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EL DIARIO

Martes 22 de Diciembre de 1908

DEL GENERAL MANSILLA


PÁGINAS BREVES

París, noviembre 26 de 1908.

 

Hace semanas ya que me daba por el purismo.

Ahora, con la edad, he aprendido que es obra archidifícil ser puro.

Lo dejo para la Real Academia castellana, puesto que de lengua más o menos cervantesca se trata.

Los españoles de este lado del charco tildan nuestros barbarismos y nuestros galicismos y hasta nuestros americanismos, que ellos acaban de adoptar.

¿Y por casa cómo andamos en materia de galicismos o anglicismos para solo tratar de este punto?

Leo los diarios de Madrid; primero porque me informan de cosas de España, país simpático; segundo porque a mi capital de vocablos criollos agrego así algunos más.

Leyéndolos descubro de cuando en cuando, naturalmente, como que lo hago con atención, tal o cual desliz lingüístico.

Me remito a la prueba.

Mis diarios favoritos son “La Correspondencia de España[1]” y el “Imparcial[2]”.

Este último tiene unos lunes literarios notables y su Mariano de Cavia[3] es un primor de estilo espiritual.

Pues leyendo días pasados la “Correspondencia” tropiezo con lo que a renglón seguido se verá: “…como preparatorio del citado “mitin¨, por ´meeting´, se celebrará mañana otro en el Puerto de la Cruz…”.

Esto está en la misma página en la que se lee lo que por amenidad aquí reproduzco:

“El doctor Abais Correll dio ayer una conferencia en Filadelfia, muy interesante, y en el transcurso de la cual hizo públicos los resultados de experiencias verdaderamente sensacionales referentes a la trasplantación de órganos muertos a seres animados.

Entre otras cosas, declaró el disertante que había colocado la pata de un perro muerto a otro vivo, que tenía el mismo miembro amputado, y a los tres meses de efectuada la trasplantación, el perro operado hacia uso de la nueva pierna, como si con ella hubiera nacido.

Análoga experiencia efectuada con un hombre a quien le faltaba una pierna, obtuvo también éxito maravilloso.

El doctor Abais Correll añadió que practicando experiencias en busca de un medio para conservar órganos muertos, había llegado a descubrir que las arterias colocadas en un local herméticamente cerrado podían revivir después de sesenta días.

Dúdase que sean veraces las sensacionales experiencias de que ha dado cuenta el famoso doctor”.

En la otra página nos hallamos con esto otro: “…confeccionó un suculento menú e invitó a sus octogenarios convecinos a un banquete que se celebraría el día de su cumpleaños, que ha sido hoy”.

Como ustedes ven, el “menú” francés queda españolizado con acento agudo; pero eso sí, no sonará estirando los labios.

Y, por último, y no para concluir, en la tercera página, en un artículo titulado “Historia regocijante” sobre Marceau[4], el héroe francés, mejor dicho, sobre sus “cenizas”, aquí está lo que se lee: “…consignada al anticuario Chauvin, quien de puerta en puerta estuvo ofreciendo la macabra y extraordinaria mercancía. Nadie la quiso”.

“Macabra” no está en el diccionario de la lengua castellana.

La hallo en algún otro, menos meticuloso; véase el de Zerolo[5], mi malogrado amigo.

Estuvo ahí, en la Argentina. Se le perdió un baúl con papeles llenos de notas, apuntes y observaciones, ¿quién se habrá vestido con esas plumas?

Échenle un galgo.

Pero Zerolo mismo no emplea el vocablo, siguiendo en ello a los franceses, sino como adjetivo en esta acepción “danza macabra”.

Mariano de Cavia, doctor en el arte de decir con donaire, ya no escribe “yankee” sino “yanqui”, como suena. Y yo, por aquello de a dónde vas Vicente[6], suelo imitarlo. Cuestión de cómo está el humor gramatical.

Pero ¿qué me dicen ustedes de esto que está en “El Imparcial” del 12 de noviembre?

En vez de hongos “champiñones” (es decir “champigros”).

“Charlota” por “Charlotte”, que ustedes pueden ver lo que significa en el diccionario francés y español.

Pero ¿qué me dicen ustedes, repito, de esta otra? Me parece gorda. “Quenelas” por “quenelles”, es decir, una especie de albóndiga.

Ahora sí que concluyo, aunque teniendo algo más en la maleta de acotaciones.

Lo hago pensando: si así siguen en la que fue madre patria, tendrán sus descendientes de América que enseñarles el español.

Me dicen que Eduardo Wilde[7] está escribiendo una gramática semicastellana, con el objeto de armonizar aquello con esto. Siendo tan ingenioso, como lo es, ya le estoy augurando un éxito completo. En todo caso, una “aproximación de la grande”.

Hagamos alto.

Con el tiempo maduran las uvas y así como ya han adoptado en España nuestro verbo concreto “presupuestar”, acabarán, al fin, por servirse de unas cuantas palabras argentinas más, verbigracia, las que sin mayor esfuerzo paso a enumerar:

Charabón, camalote (“al son de camalote”, frase muy gráfica), guadal (de origen árabe), chuña, socotroco, tucutucu, chafalote, mangurullú, mangrullo, manganeta, canguiñas, urutaú yatai, surubí, facón, miomo, tamango, chunchulines, guarango, teruteru, camambú, benteveo, bigui, barugui, cambucho, macuquino, chanfaina, charqui, charquicán (cosas muy buenas), la mar. Así es como se enriquecen las lenguas. Y sin embargo, las más ricas suelen carecer de equivalentes.

Por ejemplo, ¿quiere decirme el instruido lector cómo se traducen estas dos palabras francesas en otras lenguas, “rêve[8]” y “songe[9]”?


Lourdes…

Un acto interesante acaba de tener lugar en el hotel Condé, aquí en París.

Que se crea o no se crea en el carácter sobrenatural de las curaciones obtenidas en Lourdes, estos milagros no son, y no pueden serlo, por otra parte, artículos de fe, hay una cosa que no se puede negar con alguna apariencia de razón. A saber: que enfermos, muchos de los cuales netamente condenados por los médicos, van a las grutas de Masabielle a pedirle a nuestra señora la salud y vuelven de allí mejores o curados.

Este hecho no es cuestión de fe sino de buena fe, agrega el señor Julien de Narzon, y prosigue así:

“El doctor Boissarie había convocado ayer, 22 de Noviembre, al hotel Condé, 12 calle Monsieur, unos sesenta “miraculados[10]” de las últimas peregrinaciones, rogándoles de exponer ellos mismos su caso a la numerosa concurrencia que había acudido al gran salón de las obras de caridad”.

(El espectáculo, diremos, refiriéndome a un concurrente, ha sido en extremo curioso; impresionaba la sencillez de los relatos).

El señor de Nargon concluye así: “Pero lo que se puede afirmar, es que en el estado actual de la ciencia la “sugestión” no parece suministrar suficiente explicación respecto de todas las curaciones obtenidas en Lourdes, si bien es cierto, por otra parte, que puede explicar un cierto número, los que creen en el milagro más firmemente no se empeñan por lo demás en negar”.


Me han endilgado amablemente de la tierra un diario que tiene por título: “Ultima Hora[11]”. Y por subtítulo: “diario independiente” de la noche. ¿Independiente? En los tiempos que alcanzamos no es poco. E independiente de noche es una promesa de ver claro en la obscuridad lo que es algo más que poco. Le deseo larga vida, aunque pensemos de distinto modo, si es que en algo pensamos. ¿O no es frecuente creer en lo que no es?

Un poco borrado, ¿qué dirá Witcomb[12] –no me refiero a mi querido amigo el extinto sino a los que le han sucedido al ver así, tan confusa, la última obra con que se tomó la molestia de obsequiarme?

¿Qué diría? ¡Cómo saberlo!

El hecho es que ahí estoy, en una de las páginas del paisano independiente, de “cuerpo presente” como cambiando los frenos, decía doña Brígida Castellanos, la ingenua de mis leyendas y cuentos.

Si, a pesar de lo desvaído de la estampa, no cabe duda: el personaje que de cuerpo entero aparece preguntando qué diría el general de la elección sí, no cabe duda, soy yo, o algún otro que se me parece como un huevo a otro huevo.

No conociéndolo me resuelvo a ser yo el aludido, y como no es cortés guardar silencio cuando nos dirigen la palabra, he aquí mi respuesta:

Permítame el lector alguna divagación, no me consta, antes de contestar como me propongo hacerlo la pregunta anotada.

Ha llovido bastante desde que vi las primeras elecciones populares que recuerdo.

Las he visto después de todos colores.

Antes del parto, es decir, en tiempo de Rozas, la “representación” local daba gusto el modo como era elegida (nombrada con más propiedad).

La policía, la aduana, los serenos, los abastecedores, todas las reparticiones civiles y militares recibían del que estaba a su frente las boletas que llamaremos electorales.

Las mesas estaban en los atrios de las iglesias, como ahora, ¡qué ironía si no se juega limpio!

Las presidían vecinos formales.

Los grupos de ciudadanos llegaban y, como ahora, votaban, uno por uno, “por el mesmo” cuya existencia ignoraban generalmente.

No había oposición. El término sólo tenía significado gramatical.

La oposición estaba en el alma de algunos pocos que también, no todos, iban a votar por la lista de gobierno (¡si no había otra!), cambiando excepcionalmente el nombre de un federal por otro.

Ese acto de presencia cívica, era una precaución aconsejada por el número “uno”.

Después del parto, o sea, Rozas destronado, vino la libertad, y con ella un poco de “trompifai”. Vaya lo uno por lo otro.

La época clásica por el ardor fue la de “crudos” y “cocidos[13]”. Aquellas sí eran elecciones (yo era crudo).

Íbamos armados hasta los dientes, organizados, acaudillados, y la cuestión era: tomar las mesas por la fuerza.

Hecho esto, sin reparar en muertos y heridos, el adversario podía embolsar su violín.

La posesión de la mesa tenía una virtud bíblica: la multiplicación del voto. Con los progresos de lo que se llama la razón pública, cambiaron las prácticas en las provincias que imitaban a Buenos Aires que no eran todas.

Perfectamente oigo la voz de un diputado en la cámara del Paraná.

Informa sobre la validez de dos elecciones.

Una por Santiago del Estero. Los electos eran el coronel Du Graty[14] (belga nacionalizado) y un joven, “L. V. M.” Ni aquél ni éste habían puesto los pies en Santiago.

Pero eran amigos de los Taboada, “liberales”, estilo de la época. La elección fue aprobada. Pero el joven ese no se incorporó sino poco después.

–No tenía la edad legal–objetó picarescamente un diputado, “B. V.”, sin embargo.

La otra elección había sido en Salta, provincia generadora de gente formal y platuda.

Se objetaba que no era válida porque en la plaza principal había habido dos mesas con pilas de plata “macuquina”.

Los votantes, más o menos “cuicos” o “collas” negociaban su boleta. Perdió, pues, el candidato que primero agotó su reserva de “cortados”.

“Cortados”, dirá el lector de ahora que tantas otras cosas sabe, ¿qué será? Era “un cuatro” boliviano, medio peso, de muy baja ley, casi blando como estaño, cortado con cuchillo en fracciones. Y como esas fracciones eran cuatro (reales digamos), de ahí la denominación figurativa, la elipsis. Cortando se hacían medios, cuartillos.

Dije o no dije bien al principio que desde el tiempo de Maricastaña las he visto de todos colores ahí, y agregaré “ed altri siti”, que en todas partes se cuecen habas.

Moralidad… o filosofía con cuento al caso, y, por consiguiente respuesta que al interlocutor anónimo le doy.

Un cierto compositor de renglones desiguales que se decía poeta, presentóle al papa Clemente II un soneto.

El pontífice no hizo sino mirarlo para descubrir que el segundo verso era corto, y le observó el descuido al poetastro.

–Dígnese, vuestra majestad, continuar leyendo –repuso éste– y sin duda hallará una sílaba de más: lo uno compensará lo otro.

Bueno, pues, ya llegará el momento de que si esta elección cojea otra no cojee, y los unos se irán y otros vendrán; porque ¡paisanos y amigos! así es la vida.

Lamartine decía poco antes del 48: “¡Oh! hay siempre algo del pasado en el presente; y las dificultades y las imposibilidades de una época no son frecuentemente sino las consecuencias y las expiaciones de otros.


J. J. R. me pregunta si tengo candidato para lo que ustedes saben y que qué me parece Fulano. Reitero, ¡qué empeño en hacer que me ocupe de “eso”!, y contesto: me parece bueno todo ciudadano que tenga las condiciones del artículo 76 de la “C.”[15].


Toda la crisis alemana, que es también financiera, se encierra en estas palabras: en el fondo no hay nada cambiado; el canciller que se queda y está ahora por el parlamentarismo estuvo antes por el personalismo imperial. La eterna historia del diablo que enfermo se hace ermitaño, ¿y después? El kaiser permanece intangible. Y los socialistas se quedan con un palmo de narices. La Alemania tiene alma monárquica y muchos años han de pasar antes de que la evolución democrática describa la curva popular definitiva, y Dios solo sabe qué cataclismos no se verán antes en Europa.


Hay en mi barrio un mendigo, todo estropeado de piernas y manos. Es muy simpático. Podría no serlo. Con el pobre sucede lo que con el rico. Las apariencias externas previenen en favor o en contra.

Siempre que con aquel prójimo desvalido me hallo, me detengo y le doy dos sueldos, lo que aquí llaman un “gros sous”. Lo agradece con unción.

El otro día se me ocurrió preguntarle:

–¿Qué haría usted si tuviera un millón?

–Señor –repuso– ¡si nunca he pensado en eso!

–¿De veras?

–Nací estropeado y solo he pensado en comer siendo mis padres, que ya murieron, muy pobres.


Lo que piensa de la crisis balcánica el presidente de la “Unión Eslava” es un poco largo. Pero con un poco de maña, siendo interesante, creo que podré darles a ustedes un resumen comprensivo.

El general Spiridovitch[16], desde luego sostiene que: es menester “disolver” el Austria.

Continúa así pensando como su antecesor, el ex presidente de dicha liga, o sea el general Ignatiew[17].

Dice que si Francia e Inglaterra no se oponen enérgicamente a las pretensiones voraces del pangermanismo, una guerra europea es lo que tenemos en perspectiva.

El gobierno ruso, en efecto, a pesar de su buena voluntad de mantener la paz, no podrá contener al generoso pueblo ruso, deseoso de lanzarse en socorro de sus hermanos los serbios.

“La voracidad alemana” salta a la vista: para evitar que sus inmigrantes se vayan a América los empuja hacia Bosnia, el país más fértil en Europa.

Cincuenta mil alemanes han invadido ya esa región. Pero han querido estar tranquilos sobre el porvenir de esta provincia que, perteneciendo a Turquía, estaba ocupada por Austria, y que Serbia y Montenegro habrían deseado anexarse, formando así un bloque fortísimo.

Es por esa razón que Alemania le ha aconsejado al Austria que se anexara la Bosnia Herzegovina.

Cotidianamente puede leerse que los serbios cristianos de dichas provincias emigran a Serbia y los musulmanes a Turquía. El terreno es por consiguiente favorable para los calvinistas alemanes, porque aplicándoles a los serbios y a los musulmanes que se quedan, medidas draconianas, se les obligará a expatriarse.

La extensión del pangermanismo es tal que gracias al flujo de los colonos que se habrá desviado de América, antes de seis años habrá en la Bosnia Herzegovina ¡¡cinco millones de alemanes!!

El pangermanismo se extiende por todas partes, y en menos de veinte años, la Francia con sus cuarenta millones de habitantes, ¡será amenazada por 120 millones de alemanes! Y no hay que pensar en desvincular el Austria de la Alemania, mientras los austriacos estén gobernados por un alemán. Libertad este pueblo y sería otra cosa.

Con una Alemania poderosa, creciendo cada día más, no veremos nunca jamás una resurrección de Polonia.

No ha de permanecer por esto inactiva la “Unión eslava”. Es lo único que puedo decir callando el número de sus afiliados.

¿Y qué piensa el general de la independencia de la Bulgaria?

Que no es contraria a los interese de la Rusia.

¿Y de Turquía?

Que su único medio de salvación es una alianza ofensiva y defensiva con Serbia, Bulgaria, Montenegro, contra toda potencia que legue a pretender preponderar en los Balcanes.


Las aprensiones del mariscal Roberts[18] vienen a confirmar lo que con insistencia les estoy repitiendo a mis lectores. El comandante en jefe del ejército inglés se expresa en los siguientes términos, dirigiéndose a sir Henry Rawlison[19].

Como ustedes saben los hombres públicos ingleses no se sirven, sino en rarísimos casos, de tapujos. Entienden que así pueden contar con la opinión.

Dice el mariscal: “Espero que les diréis a los miembros de la “Sociedad de tiro de Milford del Sea” (Milford Harbour en el canal de Briston, es precisamente uno de los lugares de Inglaterra donde podría tentarse un desembarco), cuan ansioso estoy no solo de que su número se mantenga sino de que sea aumentado. Explíqueles usted la importancia vital del tiro de fusil, y recomiéndoles que tomen las cosas muy seriamente; porque estoy persuadido de que no hemos de tardar mucho, en llamar al pueblo inglés a defender su suelo, y tengo miedo de que nos tomen desprevenidos”.

“The Times[20]”, pasando revista in extenso de la situación europea, escribe lo que hace ya un tiempito, como dicen nuestros paisanos, les vengo inculcando a ustedes. Solo el título dice mucho: “Los peligros de guerra”. ¡Pues es nada! Y lord Roberts en la cámara de los Lores ha hecho vibrar las cuerdas del patriotismo, afirmando con su autoridad: que no basta una marina poderosa, incomparable, para evitar el desembarco de doscientos mil alemanes en las costas de Inglaterra, “el día menos pensado”; que hay que prepararse, no siendo el ejército inglés bastante “numeroso” ni “fuerte” por su organización y su “instrucción” para resistir con éxito y repeler al invasor ejemplarmente. Leerán ustedes el detalle de tan graves declaraciones en otros órganos de información. Yo me despido hoy día consignando lo substancial.


  1. La Correspondencia de España fue un periódico vespertino publicado en Madrid, de ideología conservadora fundado en 1859 por Manuel María de Santa Ana y desaparecido en 1925, desbancado por El Imparcial. (Extractado de https://bit.ly/2H1zZzF).
  2. Ver nota al pie de PB.30.08.06 o índice de publicaciones periódicas.
  3. Ver nota al pie de PB.18.05.06 o índice onomástico.
  4. Creemos que se refiere a François Séverin Marceau-Desgraviers (1769 – 1796), militar francés destacado en la Revolución Francesa. (Extractado de VIAF: http://viaf.org/viaf/173607372).
  5. En notas al pie de la PB.23.05.06 y en ñindice onomástico hay información sobre Elías Zerolo y sobre su Diccionario.
  6. Se refiere al dicho “¿A dónde vas Vicente? A donde va la gente”, que significa la actitud de hacer lo que hace la mayoría en desmedro de seguir un criterio propio.
  7. José Eduardo Wilde (Tupiza, Bolivia, 1844–Bruselas, Bélgica, 1913) fue un médico, periodista, político, diplomático y escritor argentino, uno de los exponentes de la llamada Generación del 80 y gran cultor del humor. Entre sus obras, se destacan: El Hipo (su tesis para recibirse de médico), Prometeo y Cía, Aguas abajo, La Lluvia, Viajes. Observaciones por mares y por tierras, La primera noche de cementerio, Los Descamisados,
    La Nación y su Partido. Sus cuentos han sido recopilados en numerosas antologías. (Extractado de VIAF: http://viaf.org/viaf/7469029).
  8. “Sueño”.
  9. “Sueño”.
  10. Anglicismo derivado de “miracle” (milagro).
  11. Última hora es un diario editado por Adolfo Rothkoff, cuyo primer número se publicó el 11 de mayo de 1908. Según Sylvia Saitta: “Con Última Hora nace un nuevo estilo periodístico (artículos breves, irreverentes, salpicados de coloquialismos)”. Según la Guía periodística argentina (citada por Saitta): “Su jocosidad y su sátira no tienen límites y es inagotable el buen humor y la felicidad de los términos de sus redactores, los que tienen un don especial para asimilar el argot de todas las clases sociales y las características de todos los tipos bonaerenses, tanto individual como colectivamente. No respeta nada ni a nadie, y su pluma y su lápiz son capaces de motejarse a sí mismos. Es, en suma, un diario alegre, que se ha formado un público lector especial” (36). Añade Saítta que Última Hora “incorpora la sátira y el humor gráfico a la crónica política y diaria. Las secciones escritas en lunfardo, como la página de policiales, recuperan anécdotas en forma de diálogos ficcionales de los protagonistas de la noticia, con alto grado de ironía. (Extractado de Borges Center, Pittsburgh University: https://pre.borges.pitt.edu/i/ultima-hora).
  12. Creemos que Mansilla se refiere al fotógrafo Alejandro S. Witcomb (Londres, 1835 – Buenos Aires, 1905), autor de una extensa obra fotográfica considerada hoy patrimonio nacional. Autor, entre muchas otras fotografías, de aquella –clásica en los estudios sobre L.V.M–que retrata al autor frente a sí mismo, por decirlo de algún modo, y desde todos sus ángulos posibles. Para un análisis de la construcción del yo en las fotografías de LVM, ver: Mariana de Cabo, « La desintegración del esnob: la fotografía en la obra de Charles Baudelaire y Lucio V. Mansilla», Cuadernos LIRICO [En línea], 16 | 2017. URL: https://bit.ly/2FwFJRn.
  13. Durante las elecciones de 1863, los mitristas eran llamados “cocidos” y los alsinistas, “crudos”. Sobre este mismo ardor entre crudos y cocidos que menciona Mansilla, ha escrito Miguel Cané en Juvenilia: “Como escribo sin plan y a medida que los recuerdos vienen, me detengo en uno que ha quedado presente en mi memoria con una clara persistencia. Me refiero al famoso 22 de abril de 1863, en que crudos y cocidos estuvieron a punto de ensangrentar la ciudad, los cocidos por la causa que los crudos hicieron triunfar en 1880 y recíprocamente. Yo era crudo y crudo enragé […] El día citado había una excitación fabulosa en el Colegio: después de muchas tentativas infructuosas, conseguimos escaparnos dos o tres y nos instalamos en la calle Moreno. Fue allí donde presencié por primera vez en mi vida un combate armado” (60). Cané, Miguel. Juvenilia. Buenos Aires: CEAL, 1967).
  14. Ver nota al pie PB.18.12.06 o índice onomástico.
  15. Art. 76 de la Constitución Nacional: “Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca. La caducidad resultante del transcurso del plazo previsto en el párrafo anterior no importará revisión de las relaciones jurídicas dictadas en consecuencia de la delegación legislativa”. (Extractado de: https://bit.ly/2FkOiPq).
  16. Alexander Ivanovich Spiridovich (1873–1952) fue un militar de la Guardia Imperial Rusa. (Extractado de VIAF: https://viaf.org/viaf/21130828/).
  17. No hemos hallado información asociada a este nombre.
  18. Ver nota al pie de PB.02.04.07 o índice onomástico.
  19. Henry Creswicke Rawlinson, Primer Baronet (Chadlington, Oxfordshire, 1810 – Londres, 1895) fue un soldado de nacionalidad inglesa, diplomático y orientalista. También conocido como el “Padre de la Asiriología”, los estudios de Oriente Medio. (Extractado de VIAF: http://viaf.org/viaf/10149174).
  20. Ver nota al pie de PB.08.03.06 o índice de publicaciones periódicas.


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