se estableció en el país el primer proveedor privado de servicios de Internet, permitiendo la creación de sitios gubernamentales, e-mail y buscadores.
Tal fue el crecimiento que a fines de la década del 90 existían más de 15.000 cibercafés, y el servicio de banda ancha, que funcionaba a través de las redes de televisión por cable, llegaba a proveer a más de once millones de usuarios domésticos en el 2004 (Bavoleo, 2013: 12).
Además, para una mayor inclusión de los distintos sectores sociales, se implementaron planes y programas[6] que lograron reducir la brecha en relación a las condiciones de acceso y las destrezas técnicas, permitiendo que en 2010 las áreas rurales contaran con un 74,7% de usuarios de banda ancha, y que más de un 80% del total de los habitantes utilizaran Internet.
Dentro de este sistema una característica a tener en cuenta es que las mujeres se conectan a la red aproximadamente un 10% menos que los hombres. Esta menor participación ocasionó por ejemplo que hasta el año 1997 el boletín online Chamsesang, que pone en discusión diversos temas, no contara con artículos sobre mujeres, y hasta 2013 menos del 10% de los artículos trataran sobre temas de género (Choi, 2006: 69).
Internet juega un rol primordial en la política coreana, al ser utilizado como una herramienta para impulsar movilizaciones, lograr convocatorias nacionales, coordinar grupos dispersos, y visibilizar anuncios y manifestaciones. El debate en línea puede expandirse por medio de distintas aplicaciones de comunicación horizontal y descentralizada.
Tal es la importancia del activismo online, que el Gobierno propuso medidas de censura y control de Internet. Pero el ciberespacio posee recursos que permiten escapar al control gubernamental, por lo que muchos usuarios migraron hacia otras plataformas.
En la actualidad Corea del Sur se encuentra entre las naciones líderes del mundo en el desarrollo de telecomunicaciones y servicios de Internet, a través de teléfonos celulares y transmisores de fibra óptica. Los precios del servicio están entre los más bajos y cuentan con alta competitividad en el mercado tecnológico.
Como resultado de los cambios informáticos, el incremento de la participación política y las nuevas estructuras en la conformación de movimientos sociales, recientemente ha aparecido un tercer y nuevo grupo liderado por mujeres e identificado como feminismo “guerrilla” o “indie”. Presenta iniciativas más radicales y se compone mayoritariamente de estudiantes, quienes realizan actividades controversiales, como el festival de la menstruación o charlas sobre acoso sexual por parte de profesores.
Asimismo cuando casos de violencia contra la mujer ocurren, las activistas organizan flash-mobs en las estaciones de subte, conferencias de prensa enfrente de las cortes judiciales, campañas y discusiones online, transformando al movimiento en ciberfeminismo.
Ciberfeminismo
El ciberfeminismo refiere a un conjunto de teorías, debates y prácticas que vinculan los temas de género y la lucha feminista con la cultura digital. Propone un lugar donde las mujeres acceden a mayores libertades e incluso cuentan con la chance de enfrentar el sistema patriarcal latente en la sociedad mediante la creación de una nueva cultura en la red.
Las bajas barreras institucionales y financieras permiten la distribución gratuita de conocimiento sobre ideas feministas, al tiempo que la inexistencia de restricciones a la movilidad y la falta de limitaciones de acceso posibilitan la formación de una conciencia social feminista, donde la negociación y discusión entre los miembros de la comunidad abandonan las conceptualizaciones preestablecidas por la cultura.
De acuerdo con Daniels (2009) puede distinguirse entre el viejo y el nuevo ciberfeminismo. El primero se caracteriza por una visión utópica mediante la cual la mujer rompe con el patriarcado desde la red, mientras que el nuevo realiza una confrontación al poder desde las bases con un posicionamiento más objetivo. El feminismo en Internet sobrepasa los Estados, las instituciones, la oposición local, la indiferencia de los medios de comunicación y el poder económico, abriendo una nueva arena para el activismo de género, impulsada por los actores clave. Dentro de la red no importa el nivel económico ni el privilegio cultural, todas colaboran y forman coaliciones para el cambio social y político. Se admite la participación de la mujer en diversos ámbitos, como trabajo, educación, vida doméstica, participación cívica, arte feminista e incluso en el entretenimiento y los juegos online.
Es decir que el ciberfeminismo les permite a las mujeres tomar control y apropiarse del uso de la tecnología como un instrumento de empoderamiento, incrementando el activismo a través de las comunicaciones electrónicas.
Ciberfeminismo en Corea del Sur
Las mujeres coreanas han empezado a cambiar sus actitudes en relación a su función dentro la sociedad, pero aún es difícil oponerse a expectativas insertas a nivel cultural. Como resultado se ha comenzado a hacer uso de las herramientas de Internet, a fin de impulsar la lucha en pos de la ampliación de derechos para la mujer. Una de las pioneras en ciberfeminismo fue una página web surgida en los años 90 denominada Dalara Talsepo organizada por un grupo de estudiantes y dirigida a una audiencia estudiantil y de jóvenes trabajadoras. Funcionó exitosamente durante algunos años debido a los bajos costos de entrada a la página, que era a su vez auto-manejada por los mismos participantes, tenía pocos gastos de producción y se financiaba mediante membresías y donaciones. Los miembros buscaban establecer una participación no jerárquica basada en los principios democráticos, dejaban de lado los honoríficos y se asignaban seudónimos.
Para brindar un espacio de seguridad especial para las mujeres se creó el boletín para mujeres, donde se eliminaban comentarios agresivos a fin de generar un diálogo respetuoso y amigable.
Así también se solidarizaban con otros movimientos feministas proporcionándoles asistencia tecnológica, para diseñar banners, páginas web y eventos en la red. Más tarde en el 2000 se creó Unninet, una webzine o revista en línea que continúa vigente, compuesta por jóvenes feministas con el objetivo de combatir la proliferación de la violencia hacia la mujer presente en sitios comerciales y portales “para mujeres”, tales como comentarios abusivos, distribución de imágenes de objetivación y material obsceno.
Uno de sus imperativos es expandir la red feminista, por lo cual incluso ofrecía su oficina para aquellos grupos que necesitaran un espacio donde trabajar.
A diferencia de Dalara Talsepo, intentó popularizarse y comenzó a buscar ingresos mediante la publicación de artículos en diarios y otros medios.
Mediante la construcción de una comunidad alternativa, proponen mostrar el potencial de Internet para la libre expresión y el empoderamiento femenino, ya que sus usuarias crean su perfil, intercambian mensajes, cuentan sus experiencias diarias, conflictos e inconsistencias en términos de las relaciones de género. También incorporó el debate sobre la discriminación de género en los mecanismos de expresión online, que muchas veces invisibilizan la información y censuran las posturas feministas. Y brindó información que no puede encontrarse fácilmente debido al rechazo cultural, tal como la relativa al aborto, la salud o la sexualidad. El hecho de que las mujeres cuenten sus propias experiencias les sirve de ayuda a otras para superar sus propios traumas. En 1999 la página fue galardonada por la “Fundación de Mujeres Coreanas”, organización que busca mejorar el status de la mujer, y en 2003 se registró como una organización no gubernamental feminista a gran escala.
Uno de los temas tratados en Unninet fue el acoso y la violencia sexual, siguiendo el modelo de lucha propuesto en los 70 como el “reclamo de la noche”; junto a otras ocho organizaciones buscaba promover un ambiente de seguridad para las mujeres durante la noche, sin que ellas deban garantizase su propia protección. Entre los movimientos que actúan en formato online se encuentra WomenLink, que en 2001 realizó un análisis del presupuesto estatal de Corea del Sur para temas de género, demostrando los pocos recursos destinados a estas políticas. Junto a académicos presentó ante el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, un modelo de presupuesto para políticas de género, en siete administraciones locales y ministerios nacionales.
Por otro lado uno de los grupos más populares y controversiales se creó en el 2015, bajo el nombre de Megalia con el fin de abordar temáticas feministas a partir de prácticas controversiales y cuestionando fuertemente la misoginia online. Este grupo puede identificarse con los grupos feministas “guerrilla”.
Megalia surge en respuesta a la oleada de críticas que recibieron dos mujeres coreanas al ser acusadas como las culpables de ingresar el virus del MERs al país. Y también como contrapeso de la página Ilbe, en la cual sus miembros atacan a aquellos sectores sociales que consideran que atentan contra los derechos tradicionales coreanos; son abiertamente misóginos, xenófobos e incluso marginalizan a sus conciudadanos de regiones más pobres como Jeolla. Tal es su actividad que ha recibido más de 1.500 pedidos por parte del Gobierno para retirar posteos ofensivos[7].
Los miembros de Megalia crearon un diccionario para satirizar el vocabulario utilizado online para discriminar a las mujeres, por ejemplo, en las páginas misóginas se denomina a las mujeres kimchi girl, alegando que ellas se encuentran genéticamente predispuestas para vivir de los hombres; en contraposición se inventó el término troll boy, alegando que los hombres están genéticamente predispuestos para agredir a las mujeres. Igualmente se utilizaron términos como encorsetada para describir a las mujeres que intentan alcanzar el ideal de mujer coreana sumisa, y por ende desencorsetada a aquellas que luchan contra las imposiciones patriarcales. Otros términos satirizados incluyen a Papa, hombres que tienen hijos extramaritales en países del Sudeste Asiático y los abandonan, y hermana mayor muerta, por la recurrencia de la práctica del aborto selectivo de fetos femeninos.
La página promulgó el uso del mirroring, en el cual las usuarias actúan y comentan online imitando el discurso y las actitudes machistas, es decir brindando el mismo trato discriminatorio que los hombres dan a las mujeres.
Llegaron a comercializar productos con frases y logos feministas. Uno de los acontecimientos que causó conmoción en relación a sus productos tuvo lugar cuando una actriz que trabajaba en la empresa de videojuegos Gamergate, compuesta preponderantemente por hombres, fue despedida por subir una fotografía con una camiseta de Megalia que enunciaba “Las mujeres no necesitan un príncipe”. Luego de una serie de conflictos internos sobre el posicionamiento de la página en relación a los hombres en 2016, terminó por reagruparse en dos grupos. Uno compuesto por quienes apoyaban las demandas de la comunidad homosexual, incluyendo a los hombres gay, denominado Ladism; y otro que agrupó a quienes rechazaban cualquier reclamo que incluyera al género masculino, formaron Womad, de tinte más radical.
Por otro lado, Bwave es una reciente coalición de grupos feministas online, que entre otras campañas impulsó la denominada “No soy una máquina expendedora de bebés, soy un ser humano” en 2016, a partir de la publicación del Ministerio del Interior de un mapa de natalidad, donde se rankeaban ciudades y pueblos en relación a las estadísticas de cantidad de mujeres en edad fértil. Luego de unas horas la publicación fue modificada, pero la protesta no cesó, ya que las activistas consideran que la responsabilidad sobre la baja natalidad en Corea del Sur no depende solo de las mujeres, sino que es una problemática social que debe mejorarse por medio de políticas públicas, como por ejemplo la licencia por paternidad.
El ciberfeminismo también se ve representado en la participación de pequeños grupos online, tales como Femidea, un foro donde se traducen al coreano artículos internacionales sobre feminismo, con el objetivo de que las ideas de igualdad de género sean accesibles para todos. Además las mujeres hacen uso de otros elementos como las aplicaciones de celulares; la aplicación Blind para reportar casos de abuso ha sido descargada por más de un millón mujeres: una de las causas de su éxito es que impide que se provoquen represalias dado su anonimato. En su primer día de lanzamiento se postearon más de 500 casos, que van desde chistes sexistas hasta acoso laboral.
Pueden identificarse dos temáticas en base a las cuales actualmente se manifiesta el ciberfeminismo coreano, el aborto y las spycams. El aborto es ilegal desde 1953, excepto en caso de violación, daños a la salud de la gestante o defectos severos en el feto, y debe contar siempre con el consentimiento de la pareja. Pero el Gobierno no aplicó sanciones en casos contrarios ya que lo vinculaba al control de natalidad, pero últimamente los grupos pro-vida y religiosos presionaron para que existan mayores restricciones, más allá de la estigmatización social de aquellas que abortan, al ser identificadas como inmorales. En 2016 varios grupos, incluyendo BWave idearon el “Domingo Negro”, siguiendo la propuesta de las activistas polacas pro-opción, el movimiento compuesto por feministas y activistas de derechos humanos que pide la completa legalización del aborto. Caracterizados con la vestimenta negra, quienes las apoyaban postearon fotos vestidos de negro con el hashtag “Mi cuerpo mi decisión” y muchos acudieron al enterarse por el portal Daum. Se produjeron 4 protestas en las cuales se recolectaron más de 11.000 firmas online y 650 personalmente.
En 2017 la petición online para legalizar el aborto, entregada a la Presidencia, obtuvo más de 200.000 firmas[8]. Desde el Gobierno brindaron una declaración oficial que instaba a llegar a un equilibrio entre los derechos de las mujeres y los del feto. El segundo problema son las spycams, cámaras ocultas que los hombres utilizan para grabar escenas de mujeres sin su consentimiento y subirlas a Internet como porno, dentro del género bizarro llamado molka. Las cámaras se han encontrado en encendedores, celulares o lámparas, y son colocadas en ámbitos como baños públicos, medios de transporte y vestuarios. Una vez que la imagen se sube a la red, se replica y distribuye haciendo imposible su eliminación total a futuro.
El ciberfeminismo sostiene que una de las causas de la problemática reside en la discriminación estructural del sistema de justicia, ya que el delito rara vez es juzgado. Entre 2012 y 2017 se reportaron más de 20.900 casos y solo el 2,6% de los sospechosos fueron detenidos, mientras que en 2015 el 24,5% de los crímenes sexuales involucraron cámaras[9].
Es por ello que en 2016 Megalia decidió aplicar mirroring, se inició una campaña de cámaras ocultas en los baños de hombres y luego se expusieron sin su consentimiento las fotografías en formato de afiches en el subte, imitando el accionar de la conocida página porno SoraNet con las imágenes de mujeres. Esta actividad tuvo tal repercusión que pudo lograr que se cerrara la página pornográfica que había estado activa durante más de 15 años.
A principios de junio de este año otra fuerte campaña fue promovida nuevamente en el portal Daum, los grupos feministas y ciudadanos auto convocados participaron de la marcha “Coraje incómodo” para protestar contra el molka y las spycams.
Más de 22.000 personas se manifestaron en la Estación Hyehwa en Seúl, con pancartas como “mi vida no es tu porno” y más de 400.000 personas firmaron la petición online para una justicia igualitaria.
Finalmente en cuanto al movimiento MeToo#, también ha tenido fuertes implicancias en Corea del Sur.
La congresista Lee Hyo-kyeong, de Gyeonggi-do denunció a través de su Facebook los abusos sexuales que sufrió durante su vida, por parte de sus compañeros y superiores. Esta declaración inició una ola de publicaciones de mujeres coreanas quienes experimentaron situaciones similares, desde estudiantes universitarias hasta periodistas como Lim Bo-young y la fiscal Seo Ji-hyeon.
Twitter es otra red social que utilizaron las mujeres para expresarse, desde 2016 con la viralización del hashtag #00계_내_성폭력 (#abuso_sexual_en_00), donde 00 reemplaza a la industria donde sucedió el abuso. Los más usados fueron las artes y la literatura, esta última alcanzó un inesperado número de relatos y denuncias que se compilaron en un libro titulado Sin eferencias.
La respuesta a la iniciativa por parte del Gobierno no tardó en llegar. El presidente Moon declaró que
se deben dar pasos definitivos para crear una cultura donde estos incidentes no ocurran. […] Crear un ambiente donde las víctimas puedan hablar sin miedo es particularmente importante. El movimiento está llevando a Corea hacia una sociedad donde la igualdad de género y los derechos de la mujer se alcancen y se respete la dignidad de todas las personas.[10]
A pesar de las mejoras logradas, dentro del sistema virtual tienen lugar dos fenómenos, por un lado los límites de género impuestos en la realidad social colapsan, pero en contraposición la construcción social vigente continúa manifestándose y participan de la red quienes rechazan al feminismo. Cuando los temas de género son tratados en la red, algunas discusiones en los foros terminan por deteriorarse hacia posturas que censuran las perspectivas femeninas y reafirman los privilegios masculinos.
El sentimiento antifeminista online divide a las mujeres en dos grupos, el ideal femenino de sumisión y delicadeza, frente a las que desafían el orden establecido y son vistas como una amenaza. Esto provoca lo que muchos medios llaman la “guerra de los sexos en la era digital”.
La principal dificultad que sufrieron las mujeres vinculadas a las páginas feministas es que socialmente se las consideró como fomentadoras de misandria, y asimismo con el fin de desacreditar y rechazar sus actividades, se las llamó chong bok[11]. Por ejemplo, en 1999 la página oficial de la Universidad Ewha apoyó la abolición de los “puntos extra” que se les otorgaban a los hombres en las evaluaciones laborales como premio por su servicio militar. A causa de ello la página sufrió una oleada de comentarios críticos y un ataque colectivo que aterrorizó a la comunidad universitaria.
Otro caso muy conocido es el de una mujer miembro de Megalia que pertenecía a las Fuerzas Armadas y al hacerse públicas sus opiniones en Facebook, recibió críticas de falta de patriotismo y odio hacia los hombres. Aunque lo más grave fue que ante el ejercicio de su libertad de expresión recibió por ello medidas disciplinarias y reducción de su sueldo.
Conclusión
En los inicios de Internet el ciberfeminismo fue útil para combatir el silenciamiento de las críticas feministas y las problemáticas de la mujer ignoradas a nivel social, lo que dio surgimiento a un espacio familiar y confortable para la expresión de la mujer y para potenciar el entusiasmo de aquellas que no contaban con los medios para reproducir sus ideas.
Aunque los países asiáticos han dado poca importancia al movimiento feminista y en especial en Corea del Sur ha presentado connotaciones negativas, el ciberfeminismo nacido de la globalización y el avance tecnológico ha dado buenos resultados.
Se ha incrementado la participación gracias a la cohesión y flexibilidad manifestada a través de la historia. Los grupos han logrado adquirir legitimidad política y un sentido de solidaridad, a través de una identidad común y de la variedad de tácticas utilizadas.
Hoy en día la diversificación de los reclamos y la expansión en otras plataformas como Facebook o Instagram permiten una mayor visualización de las demandas sociales y la interconexión con otras feministas más allá de Corea del Sur.
Las páginas web feministas se han convertido en un espacio para compartir experiencias y conectarse como parte de un grupo reservado pero en crecimiento.
Las palabras del Profesor Kwak, de la Universidad Nacional de Seúl, expresan claramente los cambios que se observan en Corea del Sur a partir de la actual oleada feminista:
La sociedad está experimentando un período de transición, de una sociedad patriarcal hacia una de igualdad de género. Ello suele crear conflictos entre hombres y mujeres. Pero aún existen muchas instancias donde la mujer siente la inequidad en la sociedad y esta es una oportunidad para movilizarse y abogar por la igualdad.[12]
Es por ello que el ciberfeminismo es necesario para vincular los distintos movimientos feministas, fortificar sus lazos y generar impacto, a fin de resignificar la estructura social, de creencias y valores, confrontando los preceptos confucianos e impulsando una transformación a fin de lograr un sistema más equitativo, y por ende de mayor bienestar para sus ciudadanos.
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- Confucianismo: cosmovisión elaborada por el filósofo chino Confucio y sus discípulos, que establece patrones de conducta social con el fin de generar armonía y estabilidad social. Dentro de este sistema patriarcal, la mujer se encuentra relegada al ámbito del hogar y se enmarca dentro de la “triple obediencia”, a su padre siendo soltera, a su marido al casarse y a su hijo al enviudar. ↵
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- Ideología popular, de masas, que buscaba implementar una democracia, a fin de combatir la opresión política, la explotación económica y la marginación social.↵
- Años anteriores la distinción de los grupos feministas se daba en relación a la ideología, el debate feminista se distinguía entre marxistas y socialistas.↵
- Los programas incluían cursos de computación, distribución de computadoras y acceso a Internet para los sectores bajos. Entre 2000 y 2002 más de ocho millones de personas, incluyendo ancianos, amas de casa y presos, fueron capacitados.↵
- Korea Times, 2017: http://bit.ly/2pokvwM. ↵
- New York Times, 2018: https://nyti.ms/2pnY7ng. ↵
- KoreaExpose, 2018: https://bit.ly/2Mc0TTm. ↵
- KoreaBoo, 2018: https://bit.ly/2lWHQnE.↵
- Término utilizado para designar a los simpatizantes de Corea del Norte y seguidores de la ideología Juche.↵
- Korea Joong Daily, 2018: http://bit.ly/2ouQ7jQ. ↵