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Expatriados

Judith Freidenberg

La categoría expatriado, o expat en su versión coloquial, es una derivación del latín expatriare, o estar fuera de la patria. Como categoría nativa, a diferencia de las creadas por agencias gubernamentales, indica una profunda identidad de pertenencia con el país de origen, independientemente del tiempo de permanencia en el país de destino. Etimológicamente, reproduce la condición humana de exiliado, sea forzado o voluntario, y sus diásporas a lo largo de la historia. Históricamente, fue apropiada en el siglo XIX por los británicos en las colonias del imperio utilizando una presunta residencia temporaria para diferenciarse de los nativos. Con la expansión de la globalización, la categoría comenzó a utilizarse para designar a los empleados altamente calificados que las empresas internacionales relocalizaban en sus sucursales en el extranjero. Desde mediados del siglo XX, expat identifica a individuos de clase media que cruzan fronteras internacionales en búsqueda de una mejor calidad de vida, definida desde un punto de vista humano y no exclusivamente económico. Este texto se circunscribe a estos últimos, caracterizados: (1) ser profesionales de clase media; 2) angloparlantes; (3) oriundos de países “centrales” viviendo en países “periféricos”; y (4) que se identifican con su país de origen.

La categoría expat tiene relevancia para los estudios migratorios, contribuyendo a la temática desde varias perspectivas. En primer lugar, contribuye a pensar la migración como movilidad, no solamente como inmigración, el paradigma utilizado por gobiernos, migrantólogos, y el público general para entender sobre todo a la relocalización de mano de obra no calificada. Aplicando criterios de exclusión, las políticas migratorias durante el siglo XXI han ayudado a crear diferencias sustanciales entre nativos y extranjeros, ya sea dentro del estado como en sus fronteras, donde han interceptado los desplazamientos humanos utilizando murallas, campos de refugiados, y centros de detención, y separaciones familiares, entre otras barreras. En segundo lugar, la categoría expat ayuda a comprender el desplazamiento de las clases medias a través del paradigma de la movilidad, una alternativa al inmigratorio, que prioriza el movimiento mismo, no su resultado. Presumiendo que el nomadismo es intrínseco a la condición humana en todo tiempo y lugar, el paradigma de la movilidad no se centra exclusivamente en la inmigración como motivación del desplazamiento, sino que nos insta a considerar otros tipos de movimiento humano, como ser: el turismo, los desplazamientos profesionales, la relocalización post-jubilatoria, el trabajo a distancia, la búsqueda de cambios en estilo de vida. O sea, el paradigma de la movilidad se aplica a todo aquel que se mueve de forma temporaria o permanente, sean jóvenes o mayores, se trasladen por trabajo, por turismo, por salud, o por otras motivaciones. En tercer lugar, la categoría expat contribuye a documentar los movimientos de centro a periferia. Los desplazamientos internacionales más estudiados tenían origen en economías periféricas y se dirigían hacia las centrales, en general en dirección sur-norte o este-oeste. Este énfasis deja de lado los desplazamientos en otras direcciones. En el continente americano, se ha prestado atención recientemente a la migración regional venezolana y haitiana, pero relativamente menos a la originada en Estados Unidos en dirección al sur, con dos consecuencias: por un lado, invisibilizar algunos sectores migratorios y reducir la comprensión de los movimientos humanos en su totalidad. Por otro lado, reproducir las categorías emergentes de las políticas migratorias en la investigación, la obtención de subsidios, las presentaciones en congresos y las publicaciones, descuidando las nativas como expat. En cuarto lugar, al prestar atención al estilo de vida como motor de relocalización, la categoría expats engloba poblaciones que los migrantólogos han identificado con términos como: nómades digitales, migrantes de estilo de vida, migrantes de elite o de privilegio, migrantes existenciales, migrantes accidentales. En quinto lugar, la categoría expat nos ayuda a pensar en cómo piensan los sujetos su identidad migratoria. Si bien las políticas gubernamentales son las que establecen las categorías migratorias, las nativas nos ayudan a comprender “desde adentro” la experiencia del desplazamiento.

Probablemente porque Estados Unidos es uno de los mayores receptores de inmigrantes en el mundo, ni los investigadores ni los formuladores de políticas en ese país prestan demasiada atención a los que se van. Considerado un país de inmigración, los que lo dejan pasan bastante desapercibidos en el imaginario nacional. Los datos demográficos sobre los emigrantes o los expats son imprecisos porque las agencias de población oficiales no los registran, aduciendo costos innecesarios. La visibilidad del expatriado en los Estados Unidos depende de su voluntad cívica, como presentar impuestos anualmente, votar, o registrarse con la embajada local. Sin embargo, la mayor agencia no gubernamental que los agrupa estima que hay casi 9 millones de estadounidenses fuera del país (Association of American Residents Overseas, AARO, 2018). El continente americano recibe el mayor número de expats estadounidense, especialmente Méjico, aunque se han dispersado por todo el subcontinente. Desde 2010, estudio a los expats estadounidenses en Buenos Aires, Argentina, para comprender identidades de otredad en la clase media. Me referiré aquí a la investigación realizada en 2018 que contó con la colaboración de un equipo de estudiantes de la Universidad de Maryland, donde era profesora entonces. Para identificar a los expats estadounidenses en Buenos Aires, utilicé los siguientes métodos: revisión demográfica, análisis de contenido de diarios de EE.UU. y Argentina, etnografía virtual de las comunicaciones digitales entre miembros de organizaciones de expats en Buenos Aires, e historias de vida de una muestra etnográfica de 41 personas. La muestra incluía personas transferidas por su compañía, jubilados, estudiantes, consultores, y pequeños empresarios que ofrecían servicios en inglés dentro de la economía informal, desde arreglo de computadoras, clases de yoga, a sesiones de terapia. Muchos se habían quedado en Buenos Aires por una relación de pareja con un/una argentina. Aunque algunos obtienen la identificación nacional para poder trabajar (el DNI), son pocos los que se nacionalizan. La mayoría extiende su visa de turista viajando al Uruguay o pagando una multa cuando viajan al extranjero. Como no son fenotípicamente reconocidos y pueden mantener un estilo de vida de clase media, el público los visualiza como turistas, no inmigrantes.

¿Cuál es la experiencia de un expat estadounidense en Buenos Aires? Un análisis temático de las historias de vida reveló varios significados: consideran ser expats porque el término inmigrante tiene connotaciones negativas; ser inmigrante implica asimilarse eventualmente, pero su imaginario es de una residencia temporaria en Buenos Aires, independientemente del tiempo vivido allí; visualizan un posible retorno, aunque éste no sea viable; interactúan con otros expats de forma digital o presencial, argumentando dificultades en socializar con los porteños. O sea, los estadounidenses se convierten en expats en Buenos Aires, y ni son emigrantes de EE.UU. ni inmigrantes en Argentina.

Ya Miller había identificado a este grupo como “migrantes existenciales …[que] no buscan mejores oportunidades de trabajo sino nuevas experiencias y desafíos que los ayudan a crecer y alcanzar su potencial” (Miller 2013: 50). Sugiero tres interpretaciones a la escasa atención prestada a este grupo. Una, que los migrantólogos tienden a concentrarse en el estudio de poblaciones vulnerables mientras que los formuladores de políticas públicas se interesan por diferenciar al extranjero que consideran problemático, a veces hasta el extremo de criminalizarlos, por intereses políticos. En segundo lugar, que los estadounidenses que se van son parte de un sector de clase media que busca calidad de vida, incluyendo tener experiencias en otras culturas, o reinventarse en otro lugar, lo que Hoey (2014) denomina “optando por otro lugar”. Un marco conceptual que incluya la clase social y el paradigma de la movilidad contribuye a su análisis. Como indica Castles, el debate entre el paradigma inmigratorio y el de la movilidad es parte de un discurso político, ya que los más calificados son bienvenidos mientras que se estigmatiza a los menos calificados (2014).

El estudio de los expats contribuye a explicar movilidades sin inmigración, algo que algunos migrantólogos ya están considerando (Dahinden, 2016). Además, nos lleva a considerar otras áreas del conocimiento, como el turismo (especialmente en salud), la gerontología, las clases medias, y el estudio del Estado-nación a la distancia. Nos ayuda a pensar la práctica de la ciudadanía fuera del país de nacimiento o adopción, en las diásporas, y en general, a entender mejor un país de inmigración como es Estados Unidos, pero desde afuera. Si visualizamos la totalidad de los desplazamientos humanos, y no sólo las poblaciones vulnerables, contribuiremos a identificar el impacto social de los desplazamientos humanos.

Bibliografía

Association of American Residents Overseas (2018). 8.7 million Americans (Excluding military) live in 160 plus countries. AARO.

Castles, S. (2014). Understanding Global Migration: A Social Transformation Perspective. Journal of Ethnic and Migration Studies, 36 (10): 1565–1586.

Dahinden, J. (2016). A plea for the de-migranticization of research on migration and integration. Ethnic and Racial Studies, 39, 13: 2207–2225.

Freidenberg, J. (2009). Metodologías Etnográficas para el Estudio de los Expatriados Norteamericanos: Una Aproximación Exploratoria. Estudios Migratorios Latinoamericanos, 22/23 (66): 193–207.

Freidenberg, J. (2011). Los Estados Unidos y la Emigración de Elites: Historias de Vida y Relocalización Espacial en Buenos Aires, Argentina. En Cynthia Pizarro: Migraciones Internacionales Contemporáneas: Estudios para el Debate, 205–221. Buenos Aires: Ediciones Ciccus.

Freidenberg, J. (2021). Framing Migration. Oxford Research Encyclopedia of Anthropology. https://oxfordre.com/anthropology/view/10.1093/acrefore/9780190854584.001.0001/acrefore-9780190854584-e-478

Hoey, B. (2014). Opting for Elsewhere: Lifestyle migration in the American Middle Class. Nashville: Vanderbilt University Press.

Jiménez Zunino, C. y Trpin V. (2021). Pensar las migraciones contemporáneas. Categorías críticas para su abordaje. Buenos Aires: Teseo.

Miller, E. (2013). Estudio de Caso: estadounidenses que han Optado por una Residencia Temporal en la Argentina: Aproximación a las Causas y Motivaciones. Tesis de Maestría en Política de Migraciones Internacionales. Universidad de Buenos Aires.



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