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24 Estado

Sergio González Miranda y Cristian Ovando Santana

De manera consensuada, en las ciencias sociales, el estado (generalmente con mayúscula, Estado) se define como la autoridad legítima ejercida en un territorio determinado y a una población particular que lo habita.

Provisto de facultades como la potestad legal y el monopolio del uso de la fuerza dentro de ese espacio, la frontera cobra relevancia para quienes estudian el estado, puesto que su autoridad efectiva es más compleja de ejercer en la medida que se acerca al confín, lugar próximo a un escenario internacional desprovisto de autoridad efectiva.

Este capítulo se divide en tres secciones. En primer lugar, en el marco del debate latinoamericano, se desarrolla la categoría estado, destacando sus particularidades. A continuación, siempre dentro del debate de este lado del mundo, se profundiza en el vínculo problemático entre estado y fronteras. Finalmente, se intenta profundizar en cómo superar la visión fatalista de la frontera, a través de revelar la importancia de la globalización.

Concepto de estado en América Latina

El concepto de estado está estrechamente asociado al concepto de nación, a tal punto que suele considerarse el concepto compuesto estado-nación como el más indicado para expresar la relación entre la sociedad civil, el territorio, la identidad y el aparato administrativo e ideológico. El estado no necesariamente coincide con la nación o las naciones que se han desplegado en un determinado territorio y, por lo mismo, la simetría entre una población culturalmente homogénea, una lengua, una identidad, un gobierno soberano y un territorio, es solo una imagen utópica.

En la literatura sociológica se recurre generalmente a Max Weber para la definición de estado, debido a su precisión no solo sociológica sino jurídica. Guillermo O´Donnell (2003), siguiendo el enfoque del clásico alemán, ofrece una variación: “Un conjunto de instituciones y de relaciones sociales (la mayor parte de estas sancionadas por el sistema legal de ese estado) que normalmente penetra y controla el territorio y los habitantes que ese conjunto pretende delimitar geográficamente”. (p. 2)

Es evidente que es una definición que tiene como inspiración el control social, por lo que se hace necesario profundizar en la realidad específica que aquí se quiere destacar.

Cabe señalar, siguiendo a Lechner (1973), que los estados modernos tienen rasgos comunes que expresan regularidades empíricas, “la opinión mayoritaria, sin embargo, considera que la base común de los estados modernos es la sociedad capitalista y que, por ende, es posible deducir del análisis lógico-categorial de la sociedad civil una teoría del Estado” (p. 33). En América Latina, por ejemplo, uno de ellos es Guillermo O´Donnell y su modelo de “estado burocrático autoritario”, con el que pretendió hacer un análisis a la América Latina bajo dictaduras militares y realizar un aporte a la teoría del estado (Cardozo, 2012).

Sin desconocer el esfuerzo de diversos pensadores para caracterizar teóricamente el estado latinoamericano, aquí interesa preferentemente una definición de estado-nación con relación a América Latina y sus procesos históricos relacionados con la problemática fronteriza. Lechner (2014) recuerda que

…en América Latina —a diferencia de Europa— no se conformó una sociedad capitalista con anterioridad al desarrollo del Estado durante el siglo XIX. El capitalismo no es un “dato histórico” dado que preceda a la regulación estatal. Ello tiene una consecuencia decisiva para la configuración del orden social: es el Estado quien asume la tarea de “instaurar” una sociedad moderna. De ahí la especificidad de un intervencionismo estatal dedicado explícitamente a ejecutar un “modelo de desarrollo” para la sociedad en su conjunto…” (p. 238).

En primer lugar, el estado en América Latina surge -con muchas dificultades- durante el siglo XIX, en territorios donde existían comunidades tradicionales con instituciones, culturas y lenguas propias. No hubo un reemplazo automático del estado imperial español por otro u otros estados republicanos. En segundo lugar, dicho estado emerge sin la existencia de una sociedad capitalista previa, obligándolo a instaurar el orden capitalista desde arriba. Entonces, el Estado en América Latina fue una creación de las elites que surgieron en el proceso emancipación y de creación de las repúblicas, las que fueron adquiriendo los atributos de dominación necesarios para la implantación de proyectos políticos “nacionales”, donde la “problemática de las fronteras” (interiores y externas) se transformaría en una geopolítica decimonónica.

Estados y fronteras

Dentro del desarrollo del estado moderno latinoamericano, sus narrativas y prácticas hacia las fronteras, predomina la tendencia a concebir el control territorial por parte de sus agentes como la dimensión clave de su quehacer, previo proceso, a veces inconcluso, de delimitación y disputas por la incorporación de extensiones territoriales (Benedetti, 2017). Lo anterior es particularmente notable en el caso de las franjas fronterizas donde este control se puede ver cuestionado por una serie de factores que amenazan su seguridad y que están anclados en la conciencia historiográfica de las sociedades latinoamericanas, marcada por la percepción de que un vecino agresivo definió la suerte de su territorio, en la mayoría de las veces cercenado o reducido (Fernandois y León, 2005; Heredia, 2005).

En consecuencia, desde la geopolítica clásica, se sostiene categóricamente que, en las fronteras, en tanto periferias, se han concentrado las fuerzas de los estados colindantes: aduaneras, policiales, económicas y sociales, expresándose el vigor político del estado de cara a preservar su integridad territorial en potencial amenaza de un vecino (Buzeta, 1978). Recuérdese que la geopolítica clásica adhiere a una noción competitiva de las relaciones internacionales, fundada en suspicacias respecto a las ganancias de la cooperación. El temor de que esta favorezca al “otro” estado e incremente la inseguridad propia de las fronteras, según su representación predominante, actuará como freno para su desarrollo en el confín del estado. Por tanto, la posición espacial de los países y las regiones con los que se comparte frontera, junto a los recursos que alberga, definen las políticas de los Estados hacia estos territorios.

Estas orientaciones comparten premisas como las aprensiones hacia las fronteras como zonas de inseguridad, el fatalismo geográfico y el dilema de la seguridad en torno a cautelar la soberanía y la integridad territorial como prioridad de los estados. Desde esta perspectiva, por ejemplo, las fronteras interiores, entendidas como espacios vacíos o regiones extremas cercanos al confín, constituyen deductivamente una amenaza auto evidente (Weldes, 2009), un problema geopolítico, una amenaza a la soberanía estatal e integridad territorial solo por su posición geográfica.

Estado territorial

Otro de los elementos que se destaca, es la persistencia del estado territorial, el que se grafica en la importancia que reviste el ocupar aquellos territorios denominados “vacíos” del interior del país, desde la perspectiva de la integración nacional de la periferia al centro, sin considerar que en ellos habitan comunidades humanas, como es el caso de las poblaciones indígenas con su propia historicidad (Serje de la Ossa, 2017).

En suma, los riesgos que exponen estos discursos geopolíticos, como se señaló, surgen de tratarse de amenazas auto evidentes presentes en la frontera, por lo que su carácter de amenaza designado de forma deductiva se basa en una epistemología que ignora la centralidad del proceso de interpretación y las condiciones específicas del territorio (Weldes, 2009). Estas definiciones, además, confinan el estudio de los procesos sociales a las fronteras políticas y geográficas de un estado–nación particular (Wimmer y Schiller, 2003), dificultando cualquier aproximación hacia fenómenos internacionales desde escalas locales regionales transfronterizas.

La relación entre territorio y estado remite a las enseñanzas del historiador y geógrafo francés Fernand Braudel, quien en su libro La identidad de Francia (1993), proporciona lecciones sobre el contexto espaciotemporal como indispensable para comprender los problemas de las ciencias sociales. La tentación de pensar estos problemas en un espacio banal o vacío volvió a surgir con el fenómeno de la globalización, pensándose incluso en la “muerte del territorio” (Boisier 2005).

Uno de los actores supuestamente más afectados sería, precisamente, el estado-nación, donde su relación con el territorio tendería a lo local o lo global.

Bibliografía

Benedetti, A. (2017). La construcción conceptual en los procesos de delimitación y de fronterización: la región platina de Sudamérica (siglos XIX y XX). Geopolíticas, Revista de estudios sobre espacio y poder 8, (1), 91- 114.

Boisier, S. (2005). ¿Hay espacio para el desarrollo local en la globalización? Revista de la CEPAL 86, 47-62.

Braudel, F. (1993). La identidad de Francia I, Barcelona: GEDISA.

Buzeta, O. (1978). Chile geopolítico, presente y futuro. Santiago: Centro de Investigaciones Socioeconómicas CISEC.

Cardozo, N. (2012). Algunas reflexiones sobre Guillermo O´Donnell y su contribución a la teoría del Estado y los estudios sobre políticas públicas en América Latina. Revista Studia Politice 26, 39-68.

Fernandois, J. y León M. (2005). ¿Antonimia entre democracia y gobierno militar? Chile y Argentina en el momento de incertidumbre (1955 -1973). En: Lacoste, Pablo (edit.) Argentina, Chile y sus Vecinos, Tomo II, Mendoza: Ed. Caviar Bleu, 93-141.

Heredia, E. (2005). El Cono Sur, una región en el mundo. En: Lacoste, P. (Edit.) Argentina, Chile y sus Vecinos, Tomo II, Mendoza: Ed. Caviar Bleu, 167-189.

Lechner, N. (2014). El debate sobre Estado y Mercado. Revista ESTUDIOS (31), 237-248.

O´Donnell, G. (2003). Acerca del Estado en América Latina contemporánea. Diez tesis para la discusión. Texto preparado para el proyecto “La Democracia en América Latina”. Dirección para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (DRALC-PNUD).

Serje de la Ossa, M. (2017). Fronteras y periferias en la historia del capitalismo: el caso de América Latina. Revista de Geografía Norte Grande (66), 33-48.

Weldes, J. (2009). La construcción de los intereses nacionales. En: Santa Cruz, A. (ed.), El constructivismo y las relaciones internacionales. México: CIDE, 367-418.

Wimmer, A. y Schiller, N. G. (2003). Methodological Nationalism, the Social Sciences, and the Study of Migration: An Essay in Historical Epistemology. International Migration Review, 37, (3), 576-610.



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