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3 Asimetría

Xavier Oliveras González

La asimetría implica la ausencia de simetría: la diferencia entre dos partes relacionadas con respecto a un atributo (o conjunto de atributos) observable. A menudo se intercambia con diferencia, desigualdad e inequidad, aunque no son plenamente sinónimos. Para algunos autores, asimetría es un término más neutral (o menos crítico, dependiendo de cómo se mire) que desigualdad e inequidad, que tienen una connotación negativa. Asimismo, es más preciso que diferencia, término que puede implicar categorías no comparables. 

Asimetría es un término originario de la antigua Grecia (ἀσυμμετρία), aunque su significado actual no es el mismo que entonces. Inicialmente equivalía a la “ausencia de proporción”, sentido con el cual se empleó en matemáticas y el arte hasta los siglos XVII-XVIII. Como explican Hon y Goldstein (2008) esto cambió en los ambientes científicos de la Francia del siglo XVIII, cuando emergió el sentido científico moderno del término (asymétrie), para describir la “ausencia de correspondencia exacta de dos partes con relación a un eje o a un plano”. Con este significado se fue difundiendo y siendo adoptado por distintas disciplinas, primero las ciencias exactas (historia natural, matemáticas, física, arquitectura, geografía física, etc.) y posteriormente las sociales y humanas (filosofía, sociología, economía, lingüística, ciencias políticas, ciencias de la comunicación, etc.), cada una de las cuales le dio usos particulares. 

En el estudio de las fronteras asimetría no es un término usado frecuentemente, si bien ha seguido dos trayectorias distintas, pero complementarias: una sustentada en el concepto geométrico de simetría (y asimetría), y otra derivada del concepto filosófico de relación asimétrica. El uso de uno u otro no implica una distinta conceptualización de frontera, sino que describe diferentes atributos, uno relativo al espacio y otro a las relaciones. Asimismo, el primero se ha aplicado más al estudio de las escalas local y regional (ciudades y regiones fronterizas), mientras que el segundo a la escala nacional (estados / países fronterizos). 

A continuación, se exponen con mayor detalle estas dos trayectorias conceptuales, para después mostrar algunas de sus aplicaciones en los estudios sobre las fronteras. Finalmente, se cierra con su ejemplificación para el caso de la frontera Haití-República Dominicana. 

Trayectorias conceptuales

La primera trayectoria de la noción de asimetría deriva de la aplicación de su concepción geométrica en el campo disciplinar de la geografía. De hecho, desde el siglo XVIII la geometría se aceptó como uno de los pilares metageográficos fundamentales. En otras palabras, se consideró como estructura básica para la espacialización del pensamiento: para resolver cuestiones de comunicación, reflexión y representación de los espacios. Muestra de ello es la cartografía, la geografía matemática, el análisis espacial, la coremática y la construcción de modelos. En este contexto, la simetría y la asimetría describen similitudes y diferencias en atributos (o propiedades) observables del espacio geográfico, dividido a partir del establecimiento de un plano axial o eje (por ejemplo: el ecuador, el eje de un pliegue o un límite fronterizo). Esto permite la identificación de distribuciones espaciales simétricas y asimétricas.

La aplicación de esta perspectiva ha estado sujeta a la denominada “objeción de la simetría”: a diferencia del espacio geométrico, el geográfico no es ni isotrópico ni homogéneo (no tiene las mismas propiedades en todas las direcciones y localizaciones), por lo que la distribución espacial nunca puede ser simétrica. Esto puede llevar a un callejón ontológico sin salida, en tanto que de aquella objeción se deduce que todo espacio geográfico debe ser siempre asimétrico. Metodológicamente esto se resuelve a través de la simplificación de la complejidad del espacio y de la determinación de gradientes de simetría. Por lo tanto, más que un empleo estricto del concepto geométrico se trata más bien de un uso aproximativo.

La segunda trayectoria deriva de la teoría de conjuntos y de la lógica relacional. De los distintos tipos de relaciones (simétrica, reflexiva, transitiva, etc.), la asimétrica describe una desigual posición de las partes relacionadas, sean estas individuos, objetos o espacios. Mientras que en una relación simétrica lo que es cierto para A y B en ese orden también lo es en un orden inverso, en una asimétrica no ocurre. El ejemplo típico son las relaciones de parentesco: si A y B son hermanos se trata de una relación simétrica, pero si A es padre de B, entonces es asimétrica. 

Este concepto se ha venido utilizando desde los años 1960-1970 en las ciencias sociales, más en unas que en otras. En la economía y las ciencias políticas se ha teorizado ampliamente sobre las “relaciones de poder asimétricas”. Así, por ejemplo, en un ejercicio de síntesis de la entonces creciente literatura académica en los países de lengua inglesa, Baldwin (1978) identificó y definió cuatro tipos básicos de asimetría de poder (Cuadro 1). 

Cuadro 1
Tipos básicos de asimetría de poder

Tipos de asimetría de poder

Definición

asimetría de causación

A ejerce poder sobre B, pero B no en A

desequilibrio de influencia

A ejerce más poder sobre B, que el que B ejerce sobre A

beneficios desiguales

en un intercambio X entre A y B, A saca más provecho que B

distribución desigual del poder

en un grupo X (compuesto por A, B, C, D, etc.), A tiene más poder que B

Fuente: Elaboración propia a partir de Baldwin (1978).

Esta tipología se basa en el supuesto que el actor más poderoso (A) va a ganar siempre. Sin embargo, como posteriormente han mostrado distintos autores a partir de evidencias empíricas de “conflictos asimétricos”, en ocasiones el actor más débil o pequeño (B) logra mayores ventajas (flexibilidad, mayor capacidad de adaptación, etc.) y acaba ganando.

En el campo de las relaciones internacionales y de los estudios fronterizos la introducción del concepto de “relación asimétrica” se enfrentó a cierta resistencia. Según Kozák (2010) se debe a la prevalencia de una premisa de simetría: todos los estados nacionales son soberanos e iguales en estatus y derechos. Sin embargo, como se puede objetar, que haya una relación simétrica en el ámbito del derecho internacional no implica que sea simétrica en otros ámbitos (político, militar, económico, etc.).

Estructura espacial asimétrica y efecto asimétrico de la frontera

Como se ha señalado, la asimetría geométrica ha servido para describir y comparar la estructura espacial de dos regiones a partir de un eje. En este sentido, un espacio geográfico asimétrico es aquel que presenta diferencias a un lado y otro, sean del carácter que sean, geomorfológicas, biogeográficas, en el poblamiento, paisaje, ocupación y usos del suelo, actividades económicas, etc. 

Para el caso de los espacios de frontera el eje definido es, obviamente, la línea fronteriza. Sin embargo, la línea no solo es un eje a partir de la cual describir la asimetría, sino que la frontera explica la asimetría espacial. Así, por ejemplo, siguiendo el modelo de interacciones fronterizas de Renard y Picouet (1993), son las diferencias entre los estados colindantes (organización político-administrativa, políticas públicas, estructura económica, nacionalización, etc.) la causa de la divergencia y diferenciación de la estructura espacial de los dos lados. Es lo que denominan “efecto de la asimetría de la frontera” (Figura 1). Señalan además que la asimetría, por discreta que sea, hace posible la interacción transfronteriza. Así, por ejemplo, en el ámbito económico, si en el territorio A los precios al consumo (de productos como alimentos, combustible, medicamentos, etc.) son más bajos que en el territorio B, entonces la población del B irá a comprar al A, generando una movilidad por compras transfronteriza. Lo mismo puede argumentarse por las diferencias en el precio del suelo y la vivienda (movilidad residencial transfronteriza) y por los sueldos (movilidad laboral transfronteriza, migración laboral). 

 Figura 1
El efecto de la asimetría de la frontera

 Fuente: Adaptación de Renard y Picouet (1993).

Desde esta perspectiva se ha cuestionado y rebatido el enfoque posmoderno de la hibridación transfronteriza. Según este enfoque, las interacciones e influencias sociales, culturales y económicas a través de la frontera llevan a una progresiva convergencia: la homogeneización a ambos lados de la estructura espacial y económica, de las políticas públicas, de las prácticas culturales, etc. Asimismo, llevarían a la emergencia de un espacio híbrido, que combina elementos de los países fronterizos; lo que en ocasiones se ha llamado el “tercer país”: a la vez es ambos y ninguno de los dos. En esta dirección, Alegría (2000 y 2009) rebate la hipótesis de la existencia de una metrópolis transfronteriza formada por las ciudades de Tijuana y San Diego, en la frontera México-Estados Unidos, que se caracterizaría por la similitud de la estructura y procesos urbanos y sociales de ambos lados. Muestra que, aunque ambas ciudades están interrelacionadas (movilidad laboral y residencial transfronterizas, entre otros aspectos), su estructura y morfología urbanas no convergen, sino que permanecen diferenciadas. En otras palabras, sostiene que las interacciones no conducen a una simetría.

Relaciones fronterizas asimétricas

Mientras que en el campo de los estudios fronterizos en los Estados Unidos predominó un énfasis en la interdependencia y la continua convergencia e integración entre aquel país y México, en México el énfasis se puso en el sentido opuesto, en la relación asimétrica y en el binomio dominio-dependencia. Esta asimetría epistemológica (Vélez-Ibáñez y Heyman, 2017; Vila, 2003) se explica en parte por el contexto estructural de asimetría entre ambos países, donde México es y se autopercibe como “la víctima” que es explotada, saqueada, etc. por los Estados Unidos. Como Kozák (2010) muestra, los actores gubernamentales y académicos, tanto de los países poderosos como de los débiles, tienden a no hablar en términos de asimetría, aunque por razones distintas. Los primeros, porque implica asumir una mayor responsabilidad en las desigualdades, y los segundos, porque significa reconocer su menor relevancia.

En esta dirección, desde fines de los años 1970 se retomó en México el enfoque de la “asimetría de poder”: la desigualdad entre dos países vecinos en función del estatus político y social, recursos, capital, información, conocimiento, etc., para el análisis de las relaciones entre ambos países (Ojeda, 1981; Rico, 1981). En un ejercicio de conceptualización, Bustamante (1989) construye un marco teórico para el análisis de las relaciones fronterizas asimétricas. Según su propuesta, el grado de asimetría de poder condiciona el tipo de relaciones fronterizas, desde la unilateralidad, en un extremo, hasta la cooperación, en el otro, a la vez que presentan particularidades en función de cada ámbito de poder (militar, económico, social, político, etc.) y de las dimensiones o escalas en las que actúe, desde las relaciones entre individuos residentes en las regiones fronterizas hasta los gobiernos nacionales. Esto queda expresado en el cuadro 2.

Cuadro 2
Matriz general de relaciones fronterizas asimétricas

Asimetría microdimensional (actores y espacios locales)

Asimetría macrodimensional (actores y espacios nacionales)

Asimetría mínima

Interacción social fluida.

Cooperación transfronteriza y acuerdos binacionales.

Asimetría máxima

Interacción económica de carácter oportunidad-problema.

Unilateralidad e imposición (país poderoso).
Dependencia y subordinación (país débil).

Fuente: Elaboración propia a partir de Bustamante (1989).

Complementariamente a este tipo de modelos, propuestas como las de Giordano et al. (2005) aportan una mayor operacionalización y definen un conjunto de indicadores a partir de los cuales medir la asimetría: producto interior bruto, renta per cápita, fuerza militar, cantidad de recursos, extensión geográfica, población total, cohesión política interna, entre otros. 

Desde esta perspectiva, el análisis de la relación asimétrica permite explicar las dificultades para una mayor integración económica y las causas de los movimientos migratorios y del contrabando (como el tráfico de drogas) de un país a otro. Pero también sirve para explicar varios procesos transfronterizos, como el aprovechamiento por los actores económicos y el capital global de las ventajas comparativas de un lado y el otro.

Asimetrías Haití-República Dominicana

Como se desprende de lo anterior, la frontera México-Estados Unidos constituye uno de los casos más paradigmáticos de asimetría, tanto en lo que se refiere a la estructura espacial como a las relaciones de poder. Incluso al referirse a él se enfatiza su carácter asimétrico al señalar que se trata no solo de la frontera entre dos países, sino entre el Norte y el Sur, el Centro y la Periferia, o el Primer y el Tercer Mundo. 

Menos citada que aquélla, la frontera Haití-República Dominicana también se caracteriza por “profundas asimetrías” (Carmona, 2010; Dilla, 2004). En el límite central entre ambos países, entre la provincia de Elías Piña (República Dominicana) y el distrito de Cerca-la-Source (Haití), puede observarse claramente una estructura espacial asimétrica derivada del efecto frontera (Figura 2): en el lado dominicano (derecho) predomina la cubierta vegetal, mientras que el haitiano (izquierdo) ha sido desforestado. Esta diferenciación se debe a un conjunto complejo de factores como la historia de la colonización, las condiciones biogeográficas y climáticas, entre otras, a lo que se suma la distinta política ambiental de uno y otro país desde la mitad del siglo XX. 

  Figura 2
Estructura espacial asimétrica en la frontera Haití-República Dominicana

 

 Fuente: Kekesi (2002).

En Haití, a mediados de los años 1950, para satisfacer la creciente demanda de energía, se concesionaron múltiples explotaciones forestales para la producción de carbón vegetal, lo que aunado a una mala gestión ambiental derivó en una deforestación generalizada. Aunque desde la década de 1990 el gobierno haitiano ha implementado programas de recuperación forestal y desarrollo de fuentes alternativas de energía, la inestabilidad política, la falta de recursos y diversas crisis humanitarias los han limitado en gran medida. Por su parte, en la República Dominicana, en la década de 1960, se promulgaron leyes para la protección de los bosques con la finalidad de reducir la erosión y las inundaciones y a la vez, se pasó a una producción de energía basada en combustibles fósiles.

Por otra parte, la relación asimétrica entre ambos países, derivada de las diferencias económicas y políticas, se manifiesta, por ejemplo, en un intercambio desigual favorable a la República Dominicana: la migración haitiana empleada en la República Dominicana como mano de obra barata; la exportación haitiana ilegal o informal de comestibles, productos industriales, ropa usada, etc., la exportación dominicana legal y formal de productos que no son competitivos a nivel internacional ni en el mercado nacional; la localización de zonas francas industriales (maquiladoras) en el lado haitiano de la frontera para la operación de empresas de capital dominicano para aprovechar los bajos costos salariales; y la localización de equipamientos comerciales en el lado dominicano de la frontera. 

Bibliografía

Alegría, T. (2000). Juntos pero no revueltos: ciudades en la frontera México-Estados Unidos. Revista Mexicana de Sociología, 62(2), 89-107.

Alegría, T. (2009). Metrópolis transfronteriza. Revisión de la hipótesis y evidencias de Tijuana, México y San Diego, Estados Unidos. Tijuana. Cd. de México: El Colegio de la Frontera Norte / Miguel Ángel Porrúa.

Baldwin, D.A. (1978). Power and Social Exchange. The American Political Science Review, 72(4), 1229-1242.

Bustamante, J.A. (1989). Frontera México-Estados Unidos. Reflexiones para un marco teórico. Frontera Norte, 1(1), 7-24.

Carmona, C. (ed.). (2010). La frontera dominico-haitiana. Santo Domingo: Banco Interamericano de Desarrollo.

Dilla, H. (2004). Intercambio desigual y complejos urbanos binacionales en la frontera dominicana con Haití. Estudios fronterizos, 5(9), 35-58.

Giordano, P., Lanzafame, F. y Meyer-Stamer, J. (eds.) (2005). Asymmetries in Regional Integration and Local Development. Nueva York: Inter-American Development Bank.

Hon, G. y Goldstein, B.R. (2008). From Summetria to Symmetry: The Making of a Revolutionary Scientific Concept. Nueva York: Springer.

Kekesi, A. (2002, 25 octubre). Haitian Deforestation. NASA/Goddard Space Flight Center Scientific Visualization Studio. https://svs.gsfc.nasa.gov/2640 

Kozak, K. (2010). Facing Asymmetry. Bridging the Peripheral Gap in U.S.-Mexican Relations. Frankfurt: Peter Lang Verlag.

Ojeda, M. (1981). México y Estados Unidos: ¿Interdependencia o dependencia de México? En: González, R. (comp.) La frontera del norte. Integración y desarrollo. Cd. de México: El Colegio de México, 125-140.

Renard, J.P. y Picouet, P. (1993). Frontières et territoires. Paris: Documentation française.

Rico, C. (1981). La frontera mexicano-estadounidense, la retórica de la “interdependencia” y el problema de las asimetrías. En: González, R. (comp.) La frontera del norte. Integración y desarrollo. Cd. de México: El Colegio de México, 141-162.

Vélez-Ibáñez, C.G. y Heyman, J. (eds.). (2017). The U.S.-Mexico Transborder Region. Cultural Dynamics and Historical Interactions. Tucson: The Arizona University Press.

Vila, P. (ed.). (2003). Etnography at the Border. Minneapolis: University of Minnesota Press.



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