Claudio Verdese (Universidad Nacional del Litoral)
El despliegue de la palabra poética que ejecuta el poemario, conformado por textos escritos entre 1960 y 1965, configura un andamiaje de imágenes de un pasado frondoso. El pasado de un decir lírico fluctuante entre la intención clásica y un tono de tinte vanguardista.
¿Una poesía confesional? ¿Autobiográfica? No es relevante esta respuesta ahora, aunque la configuración del pasado se establece de acuerdo con los parámetros benjaminianos explayados en Trauerpiel. También Benjamín en Infancia en Berlín de 1928 despliega el procedimiento poético denominado Mnemotecnia, según afirma Detley Schottker, considera que “los recuerdos, incluso cuando se extienden en detalles, no siempre representan una autobiografía…” (Schottker: 969).
Es Schöttker en su artículo “Recordar”, quien cita a Benjamín al afirmar” que la fragmentariedad del recordar es destacada por el hecho de que numerosas piezas pueden ser intercambiables entre sí sin que se pierda sustancia…
En los procedimientos de la escritura poética de Jitrik, en este tiempo, se observa el modo de construcción de la imagen en base a una despersonalización en diálogo con la referencia recurrente a los mecanismos psíquicos que generan los actos amatorios en sus múltiples caras. El devenir de los cuerpos, de las voces, de los pasajes de la memoria son configurados en series de estrofas de extensiones diversas. En la indagación de las formas de configuración del pasado en los versos del poema “Beatrice” el yo lírico dice: “Pero tal vez no sea eso y decirlo sea demasiado: con tanto pasado encima se confunden estas cosas…” (Jitrik: 11).
También inserta la opacidad en una escritura reflexiva a través de formas diversas, aunque abunden las tendencias a la imagen visual hay poemas con el tono del monólogo shakesperiano y la descripción girondeana.
La intertextualidad aparece en varios fragmentos del poemario, echando mano a letras de tango y giros idiomáticos del momento (década del 60). Aunque también es notoria la recurrencia a la metatextualidad en textos como “Dedicado a T. en un año”, poema que indaga sobre su propia hechura y los efectos lisérgicos en el lector:
… Damas antiguas de las que solo queda un nombre,
ejército nocturno que todavía me asedia,
migas de aquellos estallidos, una carta, un pelo
aquellas tiernas procacidades,
un torso que gira y que no regresará… (Jitrik: 23)
Los poemas aluden al pasado de diversas formas aunque con la certeza de una pérdida que aún no es total en la medida que la poesía sea esa representación del recuerdo, a través de las diversas imágenes sensoriales, indaga en eso que queda, esa última migaja que separa a las cosas en olvidadas o recordadas, arrumbadas o presentes, se nutre del intertexto para transformarse en algunos fragmentos en metatexto. Las palabras de campos semánticos con connotaciones violentas invaden el decir de los versos, hay diálogo con el policial al clasificar de homicidio el final de una relación amorosa.
Una poesía en camino entre lo particular y la reflexión universal de los sucesos líricamente referidos, conformando una estructura con poemas finales direccionados a la reflexión como es el caso de “Beatrice” poema que finaliza con: “… La humanidad con su despliegue perturbador y una violenta lección nunca aprendida…” (Jitrik: 11).
La reflexión resultado de la configuración de sucesos referidos por el yo poético toma una dinámica fragmentaria, en el sentido benjaminiano del término. La alternancia de imágenes con reflexiones y descripciones intentan configurar aspectos del pasado sin deseo de ser olvidado.
El poema que da nombre al conjunto se configura en una serie de retazos de una memoria individual y familiar, partes de las vivencias del yo poético ante lo inevitable de la muerte del ser querido. Esa búsqueda de un decir para lo irrepresentable de forma innovadora al hombre de occidente: la muerte inminente de la madre. Los modos de ahogar ese sentimiento de ausencia precoz antes de la ausencia física del ser querido. Pero esta forma se encadena a un intento de construcción de un tono lejano, melancólico que logre perdurar. En la pregunta de la estrofa seis “¿Cómo contar estas cosas, quien lo puede cree?” (Jitrik: 42) La indagación del yo poético sobre los alcances del género, sus procedimientos y efectos en un horizonte de hibridación con las formas narrativas.
La inclusión de otras voces en la segunda parte del poemario lo posiciona en un recorrido tonal análogo a Martín Fierro, la voz interna solitaria que luego convive, apremia y debate con otras voces. Las formas de oralidad de la década del sesenta representan estas configuraciones, por ejemplo: “en las mujeres que llaman/ de la vida/seguramente porque la dan…” (Jitrik: 43) esta operación deconstruye supuestos que se repiten en el habla cotidiana y es el cambio de tono que lo utiliza como materia prima poética de una lengua que destila registro de época.
“Fiesta en casa” el poema anunciado en el título recorre la fragmentaria huella de la memoria, de los impulsos grabados a fuego, es el sello de distinción de una poesía personal que logra prevalecer como memoria más que como recuerdo. Al iniciarse con una comparación proyecta a través de las diferentes estrofas pareadas que recorren las imágenes conocidas del lobizón y la luna llena para establecer una relación de aparición hogareña en clave de jazz, la hibridación entre lo cotidiano y lo legendario se articula con base de sonoridades desconocidas para el yo poético, de lo sonoro a lo táctil, de lo visual a lo táctil, parece que todo termina en la piel.
…Suena la música que viene de países y que nos conmueve: bailamos y con las uñas nos agujereamos la piel… (Jitrik: 33)
Las metamorfosis son en la medida que se cambia la forma del decir, el yo poético en este poema referido se lo puede identificar con el lobizón, aunque la continua resignificación del texto en su andamiaje varía en un significante en constante mutación, ahora lobizón es una forma de jazz persecutoria, el yo poético ha mutado en un nosotros que demuestra el desdoblamiento enmarcado en una noche de fiesta un decir fluctuante entre la primera persona en sus variantes de plural y singular: “Suena la música que viene de países y que nos conmueve…” (Jitrik: 33).
La incursión por territorios psíquicos expresados con imágenes auditivas ensordecen la transformación referencial, en el singular perdura el ensimismamiento, en el nosotros la apertura a otras visiones:
La luna intenta corregir mis tentaciones:
ya no seré nunca mis peligrosos recuerdos
sino esta forma del jazz que me persigue,
romper una copa, dar un puñetazo, gemir. (Jitrik: 33/34)
Benjamín refiere al artista pleno como aquél que ha impreso en su arte no la copia fiel de un recuerdo alojado en la conciencia, sino los resabios incrustados en la memoria para concebir una nueva forma estética actualizada, aprehendida como experiencia vívida. El carácter negativo del recuerdo a lo largo de la obra de Benjamin aparece como centro de las teologías estudiadas particularmente la teología judía, se vale de la figura del “enano jorobado” personificación del recuerdo con un sentido teológico que es elemento recurrente de la representación a la que el autor denomina “mesiánica” según la cual el pasado tiene una pretensión de “felicidad” y “redención” y esta pretensión se sustenta en el recordar o se la posibilidad de actualizar la experiencia de felicidad pasada. En la Libro de los Pasajes Benjamin retoma el debate y al utilizar el concepto de imagen dialéctica sostiene que “La verdadera imagen del pasado transcurre rápidamente. Al pasado solo puede retenérsele en cuanto imagen que relampaguea, para nunca más ser vista, en el instante de su congoniscibilidad…” (Schöttker: 1001).
La construcción de las imágenes en “Addio a la mamma” de Noe Jitrik se orienta a la experiencia personal mediatizada por los sucesos y el devenir histórico que son referidos sin ser nombrados en el graznido de un título, en la esquina de un verso y la puntuación de una expresión vigente en la época que al ser deconstruida orienta la lectura en la dirección que elude el recuerdo. En los poemas “Homenaje a Vallejos”, “Café la Paz” y en las dedicatorias del poemario destila la rúbrica de una voz fundada en un tiempo con proyección de perdurabilidad.
El poemario concluye con “Arte poética” dedicado a Paco Urondo, poeta que fue ultimado por la dictadura-cívico-militar-eclesiástica en 1976; el poema se erige en un manifiesto que refiere de manera alusiva el perfil de la poesía a escribir, del impacto y del rol del poeta. Una escritura que nace del plexo solar luego del derrumbe de lo perdido, que convoca la paciencia como estrategia para un poeta que de las ruinas extraerá la voz nueva de los bordes nunca del abismo:”… un recuerdo ha trepado por la memoria y se intensifica los focos revientan sobre la perplejidad…” (Jitrik: 71).
La inclusión en las páginas finales del poemario de “Arte poética” invita a una relectura en búsqueda de la estética que se pretende construir:
… las palabras
las palabras
un clima inalcanzable
para siempre el borde
nunca el abismo… (Jitrik: 71)
Las referencias de Benjamin sobre el modo que el recordar asume en En busca del tiempo perdido de Proust permiten trazar analogías con las formas poéticas que Jitrk esboza en este poemario, especialmente en los textos dedicados a Mario Trejo y al nombrado Paco Urondo. Dice Benjamin sobre Proust: “…en los pliegues reside lo auténtico: aquella imagen, aquel sabor, aquel tacto a causa del cual hemos desplegado todo esto; y entonces el recuerdo va de lo pequeño a lo pequeñísimo, de lo pequeñísimo a lo ínfimo…” (Shottker: 961).
Fue Robert Hass en su estudio sobre la obra de Rilke que se preguntó sobre las relaciones humanas en la obra del autor. Logra una respuesta contundente cuando percibe que el amor para Rilke es una fricción entre dos soledades “…que se protegen, se circundan y se saludan…” (Hass: 36) y despiden chispas ante la inminencia del paso del tiempo convirtiendo todo menos el ahora en pasado, logra captar el tono elegíaco de la obra de Rilke.
La escritura poética de Jitrik en “Addio alla mamma” da cuenta de la inminencia, la inminencia de un pasado que acecha aún sin ser recordado. “Addio a la mamma” nos deja el llamado a fundar una memoria, representada como la mamma, sin las púas del recuerdo forzado con el aroma hogareño de una memoria aprehendida en la calidez del buen huso de las palabras.
Bibliografía
Hass, R. “En busca de Rilke”. Hablar de poesía. n° 36, 2017, pp. 9-48.
Jitrik, N. Addio a la mamma. Fiesta en casa y otros poemas. Buenos Aires, Argentina, Editorial Zona de la poesía americana, 1965.
Schöttker, D. “Recordar”. Opitz, M. y W. Erdmud. Conceptos de Walter Benjamín. Buenos. Argentina, Editorial Las cuarenta, 2014, pp. 955-1011.