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Representar la frontera: Formosa (1879-1950)

María Ester Gorleri y Marisa Estela Budiño
(Universidad Nacional de Formosa)

Introducción

Esta exposición refiere a algunos aspectos centrales del proyecto de investigación acreditado (SeCyT UNaF 54-H-123) desarrollado entre 2015 a 2017 titulado “Lo propio y la alteridad en las discursividades de frontera de Formosa territoriana (1879-1950)” en la Universidad Nacional de Formosa, y aprobado su informe final por evaluación externa.

El estudio se propuso identificar las ideologías de identidad y alteridad, de tensiones y de acuerdos que subyacen en la concepción epocal comprendida entre 1879-1950, sobre la ocupación y colonización territorial del Chaco Central (Formosa)[1] desde la mirada de los agentes sociales e institucionales que registraron en discursos éditos e inéditos de diferentes géneros y con variados propósitos su posición ante el espacio y sus ocupantes.

Y para estudiar dicho proceso y sus estrategias, desde cada disciplina que conformó el equipo de trabajo, se seleccionó un corpus discursivo producido en el transcurso de una temporalidad que abarca desde la fundación de la ciudad de Formosa (1879) hasta la provincialización de su territorio (1955).

Esas discursividades, nulas o escasamente conocidas dan cuenta de procesos históricos, étnicos, culturales y ficcionales relacionados con el capital simbólico (P. Bourdieu) y las identidades de colectivos sociales, que fue preciso explorar en profundidad mediante sus mecanismos discursivos, indagar su semántica e interpretar sus sentidos desde posicionamientos teóricos disciplinares articulados. Para ello, el equipo de trabajo identificó en las discursividades finiseculares de la primera mitad del siglo XX, los ideologemas y las estrategias discursivas que dieran cuenta del posicionamiento de sujetos, de condiciones de enunciación, inmediata a los hechos referidos o manteniendo distancia temporal enunciativa, tanto como los circuitos de circulación de las textualidades seleccionadas para este estudio. Así también, se identificaron interdiscursividades reveladoras de un “estructura de sentimiento” (R.Williams 1980), así como de las representaciones sociales predominantes en la construcción de la Argentina moderna.

En esta ponencia nos interesa referirnos a las discursividades estudiadas ya que sostienen un imaginario cultural de frontera que se evidencia tanto en la ficción como en la no ficción.

La hipótesis del estudio se enuncia como la existencia de una considerable documentación y textos producidos fuera y dentro del territorio de Formosa acerca del Chaco Central, a través de los cuales se expresan imaginarios e ideologías convergentes y divergentes, entre las postulaciones discursivas institucionalizadas y la población estable del territorio, que dan fundamento a identidades y a alteridades porosas o en tensión, negando o cuestionando una supuesta homogeneidad discursiva en la construcción histórica de la identidad local.

El corpus de este trabajo comprende discursividades de no ficción –informes, cartas, memorias, testimonios–; y otras de ficción narrativa. Es necesario adelantar que en el primer caso, algunos textos de no-ficción asumen inexorablemente las ambigüedades propias de las escrituras del yo, por cuanto éstas, en su verbalización, deslizan los modelos mentales de sus autores, aún cuando declaren una y otra vez que su escritura y los hechos mencionados y narrados son “auténticos”, vistos, oídos o experimentados.

Hemos incluido textos de ficción –novelas y relatos (Gauffin, Barreto, Bergallo)– producidos durante la época territoriana, para observar también cómo los géneros narrativos literarios dan cuenta de representaciones acerca de “estructuras del sentir”. En los modelos de comportamiento de los personajes ficcionales se filtra la mirada distanciada o no del autor empírico, quien los pone en situación vital en sus entornos culturales y existenciales, ya con mirada patriarcal, ya condenatoria, ya comprensiva y justificatoria del determinismo del contexto. Novelas y relatos, entonces, también trasuntan semántica y actancialmente las figuras situadas en ámbitos rurales contemporáneos a las circunstancias de enunciación de esos textos –sus cronotopos (M.Bajtín)–, reveladores del modus vivendi como del sistema de creencias de sus personajes en puntuales circunstancias históricas en la zona chaqueña del entonces territorio nacional.

Encuadre teórico-metodológico

La literatura referida a las nociones de identidad y alteridad no solamente difiere respecto de los paradigmas de sus teóricos (Iuri Lotman, Tzvetan Todorov, Walter Mignolo, Cornelius Castoriadis, Brubaker y Cooper, etc.) y de las disciplinas desde las que se ocupan para dilucidar las categorías de lo propio y de la otredad (semiótica de la cultura, postestructuralismo, sociología, etnografía, antropología, psicología social, entre otras) sino que ambas nociones, retomadas a partir de la segunda mitad del siglo XX, han reactualizado la discusión de lo propio y lo otro en el marco de nuevos escenarios políticos y transnacionales, ligados a conflictos nuevos, a reivindicaciones y reparaciones históricas de diferente índole y espesor, situadas en cartografías diversas, produciendo reformulaciones, discusiones y resemantizaciones que han tenido lugar sobre todo a partir de las teorías poscoloniales y decoloniales, y hacia fines del siglo pasado, en intersección con posicionamientos geoculturales, políticos e ideológicos enfrentando la lucha de minorías, los nuevos derechos y las tendencias homogeneizantes postuladas por la globalización.

Tratando de superar la oposición entre miradas esencialistas y las constructivistas en el abordaje acerca de la identidad / alteridad, la investigación tomó el enfoque de Stuart Hall (2003) para quien las identidades podrían interpretarse como sentidos de pertenencia “transitoriamente arraigados” en la subjetividad, dado que si bien están ligadas e invocan a un pasado histórico con el cual continúan en correspondencia, este pasado incorporado no se mantiene o permanece invariable, sino que se transforma en el transcurrir de las prácticas discursivas cotidianas. “Las identidades, en consecuencia, se constituyen dentro de la representación y no fuera de ella” (Stuart Hall 2003: 17-18).

A lo largo del estudio del corpus, este concepto de identidad se complementó con los aportes de otros autores como Grimson, Giménez y T.Todorov, entre otros.

Como se trata –en nuestro estudio– de una reconstrucción arqueológica documental de diversos géneros y procedencias (nuestro corpus), el objeto de estudio y sus interpretaciones coadyuvantes son entonces las discursividades en que la idea de “lo propio” (nacional, territorial) se filtra en los intersticios del lenguaje y de las categorías, a los que atendemos en orden a los objetivos propuestos y a la conjetura que los sostiene.

Asimismo, este proyecto se sostuvo en dos fundamentos metodológicos para entenderse y tratar con el corpus de análisis:

  1. el principio de interacción entre discurso y sociedad por el cual los discursos son vehículos de cognición social que exhiben la estructura de la sociedad: grupos, instituciones, poder, más allá incluso del léxico con que se expresan. Este principio ha llevado a que focalicemos nuestros esfuerzos en el análisis operado sobre los discursos seleccionados de la temporalidad 1879-1950 apelando a un andamiaje conceptual provisto por las teorías del análisis del discurso y, en particular, la del ACD (Análisis Crítico del Discurso) –Teun Van Dijk y otros– para indagar las creencias, representaciones e ideologías subyacentes en tales textos-discursos y en torno de la dupla identidad (lo propio) / alteridad (lo Otro).
  2. el principio de articulación entre la red conceptual de las teorías del discurso operantes en el análisis textual del corpus, con el modelo de contexto en la temporalidad de producción de los discursos analizados: acontecimientos (históricos), representaciones, ideologías, fundamentos en común (conocimiento cultural, normas, actitudes culturales, valores).

El corpus

Discursividades de no-ficción

  • El Gran Chaco (1881), de Luis Jorge Fontana.
  • Cartas de viaje por el Paraguay, los territorios nacionales del Chaco, Formosa y Misiones y las provincias de Corrientes y Entre Ríos (1889), de Gabriel Carrasco.
  • La expedición más reciente al Pilcomayo (1884), de Albert Amerlan –Un viaje por el Pilcomayo al Chaco Central (1906), de Vojtech Frïc y La expedición alemana al Pilcomayo (1908), de Wilhem Herrmann.
  • Relato sintético de una parte de la historia de mi vida (1948), de José Fernández Cancio.
  • Sentidos de pertenencia y exclusión en la región del Chaco Central. Un análisis sociológico desde textos periodísticos locales (1908-1955).
  • Memorias, anécdotas, casos sucedidos (s.d. mecanografiado-inédito), del Sgto.Francisco Gerónimo Rosales.
  • Calvario y muerte. Revisión histórica miliar. Narraciones fortineras 1917-1938 (1970), de Néstor L. Golpe.

Discursividades de ficción

  • En tierras de Magú Pelá (1932) y Los dos nidos (1933), de Federico Gauffin.
  • Las chaqueñas (novela, 1938), de Domingo Pascual Barreto.
  • Las veladas del Bermejo (relatos, 1948) y en Pilcomayo abajo (relatos, 1950), de José Ricardo Bergallo.

Conclusiones generales

Teniendo en cuenta los objetivos planteados en el proyecto, así como la hipótesis, arribamos a las siguientes conclusiones del estudio:

  • La matriz conceptual e ideológica de todo el período –aunque con semantizaciones diversas en uno y otro polo– es “civilización/barbarie”, lo que confirma la fuerza simbólica del binomio –tanto en discursividades de ficción como las de no-ficción. Así en el llamado Ciclo Militar en la historia de Formosa (Prieto, A.H.) se identifica a su territorio como “desierto”, paradójicamente habitado pero no por individuos civilizados.
  • Ello justifica acciones: explorar, ordenar, nominar o nombrar el espacio, colonizar, clasificar, medir, mirar desde la ciencia positivista. En el discurso del militar y fundador de Formosa, Luis Jorge Fontana; en textos de los exploradores europeos analizados y en los primeros artículos periodísticos sobre el territorio, el “desierto” chaqueño aparece bifronte: como tierra promisoria para el progreso y como espacio peligroso, misterioso, salvaje que legitima la intervención militar primero y civil después. Esta mirada del Chaco Central como desierto perdura hasta la década del 1930. A partir de entonces cambia la mirada del entorno y del espacio debido a la organización del Territorio, al trazado de líneas férreas de este a oeste, a la línea de fortines –entre fines del siglo XIX y principios del XX– y más tarde los pueblos que surgieron a la vera del ferrocarril y de las estaciones del tren.
  • Una vez normalizado e institucionalizado el Territorio, la idea de “orden y progreso” pasa a significar, en lo material, un modelo capitalista, liberal y conservador; en lo simbólico, la instauración de ideas patrióticas y nacionalistas a través de aparatos como las escuelas y la prensa.

Desde la matriz conceptual señalada (civilización/barbarie, orden-progreso) en los discursos analizados se legitiman los sentidos de identidad (Nosotros-lo propio)/alteridad (Otredad-los Otros), aunque es importante señalar porosidades por las cuales una categoría y otra de la matriz se mezclan o se suceden, de modo que:

  • Las representaciones de identidad / alteridad son dinámicas sincrónica y diacrónicamente y no siempre se expresan de modo categórico en sus polos.
  • Estas representaciones sociales (RS) no son homogéneas y se sujetan a hegemonías de identidad y de alteridad. Al observar “lo propio”, encontramos que:
    • La representación del Nosotros no se identifica con la identidad geográfica de quien ha nacido o se ha afincado en el Territorio sino que está dada por la asunción de valores compartidos e imperantes de la época (la matriz conceptual señalada).
    • Lo propio (en militares o civiles) se canaliza funcionalmente según el objetivo de su presencia en el Territorio, los intereses que persiguen, el cumplimiento de la misión encomendada por las instituciones a las que sirven y el género en que expresan su posición en el discurso.
    • El Nosotros también es una cuestión de género masculino: todos son hombres que hegemonizan la intervención en el espacio público, privado e institucional.
    • Asimismo, ese Nosotros se configura desde los agentes civiles y pobladores estables, afincados en el Territorio, quienes comparten los valores de la matriz ideológica, pero reclaman o denuncian a través de sus discursividades de ficción y de no-ficción al gobierno central, la indolencia, la inacción, la demora en resolver las necesidades y medidas que implican el desarrollo del Territorio.
    • Este Nosotros se evidencia más en los pobladores estables y a través de las voces del periodismo, cuando, p.ej., se reclama que el gobierno del Chaco Central recaiga en una persona afincada en el Territorio, conocedora de los problemas locales y comprometida con la comunidad; igualmente que los funcionarios (la policía, el maestro de escuela, etc.) también estén “en terreno” local. En la medida en que las expectativas locales no se cumplen, la Otredad se asocia a funcionarios transeúntes y que se apartan de los ideales cayendo en el abuso de autoridad, en la inoperancia, en la corrupción.
    • La sobreestima de lo europeo –con mirada colonialista propia de la época– aparece como modelo a imitar, en tanto representa lo civilizado.
    • Un caso particular de integración del Nosotros lo constituyen los paraguayos, identificados desde la prensa local como hermanos o vecinos a partir de su cercanía geográfica y contacto cotidiano. Esto se explica por las dificultades que representaban el trato e intercambio con Buenos Aires por deficiencia en caminos y comunicaciones.
  • Respecto de la “alteridad”, también ésta se fue reconfigurando en diacronía y no exenta de matices:
    • Así –como ya señalamos precedentemente–, funcionarios y civiles que se apartaron de los valores de orden y progreso, conforman la Otredad.
    • Por su parte, los aborígenes –en la discursividades analizadas– constituyen lo ajeno por excelencia, con valoraciones y atributos que fueron transformándose: de salvajes, nómades, indómitos y amenazantes –de fines del siglo XIX y hasta la década de 1930–, a parias postergados y sujetos de derecho, asimilables al trabajo (“integrado” al progreso) en las décadas del 40 y del 50.
    • En los textos de ficción, de estética naturalista-regionalista, el determinismo que subyace revela personajes-tipo, con mirada distanciada, condenatoria o subestimadora: los indios, el maestro, el policía, el turco mercachifle, el criollo, caracterizados por ser promiscuos, indigentes, alcohólicos, derrotados, incapaces de actuar conforme la expectativa civilizatoria en el medio hostil en que se desenvuelven. No obstante, hay también un Nosotros en la mirada del enunciador que valora la fuerza, el sacrificio, la lealtad, la perseverancia frente al determinismo del entorno adverso.

Bibliografía

Bajtín, M. “Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela. Ensayos de poética histórica”. Teoría y estética de la novela. Trabajos de investigación. 1975. Madrid, Taurus, 1989.

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Trinchero, H. Los dominios del demonio. Civilización y barbarie en las fronteras de la Nación. El Chaco Central, Buenos Aires, Eudeba, 2000.


  1. Se conoce como Chaco Central a una de las tres zonas que integran la denominada región del Gran Chaco; región cuyos territorios se extienden en el espacio comprendido entre el centro sur de Brasil, el oeste del Paraguay, el este de Bolivia y el centro-norte de Argentina. Particularmente la zona del Chaco central –a diferencia del Chaco Boreal y Austral– corresponde al espacio territorial ubicado entre los dos ríos principales que atraviesan la región: el Pilcomayo y el Bermejo, abarcando las actuales provincias argentinas de Formosa y el noroeste de la provincia de Salta (Trinchero, 2000).


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